Help me -Emi Fukui-

¿Por qué duele tanto? Mi corazón se desmorona mientras mis pies me hacen alejarme de ese lugar. No puedo llegar a casa a sí o seguro papá hará un escándalo, además de que no quiero que se preocupe por mí, sólo es un corazón roto, Ivan está vivo y mientras esté vivo debería ser feliz y aun así duele demasiado. Las lagrimas no dejan de salir y la gente en la calle me mira, algunos seguro deben imaginar la razón, la mayoría me ignoran pero no falta alguno que me ofrezca su ayuda y sin embargo yo lo rechazo, no puedo simplemente confiar en un extraño.

Sacó mi celular, no quiero estar sola y necesito llamar a alguien, Kaede  no es confiable, eso me lo demostró hace algún tiempo y Momo-chan tampoco es una buena idea, esa niña aunque la adore es demasiado fría y seguro me hará sentir mal. Es entonces que veo su número mientras bajo por la agenda en búsqueda de quien podría ayudarme en estos momentos, Fuikui Emi. Hace poco que comencé a hablar con esa chica, no hace mucho que llego a la escuela y a pesar de ser alguien alegre parecía difícil acercarse ella, no obstante es alguien bastante agradable y que por alguna razón siento que alguien en quien puedo confiar.


Sin pensar demasiado marco su número, espero no molestarla –Emi-chan- digo con voz quebrada apenas contesto –Estoy en el parque cercano a la escuela. ¿Podrías venir? Necesito hablar con alguien, no quiero estar sola- por más que intento no sonar desesperada me es imposible. Saco un pañuelo y seco mi rostro, no quiero que nadie más que Emi se acerque a mí en este momento.

Se encontraba sentada en el suelo del baño mientras el agua en extremo caliente golpeaba contra su piel enrojecida a causa del calor. Su mirada estaba perdida en algún punto de un azulejo. No sabía cuánto tiempo llevaba bajo el agua, pero notó que sus manos estaban arrugadas. Se levantó sin ganas y terminó de bañarse. Al salir no se preocupó por secar su cuerpo o cubrirse, solo camino hasta su cama y se dejó caer en ella.
Estar sola no le gustaba a Emi, porque en soledad no sabía como comportarse o sentirse, en su interior solo existía un vacío, no era la niña dulce e hiperactiva que solían ver en la escuela, o la descarada y sugerente que a veces a su papi le gustaba. Solo era una chica sin alguna emoción para demostrar.
Escuchó el sonido de su celular y se levantó a desgana de la cama. Miró confundida el nombre en la pantalla.
-¿Yuna senpai?- dijo confundida al contestar -Emi no tardará- dijo pues prefería salir y huir de esa sensación de vacío. Sabía ya por costumbre que su papi no llegaría sino hasta muy tarde porque tal vez saldría con una de sus muchas novias o haría algún trabajo especial para el señor Ueda.
Sacó de su armario un lindo vestido con lazos y encaje, le gustaba vestir ese tipo de cosas que la hicieran lucir como una muñeca. Medio secó su cabello y lo desenredo.

Caminó tarareando alguna melodía que sonaba muy infantil e iba dando saltitos a cada paso justo al ritmo de la melodía.
Al llegar al parque vio a la chica del curso superior y se acercó a ella.
-Senpai- digo con gran entusiasmo y dulzura cuando se acercó a la chica.

Confío plenamente en que Emi vendrá, ella es una chica muy linda aunque en el fondo parece alguien muy triste. Realmente odio estar sola y más cuando acabo de pasar algo tan duro como esto, se supone que no volvería a llorar, es lo menos que podría hacer por papá. Duele, duele tanto que el tiempo me parece eterno el tiempo que tengo que esperar, Ivan me gusta tanto, lo quiero tanto que no me es fácil asimilar lo que ha pasado, simplemente imaginar que no volveremos a pasear tomados de la mano, que no me volverá a abrazar o que no volveré a probar sus besos, me duele.

