Baby please (Dima)

Recuerdo del primer mensaje :

Estaba feliz porque Dima y yo quedamos otra vez en cenar fuera juntos. Estas “citas” son cada vez más frecuentes, creo que ya se va acostumbrando un poco. Pero como siempre, esa despreciable mocosa arruina siempre mi humor. Tanto él como papá, incluso Ilya, parecen tener un inexplicable apego por esa desagrable persona. Y es que es tan hipócrita. Mientras conmigo y con mamá es muy fría y altanera, con ellos se hace la linda e inocente.
Mordí mi labio molesto, hoy se suponía nos veríamos desde más temprano, pero papá arrastró a Dima con ellos otra vez. No puedo oponerme, y estuve a punto de cancelar nuestra cita por eso, pero no le daré gusto a esa mujer.

Bajé del auto y entregué las llaves al encargado del estacionamiento. El café está a unas tres cuadras, y nosotros quedamos una antes para entrar juntos. A pesar de mis celos, estoy muy emocionado por esta noche.
-Debe ser él -saqué mi celular y miré el mensaje de Dima. Mi expresión cambió, y sentí una punzada muy fuerte en mi cabeza y pecho. Llegará tarde, y no hay otra razón más que ella. De nuevo está dejándome de lado. Ambos lo hacen y es cada día más frecuente, y el idiota ni siquiera se da cuenta.
Me di la vuelta para volver al estacionamiento y largarme a casa, pero detuve mis pasos. Si hago esto, las cosas empeorarán entre nosotros. Ya empieza a formarse una distancia, y no quiero que por ella se haga más grande.
Solté un suspiro y caminé en dirección al parque cercano a ese café. Debería ir más lento, pero quiero sentarme lo antes posible. Es increíble cómo algo tan mínimo me baja el ánimo y hace que mi fuerza se vaya.

Antes de cruzar la calle hacia el parque noté una cara familiar a unos metros de mí.
-¿Ivan? -me detuve antes de ir a saludar. No debería, Dima se enfadará si se entera. Pero cuando me di cuenta él ya había volteado hacia mí, y le sonreí, acercándome a donde estaba- hola -saludé con la mano. Desde esa vez que no lo he visto, y me hace sentir un poco tímido- ¿cómo has estado? Qué rara coincidencia -Dima dijo que tardaría, aunque no sé cuánto, pero es su culpa en primer lugar.

Andy:

-¡Pero lo fueron!- yo no podría ser amigo de las mujeres con las que estuve, eso es imposible, principalmente porque me odian, pero la verdad es que nunca lo he intentado, eso sería darle un lugar en mi vida. Al final creo que me he tomado muy en serio las enseñanzas de mi padre y he evitado apegarme a las personas, solo Luciel y las personas de la familia han logrado un lugar especial.
Parece bastante resentido con ella, ¿por qué? parece tan absurdo, pero casi está gritando. Parece que mi retraso realmente le ha molestado, no esperaba que me fuera a reclamar de esta manera, él nunca ha sido así conmigo. Incluso las veces que era grosero con él, nunca me reprochó. Me quedo callado porque no sé que decir, sigo molesto por lo que ha pasado, pero que me haya levantado la voz me ha tomado tanto por sorpresa que solo lo miro.

-Pues de preferencia no, si te acostabas antes con él, no deberías- ¿es que no entiende porque me siento celoso? lo he visto tantas veces coquetear con hombres, llegar tarde a casa luego de estar con alguien. Y nosotros ni lo hemos hecho, podría estar cansado de esperar… lo nuestro es complicado, me siento tan inseguro todo el tiempo, ¿como voy a reaccionar? si llego y lo veo con alguien que obviamente le gusta, con alguien que ha estado con él antes.

- waooo- digo por la manera en que se ha expresado de Emi -¿por que la odias tanto?- de nuevo es mas mi sorpresa por como reacciona, que mi voz sale apenas. Y ahora se calma y se disculpa, no puedo entenderlo -¿que demonios pasa contigo? no te entiendo- su actitud me ha confundido tanto que hasta he olvidado que estaba enojado por haberlo encontrado con ese sujeto.
Trato de encontrar una respuestas a su actitud con ella, no he coqueteado con ella, porque la veo como una niña. Entonces viene a mi cabeza algo que siempre evito pensar.
-Papá - digo apenas audible. Me he obligado a ignorar esa parte de la vida de Andy, pero que yo lo niegue, no lo desaparece. No puedo creer lo idiota que he sido. Me giro para darle la espalda, no quiero que vea mi rostro en este momento -¡pero que imbécil soy!- la respuesta debía ser obvia, pero he tardado tanto en llegar a la respuesta. Tallo mi frente, no sé que hacer, mi mente está tan nublada que los pensamientos no pueden fluir.

