City of stars *Mitya*

Recuerdo del primer mensaje :

Cuando me dijeron que podría verlo, me emocioné, no esperaba que pudiera ver a un amigo desde que Mia se fue. Me he sentido muy sola, pero recuerdo que él era muy bueno conmigo, incluso había veces que solo me visitaba para jugar y me llevaba regalos. Era de las pocas personas que disfrutaba ver en aquel lugar.
Me miro en el espejo y me siento incomoda con mi imagen, hace un tiempo mi cuerpo parece que ha comenzado a cambiar. A veces peino que mi propio cuerpo no quería crecer como método de supervivencia, aunque se que es absurdo, solo soy una persona de desarrollo un poco tardado.
Probablemente ya no le voy a parecer atractiva, aunque supongo que eso ya no debería importarme, pero creo que la idea no me agrada, al menos se que a él le gustaba, pero eso cambiara.

Mi padre está en el trabajo, y solo le escribo un mensaje para avisarle que ya no tardo en salir. Desde que Mia se fue, yo he estado mucho tiempo sola y aburrida, al grado que comencé a estudiar, prácticamente he dedicado todas mis horas fuera de la escuela a estudiar. Mis calificaciones ahora no son un problema, aunque cuando comencé a mejorar, en la escuela no creían que fuera posible, y pensaban que estaba haciendo trampa, pero al final no han podido demostrar nada y solo soy una buena alumna ahora. Ahora comprendo un poco mejor la manera en que el mundo se rige por estándares de moralidad y me he adaptado a ellos aunque realmente me dan igual, sigo sin creer en nada de ello, pero es mas fácil fingir que soy parte de la comunidad a ir contra la corriente.

Cuando escucho que tocan el timbre bajo de inmediato, me siento emocionada de verlo, él es de las pocas personas que hace que yo sienta algo parecido a la alegría.
-¡Hola!- saludo con una gran sonrisa cuando lo veo y por costumbre salto hacia él para abrazarlo.

Emi:

Esta vez se mostró más segura con los zapatos, y yo me siento entusiasmado.
-Entonces serán tuyos -contemplé feliz cuando ella se probaba los zapatos y los lucía con ese bello vestido. Realmente le quedan perfectos, y dudo que alguien más los luciría de tan espectacular modo- no debes preocuparte por eso -dije una vez caminamos fuera de la tienda.  Mis manos iban llenas de tantas cosas que compramos allí y en otras tiendas, pero no tengo problema alguno con eso, todo lo contrario, si el dinero me sirve para complacer a Emi, lo usaré cuanto pueda. Además todo esto lo tenía contemplado desde que la invité a salir.
No quería pero al final dejé que me ayudara con las bolsas de ropa.
-Gracias, linda -sonreí- ¿te parece si vamos a guardar todo esto y luego vamos a comer? -ella es muy amable y considerada conmigo. Emi no es la clase de niña que necesite fingir completamente. Tal vez algunas cosas en el pasado sí, ya que yo solo era uno de esos tantos clientes, pero ahora se siente diferente el ambiente entre nosotros. Me gusta.

Dejé las bolsas en la cajuela del auto y caminé de nuevo con ella a la entrada de la plaza.
-Uhm… ¿se te antoja algo dulce? Podemos ir a una pasteleria fina que hay dentro -recibí gustoso su abrazo y sentí cómo mi corazón empezó a latir más rápido. Mis brazos fueron a su cintura y presioné con mis dedos un poco. Tengo muchas ganas de abrazarla- entonces- dije separandome de ella. Si continúo así no podré contenerme, y estamos en un lugar público- vayamos a comer, aunque un poco de pasta no estaría mal, pero creo que no tengo tanta hambre para soportar eso, ¿tú qué dices? -el comer las golosinas hace un rato calmó el poco apetito que tenía, por eso prefiero algo ligero.

Al final fuimos a un lugar de comida más informal, y le pedí que nos sentáramos al fondo en una de las mesitas con sofá doble. Cuando tuve la carta en mis manos pedí un baguette de salami y jugo de fruta.
-Nunca había entrado aquí -dije mirando alrededor. Me giré a ella y puse mi mano sobre su pierna, pues al sentarnos en el sofá del mismo lado y estar tan pegados, fue casi inconsciente el movimiento- ¿te molesta? -le pregunté directamente- no quisiera hacerte sentir incómoda, pero quiero que sepas de qué forma me importas -le miré un poco más serio sin dejar de sonreír y recargué mi mejilla en mi mano ladeando mi cabeza- aunque no es lo único -retiré mi mano de allí para tomar su manita y darle un beso- ¿tu padre te ha metido a alguna actividad fuera de clase? -hay cosas que me gustaría saber de ella, y aunque tengo el poder para enterarme por mi cuenta, prefiero que ella me lo diga- escuché que la hija del señor Ueda se fue lejos, ¿has salido con alguna otra amiga? -esa niña y Emi siempre fueron muy cercanas, incluso fuera de ese lugar, ellas permanecieron relativamente juntas.

