Starting Something [Takumi]

Anoto lo que la profesora escribe en la pizarra, ya manejo muy bien mi papel como buena alumna, pero aun así los profesores y la directora no me tienen en buena estima, pero al menos ya no me molestan tanto, solo me pueden dedicar miradas de desagrado y ya se han cansado de intentar probar que hago trampa en los exámenes porque no se creen que haya mejorado tanto en los últimos meses.
Al menos Mia en pocos días regresará a clases, la he extrañado mucho, al no tenerla cerca no me ha quedado más remedio que estudiar sola, ella siempre me ayudaba, pero al irse tuve que valerme por mi misma, aunque ha resultado bien, he avanzado mucho más rápido, pero sin duda estudiar con ella era más divertido.

Mi celular descansa en la esquina de mi pupitre y estiro mi dedo para desbloquearlo con mi huella y ver así la hora. No falta mucho para salir, sonrío un poco al pensar en que vendrá por mi. Pero luego borro la sonrisa. Ya hace un tiempo he dejado de actuar como la niña tonta que era feliz con cualquier cosa que él me ofrecía, me cansé un poco de su juego de molestarme trayendo a sus mujeres, no sé si hoy también lo hará, tal vez está aburrido y necesita un poco de distracción, supongo que si eso es lo que quiere puede hacerlo de nuevo. Apoyo mi cabeza sobre el pupitre y miro hacia la puerta, pensando en lo lindo que sería ser tratada por él aunque sea un poco como lo hace Mitya, pero entonces papá ya no sería papá. Atesoro mucho las veces que me ha tratado de forma linda, pero lo he visto fingir tantas veces con sus novias, que supongo que conmigo es igual, solo palabras sin un ápice de sinceridad.

Entre mis pensamientos la campana suena y comienzo a guardar mis cosas. Miro mi celular y le escribo un mensaje a Mitya, "Siento mucho que nos hayamos podido ver hoy, de verdad quería verte, pero tengo que ayudar a papá. ¿Tú también me extrañas?"- mando el mensaje y me acomodo mi mochila en la espalda para salir del colegio.
Mis "amigas" parlotean y bromean a mi alrededor mientras caminamos.
-¿Que es eso?- pregunto a una de ellas que trae un lindo animalito de peluche en su mochila -Mi novio me lo regaló- dice ella muy feliz. Le sonrío mientras caminamos y me cuenta que compraron unos peluches de pareja -¿De pareja?- pregunto un poco confundida, y ellas comienzan a explicarme un montón de cosas. La idea parece demasiado cursi a primera impresión, pero creo que el obvio propósito de algo así es marcar al otro como no disponible. Al llegar a la salida no tardo en localizar a papá - lo siento chicas, tengo que irme- me despido de manera alegre mientras comienzo a correr hasta el auto.

Emi:

Suelto un bostezo y bajo las escaleras hacia la sala de estar. Le prometí a Emi recogerla hoy, es aburrido estar todo el día encerrado, y estoy un poco harto de que ese viejo esté abusando de lo que se le ha dado.
-Shinya, voy a salir un momento. Puedo hacer las compras de regreso -la señora se pone necia sobre dejarlos solos, y creo que alargar nuestro camino de vuelta no viene tan mal. Suelto otro bostezo, tengo un poco de comezón en la garganta. Pero estoy seguro que Emi no regresará sola si así se lo pido, y en cambio llamará a ese tipo para que la recoja- regreso en un rato -me despido de ellos y salgo hasta el auto. Debí tomar algo para la maldita infección que está por darme.  Aunque tampoco es como si esto fuera a matarme.
Conduzco un poco más lento de lo normal. A pesar de haber tomado mis vacaciones, el trabajo en casa es agotador, y desde el asunto con Shinya no he podido dormir apropiadamente. Hoy pude quedarme a descansar. Debí hacerlo.