Nosotros solo nos acostamos una vez, y ni siquiera nos volvimos a llamar, mucho menos salimos.
-Eso… no planeaba verlo de nuevo, fue casualidad -sabía que le molestaría, y por esa razón dejé de frecuentar lugares. No he llamado a muchas personas, ni salido con muchos otros. Mi círculo social se redujo tanto que las únicas persona con las que hablo fuera del trabajo son Ilkin, Luciel, y por supuesto él y mis padres.

Sus reproches me lastiman. No puedo cambiar lo que hice, es algo que desearía para así ser esa persona que él quiere. Pero mi historial está ahí, y no importa cuánto me esfuerce en ser alguien diferente ahora, él no confía en mí. Al final solo servirá no acercarme a nadie, porque supongo que realmente no puedo evitar lucir de esa desagradable forma frente a él.
-Yo no… no la odio -intento calmarme, pero mi respiración sigue agitada. Ni siquiera lo estoy mirando, porque se daría cuenta de que miento, de que aborrezco a esa niña por cómo se comporta con ellos- perdóname, por favor -mi vista está fija en el suelo, y de repente he dejado de escuchar su voz, sustituida por los susurros de las personas a nuestro alrededor.
Sin entender bien lo que ha dicho, levanto la vista buscando una respuesta.
-¿Dima? -me acerqué por detrás para tocar su hombro para que me mirara. ¿Por qué ha dicho eso? ¿Qué está pensando? Siento el miedo recorrer mi cuerpo- lo siento -tengo que disculparme y entender que no puedo anhelar más de lo que ya me ha dado, o de otro modo terminará ignorándome- no volveré a quejarme de tu tiempo con ella. Tampoco veré más a Ivan u otra persona que te desagrade -ladee la cabeza buscando su mirada- por favor, mírame -mi pecho duele. No quiero que se vaya, ¿por qué todo terminó así? ¿Qué debo hacer? Me dejará, definitivamente va a hacerlo- por favor mírame -mi voz suena a súplica. No importa cuántas veces me haya hablado mal en el pasado, puedo soportarlo. Reproches, insultos, eso no es algo que haya ocurrido recién. Pero no soporto que me dé la espalda, no quiero que vuelva a ignorarme. Eso es lo peor, sí. No quiero que él también se comporte así. ¿Realmente qué debo hacer? Siempre termino fastidiando a la persona que amo.

Fue casualidad, dice eso pero aunque sea verdad, no fue casualidad verlos sentados y tan cómodos el uno con el otro. No es como si yo no me encontrara nunca a las mujeres con las que estuve, sobretodo en la universidad, siempre veo a muchas de ellas, pero no me siento a platicar sobre nuestras vidas.
Es mi primera vez siendo tan serio en una relación y por eso esto me duele tanto. Los celos nunca han sido mi problema, de hecho veía como una ventaja cuando conseguían a alguien más porque así dejarían de molestarme, pero, no quiero ver a nadie con Andy, saber que ellos tuvieron algo me resulta muy pesado.

Dice no odiarla, pero sus reacciones parecen completamente eso. Y parece tener sentido porque tanto rechazo por ella. He sido tan idiota para ignorar lo obvio. Estoy tan conmocionado que no me importa la gente a nuestro al rededor. Me siento patético, deseaba tanto que él sintiera lo mismo que yo, que me conformé con ser un sustituto, decidí ignorar todas las razones que tenía para odiarlo porque mi amor por él sobrepasa cualquier otro sentimiento, y por eso ahora me duele tanto.
Al ya no estar gritando las personas comienzan a seguir su camino, y lo agradezco, porque justamente siento que este momento es mucho peor que la pelea de hace un rato.
No puedo hablar, siento que si lo intento mi voz saldrá sin fuerza y terminaré por quebrarme, pero el me pide que lo mire y por la manera en que lo hace no me puedo resistir. Levanto la cabeza lentamente y no puedo evitar que algunas lágrimas resbalen.
-¿Me amas más que a cualquier otra persona en tu vida?- es mejor que me lo diga ahora, no quiero ser plato de segunda mesa. No sabía cuanto podía doler amar a una persona, y no quiero conformarme solo con migajas, lo quiero todo o nada. No quiero perder en contra de él, pero no puedo hacer nada si para Andy, él sigue en primer lugar -Tú amabas a alguien antes que a mi ¿cierto? dime que ya no lo amas- solo preguntar causa dolor. Mi voz ha sonado débil todo este rato, pero la forma en que esto lastima hace que no pueda gritar como de costumbre.