No parece con intención de negarme nada, y no puedo decir que recibir sus regalos no me agrada. Antes eso me daba igual, pero he descubierto que me gusta la forma en que él me trata. No es nada parecido a como me trata el señor Fukui, si, él también me dice que soy hermosa, pero se siente diferente, la mirada también. No importa que tan especial él es para mi, se que muchas veces, las cosas que dice no son mas que las cosas que deseo escuchar y el solo las dice por eso, puedo notar la diferencia, y aun así, yo desearía estar con él ahora, aun si se le soltara alguno de esos golpes que a veces me da de manera accidental, o si se enoja por algo que digo, o si solo quiere presentarme alguna de sus novias. Mientras pienso en él, la sonrisa de mi rostro no se borra, estoy acostumbrada a sonreír sin importar lo que pase por mi cabeza.

He aceptado cuando dice que llevemos esas cosas al auto, sería todo un problema andar cargando todo esto por el lugar, seguro yo terminaría perdiendo lo que llevo solo por dejarlo en algún lugar y luego olvidando tomarlo de nuevo.
Mientras aprovecho para abrazarlo disfruto un poco de eso aroma, su aroma siempre me ha gustado, desde el primer momento que lo tuve cerca lo noté, es muy agradable y yo podía pasarme el día abrazada a él solo disfrutando de su aroma.
-Ya te dije que tu elijas- contesto a su pregunta sobre si quiero algo dulce, la verdad es que si, yo podría pasarme el tiempo comiendo ese tipo de cosas, pero ahora solo quiero que sea algo que a él le guste.
Hago una mueca inconforme cuando él se separa de mi, casi siempre considero que esta sociedad nos pone demasiadas limitantes, y aunque ya se que cosas no debo hacer, me desespera un poco tener que controlar tanto mi comportamiento.
-Si quieres pasta vamos por pasta- le digo un poquito molesta por tener que separarnos.

Mitya ni ha pedido pasta, ni estamos en una pastelería fina, aun así he pedido una crepa dulce.
-Yo tampoco- comento mirando un poco a todos lados como siempre que entro a un lugar nuevo. Ni siquiera le di importancia al tacto de su mano hasta que el pregunto aquello.
-¿qué cosa?- pregunto sin saber porque debería estar molesta. Sonrío por sus lindas palabras, el esta lleno de ese tipo de cosas, palabras lindas y esa clase de mirada que ahora tiene -no me haces sentir incomoda, nunca lo has hecho, aunque creo que ya no me gustan tanto las citas, no puedo hacer muchas cosas- recibo ese beso en mi mano, creo que el me hace sentir como una princesa, aunque no se si así se sentía una princesa, pero quiero creer que si.
Niego con la cabeza a la pregunta que hace.
-He tenido que dedicarme solo a estudiar para regularizarme- por primera vez algo hace que mi sonrisa se borre por un momento, y vuelvo a negar -las demás niñas de la escuela son aburridas- es verdad que cuando estoy en ella, hablo con ellas y parece que era algo así como su linda mascota, ahora han comenzado a alejarse de mi, tal vez porque ya no parezco tan niña y no les gusta que sus novios me conozcan.

No sabía si sentirme triste o feliz. Este dia hemos estado bien, ¿no es así? ¿O acaso le molesta no poder abrazarnos? Hace un rato parecía molesta porque la alejé, tal vez fui muy brusco. Además no le he tomado la mano más que en ocasiones donde no podemos ser vistos. Y no me avergüenza para nada, simplemente es incorrecto ante los ojos de otros. Las personas solo están al pendiente para poder perjudicarnos, por eso no puedo tomarme tan a la ligera esto.
-La próxima vez vayamos a un sitio con menos gente -pero lo bueno de todo es que a ella no le pareció extraño mi tacto. No sé si me agrada el que no se inmute con eso, esperaba que le pusiera feliz o tal vez ver una expresión tímida, pero es muy normal para Emi.

Solté un suspiro y la miré preocupado. Quiero que Emi tenga amigas, y a la vez me gustaría mantenerla aislada de todas esas personas. Sé que al enredarse con alguna señorita de su edad, eventualmente se interesará por los chicos y eso me pondría muy triste.
-Entiendo -dije apenado, no parece que ese tema le guste mucho- bueno, entonces no hablemos sobre la escuela -además no creo que exista alguien de quien deba preocuparme ahí.
Nuestra comida llegó y di un sorbo a mi jugo de fruta.
-Es delicioso, ¿quieres probar? -a las parejas no les importa compartir sus cosas, pero tal vez ella sienta asco. No, es imposible, Emi no es como cualquier chica de su edad, ella está acostumbrada a otras cosas- ohh, ya que no asistes a clases por la tarde, ¿qué te parece salir de nuevo la próxima semana? -di una mordida al baguette y cuando terminé el bocado, busqué una servilleta para limpiar mi boca- ¿has ido a la playa, Emi? Podríamos tomar el siguiente fin de semana. Ah, aunque no sé si el señor Fukui te deje quedarte conmigo un día entero, pero podemos preguntarle -ir a la playa con ella parece mejor idea, hay algunas que no son tan demandadas y podemos actuar a nuestro antojo, además me parece un lugar muy romántico y tranquilo.
El saber que podemos estar a solas completamente, me hace sentir ansioso. Tal vez allí podamos hacernos más cercanos, y si logro conseguir el permiso de ese hombre, puede que durmamos juntos hasta el día siguiente.
-Tienes un poco de crema en la boca -pasé mi dedo cerca de su labio y luego lo lamí- dulce. Ahora tengo antojo de eso, tal vez pida alguna para llevar, pero dudo que sepa igual de rica.

