Allegro /Ian/

Miro en el espejo a la mujer que intenta arreglar de alguna manera mi cabello, al haberlo cortado no es que pueda hacer demasiado, así que hace lo que puede. El vestido es lindo, se nota lo mucho que la escuela invierte en estos eventos.
Una de las chicas pasa por detrás, veo su reflejo en el espejo. Me ha fulminado con la mirada. Ninguna de ellas me quiere aquí. El club de música es demasiado elitista, me atrevo a decir que es el único club donde realmente tienes que ser talentosa para entrar. Y yo que me salí a mitad del primer año ahora estoy aquí como el primer violín. Hasta yo me odiaría si fuera ellas.

El profesor se asoma para decirnos que las personas ya están tomando sus asientos. Suspiro nerviosa. Siento un impulso por ver mi celular y saber si él ha llegado, pero no lo hago, creo que eso me hará sentir más nerviosa. Así que solo me levanto y comienzo a tocar algunas notas en el violín, siento un poco rígidos mis dedos, así que caliento un poco y arreglo la afinación del instrumento en una de las cuerdas.

Llega la hora de salir, todas como grandes amigas hacen un circulo y se toman de las manos para una pequeña plegaria. Obviamente no estoy invitada, solo espero a que terminen y podamos salir todas.
Es una suerte que desde el escenario todo se vea oscuro, así no me pasaré todo el rato buscando esa cabellera rubia.
Respiro profundo y todas indicamos que estamos listas para comenzar.




Las primeras notas comienzan a sonar, me siento nerviosa, pero poco a poco me voy sintiendo más segura. Me olvido de la presentación y disfruto de cada movimiento que hace el arco por las cuerdas, del movimiento de mis dedos para hacer vibrar el sonido. Dejo de preocuparme que si yo me equivoco, todo lo que salga mal será mi culpa.
Cuando llegamos al final sonrío satisfecha. Salimos del escenario y dejamos los instrumentos, para salir del auditorio y encontrarnos con las personas que han venido a ver el evento.
Camino mirando las puntas de mis dedos, están rojos y hay lineas marcadas por las cuerdas. Me duelen un poco, pero aun así yo estoy sonriendo.

Karin:

Karin me dio la invitación del evento hace poco, tiene un programa bastante peculiar, incluso la postal es muy elegante. Ella dijo que no debía ir tan formal, pero empiezo a dudarlo. Aunque es un evento escolar, no creo que las personas asistan con trajes de gala, no es una graduación. Al final me decidí por una ropa algo casual, no es algo que usaría diario, pero tampoco llevo un traje elegante. Me dijo que podía llegar un poco antes del horario que indica su número. A veces pienso que no desea darme molestias porque sabe mi aversión a esa clase de gente, tal vez me he pasado con mis comentarios.
Tomé el metro hacia el centro. Salí con bastante tiempo de antelación y me pasé por algunas tiendas. Se me ocurrió que podría animarla con algún obsequio, parece más tranquila desde que se mudó, pero también la veo preocupada seguramente por su hermana.
-Puede envolver este para regalo, por favor -hay muchísimas cosas en la tienda, joyas de todo tipo, perfumes, bolsos. Me siento inseguro sobre si esto le gustará, ¿qué pasa si le queda grande? He pedido una talla que imagino le vendrá- gracias -salí de la tienda y miré la hora, falta poco para que empiece.
Abordé el taxi y le indiqué la dirección, tal vez no llegaré a ver todos los números, pero sí el suyo, es el penúltimo.
Entré al campus y tuve esa misma sensación que en la fiesta del compromiso de su hermana e intenté actuar con naturalidad. Al entrar noté que las personas vestían formalmente, y me maldije por no llevar un traje. Pregunté por el salón principal y luego caminé hasta uno de los asientos. Me coloqué en las orillas pero no muy atrás, quiero verla y que note que llegué a tiempo, hasta me gustaría grabarla, pero eso incomodaría a los presentes a mi alrededor.
El siguiente número comenzó, no soy fanático de la música clásica pero fue muy entretenido, y después de un rato dejaron de importarme las miradas a mi alrededor. Por fin ella salió con un grupo, sonreí y sentí mi corazón latir rápido. Me siento nervioso y ni siquiera soy yo quien está allí arriba. La música transcurrió, no despegué mis ojos del escenario, más específicamente de ella, se ve hermosa, elegante, no puedo explicarlo, simplemente me hizo sentir feliz y orgulloso. ¿Cómo se le ocurrió que iba a hacerlo mal? Lo hace excelente.
Terminó su número, queda uno más pero me levanté a buscarla en cuanto su grupo desapareció del escenario. Probablemente todavía no pueda verla, y esperé de pie en un pasillo cerca de donde vi estaban saliendo los alumnos. La gente se está reuniendo en otro salón, pero hay muchos andando por los pasillos perfectamente arreglados, me siento muy fuera de lugar pero al menos estaré con ella.
-Lo hiciste muy bien -caminé hacia ella los pocos pasos de distancia que nos separaban y la abracé- ¿cómo te sentiste? Ha sido muy entretenido, no imaginé que fueras tan buena en eso -le sonreí y me separé de ella para no arruinar su atuendo- te veías preciosa -creo que me estoy excediendo un poco con los halagos, y me reí nervioso.