Cuando se giró hacia mí, sentí por un segundo un poco de alivio, pero al verlo llorar mi pecho duele todavía más. Me siento como la peor persona del mundo. Pensé que no había peor cosa que verlo ignorándome, pero no me gusta que sufra, mucho menos por mi culpa.
Puse mis manos sobre su pecho, confundido sobre el porqué se encuentra así.
-¿Más que a cualquiera? -repetí la pregunta, pensé que me diría algo más, no entiendo- sí, te amo más que a cualquier persona -¿por qué dudar? Ahora mismo estoy pidiendo por su perdón. Si no lo amara, ¿cuál sería el mérito en soportar que alguien que me desagrada esté a su lado? Pero él, más que enojado o como hace un momento, parece muy triste- no amaba a nadie antes de ti. Nunca he sido serio con… nadie... -dejé de hablar y lo miré asustado. ¿Por qué me pregunta eso? ¿Está imaginando cosas? Está sacando conclusiones, ¿cierto? No, no está hablando de algún desconocido. Parece muy seguro de lo que dice, y además… está llorando.

Lo solté y di un par de pasos lejos de él. Mi pecho se sintió más pesado y doloroso. No es cierto, no hay forma de que él lo sepa. No es algo malo, no lo era, era tan natural, porque él y yo compartimos un vínculo único y por eso nuestra relación iba más allá de la comprensión de otros. Lo mismo sucede con Dima.
-¿De qué hablas? -de nuevo no puedo mirarlo- ¿qué…? ¿A quién te refieres? -me reí nervioso. Sentí un miedo indescriptible. Mis manos comenzaron a temblar- dime -levanté la vista, esta vez lo miré con seriedad, pero al mismo tiempo suplicando- ¿por qué me dices eso? -comencé a ponerme más nervioso y en mi voz se notó. No pudo enterarse. ¿Cómo? No, no, no, es imposible.
Me reí nervioso de nuevo. Nadie lo sabía, ¿quién pudo decirle…? Mis ojos se abrieron con sorpresa. Claro, fue ella. No pudo  haber sido alguien más.
Sentí enojo y miedo. La odio, ¿por qué tuvo que hacer esto? ¿No era suficiente con quitarme a papá? Yo ya estaba aprendiendo a vivir sin él, y creí que podía ser feliz con Dima, porque nosotros también estamos unidos desde entonces.
-Yo… -no puedo mentirle. Quiero, es la mejor forma de hacer que esto se arregle- yo lo amaba, pero -pero él ya no me ama. Es por eso que cada día salía en busca de algo que llenara ese vacío- ¿de verdad lo sabías…? -sentí cómo las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. No debía saberlo nadie, ¿entonces por qué ella tuvo que enterarse? ¿Por qué le contó todo a Dima? De todas las personas era quien menos quería que lo supiera.
Pero... no era nada malo. Papá siempre me repitió que no debía contarle a nadie porque las personas no comprenden esa clase de amor que sobrepasa la barrera de lo correcto e incorrecto, que va contra la moral de quien tiene miedo. ¿Entonces por qué no quiero que Dima lo sepa?
-No creo que deje de amarlo algún día. No lo tengo permitido -lo miré con una sonrisa triste y las lágrimas en mi cara- quería estar contigo. Siempre te perseguí, y esperé a que al menos un poco, me dieras de nuevo un espacio en tu vida. Pero supongo que es imposible, ¿cierto? -miré al suelo, no tengo fuerza, quiero morirme. No puedo más con esto. Aprendí a vivir sin él y sin papá, de algún modo podía continuar cada día, porque al menos, entre discusiones y amenazas, todavía tenía la oportunidad de verlo. Pero ahora no quiero volver a eso. No quiero que me ignore, no quiero que ame a nadie más. No quiero otra cosa si no es lo que estábamos comenzando, yo ya no sabré cómo vivir de otro modo- te amo. Siempre te amé más que a nadie, siempre fuiste lo más importante y preciado para mí -no sé por qué, a pesar de todo, él siempre me hizo querer salir adelante, sonreír y esforzarme. Su recuerdo era lo que me mantenía fuerte. A pesar de todo, mi cariño por Dima se mantuvo aislado de todo lo demás. Era lo único puro que tenía en mi vida, mi pequeño tesoro.