-¡Si! Eso me gustaría-no me agradan estar rodeada de tantas personas, aunque ya entiendo como debo comportarme y todas esas cosas, la verdad es que muchas veces me da flojera hacerlo.

-bueno, no hablemos de la escuela, pero sabes, yo era buen en clase de deportes, pero el profesor, él si me tocaba, a mi papá no le gustó nada, pero la directora no hizo nada y no me creyó- comento como algo al azar, aunque solo quiero ver como reaccionaria una persona que dice que me quiere a algo como eso.

Acepto probar su jugo y me estiro para beber un poco de él, y sonrío en muestra de que me ha gustado.
-Yo quiero uno igual- digo viendo ahora sin muchas ganas la soda que yo he pedido para tomar -si, salgamos de nuevo, me gusta mucho este contigo- mi sonrisa se hace grande cuando pregunta lo de la playa y niego, pues nunca he ido, pero la idea me entusiasma, creo que ver algo así sería asombroso -¿Un día entero? nunca hemos estado tanto tiempo juntos, me gusta. Si preguntémosle, seguro dice que si- comento dando unos pequeños saltitos en mi silla.
Con ese entusiasmo por ir a la playa he terminado dando una rápida y gran mordida a mi crepa y sonrío mientras la mastico -¿Entonces quieres de la mía? Si tanto te gusta la mía yo te comparto- estiro mis brazos para acercar la crepa a su boca.
Como un poco más y luego lo miro -¿ya me dirás que significa la flor que me regalaste? - pregunto con una dulce sonrisa -Es que yo quiero escucharlo de ti- comento bajando mostrando un poco de timidez.

Me puso feliz el saber que ella también prefiere un sitio más tranquilo. No odio la gente, para nada, también me gustan este tipo de lugares, comprar, y eso, pero si se trata de una cita un lugar donde podamos ser cariñosos siempre es mejor.
Pero mi sonrisa se fue rápido y tensé mis manos, tragué saliva y le miré mientras ella explicaba con tanta tranquilidad.
-¿Cómo? -giré mi cuerpo y la miré preocupado- ¿cómo que te tocó? ¿dónde? ¿y por qué? -y además, ¿esa directora no le creyó? ¡¿Qué sucede con esa mujer?!- Emi, tu padre fue a hablar con ella, ¿cierto? Es más, esa persona debería dejar de enseñar en tu colegio -me sentí nervioso y comencé a alterarme. Mordí mi labio, no puedo evitar sentirme furioso. Ella no le afectan esas cosas, pero a mí sí, sobre todo si sucede en un lugar seguro como lo es su colegio- lo siento, Emi, es que no me agrada la idea de pensar en ese hombre tocándote. Espero que le hayan suspendido -yo no puedo meterme mucho en eso, sería peligroso para nuestra reputación ya que no es un familiar directo.

Un poco más calmado decidí olvidar, por el momento, ese tema, aunque después tendré que preguntarle a su padre o al señor Ueda.
-Yo adoro verte, Emi -le dije sonriendo- me encanta escucharte también, incluso leer tus mensajes -el platicar con ella por cualquier medio es algo realmente tranquilizador para mí- sí, sí, quiero que pasemos un dia o dos en la playa. Es muy hermosa, y hay tantas cosas que podemos hacer ahí y que debes conocer -no solamente deseo que pasemos la noche juntos, también que ella experimente nuevas cosas conmigo. Buscaré el mejor y más exótico sitio a visitar, así deba esperar una o dos semanas más de lo que deseo.
La emoción me embarga y acepto tomar un trozo de su postre.
-Pide lo que quieras -giro mi espalda y le indico a la señorita me traiga una bebida como la mía- ¿la flor? -pregunté confundido- ¡la flor, claro! -me reí- significa pureza y dulzura. También se le otorga a una persona que consideras preciosa y por la cual tienes un cariño especial -me acerqué a darle un beso en la punta de su nariz- ¿qué opinas? La compré pensando en ti -esperaba que ella buscara el significado sola, y tal vez sonriera mientras lo lee, pero, no importa.

-Ponía sus manos en mis piernas, muy muy arriba- doy unas palmadas en mis piernas -pero yo le rasguñé la cara cuando subió mucho- muestro orgullo por decir eso -se supone que ya nadie debe tocarme si yo no quiero, y no dejo que nadie lo haga. Por eso he tenido muchos problemas en la escuela. Pero contigo está bien, siempre me gustó como me tocabas- sonrío para que sepa que a él no pienso hacerle nada porque me toque -Si, él hablo con ella, pero yo no le agrado nada a la directora, siempre me trata de mentirosa- no demuestro demasiado interés en la directora, la mujer me desagrada mucho, pero no puedo hacer nada -si, pero regresó, al principio había una persona vigilándolo en cada clase, pero ya no van- solo me encojo de hombros pero me muestro un poco desanimada porque al final solo quedé como una mentirosa, no es que eso me importe, la verdad es que si algo aprendí a hacer todos esos años en ese lugar, fue a mentir, pero solo me siento inconforme por como pasaron las cosas.