Ian:

Anillo:

El profesor me ha felicitado y yo me siento muy feliz con los resultados, incluso las demás chicas se muestran emocionadas por como salió todo. Aunque claro ni me dirigen la palabra. Ella realmente me odian.
Camino un poco, y recuerdo que he dejado mi celular con mis cosas, pienso en regresar para ver si Ian me mandó un mensaje. No sé si ha venido, y ahora que ya pasó, solo espero lo haya podido ver.
Pero no hace falta, no tardo en verlo caminando, el sobresale mucho, su cabello rubio, su estatura, su atractivo. Muchas chicas lo miran mientras camina y yo me quedo parada esperando que llegue hasta mi, es mi pequeño placer ver como se mueren de la enviada cuando me abraza. Yo correspondo sin dudar, cierro mis ojos y disfruto mucho de su abrazo.
-¿Te gustó?- pregunto un poco nerviosa de lo que le haya parecido -Estaba muy nerviosa al comienzo, pero luego solo disfruté y me olvidé de los nervios- sonrío orgullosa -Pero claro que soy buena, soy una persona que desborda talento- digo con exagerada arrogancia y luego solo me río y me cuelgo de su brazo para que comencemos a caminar -oye que dices, ¿entones ya no me veo preciosa?- hago un pequeño puchero.
-Hoy seré la envidia de toda la escuela- mientas caminamos las miradas son obvias, en parte por el atractivo de Ian y además por el hecho de que a esto suelen venir los familiares, y es obvio que Ian y yo no tenemos ningún lazo de sangre.
-¿Quieres ir a ver las pintaras de una vez? ¿O quieres comer algo? creo que las de cocina hicieron un gran banquete, de comida en porciones diminutas- me río haciendo un ademan con mis dedos de lo pequeñas que son las porciones, pero es que eso de ser cosas gourmet las vuelve locas, como si por dar muy poco, las cosas mágicamente ganaran mejor sabor.

Asentí, en general el programa me ha parecido muy bello, es sorprendente porque no pensé que alguien como yo podría disfrutar de algo así. Pero su número ha sido especialmente conmovedor, supongo que por tratarse de ella lo he sentido así.
-¿De verdad? No se te notó -hoy se ve muy guapa. Cuando llegué a casa ya no alcancé a verla, por eso me deslumbra un poco su belleza- oh, pero qué chica tan modesta -dije burlón- sí, eres genial -le confirmé, ahora me dan ganas de decirle que retome sus clases de violín, son en el colegio, no tiene que pagar un extra, debería aprovecharlo- te veías más guapa arriba, con el violín -le guiñe el ojo, pero obviamente no necesito confirmale que se ve hermosa, no tiene nada que envidiar a cualquier chica de aquí.
Ahora que viene a mi lado me siento más seguro y menos como un intruso, incluso me pidieron mi invitación en la entrada, tal vez no imaginaron que alguien sin auto podría tener familiar en este colegio.
-¿Sí? Esa debería ser mi línea -miré a nuestro alrededor, espero que no tenga un problema por el hecho de ser yo quien la acompañe, podría decir que soy su hermano mayor, pero absolutamente nadie creería eso- si alguien pregunta, diles que soy tu esposo -me burlé, pero espero que nadie se nos acerque- no tengo hambre, ¿ y tú? Debes estar cansada. Aunque sino es así, me gustaría ver las pinturas -deduzco que habrá mucha gente en el área de comida, ahora que terminó el evento principal, todo el mundo debe ir directo al banquete.

