What a big mess [Karin

Planeaba quedarme toda la noche viendo películas en mi departamento, en pijama, comiendo las hamburguesas que preparé para cenar y tomando un poco de cerveza. Los fines de semana salgo con Sora al cine u otros sitios, es muy tranquilizador para mí pasar tiempo con ella, pero esta semana estuvo muy ocupada y tenía que asistir a un evento de dos días. Así es su trabajo, pero al ser dos adultos conscientes de sus responsabilidades, nos hemos adaptado muy bien a la rutina del otro. No esperaba que nuestra relación funcionara, todo empezó muy acelerado y creí que no encontraríamos algo bueno más allá del sexo. Aunque si lo pienso, mis relaciones siempre comenzaron de esa forma. Pero para mi sorpresa me siento increíble estando con ella. Es tranquila, linda, y además una mujer independiente. Y lo mejor es que tampoco dependo de ella ni emocionalmente. Entre la terapia, ella y mi trabajo, mi cabeza se siente poco a poco más estable.

-¿Ahora qué? -miro el celular y me estiro para alcanzar el control de la tv y pausar la película, es algo tarde para una llamada- ¿qué sucede? -Leigh y yo no somos mucho de llamarnos, es por mensajes que nos comunicamos y algunas salidas a tomar, a menos, claro, que surja alguna emergencia- ¿ahora? -me enderecé con pereza e hice una mueca, escuchando al otro lado las excusas bobas de mi amigo- bien, pero me debes una -no es que no pueda negarme- mándame la dirección por mensaje, no tengo donde anotar ahora -pero lo escucho feliz, y él también tuvo que soportar mis charlas de felicidad. Es un alivio que su relación vaya mejor, aunque fue bastante raro al principio porque no me esperaba que él se fuera a enamorar tanto de otro hombre, pero bueno, entiendo un poco cómo se siente.

Me levanté para ir a quitarme la pijama. Me puse un pantalón de mezclilla, una sudadera color vino y unos tenis.
-Dinero, llaves… -tomé lo que necesitaba y arrastrando los pies, salí a la banqueta a tomar un taxi. No es un lugar tan lejano, y después le cobraré el par de taxis en los que voy a gastar. No entiendo como esa niña sigue llamándolo después de que él no muestra nada de interés. Ah, bueno, no quiero hacer comparaciones tontas en mi cabeza, mejor la saco a prisa de ahí y la mando a su casa.

Hoy he quedado de salir con unas amigas y unos chicos de la universidad, he invitado a Aaren, pero los últimos días no parece de muy buen humor, y no voy a obligarlo, aunque creo que me he acostumbrado un poco a su compañía.
Realmente creo que extraño a ese chico, porque casi toda la noche he estado pensando en como reaccionaría a cada cosa que ha pasado hoy.
De tanto pensar en él, sobre si debí insistir, o tal vez solo sugerir hacer algo tranquilo juntos; me siento culpable. No es como que el necesite de alguien que lo ande cuidando, pero me preocupa pensar que está triste. Yo odio estar sola cuando me siento así.
Luego de un rato por fin comienzo a relajarme, bromeo con todo y platicamos quien sabe de que cosa, pero yo termino riendo y en algún momento y contando algo muy gracioso que hice con Aaren el otro día. Una de mis amigas se acerca y me dice por lo bajo.
-nunca había visto que alguien te gustara tanto- sus palabras me hicieron reír, ¿Aaren y yo? imposible, aunque no tengo la libertar de ir comentando las preferencias sexuales de mi amigo.
-A mi me gusta alguien más, Aaren solo es mi amigo- comento, y tal vez si no estuviera tan afectada por el alcohol, habría notado en su mirada como no creía nada de lo que yo dije.
Pero ahora que lo pienso un poco, hace un rato que no se nada de Leigh, lo he visto en revistas, pero no lo he visto desde hace un rato.
Sonrió maliciosamente, y levanto mi mano para que el mesero me traiga otro tarro de cerveza.
Luego de un rato he conseguido mi propósito, uno a uno las personas con las que vine se están yendo y al final solo quedo yo en la mesa.
-Los sacrificios que uno hace por amor- le digo al mesero que me ha traigo un poco de comida que no he pedido. Creo que intentan ayudar a bajar mi borrachera.
Se que lo que estoy haciendo puede parecer extremo, pero también con Leigh no se pueden hacer las cosas de manera normal, si le digo que quiero verlo, se que solo me dirá que no, el no es de los que siente pena o alguna responsabilidad moral hacia las personas que sienten algo por él. Pero por suerte es un hombre muy decente y no importa quien sea, nunca dejaría a alguien ebrio y solo.