La idea de la playa me entusiasma, pero no se como tomar eso de un día o dos lejos del señor Fukui, creo que lo extrañaría mucho, pero él a mi no, así que tal vez no importa. Seguro dirá que si. Aun con mi sonrisa solo muevo mi cabeza en un rotundo si.
-quiero ir, y jugar en el agua y estar todo el tiempo contigo- estiro mi mano para acariciar su rostro por un momento -eso es lo que mas quiero- he dejado un poco mi actitud infantil solo para decir eso.

-¿piensas eso de mi? ¡Me gusta!- como un poco mas de mi crepa que ya está a dos mordidas de acabarse -la voy a cuidar mucho.
He terminado mi comida antes que mi juego, y mi soda ni siquiera le he dado un trago, así que solo estoy tomando del juego mientras lo miro.
-quiero que hagamos algo más- digo cuando el está por pedir la cuenta. Al salir le tomo de la mano para ir al estacionamiento a donde está el auto -entremos ahí- digo señalando la parte del asiento trasero del auto. Tiene lo cristales polarizados así que aquí la gente no nos mira. Subí primero y espere a que lo hiciera. En cuanto cierra la puerta me siento sobre sus piernas y lo abrazo por el cuello -dime cuanto me extrañabas, porque yo te extrañé mucho- le pregunto bajito ya que estoy cerca de su oido -tu siempre fuiste diferente, siempre me tratas bien y me cuidas- mi pulgar acaricia sus labios -¿de verdad no te importa que estoy creciendo? Porque yo quiero ser perfecta para ti siempre. No quiero que la persona que me gusta, deje de gustar de mi- me separo un poco de él para mirar sus ojos -¿aun te gusta mi cuerpo?- tomo sus manos para hacer que recorran mi cuero, que sienta esas curvas que antes no existían, que note todos los cambias que he tenido. Suelto sus manos y tomo su rostro con el mío para que sus ojos solo miren los míos -Mitya- digo su nombre en ese tono que a él siempre le ha gustado -yo solo quiero hacerte feliz- dejo un beso que apenas toca sus labios.

Apreté mis labios molesto. Dentro de mí comenzó a sentirse muy sofocante. De tan solo imaginar a un hombre tocando a Emi de esa forma hace mi cabeza no piense con claridad y desencadena un montón de pensamientos agresivos.
-Me alegra que te hayas defendido -intenté mantener la calma, pero aún me siento frustrado porque no pude defenderla, ni de ese pervertido de la supuesta autoridad que estaba allí para protegerla- y lamento que pasaras por eso. Esas personas… -mordí mi labio- ni siquiera deberían estar allí con ustedes -la miré y suspiré. Llevé mi mano a su cabeza y la acaricié- lo siento, creo que me afectó un poco -sin pensarlo la abracé con ambas manos y cerré mis ojos- no quiero que te pase nada malo, Emi. No me gusta cómo me siento ahora que me has contado eso -me despegue un poco de ella y le acomodé su cabello- quiero que me digas cuando pasen este tipo de cosas, ¿de acuerdo? No importa en qué momento suceda, voy a tratar de estar contigo cuando eso pase -sé que es más complicado para mí que para ella. Aunque su última expresión fue un poco triste, y no me gusta. Estoy acostumbrado a su sonrisa, cuando ella pone esa cara me hace sentir triste también.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo y acepté su gesto con una sonrisa.
-Haré los preparativos cuanto antes -no paré de sonreír, pero tuve que alejarme nuevamente de ella y dar otro bocado a mi comida, porque la chica que nos atendió regresó con la bebida de Emi- me alegra que te gustara. No sabía si era un detalle muy cursi, pero que bueno que al final me decidí. Puedo enseñarte sobre otras si te interesa. En casa tenemos un jardín muy grande, algún día te llevaré también. Oh, ¿recuerdas a Dima? Le caíste muy bien, si vas podrás saludarlo -mi voz suena cada vez más emocionada. Imaginar que nosotros tres estemos juntos me hace sentir muy feliz. Increíblemente, Dima se portó muy amable con Emi e incluso estuvo con ella un rato en aquella fiesta. ¿Tal vez también le recordó a su madre? Me emociona la idea, y por eso quisiera que ellos fueran más cercanos también.

