Impensable [Meier]

No recibo muchas visitas desde que me internaron, solo papá viene algunas veces, pero además de él ningún supuesto amigo ha puesto un pie aquí. Y pues entiendo, nadie quiere ir al loquero a deprimirse, porque oye, aquí sí que es triste el ambiente y dudo que yo valga lo suficiente para esas personas como para tolerar semejante lugar. Pero es mejor para mí, si no es papá la verdad no me interesaría ver a nadie, no tengo nada que decir y seguro saltarán con sus preguntas morbosas o cliché, y no tengo muchas ganas de eso. Prefiero aprovechar ese rato y estar en el jardín al aire libre. Obvio no estoy solo, hay gente cuidando nuestros pasos pero al menos se encuentran a más de cinco metros. Claro que al inicio no era así, cada cinco minutos me miraban como si otra vez fuera a intentar hacer matarme.

Tomé unas hojas de papel y me senté en el pasto. Hay poca gente hoy, el día está bonito así que supongo el resto de los locos sí tienen quién los quiera al menos en fines de semana.
Me puse a cortar con las manos para comenzar a doblar y hacer un ave, pero vi cómo una de las locas nuevas venía hacía mí y tomé mis cosas para moverme. Esta parte es la que más odio, los nuevos siempre quieren hacer amigos igual de locos que ellos, y yo no tengo ganas de hacer vínculos y esas cosas que la psiquiatra dice que necesito. La última persona con la que fui cercano fue un señor de cincuenta que se fue más pronto de lo que pensé. Supongo que debería alegrarme por él, tiene una familia que le espera y es lo mejor.
-Deja de seguirme -susurré molesto y cuando miré hacia atrás, no había nadie. Es muy triste eso, y me reí solo por mi tontería- bien, acá está tranquilo -me senté en una banca y puse las hojas a un lado y miré el edificio a lo lejos. Primero me inundó un sentimiento de envidia, pero se esfumó muy rápido al ver al loco nuevo viniendo hacia el jardín a prisa. Oh, conozco esa cara, está escapando de la visita.
Me levanté y levanté la mano para llamarle, y luego señalé atrás de mí. Hay un sitio donde puede esconderse como por media hora, suficiente para que su familia o lo que sea que vino a verlo, se vaya.
-Allá, idiota -le señalé al lado correcto, ¿acaso es tonto? Bueno, vino en muy mal estado, así que no dudo tenga algo más complicado que muchos de aquí. Digamos que yo no estoy tan loco, aunque igual llegué inconsciente en una ambulancia- todos huimos de las primeras visitas. Si no quieres que te lleven a la fuerza de regreso, hazme caso -no sé ni porqué lo ayudo, creo que me hubiera gustado alguien así mis primeros días.
Pero la enfermera no tardó en aparecer y me levanté para ser a donde él y jalarlo hacia el sitio correcto, caminamos con cuidado y de manera disimulada, porque si nos ven corriendo seguro sospecharán que andamos huyendo- era por aquí, pero ya no importa -suspiré y me di cuenta que había dejado mis cosas. Genial, al rato un regaño seguro.

Ren:

Los primeros días fueron los mejores, estaba totalmente perdido en las drogas que simplemente pasé tantas horas inconsciente que era como no estar en este lugar. Pero bueno, ahora ya he logrado calmar mi histeria. Pero detesto este lugar, hay demasiada gente que preferiría lejos, algunos dan miedo, ¿en serio estoy tan mal como para tener que estar aquí?
Las terapias son aburridas por mucho, son horas perdidas en casi absoluto silencio. Incluso tengo que jugar solo al ajedrez porque la única persona que sabía jugar se ha ido. Pero lo peor a llegado hoy, cuando estaba moviendo un caballo para así asegurar mi jaque mate en dos movimientos más.
Levanté la mirada a aquel enfermero, la pieza seguía en mi mano y entonces dijo aquello.
-Tienes visita, es tu madre- sentí recorrerme aquella furia, ella me ha encerrado en este lugar, yo acepté, pero ni siquiera esperó a saberlo… ella solo me encerró.
-Claro, ya voy- dije con una sonrisa para que se fuera, me levanté, no siquiera solté la pieza, comencé a caminar. Salgo al patio por primera vez, debo escapar de ella.
¿Donde puedo esconderme? miro a todos lados, pero nada parece servir, noto a un chico que mueve su mano, pero seguro no me habla a mi, o tal vez habla con amigos imaginarios, yo que sé. Me muevo tratando de encontrar el lugar para salvarme.
El raro de hace un momento se acerca, ¿debería correr? pero lo que dice parece sonar elocuente, tal vez no está tan loco como otros.
-De, acuerdo- lo comienzo a seguir -Gracias- digo aun confundido porque me ha ayudado, no parece estar mal, ¿por qué está aquí?
Me asomo para ver si no me han visto, solo deseo que se vaya pronto, no quiero verla, ni a ella ni a nadie, que vergonzoso que me vean estando de esta manera.
-Me llamo Meier- digo al chico, supongo que estoy comenzando a resentir un poco la falta de interacción social.

Mei:

Solo lo miré y asentí, al final lo ayudé y hasta me dio las gracias, pero supongo que está bien. Él parece especial, y con especial me refiero a que se ve como esos chicos super ricos, se nota en su forma de dirigirse a otros y obviamente su físico, su pelo, vamos que resalta de la mayoría.
-Ajap, de nada -lo solté y metí las manos en mis bolsillos, y cuando me saludó levanté una ceja. Pensé que no me hablaría porque se ve medio delicado y tampoco habla con nadie. Yo a veces platico con los mayores para que así los más jóvenes no vengan a intentar ser amigos, y esa estrategia funciona- Ren -caminé un par de pasos más y me senté en el pasto. Es incómodo. No menosprecio a las personas pero ¿qué podemos hablar dos locos? ¿De nuestros traumas? No, gracias, y eso de decir “ay, a mí me gusta esto” se me hace tan falso- ¿ya te acostumbraste al lugar? -pero pues ya qué, de algo hay que hablar porque creo que no piensa irse.
Comencé a arrancar el pasto ya jugar con él, seguro también piensa que soy raro, eso pensamos todos de los otros.
-Ah, estabas jugando otra vez solo -señalé la pieza en su mano. Se supone que no le haría plática sobre sus gustos pero siempre lo veo solo jugando- debes extrañar al viejo -me encogí de hombros y comencé a amarrar las tiras del pasto unas con otras. Ahora pensará que lo observo, pero yo observo a todos porque pues no hay nada más que hacer, y así al menos sé de quién debo cuidarme. Él se ve como alguien engreído, pero no peligroso como otros que de la nada comienzan a gritar o se ponen violentos- esa enfermera es muy floja, te busca solo por un par de minutos y luego se para en el mismo sitio otros tres, luego vuelve adentro y dice que te buscó como loco -sí, si se quedará pues hablemos mal de los enfermeros. No los odio, algunos son amabls pero esa en especial es una mentirosa, y pues no lo sé, parece como que le desagradamos, aunque no la puedo culpar.

Tiene un hombre sencillo, eso me hace pensar un poco en mi nombre, si mi madre no se hubiera empeñado en ponerme un nombre occidental, ¿como me habría llamado mi padre? no tengo idea, tal vez alguna vez podría preguntarle, claro, si se parece alguna vez a pedir dinero, mamá no me lo dice, pero seguro que ella le sigue dando dinero para mantenerlo lejos de nosotros.
-No veo como uno se puede acostumbrar a esto. Estar encerrado, con gente que te mira todo el tiempo como esperando a que pierdas el control- si hablo de los enfermeros, quiero decir, tal vez solo yo siento eso porque, en mi caso, lo “preocupante” según es cuando pierdo el control -Comida insípida y luego largas y tediosas terapias que nunca dicen nada que de verdad ayude- continuo describiendo mientras con mis dedos enumero las cosas que simplemente no me agradan -¿tú cuanto llevas aquí?- me río por mi pregunta -lo siento, suena a esa frase cliché que dicen los presos en las películas.