Estoy medio dormida con la cabeza apoyada en la mesa, abro un poco mis ojos y borrosamente veo como por fin están haciendo la llamada.
Por ahora solo me queda esperar a que el aparezca, me regañe un poco, que amenace a las personas del lugar por dejar a una menor de edad beber. Con suerte me llevará en su espalda por la calle mientras me sigue regañando, pero aun así terminará comprando un café caliente y esperando a que mi borrachera se baje un poco para obligarme a ir a casa.
Mis amigas que lo conocen no entienden por que me gusta. Me dicen que es un mal educado y que no lo soportan. Pero aunque su carácter es demasiado difícil, creo que nunca he conocido a nadie que me cuide tanto como él. Aunque me regaña me hace sentir bien, porque pareciera que se preocupa por mi.

Entre que me duermo y que no, miro a una figura llegar, sonrío porque debe ser él, pero no lo es, camina diferente, su cabello es claro. Levanto la cabeza y la sacudo un poco intentando despertar y miro mi celular.
¿no va a venir?- me pregunto mirando la borrosas pantalla tratando de entender que hora es.

karin:

Sigo sin entender cómo es que Leigh terminó involucrado con una niña. Porque vamos, ni siquiera es mayor de edad y lo peor es que no parece interesarle de la misma forma. Puede que no lo parezca pero a veces se pasa de buena gente, y las personas toman ventaja de ello y al final, le dejan herido. Mi amigo no es un hombre débil, y las personas piensan que por esa faceta suya es un tipo difícil de herir, pero es completamente lo contrario.
Doy un largo bostezo y saco el dinero para pagar al chofer del taxi, y me bajo unos locales antes del bar que me indicó en el mensaje. Y ahora soy yo quien está aquí para recoger a una extraña. Donde se ponga pesada la dejaré ahí botada.

Al entrar no tardo en localizar a la chica en una de las mesas del fondo. Cuando la vi en una ocasión noté que era linda, y además tengo buena memoria para el rostro de las personas. Caminé desganado hasta llegar a la mesa y solté un discreto suspiro.
-Karin, ¿verdad? -no creo que haya muchas chicas con el cabello de ese color en el mismo bar, debe ser ella. Y se ve no solo “un poco borracha” como Leigh dijo, y paso mi mano por mi cabello intentando no ver demasiado el lado malo de esto-vine para llevarte a casa -solo espero que sea un poco racional y no se empeñe en querer esperarlo a él, porque definitivamente no vendrá. Y no es que sea tan mala persona, pero a diferencia de él soy un poco más frío con las personas.

Me senté junto de ella y el mesero vino a preguntar si deseaba algo, aunque creo que más que eso, viene a ver si es que pretendo o no asaltarla.
-No se preocupe, vengo por ella, soy conocido suyo-le sonreí intentando dar confianza y luego saqué mi identificación para que la tuviera. Digamos que esta gente no confía demasiado en extranjeros.

El sujeto dice mi nombre, y yo muerdo mi labio. No puedo evitarlo, me siento triste al ver que el no vendrá. Supongo que tenia mucha suerte de que todas las veces anteriores viniera por mi.
-hola- trato de sonreírle con alegría, pero creo que el alcohol hace que no me ayude a sacar la mejor de mis sonrisas.
-Así que él no puede. Siento haberte metido en esto- comento simulando que me doy un golpecito en mi cabeza por lo torpe que he sido.
-Descuida descuida- digo al mesero, el ya me conoce, he estado aquí ya varias veces e incluso a veces platicamos -Es amigo de Leigh- le comento porque si conoce al moreno.

Saco de las bolsas de mi short algunos billetes todos arrugados y los dejo en la mesa. Me pongo de pie y me tambaleo un poco, pero alcanzo a apoyarme de la mesa para no caer. Suelto una risa divertida por mi estado y luego solo meto las manos en los bolsillos de mi short y comienzo a caminar a la salida.
-Te recuerdo de un par de veces, pero ¿cual era tu nombre?- le pregunto mientras avanzo con cuidado y espero escuchar su nombre -ya que has venido hasta aquí, ¿te debo algo? gasolina, taxi... mis manos rebuscan en mi short, pero de repente ya no encuentro nada de dinero -ohhg, perdí mi dinero- digo con sorpresa al no encontrar nada de dinero en mi ropa -hmmm, que extraño, de verdad que yo traía dinero- mi estado ni siquiera me deja recordar que acabo de dejar todo el dinero en la mesa del bar -¿me prestas dinero? te lo jurito que si te pago, hasta con intereses si quieres- le pido revolviendo mi cabello lentamente, aunque ahora creo que todos mis movimientos son lentos, incluso mis palabras.

Al menos no se ha puesto pesada. La conozco muy poco como para saber si vendría o no conmigo, pero para mi suerte es bastante accesible y eso hará que me safe rápido de esto y que el favor salga bien.
-Descuida -me siento un poco mal por ella. Creo que Leigh debería parar de ayudarla cada que le llame. Sé que no tiene intenciones ocultas, él es la clase de hombre directo yprotector, solo que a veces la amabilidad lastima más que un rechazo. Le agradecí al mesero por las atenciones y me puse de pie cuando ella dejó el pago sobre la mesa. Parece que aunque yo no hubiera lllegado, seguro cuidaban de ella. Pero de todos modos no es muy bueno dejar una menor de edad sola  a estas horas, sobre todo en ese estado. Caminé tras de ella muy pegado para así sostenerla si de casualidad se caía, porque su estado es bastante malo.