Pagué la cuenta y salimos directo al auto, parece que Emi quiere ir a otro sitio fuera de la plaza. Yo pensaba en comprar alguna otra cosa, pero suficiente elegí por hoy, así que dejaré que ella toma el mando a partir de ahora.
-¿Al auto? -le pregunté confundido, pero sonreí y le hice caso a lo que quería. Entró ella primero y cuando subí, cerré la puerta tras de mí- ¿qué quieres hacer aquí? -me quedé inmóvil al notar cómo se subía en mis piernas y mis manos automáticamente tocaron su cintura. Mi corazón comenzó a acelerarse, mucho más por esa voz que cambió su tono al de hace un rato, y las palabras tan sugerentes que salían de su boca- te extrañé muchísimo, Emi -quisiera ver su rostro ahora, pero su aliento en mi oreja se siente muy bien y no me atrevo a pedir que se aleje. Comencé a sentir mucho calor, y obedientes, mis manos recorrieron su cuerpo a su propio ritmo. Me perdí totalmente en la belleza de su rostro, y sonreí al escuchar cada palabra que decía- eres perfecta, Emi, tu cuerpo sigue siendo ideal y perfecto -comencé a sentirme más absorto en ella, era como si supiera usar las palabras adecuadas para hacerme sentir bien.
Cerré los ojos al recibir su beso, y luego toqué su cara con una de mis manos.
-Eres preciosa, no tienes idea de lo mucho que te extrañé -me sentí un poco triste, pero también comenzaba a excitarme y preferí no dejar que aquel sentimiento me dominara. Ella está aquí conmigo después de tanto tiempo, es increíble.
Con una de mis manos la atraje a mis labios de nuevo. Trate de hacer ese segundo beso algo más profundo pero conservando la calma y dulzura con la que siempre deseo tratarla. Ella es algo preciado para mí, es tan frágil que temo hacer algo y desaparezca. Pero mi ritmo aumentó por la sensación placentera que experimenté dentro de su boca, y el calor fue aumentando, bajando mis manos por el contorno de su cuerpo hasta sus caderas- te quiero Emi. Te quiero solo para mí -le miré con mucho anhelo y volví a besarla. Extrañaba tanto tocarla, estar con ella, verla reír. Ha sido tanto tiempo y quisiera perder el control ahora para hacerla completamente mía.

Parece molesto, pero no tiene esa mirada que el señor Fukui mostró, pero eso fue lo único que podía notar en él, al menos Mitya parece demostrar mas emociones por eso, no puede ni siquiera ocultar esa expresión en su rostro, en cambio el que es mi padre el podría seguir sonriendo como si nada pasara. Son demasiado diferentes.
Correspondo a su abrazo, no esperaba que lo que le he dicho le fuera a afectar tanto, no es como si no supiera que otros hombres han estado conmigo, pero ahora pareciera que es diferente, supongo que tiene que ver con el hecho de que ya no estoy en ese lugar.
-Yo te lo diré- no sé si eso lo hará calmarse, pero no se que otra cosa decirle.

-¿Dima? ¿El de cabello de niña? ese hombre me trato como su realmente fuera una niña, pero al menos por eso pude jugar con su cabello, no había visto a muchos hombres con el cabello largo y me pareció curioso -si, me gustaría hacer eso- hablo con emoción porque él mientras decía eso parecía más emocionado de lo normal.

Sonreí por su respuesta, era algo obvio que esa sería, pero me gusta escucharlo. Le sonrío cuando dice que soy perfecta. Es un poco raro, estoy segura que yo resultaría menos atractiva a todos esos hombres que pagaban por mi, pero parece que realmente a él no le importa, no entiendo del todo como es él realmente. Pero es obvio que por algo quiere seguir viéndome, y lo es también que por algo me dejan salir con él.
Es Mitya quien me besa ahora, y me acoplo a su ritmo y me acomodo en su regazo dejando mis rodillas a cada costado de él.
-solo para ti- le digo antes de que se inicie ese otro beso. Mis manos juegan un poco con su cabello, y dejo que mis caderas se mueva sutilmente sobre él, es un movimiento apenas perceptible para hacer un poco de presión sobre él -soy solo para ti, solo dejaré que tu me toques y me beses. Solo quiero estar contigo, solo puedes ser tu- me he separado de él para decirle esas palabras y he acariciado su rostro como intentando que mis dedos reconozcan cada pequeño poro de su piel, suspiro y me acerco a sus labios de nuevo, mi lengua se mueve gentilmente a tocar sus labios como pidiendo permiso para poder llegar a su boca y aunque el beso ahora sea mas intenso, no cae en la desesperación, está en ese punto donde la añoranza y la pasión se complementan. La verdad es que no sabía cuanto yo le extrañaba a él, nunca lo había pensado, pero me gusta estar el tiempo que compartimos, y la forma en que me mira y habla me hacen sentir tan especial, y quiero que él se sienta de la misma manera que yo.
-te quiero- digo apenas interrumpiendo nuestro beso, creo que es la primera vez que se lo digo.

Ni siquiera recuerda que le presenté a mi hijo, pero ella parece conforme con lo que le diga. Es agradable con casi todo el mundo, por eso no veo problema si la llevo a casa, podría hablar también con Dasha, ella también es muy amable y seguro le recuerda a su yo cuando era joven.

