sous le ciel [Andy]

Sentía como casi todo mi rostro punzaba, ese maldito me había golpeado junto con sus amigos, ¿acaso es mi culpa ser mas guapo que él? Aunque no entiendo como es que esa chica se hizo novio de un energúmeno como ese. Al menos la boca ya no me sabe tanto sangre pero cada vez que muevo los labios siento como se abre de la parte que me han roto, seguro tengo varios moretones.
-¿Acaso no ven que estoy herido? deberían llevarme al hospital- reclamo indignado pero todos se hacen los que no escuchan y doy un manotazo en uno de los barrotes. Yo soy el que ha salido mal parado de todo esto, pero aun así parece que es a mi al que van a denunciar.
El policía que se interpuso en la pelea y al cual también golpee me mira con mala cara. Ni siquiera le he hecho daño.

Al menos mamá está de viaje, se que suelo meterme en problemas todo el tiempo, pero no me hace feliz que ella tenga que verme en este estado.
El policía se acerca y me dice que al ser mayor de edad tienen que encontrar a mi familia para que pueda salir de aquí. Odio las leyes de este país, debí quedarme en Moscú, pero nooo, tenía que venir porque quería verlo. Quiero llamarlo...
-oye tú- le hablo al policía cuando se aleja -tengo mucho dinero, si me dejas salir puedo darte lo que quieras- le digo con una sonrisa ancha que no dura ni un segundo por el dolor además de que el sujeto mi ignora.
Con mis dedos hago un poco de presión en mi labio porque duele mucho, el párpado sigue con esas punzadas, pero no me duele tanto como el labio.
Al final creo que me tendré que quedar aquí hasta que vean que nadie vendrá, es lo bueno de tener a mis padres de viaje y ese idiota seguro ni está en casa, así que no lo encontrarán. No quiero pasar la noche aquí, pero prefiero eso a tener que ver su cara.

Llegué tarde del trabajo, estaba dispuesto a no venir a casa, pero quiero darme un baño bien y descansar un poco. Mis padres se fueron de viaje, papá me dejó un montón de trabajo y tengo la cabeza hecha un lío. Todavía tengo un montón de pendientes para lo que resta de la semana, además debo vigilar a Dima a petición de mi madre, últimamente se ha vuelto un chico malcriado.


Me dí un largo baño y salí en pijama dispuesto a dormir, ni siquiera tengo mucha hambre. Pero mi teléfono sonó y vi que era el número de Dima, es demasiado extraño que él me llame, ¿se habrá emborrachado? No, bueno, no lo dudo, pero soy la última persona a la que acudiría aún si se estuviera muriendo.
-¿Hola? -escuché una voz ajena al otro lado de la línea- ¿quién es? -¿qué sucedió? Tuve un  miedo repentino ya que la otra parte era totalmente desconocida para mí, ¿le habrá pasado algo malo? Dios santo, espero que no. Cuando dejó de tartamudear y dar un montón de excusas del porqué tenía el teléfono de mi hermano, me indicó que había tenido una pelea en un bar y que era el único al que habían llevado a la comisaría por haber golpeado a un oficial., pero que posiblemente no tendría cómo comunicarse ya que el teléfono se había quedado tirado y su dinero se lo llevaron las personas con quienes inició el conflicto- de acuerdo, iré a buscarlo -colgué la llamada y solté un suspiro cansado. Mis planes sobre ir a dormir pronto se han cancelado. Pero me sentí tranquilo luego de haber hablado con ese extraño. No me gusta que se meta en problemas, pero parece que no ocurrió algo más grave, y nosotros estamos un poco acostumbrados a su comportamiento. Me puse un pantalón de mezclilla, una playera y tomé un abrigo para mi y otro para él.


Al subir al auto revisé mi teléfono, había un mensaje de mi madre preguntando por él. Sonreí al responderle, ya no es un niño pero para nosotros siempre será el pequeño de la familia. Aunque yo lo ame demasiado, parece que él está molesto conmigo. Desde hace bastante me trata mal o es indiferente cuando está frente a nuestros padres. ¿Será la edad? No lo sé, pero mi padre me dijo que no me preocupara tanto, que él es bastante caprichoso a diferencia mía. Sentí un golpesito en mi pecho por recordar sus palabras y sonreí, lo extraño tanto, últimamente se la pasa viajando o en el trabajo. Quisiera poder acompañarle como cuando era joven, pero no tengo tanto tiempo libre y él espera que yo logre grandes cosas, debo poner todo mi empeño por cumplir sus expectativas.