Llegué fuera del colegio y le mandé un mensaje de texto a Emi para avisarle. Apagué el auto y recargué mi cabeza mientras cerraba un rato los ojos. Estos días no han sido malos, me gusta estar con Shinya. Pero eso de jugar a la casita no es mi estilo, y sentarme a comer con ellos es algo extraño. Me acostumbré a comer solo o con Emi nada más.
-¿Cómo fue tu día? -sonreí para ella cuando subió al auto y me acerqué a darle un beso en la mejilla. Tengo que hacer que se aleje de ese hombre- pasaremos a comprar unas cosas para Shinya antes de volver -puse el auto en marcha.
Ella ha mejorado en el colegio, también sus modales y conducta. Ya no parece un animalito salvaje. Me río por esa idea, extraño un poco eso, era más obediente.
-Emi, abre la guantera por favor -fruncí el ceño y en el alto, me incliné hacia ella para buscar si había algunas pastillas. No me gusta la sensación rasposa en mi garganta- esas -pero antes que me las diera volví a mi sitio para seguir avanzando- ¿puedes sacar una para mí? -esperé que abriera el empaque y abrí ligeramente mi boca sin quitar los ojos del camino.

Takumi:

Mientras camino, mi celular suena, pensaba que sería una respuesta de Mitya, pero no, se trata de un mensaje de papá. Al despedirme de ellas corrí al auto y subo en el lado del copiloto.
-Bien, fue un día tranquilo- contesto y fijo mi mirada hacia enfrente, he notado desde el primer momento la ropa que usa, por el trabajo suele vestir de manera formal, pero cuando viste ropa casual se ve muy bien, pero evito mirarle demasiado -Está bien- acepto lo que dice sacando mi celular para entretenerme en algo mientras conduce. Supongo que ya actúo mucho más como una adolescente que como una niña.
Bajo mi celular y lo acomodo entre mis muslos para hacer lo que me pide, pero no se para que quiere que la abra. Me muevo un poco para no estorbarle mientras busca. Veo las pastillas que me pide y las saco porque el vuelve su atención al camino.
Como me lo pide, saco una de las pastillas y acerco mi mano a su boca para darsela.
-¿Se siente mal?- pregunto, aunque debe ser algo obvio, ni siquiera debería preguntar eso -Tal vez deberíamos ir a casa para que descanse, yo puedo hacer las compras- he aprendido a actuar de manera mas natural y no desesperadamente enamorada de él, pero me ha hecho preocupar y no puedo evitar un poco de ansiedad por saber que puede estar enfermo. Quisiera poder hacer algo, pero como de costumbre no soy una persona útil para él. Soy algo así como una mascota con la que el se divierte, pero eso ahora es le ayuda en nada. Cierro mis puños un poco impotente, no puedo evitar preocuparme en exceso por él, eso no ayuda a mi comportamiento de una adolescente desinteresada, pero él es demasiado importante como para preocuparme por eso ahora. Solamente me siento impotente, miro mis rodillas, ya ni siquiera me preocupo por mi celular.
-¿Que hay que comprar?- pregunto para prepararme y hacer todas las compras de la manera más rápida posible.

Ella toma su móvil y no hace mucho contacto conmigo. Últimamente se comporta como la adolescente promedio. Lo molesto de eso es ver con quién se mensajea, ese hombre es un verdadero acosador, qué asco.
-Gracias -comienzo a chupar la pastilla. No me gusta el sabor, pero la sensación refrescante es placentera- un poco -contesté casi de inmediato, y la miré con una sonrisa- no es para tanto, Emi -le di una palmada en la cabeza con mi mano- solo es una infección que recién empieza -no enfermo seguido, por eso suelo debilitarme mucho cuando pasa. El estrés, el trabajo excesivo y la mala alimentación en este último mes, terminó por bajar mis defensas. Pero una infección es nada, aunque se siente bien que haya dejado ese aparatejo a un lado.