Sonreí todavía más al escuchar su respuesta. En aquel lugar pagaba por tiempos prolongados para estar con ella, aunque solamente platicáramos todo el rato. Pero aún así, yo tenía muy poco tiempo para verla y era una chica muy demandada. Me llenaba de celos cada vez que la dejaba, o cuando iba a visitarla y estaba ya con alguien más. Allí nadie podía gozar de un servicio de exclusividad, mucho menos con una chica tan hermosa y perfecta como lo era Emi. No era el único loco por ella, y el precio por liberarla era ridículamente alto. Mi cariño por ella me llevó a meter mis manos en cosas tan turbias que nunca pensé que haría y conocer gente con la que no desearía volver a involucrarme. Pero hoy, que ella se autodenomina solamente mía, esos sacrificios han valido la pena. El poder gozar de su cariño, su atención y sus caricias. solamente yo.
-¿De verdad? -pregunté ilusionado. Nada me haría más feliz que detener el tiempo.
Cerré los ojos y disfruté de cada parte que sus pequeñas y suaves manos iban tocando. La imaginé como es ahora, tan parecida a como ella fue antes. En el fondo comprendo, pero también, ¿está muy mal si solo me dejo llevar? Estoy cansado, y solo quiero estar con ella por fin sin que nada nos separe. Quiero vivir el tiempo que perdimos, hacer las cosas que deseamos sin tomar mucho en cuenta al resto. El ocultarme de los demás es insignificante si puedo tocarla y amarla con libertad cuando estemos solos.
Luego de besarla, me quedé mirando su cara con un gran gesto de felicidad.
-Emi -dije un poco más efusivo- yo te quiero mucho más -le dije sonriendo, y me pegué a su pecho mientras sonreía- esperé tanto para poder estar así contigo. Me hiciste tanta falta -mi mano acarició su pierna desde su rodilla hasta debajo de su ropa- tu piel es tan suave y bonita -dije aún recargado en ella- tus labios también, besas increíble -de nuevo me acerqué a su boca. Esta vez dejé que la pasión decidiera el ritmo de nuestros besos. Ahora ambas manos se colaron debajo de su ropa y continué acariciando su piel. Mi cuerpo comenzó a reaccionar más evidente que hace un rato, y comencé a imitar los movimientos de su cadera- te necesito -dije entre besos, con los ojos cerrados, recordando.

Lo abrace cuando se pegó a mi, parece emocionado. No creía que algo tan simple como esas palabras que muchos dicen de manera cotidiana a él le fuera a emocionar tanto, hasta creo que se ve un poco lindo. En mi pecho mi corazón a comenzado a palpitar con mas fuerza, pero no es por los besos o sus manos, me parece que lo que me ha hecho sentir de esta manera ha sido precisamente la manera en que reaccionó a mis palabras.
Siento su mano en mi pierna y se mueve, pero no me molesta, si fuera cualquier otra persona yo simplemente lo detendría porque ya no tengo la responsabilidad de dejar que me usen a su antojo, pero no quiero lo quiero evitar. Además el siempre fue diferente, muchas veces ni siquiera pasaba nada, platicar parecía ser de sus actividades favoritas conmigo, a veces solo recostarnos y que jugara con mi cabello, claro que no fue que nunca me tocara, pero nunca parecía desesperado por llegar a eso.
-Pero, ya estoy contigo- mis dedos se hunden en su cabello.
Le sonrío por sus palabras y correspondo a su beso y me acoplo a su ritmo de inmediato y puedo sentir la respuesta de su cuerpo ante lo que esta pasando.
-y yo a ti- respondo de la misma manera en que él lo hace.
Ya son casi dos años desde que estoy fuera de ese lugar, y mi único contacto ha sido con el señor Fukui, pero realmente entre nosotros solo han habido unos besos y lo que pasó en el estacionamiento esa vez, pero nada más. Pero es obvio para lo que me han dejado salir con Mitya, y no me importa, el me gusta, ahora entiendo lo que es sentirse especial por su mirada y palabras, antes me daba igual, pero ahora puedo notarlo más, comprendo un poco de lo que sucede.
Mis manos bajan por su torso y le acaricio sobre la ropa. Siento mi respiración agitada, creo que es por todo el tiempo que no he hecho este tipo de cosas, era mi trabajo, aunque se podría decir que esto también lo es, ¿pero y si el señor Fukui se enoja? No, a él le daría igual. Mis caderas siguen moviéndose sobre él y mis manos han bajado hasta su pantalón.
-Quiero ser tuya, solo de ti. Nadie jamás va a quererme como tú- tomo una de sus manos y la llevo hasta mi pecho para que pueda sentir el palpitar -solo tú me haces sentir esto- he desabotonado ya su pantalón, pero lo observo unos segundos y sonrío un poco tímida y esquivando su mirada cuando mi mano entra en su pantalón. Vuelvo a besarlo para ahogar los sonidos que pueda hacer.

Es cierto, ahora está conmigo, ya no hay nadie que nos limite verdaderamente. Y yo haré todo lo posible por pasar tiempo con ella, llenarla de atenciones y besos y hacerla la chica más feliz del mundo. Quiero atesorarla más que a nadie en este instante, convertirla en mía completamente, no solo físico. No sé si ella me quiere con la intensidad que yo lo hago, probablemente no. Pero al menos le importo y le gusto, el resto estoy seguro que será más sencillo. -porque tengo tiempo, tan valioso que siempre es. Aunque no sé si ella llegue a cambiar, y yo no quiero hacerme más viejo. Pero no pensaré mucho en esos detalles que a ella parecen no importarle, no debo arruinar nuestro perfecto encuentro.