Caminamos por un pasillo más tranquilo. Una de mis manos va a mi bolsillo y siento la cajita donde viene el pequeño obsequio, ahora no parece tan buena idea como cuando estaba en la tienda.
-Aquí está más tranquilo -dije en referencia a todo el ruido de afuera y lo cómodo que eso me hace sentir. Caminamos lento viendo la exposición- ¿dónde están las tuyas? -soy un poco ignorante en este aspecto, tengo conocimiento de los pintores famosos y su influencia en la sociedad por el simbolismo, pero desde la perspectiva artística estoy muy perdido. Preferí tomar su mano, soy un poco descarado ya que nos encontramos en su colegio, pero solemos tomarnos de las manos a veces cuando salimos.

Me río por como se burla de mi al ser algo presumida, pero luego sonrío victoriosa cuando dice que soy genial.
-Eres pésimo dando piropos- le hago un gesto, pero creo que entiendo a que se refiere y me hace sentir bien que lo diga -tal vez sería tu linea si fuera tu escuela, pero ya estás viejo- le digo con una gran sonrisa.
-Paranoico- me burlo de él -¡Bien esposito!- hablo fuerte para que las personas alrededor me escuchen y luego solo me río divertida. Tengo curiosidad si alguna de esas personas que nos han mirado con desaprobación, son de las que han comprometido a sus hijas.
-No, no lo estoy. Reboso de energía luego de tocar- comento con emoción.

Caminamos hasta llegar a la sección donde están las obras, hay pinturas, escultoras, incluso algo de cerámica.
-Si, la gente aquí entra en un estado de silencio y concentración- solo son trabajos escolares, pero ellos reaccionan como si esto fueran las obras de algún importante artista, la verdad es que no creo que tengamos un talento destacable, al menos yo no lo tengo en pintura.
-Por acá- lo llevo a la pequeña sección donde están mis trabajos -voilá- digo señalando unos cuadros.
Sé que no son obras maestras, pero a diferencia del violín, para mi pintar es algo que no se me da, me he tenido que esforzar mucho para conseguir estos resultados. son disciplinas completamente diferentes, en una de ellas sobresalgo desde pequeña y me apasiona y en la otra, no lo soy, no pondrían mis pinturas como algo principal, pero también lo disfruto, aun si no tengo talento natural para ello.

cuadros:

Bufé y me reí, pero sí, supongo que los casi diez años que nos separan, dicen mucho.
-¿Ves? Estaba tratando de elogiarte, arruinas mis preciosos halagos -me quejé y reí- sí, en ese aspecto soy un poco paranoico -dije más serio. Una vez casi me demandan por salir con un menor de edad, por eso me pesa un poco la diferencia entre nosotros, no puedo esperar a que ella ya cumpla la mayoría de edad. Y pensar eso me hace sentir como idiota, nosotros no estamos saliendo, no hay razón para que piensen nada. Bueno, sí, pasamos mucho tiempo juntos, ahora vive conmigo y eso podría sacarse mucho de contexto, pero no lo pensé precisamente por eso, me conozco.

Me quedé callado mirando los diferentes tipos de expresión artística. Algunos han querido imitar obras famosas bajo su propio concepto, se nota demasiado, pero no me puedo quejar porque yo no sé ni combinar colores.
Hay cinco cuadros con su nombre, paisajes principalmente, la mayoría de ellos lucen melancólicos.
-Son muy bonitas -dije sonriendo- esta es mi favorita -señalé la pintura de lo que parecía ser un río con colores vivos. La pintura con colores pastel es muy bonita también, o la que está al final, con ese aire de misterio. Pero esta ha llamado especialmente mi atención- ¿qué hacen con estas pinturas? -son demasiadas, no todas son buenas pero sería injusto que las demás terminaran en una bodega o la basura- deberías pintar un cuadro para nuestra casa, tiene una decoración muy aburrida, se vería hermoso en la pared -le sonreí y luego la abracé, y observé otros minutos sus cuadros.
Cuando terminamos el recorrido, salimos hacia el salón donde se daba el banquete. En una especie de bufet y hay mesas designadas, la nuestra es para cuatro personas.
-¿Quieres sentarte a comer? -no quiero estar ahí, nos ha tocado una del centro- ¿qué te parece robar un poco de comida e ir a dar una vuelta? Cuando entre vi unos jardines a lo lejos, ustedes sí que se esmeran en el decorado -hay un montón de adornos navideños, creo que ni mi sueldo de un año cubriría lo gastado en eso.

-Yo no los arruino, solo insinúo tu fetiche con los violines- sonrío ampliamente de manera burlona. Se puso algo serio, así que dejo de bromear con eso. Es un poco extraño su cambio, pero no pregunto, supongo que si es paranoico y yo he bromeado, lo he hecho sentir incómodo.

