Infralove (Takumi)

La pequeña rubia se miraba frente al espejo, cepillaba su melena con una sonrisa que parecía imborrable en su rostro. Se sentía realmente feliz, había cumplido lo que le dijo a su amado padre, había mejorado en la escuela, ya no se estaba metiendo en peleas así que tampoco lo llamaban tanto, aunque aveces le costaba mucho resistir ese impulso agresivo ante ciertas personas.

Por fin arreglada se miró en el espejo, deseaba no parecer tan niña como de costumbre, porque al parecer a los hombres les gustan mas las mujeres que las niñas. Incluso su padre siempre prefería mujeres a ella. Era molesto sentir que seguí sin ser de utilidad para él. Había visto a algunas compañeras con sus novios y otras cosas en televisión. Para su mente muchas cosas eran absurdas, no entendía porque las personas reaccionaban de cierta manera. Pero poco le interesaba encajar en la sociedad, todas sus compañeras la consideraban una "soñadora" que siempre anda en las nubes, que por ser hija de un médico importante no le importaba demasiado la escuela, y que era tan rara aveces por la ausencia de una madre que le enseñara la manera correcta de las cosas. Pero ella solo aspiraba a una cosa, complacer a su padre, él era su mundo, su dueño absoluto.

Bajó la escaleras, se había arreglado tal vez demasiado pronto, pero no quería que su padre la estuviera esperando, poco a poco quería lograr ser la mejor hija que pudiera existir, aun si el termino aun le resultara complicado de entender.
-Emi ha sido buena niña y saldrá con papi- se dijo bajito y muy feliz esperando a que su padre llegara por ella. No le interesaba a donde iban, ella solo quería estar con él. Ese hombre trabajaba tanto que aveces era complicado poder verlo y ella se sentía tan vacía cuando él no estaba.

atuendo:

Tenía planeado salir de casa junto a Emi hoy ya que acordamos una cita en algún lado, pero tuve que regresar al trabajo por la mañana y ahora debo conducir nuevamente hacia casa. Y es que ella parece tan entusiasmada por nuestra promesa. Debo admitir que se esforzó para subir sus calificaciones y mejorar su comportamiento en la escuela, además yo necesito cambiar un poco mi rutina. Últimamente estoy todo el tiempo en el hospital.
Mientras estaba en el camino tomé mi teléfono para enviarle un mensaje a ella y otro a la chica que nos acompañará en el paseo, aunque la cité un poco más tarde, quiero tener un rato a solas con Emi primero, y no puedo arruinarle la esperada salida desde el principio. Esto de involucrarme con niñas a veces me desgasta, son tan caprichosas. Pero en general las mujeres son así. A veces me pregunto si los hombres me vendrían mejor para ahorrarme dramas. No, en general las personas son un poco insoportables y egoístas.


Me bajé del auto y saqué mi maletin y la bata para dejarla en el cuarto de lavado, no quiero ver nada que tenga que ver con el trabajo.
-Emi, llegué -hablé un poco fuerte mientras dejaba mis cosas en el sofá y caminé hasta mi recámara para cambiarme la camisa. No estuve más de 4 horas allá, pero aún así mi ropa debe oler a enfermo, qué asco.
Escogí una playera azul marino y un pantalón de mezclilla. Si voy con dos nias al menos debo verme más joven. Lave mi cara, peiné mi cabello y me puse loción. Hubiera preferido tomar un baño pero eso nos retrasaría más. Bajé a la sala para ver si ella estaba lista, parece que lo estuvo desde antes que yo llegara.
-Wow, qué bonita estás hoy -me acerqué a ella y le di un beso en su frente, y tomé su mano para salir de casa- estaba pensando ir al zoológico ¿qué opinas? - no importa el lugar en realidad, aunque sería mejor ir al cine pero seguro termino por dormirme, estoy algo cansado hoy.


Subimos al auto y conduje hasta el zoológico, quiero que pase una bonita mañana antes que la chica llegue, por eso encargué a alguien de mi trabajo comprara las entradas con anticipación. Incluso esa tercera entrada que ya entregué.