Llegué a la comisaría a donde lo tenían y estacioné el auto, sacando la chaqueta y mi cartera. Tuve que hacer unas llamadas de camino para averiguar dónde estaba, pues ese amigo suyo no me dijo nada claro.
-Buenas noches -hablé con el oficial a cargo y tuve que darle una gran explicación, un monto de dinero y repetidas disculpas para que me dejara sacar a Dima bajo fianza. Me senté en la sala de espera y miré el reloj. Es tarde y hace frío, seguramente no ha cenado. Solo espero que no lo hayan lastimado.

Ya es tarde, no se cuanto llevo en este lugar, entre el alcohol que tengo en la sangre, la hora que es, lo cansado que estoy y el dolor, comienzo a cabecear. En el lugar hace frío así que me abrazo he estado abrazándome a mi mismo desde hace rato. Lo peor de todo es que no me puedo recostar a menos que sea en el piso.
Mi cabeza se me va de lado y despierto por la sensación de vértigo, y luego escucho como dicen mi nombre pésimamente pronunciado. Es como si dijeran un trabalenguas.
Cuando dicen que han venido por mi, solo me siento confundido, será que ese maldito pelirrojo podrá sacarme de esta. Vaya si lo hace tendré que recompensarlo de alguna manera. La idea me hace sonreír un poco con emoción, porque quiero verlo.
Me sacan de esa celda y por fin libre camino hacia la libertad pero mi paso se vuelve lento hasta detenerse por completo cuando veo que mi salvador no era a quien yo esperaba.
Mi cara se endurece de inmediato y sin dirigirle la palabra camino hasta el auto y me subo en la parte de atrás. No quiero hablar con él, ni interactuar, realmente detesto su existencia en mi vida.
Es verdad que yo antes le adoraba. Pero ahora no es así, tengo muchas razones para detestarlo. Gente como él es basura, y lo peor es que por culpa de sus aberrante comportamiento, ahora no soy el hijo mayor, incluso me quitará lo que por derecho me pertenece. No soy el único heredero ahora, y a arruinado a mi familia de tantas maneras.
Pero no soy tan estúpido, me he quedado sin dinero, no tengo celular, y ni siquiera se en que parte de la ciudad estoy y tomar un taxi en mi estado será casi imposible, ¿quien llevaría a un tipo golpeado y desaliñado como ahora luzco?
-¿mi mamá sabe?- eso es lo único que me interesa saber, recargo mi cara en el frío del cristal buscando un poco de alivio aunque suelto algunos quejidos.

Me levanté de nuevo para firmar su papel de salida y algunas otras cosas, no me entregaron ninguna pertenencia, esa gente sí que lo ha dejado sin nada. Al menos ese amigo suyo se le ocurrió llamarme, no sé qué hubiera hecho si no supiera nada sobre él, me volvería loco y mamá entraría en pánico.
-Dima -sonreí y después puse una expresión preocupada, esté todo golpeado. Y acostumbrado a su indiferencia conmigo, solté un suspiro y salí tras de él hacia el auto. No me gusta que se siente en la parte de atrás, pero tampoco tengo muchas ganas de discutir con él ahora y parece que realmente lo lastimaron. Niño imprudente.


-No. Pero dice que ha intentando llamarte. Le dije que seguramente tu teléfono estaba apagado, así que llámale de aquí -saqué mi celular del bolsillo y se lo alcancé, y mientras él se comunicaba con ella yo eché a andar el auto. Tuve que usar el GPS cuando venía hacia acá, y de nuevo he recurrido a él para que nos saque de este apartado sitio- no me gusta que te sientes atrás, no soy tu chofer -busqué su mirada por el espejo y rápido la volví al frente- ¿ya cenaste? Estás todo lastimado -no me gusta que sea tan temerario, siempre se anda metiendo en problemas y aunque he intentado que me cuente qué sucede, parece que soy la última persona con la que hablaría- Dima, debes dejar esto, por favor -no quería regañarlo, siempre que lo hago terminamos peleando y estoy cansado que nuestra relación vaya en retroceso. Lo amo, es mi hermano y me preocupa que no tenga interés en nada y sea tan irresponsable, pero ya no sé qué hacer para que comprenda que sus acciones ya no pueden justificarse. Me siento triste cada vez que peleamos, desde hace tantos años él solo muestra desprecio hacia mi. Al principio pensé que era parte de los cambios de la edad, y aunque mi padre sigue insitiendo que es una etapa, él ya es casi un hombre. quiero saber qué le sucede, apoyarlo en lo que sea le esté atormentando.