Siento un atisbo de esperanza cuando dice que me ama, ¿podría ser que yo sea tan importante para él? Pero luego niega haber amado a otra persona. Hemos vivido tantos años juntos que en realidad ellos eran descuidados. El que lo niegue debería darme un poco de fe en que sus sentimientos no sean tan fuertes, no, se que esa sería otra de las mentiras que me digo para sentirme mejor. Ellos están acostumbras a mentirnos a todos.
-Ah nadie- resoplo molesto por su mentira. Él se aleja de mi ahora, mi mirada herida no puede evitar ese algo de enojo porque me miente -¿has amado a tantas personas que no sabes a quien me refiero?- me me ha cortado de la voz, pero como puedo termino de hablar -¿Por que lo digo? la odias a ella… ¿por que estuve unas horas con ella o por qué está con él?- siento como si el aire me faltara al decir esas cosas, ni siquiera puedo referirme a él de manera directa, lo de ellos siempre me ha dolido.

Abro un poco más mis ojos cuando habla en pasado, de nuevo un poco de esperanza, soy tan patético que solo estoy buscando un poco a lo cual aferrarme, a una pequeña señal que me diga que yo puedo ser más importante en su vida. Cuando lo veo llorar quiero acercarme a abrazarlo y pedirle perdón, siempre me siento de esta manera cuando lo lastimo, pero también estoy tan acostumbrado a salir corriendo y retrocedo un paso. No contesto a su pregunta, creo que mi silencio deja la respuesta mas que clara.
Retrocedo otro paso cuando dice esas palabras que me lastiman hasta lo mas profundo de mi alma. No ha dejado de amarlo, no dejará de hacerlo. Escalofríos recorren mi cuerpo y ese dolor en mi garganta de todas las palabras que no pueden salir. Llevo mi mano a mi rostro para cubrir mis ojos.
Es imposible… pensaba que mientras él estuviera conmigo yo podría ignorar todo lo demás, pero no sabiendo que aun lo ama, no puedo soportar eso, no podría vivir pensando constantemente si está pensando en él, o en si lo extraña.
-¡DEJA DE DECIR ESO!- vuelvo a explotar porque me lastima escuchar que me ama. Lo tomé del cuello de su ropa para jalarlo y obligar a que me mire a los ojos -te he amo solo a ti, y si no voy a tener lo mismo a cambio, no quiero tener nada- lo empujo con desprecio. En todo el rato no me ha importado la gente que nos escuchó gritar, porque solemos hablar en ruso cuando estamos solo entre nosotros, por eso no me preocupo de que nos escuchen.
Camino al estacionamiento y conduzco tan rápido como puedo de regreso a casa, directo a mi habitación. Siempre me he mentido con respecto a Andy, he actuado durante años como si lo odiara, pero en el fondo siempre he sabido que lo que siento, desde el primer momento en que me sonrió al llegar a la casa mi corazón le ha pertenecido. Estiro mi mano para tomar ese diario que llevaba de pequeño, lo hojeo. Entre las páginas hay fotos de nosotros, dibujos que hice de lo que habías hecho ese día y luego deja de haber dibujos, solo hablo de cuidarlo del monstruo que sale en la noche. Con enojo lanzo en diario a la basura y cada pequeño recuerdo que aun conservo, una pequeña concha de cuando fuimos a la playa, esa libro donde guardé esa tira de pasto con la que él estaba jugando, tantas cosas que en secreto me aferré a ellas. Luego de tirar todo a la basura, salí de la casa de nuevo. Llamé a un par de amigos para salir a algún lugar, cualquier lugar está bien, lo que sea mientras sea lejos de aquí.

Niego con insistencia. Es justo porque a nadie he tomado en serio que su pregunta me dejó atónito.
-No -apenas puedo responder, pero que él diga eso confirma mi sospecha. Me quedé helado, definitivamente se enteró, y no tengo que preguntar cómo, y tampoco importa ahora- ¡no! Yo… ella solo quiere meterte ideas estúpidas en la cabeza. Se empeña en alejarte de mí y tú ni siquiera te das cuenta. Odio que pases tiempo con ella, ¿no es lo que dije hace un rato? -pero no importa cómo lo diga, todo parece una justificación a lo que él desea saber y ni siquiera escucha mis razones.

