Long trip {Mia}

Recuerdo del primer mensaje :

He tenido que pedir vacaciones para hacer este trabajo. No me molesta hacerlo, yo haría cualquier cosa que mi jefe ordene. Sonrío pensando que por fin estoy de regreso, solo me fui por unos días, pero ya echaba de menos mi hogar, y quiero ver al señor Aoyama y decirle que he terminado con la tarea que me ha pedido. Al sonrío la pensar en ese momento, pero solo lo hago por un momento pues veo la maleta de la señorita, así que me estiro para tomarla. Yo he llevado un equipaje bastante pequeño para no tener que estar perdiendo tiempo. Me giro y veo a la ahí parada esperando. La verdad es que no negaré que la primera vez que la vi quedé un poco, ¿cómo decirlo? impresionado. Lo único que tenía para reconocerla era una foto, pero al verla en persona hizo las cosas un poco diferentes, pero su personalidad merma rápidamente el encanto que pueda tener.
-Listo, la llevaré a casa para que descanse un rato. Las visitas a esta hora no están permitidas- le explico mirando el reloj, ya es bastante tarde, casi pasa la media noche.
Camino llevando el equipaje y con algunos movimientos de mi mano le voy indicando a donde caminar para llegar al auto. Guardo las maletas en la cajuela y camino para abrir la puerta del asiento de atrás para que ella suba. Son pocas las personas que la conocieron hace tiempo cuando vivía aquí.
-¿Le gustaría comer algo?- pregunto al cerrar mi puerta y encender el automóvil. Sé que es tarde, pero el viaje a demás de ser cansado, me ha dejado hambriento.

La miro a veces por el retrovisor, ella es muy silenciosa, mis ordenes eran traerla segura y poner mucho cuidado en mi distancia con ella, pensaba que era porque al ser tan bonita y al ser hija del jefe, era necesario establecer mi lugar, pero realmente ella parece cuidarse mucho de mantener distancia de todo el mundo, hasta la hora de caminar.
Conduzco con cuidado a la casa, no puedo evitar bostezar un par de veces en el semáforo, pero trato de mantenerme completamente despierto mientras manejo.
Al llegar a la casa, el de seguridad nos abre el portón, y me estaciono frente a la puerta. La casa está oscura, imagino que todos deben estar en el hospital, yo estaría ahí, si no fuera por, este trabajo y camino rápido para abrirle la puerta y que baje, saco su equipaje.
-¿Quiere que entre primero y encienda las luces?- le pregunto, estoy tratando de ser muy amable y todo eso. No soy la persona con más tacto, pero porque me lo han pedido lo estoy intentando.

satoshi:

Casa:

No sé si realmente es un buen regalo, pero Satoshi también debe conocer a papá. De todos modos, creo que le enviaré un mensaje a Touji antes. Pero, es muy tarde para eso, sería más prudente esperar a mañana. Pero entonces no tendria caso ya.
-De acuerdo -en el peor de los casos, él dice que se hará cargo.Aunque me sentiría mal si debo echar al gatito, pero es mejor si él lo cuida a que deba regresar a la calle- entonces trataré de ayudar con su comida. También trataré de hacer tiempo para ir a visitarlo y darle un baño -me emocioné, pero me di cuenta que me estaba apresurando demasiado y hasta auto invitando a un lugar- ah, bueno, si me dejaras visitarlo, claro… -mi cara se puso un poco roja. No sé porqué me he vuelto tan imprudente. Siempre que comienzo a hablar con alguien, después ya estoy planeando cosas sin siquiera saber la opinión de la otra persona.

Subimos a mi recámara y él me indicó donde le daríamos su baño. Al principio solo me movía a donde él me dijera, y haciendo las cosas que indicaba. Pero poco a poco perdí el miedo a tocar al gatito, es demasiado tranquilo, hasta parece que lo disfruta.
-De acuerdo, yo me encargaré de terminar de secarlo -también debo buscar un lugar donde duerma.
Mientras Satoshi bajó, recordé que no tenía un nombre aún, pero no tengo idea de cómo puede llamarse.
-¿Bicho? No, eso está muy feo -puse el gatito en la cama y seguí secándolo. Ahora se ve mucho más lindo que antes- ¿Mio? Uhm, eso es como mi nombre, es un poco ridículo -el gatito comenzó a restregarse sobre la cama y mientras busqué un cojín en el armario- ¿qué tal Micho? Es como Mia y bicho… -me sentí muy tonta, pero al menos nadie más me está escuchando.
Satoshi regresó y miré la caja que traía.
-Está bien todavía está un poco mojado -acomodé el cojín en el suelo y luego fui a la cama junto al gatito- ¿qué tal Mishi? -le hablé al gatito- ¿Cómo se escucha? -le miré ahora a Satoshi- o si prefieres puedes elegir tú el nombre -de nuevo lo hice. Probablemente el gato ni siquiera se quede conmigo y ya estoy deciendo su nombre.