Pensó en recostarse en el sofá para esperar a su padre, pero sabía que si hacía algo aśi su linda ropa terminaría arruinada. Así que solo espero paciente sentada, apenas moviéndose. Estaba acostumbrada a poder estar horas en una sola posición, hasta que sus extremidades ya no soportaran más. Miraba el piso, la espera le hizo sentir que su felicidad había entrado en algún tipo de pausa.
El acostumbrado vacío que se apoderaba de ella cuando estaba sola no se hizo esperar. En esos momentos se convertía en solo un lindo cascaron vacío. Pero todo eso cambió cuando escucho la voz de su padre, una sonrisa radiante se apoderó de nuevo de su cara. Se levantó con energía para ir a recibirlo.
-bienvenido- dijo acercándose pero sin estorbarle para no alentar su paso y se quedó luego solo mirando como el iba a su habitación.
Sonrió de nuevo cuando él volvió a aparecer, y agradeció con la cabeza por el halago aceptando feliz ese beso en su frente.
-¿Zoológico?- pensó tratando de recordar que clase de lugar era ese, y a su memoria llego un recuerdo de un viejo que solía visitarla con regalos, ese hombre jamás la tocó, parecía tener suficiente con solo estar con ella. Para Emi ese comportamiento no era raro, muchos hombres comenzaban de esa manera, algunos llegaban al punto de casi adorarla, pero con el tiempo buscaban aquello que todos los demás tomaban de ella, sexo y placer... pero ese viejo jamás cruzo esa linea aunque a ella le daba igual, solo era un hombre más, pero fue él era de los pocos que le contaba sobre la vida fuera de ese lugar, incluido el zoológico -¿es donde tienen animales encerrados para mirarlos?- preguntó para estar segura y luego asintió aceptando -no conozco muchos animales, solo he visto algunos en los libros y televisión.

Subió al auto colocándose el cinturón, por su cabeza rondaba una idea. Ya que había sido una buena niña, ¿podría pedir algo como premio? a ella no le interesaba conocer animales, o salir a conocer el mundo, solo aceptaba por pasar tiempo con su padre, habría preferido cambiar todo eso por un beso. Porque mientras mas pasaba el tiempo, aquello que tanto le era indiferente, comenzaba a ser algo que deseaba experimentar con su padre. Al comienzo pensaba que debía pasar porque era lo que siempre había hecho, era solo un instrumento para el placer de otros. Pero ese hombre que la llamaba hija, no le pedía nada de eso. Y aunque al principio se sentía frustrada, realmente no deseaba que algo pasara, pero poco a poco, con los pocos momentos que el le ofrecía, despertaba en ella un curioso deseo jamás experimentado, ¿pero ella tenía derecho a pedir algo así? sabía que no, y solo podía guardar silencio ante esos nuevos anhelos.
Hizo una pausa antes de hablar, estaba acostumbrándose a dejar de referirse a ella en tercera persona.
-¿podría pedir una cosa hoy?- pregunto como pidiendo permiso.

Ah, es verdad, ella no sabe casi nada. Me pregunto cómo es que logró ponerse al día en la escuela. No es tan tonta después de todo, y esa gente debe hacer su trabajo más o menos bien si lograron hacerla leer y escribir.
-Sí, ¿lo escuchaste en la escuela? -nunca me he sentado con ella a hablar sobre temas de ese tipo. Simplemente le cuento un poco de mi trabajo y dejo que ella me diga sobre su aburrido día en la escuela. A veces hablamos sobre cosas que vemos en tv pero nada sobre mi vida. Y no tengo tantas experiencias fascinantes para compartirle incluso si lo quisiera, y por supuesto, nunca le diría nada de mi pasado- pues hoy podrás ver muchisimos. Te compraré lo que quieras también ¿de acuerdo? Hoy es un día especial, así que puedes pedir lo que sea -últimamente está más obediente y tranquila. No sé si es por mi petición, influencia de la otra niña o el hecho que ya se va adaptando a la sociedad como debe.


Llegamos al zoológico y caminé hasta su puerta para ayudarle a bajar, aunque solo tuve tiempo de cerrar la puerta.
-Te dije que podías pedir lo que quisieras -entre su pregunta y mi respuesta dejé un tiempo esperando. A veces me da la gana hacerlo. Y no tengo gran curiosidad por saber, así que dejo de presionar y tomo su mano para caminar a la entrada, donde veo un vendedor con un montón de globos y adornos de animales- ¿quieres un globo, kitty? O tal vez una soda, hace bastante calor -la gente nos sin discreción. Ella llama bastante la atención, es muy bonita y ese cabello suyo resalta- ¿conoces los osos panda? Son muy populares por ser adorables y esponjosos ¿quieres verlos? -ir tomados de la mano puede ser un poco sospechoso, pero ya que ella es tan pequeña la gente podría tomarlo como si fuera mi hermana. Imposible, no nos parecemos en nada, seguro piensan que soy un pedófilo- oh, es verdad, te compré algo -saqué de mi bolsillo una cajita y se la entregué. Hace tiempo le regalé un celular y por eso ahora le compré un pequeño adorno para este. Fue un poco desesperante enseñarle a usarlo, pero aprendió muy rápido. Lo mejor fue que como regla tenía prohibido mandarme un mensaje a menos que yo lo hiciera primero, y claro, eso pocas veces pasa.