Llevé mi mano a mi cabello, estoy frustrado, siento cómo comienzan a hormiguear mis mejillas, tengo nauseas.
Empecé a llorar con más fuerza al notar que él, como esperé, se aleja. Debe estar asqueado, y debe odiarme demasiado. Y luego comienza a gritar. Nosegtarlo molesto y triste me hace perder el control de mis emociones.
-Lo siento. Por favor, perdona... -ni siquiera puedo hablar, le miro suplicante pero creo que nada funciona en este momento. Ya ni siquiera puedo articular una frase completa, y tengo tantas cosas que deseo decirle, pero no sé cómo ni por dónde empezar.
Siento ese jaloneo y abro mis ojos con sorpresa. Siempre me llenó de alegría escuchar que me ama, era lo que me calmaba y me ayudaba a sobrellevar mis problemas y las pesadillas. Pero en este momento duele. Duele incluso más que haber terminado en el suelo, que las miradas de la gente y esa dificultad en mi pecho al respirar.
-No me dejes… -me quedé sentado en el suelo, llorando.
Quiero seguirlo. Si dejo que se vaya todo habrá terminado, pero mi cuerpo no responde.
Una persona se acerca a preguntar si estoy bien y me ayuda a levantarme, y comienzo a caminar con paso lento, mirando a todos lados y acelerando poco a poco.
-¿Dima? ¿dónde estás? -comencé a decir su nombre cuando marqué a su celular desde mi teléfono hasta llegar al estacionamiento. Pero no vi su auto y volví al parque a buscar. Luego la siguiente cuadra, y la que seguía. Llamando, sin obtener respuesta.
Mis ojos arden, la gente me mira por el estado tan extraño de mi rostro, y me senté en una jardinera. Limpié mi nariz con la manga de mi sueter y con las manos temblando, decidí marcar a alguien más.
-Luciel, ¿dónde está Dima? ¿Está contigo? ¿Lo has visto? -de nuevo empecé a llorar- me dejó, él me dejó. No puedo encontrarlo -empecé a llorar más fuerte. Seguí llorando al teléfono mientras él intentaba calmarme. No pude decir dónde estaba, solo me quedé allí con el teléfono a mi oreja y la cara mojada.
Pero cesó, y cuando me di cuenta, mis manos que sostenían mi celular estaban a la altura de mis rodillas, yo seguía sentado en la jardinera y mi mirada estaba fija en la acera.
Escuché la voz de Luciel y caminé hasta a prisa hasta él.
-¿Has visto a Dima? No me responde el teléfono -ya no estoy llorando, mi voz suena seria, pero mi aspecto es un desastre- ¿se fue contigo? -no he llamado a casa- ¿me puedes llevar a casa? No traje mi auto -saqué mi billetera y se la entregué. Y caminé tras de él hasta que me dijo dónde tomar un taxi.

Miro mi celular y de nuevo lo dejo a un lado, dudo mucho en si invitar a salir a Niki o no. Yo la quiero mucho y me gusta, y en su tiempo sentí algo muy fuerte por ella, pero también lo pasé muy mal cuando me dejó, no se si debería arriesgarme o mejor dejar las cosas como están y solo ser amigos que no se ven mucho.
-El que no arriesga no gana- me digo para darme ánimos y vuelvo a tomar mi celular para marcarle, pero justo entra una llamada, resoplo un poco pero aun así tomo la llamada de Andy. De inmediato me levanto de mi cama, Andy no se escucha nada bien.
-No, no he sabido nada de él hoy- comento preocupado -¿Qué pasa?- escucho lo que me dice y no sé ni en que momento he salido ya de mi casa -Dime donde estás, iré por ti- no parece poner mucha atención, y en algún momento me deja hablando solo. Llamo a Dima, pero tampoco toma mis llamadas. Llamo a sus amistades de fiesta, él no sabe recurrir a otras personas, su circulo no es tan grande. Me dicen que van a ir de fiesta a no se donde, pero yo le pido que me pase a Dima. No puedo ocultar mi enojo cuando contesta, no me interesa ahora preguntarle nada. Solo le increpo para que me diga donde está Andy. Su manera de hablar me molesta aun más, pero en cuanto tengo una respuesta le cuelgo. Estoy demasiado molesto como para tolerar ahora sus tonterías.
Tomo un taxi para ir por Andy, no lo encuentro en el parque y camino por los alrededores por un rato hasta que lo veo.
-Andy- le llamo cuando me acerco, y el de inmediato me pregunta por Dima -él está bien, no te preocupes, está con sus amigos- le explico. Tomo su billetera, y solo la guardo en mi chamarra -Vamos, hoy te quedarás en mi casa- le digo mientras caminamos a tomar el taxi.

Al llegar a mi casa vamos a mi habitación para que mi familia no moleste. Le preparo un té para los nervios y me siento a su lado. Yo pensaba que lo de ellos iría bien, se que Dima es medio imbecil, pero también siempre he sido consciente de cuanto adora a Andy, pese a sus constantes ataques. Pero las cosas ya estaban bien entre ellos, de hecho por eso yo ya casi no he ido a su casa, porque Dima prefería pasar el tiempo con Andy, yo soy algo así como el amigo de emergencia.
Intento que mi compañía consuele un poco a Andy, él es muy frágil, y me siento culpable de que ahora esté así, tal vez no debí poner tanto empeño en que se dieran cuenta de sus sentimientos.
-te prometo que me encargaré de que todo mejore- ellos son las personas que más me importan, son mi familia, y no me importa como, pero voy a arreglar esto.