Poco a poco he logrado tranquilizarme, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que llamé a mi amiga, pero siento que la espera ha sido eterna, necesito un abrazo de manera urgente. No tardo mucho en verla a la distancia, ella me parece tan linda, que fácilmente me he encariñado.
-Emi-chan- de nuevo vuelvo a llorar y se nota en mi tono de voz, no me interesa tener que ocultar mis emociones ante ella. Me levanto de la banca en la que estaba sentada y la abrazo de manera espontanea –Todo ha terminado con Ivan, me dijo que me quiere pero creo que ama a alguien más- le digo enseguida, no me gusta hostigar a la gente con mis problemas, pero esta vez es una carga demasiado pesada para mí –Yo lo quiero y creí que avanzaríamos en nuestra relación, pero él me dijo que tenía que elegir entre esa persona y yo- lloró con profundo dolor y sin soltarla, se que a ella no le gustan mucho los abrazos, sólo espero que me permita hacerlo por un poco más de tiempo.

Emi miró a la chica que apenas la miró y rompió en llanto, haciendo que la rubia no entendiera lo que ocurría con esa chica. No comprendía muchas veces la reacciones de sus compañeras de clase, incluso para apoyar a Mia su torpeza se imponía a sus deseos de ayudar.

El cuerpo de la pequeña se tensó de inmediato al sentir la cercanía de la otra, y estaba por empujarla pero se detuvo, porque sabía que a su papi no le gustaba que se metiera en problemas.
Le escuchaba decir como le contaba sobre que su novio le había dejado por otra persona. Emi no entendía el porque eso le causaba tanto llanto a la chica, tal vez porque para ella eso de enamorarse, querer a alguien y salir no esta algo que estuviera dentro de sus conocimientos. Tampoco comprendía lo que era avanzar en una relación.

Emi no sabía que decir o hacer, solo estaba ahí parada ahora menos incomoda por el contacto, porque en su cabeza trataba de entender. Yuna habla sobre ese chico con el que sale, r las palabras de su superior.
-Senpai, ¿te duele algo?- preguntó con inocencia porque de otra manera no entendía la razón para tanto llanto. Dio unos golpecitos en los brazos de su superior porque no sabía brindar consuelo, así que demostraba su torpeza social en sus actos.

No sabía que esperar de parte de Emi, no sabía si la chica tenía experiencia en relaciones si quiera, de cualquier forma en esos momentos le parecía que nada podría consolarla realmente, lo único que no quería era estar sola en ese momento de tanto dolor. Quizás después se disculparía con Emi por haber hecho tanto alboroto por un corazón roto, pero en esos momentos era todo en lo que podía pensar, no había siquiera tiempo para razonar.

La reacción de Emi no me pasa desapercibida pero no quiero soltarla, ya había notado que no deja que nadie se le acerque, y en verdad agradezco que me dé la oportunidad de estar tan cerca de ella. Creo que sólo necesito alguien que me escuche y poder desahogarme. No puedo dejar de pensar en Ivan y en que seguro se ha encontrado ya con esa persona, tampoco en lo maravillosa que debe ser como para preferirla, cuando me dijo que me quiere y aun así no poder guardarle rencor por sólo haber “jugado” con mis sentimientos.

Escucho su pregunta y no sé cómo responder exactamente –Me duele todo, en especial mi corazón- Le digo intentando sonreír por su intento de consuelo –Todo iba bien, sólo quisiera entender ¿por qué?- sé que ella no me podrá dar una respuesta –Lo siento Emi, por hacerte venir y contarte todas estas cosas – se le ve tan confundida que comienzo a cuestionarme si fue buena idea llamarla.