-Ian -me pasé a un lado de ella una vez salimos a la calle. Sería más fácil tomarla del brazo pero no creo que sea correcto, no quiero hacerla sentir incómoda o hacerle pensar que invado su espacio personal, es apenas una chiquilla y además está pasada de copas-descuida, no hace falta -parece que dejó todo su dinero en el restaurante, y yo estaba más al pendiente de si se podía mantener en pie que no le tomé importancia a la cuenta. Solté un suspiro un poco irritado,y tuve que optar por tomarla del brazo para hacer que se sentara en una de las bancas cercanas- primero vamos a sentarnos un momento, ¿de acuerdo? Temo que si te meto en un taxi, te vomites allí -prefiero quedarme un rato fuera que tener que pasar por una situación así de embarazosa.
Cuando nos sentamos solté su brazo con cuidado- ¿tienes frío, hambre? -no tuve hermanos, sobrinos o gente más joven que dependiera de mí hasta que me hice profesor, pero incluso en ese tiempo nunca fui muy atento con mis alumnos. Ahora es más bien porque se trata de una amiga de mi amigo, y además, me recuerda un poco a mí a su edad- ¿dónde están tus padres? Es muy tarde para que andes en semenjante estado y sin compañía -soy la clase de hombre que cree que las mujeres pueden y deben cuidarse por sí mismas, pero ella además de ser menor, está ebria, y ojalá la sociedad respetara a los demás sin importar su condición, pero por el contrario, es un blanco muy fácil para alguna especie de ataque. También esa forma de pensar la que me hace permanecer a su lado aunque sea un poco engorroso.

Me levanté para quitarme la sudadera y me senté de nuevo pasándole la prenda para que se cubriera. Hace frío hoy.
-Toma -ahora que lo pienso, no podré mandarla sola, ¿debería llamar a Leigh? Aunque temo que si ella escucha querrá hablar con él o saber por qué no vino, y no quiero ser yo quien le notifique que ahora está con su… novio.

Su nombre es fácil de recordar, y es bueno porque como estoy seguro que me olvido de su nombre si fuera algo mas complicado.
Siento como si me moviera demasiado  brusco para hacerme sentar, pero no tengo la capacidad de resistirme, solo me dejo mover cual muñeca de trapo.
Me rio cuando dice lo de que terminaré vomitando, pues no puedo negar que es algo que podría pasar casi con seguridad.
-podría ser- admito con una sonrisa.

-Una bebida caliente, Leigh siempre me compra una- no es que realmente tenga ganas de una, o que la necesite porque Leigh me las compra, pero quiero bajar mi borrachera, no me gusta que me estoy sintiendo triste. Hoy tenía que ser una buena noche, pero solo se arruina mi ánimo.
Mi rostro se pone serio cuando pregunta por mis padres. Pero parece que los adultos disfrutan de hacer esa clase de preguntar.
-mi madre muerta, mi padre actua como si yo no existiera para mantener feliz a su esposa. Así que no importa si llego a casa o no. Ni siquiera lo notan- de nuevo trato de sonreír pero no me sale bien. Si estuviera sobria seguro que habría dicho menos deprimente, y podría sonreír restando importancia a mi situación -No es para nada malo como se ha escuchado- logro por fin un mejor trabajo con mi sonrisa, soy buena sonriendo, nana siempre me dijo que a una persona que sonríe todo le va mejor, aunque últimamente comienzo a dudar de eso.
-Eres una buena persona Ian- hablo cuando me da su sudadera -no pensaba que Leigh haría algo así... supongo que ya tiene a alguien- es mas que obvio, porque de otra manera el no haría algo así, no importa lo insoportable que diga que soy, no me dejaría -Aunque me hace enojar, la única razón por la que siempre me rechazó es mi edad- comienzo a reir de mis quejas -¿Tan malo es ser un poco menor? - inflo mis mejillas y suelto el aire resoplando -debes estar pensando en lo insoportable de tratar con una chiquilla como yo- me abrazo a mi misma porque he sentido el frío, al hacerlo logro percibir el perfume en su sudadera, es agradable -huele ric- no termino de hablar porque tengo que inclinarme hacia aun lado para comenzar a vomitar.

-De acuerdo. No te muevas de aquí -afortunadamente en esta calle hay varios puestos, y camine apenas unos pasos para comprar un vaso de café con poca azúcar. A mi era lo que me ayudaba un poco a calmar mi cabeza, porque algo dulce podría hacerla vomitar si es que no ha comido nada, o por el simple sabor- toma -le estiré la bebida y me volví a sentar junto a ella. Es un alivio que aceptara el sueter, la verdad es bastante dócil y eso me hace no querer mandar al diablo a mi amigo y su incapacidad para negarse.