Nego con la cabeza de manera despistada con la cabeza, pero aun así sopesó por un momento si en la escuela alguna vez escuchó algo pero no era así.
-fue un amigo, me contó sobre Zoológicos y esas cosas antes de venir  vivir con papá- explicó sin dar demasiado interés al recuerdo de aquel hombre, aunque sin duda era tal vez el mas interesante y agradable de los hombres que conoció durante ese tiempo.
Le parecía un tanto complicado lo que le decía su padre, no por el mensaje, sino porque ella no ambicionaba que el le comprara algo, tenía de sobra lo que sea que pudiera pedir, mucha ropa bonita, rica comida y lo mejor de todo la compañía de su adorado padre.

Bajó del auto y miró a su papá que había llegado hasta su puerta para cerrarla y espero un poco insegura ante la respuesta, pues aunque se lo había dicho antes, tal vez podría arrepentirse de un momento a otro. Aun así el confirmó que podía pedir lo que deseara y mordió su labio pensando en tocar sus labios de nuevo. Sintió como le tomaba de la mano y aun perdida en sus pensamientos de fantasía se dejó guiar.
-soda por favor- pidió evitando mirar los globos, eran tan bonitos y coloridos y la forma en que flotaban era tan curiosa ante sus ojos, pero pensaba que si pedía demasiado corría el riesgo de que cuando pidiera lo que realmente deseaba, le fuera a ser negado.
Ella recordó haber visto pandas en algún lugar, no le parecían tan adorables, eran animales gordos y peludos pero aun así asintió.
-¿que?- miró con sorpresa la pequeña caja, eran demasiados regalos y premios, pero por un momento se olvido de sus miedos de recibir demasiado y tomo la cajita, miro emocionada el pequeño adorno, sabía lo que era porque sus compañeras siempre tenías de esas cosas en sus celulares -Emi está muy feliz- estaba tan emocionada que ni siquiera noto la forma en que cambio su forma de hablar -lo cuidaré mucho siempre- dijo con ilusión atesorando en su mano y pecho el pequeño regalo.

¿Un amigo? Eso no me lo esperaba. Emi no tiene amigos, hombres. Con suerte tiene unas tres amigas en el colegio pero… ¿amigo? Lo raro es que no diga “un tipo” o se refiera a esa persona con algún apodo despectivo.
-¿Un amigo? ¿quién es? -sonreí. Tengo curiosidad por eso, el término amigo era inexistente hasta hoy. Tal vez algún niño de ese lugar, perfectamente sé que no se salvan del tráfico pero, es inconsistente, ¿qué iba a saber un mocoso de allí sobre la vida fuera? Ah, no no, lo estoy pensando demasiado. En realidad es lógico, no todos nacen allí, algunos son hijos de gente común, como Mia. Qué tontería, me dejé llevar por una frase cualquiera de esta niña.


-¿Qué sabor quieres? -me acerqué con ella a un puesto de dulces y pedí una soda para ella y un agua para mi. Luego seguimos el camino directo a donde le había dicho. El lugar está lleno de familias, parejas. Todos sonriendo, es de esperarse ya que el ambiente es bastante familiar e incluso acogedor- me alegra que te guste. Cuando lo vi pensé en ti -detuve mi paso y me agaché para quedar a la altura de su cara, ella es en verdad pequeña para la edad que tiene- quería sorprenderte un poco y ver tu carita feliz, me alegra que haya funcionado. Papá está feliz -sonreí de nuevo y pasé mi mano por su cabello para ponerlo tras su oreja, tocando de paso sus orejas suavemente- bien, sigamos -me levanté y caminé hasta la atracción de osos tal como lo prometí. Realmente estos sitios me dan un poco de asco. El olor, los animales y tantos niños. Pero no se me ocurre otro lugar apto para un padre y una hija. Es divertido jugar con los estereotipos de familia unida y feliz. La próxima vez buscaré un circo.