Él mira mis pinturas, no son la gran obra que necesite ser observada por mucho tiempo para descifrar su significado, es simple, un paisaje y ya, no hay más. Bueno seguro que alguien podría hablar de los trazos y los colores y esas cosas. Pero realmente no hay tanta técnica y habilidad.
-Que bueno- me alegro de escuchar que le parecen lindas, más aun, que diga que una es su favorita -Pues cada quien se las lleva a su casa- me encojo de hombros. Cuando me he mudado con él, hay muchos cuadros que se quedaron en casa -¿De verdad te gustaría? no son tan buenos- me cruzo de brazos como intentando imaginar que podría pintar para la casa.

Al terminar con lo de los cuadros vamos a buscar la comida. Es elegante y refinado, cada detalle de la decoración bien cuidado, pero para mi es lo mismo que los años anteriores, nada me sorprende.
-robar, eso suena muy interesante- digo con voz complice.
Camino para tomar dos platos y le entrego uno a Ian. Mientras me sirvo algunas cosas, pienso en mi celular, ¿Aaren habrá escrito? suspiro resignada, porque no, él no vendrá. Tal vez no lo hubiera hecho ni aunque su padre le pidiera que hicieran algo. Venir aquí sería exponerse, muchas personas lo reconocerían. Además he notado su creciente interés en Ivan, poco a poco me va desplazando. Ese idiota, creo que solo debería dejarlo, porque me estoy convirtiendo en la clase de persona que no quiero. No quiero ser como mamá. Me he sumergido tanto en mis pensamientos que he dejado de avanzar y comienzo a sentir las miradas pesadas de las personas -Lo siento- me disculpo con una linda sonrisa y sigo caminando -voy a dejar a Aaren- le digo de repente a Ian cuando termino de servir cosas en mi plato. Tomo una pequeña galleta y la llevo a mi boca. Pensar en esas cosas me ha quitado un poco el apetito. Así que mientras caminamos para salir yo dejo mi plato en una mesa. Al salir del salón levanto mi mano para tocar esa planta que cuelga en la puerta y que han colocado por todos lados ¿no es tonto? ponen eso en un evento donde solo viene tu familia y donde solo tienes compañeras mujeres, bueno, a algunas de ellas les puede servir para confesar a la chica que les guste, pero las demás que no gustan de chicas, simplemente no tiene sentido.

-Claro que me gustaría -la miré indignado, si le dije que me gustan no es por ser buena persona- es más, colgaremos ese en la sala -señalé el que le había mencionado antes- y ese se vería bien cerca de la cocina -visualicé un poco, no soy mucho de decorar, mi casa parece tan típica de un hombre de mi edad.