-Entonces… -digo regresando al tema de sus padre, suenan muy irresponsables- ¿padres ausentes? Aún así no deberías excederte -ya se que no soy quién para decirle eso, yo hacía cosas peores, y aunque no tuve padres que me regañaran o prohibieran cosas, eso no justifica mi comportamiento inmaduro de aquel entonces- ¿qué ibas a hacer si nadie venía a recogerte? No creo que quisieras dormir como vagabundo por aquí, ¿verdad? -le sonreí al final para que no tomara tan a mal mi comentario. Pero la verdad si fue una especie de regaño. Ah, es que es como regañar a mi yo del pasado y esa actitud mía sale natural.
Es raro escuchar que me digan buena persona, porque la verdad, si ella no fuera importante para Leigh, ni la hubiera volteado a ver. Él es importante para mí y por tanto quiero tratar bien a la persona de la cuál me ha pedido cuidar.
-Es complicado. Mucho más para el adulto que para el menor -a pesar de recordar la relación caótica que tuve con Adrik, ya no me hace sentir miserable como hace un tiempo. Comienzo a hablar de eso casualmente, y eso me hace sentir más seguro- bueno, un poquito -admito riendo. Espero que no se acuerde después de esto, porque la verdad es mucho más tolerable que muchos borrachos con los que he tratado. O eso pensé, pero entonces al siguiente instante ella ya está vomitando a un lado de nuestra banca. Tallé un poco su espalda para darle un poco de alivio, afortunadamente no soy tan delicado con las consecuencias del alcohol.
-Karin, ¿estás bien? -pregunté una vez que dejó salir todo, o al menos ha parado un poco. La poca gente que hay nos mira con insistencia, y pongo su cabello tras su oreja y luego el gorro de la sudadera sobre su cabeza- espera aquí, iré por agua -me levanté y fui hasta el lugar más cercano a comprar dos botellas de agua, y pedí a uno de los puestos me regalaran un par de servilletas- ten -le hice llegar la botella de agua y luego el par de servilletas, y abrí la otra botella para regarla sobre lo que había vomitado. Sé que no quitará por completo pero al menos disminuirá el olor- es hora de ir a casa, ¿dónde vives? -temo que vuelva a vomitar sobre el taxi, pero mi casa es igual de lejos, y no creo qeu sea muy buena idea llevarla. Pero entonces… ¿y si la dejo en la habitación de un hotel regular? Aunque también suena problemático…

Disfruto del aroma del café y doy unos trajimos, el sabor no lo percibo bien, pero ahora me sabe delicioso, aunque tal vez no sea cierto. Aun así disfruto de la sensación del liquido caliento bajando por mi garganta.
-gracias- le dedico una sonrisa de agradecimiento.

-Y no lo hago- me río porque ahora nadie podría creer que soy una chica responsable -la verdad que yo no suelo terminar así, puedes preguntar a Leigh. Pero hoy mi cabeza estaba hecha un lío, y no me di cuenta de cuanto y que tan rápido tome hasta que ya estaba mal- desde pequeña aprendí que yo era quien cuidaría de mi, por eso aunque parezco una descuidada y desobligada, en realidad soy prudente. Puedo salir a muchas fiestas, pero no me gusta excederme, me gusta tener mi mente clara.
-Irme en taxi… pero como no tengo dinero… no lo sé ¿dormir en la bodega?- pregunto como esperando que el consienta mi lógica.

Asiento con mi cabeza, no puedo decir que no. Y mas al tratarse de Leigh.
-siempre he sabido que el jamás me vería como una mujer, pero eso es bueno- comento con resignación, aunque seguro sueno un poco tonta, ¿quien se fija en alguien que sabe que jamás le hará casa? Pero para mi es casi ideal.
Vuelvo a reír pero ahora por su honestidad.

Mi rostro tiene la expresión característica luego de vomitar y sentir el sabor aun en mi boca, escupo varias veces y en respuesta a Ian solo muevo la cabeza en una vacilante afirmación.
Miro la botella que el me ofrece y la tomo, enjuago mi boca varias veces para quitarme el sabor desagradable.
-gracias- digo cuando siento que el sabor ha desaparecido. Mis ojos están llorosos por el esfuerzo al vomitar, así que los limpio con la manga de su sudadera -ginza- digo sin entusiasmo por la idea de ir a casa. Me pasa por la mente pedirle que me lleve a casa de Aaren y le pido que me deje quedar esta noche, pero por extraño que parezca no quiero verlo.

Me pongo de pie para que tomemos el taxi, bajo la ventanilla tanto como puedo para sentir el aire frío de la noche. Mientras avanzamos me siento aun peor, ¿como se puede estar tan borracho? Al bajar del taxi no puedo sostenerme y termino caminando de lado y cada vez mas pegada al suelo hasta que termino sentada en él.
-Ian… ¿me haces un ultimo favor? No puedo caminar bien- no se si deba explicar, creo que es obvio.