Lo veo jugar con el pasto, o supongo que para él eso es.
-¿eh?- veo el caballo en mi mano -ah, si, era una persona agradable, supongo que a menos que regrese jugaré solo un largo rato- pongo la pieza en el pasto frente a mi con la mirada hacia Ren. Bajo la mirada porque es la primera vez que hablo con alguien más además de aquel señor con el que jugaba, y bueno, aquí no ando usando mi lente de contacto para que la diferencia entre mis ojos no se note.
-Pues tengo mucha suerte de que sea ella quien me busca- comento mirando un poco a esa enfermera, solo me he asomado por unos segundos y me vuelvo a sentar donde creo que no alcanza a verme.
-Cuando me hiciste señales, no sabía que me hablabas a mi… ya sabes, de aquí no sabes que esperar de los demás- comento explicando porque no le hice caso al comienzo.

-A todo te acostumbras -me encogí de hombros, es muy pronto para que él acepte este lugar. Además no sé cuánto va a estar, digo, somos pocos los que estamos destinados a permanecer por un periodo más largo- la comida no es tan mala -si la comparo con la del orfanato es más rica, aunque los guisados de mamá son incomparables- pero las terapias... sí, ahí tienes razón, son muy aburridas -aunque creo que si pusiera más de mi parte tal vez podría... pero no, ¿cómo voy a confiar en un tipo extraño? Aparte está rodeado de gente loca, seguro ya está igual de tratarnos todo el tiempo.
Ahí viene la pregunta típica. ¿Cuánto llevas? ¿Qué tienes? Ugh, pensé que era alguien inaccesible pero habla mucho.
-Meses -uno, dos, veinte, qué importa. Aunque tiene una risa bonita, tal vez no es tan malo pero no me gusta que sea tan confianzudo.

Me le quedé mirando y luego me reí fuerte, ¿pensó que yo...? Oh, pero qué idiota, y también yo porque justamente pensé lo mismo.
-Descuida, también creí que tenías una especie de retraso, ya sabes -moví mis manos imitando los movimientos de hace un momento- aquí puedes saber lo que tienen algunos luego de un tiempo, los más obvios especialmente. Pero hay otros que prefieres ni preguntar, nada más de repente les dan esos cambios de personalidad y comienzan a golpear a los enfermeros -yo no siento que encaje en el lugar, digo hice algo malo y lastimé a papá, pero esa gente de allá dentro sí que tiene cosas muy fuertes, pero no soy la clase de persona que siente compasión por otros, es más, qué bien que no terminé taaan loco- pero por si las dudas, no, no tengo amigos imaginarios -le sonreí y volví mi vista al pasto. Estoy hablando mucho, solo hago esto con los señores grandes que apenas si pueden entenderme, pero a los de mi edad no, esos luego son muy pesados.
Me levanté sin avisarle y fui a la banca por mis hojas, y regresé donde él estaba escondido.
-Te quedaste -comenté- ¿cuántos años tienes Meier? Te ves como de mi edad -me senté a su lado y puse las hojas en el suelo, y mientras él hablaba yo comencé a doblarlas.

Pensar que uno se puede acostumbrar a todo, suena algo conformista, yo no quiero acostumbrarme a esto, porque entonces se volverá familiar y no quiero eso, yo quiero irme sin haber sentido que esto era más soportable que el día anterior.
-Pues a mi no me gusta- suspiro sobre la comida, pero bueno, estaba acostumbrado a otras cosas, comida gourmet o lo que cocinaba Evan. Muerdo mi labio por haber traído ese recuerdo, no quiero pensar en él, porque cada vez que empiezo, duele saber cuanto lo extraño. Al menos el chico sigue la platica, y sonrío cuando confirma que piensa de manera similar en cuanto a las terapias.
-Oh- si son meses no debe ser algo simple lo que tiene, aunque para ser internado, se supone que nadie tiene nada simple.