Agarré mi plato y caminé delante de Karin para tomar la comida. El banquete es muy variado, estoy seguro que no he probado en mi vida la mitad de las cosas aquí servidas, y tomé lo que se veía más o menos apetecible. Pero fue muy poco, porque como Karin dijo, las cosas son en proporciones pequeñas y se vería mal que llenara el plato de cosas. nMiré hacia atrás, ella se quedó de pie sin hacer nada.
-¿Estás bien? -le pregunté mientras llevaba una uva a mi boca. Me sorprendió lo que dijo, y no comenté nada porque además de tener la boca ocupada, me ha tomado por sorpresa. No sé cómo sentirme, ella todavía lo quiere, pero parece que su relación no va bien desde el incidente.
Caminamos en silencio y ella deja su plato en una de las mesas. Me detuve y pensé en recogerlo para que ella comiera, pero al final puse también el mío, algo está pasando y no me pondré a comer mientras ella está preocupada, probablemente por ese chico.
-¿Por qué? -me paré tras ella. A estas alturas no me puede ser indiferente la noticia, podría fingir para no incomodarla y decir qué bueno, o animarla a que no lo haga, pero no quiero. Estoy un poco feliz por eso, es como si por fin se deshiciera de lo malo que la está atormentando. Primero era su familia, y ahora su novio. No espero que ella se quede sin nadie mas que yo, pero esa relación no tiene futuro, y con su familia podría arreglarse más adelante, por ahora es mejor que se den su tiempo- ¿tienen dificultades? ¿O es que dejaste de quererlo? -ella ha pasado muchas cosas con él, pensé que luego de enterarse del compromiso con su hermana iba a dejarlo, pero no lo hizo, porque parece que sí lo quiere y no es solo algo casual como ella siempre dice.
Me puse a la par con ella. Pocas personas van pasando por aquí, digamos que están en el climax de la fiesta. Miré la planta artificial sobre su cabeza y sonreí.
-Te compré algo -empecé a hurgar en mi bolsillo y saqué la cajita- estira tus manos -cuando lo hizo puse el obsequio sobre ellas- es un detalle, vamos, ábrelo -estoy nervioso, y me doy cuenta que probablemente ella lo malinterprete, no estaría mal si así fuera. Es un anillo sencillo comparado con los lujos que a acostumbraron, pero creí que se vería lindo en ella- espera -le quité el anillo y tomé su mano izquierda. Lo coloqué en el dedo medio, queda un poco flojo e hice una mueca- diablos -dije muy bajo al ver que no era de su talla, sus dedos son más delgados de lo que pensé. Le sonreí y llevé mi mano a su cabeza- feliz navidad -no sé porqué dije eso, todavía falta un poco pero está bien, el evento es sobre eso.
Quite mi mano de su cabeza y comencé a caminar sin avisarle, pero entonces me detuve y me giré, llegué hasta ella y la tomé por el cuello. Fue un impulso, creo que saber que había dejado a su novio me hizo actuar de este modo, y también por la estúpida decoración. Apenas si toqué sus labios y me separé a mirarla. Permanecí unos segundos así, viendo sus ojos. No sé cómo es que pude contenerme tanto tiempo. Ahora eran ambas manos las que sostenían su cuello, y le obligue a besarnos. No me importó que fuera injusto dado lo que ella está pasando, simplemente la quería, desde hace mucho deseaba hacer esto, como si fuese yo un adolescente y ella la chica que siempre me ha gustado. No me conformé con un casto beso como el primero, metí mi lengua en su boca, acaricié la pie de su cuello con la punta de mis dedos, y sentí que algo me recorría por todo el cuerpo.

-¿en serio? pero no son para nada el estilo de tu casa- comento risueña por su reacción -Ok, ok, señor. Pondremos esa en la sala- vuelvo a reír cuando ya está eligiendo el lugar para otro de los cuadros -Bueno ya que te gustan tanto, pintaré una especial para tu habitación- hago gesto de pensar seriamente en que sería bueno -Un retrato tuyo, desnudo. Seguro te pondrás de buen humor al verte al despertar. A mi me funciona- me río por lo que digo. Nunca lo he visto desnudo, de hecho ahora que vivimos juntos, yo intento dormir en la que es mi habitación, aunque a veces termino yendo a la cama de él para poder dormir.

-Claro, ¿Por qué no iba a estarlo?- le sonrío tratando de parecer que no pasa nada importante, y quiero creer que no es importante, solo tengo mi primera verdadera desilusión -pues, porque ya estoy cansada- dije riendo con resignación -Lo quiero, pero a veces tengo ganas de ahorcarlo- me río por la tonto que suena eso -Es un chico increíble, pero estoy cansada de ser lo último de sus prioridades. No tiene ni siquiera un poquito de fuerza para rebelarse a sus padres. Sale con otra persona, y no me molesta, pero siento que yo ya pasé de ser interesante para él- hago un gesto e hastío, pero lo que tengo con Aaren se ha vuelto más una carga y no quiero esperar a que él sea quien me diga que ya no siente nada por mi.

Lo miro un poquito incrédula cuando dice que me ha comprado algo. Veo la cajita y la tomo.
-Gracias- digo abriendo la caja y mirando el contenido -Está bellísimo- me emociono y observo el anillo, pero no lo saco, temo que por la emoción se caiga de mis manos. Él toma el anillo y luego mi mano y lo coloca en mi dedo -No pasa nada, lo puedo usar en este- digo cambiando el anillo a mi dedo pulgar para que no se vaya a caer -feliz navidad adelantada- singo riendo, porque no esperaba que diera esa felicitación. No sé, tal vez un “buen trabajo” o algo por el estilo.
Él toma camino, está un poco extraño, pero cuando apenas voy a dar inicio a mis pasos, él ha regresado. Aprieto con mis manos la caja del regalo y lo miro con sorpresa. Apenas ha sido un toque, pero no puedo salir de la sorpresa.
-ok- digo lentamente. Pero no puedo decir nada más, porque él me vuelve a tomar del cuello y une nuestros labios otra vez. Pero esta vez, es un beso completamente diferente, la fuerza de mis manos desaparece y la caja cae al suelo. Mis manos ahora vacías buscan su camisa, a la altura del pecho, y ahí se detienen. Su lengua busca entrar en mi boca y correspondo de la misma manera, mis manos comienzan a subir para rodear su cuello.