Cada caricia de ella me hace soltar un suspiro y sonreír. Disfruto mirarla como también de sentirla con mis ojos cerrados. Estoy en una especie de trance, ni siquiera me importa el lugar donde estamos ahora.
-Es lo que más deseo -parece irreal, perfecto. Aspiraba a algo este día, pero no a tanto. Probablemente sus palabras me llenan de mayor emoción de lo que sus caricias lo harían por sí solas, pero juntas son la combinación perfecta.
Sentí el palpitar en su pecho, va a un ritmo acelerado similar al mío. Mis manos acariciaron hasta posarse en uno de sus pequeños pechos. Se siento diferente de antes, pero aún sigue estando dentro del rango y eso me hace sentir aliviado. No ha cambiado tanto como ella piensa, todavía conserva ese rostro y ese cabello que tanto amo.
Bajé su vestido a la altura debajo de sus pechos, es increíblemente conveniente ahora, me alegra haberlo comprado- tu ropa interior es linda -dije dando un beso sobre su piel cerca de uno de sus tirantes, y nuevamente tomó mis labios y comenzó a besarme. Ahogué un quejido dentro de su boca. Su mano ha hecho contacto con mi parte baja. Hace demasiado tiempo que no la sentía que ha hecho que mi pecho se sienta muy caliente- Emi, me encantas -apenas dije la frase y de nuevo comencé a besarla. Mis manos acariciaron sus piernas una y otra vez, y mi lengua recorrió su boca cada segundo con menos control. Tomé un poco de aire al separarme de sus labios y sonreí coqueto- eres hermosa -llevé una de mis manos a su hombro y bajé el tirante de su ropa interior lentamente- cada parte de ti es perfecta -tragué saliva, y por un par de segundos mis manos se detuvieron a causa del placer de su tacto. Se siente demasiado calor, los cristales comienzan a sudar un poco, tal vez debería prender el aire acondicionado pero no quiero dejar de tocarla.

El bajo un poco mas sus manos y yo no lo detuve, aunque me siento un poco nerviosa, aun no termino de creer que mi cuerpo le siga gustando pese a mis cambios, así que lo observo mientras me toca esperando encontrar algún rastro de desagrado al tocarme, pero creo que no lo hay, incluso termina bajando un poco mi vestido.
-la escogí para ti- muerdo ligeramente mi labio inferior para evitar hacer ruido al sentir su beso.
No digo nada, prefiero entregarme a sus besos, sintiendo como ritmo aumenta y es un poco menos delicado que antes, pero no me molesta, de hecho estoy disfrutando de eso, no se si es por el tiempo que llevo sin tener sexo y de alguna manera he perdido la costumbre, o porque es él, en este lugar, donde yo puedo decidir si quiero o no. No, no me interesa, termino perdida en lo que él me hace sentir, y esas palabras que me dice. Antes no me importaban, pero ahora me hacen sentir cosas, todo mi cuerpo se siente ardoroso, mi respiración se agita, y siento ese cosquilleo en mi vientre.
-¿de verdad soy perfecta?- mi voz sale muy baja y jadeante, yo esperaba hablar mas normal, pero no he podido -quiero ser perfecta para ti- mi mano sigue moviéndose a un ritmo tranquilo, y sin hacer demasiada presión -ya no quiero esperar, ¿puedo?- le pregunto acercando la punta de su pene y haciendo a un lado mi ropa interior y lo muevo un poco para que pueda sentir la humedad que hay en mi -mi cuerpo te extraña, no tenía interés en nada de esto hasta que te vi de nuevo- me detengo cuando un auto se acerca, y busco que Mitya y y terminemos recostados en el asiento, se que los vidrios son polarizados, pero aun así lo he hecho.
El auto se estaciona cerca, y se escuchan las voces de las personas que bajan de él, deben ir a la plaza, pero no me importa mucho, yo solo busco los labios de Mitya y retomo el movimiento de mis caderas.
-Aquí no podemos hacer ruido- le digo muy bajito entre besos. A mi me da igual si nos descubren, pero sé que a él no y por eso tengo que ser un poco prudente, pero creo que solo con un poco basta. Poco a poco las voces dejan de escucharse y yo sigo entregándome a él. Sé que podría lograr que esto terminara rápido, se lo que le gusta, pero esta vez busco mas que solo complacerlo y disfruto de cada caricia, beso, de sentirlo en mi, pero cuando siento como mi cuerpo reacciona ante todo ese placer, busco que ambos alcancemos ese punto más alto juntos. Ahogo los sonidos de nuestro placer con nuestros besos.
Me quedo recostada sobre él escuchando como poco a poco su corazón vuelve a latir con mas calma.
-no vuelvas a dejarme- le pido suplicante escondiendo mi cara en su pecho -Emi solo te quiere así a ti- hablo de nuevo en tercera persona, como si la desesperación me hiciera olvidar lo que ya he aprendido.

