Desconocidos [Adrik Wolves]

Después de varios rechazos y de tratar de evadir el tema con la excusa de trabajo, desde un mes para acá he empezado a salir con una chica. No tenemos una relación, simplemente ir a comer, al cine, caminar por el parque o actividades que no se extienden más de tres horas o permiten intimar, al menos no de mi parte, ella parece a gusto y ya que yo no hablo demasiado sobre mí, he terminado por saber muchas cosas de ella.
Es una chica bella, alegre, inteligente. Sinceramente es demasiado para mí, creo que merece alguien más que pueda valorar su personalidad tan fuerte, tan entregada con el trabajo, alguien que esté a su altura y llene sus expectativas. Yo no estoy listo ahora y dudo que alguna vez lo esté, ya sea hoy, hace dos años o hace siete.
Estoy cansado porque mi trabajo últimamente no me deja salir antes de las nueve, sin mencionar que mi medicación ha cambiado y eso no me ayuda para conciliar el sueño. Me siento mal, triste, de nuevo me estoy ahogando en la nada, entre los rayos del sol que me pegan en la cara cada mañana, el aire fresco. Esta vida que debería ser lo máximo y llegar al punto de lo ideal, me asfixia.
Como la chica está retrasada he tomado el celular para llamarle, creo que de los pocos defectos que puedo señalar de ella es su impuntualidad, aunque no es como si yo fuera lo contrario, simplemente las paredes de mi casa me abruman, caminar al menos me despeja un poco y hace que el aire llegue a mi un poco más fácil.
-De acuerdo, esperaré… no te preocupes, quince minutos pasan rápido, ven con cuidado –colgué la llamada y de nuevo guardé el celular y me levanté de la banca de aquel amplio lugar. Tiendas, personas, música. Es bastante colorido, podría ser divertido pero yo me siento tan vacío.
Camino un poco para hacer que esos quince minutos no sean más lentos de lo necesario, he parado frente a una tienda de zapatos, viendo algún par que llamó mi atención desde el otro lado del cristal, pero solo sigo caminando esperando encontrar algo interesante.

Me he detenido en seco al mirar al frente, creo que incluso me tiemblan las piernas y el tiempo a mi alrededor se detiene, no escucho, no siento ni siquiera el palpitar de mi corazón que seguro, con esa imagen frente a mis ojos, se ha disparado.
Solo han sido dos años, pero ha crecido, ha cambiado apenas un poco. Lo único que no cambia es lo que yo siento, amargura, tristeza, y esa felicidad mezclada con emoción, con rabia y un sinfín de cosas que van desde mi garganta hasta mi estómago.
-Adrik… -mis piernas dan pasos hacia adelante, suplicando que no sea una de mis tantas alucinaciones.

Aún después de todo esté tiempo sigo sin comprender que fue lo que pasó, aún me da miedo saber la respuesta a como se enteraron mis padres sobre mi relación con Ian, lo que más me dolería descubrir que fue a boca de Andrey o tal vez sólo me persiguió el karma y me tocó pagar el haberle negado la felicidad a mi hermano, después de todo él realmente me amaba y yo sólo me deje llevar por la lujuria del momento, mi castigo ser separado del amor de mi vida. Por más que lo he intentado no he podido olvidar ese fatídico día en que me llamaron de la dirección, mi hermano tenía algunos meses que había vuelto a Rusia, ingenuamente pensé que había vuelto y por eso me llamaba; tan grande fue mi sorpresa al ver a mis padres con sus caras largas sentados frente al escritorio del director, si ellos nunca se habían preocupado por mi desempeño escolar que los traía ahora si mis calificaciones eran más altas que nunca. Aun recuerdo cuando el director salió para dejar que mis padres se encaran de darme la noticia, avisándome que volvería con ellos a Rusia, que era menor de edad y debía hacer lo que ellos me decían, así que ante mi rotunda negativa sacaron su arma más poderosa amenazaron con hacer daño a mi Ian. Tal vez debí haber peleado pero en ese tiempo no tenía la fuerza, ni siquiera ahora creo tenerla, además siendo menor de edad, sería el pretexto perfecto para acabar con mi amado.

Por si no fuera suficiente me aguardaba una sorpresa más al llegar a casa, apenas tenía unos días en mi país natal cuando me avisaron que tendríamos una visita muy importante y que debía cooperar. Jamás imagine la sorpresa que me esperaba, una cena formal más parecida a un asunto de negocios, con un empresario japonés con el que mi padre quería unir fuerzas. No le di importancia pensando ingenuamente que el propósito de mi padre era involucrarme en los asuntos de la compañía, hasta que al terminar de hablar de sus asuntos dieron el anuncio que el propósito de la reunión era presentarme a la hija de ese hombre con la que iban a comprometerme, al igual que mis padres un matrimonio arreglado por conveniencia.

Llevo unos pocos días que llegue a Japón, viaje con mi madre para encontrarme con mi prometida a la que apenas he visto un par de veces, la chica es bonita y agradable pero no puedo amarla como ella merece, ella parece resignada a nuestro matrimonio e incluso pareció emocionarle que viniera a Tokyo sólo para verla. Justo ahora estamos de compras, la próxima semana habrá una fiesta para anunciar nuestro compromiso ante la sociedad japonesa y yo tuve que acompañarlas a comprar sus vestidos para la gala. Por más que me esfuerzo en parecer emocionado no logró reflejarlo y sé que la hago sentir incómoda, por ello en cuanto tuve la oportunidad salí de la tienda, me sentía asfixiado y terminaría por perder el control si no me doy un respiro.