Metí la mano en mi pantalón para sacar la lista que me dio la señora.
-Es todo eso -dije entregándole el papel sin quitar la vista del frente. Generalmente es ella quien debe venir a comprar, pero no ha querido despegarse de Shinya y Mia- pero bajaré contigo. Además, ¿hace cuánto que no salimos juntos? Aprovecharé estos días para pasar tiempo juntos -no la miré. He aprendido a no ser tan rudo con ella, porque ahora que tiene a su halagador personal, se ha vuelto más arrogante que antes- ¿tienes hambre? Podemos comer en la cafetería que hay fuera del super -la miré de nuevo y sonreí- además estoy harto de estar encerrado -y eso no es mentira.
Últimamente suelto algunas cosas honestas. Emi ha cambiado, y suceden cosas que creí inimaginables. No puedo etrometerme entre ese tipo y su obsesión asquerosamente enferma con Emi, pero sí puedo hacer que ella pierda el interés.

Llegamos al estacionamiento del supermercado y dejo el coche cerca de la entrada.
-Tú me dirás a qué ir primero -dejo que ella tome el carrito para las compras, pero al entrar, pongo mis manos sobre su cintura para moverla a un lado y que me deje empujarlo. No quiero que me trate como un inútil.

Bajé un poco la cabeza cuando pone su mano sobre ella, recibiendo ese gesto como cualquier cachorro.
-Pero sería mejor si descansa desde ahora- solo comento, pero no trato de imponer o volver a sugerir que regresemos. No es como que yo me atreva a imponer algo sobre él.

Tomé la lista y comencé a leer recordando la mayoría de cosas en mi memoria. Levanto la mirada y lo miro cuando dice lo de pasar tiempo juntos, eso si que no lo esperaba y por eso mi reacción tiene algo de emoción que no he podido ocultar.
-¿De verdad?- ¡no, no! Emi, contrólate. Me reprendo a mi misma por la manera en que he reaccionado, y desvío la mirada haca el camino -Si, comamos ahí- trato de regresar a mi actitud normal, me siento un poco estúpida por la manera en que fácilmente me he dejado llevar. Me puedo perdonar preocuparme por él, porque su salud es lo más importante, pero reaccionar tan emocionada por pasar tiempo juntos, se supone que yo ya no me emociono por eso, porque he aprendido a tomar mi lugar como su hija -Pero gracias a eso el tío se está recuperado más rápido- papá se ha esforzado mucho por cuidarlo, creo que nunca lo había visto así por nadie, es lindo ver esas expresiones en él cuando está con el tío.

Al estacionar bajo del del auto para caminar a su lado. Tomo el carrito de compras y asiento ante su indicación. Sus manos me tocan y me dejo llevar por el movimiento de ellas y me hago a un lado soltando el carrito.
-Por acá-  Ha pedido un poco de carne y pescado, checo mas que nada las fechas de caducidad. Al final he dejado verduras y frutas, porque de eso realmente no se nada. Cuando llegamos ala sección checo la hoja para asegurarme de no olvidar nada. Mientras trato de elegir un chico que trabaja en el super se me acerca y comienza a explicarme como elegir las cosas. Obviamente intenta coquetear conmigo, así que me acerco al carrito.
-Mira papá, esta amable persona nos ayudará con lo que falta- digo con una dulce sonrisa mientras le doy la lista al chico para que termine de seleccionar las frutas y verduras en mi lugar, he aprendido que puedo conseguir que los hombres hagan lo que quiero o al menos la mayoría, y actuando con una angelical inocencia puedo librarme de tener que lidiar con ellos porque al ser tan "inocente" no me doy cuenta de sus intenciones.

Claro que sería mejor descansar, y me siento extraño por haber insistido en venir. Ella ni siquiera luce tan feliz como esperaba, qué aburrido.
-No te preocupes por mí. ¿Has olvidado que soy médico? -no quiero lástima. Antes no me habría importado, pero en este momento y con ella, no la quiero.