Mi teléfono sonó y solté la mano de Emi para tomarlo. Es esa niña, creo que parece emocionada también. ¿Qué hay de interesante en ver animales en jaulas? Tecleé un par de cosas con una sonrisa en la cara y de nuevo guardé mi teléfono. Vimos un par de animales más antes de entrar al acuario, odio el calor, así que es mejor si entramos a una zona climatizada.

-Era un señor que hablaba muy chistoso- comenta la pequeña recordando el peculiar acento del hombre y que además aveces decía cosas que ella no entendía porque hablaba en otro idioma.

-sakura- no era que realmente le gustara ese sabor en especial, pero era un color muy bonito, porque en cuestión de sabores ella estaba acostumbrada a tomar agua natural, era lo que siempre le daban y ahora con todos esos sabores ella se sentía un poco insegura sobre que le gustaba y que no -Emi es mas feliz si papá es feliz- dijo sintiéndose atontada por aquel simple gesto. ¿Era acaso que ya llevaba mucho tiempo sin hacer lo que siempre creyó era su obligación? sin recibir caricias y miradas lascivas, que ahora con algo tan simple, se emocionaba como nunca le había pasado.

Al llegar a ver a los animales ella no se sentía especialmente feliz por eso, tampoco emocionada, pero sonreía radiante como siempre, con esa fachada de niña alegre y feliz que tanto se acostumbro a usar, pero en el fondo nada de eso le emocionaba. Solo había una cosa que ahora le hacía sentir realmente y esa era la compañía de su padre.
Miro a los animales, eran gordos y peludos bastante aburridos a su parecer.
-son aburridos- admitió mirando sin encontrar aquello que parecía fascinar a otras personas de esos animales.
El recorrido continuo, y aunque aveces algunos animales se movían y eran un poco bonitos, no se sentía fascinada, aun si era algo nuevo para ella.
Al entrar al acuario fue que se emocionó un poco, miró unos animales feos, con tenazas y una cola un poco larga, y varias patas delgadas.
-¡mira papá que feos!- dijo elevando un poco la voz pues se había alejado un poco de su padre. Puso atención en el letrero en el estanque, "Langostas".

Un señor, eh. Probablemente un cliente con fetiche por las niñas. No tengo mayor interés por esa persona, de algún modo me asquea pensar qué tipo de hombre tenía encantada a Emi en aquel tiempo como para que lo recuerde con cariño, debe haber sido un poco amable con ella.


Intenté permanecer como un padre feliz en ese lugar, aunque no soy el único que parece no querer estar aquí, muchos simplemente están con su teléfono mientras sus hijos corren. Otros permanecen sentados a una distancia considerable.
-¿No te gustan? -pregunté preocupado- lo siento, tal vez otro lugar hubiera sido más interesante para ti -ella es demasiado simple al grado de dificultarme ese tipo de cosas. Si yo fuera alguien a quien le importara quedar bien, este día sería un total fracaso. Pero me da un poco igual si se divierte o no, en realidad si le digo que volvamos incluso puede que acceda y me ahorraré este recorrido que es un fastidio. Pero mis ganas de verla molesta me hacen querer esforzarme un poquito, tal vez si le compro alguna porquería de las que venden o me la llevo al baño y la manoseo un poco ella se vea más entusiasmada.


Afortunadamente ella parece menos aburrida ahora que estamos en el acuario, y cuando dice aquella frase que parece indignar a algunos presentes, yo suelto una carcajada.
-Es verdad, son tan feos -me coloqué por detrás y la abracé por sobre sus hombros- en realidad todo acá lo es, menos tú, tú eres tan bonita -deposité un beso en su cabeza y la solté para tomar su mano nuevamente- ¿quieres mirar algo más? O mejor podemos ir por algo de comer -no esperé que respondiera y me alejé del estanque hacia un puesto de crepas dulces. No tolero el dulce, pero pedí una de chocolate para mí y dejé que ella eligiera la suya, y luego nos fuimos a sentar a unas bancas para comer lo nuestro. La gente nos ve con insistencia, tienen ese morbo en sus ojos al mismo tiempo que intentan juzgarme- Emi, abre la boca -tomé un poco de chocolate con mi dedo y lo acerqué a su boca, me divierte pensar en la reacción de la gente al ver cómo lo hará ella. Es muy pequeña y linda, pero definitivamente despierta un gusto sexual de quien logra verla en situaciones sugerentes.

