Hora de la verdad -Ivan Scarsi-

La reunión que tuve con Asb me ayudo, si no para hallar una respuesta inmediata, al menos sí para tener el valor de poder enfrentar las cosas de frente. Realmente me hizo sentir relajado y tranquilo el haberle confesado esos oscuros secretos que tanto me empeñaba en ocultar en lo más hondo en mi corazón. Claro que las cosas no han sido tan sencillas y me ha llevado tiempo llegar a la conclusión adecuada, soy consciente de que debo hablar con Ivan lo antes posible, que ya lo he evadido los suficientes días y que entre más tiempo deje pasar más probabilidades habrá que se aleje que terminé con toda oportunidad, y aun así seguí postergándolo hasta el día de hoy.

De nuevo busque refugio y pretexto en el trabajo, pero aquello que antes me ayudaba a olvidar mis problemas, se volvió una pesada carga, jamás me había sentido tan hostigado haciendo lo que supuestamente más me apasiona. Aprovechando que no había mucho trabajo en el despacho y que no tenía que presentarme en el juzgado, por primera vez en mi carrera y para sorpresa de todos, pedí me dieran la tarde libre, mi jefe aceptó de inmediato pensando que podría estar enfermo, vaya exageración por parte de todos que hicieron un alboroto. En fin, volveré temprano a casa, sólo espero que esté él.


Tengo la llave de la entrada en mi mano, no puedo atinar a meterla en el cerrojo de lo mucho que tiembla, mi único motivo para llegar temprano fue el hablar con él. Al fin logro atinar y abrir la puerta, cosa rara la casa parece estar vacía, aunque Ivan no es de los que hacen mucho ruido, así que aún hay esperanzas de que esté en casa, aunque una parte de mi desea que no esté. Dejó mi portafolio en la sala y sin más me apresuro a subir las escaleras, casi en automático hasta llegar a la habitación de mi hermano. La puerta se ve tan grande que intimida, me preparó para tocar, pero sin embargo me quedo con la mano en el aire y terminó por dejar caer la frente contra la puerta, para acto seguido apenas golpear un par de veces.
-Ivan, ¿estás ahí?- preguntó desde fuera y sin poder evitar se forme un nudo en mi garganta.

El sonido de mis dedos golpeando mi teclado es lo único que escucho. Una a una las letras aparecen. Mi menta esta completamente sumergida en esa actividad. Hacer mis deberes escolares es algo que nunca he descuidado. No llevo tal vez los trabajos mas laborados, mas bien, todo lo hago con rapidez y de manera practica. No me intereso demasiado por la presentación, siempre es lo mas sencillo que existe, aun así parece que mis trabajos suelen ser bien recibidos por mis profesores.

Termino de escribir y de inmediato mando a imprimir el archivo. Me levanto de mi silla y me acerco a mi mochila del cual saco un viejo libro, la portada ya esta rota y las paginas amarillentas y manchadas.
Me acerco a la cama y me dejo caer recostado sobre ella y abro el libro en una pagina al azar, en algún momento la impresora ha dejado de hacer ruido, así que podré disfrutar de la perfecta calma mientras leo un poco de este viejo que pertenecía a mi madre y que es de los pocos recuerdos que conservo de mis padres, al menos de los pocos que mantengo cerca de mi.
-Vienes del cielo profundo o surges del abismo, oh, Belleza? -comienzo a recitar casi de memoria y con voz muy tenue - tu mirada infernal y divina, Vuelca confusamente el beneficio y el crimen- guardo silencio al escuchar que llaman a mi puerta. Es la voz de Salvatore lo que me confunde. Tardo varios segundos en reaccionar porque no comprendo porque el habría de llamar a mi puerta, creía que ignorarnos era nuestra manera de vivir tranquilos. Dejo el libro sobre mi cama y me levanto sin prisa para ir a la puerta. Abro lo suficiente para asomar mi torso pero sin que mis piernas avancen.
-¿necesitas algo?- le pregunto con la seriedad acostumbrada en mi.

A penas y escucho ruido en el interior, tanto que por un momento llego a pensar que no hay nadie en la habitación y hasta cierto grado siento alivio, así tendré el pretexto de decir “lo intente pero no te encontré”, vaya escusa más tonta para intentar cubrir el que lo estoy evadiendo. Varios suspiros salen de mi boca y siento una gran presión sobre mi estomago, mi garganta está seca, creo que ni en los casos más difíciles y ni siquiera cuando he tenido que encarar a los peores criminales me he sentido de esta manera.

De pronto noto el leve sonido al interior, mi corazón se acelera y un sudor frío baja por mi rostro, mientras mis dientes castañean. Sus pasos aunque lentos y calmados, tal vez con pereza para mí suenan pesados, como si fuera un gigante el que se acerca y fuera a devorarme. Quiero correr, salir corriendo antes de que abra la puerta, soy un cobarde incapaz de enfrentar a la persona que ama por miedo al rechazo; sin embargo mis piernas no se mueven y me mantengo ahí, inmóvil tratando de aparentar estar estoico frente a él, sólo para que no me desprecie como aquella vez que me deje dominar por la terrible desesperación.