Emi se cuestiono en ese momento ¿como se siente el dolor en el corazón? ella desconocía tanto de la vida, conocía a la perfección el dolor físico, al cual estaba acostumbrada, había derramado lágrimas a causa del dolor, pero no comprendía por que las personas lloraban por otras cosas. Lo mas cercano para ella, era cuando su papi le decía que era una mala hija. ¿Era esa clase de dolor el que decía Yuna? pero ella no recordaba haber sentido dolor en ningún lado, solo se sentía mal, era algo extraño, pero no había algún dolor que ella pudiera explicar.
No podía responder ese por qué que su superior preguntaba, para Emi ese conocimiento estaba fuera de su alcance y se sentía confusa. Las personas eran demasiado complejas, sufrían, sentían decepción, pero ella no comprendía nada de eso. Ella creció en un mundo donde los sentimientos no importaban, nadie le enseñó lo que era el amor o el cariño, el querer a alguien, al menos no hasta que conoció a Mia, ella fue su primer contacto con lo que eran los sentimientos, pero aun así no lograba comprender las cosas complejas, Emi tenía esa desventaja, o tal vez era una ventaja, de desconocer las cosas al tal punto que no le afectaba prácticamente nada, su escaso desarrollo emocional le daba un escudo infranqueable contra el mundo en el que había crecido.
-¿por qué te disculpas con Emi? no has hecho nada malo- Emi no consideraba del todo cierto, le estaba abrazando y eso era desagradable para ella, no porque realmente odiara el contacto, realmente ella solo deseaba ser tocada por una persona, por su única razón para seguir con vida, a su dueño y padre, pero aveces aceptaba ciertas excepciones, como  por la importancia de las personas como Mia, el señor Ueda y obviamente su papi adorado.
-¿ese Ivan te hizo daño?- cuestiono la pequeña aun queriendo encontrar una razón con sentido para ese llanto -a Emi no le gusta abrazar asi que ¿esto esta bien?- cuestionó dejando de dar golpecitos en los brazos de la chica y ahora haciendo con una sola mano en su cabeza, su papi aveces tocaba su cabeza de esa manera y a ella le encantaba.

No culparé a Emi de mi falta de consuelo, después de todo por lo que he escuchado de las otras chicas, tomará un tiempo el superar este dolor, no quiero olvidarlo porque no quiero olvidar a Ivan, le hice una promesa que no voy a dejar de cumplir, aun debo prepararle ese chocolate y festejar su cumpleaños, no puedo dejar que el rencor crezca en mí, no puedo darle más culpas con que cargar, ni yo cargar más culpas de las que ya tengo.

-Siento que te incomodo contándote todas estas cosas- le digo sincera, después de todo aun no teníamos la confianza para hablar de cosas tan personales, creo que apenas le había contado un poco sobre que salía con un chico pero no más –No te dije mucho cuando las cosas estaban bien y ahora que están mal te llamo para que me consueles- no quiero pensar que la estoy usando porque esas no son mis intenciones.

Abro ligeramente los labios y apenas dejo salir un casi inaudible sonido, de alguna manera me hizo daño pero no quiero decirlo como tal –No… no sé si puedo decir que así fue- pienso un poco en cómo explicarle como es que me siento –Lo quiero mucho y él me dijo que no podía estar conmigo aunque me quiera –le digo esperando a que me entienda, tampoco quiero entrar en demasiados detalles.
La escuchó decir eso sobre los abrazos y la suelto de inmediato, no esperaba que me lo dijera –Perdón Emi, no quería incomodarte- me disculpo de nuevo por invadir su espacio y sonrió mientras ella golpea mi cabeza. De nuevo seco mis lagrimas y suspiro intentando calmarme – ¿Por qué no te gustan los abrazos Emi-chan? Agradezco que me dejarás abrazarte aunque sea un ratito- tal vez sea justo escucharla también a ella.

Emi sopeso la idea sobre si se sentía incomoda por lo que le decía la chica, pero no pensaba que nada de esas palabras le causara mas incomodidad que el abrazo. Estaba acostumbrada a su normal ignorancia de las cosas y al hecho de que las palabras no solían ser tan importantes para ella.
-mm, un porta, no tenía dada que hacer- explico la rubia sin dar mas importancia, no se sentía afectada porque Yuna no le hubiera contada esas cosas, y tampoco le parecía importante el que ahora decidiera contarle sobre ello. Emi era una chica simple, tal vez demasiado para lo que las personas en la sociedad acostumbraban.

¿Por que no sabría decirle si le habían hecho daño? Emi solo pensaba que esa chica era una criatura muy compleja para su entendimiento, pero que mas daba, todo el mundo era demasiado complicado para ella a final de cuentas.
En la memoria de la pequeña aparecieron las palabras de su padre, cuando le decía que era hermosa, que lo hacía sentir cosas, pero que no podía pasar nada porque eran familia, que esas cosas no las hacían un padre y una hija.
-hay veces que aunque quieran no pueden hacerlo- dijo Emi recordando con tristeza la promesa de su papá de buscar a una mamá para ella.