Me río cuando hace aquellos movimientos.
-Debía parecer un idiota- comento riendo por la imitación que hace de mi -Si, supongo, aunque no llevo mucho tiempo como para saber que tienen los demás- sonrío, pero en realidad estoy pensando, ¿yo soy de esos casos? ya he comenzado a controlarme, pero los primeros días, yo era como un animal salvaje, tenían que sedarme todo el tiempo, no solo por mi estado, sino porque me había dislocado el hombro y no lograba avanzar en mi recuperación.
-Es bueno saberlo, yo tampoco los tengo- tomo la pieza de nuevo y la comienzo a jugar entre mis dedos, él se ha ido, supongo que tendrá algo más divertido que hacer.
Suspiro, y mis dedos comienza a hacer presión sobre la pieza en mis manos, siento como su relieve comienza a lastimar mi palma. No sé que pensaba, no es que fuera a hacer un amigo en este lugar, solo pensarlo suena a una mala idea. Pero pese a todos mis problemas soy un ser demasiado sociable, y si no hablo con alguien, creo que al final terminaré recurriendo a hablar con el psiquiatra.
Levanto la mirada cuando escucho su voz, regresó.
-Si, no hay mucho lugar a donde ir- la fuerza en mi mano comienza a calmarse -Tengo veinte ¿tú?- es verdad la diferencia entre nosotros no debe ser mucha.

Hice un movimiento con mi cabeza para decir que sí, que parecía idiota. Aunque ahora ambos estamos en la misma posición, y aunque yo lo vi llegar y noté que estaba un poco loco, no tengo idea de lo que lo trajo aquí y él tampoco conmigo.
-No es que importe, a menos que a ti te interese pero... creo que es mejor no saber muchas cosas. Es deprimente la verdad -mi caso prefiero no pensarlo así, pero hay historias de algunos que me hacen sentir más triste de lo que este sitio me pone, y no quiero relacionarme con personas tan dañadas, tengo suficiente conmigo mismo.

Cuando volví y comencé a hacer el pajarito con la hoja, creí que se iría, pero sigue aquí. No hay mucho por hacer pero podría ir con alguien más o no sé.
-Solo soy un año mayor -cuando terminé le mostré el ave, está mal hecha, yo no soy tan bueno con estas cosas como mi hermano- entonces ajedrez -la dejé sobre el suelo y me crucé de brazos y lo miré, si pasaremos el receso juntos pues hay que hablar de algo- ¿eres muy bueno en eso o solo te gusta? -no hay mucho que hacer aquí, pero otros prefieren escuchar la radio o hacer otras actividades, y él se queda ahí jugando solo.
Miré su cara, mmm es un chico guapo, además sus ojos son de diferente color, wow, nunca había visto eso. Pero si lo comento podría incomodarlo, mejor me quedo callado.
-Así que Meier, ¿estudiabas algo? Yo ni siquiera pude entrar a la universidad -no me gusta hablar sobre mí, así que para evitar preguntas inadecuadas más personales, siempre cuento un poco de esas cosas que no me interesa si las saben o no, como que no era muy bueno en la escuela o que nunca tuve un perro, esa información inútil.

Echo un vistazo al rededor, la verdad es que a diferencia de él, me gustaría saber, podría encontrar gente peor que yo, eso sin duda me haría sentir mejor, saber que no estoy tan mal. Además, siempre me ha gustado descifrar a las personas, supongo que esta podría ser una manera de avanzar a otro nivel.
-Si, supongo que puede ser deprimente- no para mi, supongo que no puedo ser demasiado empático con personas que no me interesan, pero si puedo evaluar su estado y ver que no estoy tan, creo que eso me ayudaría, no lo había pensando hasta ahora que hablo con él.