Es desagradable escuchar que el me llame de esa forma, deseo que solo las personas que quiero y estimo me llamen Dima. Pero solo suelto un bufido y sigo mi camino. No le pienso ni siquiera dar las gracias.

Acepto usar su celular solo por una razón, no quiero que mi madre se preocupe demasiado por mi.
Suspiro un poco y hago la llamada.
No tarda en contestar, que asqueroso es que tenga que llamarle del celular de él.
-mami- digo entusiasmado y mimado en cuanto contesta -umm, lo siento perdí mi celular -tengo que disculparme de inmediato con ella, detalle de mi persona que solo ocurre con ella -te extraño mucho- mi voz no puede ocultar la necesidad que tengo de ella, me siento tan triste y solo cuando ella no esta cerca. Sus abrazos son la mejor medicina para mi.
-es tarde, deberías dormir- le digo preocupado porque pueda estar cansada -te quiero- le digo antes de colgar y lanzar el celular al asiento del copiloto.

-¿solo por que compartimos apellido crees que somos iguales? -bufo como si la sola idea me resultara graciosa.
-pff, no te importa- le contesto con el mal humor de siempre.
-naaa, ¿en serio? no me había dado cuenta- comento con sarcasmo por lo de mi estado.
Detesto sus palabras, su comportamiento conmigo me irrita, ¿le preocupo? claro que no, él no es mas que un mentiroso.
-¿por que te crees con el derecho para decirme que hacer?- le cuestiono con el mismo desprecio de siempre -me da asco solo pensar en hacer algo que tu pidas- me dejo caer en el asiento porque estoy cansado tanto que pelar con él me resulta mucho mas tedioso que de costumbre. Solo entrecierro mis ojos para ignorarlo pero se hace presete el sueño que tengo desde que estaba en aquella celda,

Sonrío cuando lo escucho hablar por teléfono con mi madre. Se escucha tan tierno y dócil, al menos con ella no ha perdido ese encanto que solía tener, y es más que suficiente para mí, ella es una mujer maravillosa y se merece nuestro cariño de esa y mil formas, y así Dima tiene alguien en quien confía.
Suelto un suspiro desganado, son muy lejanas las memorias de nuestro tiempo juntos, lo extraño. Pero debo esforzarme por no ser un mayor problema para él, y esperar que esa etapa de rebeldía termine o sea capaz de expresarme sus molestias, tal vez se deba al asunto del dinero, no estoy seguro.


-Te comportas como un niño berrinchudo -estoy algo acostumbrado a esas palabras con la intención total de herirme, por eso es que puedo permanecer con la cabeza fría aunque me sienta un poco herido. Después de todo es mi hermano- pff... eres irremediable -me quedé el resto del camino callado, quería probar suerte y ver si él estaba aunque sea un poco menos arisco, pero parece lo contrario. Dejé que mi cabeza se llenara sobre el recuerdo de la sensación de los labios de mi padre, prestando atención al camino y sintiendo el cosquilleo en el pecho. Es una especie de terapia que me ayuda a sobrellevar cualquier problema, él fue quien me lo enseñó.


Llegamos a casa y me sentía más tranquilo, pero me sigue preocupando el mal estado en que está. ¿Y se fisuró algún hueso? ¿o si tiene demasiados moretones? Pero él no me dejará tocarlo, así que esperé a que entrara y caminé detrás.
No me fijé si él iba a su recamara pero ya no puedo dormir, así que caminé hasta la cocina a prepararme un poco de té y algo ligero de cenar.

Me desespera la forma en que el sólo no responde a lo que le digo. A veces me gustaría que sólo no se quedará callado. Su maldita calma es lo que hace que yo solo no pueda decirle todo lo que guardo desde hace años por su culpa.