Estar en este país sólo me hace avivar mi recuerdo por Ian, sus besos, sus caricias, la forma en que me hacía el amor, todo se siente más vivo que nunca. Caminó por enfrente de las tiendas sin siquiera mirar un solo aparador, no me interesa, necesito aire fresco y nada más. Pero entonces al pasar por una tienda de zapatos, pasa lo inesperado, ahí frente a mis ojos está él; de inmediato mis ojos se nublan por las lagrimas que amenazan con salir y mi cuerpo se queda estático ante la confusión una parte de mi quiere huir, mientras la otra quiere correr a abrazarlo –Ian… - murmuró con un hilo de voz -¿Por qué tienes que aparecer ahora?- me digo a mi mismo.

Me he perdido entre recuerdos de nuestra felicidad y el dolor de haberle perdido, mi vista solo lo enfoca a él por unos segundos, y mi pies a ritmo lento se acercan más, pero no por completo.

De nuevo, como un golpe repentino o agua helada en la cara, recuerdo esa parte importante que me hizo alejarme de él. El recuerdo de ser amenazado, despedido e insultado por sus padres, aquellos que me gritaban maricón, pervertido, enfermo, que pedían desesperados, supuestamente, que me alejara de su pobre hijo. No obstante el director con su mirada seria me decía del retiro voluntario, la única forma de no perder mi título profesional, o peor, terminar muerto o desaparecido por meterme con quien no debía. Todo eso que me ha hecho arrepentirme a diario, llorar por las noches, tener pesadillas y doler el pecho casi todo el día. El dolor y la impotencia por no poder hacer nada, por no tener la fuerza de correr a abrazarlo y traerlo conmigo, por no tener el valor de afrontar todo con tal de no apartarme de su lado. No tengo derecho alguno a verlo ni mucho menos a amarlo, pero para mi es inevitable, me estoy muriendo por dentro al no tenerlo, y el verlo aquí, no en mi sueños ni en mis recuerdos, me hace perder la calma y sentir ese abismo.
-Estás... ¿estás solo?. Ha pasado un tiempo -una sonrisa que apenas se percibe se dibuja en mis labios, no estoy llorando, porque lo he hecho tantas veces que creo se me han agotado.

-Hola –mi voz suena débil- ¿cómo estás? -estoy lo suficientemente cerca como para entablar una conversación, mas no para lucir sospechosos. Probablemente él no está solo y yo me le acerco sin precaución alguna, arriesgando que sus padres o su hermano me vean.

Nunca supe quién fue la persona que rebeló nuestra relación, al principio me convencía de que había sido Andrey para poder descargar el odio en alguien, pero al final entendí que fue mi propio descuido el que nos llevó al fatídico final, y todo ese desprecio decayó en mí, hasta el día de hoy lucho constante por no dejarme tumbar por ello, pero es tan difícil.

La época de mi felicidad, donde me pensé salvado, vivo, feliz realmente. La extraño, todo él lo extraño tanto. Sus besos, su cuerpo, sus palabras de aliento y esos te amo que a veces sonaban divertidos y otros tiernos. Lo necesito tanto pero no soy tan estúpido como para actuar tan descuidado nuevamente.
-Estás... ¿estás solo? -hago una pausa y me enfoco en sus ojos, dios, son tan hermosos- ha sido un tiempo -he sonreído apenas un poco, no estoy llorando aunque tengo tantas ganas, pero supongo que mis lágrimas se han secado de tanto salir.

Podría haberme sometido a los deseos de mis padres, podría haberme casado y vivir la vida que ellos me impusieron así como sus padres hicieron con ellos antes, no me habría importado eso antes de conocer a Ian, una vida sencilla es algo que cualquiera pudiera pedir y más cuando no tienes que tomar decisiones delicadas por ti mismo. Mis planes ahora eran casarme, hacer lo que todos esperaban de mí y cuando tuviera la edad y el poder para hacerlo, dejaría todo en manos de Andrey y me iría en búsqueda de mi amado, no necesito las empresas ni una esposa cuando ello no significan nada en comparación de mi Ian. Sin embargo ahora que lo veo y aunque hay una corta pero significativa distancia que nos separa, me doy cuenta que esos planes son una falacia, puedo ver claramente lo demacrado de su rostro y la falta de brillo en sus ojos, incluso me parece verlo más delgado. Acepté dejarlo por miedo a destruir su vida, sin pensar que dejarlo era la verdadera forma de hacerlo, parece como si nunca hubiera tomado enserio sus palabras y todo lo que me decía sobre lo mucho que me necesitaba y lo importante que era yo en su vida.

-Ho…la- un nudo se forma en mi garganta, ni siquiera puedo hablar correctamente. Sonrió con debilidad y tristeza reflejada en mi rostro, cómo quiere que esté si desde que no está a mi lado mis días son oscuros y fríos - ….- intentó responder pero las palabras se niegan a salir de mi boca – estoy bien…- de salud nada me aqueja pero mi corazón se siente tan vacío.

Niego con la cabeza ante su pregunta, no sé cómo decirle que vengo en compañía de mi prometida –Mi madre viene conmigo- con sólo mencionarla a ella seguro basta para que entienda lo delicada que es la situación –ha pasado mucho tiempo- dos años, que se sienten como si hubieran sido décadas, aún así mis sentimientos se sienten tan fuertes como si sólo hubieran diso minutos desde que me alejé de su lado.

¿Por qué mantienes esa distancia? Sólo necesito un pretexto para correr a tus brazos, te necesito tanto, sentir tu calor y tu cuerpo, sólo tú me haces sentir vivo –Ian, te extraño- suelto de pronto –todos mis días son tan falsos, quiero mandar todo a la mierda pero tengo miedo de que si no hago lo que ellos quieren te harán mucho daño- jamás he sido bueno para manejar mis emociones y aunque previendo nuestro encuentro muchas veces me dije a mi mismo que no me dejaría doblegar por mis sentimientos por el bien de ambos, simplemente no me pude mantener firme ahora que lo tengo de frente –Ahora quiero abrazarte y besarte, te amo tanto como hace dos años- le digo con desesperación. Algunas personas que pasan por ahí se nos quedan viendo, sin saber si es real o una actuación lo que está pasando frente a sus ojos.