Miro lo que ha hecho, y no sé bien que es...
-Interesante-esta es mi manera de evitar se un imbécil y decir que su cosa esta mal hecha, pero tal vez el note que realmente no lo considero bueno y es que no puedo decir que me gusta, bueno si, si puedo, podría mentir, pero no quiero, supongo que puedo tener la excusa de ser un loco, y no tener que ser tan políticamente correcto como mi madre me ha enseñado a ser todo el tiempo.
-Si, ajedrez- comento solo por decir algo, y sonrío por su pregunta -Si, lo soy, yo iba a torneos y nunca perdí- digo pasando la pieza entre mis dedos, me siento un poco nostálgico. Ahora me pregunto como habrá manejado las cosas mi madre. Ella detesta la mala publicidad, tal vez ahora todos en la universidad piensan que ando de viaje o una cosa así.
-Estaba en la universidad, pero creo que perderé el año- si con esfuerzo logré sacar a flote mis calificaciones, ahora que ni siquiera voy, creo que simplemente será un año perdido… espero no estar aquí más tiempo.
Pero claro, todos quieren ver avances, tal vez debería usar mis talentos actorales para tratar de salir de esto, seguro que en poco tiempo logro que me dejen libre. Pero le prometí a Evan que recibiría ayuda… ese idiota, lo extraño mucho.

-¿Interesante? -me reí y lo miré, la mayoría diría algo como “qué lindo” o haría una pregunta muy estúpida sobre cómo hago esas cosas, pero él dice interesante- no se ve como que de verdad te interese -me reí de nuevo, el interesante es él, tal vez, al menos más que el resto que o quiere quedar bien inmediatamente, o se pone super hostil. Yo soy de esos que se ponen super hostiles con otros.
Vaya, parece que está muy orgulloso de eso, al menos tiene algo de lo que puede presumir que es bueno.
-Wow, interesante -pero lo de él sí es interesante, no cualquiera puede ir a torneos de esas cosas, yo ni siquiera sé cómo jugarlo- oh, entonces estarás aquí un buen rato -ah, diablos, hablé sobre el asunto del tiempo en el loquero... bueno, qué más da- pero es genial que asistieras a la universidad, siempre llamó mi atención todo ese ambiente, pero al final no pude hacerlo -me encojo de hombros, es verdad que yo también quería ir a la universidad, pero más que eso era por ser alguien decente y ser el orgullo de mis padres, quería devolver un poco de lo que hicieron por mí. Al final solo fui un problema mayor y ahora papá debe pagarme el loquero en lugar de la escuela.

Supongo que está bien preguntar cuánto estará, aunque eso significaría volver a hablar otro día, ¿no? Pero bueno, él no se ve tan de4sesperado por compañía, no me siguió cuando me fui y tampoco se ha acercado a nadie aparte del señor ese.
Así que Meier... -tomé el pajarito de papel- no tengo mucha gente con la qué hablar por aquí y tú pareces más normal que el resto -ah, bueno, si quitamos el cómo llegó y eso, pero es normal, no cualquiera dice “oh, estoy en el manicomio, bueno, me esforzaré”- ¿cuánto tiempo andarás por aquí? Digo, si haré un amigo no quiero uno a corto plazo -dije “amigo” pero no es más que alguien para no aburrirme tanto.