Pongo un gran esfuerzo para no dormirme, y sólo porque no quiero que me despierte él. Pero más de un par de veces me desperté al sentir como no cabeza se iba hacia enfrente. El sueño es tal que mi dolor me importa poco, no creo puedo ir al hospital mañana.
Al menos llegamos a la casa. Bajo del auto sin decirle nada, a penas logro tener mis ojos abiertos. No voy directo a mi cuarto. Quiero llamarlo, se que tal vez se enojará por la hora que es, pero seguro también está preocupado. Me tumbo en el sofá más grande y tomo el teléfono. Me se su número porque... Es de las pocas personas a quien buscaría si tengo problemas.
- ya estoy en casa, si hubieras ido hoy no me habría metido en problemas. Todo lo que me pasó hoy es tu culpa hermanito- le digo en cuanto contesta. Mi corazón se siente cálido cuando escucho como me pregunta preocupado si estoy bien - lo estoy aunque me duele hasta hablar. Tienes que venir mañana a cuidarme ya que mamá no está- le advierto - sólo quería avisarte, ya sigue durmiendo, pero por favor ven mañana cuando puedas - le pido con tono necesitado.
Escucho como comienza a reptenderme, siempre lo hace cuando me meto en esta clase de problemas y yo sonrió como un tonto pues aunque me regaña me hace sentir calidez el detalle de que se preocupa por mi, es realmente un buen amigo que no sólo me dice lo que quiero escuchar.
Si voz me tranquiliza y cierro mis ojos mientras sigue con su reprimenda. Comienzo a estar más dormido que despierto pero aún así siento como sonrió cuando creo que me pregunta si me he quedado dormido y mi respuesta es mi pesada respiración. Ya no escucho que me dice pero seguro algo sobre que yo no tengo remedio. Tampoco me entero cuando corta la llamada, pues yo ya estoy dormido ahí tirado en el sofá y con el teléfono pegado a mi oreja.

Me quedé a comer la cena y tomar el té con la luz apagada, solamente ilumina el foco encendido del pasillo. Se siente solitario cuando él no está aquí, incluso a mamá le gusta cenar con nosotros, aunque Dima prefiere que no lo hagamos juntos y por eso trato de no perturbar su tiempo. No entiendo porqué, y entre ignorar un poco el hecho de que ya no me quiere y las preocupaciones que tengo en el trabajo, los días se volvieron rutinarios en ese aspecto. Aun así, la sensación de soledad es la más pesada para mí. Extraño a mi padre. Hace mucho que no pasa tiempo conmigo. Mi cuerpo creció y la distancia entre nosotros también. Extraño que me diga lo importante y hermoso que soy para él. Me siento un poco vacío.


Me recosté en la barra y solté unos cuantos suspiros, no debo deprimirme, eso solo le daría problemas. Dejé la taza sin terminar y decidí irme a dormir para dejar de pensar en él, no quiero que me traiga tristeza. Pero detuve mi paso al ver a Dima en el sofá, está mal acomodado y tiene un montón de heridas.
-Tonto… -tomé el teléfono con cuidado y lo coloqué en su lugar, y acaricié un poco su mejilla para hacer a un lado algunos cabellos- debería… -susurré y me puse de pie para traer el botiquín y una manta, obviamente no podré llevarlo a su habitación, así que me aseguraré de que esté lo más cómodo posible. Agarré la cobija, una almohada y regresé a la sala, y volví para agarrar el botiquín, al menos un poco podría curarlo. Me agaché de nuevo y con cuidado levanté su cabeza para colocar la almohada, esto me trae tan buenos recuerdos- ¿por qué ya no eres así de lindo? -abrí la cajita con medicamentos y tomé una gasa, tuve que regresar a la cocina por un cuenco con agua para limpiarle la suciedad de la cara. Después puse agua oxigenada en otra gasa limpia y la pasé con mucho cuidado cerca de su labio, en su frente y también en sus mejillas. Dios, incluso todo golpeado sigue siendo tan lindo, pero me gustaría que simplemente dejara de actuar así.


-Listo -tomé las cosas sucias para depositarlas en la basura, y lo demás lo llevé a su lugar. Su cara ha quedado con unas cuantas banditas, se ve muy tierno- al menos en la forma de dormir no has cambiado tanto -me siento un poco como mamá, no puedo evitar tratarlo como un niño aún cuando él no lo nota. Le tapé con la frazada y dejé un beso en su frente, cuando era pequeño teníamos una especie de ritual antes de dormir. Un cuento, reflexionar un poco sobre la historia y un beso de buenas noches. Recuerdo cómo se acurrucaba, era muy dependiente de mí, extraño eso.