Me cuesta respirar y trago saliva esperando que aquello que se atora en mi garganta pase, o tal vez es solo un gesto por inercia al no saber controlarme.
Al menos él está bien, aunque no lo parece, no estoy seguro de si fue buena idea hablarle, lo más inteligente y conveniente para ambos hubiera sido girarme y tomar un camino contrario a donde él estaba, pero me vi atraído por su presencia que parece tener un poder mayor sobre mí.
-Qué bien… -suelto despacio, no sé si el tiempo entre frases es mucho o poco, el ruido de la gente se vuelve presente nuevamente y yo me quedo quieto escuchando sus respuestas, con ese tono de voz que pocas veces escuché, pero por ser el último, se quedó bien grabado en mi cabeza. El escuchar que viene con su madre me pone nervioso, debería irme, si ella nos encuentra todo esto será un desastre, pero es que mis piernas no se mueven para nada, al contrario, he dado otro par de pasos cerca de él- Ya veo, con tu madre –“tal vez debería irme” pensé en decir, pero no quiero, acortar este encuentro a casi nada me hiere. Dicen que extrañar duele, pero encontrarte con aquella persona a quien extrañabas y perderla de nuevo, eso es lo que lastima más. No quiero dejar de verlo, tengo deseo por robarlo y huir donde nadie pueda separarnos, pero no puedo, agradezco mi cobardía porque si lo hiciera, solo nos dañaría.

Sus palabras me dejan helado, mis ojos se abren de más y escucho en silencio cada una de sus palabras, acompañadas de ese tono amargo y con el corazón latiendo sin control. Si tenía dudas, si quería hacer lo correcto o al menos salir corriendo para no arruinarnos más, ahora todo eso no importa. Porque él aún me recuerda, me extraña, me ama. Tal como yo lo hago, nos sentimos de la misma forma a pesar de la distancia.

A causa de las miradas ajenas he agachado la cabeza, y camino hasta él pasando junto.
-Te espero en el sanitario de la planta baja –susurro cerca de su oído y continuo mi caminar, tomo el elevador más cercano para ir a donde espero él llegue. Estoy loco, esto que hago está mal y solo arriesgo todo por un instante, porque nada va a cambiar, porque entiendo que no podemos ser amantes en secreto, porque nada me asegura que él me espere allí y aún así, yo solo me concentro en estar ahí. La gente a mi lado me mira insistente porque tengo la vista en el suelo, y mi pie se mueve desesperado porque este descenso me parece eterno. Apenas abre la puerta salgo a prisa, golpeando un par de hombros sin siquiera disculparme. No lo busco, solo entro de inmediato y después a un cubículo, porque tengo miedo que no llegue, tengo miedo que alguien nos vea, tengo miedo de querer devorarlo, de no soltarlo. Pero también quiero verlo, quiero besarlo, los deseos que Adrik me expresó son un pensamiento con el que vivo y me atormenta en sueños.

No sé si mi madre lo hizo apropósito cuando decidió que viniéramos a Japón a verla, yo no necesitaba verla para conocerla, aunque la conozca jamás lograré enamorarme de ella porque mi corazón está invadido del recuerdo de alguien más, le haré daño de muchas maneras si insisten en que estemos juntos, haré de su vida un infierno para que me dejen ser libre, para que se arrepientan de haberme amenazado con dañar lo más valioso si no hacía lo que ellos querían. Seguro ella sabía que podría encontrarme con Ian y si en algún momento estuve dispuesto a cooperar y seguir su juego de la novia, ahora mi determinación vuelve, dejaré de lado cualquier muestra de sumisión que haya tenido, haré que se arrepientan.

-Y ¿tú como has estado?- es absurdo preguntar por lo evidente, mi Ian no está bien, me preocupa tanto el pensar que ha recaído, supe que en el pasado tuvo problemas con el alcohol y podría volver a tenerlos ahora, no sé ni siquiera a que se dedica ahora o dónde vive, sí está comiendo bien, tal vez ahora vive con alguien más, me preocupa tanto el pensar en que tal vez está enfermo y no hay nadie a su lado quien lo cuide, dudo mucho que haya encontrado alguien que me sustituya cuando se ve de esa forma tan lamentable.
-Sí, esa bruja fue la que me trajo a Japón- me molesta tanto y a la vez le agradezco el haberme traído, incluso el haber venido de compras con ellas; agradezco al destino que ordenó todo de tal forma que pudiera encontrarme con él.

No me arrepiento de haber confesado lo que siento de la nada y después de nuestro breve reencuentro, me arrepiento de no haberle llamado  ni una sola vez antes de no haberle llamado cada noche, en la madrugada cuando nadie pudiera molestarme y repetirle lo mucho que lo amo y todo lo que me ha hecho falta, que algún día seremos libres y estaremos juntos, que nadie más volverá a separarnos.

Mi corazón palpita más acelerado a su propuesta, en ese lugar no podrá buscarme mi madre, ni ella, es el escondite perfecto para un par de hombres, quién podría sospechar después de todo.
-Sí- asiento, limpiando las incipientes lágrimas y lo dejo adelantarse para no aumentar más las sospechas, después de todo ya hemos llamado demasiado la atención y si ellas me buscan no les será difícil encontrarme ni imaginar que estaba con Ian, dos extranjeros seguro llaman la atención bastante. Antes de moverme volteó hacía todos lados con el pendiente de no verlas, afortunadamente no hay señal de ellas por ningún lado, sonrió para mí y salgo corriendo, pero en lugar del elevador tomo las escaleras. Esquivo a varias personas a mi paso, hace mucho que no me sentía tan emocionado. Al estar en la planta baja y al no haber pasado por ahí en mucho tiempo dudo unos instantes hacia dónde debo ir, pregunto a una persona que estaba cerca y una vez me indica, de nuevo salgo corriendo. Al estar frente a la puerta me detengo un instante para intentar calmar lo acelerado de mi respiración, al entrar y no verlo, siento que mi corazón se detiene, sin embargo confió en que él no me mentiría jamás; conforme avanzó en el interior del cuarto me percato que está vacío y sólo un cubículo parece estar ocupado. Sonrío y pruebo a ver si está abierto, en su interior me espera la persona que más amo.
-Ian- susurro apenas lo veo y me arrojo a sus brazos para que él pueda cerrar la puerta detrás de mí, quiero besarlo, sentir sus manos sobre mi cuerpo, no me importa lo sucio de esté lugar, quiero sentirlo de nuevo y olvidar por un momento el tiempo perdido.