Me cruce de brazos al escuchar su justificación, parece muy calmada a pesar de su estado. Y pues no es que me importe, pero tal vez sí termine preguntándole a él. De hecho, me dijo que era alguien accesible y que sería muy rápido el asunto, obviamente no le creí porque pensé que solo lo decía para que yo dijera rápido que sí, pero parece que hablaba en serio.
-En ese caso espero que no te vuelva a pasar. Lo peor que puedes hacer es embriagarte y quedarte sin un centavo -supongo que dentro de todo lo malo que debe ser tener un amor no correspondido, es una suerte que se haya topado con un tipo que tiene empatía con ciertas situaciones. O tal vez… ¿será él la causa de su estado? No sería raro, y si lo pienso detenidamente igual y ella no habría hecho eso si él dejara de ser tan amable- ¿y no has pensado en rendirte? La perseverancia no siempre da frutos -no es mi asunto si ella sigue tras él o no, o si eso afectará la relación de ellos o a esta chica, pero me frustra un poco este tipo de situaciones.

Esperé un rato a que se estabilizara y luego me acerqué a la carretera a parar un taxi. Abrí la puerta para ella y entré por el lado contrario, indiqué la dirección y después saqué mi teléfono para mandarle un mensaje al idiota de mi amigo diciendo que ya estaba con ella  camino a su casa, aunque seguro lo verá hasta mañana.
En el camino no dijimos nada, y yo revisé si no tenía algún mensaje pendiente de Sora, pero parece que sigue ocupada.

Al bajar del taxi pagué y dejé que caminara al frente. Me sentí incómodo por ver la zona y la casa a la que estaba a punto de entrar. Desde lo que sucedió con Adrik, no me gusta mucho involucrarme con las personas de clase alta, son mucho más problemáticas.
-¡Karin! -me acerqué a ella y la tomé del brazo para evitar que cayera, aunque está ya en el suelo- de acuerdo -solté un suspiro, no tengo muchas ganas de esto pero ya solo tengo que dejarla dentro… ¿o dónde?- ¿traes tus llaves? Parece que tendré que llevarte a donde puedas recostarte, ¿tienes alguien en casa que te pueda ayudar a llegar a tu recámara o algo así? -me hinque sobre el pavimento frente a ella para hacer que subiera a mi espalda, será más rápido de esta forma- como sea, primero sube, te llevaré rápido dentro y ya podrás llamar alguien que se ocupe de ti -al menos es ligera, y comienzo a caminar sosteniéndola bien de los pies para evitar que se caiga. Solo espero que no le den nuevamente ganas de vomitar.

-No pasará- afirmo con seguridad, yo no comprendo muy bien como es que me ha pasado. No es que no me haya emborrachado antes, pero tal vez las primeras veces que no sabía medir, ahora no debería ser tan descuidada.
-No que va y no espero ganar su amor- seguro ahora sueno como una loca diciendo que no me rendiré porque no espero nada, así que me río -la gente enamorada es demasiado estúpida, si sigo aferrada a Leigh, se que nunca pasará nada, así yo no pongo real interés en otros hombres y entonces no me enamoraré - ni mis amistades mas íntimas conocen mi rechazo por el amor. Creo que al ser una persona tan alegre no imaginan algo así de mi. Pero yo recuerdo a mi madre, aun cuando era solo una niña, recuerdo lo que sufría por causa de mi padre. Mi familia es el claro ejemplo de como el amor solo causa dolor a las personas.

Rebusco entre mi ropa para encontrar las llaves y se las paso.
-Todos deben estar dormidos y sus habitaciones quedan algo lejos- hablo bajito, ni se porque, estamos apenas en el patio y nadie nos escucharía, pero al ir en su espalda hablar a su oido queda muy cómodo.
Mis brazos rodean su cuello buscando seguridad porque a cada paso que da siento que todo el mundo se mueve.
Al entrar a la casa señalo las escaleras.
-Subiendo a la derecha, mi habitación es la tercera puerta- vuelvo a hablar bajito, porque en la casa no se escucha mas que el ruido del segundero de aquel gran reloj.
Aunque mi mareo es demasiado, la verdad es que la espalda ancha de Ian se siente muy bien y termino cerrando mis ojos y respirando su aroma.
Al llegar al pasillo escucho con claridad unos pasos a demás de los nuestros. Lo sé, debe ser ella. Cierro mis ojos con fuerza por haber olvidado que papá está de viaje.
De alguna manera saco fuerza y me muevo para que el me baje de su espalda. Está subiendo la escalera, así que lo tomo de la mano y apoyando mi palma en la pared lo llego conmigo hasta mi habitación.
-escóndete, aquí- el es bastante grande para solo esconderlo así que lo empujo para que quede detrás de la puerta, ella nunca entra.
-mocosa- también está borracha, se le nota al hablar. Estoy por cerrar la puerta, pero ella ya ha llegado y me toma de la mano haciéndome soltar la manija.
-buenas noches señora- el solo verla me hace sentir como que borrachera se me ha bajado de golpe. Tiene esa mirada de odio que parece solo existir para mi.
-Eres igual a ella- sus palabras son escupidas con odio, yo solo miro el suelo y muerdo mi labio pues me duele un poco la manera en que toma mi muñeca.
Ella me odia tanto y su odio no es mas que el producto del amor que tiene a mi padre.
Yo no digo nada, ella solo me echa en cara lo mucho que me odia, diría que estoy acostumbrada pero esas cosas siguen doliendo.
Mi silencio parece enfurecerla más y siento ese impacto en mi rostro, que me hace girar la cabeza. Me siento aturdida que apenas y entiendo lo ultimo que me dice. Cosas sobre que es su casa y que yo no puedo hacer lo que quiera, me empuja y se encarga de cerrar la puerta y escucho como le coloca seguro desde afuera.