Mi sueño es muy pesado, a mamá siempre le ha costado tanto lograr que me levante temprano. Por eso acostumbro a tener muchos retardos en las escuela desde siempre. Ahora en la universidad, para evitar tanto problema tomo la mayoría de mis clases en la tarde.

Siento un poco de ardor en mi cara y me despierto ligeramente, debe ser mamá que cura mis heridas, no es la primera vez que lo hace, así que solo dejo que me cuide con el cariño que solo ella sabe tener por mi.
Cuando ha terminado paso mi mano con torpeza por mi cara y yo mismo me causo dolor, pero siento como me ha curado.
Sonrío por ese beso que siento en mi frente, aunque estoy mas dormido que despierto, soy consciente de ese detalle. Abro ligeramente los ojos, muy muy poco, apenas lo necesario para distinguir su siluetay agradecerle con una tenue sonrisa.
Pero no veo su delicada figura, sino una diferente: es alto, de cabello oscuro y hombros anchos. Es él, lo reconocería siempre, abro un poco más mis ojos. Sonrío al verlo.
-Andy- le llamó de esa manera que solo usaba cuando eramos pequeños cuando no le odiaba. Aveces en mis sueños me olvido un poco del enojo que siento, pero incluso en ese mundo onírico, no puedo ignorar lo que sé. Mi sonrisa se borra, pues su belleza queda opacada ante la aberrante persona que él es, me abrazo buscando consuelo y como muchas veces siento como mis ojos se llenan de lágrimas. Han pasado años y todo sigue doliendo, pesa tanto, que mi pecho se siente aplastado. Desearía nunca haberlo querido tanto, desearía ser mas fuerte para poder ser alguien que pueda proteger a mamá. Pero no lo soy, soy débil y demasiado cobarde. No puedo ofrecer nada a mi mamá, no puedo hacer nada por ella, ni siquiera por mi.

Vi unos movimientos en él y cómo abría los ojos ligeramente, y me hice un poco hacia atrás.
-Di… -recordé que siempre me riñe por llamarlo de esa forma y me quedé callado, pero esa pequeña sonrisa y el escucharle decir mi nombre nuevamente me hace sentir consternado. Me quedé parado viéndole, estoy en shock. Pero inmediatamente reaccioné y sonreí, extrañaba tanto que me llamara por mi nombre. Para él soy “tú, hey, imbécil”, ni siquiera mi nombre completo menciona, es como si mi sola existencia le causara mucho enojo. Sin embargo su expresión cambia de nuevo y comienza a llorar- ¿Dmitri?, ¿qué pasa? -no hablé tan alto. No sabía si se trataba del presente o solo una pesadilla. Es extraño verlo llorar, las pocas veces que le recuerdo eran pequeñeces y de muy joven, pero ahora la distancia entre nosotros es tan grande que ni siquiera recordaba cómo lucía estando así.
Quiero saber porqué le pasa esto. Cuando éramos pequeños comencé a preguntarle en cuanto vi se distanciaba, y al principio lo que parecía una etapa de timidez, terminó en una completa aversión hacia mi. Mi padre me convencía que era parte de su crecimiento, envidia por la posición del hijo mayor o simplemente quería ser un chico grande e independiente, pero ¿es eso realmente?


Me acerqué a secar sus lágrimas con un poco de miedo, y después me senté sobre la alfombra para no ver su rostro llorando, con la espalda pegada al sofá y abrazando mis piernas. No sé qué hacer, mi madre sabría manejar la situación y confortarlo. Debo cuidar de él, pero no acercarme demasiado y molestarlo, eso siempre me lo ha dicho mi padre. Pero ahora necesita de mi consuelo ¿tal vez? Soy su hermano, esas cosas hacen. Aunque a mi nunca me lo dieron, ¿qué puedo hacer?
-Bien, solo hazlo… -susurré muy bajo y me hinque hacia él para ver cómo seguía, ¿puedo abrazarlo? Obviamente quiero hacerlo, pero mentiría si dijera que sus rechazos no me duelen.

La tristeza es desagradable, porque me hace recordar lo que alguna vez sentí, ese cariño que tenía por mi padre y Andy. Admiraba a uno y al otros lo anhelaba en mi vida, tenía una dependencia por Andy que iba creciendo día  a día. No entiendo como alguien que parece ser tan bueno puede causar tanto daño.