La puerta se abre y siento como si todo se derrumbara en mi interior, Ivan actúa igual que siempre, no hay diferencia en su trato ni en su forma de hablar. Evitó mirarlo a los ojos, ahora que lo tengo de frente no puedo siquiera mirarlo sin sentirme avergonzado, sólo espero que no lo note.
-Podemos hablar….- le digo directo, no quiero andar con rodeos y como que en estos momentos no vendría al caso, simular preocupación por su estado de salud cuando obviamente está bien – ¿Me dejas entrar o prefieres conversar en la sal?- no pretendo parecer serio, es sólo que estoy demasiado nervioso.

Su mirada es esquiva conmigo, pero no me sorprendo, creo que el es una persona mucho mas sensible que yo y si mi mirara le resulta algo pesado, creo que puedo evitar mirarle de manera tan directa.
-ok- es mi escueta respuesta, pues no me voy a negar a hablar con él, aunque no veo de que tenemos que hablar -am, si, pasa, me da flojera bajar- digo mientras me alejo de la puerta haciéndome a un lado para dejar que la puerta se abra del todo. No espero a que el pase, en cuanto abrí la puerta le doy la espalda y  regreso a la cama, de nuevo me dejo caer sobre el colchón. tomo mi viejo libro y lo meto en el cajón de la mesita de noche, no se porque pero nunca he compartido con nadie que poseo ese libro. No es que me avergüence por tener un libro de poemas, simplemente es algo que siempre he guardado para mi solo y ya.

Le miro pero no directo a sus ojos para no incomodarlo. La verdad prefería pensar que este momento no llegaría, ¿para que hablar? el ya sabe que no estoy interesado en tener una relación con nadie, se lo he dejado muy claro. Y ahora tengo un poco de incomodidad de pensar que por haber tenido sexo, el pensará que eso ha cambiado.
-siéntate donde gustes- le digo para que no se sienta tan incomodo.
-¿entonces?- pregunto apoyando mi espalda en las almohadas de mi cama y rebusco buscando mi celular para tener algo mas en que poner mis ojos.

Por más que le doy vueltas al asunto, jamás me había sentido tan nervioso como ahora, si acaso no fuera tan indiferente conmigo, si tan sólo pudiera mostrar un poquito de cariño hacía mí, pero no puedo evitar sentirme como un autentico fracaso.
-Gracias- sonrió de lado cuando me invita a pasar sólo por su pereza, empiezo a pensar que lo que pasó no significó nada para él. No digo nada, sólo entro detrás de él y lo sigo con la mirada, no preguntaré sobre aquello que guardo, después de todo jamás hemos sido lo suficientemente cercanos como para conocer detalles íntimos del otro.

Mi cabeza comienza a dar vueltas, todo lo que había pensado en decirle en cuanto lo viera, tanto haber ensayado posibles escenarios y ahora no sé cómo empezar a hablar, no quiero sonar tan desesperado como la última vez. Me hace sentir mal que ni siquiera me miré, pero yo tampoco soy capaz de hacerlo, mi pecho duele como nunca antes.
-Sí- asiento con tono suave y me siento en la silla frente al escritorio, simplemente no podría volver sentarme en la cama que compartimos al entregarnos a nuestra pasión. Mi boca se abre pero simplemente las palabras se niegan a salir y por si algo me faltará el prefiere mirar su celular. Sin siquiera hablar mi corazón ya está siendo destrozado.

-Quería hablar sobre lo que pasó el otro día- suelto al fin, me preocupa encontrar las palabras adecuadas para que no crea que lo estoy hostigando –cómo has de saber… para mí fue algo muy especial…- sacudo la cabeza, esas no fueron las palabras adecuadas –no, eso no es lo que quería decir- mis labios intentan delinear una débil sonrisa y terminó por hojear uno de sus cuadernos sin en verdad ver nada -¿Qué significó para ti? No me molestaré, sólo quiero saber que fue para ti- le digo intentando parecer lo más calmado posible.

El se sienta en la silla y yo solo sigo pendiente de mi celular, he abierto un juego que tengo desde hace tiempo, se trata de mover dulces y conseguir cierta cantidad de putos o lograr otras metas. Es un juego que suelo usar para momentos donde estoy aburrido, así que no lo juego de manera constante llegar al nivel 804 creo que es bastante.