“¿Cómo estás?”, eso es lo que menos me importa ahora, yo estoy mal, probablemente nunca he estado bien, ya no sé cómo ser feliz. Soy un conjunto de negatividad que solo existe, no puedo siquiera estar molesto, deprimirme con honestidad o expresar que mi vida no me agrada para nada. Y a veces despierto y me pregunto si realmente me encuentro mal, y tengo ganas de cambiar, de dejar mi miseria y comenzar mi vida desde el punto cero. Pero no puedo, los recuerdos de ella, de Adrik, diablos, ese niño se metió tanto en mi cabeza, me enseñó a amar de una manera sin herir, sin mentir. No es que yo fuera la persona más honesta, pero aprendí a sincerarme más que en otras ocasiones en el pasado. Pero mi estúpida pasión e ignorancia arruinaron todo.
Su madre es tan cruel, traerlo aquí sabiendo que él me buscaría, que apenas yo tuviera una pequeña luz de esperanza iba a correr a ella sabiendo que todo va a terminar mal. La gente como ella no sienten, es su hijo y sin embargo no le importa cómo se sienta.

Estoy en el cubículo contando los segundos, escuchando las gotas de agua que caen por la llave que no han cerrado bien. No sudo, no tiemblo como antes, pero tengo ansiedad, tengo sed.
Trago saliva intentando hidratarme y me recargo en la fría pared de metal de aquel baño, ¿él vendrá?. Por todo lo que dijo di por hecho que sí, pero ¿y si no puede hacerlo?. Porque debe comportarse como adulto, debe ser el heredero de la familia. Nuestra brecha es tan enorme.
El seguro de la puerta no está puesto, olvide hacerlo pero no hay mucha gente que use estos sanitarios.

Escucho pasos y mi corazón palpita a un ritmo acelerado, el rechinido de la puerta al abrirse y mi nombre saliendo de sus labios. La película que se forma en mi cabeza avanza despacio, ni siquiera pensé al mover mis brazos hacia él para atraerlo y abrazarlo muy fuerte.
-Adrik… -digo con el nudo en la garganta, y la puerta se cierra haciendo un ruido sordo en ese lugar vacío. No lo veo, yo solo lo abrazo tan fuerte sin la intención de soltarlo. Pero  no sé cuánto tiempo tengo, quiero besarlo, decirle que lo amo, saber cómo está, sí, ¿cómo está él?- estás… estás aquí –he tomado su rostro con ambas manos para contemplar sus ojos, su cabello y sus labios. Sigue siendo el mismo, ligeras diferencias pero es él realmente, y si se trata de un sueño entonces no quiero despertar.

No espero más y desesperado busco sus labios, algo que me confirme que no estoy alucinando. Mi lengua se abre paso en su boca, su saliva es tan dulce, sus besos son los mejor que yo he probado. Me hice tan adicto que ahora tenerlos después de tanto tiempo me hacen sentir mareado, pero quiero más, no me importaría ahogarme en su boca- te extrañé tanto –ese nudo se libera y un par de lágrimas caen por mis mejillas, tomando un poco de aire y regresando a sus labios.

No importa cuántas veces me cuestione por qué tuvo que sucedernos a nosotros, no éramos los únicos en una relación indebida, incluso el director que actuó de esa manera tan drástica y severa no estaba libre de culpa ¿Qué tan fuertes fueron las presiones de mis padres para que se tomará tal determinación? Nada de eso importa ahora, estos dos años han sido un martirio estando separado de la persona que amo, para mí lo que menos importa es el género, hombre o mujer he logrado amar a una persona como nunca lo había hecho antes; para mí es lo único que importa y no logró explicarme por qué tiene que ser tan juzgada nuestra felicidad. Desde cuándo a mis padres les importa tanto la imagen de sus hijos y lo que hable la gente, no hemos hecho cosas peores, ya todos saben lo que somos… ya sé, nos enviaron a Japón con el pretexto de que ello serviría para reformarnos y no podían admitir un fracaso.

Una imagen invade mi mente, no puedo dejar de pensar en el rostro de Ian. Yo más que nadie conozco sus debilidades, conozco su sufrimiento y que él no puede vivir solo; sus facciones demacradas y esa ausencia de brillo en su mirada, se aparecen parpadeantes a cada paso que doy sin tregua y sin dejarme tranquilo y disfrutar la felicidad de verlo de nuevo. Si fue mi culpa, acaso es mi castigo no poder estar a su lado.

No imagine sentir una vez más sus manos alrededor de mi cintura, sentir su calor y que me abrazara como si no deseará dejarme ir una vez más. Me da la impresión que el tiempo volvió dos años atrás y que nada de lo que pasó ha sucedido, que estamos envueltos en uno de esos tantos juegos peligrosos en los que pretendíamos escondernos para dar rienda suelta a nuestro amor, ocultando nuestras ganas de gritarle al mundo para que lo descubriera. Escucharlo decir mí nombre con esa voz desganada, me duele profundamente, me siento tan miserable por no ser capaz de aliviar ese herido corazón que él tiene, sólo le causo más sufrimiento –Claro que sí. No podía soportar estar más tiempo lejos de ti- no después de verlo, no podría simplemente pasar de largo y actuar como si no lo hubiera visto, cuando mi cuerpo reacciona por si sólo a su presencia, cuando mi corazón palpita de nuevo al compás de su nombre. Sus manos se sienten tan bien sobre mi rostro, que parece perfectamente amoldado a su forma. Una sonrisa se dibuja en mis labios y un ligero sollozo escapa de mi control, no puedo mantener la calma cuando estamos tan cerca, deseo que el mundo se detenga en este instante.