No me siento aliviado, solo me hago consciente de que me ha tirado a un lado, pero al menos está bien, tanto como para poder irse de fiesta.
-¿En serio? Está bien -me metí al taxi y recargué mi cabeza en la ventana del auto. Quiero desaparecer, todo se fue al diablo, todo este tiempo esforzándonos fue en vano. Quiero culparlo y enojarme, pero no tengo ningún derecho, y si él me dijera que estuvo con una mujer o lo que sea, aún así yo iría a pedirle perdón hasta que me creyera.

Llegamos a casa de Luciel y lo seguí hasta su recámara. Usualmente saludo a sus padres, pero hoy luzco desfavorable, y no tengo ánimos de platicar con extraños.
Tomé la taza con dificultad, mis manos no dejan de temblar. Ya no estoy llorando, pero cuando él dice que hará que todo mejore, de nuevo siento unas lágrimas escurrir por mis ojos.
-Es imposible -llevé un trago de té a mi boca. Quema, y solté un quejido, dejando la taza sobre el mueble cerca de su cama- no es culpa de Dima, sabes -miré mis manos y las apreté para intentar detener ese temblor- ahora que sabe todo, seguramente siente asco por mí. Además dijo que no quería nada más -solté un pequeño sollozo y mordí mi labio- sino le hubiera reprochado por haber estado con esa niña, ni me hubiera sentado a platicar con alguien más… -lo miré con los ojos llorosos y me acerqué a él- dime, ¿cómo hago para borrar mi pasado? -luego miré mis manos y llevé una a mi pecho. Duele- quiero ser una persona nueva para él. Sino, nunca confiará en mí. Cómo… ¿cómo puedo…? -me quedé pensando un momento. No puedo sacar a papá de mi vida. Mis sentimientos por él siguen ahí, pero también, es como si eso ya no fuera tan intenso. Pero una parte de mí me dicta que no debo olvidarlo, que no importa dónde y con quién, yo debo recordar esos sentimientos. Es como una obligación, o algo que viene atado a mi alma- Dima quiere que no ame a mi padre, pero no sé cómo -lo miré confundido. No sé qué debo hacer. Dima sabe sobre eso, pero también dijo que me ama. Sin embargo, en este momento debe estar con alguien más. ¿Qué es lo que está pensando? No sé qué creer- ¿de verdad vas a hacer que todo mejore? -él conoce aDima, puede ser que mejor que yo, y eso me duele. Pero es la única persona que nos ha apoyado desde el comienzo.

Incluso en el estado en el que está dice que no es culpa de Dima, no veo como ese imbécil no tiene la culpa de esto. Pero no solo Dima es un idiota Andy también lo es. No creo haber conocido a dos personas que se amen como ellos, pero uno es tan orgulloso y el otro se valora tan poco que que dejan que un grano de arena se vuelva una montaña para ellos.
Cuando solloza, lo estrecho entre mis brazos, no se de que otra manera darle apoyo, ahora mis bromas sobre todo solo saldrían sobrando.
-Andy, tu tienes derecho a reprochar y a platicar, no sé bien que ha pasado, pero te aseguro que Dima está exagerando todo, sabes que él es así- si es necesario terminaré embriagando a Dima para que solo deje de ser tan idiota y acepte la verdad, seguro se muere por disculparse pero su orgullo, ese maldito orgullo que no sé en que momento desarrolló.
Me separo de él cuando pregunta por lo de su pasado, verlo así me hace sentir herido a mi también, quisiera poder hacer mucho más. Respiro profundo cuando menciona a su padre, ese hombre… realmente lo detesto.
-Lo voy a hacer, voy a dedicarme a arreglar lo de ustedes, porque desde que los conozco a los dos, se que deben estar juntos. Desde pequeños se han complementados, pero en el camino lo han olvidado, y yo voy a cuidarlos siempre- tomo su cara entre mis manos y le sonrío. No sé como lo haré, no cuanto tiempo me tomará, pero voy a conseguir que ellos sean felices -¿te puedo sugerir algo?- tal vez no parece un buen momento, pero creo que es justo ahora donde el podría tomar en cuenta mi sugerencia -Creo que deberías dejar de vivir en esa casa- lo miro esperando que mis palabras no le afecten demasiado.