Sonrío al notar una reacción más expresiva, y asentí con la cabeza. Yo tampoco he comido, y no es como si Shinya tuviera prisa con las cosas.
-¿Qué sucede? -pregunto divertido, pero la miro un preocupado- ¿no tienes hambre? Sino quieres, está bien -me encogí de hombros restándole importancia, como si la propuesta fuera solo por ella y no por mí.
Sonrío ahora más honesto, porque si algo me agrada de Emi, es que no sienta celos de Shinya. Nadie está por encima de él, y nunca lo estará. Ella ha visto todo lo que soy capaz de hacer y dejar por él, y hasta ahora no ha habido ni un solo reclamo. No se lo permitiría, pero creo que ni siquiera para por su cabeza.
-Más le vale -me reí. Me di cuenta, segundos después, que hablé del mismo modo que lo habría hecho con él. Solo suspiré.

La sigo por el pasillo de carnes. Se ve un poco más madura escogiendo las compras, además ha crecido desde entonces.
Así caminamos un rato, ella escogiendo y yo empujando el carrito, en una sincronía silenciosa y cómoda. Pero noto cómo un chico se le acerca, y me quedo unos segundos a distancia, mirando.
Doy unos pasos hacia ellos y entonces Emi viene a mi encuentro y habla.
-Qué amable -sonreí ampliamente al chico. Mi reacción es la que cualquier padre tendría, ¿no? Proteger a su hija de imbéciles y esas cuestiones- entonces tú y yo vayamos por… -me coloco junto al chico para mirar la lista- tomates -tomé a Emi de la mano y caminé unos pasos a donde estaban los tomates. Me puse tras ella esperando que comenzara a seleccionar, llevé mis manos a sus hombros y me agaché para susurrarle al oído- no deberías coquetear con extraños -advertí, y dejé un beso en su mejilla- no, aquel -me moví a un lado y cogí algunos en buen estado, y luego fuimos hasta donde el chico para recoger las demás verduras, al menos lo hizo bien- muchas gracias -le sonreí- agradece,Emi -su mirada es algo confusa. Supongo que no se ve tan normal nuestra interacción, mucho menos la forma en que le hablo a ella, como si fuera mucho más pequeña de lo que luce.

Asiento, pero obviamente no dejaré de preocuparme, pero tal vez debo aprender a ocultar también mi preocupación por él.
-Entiendo- es justo la palabra que digo siempre que corrijo un comportamiento que a él no parece gustarle. Aunque creo que esto me costará un poco más de controlar que todo lo demás.

-ah, yo- no se que respuesta dar, es esto es un poco extraño, ¿quiere que vayamos a comer por mi? no es como que nunca me haya comprado nada, antes era un poco más insolente y pedía cosas sin pensar mucho, pero hace tiempo ya no lo hago, así que no estoy segura de que debería decirle -Comamos juntos- probablemente no debería pedir algo así, pero supongo que si lo ha sugerido es que quiere que pase, tal vez solo quiere divertirse un poco.
Él se ríe, es una sonrisa diferente, y yo sonrió aunque no dura mucho esa expresión en su rostro.
Papá me toma de la mano y caminé a su ritmo. Mientras el chico escoge yo solo finjo como que pongo atención, pero cuando papá habla solo me concentro en sus palabras y ese beso que me ha dado -Lo siento- contesto bajito pero no se si me ha escuchado.
Gracias al chico, terminamos más rápido en esa sección y como papá lo indica -Gracias, eres una persona muy gentil- digo con dulzura aunque precisamente no es una persona gentil, él esperaba algo a cambio, todo el mundo es así.

Comienzo a caminar para ir a otro pasillo, para buscar papel y servilletas.
-¿por que no puedo coquetear con extraños?- le pregunto dejando en el carrito las cosas, y miro ahora a papá esperando su respuesta, no creo que en realidad a él le importe eso -solo intentaba terminar antes, lo siento- mientras seguimos caminando noto las miradas de algunas mujeres en él, así que me giro para darle la espalda cuando una de ellas se le acerca a pedirle amablemente que la ayude a bajar algunas cosas.
-tss- me adelanto unos pasos para escuchar lo menos posible y tomar algunas cosas, lo malo de esto es que debo regresar al carrito para echarlos. Solo puedo pensar que no tuvo que traer a una de sus novias, porque ya se ha encontrado a una. No los interrumpo, incluso dejo las cosas en el carrito con cuidado para no hacer demasiado ruido. Me podría enojar por verlo con alguien, pero ninguna mujer permanece en su vida por mucho tiempo. Comienzo a caminar al siguiente pasillo, pero tropiezo dándome un golpe seco contra el suelo, me siento aturdida, pero él no puede ignorar a su hija en el suelo, no al estar frente a otras personas, ¿lo notó? ¿habrá notado que caí al suelo apropósito? podría enojarse conmigo por eso.