Por fin Emi fue liberada de ese contacto ¿solo tenía que haberlo pedido? En la escuela la joven de ojos azules ya no era tocada por nadie, demasiadas visitas a la dirección por haber golpeado a chicas que la tocaban e incluso ese profesor de gimnasia al cual le dejo la cara y el cuello arañados. Tenía varias amigas de clase, pero habían aprendido a mantener la distancia con la pequeña fiera, era como tener un gato cerca, a todas les gustaba porque era linda pero acariciarla podría ser peligroso porque lanzaría sus garras de inmediato.
-porque ya he recibido demasiados- contesto sin darle ni un poco de importancia a su respuesta, ya le habían advertido que no podía contar detalles sobre su vida antes de vivir con su ahora padre -¿nunca has comido una cosa tanto que luego te da asco?- pregunto la chiquilla con un tono juguetón mientras pateaba con poco de la arena de la caja de arena en la que se había metido, alguien había dejado un castillo a media construcción y ella no dudo en acabar con él en esa patada.

Podría considerarme una chica popular en el colegio, aun así me doy cuenta que realmente tengo muy pocas amigas en las cuales confiar, podría haber llamado a cualquier otra chica pero terminé por llamar a Emi, ella no parece afectada por nada de lo que le cuento, es como si no comprendiera lo que le estoy diciendo, aun así agradezco de todo corazón el que haya venido.
-Si lo dices así suena un poquito cruel- no creo que haya tenido malas intenciones en sus palabras, es más, son tan directas que no podrían ser malintencionadas, esa es la clase de personas que me gustan y creo que es precisamente por eso que llegue a enamorarme de Ivan.

Hasta el momento Emi no había dicho nada que pudiera consolarme, sólo con su presencia bastaba para hacerme sentir más tranquila, pero esas palabras alteraron toda mi perspectiva, tal vez no fue lo que dijo en sí, más bien la forma en que lo dijo.
-Creo que tienes razón- admito desanimada – Debo confiar en que sus razones fueron demasiado fuertes- ahora pienso que no le puse demasiada atención al motivo del porque no podíamos estar juntos, en ese momento sólo podía pensar en mi corazón rompiéndose en miles de pedazos – Gracias Emi- no me queda más que aceptar las cosas como son o no podré seguir adelante cargando semejante peso.

Me siento ya un poco mejor, claro que eso no significa que no seguirá doliendo y que seguro llorare durante días, pero no puedo rendirme sólo por mi primera decepción amorosa. Sólo espero que conforme pasen los días pueda comprender lo que pasó, atesorar los bonitos recuerdos de lo que tuvimos y no añorar lo que nunca habrá, será difícil volver, retomar la amistad que no existió antes, pero no quiero dejarlo solo, él oculta muchas cosas y parece una persona demasiado triste en el fondo.

-No comprendo, un abrazo jamás es suficiente…- tal vez tenga que ver que soy una persona demasiado cariñosa en especial con mis personas cercanas –Si me ha pasado, pero no entiendo que tiene que ver con los abrazos. Eres linda y seguro la gente a tu alrededor te quiere mucho y sólo lo demuestra de esa manera- hablo sin conocer nada sobre ella, después de todo quien podría imaginar un pasado oscuro de cualquier persona – ¿Por qué lo pateaste? Tal vez el niño que lo dejo volvería a terminarlo – no le reclamo pero si señalo mi inconformidad por haber deshecho el castillo.

¿Eso podría ser llamado crueldad? Para Emi eso parecía tan poca cosa comparado con muchas de las cosas que había visto. Para ella lo mas cruel era ver como su quería amiga Mia llegaba toda llena de golpes y llorando. Los maltratos que ella recibía realmente no le importaban, tampoco lo consideraba una crueldad, pero si lo que le hacía a Mia. Entonces de ahí su razón para no entender lo que para Yuna parecía ser algo cruel. La pequeña solo había comentado que no tenía nada que hacer, ¿acaso eso era malo? Emi pensaba que no importaba el tiempo que pasara dentro de ese nuevo mundo, ella jamás comprendería casi de lo que las otras personas decían, porque ante sus ojos todo ese mundo era tan calmado, ¿como alguien se podía atormentar por algo tan absurdo?
-lo siento- se disculpo bajando su cabeza, aunque no comprendía había aprendido a disculparse, porque eso parecía suficiente para que las cosas se relajaran un poco.

-no hice nada- comento confundida por no saber el motivo de ese agradecimiento.