Claro, el quiere hablar de eso, era más que obvio, ¿por que otra razón se aparecería aquí? Suelto un suspiro y bloqueo mi celular y levanto mi mirada para mirarlo a los ojos, aunque sea esquivo conmigo.
-si eso quieres, de acuerdo- comento con el entusiasmo que tanto me caracteriza... muy poco.
Mis labios se aprietan un poco cuando dice que fue algo muy especial. Solo escucharlo me incomoda, por eso no quería que nada pasara entre nosotros, porque para el sería mucho mas que solo sexo.
Despego mi espalda de mis almohadas. Acomodo mi celular en el colchón con la pantalla de cara al colchón.
No se como contestarle sin que se vaya a sentir mal, no quiero seguir hiriéndolo, pero tampoco le puedo decir mentiras solo para hacerlo feliz.
-obviamente deseaba que pasara, eres un hombre atractivo- explico de manera honesta -yo estaba enfermo, con tanta medicina en mi cuerpo, que era como estar drogado, así que pensar con claridad no se me daba muy bien en ese momento- no quiero ser solo un hombre que da excusas, pero realmente si no hubiera estado en esa condición, yo no habría hecho nada de eso -lo siento- es lo que me sale decir por no poder decir que para mi ha sido especial. Fue un impulso por conseguir algo que me hiciera sentir mejor -para mi fue solo sexo- digo de manera clara y sincera -deseaba que pasara, pero no por las mismas razones que tu- siento un poco de pena por ser esta clase de persona, ¿soy algo así como un patán? pero no puede decir que no sabía esto, se lo dejé claro desde la vez anterior y si esa ocasión no pasó nada fue porque quería evitarnos algo como esto.

En verdad me molesta que este pegado en el celular cuando le he pedido hablar, como su hermano mayor le habría metido ya un buen regaño por su falta de educación, pero creo que ya he perdido el derecho de llamarme así, según nuestro registro familiar lo somos pero nada más.

Muerdo mis labios como muestra de lo tenso que estoy y más por la forma en que actúa por más que intento pensar otra cosa no puedo alejar el pensamiento que para él debo ser una autentica molestia, cuando me mira directo a los ojos me siento al borde del pánico.
-Sí, eso quiero- no comprendo mi propia terquedad por arrojarme al matadero si ya conozco su respuesta, me lo dejó claro la vez anterior. Al ver su expresión cierro los ojos, use las palabras equivocadas para expresar lo que en verdad tenía que decir, aun así no me corrijo, no hasta escuchar lo que él tiene que decirme.

Por un momento mi mirada se ilumina cuando dice que deseaba que pasará pero enseguida siento un fuerte dolor el pecho y todas mis ilusiones se disipan cuando el comienza a enumerar esos pretextos. Aprieto mis dientes para no decir algo más, pero en estos momentos quisiera golpearlo, esa es la clase de explicación que da un auténtico patán; cierro los ojos y suspiro intentando calmarme –Está bien- respondo a su disculpa –Yo lo entiendo Ivan, lo comprendí desde la primera vez y aun así lo hice en cuanto tuve oportunidad. La única diferencia es que yo no tengo pretexto, a diferencia de ti estaba totalmente consciente de lo que hacía- por una parte le doy la razón, además legalmente yo sería quien se aprovechó de él, un menor de edad y bajo el efecto narcótico de los medicamentos –sobre lo de que fue especial no te lo tomes tan apecho, fue especial porque fue mi primera vez con un hombre y fue contigo, pero no creas que te quiero comprometer a nada- jamás me había sentido tan herido como hasta ahora, pero debo comportarme como un adulto –yo sabía que no sería más que eso…- suelto la libreta que traía en las manos y sonrío débilmente -¿Qué va a pasar con nosotros a partir de ahora? Para mí se está volviendo incómodo el tener que tratarnos como desconocidos y no me salgas con que te irás de casa- le advierto antes de que lo sugiera.

Si es que lo comprendió desde entonces ¿por que venir ahora a preguntar esto? no es como si mágicamente me fuera a enamorar de él solo por haber tenido sexo en un momento de muy poca lucidez de mi mente.
Supongo que su pretexto sería ese amor que dice sentir por mi, me hace sentir un poco mal. Debe ser horrible amar a alguien a tal grado de solo perder la voluntad de esta manera. Yo he amado, pero nunca de esa manera, no digo que sea por falta de fuerza en mi sentimiento, sino porque simplemente mi manera de amar no es así.

Asiento cuando me explica la manera en que fue especial, comprendo el porque ha sido especial para él. Recuerdo la manera en que hablamos aquella vez y de su insistencia a que la primera vez debe ser especial y todo eso. para mi el sexo es solo sexo, sin importar el número de veces que lo haga antes. Pero no me siento envidioso de no poder decir que ha sido especial, solo somos tan diferentes.

-¿por que debería irme?- pregunto un poco confundido, pues yo lo he tratado exactamente que siempre. Soy un chico despegado de la familia. Sus padres viajan mucho y el siempre anda trabajando, así que desde hace años esa es la rutina, vernos poco y nada mas. Yo le hablo cuando tengo que hacerlo y cuando no, pues no lo hago -no te trato como desconocido, eres tu el que desaparece todo el tiempo- explico, aunque si hubo una vez que lo evité, fue justo el día que se confesó, estaba tan enojado con él que tenía que alejarme, pero después de eso no he hecho nada o actuado extraño. Pero es insensible por mi parte creer que así como yo lo hago, el podrá separar nuestra convivencia de los caóticos acontecimientos entre nosotros -oye no quiero que te sientas incomodo conmigo, y no te diré algo como que ignores lo que paso, ni siquiera yo puedo hacerlo- no se que hacer o que decir, el es mi familia, una de las pocas personas por quien tengo aprecio y soy quien mas lo está lastimando -dime como crees que debemos actuar. No quiero seguir hiriéndote, pero no se como debo tratarte, no quiero que pienses que solo te usé. Lo siento de verdad- mi rostro que pocas veces demuestra mas de lo que quiero deja que se noté lo turbado y arrepentido que estoy por lo que le he causado.