Emi se sintió mal de que su padre pudiese pensar que a ella no le gustaba lo que el había preparado para ella.
-son bonitos, dan ganas de sentir su pelo, pero no hacen mas que estar ahí sin hacer nada- dijo con premura para que él supiera que no era que no le gustaba -Emi... Yo no sé que son cosas interesantes- dijo corrigiéndose al hablar.

Ella sonrió feliz al escuchar la risa de su padre, realmente eso si le hacía feliz. Ser abrazada y recibir esos besos cada día le daban mas emoción. ¿Como era que un hombre la podía hacer sentir de esa manera? no lo comprendía, pero sin duda alguna le gustaba sentirse de esa manera, sentir ese fuerte sentimiento dentro de si, algo que jamás había sentido antes. Incluso le gustaba escuchar que era bonita, y eso era algo que antes le daba igual, pero gracias a ese hombre había comenzado a desarrollar un pequeño ego, que solo podía ser saciado por las palabras de su padre y de nadie más. No le importaba ser bonita para nadie mas que para él.
Antes de poder contestar el hombre ya caminaba, pero a ella no le importaba, solo le siguió. Ella podía ser una fiera con cualquier persona pero con su padre, su amado padre, con el no podía ser mas que complaciente.
De nuevo para elegir el sabor de su crepa se dejó llevar por los colores y elogió lo que le parecía lo mas bonito.
Dio la primera mordida mientras caminaban para sentarse, el sabor era muy dulce pero aun así dio otra gran mordida mientras se sentaban.
-¿um? hizo el sonido con la garganta y luego trago lo que tenia en la boca para obedecer a esa petición. Abrió su boca y se acerco al dedo con chocolate. Era imposible para ella no reaccionar por costumbre a ese tipo de acciones, todos los años habían vuelto ese tipo de cosas en algo así como un reflejo para ella. Ser lo mas lasciva y sugerente en cada movimiento, ser tan sensual sin perder ese toque de inocencia.
-está rico- dijo con una sonrisa cuando hubo quitado el chocolate del dedo de su padre -hoy estoy muy feliz- admitió con la sinceridad de una niña completamente enamorada.

No imagino lo frustrante que debe ser no percatarse del significado de las cosas. Cuando me di cuenta, ya sabía demasiado, y parecía que desde siempre había comprendido cosas tan comunes y simples, incluso estando en ese lugar donde la educación era mediocre.
-No te preocupes, Kitty, simplemente pide lo que quieras -tal vez así es más simple para ella. No sé en verdad qué piensa o espera, dudo que realmente esté hueca… aunque a veces lo parece. Pero es uno de sus mayores encantos, no necesito una persona que piense e intente sobajarme intelectualmente o demostrarme su independencia, esas mujeres que necesitan una pareja solo para demostrarle independencia son bastante molestas, prefiero no tener a nadie en mi vida.


Esperé que ella me obedeciera e introduje un poco más mi dedo en su boca, observando el movimiento de su lengua y su cara nada infantil al acatar mi orden. Pero lo más interesante no fue la reacción de ella, era de esperarse. Las personas ahora ven con mayor determinación e incluso escucho un cuchicheo cerca de nosotros. Seguramente hablan sobre lo enfermo que les parece la imagen, pero apuesto que más de uno desearía mi lugar.
-Me alegra que te guste -llevo el dedo a mi boca y sonrío, y luego doy una mordida a esa crepa dulce- te había prometido un lindo día ¿recuerdas? -di una mordida más y con dificultad tragué, así que me levanté rápido y deposité el resto en el bote de basura, y regresé a nuestra mesa a tomar un poco de agua- Kitty, hay algo que quisiera charlar contigo -pase mi mano por su cabeza e hice una caricia en su cabello y luego en su mejilla. ¿Debería esperar a que la chica llegue? La sorpresa haría más linda la escena- no, olvídalo, será después. Por ahora ¿quieres seguir viendo peces? o podemos subir al teleférico… esa cosa que va por el aire -todavía me queda algo de tiempo antes que la chica llegue, y si no, bueno, ella puede esperar.