Un abrazo jamás es suficiente, claro, Emi lo entendía si ese abrazo fuera de parte de su adorado padre, pero todas las demás personas en el mundo, no deberían tener derecho de tocarla. Ya no porque ella ya pertenecía a alguien, no era como en el pasado que simplemente el que pagara tenía derecho a hacerlo que deseara con ella, desde los actos que para cualquiera serían los mas humillantes e incluso aveces hasta los mas dulces y cariñosos.
-Emi en lugar de comer mucho he tenido muchos abrazos, sobre todo porque soy linda- explicó en el mismo tono juguetón acostumbrado, pues sabía que esa dicha "lindura" era la causa de ser una de las mas pedidas en aquellos tiempos.
Como ya era una costumbre en ella cambiaba en la forma de hablar, aveces en trecera persona sobre si misma y aveces como se supone las personas normales lo hacen, no tenía una manera definida de hacerlo, simplemente era que aveces salía así o otras no. Era la costumbre de no saber como comportarse del todo si no le decían exactamente lo que quería.

Emi se giro para mirar a su superior, esa pregunta le confundía como casi todo lo que escuchaba en su día a día. Se encogió de hombros como respuesta, porque realmente no la tenía, solo lo había hecho y ya.
-era arena- dijo después de pensarlo por unos segundos, porque ante los ojos de la chiquilla, eso que había pateado no tenía importancia, solo era un poco de arena amontonado. Aun así se dejó caer de rodillas en la arena y comenzó a apilarla de nuevo.

Terminó por sonreír al verla tan cabizbaja, en verdad que Emi en ocasiones aparenta el comportamiento de una niña, es otra persona de la que sé realmente poco y que al igual que Ivan dudo que me tenga pronto la confianza de contarme sobre su pasado y su vida personal, así que tendré que seguir haciendo suposiciones sobre su comportamiento, con tal de tratar de entender su comportamiento.
-No lo decía para que te sintieras mal, no tienes que disculparte- me siento tan avergonzada –Sólo lo dije como un juego no como si en verdad lo pensara- intento explicar pero no sé si eso esté bien, o si a ella le interese, pero no me gusta verla deprimida o confundida, yo tampoco soy una experta en el mundo pero creo que podría ayudarla a comprender.

-Estás aquí conmigo y de alguna forma me has hecho sentirme un poco mejor- explico sin darle mucho detalle, ya que no le veo motivo a explicar a detalle el porqué de mi agradecimiento, sino creo que se pierde el valor de ello.

Las muestras de afecto son comunes entre las personas e incluso las personas que se autodenominan como las más frías en algún momento necesitan de ello, un abrazo, una caricia, un beso, todo eso es importante en nuestras relaciones con las demás personas, no veo forma de poner un límite a las que podrías recibir y más siendo tan joven.
De nuevo su forma de hablar y de expresarse llama mi atención, no soy una persona demasiado perspicaz y desconozco muchas cosas, me cerré al mundo y después fui llevada a un mundo de ensueño que me hizo desconocer muchas de las cosas malas a mí alrededor, sin embargo creo que alcanzo a notar que hay algo turbio detrás de “esos demasiados abrazos” más cuando parece acompañado de la culpa de ser linda.
-Emi-chan. ¿Quién te abrazaba no era alguien que querías?- no debería preguntar, ya que no estoy segura de poder ayudarla y mucho menos si ella tendrá la confianza de contarme algo que podría ser un golpe terrible a mis emociones, no es lo mismo suponer a escucharlo, a que una persona cercana te haga sentir sus experiencias tan cercanas como el fuego en una fogata, que aunque no lo toquemos sólo con acercarnos podemos sentir nuestra piel arder.

-Sólo era arena, pero eso no significa que no sea importante para alguien- creo que estoy demasiado sentimental con todo lo que ha pasado, ponerme tan emotiva por simple arena. Me agacho también para ayudarla, seguro que terminaré con mi uniforme de la escuela sucio –  ¿Has hecho un castillo de arena antes?- le pregunto mientras le ayudo a apilar la arena –Mamá me enseño, ella amaba el mar- me gusta hablar sobre mi madre, porque así puedo mantener vivo su recuerdo en otras personas que no tendrán la oportunidad de conocerla.