Sonrío porque el se ríe de mi respuesta, puedo ser una persona muy falsa, he aprendido a ser así, pero creo que eso me ha cansado. Siempre actuar y comportarme como se espera de mi, por eso no quise mentirle a él.
-Lo es, un poco. Nunca he conocido a nadie que haga ese tipo de cosas- ahora digo con sinceridad, pues no he conocido a nadie que lo haga, aun cuando el sea obviamente malo.
Me río cuando es ahora él quien dice “interesante”, no sé si lo dice en el mismo tono que yo. Si no le gusta el ajedrez, supongo que debe parecer “interesante” de oh vaya, es bueno y ahí acaba el interés.
Me encojo de hombros por su comentario, no tengo idea de cuanto tiempo estaré, desearía que no mucho. Pero aunque odio este lugar, las personas, los y las enfermeras y los psicólogos y psiquiatras, hay algo liberador en estar aquí.
¿Por qué no habrá ido a la universidad? me hace querer saber la razón de porqué está aquí, pero preguntar sería raro, y si acepta decirme, quiere decir que espera escuchar lo mismo de mi.
-Si, creo que ahora que ya no voy, lo comienzo a extrañar- nunca odie la escuela, pero creo que nunca le di importancia, como para mi no era nada importante, no era un sacrificio estar ahí. Pero ahora… supongo que es como sentir que me quitaron un juguete.

Vuelvo a reír cuando me dice normal, no he tenido unos días tan normales como se esperaría. Creo que realmente si estoy loco.
-Gracias, creo- digo riendo un poco ¿amigos? supongo que está bien, el no parece tan raro -No sé cuanto estaré, puedo ahora estar bien, y mañana tal vez no- admito con indiferencia, como si no tuviera importancia el que haya días que pierdo la cabeza -¿Y tú?- tal vez él ya está mejor y se irá pronto como lo hizo el señor con el que jugaba.

Eso sí que es raro, estas cosas son muy populares acá, ¿acaso es extranjero?
-Ahh, con razón. Es popular entre los niños de kinder -sonreí mientras miré la figurita, más o menos a esa edad fue que mi hermano comenzó a enseñarme esas cosas para distraerme de los problemas en casa, también quería que aprendiera a tocar la guitarra, pero nunca fui bueno y ese hombre le pegaba si la tocaba, por eso tampoco me interesó.

La mayoría no tiene un tiempo estimado de llegada y de ida, solo aquellos que estamos aquí por sentencia, unos que de plano se quedan casi de por vida tampoco tienen esperanzas de irse pronto. Pero él es como el resto, cuando mejore o sepan qué tiene y cómo tratarlo, se va a ir. Al final todos se van.
-Así es aquí -explico, porque si bien estoy aquí obligado, no es como si estuviese muy cuerdo. Cuando me dan ataques de ansiedad por abstinencia o tengo pesadillas la cosa se pone difícil, esos días no puedo moverme de mi sitio, así que aprovecho estos días tranquilos para pasear en el patio- yo amm -rasqué mi cabeza y lo miré- dos años, aunque ya llevo buen un rato aquí y si me porto bien, puedo salir antes -al principio creí que sería difícil, pero es menos tiempo del que debería pasar, es más, yo tendría que andar en la cárcel o algo así, no sé cómo le hizo papá para ayudarme y preguntar me hace sentir como el mal hijo que soy- estoy aquí porque era un adicto y maté un tipo, pero como me consideran mentalmente inestable, me metieron aquí en vez de en prisión -lo miré muy serio durante unos segundos y luego reí muy fuerte- es broma, es broma. Bueno, la parte de la adicción es verdad, ya sabes -supongo que él también lo es, la mayoría aquí consume drogas para sobrellevar sus vidas- ¿y tú qué tienes? Digo, si quieres decirme, sino  pues no lo digas -me da curiosidad pero tampoco soy alguien tan chismoso, y además eso evita que yo dé más explicaciones. Hoy estoy muy hablador, lo odio.

¿En el kínder? yo nunca hice ese tipo de cosas, hacíamos recortes y cosas de pintura, íbamos mucho de excursión, y había muchos festivales. En mi repaso mental sobre esos años, no recuerdo haber hecho ese tipo de cosas, tal vez lo hice, pero fue insignificante para mi y por eso no lo recuerdo.
-Pues yo no lo recuerdo- me encojo de hombros.