-tu espalda- digo de pronto, porque si hay algo que yo quiero hablar con él - todas esas cicatrices ¿por que las tienes?- cuestiono con gesto adusto

Mi terquedad de ir a una batalla que de antemano sé que está perdida es un autentico suicidio, él no va a enamorarse mágicamente de mí por haber tenido sexo una vez, tampoco confío en el haber sido tan bueno en la cama como para que quiera al menos convertirse en mi amante, satisfacer nuestros deseos y necesidades sin involucrar sentimientos. Aunque no creo que pueda ser capaz de mantener a raya mis sentimientos, de no ser así, mi corazón no dolería tanto.

Otra vez dije algo que no debería, pero es que estando con Ivan simplemente no encuentro las palabras adecuadas, en mi profesión soy yo quien hace que los otros se enreden con sus palabras y frente a él soy yo quien termina muriendo por su propia lengua –No, no es nada- niego sin saber que decir, no quiero echar a perder peor la situación – Es por el trabajo… - me detengo y niego un poco con la cabeza, no quiero hacerme ilusiones con que a él le importa que esté más tiempo con él en casa, pero me siento culpable al recordar que tantas veces me quejé que mis padres no estaban cuando más los necesite a causa del trabajo –Es justo eso lo que quiero, no pretendo fingir que seguimos teniendo esa relación inexistente de hermanos y tampoco quiero olvidar lo que pasó- por más daño que me haga cada que recuerde el dulce sabor de haber estado en sus brazos- Lo escucho preguntarme sobre eso, es que ni yo tengo una respuesta acertada para eso. Pasó mi mano por mi cabello en señal de frustración –Sólo dame un poco de tiempo, yo aun sigo enamorado de ti, pero con el tiempo sé que podré olvidarte- mi voz se quiebra un poco, después de todo no sería el primero que he tenido que olvidar –no sé qué es lo que quiero, sólo quiero que podamos seguir juntos, sin un compromiso de por medio-

Mi garganta de pronto se seca y mis ojos se abren con sorpresa, era claro que él las había visto, simplemente no me siento capaz de hablar sobre eso, en estos momentos no soy más que un niño atormentado –Prométeme que no te vas a burlar o enojar… ya no quiero que nadie me juzgue- trago saliva –Es el pago que he tenido que dar por enamorarme de un hombre- cubro mi boca con mi mano, no  me siento preparado aún para contarle toda la historia.

Aún no entiendo porque ha dicho algo sobre insinuar que me iré de la casa. Para mi no es un imposible verlo, no me siento incómodo o al menos no al grado de necesitar escapar. Además no tengo trabajo, mi único ingreso es el que me dan mis tíos y con eso no podría vivir solo y aún no soy mayor de edad como para poder disponer de la herencia de mis padres. Simplemente irme parece un acto tan irracional e impulsivo que me cuesta creer que el siquiera piense que yo lo haría.

¿Me olvidará? Yo he estado años lejos de Adel y sólo verla de nuevo me hizo notar que aún siento algo por ella.
Me ceja se levanta por sus palabras "seguir juntos, sin compromisos de por medio", ¿el tiene idea de como suena eso?
- ¿podrias ser un poco más claro con tus últimas palabras?- dudo que haya querido decir lo que yo he escuchado,  seguramente yo le he dado una interpretación equivocada. Pero prefiero que el me lo aclare. La idea de algo así no sería prudente, seguro también se volvería peso para él, aunque tal vez si me conoce más haga que deje de quererme, porque tengo que ser sincero ¿quien podría permanecer enamorado de alguien como yo?

Hago una mueca cuando dice eso de burlarme ¿que clase de persona cree el que soy? Me molestaría por eso sino fuera porque me importa más saber cómo ha terminado así a sólo aclararle que yo jamás me burlaria de la peña o dolor ajeno.
Si respuesta me hace poner una expresión tensa en mi cara. Me siento mal al saber lo que me dice. Mi cara Casi siempre libre de exceso de emociones no puede ocultar lo turbado que ahora me siento.
- ¿quieres decir que tú mismo te haces eso?- cuestiono sin saber cómo reaccionar a eso... ¿se ha lastimado por mi culpa? - ¿te has lastimado por mi?- pregunto sin querer saber la respuesta. No quiero saber qué fm su espalda lleva cicatrices por mi culpa. Nunca he querido herirlo, mucho menos que se lastime él.
Tallo mi cara con mi mano y sube hasta mi alborotado cabello.
El me importa, me importa mucho, le quiero y su revelación hace que me sienta tan mal. Desearía poder amarlo como lo merece, cuidarlo y protegerlo siempre.
Me levanto de la cama y camino hasta él, dejo que mis rodillas se apollen en el suelo y rodeo su cintura.
-lo siento tanto -mi voz tiembla por la culpa. Amarme debe ser la peor carga que el lleva -lo siento, lo siento, lo siento- mis disculpas se van apagando lentamente en abdomen donde he undido mi cara.
-no lo vuelvas a hacer, por favor no... - separó mi rostro de su cuerpo para mirarlo. Mis ojos tienen lágrimas porque soy este tipo de persona, demasiado sensible, por eso aprendí a cuidar de mis emociones con recelo desde pequeño. Papá siempre decí que un hombre que muestra debilidad es una presa fácil para sus enemigos.