No me gusta que se contenga. Al principio era divertido, pero ahora resulta un tanto molesto. Me gusta que sea honesta, no somos la clase de personas que debe abstenerse de algunos caprichos, además. Pero pasó de ser una chiquilla que quería lo que veía, a ser una jovensita prudente. He de admitir que hasta cierto punto, tiene un toque sensual en esa actitud suya.

Explicarle del “peligro” sobre hablar con desconocidos está de más. Dudo que ese o algún mocoso de su edad, puedan hacer algo peor de lo que ya vivió.
-No me gusta -respondí honesto- no tienes porqué prestar atención a gente así de insignificante. Eres demasiado bonita, Emi, y sé que no necesito advertirte sobre los peligros que puede llegar a traerte otra persona -en realidad no me preocupa su integridad. Sé que ella no es tonta, y además ha aprendido más que cosas del colegio al estar conmigo. Pero es incómodo. No quiero pensar que lo hace por cómo solía molestarla, porque me fastidiaria- no es para tanto -no estoy disfrutando sus repetidas disculpas. ¿Será por el dolor de garganta?- simplemente no lo hagas.

Me paré para coger algunas cosas mientras Emi iba por otras, y una mujer llegó por mi costado para preguntar si podía alcanzarle algo del estante de arriba.
-Claro -le regalé una cálida sonrisa y me estiré para tomar lo que sea que quería, y al entregarselo comenzó a platicarme de cosas sin importancia, para dar pie a otro tipo de conversación. Me limité a sonreír, porque hoy no tengo humor de esto.
-Emi -repentinamente me moví y con mi mano aparté a la mujer que se interponía entre el paso libre y yo, y caminé hasta donde estaba Emi- ¿qué pasó? -me agaché a ayudarla a levantarse. Alguien más estaba a punto de hacerlo, pero al llamarla por su nombre, hizo que ese tipo se quedara mirando solamente- ¿te lastimaste? -me quedé en cuclillas esperando respuesta, y luego la ayudé a ponerse de pie.
Me di cuenta que me moví automáticamente, y que estoy actuando extraño. No solo hoy, ni se limita a mis acciones. Estos días lo he pensado demasiado.
-¿Segura que estás bien? -quiero fingir un tono de voz amable, porque la gente la está mirando. Pero no, sale todo natural y sin exageración.
Regresamos a donde nuestras compras y le ofrezco mi brazo.
-Quédate cerca de mí -estiro la mano para que me dé la lista y así continuar. La mujer no me hablo más. Emi ya no luce como una pequeña niña, por eso es difícil que se traguen el cuento de estar emparentados.

No le gusta, supongo que a eso se limita su orden, porque lo demás que dice solo parecen palabras tiradas al azar para tratar de hilar ideas pero realmente no parece que en sus oraciones haya indicaciones de porque no debo hacerlo, solamente no le gusta.
-Está bien- tampoco es que me guste coquetear, solo lo hago algunas veces para sacar ventaja de algo, pero nada más, claro, con Mitya, pero él es un caso aparte, él no es cualquier persona -No lo haré- acepto sin más, pero creo que es algo que solo cumpliré al estar con él.