Lo que dice me toma por sorpresa. Se siente como si supiera exactamente cómo somos, como si viera a través de ambos. Y de repente siento cómo aterrizo. Siento un poco de felicidad por sus palabras llenas de esperana, y ligeramente sonrío.
-Gracias -él es ya parte de nuestra familia, y de las pocas personas en las que he llegado a confiar. Me siento inseguro, porque no sé si realmente puede lograr arreglar las cosas. Pero él nos conoce a ambos mejor que nadie, si lo cree, entonces yo también puedo, ¿no es así?
Mi sonrisa por la agradable noticia, se vuelve en una cara confusa.
-¿Una propuesta? -no pensé que sugeriría esa clase de cosas, y lo miré asustado- pero -eso no es buena idea, ¿y cómo le haré para vivir solo? Evidentemente la soledad no es algo que sepa manejar- ¿no será peor para nosotros? Sería como huir -no soy el hombre más valiente, pero dejar la casa… Mi familia es todo para mí. He logrado estar lejos de papá por meses, pero a Dima… aunque sea de mal modo, pero siempre lo tenía cerca. Fue lo que me ayudó a sobrepasar esos momentos difíciles. Con solo saber que estaba ahí, y que aunque fueran malas palabras, pero teníamos un tipo de comunicación- no, no, es imposible -me reí nervioso. Prefiero pedir disculpas y agotar mis recursos antes que huir. Y no tengo a dónde hacerlo.

Me recargué en él buscando refugio. Me siento cansado, quiero ver a Dima, se suponía que hoy sería especial, ¿por qué tuvo que pasar esto?
-¿Crees que es mi castigo? Amarlo, ¿está mal? ¿Tú nos entiendes, ¿verdad? Saber que al menos alguien nos apoya no importa qué… eso me da un poco de fuerza. Gracias -pero ese apoyo es en vano si Dima no quiere nada más. Debo disculparme, de mil formas. Y aceptar que tal vez no puede ser completamente mío, pero al menos que siga en mi vida. Eso tiene que ser suficiente, no me queda más.

Sé que suelo ser considera el menor de los tres cuando nos ven juntos, y no quiero decir que gozo de una superioridad en mi madurez, en muchos aspectos soy un completo inmaduro, pero cuando se trata de ellos trato de ser maduro cuando hace falta. Andy parece un hombre de negocios, seguro y enfocado, pero es una persona demasiado dependiente, por eso Dima siempre le ha dicho de todo y Andy solo soporta, porque no sabe que puede vivir de una manera diferente.
-No hombre, con Dima no importa lo que hagas, si está enojado entonces todo es malo. O sea no te estoy pidiendo que desaparezca, solo que tengas un lugar que sea para ti. Solo piénsalo ¿si? a veces la distancia ayuda más que verse todo el tiempo- creo que ellos deberían experimentar la sensación de lejanía, de extrañarse, que se den cuenta de cuanta falta se hacen y también de que pueden vivir aun si no están juntos. No me sorprendo cuando se niega, pero tampoco puedo obligarlo.

Lo vuelvo a abrazar cuando se acerca, acaricio su cabello de manera afectuosa. No es normal que tenga que actuar como el mayor en el grupo, pero en estos momentos se siente muy natural ser de esta manera.
-No está mal, amar a alguien no está mal- yo soy de los que cree fielmente en eso, no está mal amar a alguien, lo que está mal, es no darse cuenta del lugar que tiene uno en la vida de esa persona. Andy tiene un lugar muy importante y no lo sabe. Me hace sentir un poco de envidia, porque sé que yo no tengo un lugar importante en la vida de la persona que amo -Yo lo entiendo, y sé cuanto se aman. Siempre los voy a apoyar- por fin parece más tranquilo, ahora solo me resta ver como voy a hacer a Dima ver las cosas de manera correcta.
Mi celular comienza a sonar, y justamente se trata de él. Debe estar borracho y me toca ir por él. Suspiro resignado.
-Andy- no le puedo mentir y creo que mi expresión le confirma de quien se trata, no sé si le sirva de consuelo, pero esto significa que no se ha ido con nadie más como acostumbraba antes, parece que solo ha ido a emborracharse y lo ha conseguido muy rápido -¿te quedarás aquí esta noche, o regresas a tu casa?- pregunto más que nada para saber a donde llevar a Dima, aunque esté borracho, no creo que sea la mejor idea enfrentarlos en este momento.