Luego de un rato lo puse sobre su caja como me indicó, y de inmediato comenzó a hacer popo.
-Eres muy listo -le dije al gato- gracias por esto -no sé si alguien más hubiera hecho tanto por mí, alguien que no conoce- te hice quedarte más tiempo por algo tan trivial -aunque Satoshi parece contento con el gato, pero aún así es imprudente- y por la hora -dudé un poco, pero pedirle que se vaya sería grosero, y honestamente no quiero quedarme sola- ¿por qué no te quedas a dormir? Hay un cuarto de huéspedes. Ya es muy tarde, y de todos modos estabas afuera, ¿no es así? -tal vez papá le pidió vigilar la casa. Pero no ha descansado.

Aun si yo me hago cargo del gato no podría decirle que no puede ir a visitarlo, obviamente por ser ella quien es, yo debería aceptar decir que si, pero al menos ahora no siento que sea solo por obligación.
-Claro, podría visitarlo siempre que quiera- le aseguro amablemente, me siento un poco menos rígido ahora, y mi amabilidad es genuina y no solo una obligación.

Niego cuando dice si quiero buscar nombre al gato, soy malo para eso, al punto de que al primero de mis gatos, le puse el nombre de gato...
-Ese es un buen nombre- tal vez un poco infantil, pero cuando ella lo dice suena bastan tierno.
No esperaba que ella fuera a sugerir que me quedara, y aunque parece bastante amable, no creo que sea prudente. La usaron a ella para atentar contra la vida del señor Ueda, y aunque no le ha ocurrido nada, debo poner todo mi esfuerzo en cuidar que siga estando segura, aunque estando en la casa, podría tener mayor seguridad de cuidarla.
-Si- acepto cuando pregunta si estaba afuera -Me encargaron cuidar de usted porque no iba a haber nadie, por eso vigilaba desde el auto- explico para que no vaya a pensar nada raro -Agradezco mucho su amabilidad, pero, si no le molesta mi presencia en la casa, preferiría permanecer en la sala- no quiero estar demasiado cómodo, y aunque parece que no hay amenaza alguna, no quiero bajar la guardia para no fallar así a mis señores.
Miro el cojín en el suelo y sonrío un poco, dudo que el pequeño vaya a siquiera considerar dormir ahí seguro que pronto será tan dueño de esa cama como ella.
-Buenas noches, estaré cerca por si me necesita- me despido y salgo de su habitación, bajo las escaleras para llegar a la sala, pero no tomo asiento por más de algunos segundos, durante la noche me levanto y camino para estirar mis piernas. Procuro no hacer nada de ruido para no espantar a la señorita, parece ser una persona bastante sensible, así que espero lo de mañana no le vaya a afectar mucho. Creo que ahora entiendo un poco la manera en que se manejaron las cosas cuando ella se integró a la familia. Yo mismo he comenzado a sentir un verdadero compromiso con protegerla, no solo porque son ordenes, sino porque ella despierta ese deseo por hacerlo, supongo que la final se parece mucho a su padre, hace que uno sienta el deseo de hacer ese tipo de cosas. 

Ya ha amanecido y la madre de Touji ha llegado... Sonrío un poco tonto al referirme a él por su nombre, aunque sea solo en mi cabeza.
-Buenos días- la saludo y parece sorprendida de verme aquí. Le platico sobre como estuvo el viaje, parece feliz con la idea de tener a la señorita de nuevo en la casa y más ahora que el señor sale del hospital, y habla sobre lo feliz que se pondrá de solo verla.
-Te ves cansado, duerme un poco mientras preparo el desayuno- ella revuelve mi cabello, me sigue tratando como un niño. Asiento obediente y me acomodo en el sofá de una persona y no tardo demasiado en quedar dormido.