Movio su cabeza aceptando eso de pedir solo lo que quisiera sin preocuparse por lo demás. Él era tan bueno con ella, o al menos ante sus ojos lo era. Aun si ya entendía un poco mas del mundo este en el que ahora vivía, ella prefería solo seguir guiándose por lo básico. Era mejor que complicarse la vida como lo hacían las chicas de su edad, ellas lloraban tanto, se quejaban tanto, eran muy ruidosas y molestas. La mayoría de ellas le resultaban desagradables y bastante estúpidas como para llorar por las cosas que lloraban.

La rubia dejo caer su crepa en el bote de basura al igual que su padre, había comido casi la mitad con las mordidas que daba, pero no quería seguir comiendo sola y no acostumbraba a comer demasiado, otra de esas costumbres que años de esa vida le había dejado.
-¡qué? ¿hice algo malo?- cuestiono la niña denotando un poco del susto que le daba saber que había hecho algo mal, ¿tal vez tirar la crepa? el se la había comprado y la tiro, seguro eso le hizo enojar, ¿era eso? ella solo se sentía asustada por poder haber arruinado el buen ánimo de su padre -¿entonces no fue nada malo?- preguntó ella un poco mas tranquila solo desistiendo de saber lo que él quería decirle, ella no era de buscar respuestas, solo aceptaba lo mucho o poco que se le ofreciera.
-hay unos con colores bonitos ¿podemos ver más?- preguntó regresando a su infantil comportamiento. Para la mayoría de personas los pese suelen ser aburridos, pero para Emi eran curiosos, divertidos, algunos feos pero con colores bonitos además de que se movían mucho más que los animales que había visto afuera. Lo que mas le gustó fue un estanque con medusas el cual era iluminado con diferentes luces haciendo que aquellas criaturas fueran adornadas con los colores de los leds.
-que bonitas- se sintió rechizada por las criaturas, pero no tardó en notar algo peculiar y no en los animales. Una chica con una sonrisa se acercaba a ella, pero no la miraba a ella sino atrás, se giro para ver a su padre y si mirada viajo entre ellos dos.

Al principio, luego de aceptarla por completo en mi vida, la regañaba un poco seguido. Puede ser que por eso siempre está esperando una negativa por parte de todos.
-No, para nada. Ya te dije que has sido una buena niña últimamente, por eso este día estará lleno de sorpresas -ensanché mi sonrisa y esperé que ella decidiera donde ir.  Parece que el acuario le gustó más que el resto del lugar, y al ser una niña muy quieta a mi no me importa permaneces viendo esas cosas.


Mi celular sonó de nuevo y lo saqué para responder el mensaje de la chica, le indiqué el lugar donde nos encontrábamos y lo guardé de nuevo. Emi parece fascinada, en este momento su imagenes más la de una pura niña que disfruta cosas tan simples como el ver peces. Me gusta ella por la manera en que cambia según la situación, lo hace de una forma honesta y espontánea.
-Podría conseguir un par para tener en casa, aunque sería después -no me gustan las mascotas, pero un pez es tan irrelevante que ni siquiera notaría que está allí- aunque ¿sabes? son muy venenosas. Son animales hermosos y peligrosos -incluso creo que sería un bello adorno para nuestra sala. Me separo un poco de ella al ver de reojo a la chica que esperaba, y le sonrío esperando que ella venga a saludarme apropiadamente- hola, bonita -me alejé unos pasos de Emi y saludé de beso a la chica que llegó. Ella sabe que soy un padre soltero. Mi edad, mi profesión, no es más que una chiquilla curiosa que piensa puede contra todo, de esas que me fastidian. Pero es perfecta para intimidar un poco a Emi, es tan solo dos años mayor y parece que le lleva diez, razón por la cuál ayudó a que me decidiera por ella antes que otra- Emi, ven aquí -estiré mi mano para que viniera hacia nosotros y luego la solté para tomar la de la otra chica, entrelazando mi mano con la suya- ella es Mika, una buena amiga mía -esperé que la otra se presentara y sonriente me acerqué a su oreja a darle un beso.

Ella se asombro de saber que esas bellas criaturas eran animales venenosos, ¿como algo que se veía tan frágil y bonito podía ser peligroso? eso la hizo emocionar más.
-se verían bonitas en casa- admitió sintiendo esa sensación de desear algo que pocas veces sentía en cosas que no fueran relacionadas a su padre.