Estoy de pie frente a la puerta y aun lado está Ian. Levanto mi mirada para verlo y sonrío con mis ojos llorosos.
-olvidé que hoy papá no está. Ella se pone un poco triste cuando el sale de viaje- rápido limpio de mis ojos las lágrimas que humedecieron mis ojos.
Mi rostro me arde, ¿que tan fuerte me golpeo esta vez? Duele,  pero aun así no he llevado mi mano a mi rostro, solo trato de abrir la puerta pero solo fallo, y aunque se que no se abrirá yo lo sigo intentando como esperando un milagro.

Su lógica es algo extraña, porque al final pone interés en quien se supone sirve para evadir enamorarse. Y si fuera alguien que eventualmente le corresponderá supongo que estaría bien, pero ese tipo está muy colgado por su pareja.
[color:908c=00cc00]-La gente enamorada hace estupideces y es imprudente, pero no es taan malo amar a alguien. Obviamente siendo correspondido -nunca he experimentado el amor unilateral, por eso no le encuentro sentido a sus acciones.

Para nuestra suerte ella trae las llaves de su casa, y como es bastante obediente me hizo caso a todo lo que le pedí. Es para su beneficio y de negarse la más afectada sería ella, pero hay personas que se hacen del rogar en situaciones absurdas. Su carácter ayuda mucho a mi poca paciencia.
-Bueno… te acompañare hasta tu recámara entonces -tomé las llaves y caminé lento y con cuidado hasta la entrada de la casa. La verdad estoy un poco nervioso, no traería nada bueno el que alguien nos viera- entiendo -cuando entramos permanecí en silencio, la casa es bastante grande y mis pasos hacen eco, pero tal como ella ha dicho, todo está tan calmado.
De repente sentí un movimiento tosco y pensé que ella se había quedado dormida y estaba cayéndose, pero todo lo contrario, parece que recuperó un poco de fuerza y me llevó al cuarto que me había indicado antes.
-¿Qu-? -me quedé callado al escuchar una tercera persona. ¡Maldición, lo que faltaba! Me quedé quieto tras la puerta y algo fastidiado, si nos encuentran pensarán lo peor. Pero mi atención se dirige a las palabras de quien llegó, es una mujer y por la forma en que le habla, dudo que sea su madre. Las cosas que dice y la manera de expresarse hace que sienta incomodidad y molestia, no sé qué suceda pero dudo mucho que merezca que le hablen así. Mis ojos se clavaron en el interior de la recámara, sentí rabia, pero no puedo salir y decir algo, eso solo empeorará las cosas para ambos. Y repentinamente el sonido de un golpe me hace moverme un poco de mi sitio, mi pulso se aceleró extrañamente. No soy partidario de meterme en líos ajenos, pero es obvio que al presenciar una cosa así me sienta impotente por no poder detenerlo, esto es demasiado, y es que no merece tan mal trato por una simple escapada de casa, además ella no ha hecho un solo ruido desde que ella vino. ¿Es así siempre?
El portazo me pone nervioso, y aunque escuché el sonido de la llave por fuera, ver a esta chica en tan mal estado y aún así tratando de ser amable conmigo, me hace sentir muy mal.
-Parece que cerró con llave -me pare junto a ella y quité sus manos con cuidado para yo intentar abrir, pero como pensé, es inútil. Alejé mis manos de la manija, la mire de reojo sin saber qué hacer. Tengo muchas preguntas, pero no es pertinente- puedes llorar si quieres -mi expresión ya no luce tan fría, creo que todo lo contrario. No  me gusta consolar a los demás, pero aun así me acerque y la rodeé por los hombros y pegué su rostro a mi pecho poniendo mi mano detrás de su cabeza- olvida la puerta -sentí algo sumamente pesado, me recordó la manera en que a veces trataban a los chicos en el orfanato, en especial a ella . Las personas nobles y obedientes siempre se llevan la peor parte, por eso crecí siendo un poco rebelde. Apreté un poco mi abrazo, la violencia no es lo mío, pero agredir a alguien por descargar tus frustraciones es muy patético, de ser otras circunstancias me hubiera gustado devolverle el golpe.