Reí más fuerte y me callé de inmediato, me imaginé algo así, sería desagradable y grotesco. Creo que hay que tener un ego muy elevado para disfrutar de ver una pintura de sí mismo todo el tiempo.
-No suena mal, pero mejor dime que quieres verme desnudo, no busques excusas -sin querer, o creo que queriendo, siempre terminamos soltando comentarios de este estilo. A veces no afectan y seguimos bromeando, pero hace falta que estemos solos y nos toquemos un poco para que adquieran otro significado.

Era obvio que las cosas no iban a funcionar a fin de cuentas, pero me sorprende que él ya salga con alguien más. ¿Qué tiene de increíble entonces? Nunca entendí la relación que llevaban, porque nadie llora por descubrir que perderás a un amigo de cama.
-Entiendo. De ser así, me alegra escucharlo -oh, mierda- una menos de tus preocupaciones, y si lo único que te hace sentir es estrés, sí, está bien dejarlo -no quiero parecer feliz por eso, mi cara luce seria pero seguro que esas palabras no fueron las más reconfortantes. Pero ni modo de decirle que no lo deje, que luche por el amor de ambos y esas cursilerías, no quiero que se arme de valor para que al final él vaya a dejarla- no quiero que vuelvas a sufrir por él -no me importaría verla con otro si este la valorara, pero ese chico parece que lo toma muy casual, y ella dice que también, pero obviamente no es cierto.

-¿Te ha gustado? -sonreí aliviado- de acuerdo, también te queda bien allí -ella parece tomarlo… ¿bien? Sí, parece feliz.
Al menos no rechazó el beso, temí que todo este tiempo con una evidente tensión entre nosotros, solo era unilateral. Estaba ansioso por hacer esto, y ahora no quiero parar, y me separo de ella para comenzar a dar otro beso.
La abracé muy fuerte cuando nos separamos, puedo sentir cómo mis latidos incrementaron y no cesan su ritmo. No sale ninguna palabra de mi boca, estoy esperando que ella diga algo. Se me ocurren tantas cosas que podría soltar luego del beso. Unas buenas y otras no tanto.
-Hoy te ves muy hermosa -no dejé de abrazarla, como ya pasé esa línea, empiezo a comportarme un poquito cursi. No quiero arruinarlo, ni tengo el valor de mirarla. Pero tengo que confrontarla y saber lo que siente, por eso me despegue de ella y la miré. Pasé mi dedo por sus labios y sonreí- ¿has escuchado la leyenda del muérdago? -dije señalando arriba de su cabeza y sonriendo- se dice que Balder, el dios de la primavera, ordenó que cada vez que una pareja pasase bajo una rama de muérdago, debía besarse para perpetuar el amor verdadero en la tierra -pasé su cabello tras su oreja y sonreí. Son antiguas leyendas populares entre adolescentes, hasta me siento un poco tonto de usarlo como excusa.

Siempre bromeamos y reímos por todo, incluso por cosas que serían temas incomodos para la mayoría aun tratándose de una broma.
-¿Tan obvia soy? - niego con la cabeza y chasqueo la lengua un par de veces -solo es por amor al arte, lo juro- pongo expresión de niña que no rompe ni un plato.

Él dice que está bien que deje a Aaren, es bueno tenerlo conmigo. Tal vez a veces jugamos y nos provocamos el uno al otro, pero jamás intenté que dejara a su novia y él tampoco lo ha intentado conmigo y Aaren. Siempre respetamos lo que el otro decidía.
-Si, yo tampoco quiero eso. Sabes, es que no me interesa ser la clase de chica que dice “¿por que a mi?”, así que mejor avanzar, aunque sea sin él, es mejor que estar padeciendo una relación que ya no me hace feliz- suspiro con resignación, claro que duele, y creo que hice el intento porque lo nuestro funcionara, pero ya no puedo, me siento tan insignificante para él, no quiero ser su vida, ni su todo, pero al menos sentir que soy algo especial.