Mis manos tocaron al raz de su ropa interior y le sonreí cuando preguntó con ese suave tono de voz. Recordé las noches que pasamos juntos, y por eso no dudé en pasar mis dedos por su zona íntima. Primero por sobre la ropa, y después un poco haciendo a un lado su prenda con mis dedos.
-Desde que te conocí lo he pensado -me gusta sentir la humedad que desprende su cuerpo al mismo tiempo que su mano dándome placer. Pensar que se siente así por mí sin ninguna obligación de por medio. Siempre quise ser diferente para ella y no uno más de sus clientes, aunque tampoco pensaba ocultar mis intenciones, solamente quería gozar de nuestro tiempo juntos. Su voz, sus experiencias, algunas cosas que de repente aprendía o las críticas que lanzaba contra los demás hombres de allí. Cada cosa que intercambiamos hizo nuestro vínculo más especial que cualquiera. Y antes no estaba seguro, pero al ver cómo mueve sus caderas para mí y permite que toque cada parte de su cuerpo, confirma que en realidad, no era el único deseando esto.

Mordí mi labio y ahogué un gemido. Mis manos se apartaron de ella para dejar que manejara nuestro acto a su antojo, pero la presencia de alguien afuera nos hizo caer sobre el asiento. Me sentí nervioso y muy entusiasmado a la vez. Me gustaría presumir al mundo que solamente yo puedo disfrutar de esta hermosa chica, que está derritiendose de placer solamente por mi, pero no soy tan estúpido.
Sonreí y comencé a besarla con más desesperación El sonido de los pasos se hizo más insignificante comparado al de nuestros besos. Toqué su pecho mientras ella comenzaba a introducir mi erección en ella, y posé una de mis manos debajo de su vestido apretando uno de sus muslos. El ritmo de las embestidas se hizo más rápido y no dude en poner mis manos sobre sus caderas, su abdomen y cada parte que extrañé de ella. Mi cabeza abrumada dejó de tomar importancia al lugar y sin miedo nos acoplamos al otro hasta llegar al orgasmo.

Mi respiración agitada poco a poco se regularizó, estoy sudando por el calor encerrado aquí. La imagen de ella sobre mí, cansada de disfrutar es por lejos lo mejor que he visto en los últimos años.
-No te dejaré de nuevo -digo abrazándola y poniendo una de mis manos sobre su cabello mientras hago pequeñas caricias- yo solo quiero a Emi de este modo -me reí por el modo en que le hablé también, justo como aquellos días. Cerré mis ojos un momento, me gustaría congelar el tiempo. Siempre al estar con ella me siento de este modo. Ahora no me importa nada más excepto ella.
Nos quedamos un rato recostados y luego le ayudé a acomodarse su ropa. Siempre disfrute cuando le colocaba las prenda que le compraba. Pasé mis manos por su cabello para peinarla un poco.
-Necesitarás un baño al llegar a casa, ¿o prefieres que pasemos a un lugar a que lo hagas? -no se si su padre estará allí, porque suele pasar parte del día sola, y de ser así no habría ningún problema. Aunque estoy seguro que él sabe la clase de cosas que haríamos al encontrarnos.

Permanecí recostada sobre su pecho, escuchar el latir de su corazón es algo que disfruto, como va cambiando el ritmo. Me pregunto si el corazón del señor Fukui podría sonar así por mi. Pero ya se la respuesta, todas esas cosas que desearás ver en él, se que solo son fantasías mías. Vivir todo este tiempo en el mundo ha envenenado un poco mi cabeza, a veces olvido que yo solo soy su propiedad, algo de lo que se puede deshacer cuando ya no le haga falta.
Ahora lo que necesita de mi, es que complazca a Mitya, y lo haré lo mejor que pueda, cumpliré con lo que esperan de mi, y entonces el será feliz porque yo he hecho algo útil. Ese es mi único propósito, y con eso me conformo. Tengo la dicha de que el pueda regalarme un poco de contacto de vez en cuando, pero a diferencia de Mitya y esos hombres que pagaban por mi, a él parece que no le gustan los rasgos infantiles, lo he notado en las mujeres que siempre me muestra, yo estoy muy lejos de ser como ellas, pero no importa, si a cambio puedo ser utilizada en lo que sea necesario, como es esto.

Me acomodé para que el se encargara de arreglar mi ropa, a él le gusta hacer este tipo de cosas. Después del sexo suele ser mas cariñoso, así que solo dejo que cuide de mi. Pero de igual manera como con todo lo demás, esta vez siento que hay cierto toque especial, que mantiene esa agitación en mi pecho.
-lo hago en casa, pero tengo más sueño. Dormiré primero- digo con gesto inocente.

Una vez que estamos listos, salimos en dirección a mi casa. Al llegar a casa el me ayuda con las bolsas para dejarlas en mi habitación, lo acompaño a la puerta y antes de dejarlo salir me cuelgo de su cuello para un ultimo beso.
-Ya quiero ir a la playa- digo con embeleso y espero en la puerta a que suba a su auto para irse.
Regreso a mi habitación y solo me quito la ropa la cual dejo tirado en el piso, entro a la regadera y con agua fría solo me enjuago. No me preocupo por secar mi cuerpo ni mi cabello, dejo un trasto mojado hasta mi cama y me recuerdo para dormir.