No tengo la menor idea de lo que estoy diciendo, sólo digo lo primero que se me viene a la mente, jamás me ha gustado ser impulsivo pero con Ivan pierdo la razón a tal grado que me es difícil pensar las consecuencias antes de hablar, mis sentimientos se desbordan de manera incontrolable.  Cómo desearía que mis sentimientos hacia él jamás hubieran terminado en lo que ahora son, somos familia, debí conformarme con eso, con tantos hombres por ahí, por qué tenía que fijarme en él. Si pudiera volver el tiempo atrás elegiría no haberme enamorado de ti.

Aun con todo no quisiera olvidarlo, es una parte importante de mí, no como hermano, no como primo, si no como el hombre que me ha hecho pasar a través de mis mentiras y hacer que quiera mostrarme al mundo como soy, tal cual soy.
Me quedo en silencio incapaz de responder su pregunta, retrocedo en mis palabras sin encontrar el significado exacto de lo que quise decir –a lo que me refiero es que sin importar lo que pase o la relación que tengamos, con el nombre que lleve, siempre podamos contar el uno con el otro- no se me ocurre nada más que decir, no quiero que piense que me sigo aferrando a ese amor unilateral que durante tiempo he sentido por él.

Su expresión me da escalofríos, pero es que aunque no quiera decir esas cosas, yo confío en Ivan pero esos traumas están tan arraigados que para mí es difícil creer que alguien lo aceptará así como así. Mi corazón se acelera cuando él pregunta si yo mismo lo hago, no siempre fui yo, simplemente esa fue la forma que me enseñaron para convertirme en una persona normal.
-Yo lo hice- aun me niego a contarle toda la verdad –Yo no me quería enamorar de ti, no es correcto y lo hice, y ni así pude sacarte de mi mente- no doy una respuesta directa pero de alguna forma confirmo su interrogante. De pronto y sin saber porqué, el viene a mí y me abraza como nunca antes, siento que todo en mi interior se quiebra, más al escucharlo disculpase. Sin darme cuenta las lagrimas han comenzado a brotar de mis ojos y deslizarse por mis mejillas –No es tu culpa- digo débilmente ante sus disculpas –No es tu culpa- repito para que deje de pedir disculpas.

Cuando noto sus ojos llorosos no puedo más y me agacho para abrazarlo –No es tu culpa Ivan, la culpa es mía por no ser normal- le digo con frustración –Cuando tenía 12 años, me gusto un chico por primera vez, me confesé y me rechazó, cuando les conté a mis abuelos, dijeron que era un niño malo y me pegaron, que no era normal- le confieso entre lagrimas –no quería y lo volví a hacer, me enamoré una vez más. Un compañero de clase me descubrió besándome con otro chico en el gimnasio, les contó a todos y todos comenzaron a molestarnos, decían que éramos asquerosos, que eso no era normal. Él me culpó, dijo que yo lo obligue y todos se volvieron en mi contra, cuando les conté a mis abuelos me entregaron el mismo látigo con el que antes me habían pegado y me dijeron que me cambiarían de escuela sin decirle a mis padres, que si ellos se enteraban estarían muy tristes y se decepcionarían de mí, me prometieron guardar el secreto a cambio de que fuera un chico normal, que cada vez que pensará con deseo en un hombre me golpeara, un hombre no puede amar a otro hombre- cargar con eso durante tantos años me ha afectado tanto –desde entonces lo hago y no funciona, no puedo ser normal como todos esperan de mí-

¿Contar el uno con él otro? Eso suena un poco extraño. Es verdad que de pequeños yo solía jugar mucho con él, pero dejé de hacer cuando mis padres me dijeron que eso podría ser aburrido para Salvatore. Fueron pocos años los que tuve a mis padres en mi vida, y aún así tengo tan arraigadas sus enseñanzas. No quiero decir que eran malos padres, solo eran estrictos en varios aspectos y lo poco o mucho que me enseñaron yo lo he tomado como reglas inquebrantables. Eso mismo hizo que aunque tuviera a mis tíos y a Salvatore como mi nueva familia, yo jamás me acerqué a ellos. Demostré mi independencia desde muy pequeño y por eso mis tíos me dieron su confianza de tomar mis propias decisiones. Tampoco dejé que Salvatore se acercará a mi, ni siquiera a Souta. He puesto unas barreras tan altas para que nadie pueda dañarme, y aún así he sido dañado, pero también he causado dolor. Esa idea de Salvatore de contar el uno con el otro ¿es posible siendo yo como soy? Me parece solo un sueño más de la mente fantasiosa de Salvatore, pero aún así asiento, no quiero que mi cruda manera de ver las cosas le hagan más daño.