-hay a quienes les funciona, tal vez un día me enamorare, pero por ahora prefiero solo tener una ilusión que no se hará real- hasta ahora mi determinación ha funcionado, y mi propósito es seguir así. La idea de enamorarme la rechazo y espero nunca cambiar eso.

-Si verdad- digo riendo cuando dice eso que ya sé, pero me siento tan afectada que intentar abrir la puerta es lo que me ayuda a no romper en llanto -No, yo estoy bien- no me gusta llorar, siempre me esfuerzo por soportar todo esto con una sonrisa, pero que el me abrace de esa manera me roba toda la fuerza que me quedaba. Ese dolor en mi garganta me hace soltar un quejido y las lágrimas comienzan salir, no de manera agresiva, solo poco a poco, pero cada una de ellas hace sentir aun mas débil. Me abrazo a Ian porque siento que mis piernas se quedan sin fuerza.

Solo pasan algunos minutos y comienzo a controlarme, y aun así es mucho mas de lo que suelo llorar. No es momento para ello, por mi culpa ahora Ian están atrapado aquí conmigo. Me comienzo a separar de el y limpio mi cara pero me quejo cuando mi mano toca mi mejilla, realmente me dio duro esta vez.
-Por mi culpa ahora estas encerrado - le comento apenada -abrirán temprano- no hay nada más que hacer a menos que el quiera romper la puerta aunque en esta situación supongo que tiene toda la razón de hacerlo -podemos esperar unas horas a que se duerma y entonces nadie escuchará si tiras la puerta- bromeo al respecto -o puedes dormir aquí, la cama es muy grande- aunque mi habitación es del mismo tamaño que la de Kajsa, yo nunca me he interesado en llegar mi habitación de cosas, solo tengo mi cama, un escritorio y una silla, un par de buros y mucho mucho espacio donde tengo un caballete y varios cuadros que he pintado.

Me quedé allí abrazándola mientras ella se calmaba. No tengo mucho que decirle porque no sé su situación y dudo que quiera hablarlo con un extraño, porque además de saber que ambos nos llevamos con Leigh y nuestros nombres, no tenemos nada sobre el otro.
Acaricié su cabello intentando darle un poco de consuelo, parece que la tiene complicada por aquí, sé que el yo estar aquí no cambiará cómo se siente, pero a veces cuando estás triste, un abrazo es un buen conforte.

-Eso parece -por un momento olvidé mi situación. Mi mayor temor es que alguien me vea, porque fuera de eso, no hay algo más por lo que deba preocuparme- ¿entonces…? -miro al rededor para ver si de casualidad puedo salir por la ventana, pero sería todavía peor si alguien me ve, y estamos en el segundo piso, es bastante grande la distancia de aquí al jardín- ¿no tendrás problemas con ella por la mañana? -pero además, ¿no es eso demasiado? No planeo tener hijos pero definitivamente encerrar a uno no creo que sea solución a nada, al contrario.
En medio de la molestia por la puerta cerrada y un poco de preocupación por ella, solté una risa. Es muy optimista para lo que le acaba de suceder- tal vez lo intente -bromeo un poco, y doy un muy largo suspiro. Ni siquiera vale la pena enojarme, ¿o sí? Puede que ni siquiera duerma por la preocupación que sus padres me encuentren aquí dentro- uhm… -oh, realmente es grande su cama pero… no me siento muy cómodo durmiendo con ella. Pero no hay nada más aquí donde pueda dormir, ¿el suelo? Peor panorama no puede haber- la verdad no me hace sentir muy cómodo dormir contigo. No es porque me desagrades, pero… siento como si estuviera haciendo algo malo -rasqué mi cabeza nervioso, no tengo ningún pensamiento lujurioso, pero si lo pienso a la inversa, no me gustaría que Sora estuviera en la misma situación- pero no se puede evitar. Por ahora, creo que deberías ir a cambiarte para dormir -su rostro sigue enrojecido, aún con la poca luz que se cuela por la ventana puedo notarlo- y deberías prender la luz, ¿no crees? -le di una palmadita en la cabeza y caminé alrededor de la habitación esperando que ella me dijera qué hacer, es muy amplia, pero tiene pocas cosas. Me acerqué a uno de los cuadros y me quedé viendo, están lindos, aunque yo no sé mucho sobre arte- ¿estás estudiando algo referente a pintura? -¿cuántos años tenía? Solo sé que es menor de edad… 18, 19… no recuerdo.