-¿como un juego?- cuestiono la rubia, pero no tardó ni un segundo en asentir y aceptar esas palabras. No comprendía ese juego que su compañera de escuela había realizado con ella, pero Emi solo prefirió restar importancia a ese detalle como a casi todo lo que en su vida pasaba -de acuerdo- contestó solo aceptando ese juego sin mas.

La boca de Emi se abrió en un gesto de sorpresa. Comprendía eso, su compañía había servido a Yuna de alguna manera. A ella no le gustaba estar sola, eso era algo que entendía, la compañía le gustaba porque no se sumía en ese vacío interno que ella tenía. Aunque bien su cabeza no daba para entender la diferencia entre ambas situación, al menos al encontrar algo de sentido en esas palabras, Emi solo decidió que comprendía un poco lo que la otra chica le decía.

-le quería- dijo con una sonrisa juguetona e inocente, pero realmente no era porque lo sintiera, eran los años de acostumbrase a decir ese tipo de cosas, decir a alguíen que le quería no era problema, podría decirlo ante el mismo dios y el mismo no dudaría de que esa niña decía la verdad.

Emi solo miraba el castillo destruido, cuestionando ¿por que a ella debería importarle si eso era importante para alguien a quien ni siquiera conocía? Soltó un pequeño suspiro. En momentos así había aprendido que lo mejor era cerrar su boca, su desconocimiento del mundo ya le había acarreado muchos problemas a su papi, y por eso había aprendido a callar sus pensamientos, porque sabía que su manera simple de ser, muchas veces escandalizaba a los demás en ese nuevo mundo.
-nunca- contesto -¿y como es el mar?- pregunto llena de curiosidad, toda su vida desde que tenía uso de razón había pasado su vida entre cuatro paredes, solo cambiando de una habitación a otra. y aunque no tenía especial interés en conocer el mundo, aveces le gustaba escuchar en palabras de otros la emoción que sentían por cosas; una emoción que solía estar fuera del alcance de Emi.

Muerdo mi labio pensando en cómo debería explicar mis palabras, creo que al llamarlo “juego” sólo empeoré las cosas – Bueno, no exactamente. Lo que importa es que no lo dije con la intención de señalar que hayas hecho algo malo. Sólo que cuando dices que viniste a ver a una persona porque no tenías nada que hacer, suena como si lo hubieras hecho porque en verdad no tuvieras nada mejor que hacer y no te interesara la persona - trato de explicarle él porque le dije aquello – No con eso quiero decir que tú lo hayas hecho, así somos las personas y siempre se nos da por exagerar las cosas- intentar explicar un sentido común que se desarrolla con el tiempo es verdaderamente complicado.

Si no fuera porque Emi rechazaba los abrazos, lo habría hecho, le daba tanta ternura cada una de sus expresiones, no era como Momo-chan, aunque adoraba a su hermanita, con ella simplemente sentía que un abrazo no iba, pero Emi era diferente, simplemente se daba a querer.

Pestañeo un par de veces, me parece extraño que dijera quererlo cuando parece no comprender lo que le conté sobre Ivan, bueno tal vez fue ella quien lo dejó y por eso el sentimiento es distinto
-¿Y lo extrañas?- sigo con el mismo hilo de la conversación, hablar sobre Emi me ayuda a dejar de lado mi propio dolor y también me ayuda a conocerla mejor, aunque sea un poquito –Debió ser difícil decir adiós- asumo que eso se relaciona con su aberración a los abrazos, a veces después de perder a una persona especial te niegas a hacer cosas que hacían juntos y que te recuerdan el dolor de que ya no está contigo.

Seguro que ella no lo comprendía, después de todo, la mayoría de las chicas de la escuela eran iguales, no se preocupaban más que por sí mismas, no quería pensar que Emi era igual de egoísta que ellas pero al final era parte de la educación que recibían las chicas de su clase social.
-Entonces te enseñaré, aunque necesitamos conseguir agua primero- volteó alrededor en búsqueda de agua y algo con que traerla, pero no encuentro nada que nos pueda servir - ¿No conoces el mar?- eso me pareció tan extraño, después de todo la playa nos queda tan cerca como para no haber ido aunque sea una vez –Eso no puede ser posible- Me levantó y le ofrezco una mano para ayudarla a levantar también -¿Estás libre el próximo fin de semana? Podríamos ir, y puedes invitar a quien quieras- le propongo esperando que acepte.