Al menos esto se ha solucionado, y asentí agradecida por su amabilidad. Creo que las personas que me agradan se van multiplicando, lo más gracioso del asunto es que la mayoría son hombres. Y eso me da fuerza, y pienso que en realidad no soy débil, y que pese a todo aquello que vi y experimenté, hay muchísima gente que aún vale la pena.
-Mishi serás -le digo al gatito. Él parece contento, aunque no tardó en acomodarse en mi cama, y pensaba indicarle dónde será la suya si es que se queda, pero, creo que no tengo la voluntad de bajarlo de allí.
-Oh, entiendo. Está bien, no debes pedir permiso -negué con la cabeza. Creo que es demasiado respetuoso, pero eso me hace sentir segura. Papá sí que toma sus medidas, y el señor Touji tenía razón al decir que podía confiar en él, debo agradecerle apropiadamente cuando lo vea- buenas noches, y de nuevo muchas gracias -hice una ligera reverencia y cuando se fue, me senté en la cama. Suspiré aliviada, ahora que sé él estará abajo, no me siento ansiosa y el cansancio comienza a hacer presencia.

Bajé las sábanas y me acomodé con cuidado para no mover al gatito, y en pocos minutos caí profundamente dormida.

Por la mañana el gatito comenzó a rondar por mi cabeza y hacer un sonido extraño, y desperté de golpe. Tardé un poco en aclarar mi cabeza, y percibí un olor extraño dentro de la habitación.
-Te hiciste popo en la alfombra -le dije al gatito, y lo tomé como me había indicado Satoshi. Pero no puedo enojarme, además obedeció después dónde debía hacer del baño.
Tomé del baño papel y una bolsa y recogí su popo, y luego limpié con algo de limpiapisos y el olor se fue inmediatamente. Lavé mis manos y mis cara después, y me peiné para bajar a ver si Satoshi seguía en casa.
Al bajar lo vi sentado en el sofá durmiendo y sonreí, pero el ruido en la cocina me distrajo, y caminé emocionada hacia la señora con una sonrisa aún más grande- bu-buenos días -ella sonrió también, y cuando me di cuenta ya le estaba dando un cálido abrazo.
Como de costumbre, le ayudé a preparar el desayuno. Siento una emoción incontrolable con un acto sencillo, y fue mayor cuando sonó el timbre y Satoshi, como si tuviera una especie de detector, despertó para abrir la puerta y darle la bienvenida a papá y el señor Touji.

El sonido del timbre me hace levantarme de inmediato del sofá, voy de inmediato a la puerta a abrirla, en ella está la hija del señor Fukui, con una gran sonrisa pasa de largo sin saludar va a buscar a la señorita. Detrás viene el señor Ueda en una silla de ruedas que es empujada por el teniente Fukui, seguro lo haría el señor Aoyama pero por el estado de su brazo ahora no puede.
Me hago a un lado para que todos puedan pasar y yo me siento más tranquilo al ver a los tres pilares del clan juntos. Él jefe se ve bastante recuperado, aunque lo tuvieron que obligar a permanecer más tiempo en el hospital para estar lo mejor posible al regreso de su hija.
La miro a ella preocupado por su reacción, y solo permanezco en la puerta por unos instantes, pero luego salgo para bajar del auto algunas cosas. El señor Fukui y su hija se quedaran en la casa, así que ayudo con su equipaje. Subo las maletas a donde me indican.
He terminado todo lo que me correspondía y debería solo irme en silencio, pero solo me quedo de pie.
-Señor, ¿puedo hablar con usted?- no quiero ser imprudente, pero tampoco puedo solo deslindarme de responsabilidad. Él acepta con una sonrisa y eso me relaja un poco y vamos a un estudio para estar a solas. Le cuento a detalle lo que ha pasado con el gato, y como no me atreví a decir que no podría tenerlo porque se veía muy feliz, pero que si él no estaba de acuerdo yo me haría responsable del Mishi… él se río cuando dije el nombre del gato y solo dice que si Mia lo quiere, la dejará tenerlo. Así que aprovecho para pedir permiso e ir a comprar todo lo que ella puede necesitar mientras ellos desayunan.
Con el permiso de él, salgo de la casa luego de una despedida general y voy a una tienda de mascotas. Compro algunos juguetes, un arenero, un pequeño collar y hago que en la placa le graben el nombre de Mishi, obviamente también un platito y su alimento y regreso a la casa.
Todos han terminado de desayunar, y él señor le dice a su hija que sabe lo del gato y que puede conservarlo, así que me de dedico a prepara todas las cosas para que Mishi pueda instalarse a gusto en su nueva casa.
-He terminado, me retiro- informo a todos y miro de reojo al señor Aoyama, solo busco esa sonrisa de aprobación porque he hecho bien mi trabajo.