Dos años, eso parece mucho tiempo, yo ni siquiera llevo un mes, pero creo que no debería hacerme mucha ilusión de que vaya a salir pronto de aquí. Más si no estoy poniendo de mi parte en las terapias y me escondo para no ver a las visitas.
Pongo una cara de horror, mato a alguien y lo dice como si fuera cualquier cosas. Mi frente se arruga en un gesto cuando el suelta esa risa, se estaba burlando de mi.
-Jaa, que gracioso- me quejo un poco por la broma pesada que me ha hecho -Yo, estrés postraumático y tal vez más cosas pero no hablo mucho en terapia para que digan algo- lo del estrés postraumático fue cortesía de Jiro, él me ayudó un poco mientras estuve afuera. Pero supongo que ahora que estoy aquí ya no le intereso, ni siquiera ha venido a visitarme, a él si lo vería… creo que es porque ya conoce esto de mi, sabe más que nadie sobre mi estado.
Lo miro de nuevo, antes ha mencionado que es adicto, no tiene pinta de serlo, pero supongo, por lo que ha dicho, que ya lleva un rato aquí, y eso significa que ya está limpio -Entonces, no mataste a nadie ¿verdad?- pregunto solo como para confirmar que solo era una broma, no lo conozco suficiente como para poder leerlo -¿Cuanto falta para que terminen las visitas?- le pregunto porque el suelo no es muy cómodo, y lo otro que me gusta hacer aquí, además de jugar ajedrez es estar acostado en la cama. Además que el sol es un poco molesto.

Llevé mi mano a mi boca y con el colmillo mordí cerca de mi pulgar, es algo que hago inconscientemente.
-Suena fuerte -comenté, pero no pregunté más, no quiero saber qué cosas vivió, me ha hecho sentir incómodo- pues si quieres salir antes tienes que hablar con ellos -solté un suspiro desanimado, todos sabemos eso pero esos doctores... la mayoría no te hace sentir en confianza- aunque ellos saben todo sobre nosotros, pero esperan que lo digamos... ¿no es eso un poco cruel? -me reí y agaché la mirada, en mi caso deben tener registrado cada cosa que viví desde que mataron a mi hermano y a esa gente, pero prefieren que yo diga esas cosas, cómo me siento y bla bla bla, un montón de tonterías.

Su pregunta me hizo reír, creo que lo espanté. Aunque yo también me espantaría, es decir, la mayoría están locos y son capaces de eso y más, ¿no?
-Aún no -respondí, y recordé la cara de ese tipo- no, no maté a nadie -me corregí para no espantarlo, y aparte no lo conozco, qué tal si comienza a esparcir rumores y dios, está bien que quiero a todos lejos de mí pero eso me haría sentir más aislado. Aislarme funciona mientras yo sea quien lo haga- tus visitas ya debieron haberse ido, ¿no crees? Aunque queda un rato para que terminen las demás -tal vez ya le aburrí y se quiere ir- ¿quieres entrar sin que te vean? -esperé su respuesta y me levanté, sacudí mi ropa y recogí mis cosas para comenzar a caminar.
La enfermera ya se fue y pudimos salir sin que nadie nos prestara mucha atención.
-Oh, ya sé -me detuve, le di mis cosas y me quité la sudadera- póntela, trae un gorro -avanzamos y entramos por una de las puertas menos transitadas, está el guardia y algunas enfermeras, pero como pasamos a paso calmado no nos pusieron atención. Entre más inquieto te vean, más te miran, por eso es mejor actuar natural.
-No sé si te diste cuenta pero tu cuarto está frente al mío -caminamos por el pasillo y al llegar al cuarto, le señalé mi puerta- vecinos -entré al mío y dejé la puerta abierta, y guardé mis cosas en la cajita de cartón bajo mi cama.