Lo miro sin creer,  que él, pueda pensar que no me ha gustado.
-Está hermoso, mira las notas- comento mirando los detalles del anillo -Gracias- le agradezco mirando mi mano. No es el dedo que menos suele llevar anillos, pero aun así, para mi luce genial.
Nos separamos, me siento como si estuviera borracha, un poco mareada, pero bien.
-¿de verdad?- me río un poco tímida, no puedo creer que unas palabras como esas me hagan reaccionar así, no es para nada mi estilo -¿que? no- digo levantando la mirada y veo aquella planta -Oh, el muérdago- digo cayendo al fin en cuanta de lo que habla -Entonces esto, ¿ayuda al amor verdadero en toda la tierra?- ni sé por que hago esa precisa pregunta, pero supongo que porque ahora no se que hacer -La verdad solo sabía que las personas se besan debajo de la planta, pero nunca había escuchado la leyenda- me separo lentamente de él. Pues esto solo ha sido por la planta.

Le sonreí triste. El amor duele, no debería ser así pero no conozco una sola persona que haya amado y no haya atravesado esa sensación. No sé si ella lo amó, pero si lo quería es suficiente para saber que le afeta, a pesar de que diga lo contrario.
-Eres una chica madura -comenté sonriendo y sincero- las cosas tomarán su curso, si quieres que después salgamos a beber, te lo permitiré por esta vez -la molesté por lo de la mayoría de edad, pero es para que no se sienta triste por eso- y aunque no te sientas así, creo que hay que celebrar la mudanza -además desde que vivimos juntos no hemos salido, no estaría mal ir a distraerse un rato.

La miré un poco desconcertado, ¿es eso verdaderamente lo que quiere preguntar? No sé cómo sentirme, y solo la miro pero poco a poco mi sonrisa se va borrando.
-¿No preguntarás por qué lo hice? -la miré a los ojos. Sé que ella es evasiva, y probablemente me salga con alguna broma fuera de lugar con tal de cambiar el tema, pero ahora no puedo hacerlo. He aguantado mucho tiempo por esto, fue un impulso, sí, pero lo deseaba demasiado, y no me arrepiento ni un poco de ello. Con esto solo confirmo mis sentimientos de los que ya estaba casi seguro.
Noté como algunas personas nos miraban, si vieron, seguramente deben estarnos juzgando en su cabeza.
-Vamos a caminar -tomé su mano y comencé a andar hacia el jardín. Está alumbrado con focos de navidad, es una linda decoración. Pero hace frío, incluso yo siento ese aire pegar en mis brazos, ella trae un vestido y no debe ser nada cómodo. Caminé por el alrededor hasta notar una entrada, y le hice ir por ahí. Es otro pasillo igual de alumbrado que los anteriores, pero por aquí no camina nadie, solo se escuchan pasos a lo lejos ir de un lado a otro.
Al llegar a una intersección, las luces ya no son como antes, solo alumbra aquel lujoso árbol de navidad que está en el centro, y decidí que podría ser un poco cálido sentarnos en la pequeña barda que está al lateral.
-Bien, aquí se está en paz -ahora no sé qué decir, pero es mejor que hacer de cuenta como si eso no sucedió- ¿qué estás pensando? -pregunte un poco serio, no es porque esté enojado, es porque quiero que ella no bromeé sobre esto.

Sitio:

-Siempre dices eso y al final no me dejas tomar más que una lata- comento recordando la vez anterior en la fiesta de compromiso -una celebración un poco atrasada, pero me agrada la idea. Aunque tratándose de ti, ¿que es celebrar?- ya que él bromea sobre mi edad, yo hago lo mismo.

Levanto mi mano a la altura de mi rostro y luego señalo con mi pulgar hacia arriba.
-Pues tu lo dijiste. El muerdago- contesto algo confundida, pues parece que espera algo más de mi. ¿Que reacciones como una chica tímida? no, yo no soy así, no me voy a inmutar por esto, al menos no tanto. Tampoco me pondré a saltar de alegría o a pensar en que es esto, y que sigue después, porque no me gusta hacer esa clase de cosas.
-Ok- dejo que él me guíe. Creo que lo he hecho sentir incomodo, tal vez debería disculparme. Caminamos por los jardines, creo que yo nunca había venido por acá. Llegamos hasta donde está un hermoso árbol de luces.
Él habla serio, tal vez lo he hecho enojar. Pensaba que si me hacía la tonta diciendo lo de la planta, él solo lo ignoraría, como siempre lo hacemos.
-Ian- me abrazo a mi misma, en parte porque hace frío y también porque me siento incomoda con esto -¿qué es lo que quieres? ¿que tengamos algo? ¿y si no funciona? Eres todo lo que me queda, si lo arruino contigo, si por algo no funciona te voy a perder. No quiero eso, me asusta mucho- no puedo más que ser sincera -Me encantaría solo dejarme llevar, porque vamos hay esta conexión que no voy a negar, pero no quiero que nos hagamos daño- no es un secreto mi manera pesimista de ver la relaciones, él sabe bien lo que pienso de todo eso -¿Tú que piensas?- no puedo ser egoísta y solo decir lo que yo siento y luego solo ignorar lo que él tenga para decir.