Cuando ataca mi boca, el resto de consciencia que podría tener ante la verdad de nuestra situación desaparece y lo rodeó con mis brazos, enredando su cabello entre mis dedos, dando pequeños tirones mientras nos devoramos el uno al otro. Su labios, su saliva, es el elixir que necesitaba para sentirme vivo de nuevo, para decir adiós a la pretensión de fingir que no habría de nuevo nada entre nosotros que seríamos dos extraños por el bien de ambos –yo también te extrañe mi amor, los días han sido tan solitarios y las noches tan frías si ti a mi lado- le digo con un marcado dolor en mis palabras y suelto su cuello para llevar mis manos a su rostro, para limpiar las lágrimas de sus mejillas mientras nos besamos con ternura y lujuria contenida.

En momentos como este no pienso, no solo ahora, tiempo atrás siempre me dejaba llevar por mi cuerpo y caía tan hondo antes las ligeras provocaciones de Adrik. Vivía en una fantasía donde él no crecería, donde yo seguiría siendo ese tutor que hace travesuras con su alumno. Estaba tan feliz envuelto en ignorancia, no viendo el marcar del tiempo que me acercaba a la decisión fatídica de soltarlo. Pero era feliz, llámese una ilusión, simple lujuria o amor, no me importa nombrar ahora nuestro sentimiento, porque para mi fue auténtico y me dio los días más felices y tranquilos.
Pero también sé que no puedo hacerme el tonto por siempre, soy un adulto, Adrik ahora también y el jugar a los amantes es una opción terrible, no tenemos de dónde sostener esta relación más que el sentimiento. ¿Es realmente así de fuerte?, incluso yo sé que hay cosas que no podemos controlar, que simplemente la brecha social tiene un peso mucho más grande que nuestro género, que no es porque sea yo, o un hombre, o su maestro. Es porque no soy la persona que ellos eligieron para su egoísta conveniencia. Porque honestamente, no tengo nada sorprendente por ofrecerle.
-Ha sido mucho tiempo, pensé… pensé que no te iba a ver de nuevo -entre esas escasas lágrimas he soltado una risa que se ahoga de inmediato, y me quedo mirando sus ojos preocupados. Me gustaría demostrarle que he cambiado, que he luchado para un día tener la fuerza suficiente y no temer al pelear por él, pero solo me vuelvo peor cada día- te amo -y aún así, no puedo evitar sentir esto, quererlo conmigo, huír de todo. Yo sólo me pregunto por qué me sigue yendo tan mal, por qué he de amarle tan intensamente y tener el sentimiento correspondido, pero simplemente todo se empeña en arrebatarmelo.

Tomo su barbilla de nuevo para besarlo esta vez más lento, debo preocuparme por el tiempo pero ¿pensar no hace este momento un desperdicio?. Solo voy a fingir, y después veré qué hacer con el arrepentimiento y el dolor.
Mi mano se desliza tras su espalda y acaricio un poco su cintura sobre la camisa, con esta ropa se ve tan guapo, aún con los ojos cerrados recuerdo su perfil de hace un momento.
-¿Cuánto tiempo tienes? -me separo apenas unos centímetros, dejarme llevar, no hacerlo… al menos haré un buen cálculo sobre el tiempo. Porque mi cuerpo pide más de él, todo. Si va a ser solo hoy, quiero dejarlo bien grabado en mi cabeza y así atormentarme con una imagen más fresca.

Suelto su cadera y con mis manos lo impulso hasta quedar pegado a la pared del cubículo, para dos hombres grandes este espacio es convenientemente estrecho.
Mi mano sube de nuevo a su cabello arriba de su oreja, y dejo que mis dedos se mezclen con el haciendo una caricia, bajando por su cuello, su clavícula.Observando su rostro, sus ojos que tanto amo, sus perfectos labios.

Cuestionarme sobre lo que pasó, como fue que llegamos hasta el punto en que estamos ahora no tiene el menor sentido, simplemente fuimos víctimas de las circunstancias. Tan rápido cómo nos dimos cuenta que éramos el uno para el otro, todo desvaneció, aunque fue poco el tiempo que pasamos juntos fue suficiente para darme cuenta que en él tenía todo lo que podría desear o necesitar, fue quien me enseño lo que es el amor y que también soy capaz de amar plenamente, me dio un motivo para salir adelante, para querer ser una mejor persona, para ser fuerte y algún día poder enfrentar el mundo con tal de poder estar de nuevo y para siempre juntos.
Sonrío de lado y con clara tristeza, yo también temí tanto no volver a verlo, después de todo el mundo es inmensamente grande aunque a veces parezca ser tan pequeño.
-Yo también creí…. Pero no me importaba que tuviera que buscar por todo el mundo, estaba dispuesto a encontrarte- no iba a descansar hasta verlo de nuevo, aun así fuera para verlo feliz con alguien más. Acaricio su rostro, no me gusta mirarlo tan afligido, también sufro por nuestra situación pero sufro más al verlo tan frágil ante mis ojos –también te amo, siempre te amaré – antes no creía en ese para siempre hasta que lo conocí, ahora puedo decir con seguridad que nunca podré amar a nadie más con la misma intensidad.