Las lágrimas sigue saliendo pero de manera calmada y pero mi cuerpo necesita moverse un poco y al hacerlo el dolor de mi cuerpo tullido me hace soltar un sonido de queja por el dolor y vuelvo a despertarme un poco. Lo veo a él, tan cerca, como hace mucho no lo permito, se siente como si no fuera real. No comprendo bien que pasa. Mi mano va hasta su pecho y lo empujo con suavidad para alejarlo un poco y así poder levantarme. Trago un par de veces tratando de despertar del todo.
¿Que hace él aquí? Mi otra mano va a mi rostro y me doy cuenta de que he estado llorando mientras dormía. No es la primera vez que me pasa, de vez en cuando llega un momento que no puedo soportar lo que tengo guardado y creo que en sueños solo me desahogo. Pero que el me vea de esta manera no debería pasar.
Mi rostro debería mostrar el desprecio de siempre, pero, aunque se lo que debería hacer y el como comportarme, me siento en un estado de estupor del que no puedo salir.
Creo que un pequeña parte de mi ser, no lo puede odiar del todo y me detesto por eso.
Debo reñir, gritarle, minimizar su existencia al nivel de la basura, pero solo sigo apoyando mi mano en su pecho y sintiendo ese escalofrío que se extiende por mi cuerpo erizando mi piel. Y por fin, algo me hace salir de mi molesto estado de trance y corro al baño mas cercano. Con mucha suerte alcanzó a llegar y comienzo a vomitar. Con lo que he tomado hoy no debería ser sorpresa, aunque esto debió pasar desde hace horas.

Un sonido salió de su boca y detuve mi impulso por abrazarlo, sin embargo me incliné un poco hacia él y al verlo despertar lo miré preocupado. Es un chico muy atractivo, pero últimamente son pocas las veces que no veo algún arañón o cicatriz en su cara.
-¿Cómo te sientes? -me sentí apenas un poco más en confianza para preguntar y me enderecé cuando él tocó mi pecho para poder levantarse- hazlo con cuidado -no lo dejé de mirar, luce adormilado y mareado, imagino que tomó una gran cantidad de alcohol y por eso su estado- Dima… -me interrumpí al ver cómo salía disparado al baño, y me puse de pie rápido para seguirlo. Ha comenzado a vomitar y me coloco junto de él para sostener su cabello. Di un masaje en su espalda mientras lo hacía y cuando vi que pasó, tomé toallas desechables y se las ofrecí- lávate la boca, iré a prepararte un té.


No esperé a que me respondiera, tampoco sé si me hará mucho caso pero puse agua a hervir y saqué un recipiente con algunas hojas que ayudan a aliviar el mareo y las náuseas. Mañana podría hacerle algo ligero de desayunar. ¿Tendré que quedarme con él hasta medio día?... no, para nada, pero es que hace tanto tiempo que no nos hablámos normal que siento un poco de emoción, aunque al ir por él a la comisaría me trató mal, pero ahora no parecía rechazarme tanto, ¿no? Tengo demasiadas dudas.
-No vendrá por sí solo -le apagué al fuego, preparé el té y dejé la taza sobre la barra de la cocina para ir por él.

Mi cuerpo se estremece por los espasmos para vomitar, el esfuerzo hace que mis ojos se humedezcan y el esfuerzo me produce dolor en todas las partes donde me han lastimado y además me duele la cabeza. Pero lo peor de todo es el sabor que queda en mi boca. Al menos llego a ese momento en que ya no puedo sacar nada más. Creo que hasta he sudado un poco.

Me siento tan jodido que no puedo ni reñir con Andy, solo me tambaleo e inclino mi cabeza para meterla en el chorro de agua que cae de la llave. Lleno mi boca de agua hago buches y escupo, así varias veces. Pero el sabor aun sigue.
Andy se ha ido a no se donde, algo me ha dicho pero lo he olvidado, y yo como puedo me voy a la escalera para subir a mi habitación.
-¡subo!- grito y ni se para que aviso, pero lo hago, no se, creo que me siento un poco como esas veces que mamá me cuida cuando llego borracho. Entro al baño de mi cuarto y comienzo a lavar mis dientes. Tengo calor y mi cuerpo se siente tan pegajoso que casi siento ganas de vomitar de nuevo. A torpes tirones me quito la ropa. Debería darme un baño, pero creo que terminaré dormido en el suelo del baño si hago eso. Así que meto la cabeza en el lavamanos. Mi cabello y cara mojados, hace que la sensación de calor se calme. Dejo un rastro de agua desde el piso y me tiro en la cama. La sensación fría y suave de las cobijas es tan agradable en mi piel desnuda.