Emi asentía mientras Yuna le explicaba, en eso ultimo que había dicho la chica, Emi se sentí estar de acuerdo con ella, las personas siempre exageraban las cosas.

-no- contesto como siempre sin dar relevancia a sus palabras. Extrañar a una persona, ese sentimiento tan común entre los seres humanos también era algo desconocido para Emi, ella era como una muñeca, sin reales aspiraciones, sueños o ilusiones. ¿Sentía cariño? si, era algo que había comenzado a experimentar cuando Mia apareció en su vida, pero siempre había tenido a su amiga a su lado, y ahora sabía lo mucho que le importaba su padre, el se había convertido en su absoluta razón de ser, al punto de que aceptaría que él le matara cuando ya no le fuera de utilidad. Pero extrañar eso no estaba en su escaso repertorio de emociones. Nunca había tenido que extrañar a alguien, ninguno de esos hombres que pagaban por estar con ella había pedido que les dijera que los extrañaba, aunque algunos se lo decían a ella -Emi nunca dijo adiós- trató de explicar.

Asintió cuando le dijo que le enseñaría, Emi solo permaneció hincada en la arena, los pequeños granos se le incrustaban en su piel poco a poco, cualquier persona se levantaría para evitar esa sensación de molestia y dolor, pero para ella el dolor a ese grado no era nada importante, era tan insignificante como el movimiento del aire que mecía su cabello.
-no- contesto moviendo su cabecita de un lado a otro negando.
Emi miro la mano de la otra chica extendida hacia ella, así que se levantó sin aceptar esa ayuda. No se preocupo en sacudir la arena de sus piernas o su vestido -el fin de semana papi no trabaja, compensará a Emi por mejorar notas- dijo la pequeña con entusiasmo que iluminaba todo su rostro, e incluso dio un par de giros, su vestido se levantaba un poco por la fuerza centrifuga del movimiento y entonces se detuvo -Emi es mejor hija ahora- le explicó a Yuna acercándose a ella como si le contara un secreto, tenía los puños cerrados cerca de su mentón y toda la ilusión en sus ojos, se acercó tal vez demasiado a la otra chica quedando mas o menos a la altura del cuello de la otra y luego se separó con expresión de un niño que acaba de comer el dulce mas delicioso de su vida.

Al menos pareció que Emi había comprendido lo que le había intentado explicar o eso quería creer, como sea parecía que todo había terminado bien, ella estaba más relajada y Emi no estaba molesta.

Su respuesta fue tan tajante, que no me dieron ganas de seguir indagando más al respecto, después de todo ella tendrá sus razones y por mi parte creo que ya pregunte demasiado después de todo, cada quien vive su vida de diferente manera y la gente a nuestro alrededor no toda merece ser recordada con cariño.
-¿Nunca has dicho adiós?- eso no lo comprendo, al final irse sin despedirse sigue siendo una despedida, quizás si haya gente que no conozca el dolor del abandono y la soledad, que es más triste irte sin decir adiós que despedirte aunque sea para siempre.

Emi parecía tan ilusionada pero sin agua no podrían modelar la arena, así que lo más seguro es que tendrían que dejarlo para después –Necesitamos agua y no veo nada cerca – le digo decepcionada –te enseñaré después, ¿estás de acuerdo?- últimamente he tenido que hacer muchas promesas para el futuro peor no lo veo a mal ya que eso me da un motivo para seguir con esas personas.
Ya me esperaba su respuesta aun así me tomo un poco por sorpresa, debe ser triste teniendo el mar tan cerca y no conocerlo. Por otro lado ella no acepta mi ayuda, debí recordar que no le gusta mucho el contacto con la gente, así que al final sólo paso detrás sobre mi espalda mi rechazada mano.

-Entonces dejémoslo para después. Comprendo que el tiempo que pasas con tu papá debe ser muy valioso- suponía que el hombre también se pasaba la vida trabajando y que no debía verlo muy seguido, ya que ella pasaba por exactamente lo mismo –Eso es muy bueno Emi, a los papás les hace felices que saquemos buenas notas- como ella hizo hace un rato acaricio su cabeza con cuidado de no incomodarla –Seguro tu papá está orgulloso de ti- jamás ha mencionado a su madre así que supongo que ellos viven solos.