Me quedé callado escuchando. No sé qué esperaba, ya presentía esto, no imaginé otra respuesta de su parte pero digamos que sería lindo sorprenderme con ella tomándolo de una manera más optimista. Pero más que bueno y emocionante, esto pareció una carga para ella. Suena tonto porque se trata solamente de un beso, pero es como haber cruzado ese límite que nos imponíamos para no arruinar lo nuestro.
-No importa, porque ya lo has decidido -miré un poco al frente. Tal vez debería decirle lo que siento, pero ella lo sabe, no es ninguna tonta y estoy seguro que tampoco es como si yo le fuera indiferente o desagradable, pero no lo hará. Acaba de pasar una decepción amorosa, le echaré la culpa a eso y seré comprensivo- lamento si te incomodé -la miré y le sonreí, y luego  acaricié su cabeza- hace frío, ven aquí -la abracé para que no viera mi cara. No sé cómo volver a mi humor de antes, me apresuré, y ahora la única razón para arrepentirme es porque no quiero que ella se aleje- está bien, Karin, estaremos juntos siempre, como amigos si eso quieres -está silencioso, la bulla de la fiesta apenas si se percibe. Quiero tantas cosas de ella, que piense en mí como de aquel chico, pero si esto que tenemos está bien para ella, creo que lo aceptaré. Yo tampoco quiero perderla, no se me ocurre algo que pueda hacer que falle, nos conocemos más que un poco, vivimos juntos, ¿cuál es la diferencia además del contacto físico?
Solté un suspiro y comencé a tararear una de esas canciones navideñas, el silencio me agobia, me hace querer pedirle que dé todo sin miedo.
-¿Quieres regresar a comer algo? Y oye, ¿no traes un abrigo? No puedes andar descubierta, ¿acaso no tienes frío? -la abracé más fuerte, seguro mis brazos no son suficiente pero al menos es algo- te quiero, enana, y correré por ti a donde sea cuando me necesites, eso no cambiará. Con que recuerdes eso, es suficiente para mí -me levanté estiré mis brazos hacia arriba con pereza, y luego me agaché para quedar a la altura de su rostro.

Su respuesta me hace sentir mal, pero supongo que tiene razón, yo ya he decidido, ¿soy demasiado egoísta por hacerlo de esta manera? no quiero perderlo. Pero odio esta sensación de sentir que no está bien lo que estoy haciendo, aun si es lo mejor, no se siente bien.
-No lo hiciste- él me sonríe pero yo no puedo corresponder, sigo sintiéndome mal por esto. Incluso me abraza, ¿por qué es de esta manera? al menos debería molestarse o decirme algo, pero no, él solo acepta y nada más. Recargo mi frente en su cuerpo y dice esas palabras que de alguna manera me hieren, todo recae en mi. Casi odio que me importe tanto.

Ahora hasta habla del frío pero sigo sin contestar, él se está esforzando tanto, es obvio, y me duele que lo haga.
-¡Ya basta- le digo empujándolo para alejar su rostro de mi -¿Por qué no te quejas? ¿Por qué no te enojas? - le reclamo molesta --¡odio que seas tan maravilloso!- me quejo y lo vuelvo a empujar. No estoy llorando, solo estoy enojada porque no puedo solo actuar como si nada -¡es que todo el tiempo tienes que ser encantador! ¿como puedo tener voluntad para resistir? ¡no tengo ni idea!- camino alejándome y luego regreso hacia él -si yo digo que no, solo vas y lo aceptas, ¿es que no vas a insistir al menos un poco más? - ya creo que ni siquiera digo cosas con demasiado sentido, solo estoy hablando y sacando mi enojo -pues no sé lo que quiero. Quiero esto- señalo alternadamente de él a mi -¡Te quiero a ti! me encantas, me vuelves loca. Y diablos, si que sabes besar. Y todo esto me asusta tanto, pero al diablo- camino de nuevo hacia él, pero esta vez no me detengo, avanzo hasta que nuestros cuerpos chocan, y lo tomo del cuello para buscar sus labios.