Miró la escena de ese beso, eso que hoy deseaba para ella era entregado a otra persona. Emi no pudo mas que borrar su sonrisa. Por primera vez comprendía lo que eran los celos y no le gustaban. Se acerco obediente cuando su padre lo pidió y se sintió devastada cuando soltó su mano para tomar la de la otra chica.

Le decía bonita... ¿pero no era ella antes la bonita? él se lo había dicho y ahora se lo decía a otra.
-¿que hice mal?- preguntó ignorando a la recién llegada -me dijiste que fui una niña buena, que me darías lo que quisiera, que sería un lindo día -comenzó a decir conteniendo su enojo, su voz sonaba en ese tono mas adulto que pocas veces usaba -¿quieres que Emi sea buena con ella?- pregunto herida por pensar en eso. Aun si odiaba a esa mujer, ella ni podría ser mala con ella si su padre le pedía que que fuera buena.

-¿A qué te refieres? -agaché un poco mi torso para hablarle de cerca sin soltar la mano de la otra chica. No pude evitar sonreír, quisiera no hacerlo porque es insensible pero, es que ella es tan divertida. Pensé que iba a explotar pero realmente está tratando con todas sus fuerzas de ser una persona más “normal”. A mi me gusta ese lado suyo salvaje, me desespera un poco más que se ponga a llorar, y ahora parece que quiere hacerlo. Pero sigue siendo tan linda aun así, y considerada además- lo has sido, ¿no te di lo poco que pediste también? No me has dicho nada más, papá no puede saber qué quieres si no se lo dices -me enderecé y miré a la otra chica, le dedica una mirada a Emi aparentemente amable, pero seguro piensa que ella tiene una especie de retraso por la forma en la que habla. Las niñas hoy en día prefieren lucir maduras, un comportamiento como el de Emi es desagradable o poco aceptado. Al menos mi Emi es más natural, es honesta y eso me gusta.


Solté un suspiro largo y acaricié su cabezita.
-Lo siento, Emi, de esto quería hablarte -no respondí su pregunta, quiero que lo interprete a su antojo. Y la otra pone una expresión extraña, como si tuviera sus emociones bajo control pero parece que la situación no le agrada para nada. Tal vez imaginó que tenía una hija más “normal”- esperaba que los tres tuviéramos una tarde agradable ya que ella ahora es alguien cercana a mi, pero si prefieres que se vaya, puedo entenderlo -puse una expresión de decepción y esperé que ella decidiera, pero la otra se me ha pegado al brazo susurrando que no quisiera irse porque le tomó mucho tiempo el venir hasta aquí- oh, además -la ignoré totalmente sin despegarme de ella y me dirigí nuevamente a Emi- tiene casi tu edad, pensé que podrían llevarse bien.

La pequeña apretó sus manos con mucha fuerza, estaba enojada, triste y decepcionada. Conocía el enojo, era algo con lo que solía lidiar desde siempre junto con la indiferencia y ese otro estado en el que se sentía solo como una cosa vacía, pero sentirse decepcionada,  y sentir tristeza era cosas nuevas, el tipo de cosas que no le gustaba sentir en esa vida que ahora llevaba.
Emi se sintió mas tonta que en cualquier otro momento desde que estaba con su padre, si ella no hablaba ¿el no podría saber lo que ella deseaba? pero había desarrollado esa tonta costumbre de ser precavida para cuidar no hacerlo enojar.

Los tres... ¿compartir el tiempo que su papá le daba, con otra mujer? eso era molesto, ella lo quería solo para él, ese momento debía de ser para los dos. El podría acostarse con las que quisiera, podría estar con ellas cualquier día, pero ese día, ese momento debía ser solo para ellos dos.
Emí cambio su expresión, su padre quería un buen momento con ellas ¿como era eso posible? las únicas maneras que se le ocurrían siempre estaban asociadas a lo sexual.
-Parece mas vieja, mucho mas- declaro con voz seria denotando tal vez un poco de la edad que realmente tenia. Esa tipa se pegaba del brazo de su padre, y ella no podía hacer mas que mirar, relamio sus labios que se comenzaban a resecar.
-si es lo que papá quiere- dijo la rubia pero con esa expresión en su rostro que no denotaba alguna emoción, era como si toda emoción se borrara del rostro y voz de la pequeña rubia -hagamos lo que la amiga de papá quiere hacer- dijo con una sonrisa acomodando su cabello detrás de su oreja.