Cuando vuelve a besarme el tiempo y el lugar parecen desaparecer, en mi consciencia no hay espacio para pensar en lo que estamos haciendo o en las consecuencias, para mí lo único que importa es que estamos juntos de nuevo. Trato de prolongar ese beso lo más que pueda, mostrarle en cada choque y roce de nuestras lenguas que lo extraño, que lo amo, que lo necesito, que él es todo para mí.
Mi espalda se curvea al movimiento de su mano, conforme recorre hasta encontrarse con mi cintura, mis brazos se aferran a su cuello, quiero acortar más está distancia que nos separa. Un escalofrío recorre mi columna ante su pregunta –Contigo fue la última vez- le respondo con un poco de  vergüenza, no he podido estar con nadie más desde que no estoy con él. Estoy tan ansioso por sentirlo de nuevo, es lo que mi cuerpo necesita, y el alivio por el que mi corazón grita tan desesperadamente.

Mi espalda choca contra una de las paredes y yo sólo río de manera provocativa, me contengo de gritar que me tome, aquí y ahora –me has hecho tanta falta- susurró entre suaves jadeos. Ladeo ligeramente mi cabeza, siguiendo la dirección de sus caricias, sólo el tacto de su mano en mi cabello me hace estremecer. Mis labios se entreabren en aquella invitación a ser suyos de nuevo a que los corrompa cómo sólo él puede hacer.

Siempre pensé que Adrik había acatado aquella orden sin titubear. Por algún tiempo, mi inseguridad me hizo dudar de su cariño. Aun cuando en el fondo sabía que no había opción, que si él hizo caso a ese impedimento fue mayormente por mi bien. Y yo solamente pensaba en lo mal que lo pasé, quería buscar un culpable, una explicación, una salida a mi sufrimiento que a la mayoría le podría parecer irracional. Pero a mi me dolía lo suficiente como para no seguir viviendo, y aún así me levantaba cada día y me movía.

Suelto una risa un tanto satisfecha, yo traté de enamorarme, o al menos de salir con alguien más para no pensar tanto en el chico que nunca podría tener. Pero mi más reciente salida fue la única que no mandé inmediatamente al diablo, no es que fuera grosero con ellas, pero realmente no disfrutaba el estar acompañado, y hombres… nunca pensé en buscar uno en primer lugar. No siento atracción por otro chico que no sea él, probablemente por ninguna persona.
-Es perfecto entonces -tal vez a la hora del sexo es cuando más seguro em sentía. A veces me preguntaba si nosotros sólo éramos eso, o si yo sólo era bueno para satisfacer su cuerpo. Pero realmente no me preocupa ahora, yo quiero tomarlo, descargar el deseo que tengo cada noche con su recuerdo.

Me acerco a su boca entreabierta, dejando que mi lengua roce leto su labio inferior, como una pequeña travesura. Me encantan sus besos, pero mucho más me gusta esa imagen vulnerable que solo yo podía ver.
-Tu boca -delineo sus labios con mi pulgar, y la otra mano va de nuevo a sostenerlo por la cintura- tu cuello, tu pecho -mi mano sigue ese recorrido que estoy dictando. Son palabras que apenas se escuchan, no puedo darme el lujo de gritar cada cosa que he extrañado- extrañaba tocar tu cuerpo -mi mano sigue posada sobre su pecho, a la altura del corazón donde puedo sentir sus precipitados latidos. O ¿son los míos?. Tal vez el ritmo de los dos se va mezclando en un arrebatado latir. Me recargo sobre él para recargar mi cabeza en su hombro, dejando que mi voz llegue con mayor facilidad a su oído- te imaginaba desnudo mientras tocaba por aquí -ha sido lento el recorrido de su pecho a su entrepierna, sin presionar sobre su pantalón y sintiendo la erección de él- imaginando que era el tuyo. ¿Recuerdas?, te gustaba colarte conmigo en la biblioteca, en el gimnasio, los dormitorios e incluso aquella sala de cine -masajeo despacio de arriba hacia abajo, soltando al mismo tiempo suspiros hacia su oreja- deseando que te tocara de esta manera, tan atrevido -de nuevo busco sus labios y cerrando los ojos pego mi cuerpo con el suyo. Mis manos, deseando aprovechar el tiempo se pierden tocando su espalda baja y su cabello- Te amo Adrik -pego mi frente a la suya, quisiera robarlo, salir y gritarle al mundo que es solo mío, que no dejaré que nadie más le toque, que nadie será capaz de borrar mis caricias de su cuerpo.

Me duele tanto recordar el pasado y pensar en todo lo que su propia inseguridad pudo afectar  Ian. Me culpo cada noche por haberlo dejado, me pregunto cómo estará, si me habrá olvidado o sigue aferrado a mi recuerdo. Soy un chico egoísta y jamás me interesado realmente por alguien más, incluso hice daño a mi hermano sin darme cuenta, pero con Ian fue diferente, yo me aleje porque no quería destruir su vida, si yo acataba los deseos de mi madre no se metería con él y habría posibilidades de vernos una vez más, en cambio sí desobedecía ella se encargaría de destruir su vida, de hundirlo en la cárcel y de evitar por todos los medios que nos volviéramos a ver. Y sin embargo ahora me doy cuenta que mi decisión también le hizo daño, es inevitable para mí el no hacer daño a los que amo.

Me siento un poco avergonzado y es que mantener mi libido controlado ha sido muy difícil, durante años tuve una vida sexual bastante activa y oportunidades de retomarla han aparecido tantas veces, incluso esa chica que se supone es mi prometida se ha insinuado y eh terminado siempre por rechazarla. Y si no he sido capaz de hacerlo con una mujer mucho menos con un hombre, quiero que sean las manos de Ian las únicas manos masculinas que toquen mi cuerpo, no permitiré a otro más entrar en mí, ese es un derecho reservado sólo para el amor de mi vida.
-¿Tu…?- tengo miedo de preguntar, miedo de descubrir que ha buscado remplazar mi calor en otros brazos, que ha intentado de alguna forma olvidarme, no lo culpo, al contrario lo que menos deseo es que sufra por mí, y aun así me es inevitable dejar que los celos consuman mis emociones.