¿Cómo podría ayudar la distancia? Eso lo intenté con mi padre, pero resultó peor. Al final entendí que ya no hacía falta. No quiero que pase eso con Dima, él podría darse cuenta que en realidad no soy tan importante para él.
-No creo que pueda -me reí. No solo alejarme de él, sino vivir solo. Puedo lidiar con la soledad por el día, pero por la noche, saber que me encuentro a una distancia muy grande de él, es aterrador. Mi casa se ha vuelto mi zona de confort. No importa lo que hiciera o con quién estuviera, siempre regresaba ahí, porque es donde me sentía más seguro, y a la vez más insignificante.

Cerré los ojos. Poco a poco voy recuperando lucidez.
-Gracias -no sé qué habría hecho sin él. No puedo estar solo, pero tampoco es como si la compañía de cualquiera funcionara.
Su celular suena y me enderezo, atento a quién pueda ser. Solo pasa una persona por mi cabeza.
-¿Es él? -pregunté, y por lo siguiente es que lo confirma. ¿Hace cuánto que estoy aquí? De nuevo empiezo a sentirme ansioso- ah, no lo sé… -es verdad, debo trabajar mañana, no puedo quedarme. Sé que podría pedir el día libre, pero no quiero, el trabajo es lo único que me hace tener la mente ocupada- volveré -esperé unos minutos y me levanté de su cama. Caminé fuera de su habitación y lo seguí a la salida- iré solo desde aquí -el taxi se paró frente a nosotros- estoy mejor, no te preocupes -tengo la cara hinchada, pero mi expresión luce más tranquila- debes ir por él, por favor -sé que no hay alguien más confiable que Luciel para recoger a Dima. Y aún sí duele, soy patético.
Le di un último abrazo fuerte, y sonreí antes de abordar el taxi.

En el camino nada mejoró, pero saber que él estuvo poco tiempo con esas personas, me hace pensar que no terminó en la cama de una mujer, y honestamente eso me calma un poco.
Bajé del taxi y subí directo a la recámara de Dima. Toda la casa está en silencio, y pienso cuán innecesariamente grande es.
Me moví dentro de su recámara con lentitud. Las luces están apagadas, y solo alumbra esa luz que se cuela por la puerta desde el pasillo. Huele a él, todo este espacio tiene su aroma en el aire, y una sonrisa triste se dibuja en mi cara. Me recosté en su cama y aspiré el aroma de las sábanas, y comencé a llorar de nuevo. Soy patético, y seguramente por eso él se está cansando de mí.
Me quedé unos minutos recostado, mirando hacia la puerta esperando que él entre por allí, pero es imposible. De nuevo me siento en la cama y logro ver algo tirado en el suelo, parece una hoja.
Me levanté de la cama para ir a recogerla, quedándome agachado mientras observaba lo que parece ser una foto.
-Somos nosotros -la miré confundido, y luego sonreí. Pero luego me di cuenta que estaba junto al bote de basura, eso significa que la tiró- un libro… no, ¿un diario? -metí mi mano dentro del bote y tomé la libreta. Es gruesa y mediana.
Me levanté y abrí la libreta. Su letra… era muy pequeño cuando escribió en ella. Mis mejillas enrojecieron un poco, y conforme pasaba las páginas, entre dibujos y textos cortos, solté algunas risitas. Pero los dibujos alegres y los textos felices se detienen, y sus palabras se transforman en algo turbio y desagradable. Los sentimientos de un niño pequeño, sus frustraciones y miedos se ven reflejados en esas hojas. Cada texto aumenta mi tensión y al llegar a un punto, tapo mi boca y me agacho al sentir un dolor intenso en el estómago. Quiero vomitar, estoy mareado y mis lágrimas comenzaron a salir nuevamente. La sensación de ser acorralado, y de sentir cómo mi llanto se ahoga por el de alguien más. Siento cómo mi pecho duele, mis pulmones no están funcionado bien y retiro mi mano para tomar la mayor cantidad de aire posible. Siento que me asfixio, y me veo a mí mismo, a él, ¿y a quién más? Estoy llorando y salivando, y siento mi cabeza tan pesada que creo que perderé la conciencia.
-No mires -susurro mientras agarro mi cabeza con una de mis manos, porque duele, y la imagen de su cara asustada no se va con nada.
Cierro de golpe la libreta y con dificultad me levanto. Al salir de su habitación me agacho para vomitar sobre la alfombra del pasillo. No he comido nada en las últimas horas, eso hace más desagradable el sabor. Es a lo que sabe aquel recuerdo.

Me levanté luego de un rato y caminé hasta mi cuarto. Con la boca manchada, sin quitarme los zapatos y la libreta en mi mano, me quedé dormido apenas cerré los ojos.