El solo me confirma lo que he preguntado. ¿Que diablos pasa por su cabeza como para creer que eso servirá? Si tan solo no se hubiera enamorado de mi, si al menos hubiera alcanzado su corazón una buena persona, alguien que a diferencia mía pudiera corresponderle y amarle, alguien que pudiera cuidar de él.
El saber que su espalda está marcada con la desesperación por dejar de ser quien es, por dejar de quererme… ¿como puede alguien soportar saber que una persona querida se ha lastimado por su culpa?
El dice que no es mi culpa, lo sé, mi mente tan racional como siempre me dice, tu no lo obligaste a amarte, ni siquiera intentaste gustarle, tu no le pediste que se lastimara, tampoco le dijiste que dejara de quererte, solo dijiste que no podías corresponder, ¿por qué habrías de tener la culpa de algo como eso? No eres más que dueño de tus propias elecciones y no de las de todo el mundo.
Pero aún así me disculpo como un idiota porque saber que alguien se ha lastimado por ti, es un peso que no pensaba tener que soportar alguna vez en mi vida. No es mi culpa, pero el simple hecho de volverme una de las razones para que el lo haga, me pesa demasiado.

Que diga que no es normal hace que me enoje, ¿por que piensa de esa manera? ¿que motivos tiene para un comportamiento tan autodestructivo?
Nuestros abuelos, solo escucharlo mencionarlos me hace entender como inicio todo esto. Ese matrimonio… sabía que eran demasiado religiones, pero no pensaba que su fanatismo llegara a tal grado. Pero parece muy posible porque a mi con mis perforaciones me dijeron cosas y evitan mirarme porque me consideran una causa perdida. Yo no iba a las vacaciones porque extrañaba a ese par, sino para ver a mi bella y adorada Adel.
Mi abrazo sobre él se afloja y me separo un poco más cuando dice aquello de mis tíos, ¿es que acaso Salvatore no conoce a nadie de las personas con las que vive? ¿como puede pensar siquiera que sus padres reaccionarían así? No me lo puedo creer.
-¿quien diablos espera que seas normal? Para empezar ¿que es normal?- pregunto con voz baja y dejandome caer sentado en el suelo rompiendo el abrazo. Limpio mis ojos -yo no soy normal ni siquiera un poco- declaro mirando el suelo, porque si lo miro a él tal vez sea demasiado agresivo -entiendo que comenzó por culpa de mis abuelos ¿pero porque ni te has detenido? Eres mayor, puedes pensar por ti mismo, ¿por que seguir pensado que debes lastimarte por pecar? ¿por que habrías de dañarte por la manera de pensar de otros?- no puedo creer que incluso con los años el no pueda liberarse de esa enseñanza. Se me confesó, tuvimos sexo, no me puedo creer ni siquiera un poco que realmente piense de esa manera, no tiene ni un poco de sentido -No tiene sentido- digo con una calma asombrosa pero en realidad es porque estoy demasiado molesto, y yo solo se contener mi enojo. Me levanto rápido, necesito moverme, camino a la puerta que hemos dejado abierta y para liberar la rabia que siento la cierro azotandola con fuerza tan que escucho un crujir además del golpe -¿aún lo tienes no es así?- pregunto de repente y sin más tomo el pomo de la puerta y la vuelvo a abrir para ir a la habitación de Salvatore -dime donde está- le exijo apretando mis puños.

Por más que me esfuerce creo que jamás podré ser capaz de llegar a él, incluso cuando era un niño llegó el momento en que se alejó de mí, después de todo la diferencia de edad era demasiado grande como para que pudieran comprenderse, quizás en aquellos años difíciles y de los cambios de su adolescencia había sido malo con Ivan y por ello es que se mantenía tan frío y distante. Jamás me había puesto a pensar sobre ello, siempre me he interesado en hacer las cosas de tal forma que sean juzgadas correctas por la mayoría pero jamás pensé en los sentimientos de Ivan, lo más sencillo para mí fue convertirme en el hermano estricto, para compensar la actitud relajada de mis padres creyendo que así podría tener satisfechos a todos, tal vez por eso es que él parece no confiar en mí, y más que cuando lo intentó yo sólo impuse mis sentimientos intentándome aprovechar de la situación. Él no me responde, la respuesta es más que obvia, no somos más que desconocidos que comparten un lazo de sangre, después de todo no le he dado una verdadera razón para confiar en mí.