El simple roce de su lengua hace que todo mi cuerpo tiemble y que mis rodillas pierdan su fuerza y se doblen, trago saliva esperando que me bese, que esa lengua termine con la integridad de mi boca – Ian…- susurró en una súplica. Escuchó cada palabra, hasta que descifro que murmura cada parte de mi cuerpo, que recorre con sus manos –yo también extrañaba sentirte… tocarte- declaro con voz pausada y entre suaves jadeos, me siento mareado, embriagado por estar de nuevo entre los brazos de Ian, mi corazón late tan rápido, de nuevo me siento vivo. Un extraño sonrojo se apodera de mi rostro al escuchar que se ha tocado pensando en mí, la sola imagen es suficiente para hacer que una descarga recorra mi cuerpo por completo, que junto con toque suave ya  provocan un hormigueo en mi entrepierna, señalando que pronto va a despertar –No puedo olvidarlo, esa escuela fue nuestra, cada rincón dónde pudiéramos hacer el amor no lo podíamos desaprovechar, amaba, deseaba en cada instante ser tuyo, incluso entre las clases- le digo como si fuera un secreto que no supiera –me has hecho tanta falta- mi cuerpo parece derretirse sólo ante las palabras –Todos los días he pensado en volver a sentir tu cuerpo contra el mío y tus manos tocándome como ahora lo hacen- me resisto a suplicar me tome ya, aunque sólo sea un encuentro fugaz quiero lo haga con calma, disfrutar nuestro “último” encuentro. Al corresponder el beso, lagrimas brotan de mis ojos sin darme cuenta, tantos sentimientos acumulados y desbordados de una sola vez –También te amo Ian… te amo tanto- repito ansioso.

Nunca he creído en un dios, porque para mí, una persona que desde el inicio no fue deseada por nadie, rechazado y lanzado a su suerte, creer en un dios era insultarme a mí mismo por lo idiota que es aferrarse a una fe, a un ser inexistente para endulzar mi miseria. En el momento en que perdí a Adrik maldije a todos, y a ese dios en el que no creo le odie aún más. No sabía si era porque en el fondo creía que había una criatura con un poder mayor que solo gustaba de fastidiarme, o si necesitaba mostrar mi odio a un punto que atacara la fe de aquellas personas que me despreciaron, que siempre, hipócritamente, le muestran desdén y soberbia al mundo.

Escucho los quejidos que suelta y que, en este espacio reducido que produce eco, suenan tan excitantes. Elegía a propósito un sitio donde nadie podría vernos, aunque tal vez en el fondo esperaba que alguien nos descubriera, como todas esas veces en que me arriesgué, quería inconscientemente hacerle saber a todos que él y yo nos amábamos.
-Tu cabello creció un poco -toco los mechones y les doy un beso,.se ve tan hermoso hoy. La mujer que vaya a ser su esposa debe ser tan afortunada. Inevitablemente siento el dolor en mi pecho, trato de ignorarlo pero es complicado cuando el mundo se empeña en recordarte, cada tanto, que no todas las personas pueden elegir su futuro.

Le deboro a besos mientras mi mano trata de desabrochar su pantalón, yo estoy muy erecto, probablemente desde que toqué sus labios con los míos.
-Quiero verte todo -mi voz refleja la necesidad que guardé por estos años, y me despego un poco para indicar con los movimientos de mis manos que quiero quite su camisa- ¿me dejarás verlo? -me siento tan mareado, como si se tratara de un  sueño agradable. Pero sé que no es el caso, él está frente a mi con sus mejillas sonrojadas y su cuerpo caliente.
Me agacho para dejar mi rostro a la altura de su ombligo y acerco mi lengua para meterla, su piel, tocarla me ha dado un espasmo y mi taquicardia aumenta- eres tan delicioso, siempre pensé que tu sabor era mejor que el de cualquier dulce -doy una lamida más desde su ombligo hasta el borde de su ropa interior, apoyando una mano en su cintura y la otra en la fría pared que colinda con el otro sanitario.

Pero mi concentración se rompe con el sonido de mi celular, diablos, olvidé apagarlo.
-¿Hola? -no dio más de dos timbrazos antes de que lo cogiera, seguro Adrik se molestará por haber hecho eso, pero no he parado de lamer su abdomen mientras tengo el móvil en la oreja.

“No te veo por ningún lado, ¿dónde estás?”

La voz alegre de la chica con la que por fin saldría hoy no me causa ningún efecto, en lugar de eso me parece cada vez más lejana.
-Lo siento, me fui -pauso un momento para mirar al rostro de Adrik- alguien muy importante me llamó, dijo que me necesitaba y no había forma de negarme, lo siento -pude escuchar un tono apagado en su voz tratando de aparentar que no pasaba nada, pero si se siente mal o no por yo haberme ido, no me interesa. Solo quiero que me deje en paz- te llamaré luego, disculpa por el inconveniente. Nos vemos -colgué la llamada y me levanté para dejar mi celular en la bolsa trasera de mi pantalón.

En estos momentos que puede importar el pasado o lo que estamos obligados a hacer, ahora sólo me importa el presente y que al fin estamos de nuevo juntos, que no importa que sólo sea un instante más parecido a una ilusión que una realidad, pero no acaso los hombres viven de eso, motivados por sueños y metas irreales es que siguen adelante, en constante búsqueda de cumplir ese propósito, arañando suavemente el cielo con sus uñas para crear la sensación de que han alcanzado algo.