Se acerca a ayudarme, y no parece haberse dado cuenta de lo que he hecho.
-pisé mal y se me dobló el pie- siento un poco resentido mi tobillo pero no me importa, es algo que se calmará luego de descansar un rato -no, estoy bien- digo para que no se preocupe.
Con su ayuda me pongo de pie, creo que me he pasado en darle realismo a mi caída, ahora de pie me duele un poco más el tobillo, pero sigo tolerando bastante bien el dolor, así que no me quejo solo hago un pequeño gesto -me molesta un poco el pie, pero no es nada- muevo mi cabeza aceptando quedarme cerca y le entrego la lista.
Ya faltan pocas cosas, así que no vamos a tardar mucho más con las compras, aunque la fila para pagar está un poco larga -¿como se siente?- pregunto mientras esperamos. No quiero terne la culpa de que el no regrese a casa a descansar, pero si dice que se siente bien, entonces podríamos ir a comer. Si me duele mi tobillo, pero no me importa caminar por horas si puedo pasar mas tiempo con él.
Mientras el paga, recuerdo mi celular, lo he tenido un poco olvidado el ultimo rato, así que lo saco para ver que tengo de nuevo. Hay un mensaje de él y sonrío por las cosas que ha escrito, él es muy tierno.

Parece que se se lastimó. Llegando a casa tendré que revisar.
-¿Puedes andar? -no debe ser para tanto, pero de todos modos la pregunta salió de mi boca sin siquiera pensarlo- faltan pocas cosas. Terminando podemos ir directo a casa para aplicarte algo de hielo. No creo que necesite mayor cuidado que eso, pero te revisaré por las dudas, ¿de acuerdo? -me sorprendió ver que cayera. Por un momento creí que era uno de sus trucos para obtener mi atención de vuelta, pero también ha cambiado esa parte de ella. Ahora ya no tiene esa actitud posesiva, o más bien, ha aprendido a controlarla, porque hay gestos que todavía soy capaz de percibir, pero no es divertido si se aguanta todo el tiempo.

En la fila esperamos un buen rato. He comenzado a sentir molestia en mi cabeza, debí comprar unas pastillas, y no puedo mandar a Emi ahora.
-Bien, ¿tu pie? -no se quejó más. Y se vuelve otro punto a su favor dentro de mi cabeza.
Al pagar espero un rato mientras me entregan la tarjeta de credito, y desvio la mirada hacia Emi, notando que ha puesto su atención en el teléfono.
-Últimamente no te despegas de esa cosa -sonreí esperando que lo dejara a un lado. No voy a pedirle que lo guarde, pero me irrita porque sé quién es la razón de esas sonrisitas tontas- ¿es Mitya?No tienes que seguir con eso, Emi -comencé a caminar hacia el auto. Eso me dejó sin ganas de estar con ella, pero si llegamos a casa se la pasará pegada al maldito aparato, y no estoy de humor para mirar cómo se idiotiza por esa estupidez.
Abrí la cajuela del auto para guardar las bolsas. Llevé mi mano a mi sien y tallé.
-¿Te sientes bien? O tal vez  prefieres regresar a casa para continuar tu entretenida charla -cerré de golpe la cajuela y me crucé de brazos, esperando que decidiera.

-Si, claro- digo con una sonrisa, porque al menos ya he conseguido que deje de estar con esa mujer -De acuerdo- parece que lo que acabo de hacer ha terminado haciendo que nuestro tiempo juntos se reduzca, ya que iremos directo a casa.

-Solo es una molestia- en realidad punza bastante, y siento un agudo dolor a cada paso, pero sigo actuando como si no sintiera casi nada. Lo miro cuando habla -Si, es él- sé que ahora que Mia ha regresado ya no tengo porque seguir viéndolo, pero no quiero dejar de verlo -Ah- a diferencia de casi todo lo que me dice, no he dicho que entiendo o que lo haré…
Lo sigo por el estacionamiento, he guardado el celular, tal vez he hecho mal en escribir a Mitya mientras estoy con papá.
-Estoy bien- digo dejando una de las bolsas y escuchando el golpe de la cajuela mientras cierra -ya no estoy platicando con él- comento un poco confundida mirándolo -Papá, ¿hice algo mal de nuevo? ¿Es por que me caí? - puede ser que haya notado que lo hice apropósito --Sé que yo no debo meterme en las cosas de papá, pero no pude evitarlo. Prometo ya no volver a hacerlo, seré mejor hija- aprieto con mis puños mi falda. Sé que lo que siento por él no es correcto, ya me ha explicado los roles de padre e hija, pero aunque ya li intento seguir, yo solo lo hago porque es lo que él quiere, a mi todas esas cosas no tienen peso sobre mi, solo cumplo las cosas para “adaptarme” a la sociedad y para complacer a papá.