No debí haberle dicho que él fue motivo de mis lesiones porque no es así, después de todo el no hizo nada para que me enamorara, ni me pidió que lo quisiera a tal grado de volverme loco por él, todo lo contrario, su rechazo fue tan claro que creo que eso fue lo que me motivo a caer, el cambiar un dolor por el otro. Al final no puedo evitar caer eternamente en ese círculo vicioso que en el que he caído desde hace años, incluso si hubiera aceptado mis sentimientos no existe garantía de que hubiéramos podido ser felices, cuando en realidad siempre he huido a la felicidad, tal vez lo elegí a él porque sabía que sería imposible me correspondiera.

De pronto me suelta, y siento que todo se vuelve oscuro a mí alrededor, él también se alejará de mí, me dará la espalda cuando más lo necesito, le he pedido demasiado, después de todo él sigue siendo un adolescente que sólo desea vivir su propia vida, descubrir el mundo a su manera y yo quiero hundirlo conmigo en esas aguas turbias en las que estoy atrapado.
“Por favor no me cuestiones, no  me atormentes más”, llevo mis manos a mi cabeza y tapo mis oídos no quiero escucharlo, no quiero que me critiquen o me juzguen, ya me he esforzado demasiado para crear la apariencia del hombre perfecto para que venga a destruirla.
-No lo sé, no lo sé. Uno hombre que es capaz de enamorarse de una mujer y tener una familia- le respondo sin pensarlo demasiado, incluso alguna vez escuche a mis padres decir que esperaban tener un nieto algún día, al ver el de una pareja amiga de ellos –Tal vez no seas normal pero eres libre, vives la vida a tu manera, a pesar del dolor que tuviste que pasar durante tu infancia eres fuerte y sigues adelante- yo jamás tuve el valor para hacer algo como eso, esa parte de mi personalidad fue destrozada antes de que se desarrollara –No puedo, Ivan. ¿Crees que no lo he intentado? No quiero hacerlo pero no puedo dejar de hacerlo- levanto un poco mi voz  -hace diez años o más las cosas no eran como ahora, ni siquiera en Italia- si él conociera la carga que tuve que aguantar, el dolor que tuve que soportar sólo por enamorarme de “quién se supone no debía” –Yo más que nadie sé que no tiene sentido, pero no puedo- vuelvo a repetir completamente afligido, los niños y los adolescentes siempre piensan que un adulto no tiene penas que cargar sobre sus hombros, que es capaz de superar cualquier trauma del pasado, sin embargo es mentira, no importa la edad, hay cosas que no se pueden afrontar por nuestra cuenta, cargas demasiado pesadas para dejarlas caer o que han echado raíces demasiado profundas como para poder arrancarlas.

Doy un salto cuando azota la puerta, sin embargo me mantengo en el suelo abrazándome a mí mismo, siento como si todo lo que había avanzado recientemente se desvaneciera y volviera a retroceder, jamás debí intentar cambiar, jamás debí intentar descubrir quién soy en realidad.
Cuando me pregunta si aún lo tengo un escalofrío recorre mi cuerpo, claro que lo tengo, esa es la carga que no he podido dejar atrás –Está en mi habitación- le digo aún en el suelo –en la parte de arriba del closet- mis ojos miran a la nada -¿Qué harás? ¿Lo romperás?- aunque lo haga de que servirá, el daño está hecho y aunque las heridas sanen siempre quedarán las cicatrices.

Claro, soy como soy, porque yo he tenido la determinación de serlo. Me volví fuerte para no tener que padecer una pena de la misma manera que lo hice por mis padres. Dejando la debilidad solo para mi, y permitiendo que ellos fueran cortos, para no poder ser descubierto por nadie.
¿Eso me hace fuerte? no lo sé, tal vez las personas solo son demasiado débiles, y no entiendo como es que lo permiten. ¿Por que no tomar el control de su propia vida? el ser humano es la criatura mas lamentable del planeta. Necesitada de otros, ansiosa de compañía, pero también llena de veneno y de una capacidad sorprendente para la crueldad y la destrucción.
¿Ahora su impedimento era la época? se que incluso ahora ser gay no esta bien visto, aun si ya se legalizan derechos y todo eso, odiar a los gay para unos es como odiar a los negros para otros, o a las musulmanes o cualquier cosa que desea demasiado diferente y les asuste.
Todo lo que me dice me hace darme cuenta de lo frágil que es este hombre, que su fachada de hombre perfecto es tan fuerte como una burbuja de jabón.