Por más que intento acallar mi voz, no puedo controlarla, después de todo estamos en un lugar público y ya no soy el mismo chico irresponsable de antes, ahora comprendo lo peligroso que puede ser que no s descubran y aunque ya no soy un menor al que pueden intimidar tan fácilmente, he aprendido a temer a mi familia y sé que no puedo enfrentarlos sólo si no cuento con el apoyo total de Ian, para eso necesito su fortaleza.
Cuando toca mi cabello, me siento tan emocionado, algo tan simple se vuelve lo más significativo, es absurdo como el más pequeño gesto se vuelve el más importante –No lo he cortado desde hace un tiempo- simplemente no he tenido ganas de hacerlo, o tal vez porque extrañaba los dedos de Ian pasar entre mis cabellos.

No podría describir cuanto he extrañado sus besos, pero ahora que lo tengo de nuevo, simplemente no puedo separarme de sus labios. Ya no soporto más lo necesito…
-Ian…- susurró acompañado de una perfectamente dibujada sonrisa maliciosa, en este lugar tan pequeño, pudiendo ser descubiertos en cualquier instante y él sólo puede pensar en verme desnudo –No necesitas pedir permiso, desde que te conocí soy tuyo- sin más me quito la camisa, lo más rápido que me permite lo estrecho del lugar. Estoy a punto de agacharme a quitar los pantalones cuando él se dirige a mi abdomen, un escalofrío recorre mi espalda al sentir la humedad de su lengua penetrar en mi ombligo, me echo para atrás en un pequeño espasmo y me sujeto a sus hombros, mientras que mi cadera se mueve inconscientemente hacia adelante.
-No deberías de decir esas cosas, vas a hacer que me sonroje- le digo en juego, la verdad es que me encanta escuchar cuanto le gusto, sé que he sido el único hombre en su vida y quiero creer que eso me hace especial –ngh… - un suave gemido se me escapa al sentirlo tan cerca de mi erecto pene, con el simple recuerdo es suficiente para que mi cuerpo reaccione.

Mis ojos están cerrados, el mundo a mi alrededor ha dejado de existir, todo en una perfecta atmósfera hasta que el sonido de una llamada entrante empieza a fragmentar todo, en un golpe de vuelta a la realidad. Y aunque Ian no deja de atenderme, me siento incómodo al pensar en la identidad de quien pudiera estar detrás de la línea.

Cuándo no quieres ver es tan fácil cerrar tus ojos, pero cuando no quieres escuchar, ¿cómo puedes cerrar tus oídos? Las respuestas de Ian no hicieron más que confundir mis sentidos, todas ellas sonaron a escusas baratas. Suelto sus hombros y me recargo en la puerta llevando uno de mis brazos sobre mi rostro, quiero cubrir las lágrimas que amenazan con escapar, sé que no tengo derecho a reclamar puesto que estoy prometido a alguien más, pero aun así me duele que me oculte detrás de una excusa y que se comprometa a ver a alguien más después de estar conmigo. Quiero salir huyendo pero no puedo, mi vida se acabó desde que conocí a Ian, sólo vivo para él y es por el deseo de volverlo a ver que he encontrado la fuerza de seguir hasta ahora.

Intento hablar pero mi garganta se ha quedado seca y las palabras atoradas, revueltas.

Lo sé, el cuerpo de Adrik me ha pertenecido desde aquel día, y no sé si yo estoy tan absorto en él o soy yo quien le tiene prisionero. Nuestro amor puede resultar extraño para quien lo vea, tal vez enfermo como lo llamó su madre y esas personas. Pero ¿qué pueden saber ellos?, quiero que me expliquen por qué ven esta relación como algo malo, ¿cuál es la diferencia entre dependencia y amor?. Para mi, que mi felicidad depende de este chico, esas cosas van de la mano. No me interesa si parezco miserable o patético, me siento vacío sin no estoy con él. Tal vez le amo de una manera muy obsesiva, pero al menos siento cuando estamos juntos, lo deseo no solo su cuerpo, su sonrisa. Nuestros recuerdos también están cargados de sonrisas, lágrimas y rabietas. Algunas citas, días de estudio y visitas a la biblioteca. Me gustaba verle escribir, escuchar sus nuevas ideas para el próximo escrito que nunca publicaría.

Sus pequeños gemidos y su cuerpo semidesnudo van levantando mi ánimo y nublando mi juicio. Lo veo desde abajo esperando su imagen no se borre nunca de mi cabeza, ese sería mi miedo más grande.
-Te amo -no tengo palabras suficientes para expresar lo mucho que le amo, le adoro tanto, no pensé que podría revivir ese tipo de sentimientos en mi. Quiero permanecer aquí por siempre.

Después de guardar mi teléfono me acerqué a él para besarlo, pero el brazo en su cara me lo impide. Pensé que estaba tan avergonzado por esto y lo bajé sin consideración solo para toparme con esa expresión en su rostro.
¿Qué pasa? -me siento intranquilo, la burbuja de amor reventó de repente y frente a mi solo tengo a mi ex amor con un gesto inexplicable- ¿qué sucede? -tomo su rostro entre mis manos, preocupado porque él se arrepienta de haber venido, ¿es eso lo que pasa?- ¿Adrik?

Mis ánimos se van al suelo, y me despego un poco de él para darle algo de espacio. No comprendo qué pasó, yo solo estaba… estaba tan drogado con su esencia que apenas pensaba lo que hacía, ¿lo lastimé de alguna forma?. Quiero abrazarlo fuerte y decirle que nada pasará y estaremos bien, pero yo sé que no es así. Y la realidad me golpea como siempre, esto que estamos haciendo está mal, no somos unos niños irresponsables, no estamos solos, hay personas que dependen de nuestra imagen, a quienes les afecta lo que hagamos. A pesar de pensar que estamos solos en este mundo, la verdad es que no es así.
Me siento tan miserable, y solamente llevo mi mano a su cabeza a sentir su cabello, quiero devorarlo, pero no tengo el valor para simplemente dejar todo por él, no soy ningún jovensito irresponsable que arriesgaría incluso su libertad por la persona que ama.