Entiendo. Significa que no lo hará. ¿Realmente se encariño con ese hombre? Supe que fue muy cercano a ella desde aquellos días, por eso la trata como si fuera la cosa más preciada para él. Me resulta un poco asqueroso. No comprendo el propósito de eso. No es como si ella necesitara esos tratos excesivos para acceder a algo. Y no me tragare esa estupidez que se enamoró de ella. ¿Qué podría tener Emi que su mujer no? Su obsesión enfermiza debe derivarse de algo más. Debería indagar otro poco en su vida privada.

La mire exasperado y frunci el ceño. No me molesta lo que hizo. La gente normalmente reprueba ese tipo de comportamiento, pero a Emi se lo tolero porque me parece divertido y gozo de ver lo extremista que podría llegar a ser. Sobretodo ahora que afirma haberlo hecho a propósito, luego de tanto tiempo.
-¿Te lastimaste intencionalmente? -me agache para bajar su calceta y revisar su tobillo- pensé que no harías más estas cosas -mi cara seria esbozó repentinamente una sonrisa, pero fue apenas unos segundos.
La hinchazón es más visible que hace un rato, debe dolerle al caminar.
-Parece que te excediste esta vez -acomode su media y me levanté- vine por ti para pasar un rato juntos, pero parece que mensajear con él te parece más entretenido. Por eso pensé en darte tu espacio y regresar a casa -acomodé su media y me puse de pie- te adaptaste muy bien a lo que te pedí en un principio. Supongo que todas esas cosas que decías no eran verdad -sonreí triste y agaché la mirada- pero está bien, supongo que es todo mi culpa -levanté la mirada y acaricié su mejilla. La solté y caminé hasta la puerta del copiloto para abrirla y dejar que ella entrara.

Bajo la mirada ante la expresión que pone, he vuelto a fallar, lo he hecho molestar de nuevo.
-No pensé que me fuera a lastimar- cierro mis puños estrujando los tablones de mi falda, soy una tonta -no iba a hacerlo, pero… - aprieto con mis fuerza mis puños porque no tengo excusa.

-No importa no es nada- digo para que no le preste atención a mi tobillo, a mi no me importa que me duela. Niego repentinamente cuando dice aquello de los mensajes -No, yo no. Eso no es verdad, no volveré a hacerlo- no sabía que mandar mensajes mientras estamos juntos podría ser algo tan malo.
-No, de verdad lo haré mejor, lo prometo- digo un poco desesperada porque el parece triste, he vuelvo a hacer algo que a él no le gusta, soy una tonta. Él camina a abrir la puerta para que suba y avanza también -Es mi culpa, no de papá, yo a veces no pienso como una hija, pero prometo hacerlo, nunca más volveré a fallar, por favor, créeme, yo solo quiero estar con papá- mi mirada sigue baja, cada vez que hago algo mal y él se pone triste yo me siento fatal, es como si un pedacito de mi alma me abandonara -No volveré a equivocarme, haré todo lo que pidas, siempre, pero no estés triste- estiro un poco mi mano como intentando tocarlo pero regreso mi mano a su lugar.

Subo al auto, puedo sentir como mi celular vibra pero solo lo tomo para ponerlo en silencio y volverlo a guardar, Mitya entenderá que no podía contestarle, él es bueno y comprensivo conmigo, entenderá cuando le diga que estaba ocupada. Él siempre puede entenderme y comprender las cosas que le digo.