Sonrío por su respuesta, pareciera que ahora solo podemos señalar lo de la puerta porque no hay nada mas de que hablar. O bueno si, ¿Pero no seria muy incomodo? ni siquiera he hablado de esto con Kajsa, se que ella me defendería, pero no quiero hacer que madre e hija peleen. No quiero dar mas problemas a esta familia. Me han dado todo.
-No, ella suele ignorarme, hoy estaba tomada y por eso ha actuado así, ella ha sufrido mucho, así que lo entiendo- tener en tu casa a la hija que tu marido tuvo con otra mujer, eso es realmente muy cruel -Ohhh, adelante señor rudo, pero no dejes astillas por el suelo que me gusta caminar descalza- comento siguiendo su juego.
-vaya que lindo y decente- comento casi conmovida por lo que dice, pero dormir en el suelo sería incomodo y seguro se pasaría mucho frío -descuida, prometo respetarte- comento como si los roles clásicos se hubieran invertido y el fuera el que corre peligro de mi.
-pero si yo siempre duermo desnuda- luego de decir eso comienzo a reír, obviamente solo bromeo -broma, broma- no creo que haga falta aclararlo pero aun así lo hago. Camino hacia la puerta que es la habitación donde está el guardarropa, para Kajsa esta pequeña habitación apenas y le alcanza, pero mi, es demasiado grande y eso que tengo bastante ropa a mi parecer. Tomo lo primero que encuentro. No soy de tener lineas pijamas de seda y encaje como mi hermana, las mías son de algodón con figuras de animalitos.
-Junto a la cama- le indico para que encienda la luz.
Me encamino al baño ya con mis cosas pero me detengo en la puerta al escucharlo.
-no, solo es un pasatiempo- creo que si de algo me avergüenzo es de mostrar las cosas que pinto. Puedo modelar, puedo cantar completamente desafinada frente a la gente, bailar de manera ridícula, o hacer cualquier tontería, pero mis cuadros solo los ha visto Kajsa y nana. Pero ya he hecho pasar por mucho a Ian como para ponerme a decirle que no los vea.
Entro al baño, le abro a la regadera y mientras sale caliente me lavo los dientes. Me doy un baño rápido para quitarme el aroma a cigarro. Acerco la sudadera a mi nariz, creo que debería lavarla antes de regresársela. No tardo mucho en el baño, ni siquiera me he mirado al espejo, se que mi mejilla sigue roja y algo hinchada y prefiero no verlo. Salgo con mi pijama que es un pantalón y una blusa de tirantes, Kajsa dice que mi gusto es pésimo hasta en pijamas, pero es de lo más cómoda.
-te ofrecería algo para dormir pero no creo que te quede- me acerco a la cama mientras intento quitar el exceso de agua de mi cabello.

Levanté una ceja completamente confundido. Aun si fuera cierto no tiene derecho de agredirla, y entonces, si suele ignorarla quiere decir que estaba aguantando para un día por fin hacerlo, ¿no? Creo que lo pienso demasiado, no es mi asunto, pero es inevitable después de presenciar tan horrible escena. Y sin embargo ella parece recuperada, es una chica muy noble, desde hace un rato pienso que la forma obediente de ser no va con la imagen que me había hecho de ella, porque en verdad es una buena chica.

-Eres muy graciosa -dije sonriendo y con sarcasmo- diez años atrás lo hubiera hecho sin titubear, pero ahora soy un hombre de bien. Ya sabes, romper la puerta y dejar que me saltaras encima -me reí un poco y caminé junto a la cama para encender la luz. Luego me senté en su cama, es demasiado cómoda. Mi fabuloso fin de semana se convirtió casi en un trabajo de medio tiempo de niñera, bueno, no tan fabuloso, porque ver películas como si fuera yo un hombre sin vida social no es muy alentador que digamos- es cómoda -dije para mí mismo. Ella ha entrado a la ducha y yo me levanté a seguir explorando la habitación. No hay mucho que ver, pero tampoco por hacer.

No tiene posters o fotografías como l mayoría de las chicas, la verdad su cuarto es algo aburrido, hasta mi casa tiene unos cuántos arreglos, pero tampoco sé si ella está aquí por la fuerza.
Saqué mi celular del pantalón y escribí un mensaje a mi ahora no tan querido amigo, la verdad le cobraré caro esto, si sale todo bien por la mañana al menos un par de rondas de alcohol y una comida cara.
“Gracias a ti tendré que dormir en la misma cama que una chica diez años menor.” Inserté un ícono de una cara enojada y una mano haciendo una grosería, y luego lo puse sobre mi buró. Sora no me ha escrito aún, supongo que si llegó a casa estaba tan cansada que lo dejó para mañana. Ni siquiera sé si deba decirle lo que pasó hoy, es comprensible pero sigue siendo una situación incómoda. Aunque si no vuelvo a ver a la chica no hay necesidad de contarle.
-Oh, esta bien, no te preocupes -preferiría no dormir con pantalones pero obviamente no podré hacerlo- entonces… ¿yo dormiré de este lado? ¿De verdad nadie entrará por la mañana? -de solo pensarlo creo que no podré dormir nada, ahora me siento mucho más incómodo.