Busco esa maldita cosa que usa para lastimarse, no se si la sigue usando, no se cuando fue la ultima vez... pero solo conservarla es demasiado, es un símbolo de esas absurdas creencias. Mis manos quieren solar esa cosa, por el repudio que siento por el simple acto de lastimarse a uno mismo. Entiendo que hay personas que hacen del dolor un juego pasional, y si eso les gusta está bien, pero cuando lo haces por castigarte.
-yo no soy normal, ¿debería flagelarme para corregirme?- le pregunto en un tono calmado, pero sigo enojado. Hasta yo mismo me sorprendo de lo bueno que soy para contener mis emociones y ocultarlas bajo mi mascara de seriedad, si no fuera por el azote de la puerta, creo que podría decirse que no estoy afectado por todo esto.
-amar no te vuelve una mala persona- digo dejando que mi masca de indiferencia vuelva a caer, porque aunque estoy enojado, me siento aun mas preocupado por él, por la manera en que ha vivido. El no me conoce y yo a él tampoco, y lo que he descubierto me horroriza -dime que no lo harás de nuevo- le pido casi suplicante. Camino hasta donde está y lo abrazo solo con un brazo, porque el otro, el que sostienen esa cosa solo lo dejo sin mover. No quiero que lo toque -todo lo que quieres ocultar, todo lo que eres, para mi es hermoso. Eres hermoso cuando te sonrojas por un beso, eres hermoso cuando te tocas para mi, eres la criatura mas hermosa cuando me sonríes y eres juguetón. El Salvatore de ese día era encantador y radiante- confieso todo eso a su oído porque si lo miro creo que notara -deja de ocultar la hermosa persona que eres. Y si es pecado y si eso es un boleto directo al infierno, al menos también podremos estar juntos allá- no se ni siquiera si de algo servirá lo que le digo, solo quiero que deje de ocultarse, esconderse del mundo debe ser una de las maneras mas triste de vivir -aprende a aceptarte, a ser quien eres y si para entonces aun me amas, yo aceptaré tus sentimientos- no puedo aceptarlos aun, y no porque yo no le ame, puedo aceptar estar en una relación solo queriéndolo, porque no necesito un loco amor por nadie. Pero su el acepta enfrentar el mundo, si lo hace... tal vez descubra que ese amor por mi no era mas que una ilusión, un intento desesperado por una salida. Tal vez deje de amarme a mi, tal vez descubra que nunca lo hizo, o tal vez se enamore de alguien más, pero mientras sea feliz, para mi esta bien.

No todos vivimos de la misma manera y mucho menos vemos el mundo igual, no comparó mi sufrimiento con el que él ha vivido porque no son el mismo, porque aunque los dos conocemos el dolor son diferentes tipos de dolor, yo no sé lo que es perder a mis padres y él desconoce el daño que puede hacer la discriminación. Somos personas tan diferentes, él no puede ayudarme tal como yo no pude ayudarle, me basta con ver sus expresiones, su molestia, sé que debe estar enojado conmigo, me juzga como todos. Me siento tan sólo y vacío en estos momentos, quizás elegí a la persona equivocada para contarle sobre cómo me sentía y aquello que me asfixia y no me deja vivir, pero no me siento capaz de decírselo a mis padres, no quiero causarles una molestia cuando ellos están tan orgullosos de mí.

Salgo detrás de él, sin estar seguro si es una buena idea, por mi cabeza vienen aquellos recuerdos cuando la abuela me llevaba de la mano detrás del abuelo quien sacaría esa cosa de esa caja que guardaban con tanto recelo. En aquellos tiempos era como Ivan, lleno de rebeldía y sueños que ellos se encargaron de apagar, cada golpe opacó la luz que brillaba en mí, hasta que me convertí en un muñeco sin voluntad. Las lágrimas se detuvieron, al igual que pareciera haberlo hecho el tiempo, camino a paso lento como si fuera un animal yendo al matadero.
-No, tú no eres una mala persona- tal vez sea mi amor lo que me ciega, pero yo no podría considerar jamás a Ivan una mala persona. Sollozo un poco, me pide algo que no sé si podré cumplir, pero ya estoy cansado, cansado de esta situación,  estoy muriendo en vida –Lo prometo… no quiero hacerlo de nuevo. Lo odio- le digo con todo el sentimiento acumulado durante años.

Ese abrazo me toma desprevenido, sin embargo es suficiente para mí, a veces un abrazo aunque no sea el más sincero o tenga las mejores intensiones es lo único que podría hacerme sentir mejor en estos momentos. Para mí era suficiente con el abrazo, sin embargo esas palabras, esas palabras resultan significativas, en verdad necesito tanto la aceptación, más de alguien que es tan importante para mí. Suelto un suspiro y sonrió por lo que me dice, una luz brillante aparece entre toda esa oscuridad, mostrándome que si hay una salida al final del túnel –Ivan, tu no querrías seguirme al infierno- le digo riendo, riendo de la tristeza y dolor acumulado –ya te he fastidiado bastante en esta vida, no querrías  pasar la eternidad a mi lado- después de todo ha sido tan firme en despreciarme a pesar de lo que ha dicho antes, que he comenzado a pensar que lo mejor sea olvidar esté amor por él. Pero tenía que decir eso –No me des falsas esperanzas… eres tan cruel- mi voz se quiebra y lo abrazo fuertemente por un instante, luego lo suelto y le doy un beso en los labios, tal vez sea el último que habrá entre nosotros –gracias, por escucharme. Ahora sé que no estoy sólo y que hay quién me acepta- le digo al tiempo que lo suelto – Haz lo que quieras con esa cosa, no lo volveré a usar- le digo mientras cierro los ojos y le doy la espalda, no me siento capaz de verlo a la cara.