Le escuché gritar y me asomé para ver cómo subía con pesadez al piso de arriba, y me di la vuelta de nuevo hacia la cocina para guardar las cosas que había utilizado y tomar la taza para llevarla hasta su recámara. Fui a paso lento, el líquido está caliente y quiero que llegue bien. O creo que se debe a que estoy un poco asustado de cómo reaccionará cuando me vea entrar a su cuarto. No me lo permite desde hace mucho, y ha pasado tanto desde que siquiera lo intenté.
-Dima, entro -di un par de golpesitos a la puerta y abrí para encontrarlo tumbado en la cama- ¿cómo te sientes? -dejé la taza junto al buró y cuando me dispuse a mirar, noté que estaba desnudo. Tragué saliva y desvié la mirada- te he traído una taza de té, va a aliviar el malestar en tu estómago -me mantuve de pie con la vista hacia otro lado. Nunca lo había visto sin ropa, bueno, obviamente, no tendría porqué hacerlo. Pero es un poco impactante darme cuenta lo mucho que ha crecido, y es aquí donde noto que no es más el niño de mis memorias, él ya es casi un hombre. Un hombre bastante atractivo.

Muerdo mi labio y camino hacia su closet.
-Deberías ponerte algo de ropa, vas a resfriarte -mi corazón empezó a palpitar muy rápido. No sé si es porque estoy de nuevo en su habitación o porque a él no parece importarle mucho su privacidad. Solté el aire y cerré mis ojos por un momento, y luego me dispuse a sacar una frazada del closet. Caminé a la cama de nuevo y dejé junto a él la manta- por ahora solo descansa, pero no duermas destapado o además de crudo estarás enfermo -miré con insistencia hacia la taza que he traído, no puedo creer que empiece a ponerme nervioso solo por eso, por dios, él es mi hermano. Y no me di cuenta en qué momento terminaron mis ojos sobre su cuerpo, y aunque sentí el pecho caliente, pude notar un par de moretones en su espalda. Al menos eso cambió mi estado a uno preocupado.

Debo estar soñando, incluso cierro fuerte los ojos y los vuelvo a abrir esperado que la imagen de Andy desaparezca. No sería raro que el aparezca en mis delirios por causa de sustancias. Al menos puedo imaginar en esos momentos que nada ha pasado, que nunca existió lo que vi esa vez.
Intento sentarme para tomar el té, pero termino en el colchón de nuevo porque todo se mueve demasiado.
-no puedo- digo con ligero berrinche en mi voz, algo bastante infantil, pero muy característico de mi, al menos estando con mamá, algunas amistades y chicas.

-pero hace mucho calor- como puedo balbuceo las palabras.
Hago otro intento por sentarme en la cama y apoyo un poco mi espalda en la cabecera de la cama. Mi cuerpo se estremece al sentir lo frío de la superficie, pero se siente refrescante.
-jaja, eres un exagerado, solo enciende el clima- digo con una risa divertida por lo tonto que se comporta Andy. Pero me gusta que me cuide, ojalá así fuera en la vida real. Que siempre hubiera sido así.
Estiro mi mano para tomar él té, al levantar la taza termino regando un poco en el buró y mi mano. Está caliente pero no le doy importancia, solo lo acerco a mi boca y doy un par de tragos y lo dejo de inmediato.
-ugg, que asco- digo dejando la taza con algo de desagrado. Realmente no es que esté feo, solo esta caliente, pero en mi estado ser especifico es un lujo que no puedo tener.
Luego de eso solo me dejo resbalar por la pared hasta quedar de nuevo recostado y bastante chueco que hace que me duelan los golpes que tengo en el cuerpo. Me acomodo con brusquedad en el colchón y me estiro para abrir el cajón de mi buró y saco una pomada de él. Se la lanzo a Andy pero apenas alcanza a recorrer la mitad del camino. Me rio por mi debilidad y lo gracioso que me parece.
- pónmela- le digo cerrando mis ojos y esperando a que el se encargue de curar los golpes en mi cuerpo.