-Si, ese es un problema- no quiero hablar, no quiero exponer lo que siento y buscar razones rebuscadas para dar sentido a mis comportamiento errado y a las cosas raras de mi personalidad.
Soy un niño abandonado por su padre, que vio morir a su novio, y que tuvo una relación con su hermanastro y que perdió la memoria y que hace que casi maten a la persona que ama. En serio que no hace falta meterse a abrir esas heridas, no quiero hacerlo.
Me encojo de hombros, no lo considero cruel, de hecho me parece algo admirable me gustaría poder observar y entender a una persona con el nivel que ellos lo hacen. Mi problema es que me encanta observar a otros, pero no para ayudar, general mente uso eso para hacer daño, para juzgar, y estoy tan acostumbrado a eso, que también lo aplico a mi persona.

¿Aun? no se si dice eso solo para volver a asustarme o por otra razón, pero menor así lo dejo, si no ha matado a nadie, pues está bien, pero no debería bromear con algo como eso. Asusta, pero es obvio que esa era su intención.
-Si, es que no me gusta mucho estar a fuera, el sol quema mucho- explico porque no quiero seguir aquí.
Él de nuevo me ayuda, me pongo la prenda que me ofrece y comenzamos a caminar, el parece que conoce muy bien el lugar.
-¿En serio? no, no lo había notado- digo un poco apenado, pero es más conmigo mismo, de mi obvia decadencia en mi nivel de observación -Vecinos… - me acerco a su puerta pero no entro a su habitación -Entonces ¿tú me viste llegar?- muerdo mi labio con algo de fuerza, esto es demasiado vergonzoso -Yo, yo lo siento- yo no recuerdo bien nada de eso, pero sé como me sentía y por como me sentía sé que no era nada lindo verme.

Creo que es aquí donde nuestra conversación debe tomar otro rumbo, ambos respondimos sin gana. Hay muchas personas aquí que no les cuesta hablar sobre cómo se sienten, pero la mayoría no somos de esos, así que por mí está bien el dejar ese tema de lado.
-Amm okey -vaya, pero qué delicado, es mejor estar a fuera y así no sentirte tan prisionero, pero cada quien tiene sus gustos tal vez a él le va más estar en el interior.

Cuando llegamos a la habitación él como que se apena por no acordarse de mí. A mí no me importa, me he grabado las caras de mis vecinos de cuarto pero pocos nombres, solo de esos que resaltan mucho, y pues él resalta, obviamente me acordaría.
-Está bien -digo, no reclamaré por no notar ese detalle, cuando se acercó en el patio es obvio que no lo sabía, sino lo hubiera mencionado- puedes pasar, solo deja la puerta abierta -si nos encerramos pensarán que es raro, no confían mucho en nosotros.
Lo miré confundido cuando se disculpó, no entiendo por qué lo hace.
-¿Por qué pides disculpas? -me senté en la cama y le llamé con mi mano- te vi llegar pero no es como que fueras el único en estar así, ya sabes. Entiendo que sea raro y eso, yo también me sentía como observado por los demás pero... al final me di cuenta que este sitio también puede ser el único donde me vea “normal” -es horrible decir eso, básicamente estoy diciendo que estoy tan loco como ellos. No todos estamos tan mal, pero pues seguimos encerrados y eso nos hace como de una misma especie- cuando yo llegué también estaba inconsciente. No me acuerdo de cómo sobreviví los primeros días, solo sé que me ponía muy ansioso y tenía... pues tenía todas esas inclinaciones suicidas y preferían mantenerme sedado para controlarme. Pero ya luego supe lo que tenía que hacer para que no me trataran como loco, y pues aquí estoy -hablé como si eso no me importara, pero lo hice demasiado rápido y ni siquiera sé si él entendió lo que quise decir- en fin, somos vecinos así que sabes dónde encontrarme -cuando me di cuenta estaba mordiendo mi mano nuevamente, y la bajé y entrelacé mis dedos para no hacer eso. He hablado mucho hoy y eso comienza a molestarme, y no es que él tenga la culpa pero si no hubiera llegado como loco hasta mí estaría ahora armando pajaritos de papel. Pero yo fui quien le ayudó, y el que le dijo que fuéramos amigos, es mi culpa.