Cada vez [Karin]

Tomé un trago a mi café frío y dejé la taza junto a la computadora. Esta edición está siendo demasiado trabajosa, tanto que los últimos días ni siquiera he tomado mis horas de comida con tal de adelantar el trabajo. Pero ha sido un poco en vano, porque también dependo de un par de entrevistas, de las cuáles solo tengo una a la mano y el editor no sé qué diablos piensa para pasarme el resto.
Suspiré cansado y eché mi cabeza hacia atrás. Saqué mi teléfono y vi que Sora no había respondido mi mensaje. También tiene muchísimo trabajo y cuando termina es que se da el tiempo de contestar. Pero había respuesta por parte de Karin y sus mensajes raros. Generalmente le contesto en cuanto leo, que es casi al instante que ella lo manda. Pero le comenté que he tenido mucho trabajo estos días y por eso estos días no hemos hablado mucho.
Guardé mi teléfono, agarré la taza y mi bolso, y caminé hasta la pequeña cocina que tenemos en el piso. Tiré en contenido sobre el lavabo y enjuagué la taza, y luego me lavé las manos para ir a almorzar. Si ese idiota no termina el trabajo, no tengo yo por qué saltarme todas mis horas de comida.
Mientras bajaba por el elevador me tallé la sien, me duele la cabeza, creo que es porque últimamente no he comido bien. Y ahora no se me antoja mucho el pan con jamón que siempre compro, pero el restaurante más cercano… no se si me dé tiempo.

Al salir saqué de nuevo el celular para responder a Karin. Sé que ella comprende que estoy ocupado y no pasa nada incluso si no contesto, pero no puedo no hacerlo, me acostumbré un poco a hablar con ella casi a diario.
-Enana. ¿Qué haces acá? -me sorprendí al verla fuera esperando. A veces me embosca y me hace acompañarla por un rato, y sin querer termino cayendo en su juego y nos quedamos platicando por un largo rato.

Ropa:

Termino de guardar el bento que he preparado. Nunca había puesto especial interés en aprender a cocinar, pero la verdad es que algún día me gustaría sorprender a Aaren con un detalle como esto. De solo pensarlo mi cara arde, porque la idea me resulta muy vergonzosa.
El resultado no parece tan malo y nana dice que tengo un buen sazón, aunque no se si lo dice en serio o solo para no hacerme sentir mal. Luego de despedirme de ella salgo de la casa, a fuera ya me espera un auto que he mandado a pedir, no me gusta usar los choferes de la casa, prefiero pagar por los servicios que uso.
El hombre del auto me hace las preguntas de siempre, si quiero agua, música o alguna temperatura. Pero solo digo que no a todo. Miro mi celular, Ian por fin contesta, parece que anda muy ocupado, pero seguro necesita relajarse un rato y lo ayudaré con eso. Él se ha vuelto algo así como mi confidente, es mas accesible que Leigh, ese hombre me puede dejar en visto por días, y dar los peores consejos. Me río de solo recordarlo, pero al menos me alegra saber que ya tiene a alguien que lo aguante.



Al bajar del auto me coloco mis audífonos, suena El Vals de Kairo, se que pocas personas pueden imaginar la clase de música que escucho casi siempre. Disfruto mucho de la música instrumental. Supongo que tiene que ver con el hecho de que aprendí a tocar varios instrumentos tratando de complacer a la madre de Kajsa, pero nunca lo logré, lo único que me quedó fue el gusto por la música. A veces toco, pero no muy seguido, solo cuando en la escuela tengo la oportunidad de quedarme sola en el aula de música, creo que mi talento en esa área prefiero esconderlo del mundo.
Cuando veo a Ian, dejo caer la diadema hacia atrás para poder escucharlo. Sonrío por la manera en que me habla, pues siento que ese apodo que me ha puesto demuestra que somos amigos.
-Como trabajas tanto, pensé en premiarte con un poco de comida- le digo levantando la bolsa.

Karin:

bento:

Cogí la bolsa con la comida que me trajo y abrí la tapa de la esquinita para ver si era cierto.
-Ohh -se ve rico, y huele bien. Justamente pensaba en comer algo más sano que pan, así que me viene de maravilla- te echaría pero ya te has ganado tu pase de estadía -le revolví el cabello y comencé a caminar en dirección al parque que está a dos cuadras- entonces… ¿qué pasó? -ya sé que ella no vendría aquí simplemente para darme comida porque es una chica muy atenta. No es que sea mala persona, pero cualquiera lo haría por un interés de por medio y prefiero que sea porque quiere que la escuche a uno de índole romántico. Si ese fuera el caso, yo no podría verla más.

Llegamos al parque y me senté en una banca donde no pegara el sol. No es la primera vez que viene a buscarme al trabajo. Desde que la conocí me di cuenta que fácilmente confía en los demás, y como yo estaba un poco preocupado luego de ver esa forma tan fea en que la trataron, terminé cediendo y me convertí en su amigo, o algo así como un confidente.
-¡Está bueno! -me limpié la boca luego de probar su comida- eres buena, eh -le sonreí y le ofrecí uno de los pulpos de salchicha con los palillos, probablemente no ha comido tampoco.
No puedo quitarme esa imagen suya de cuando nos conocimos. Es una chiquilla fuerte, porque a pesar de contarme sobre sus dudas o problemas, no volvió a derrumbarse frente a mí. No lo deseo, pero también creo que se contiene. No la presionaré si ella no se siente lista, y por eso accedo a escucharla de vez en cuando.

Hago un puchero por lo que dice, y lo repito cuando revuelve mi cabello.
-No me despeines- me quejo tratando de arreglar lo que el pudo desarreglar en mi peinado. Parece que ya me conoce bastante bien, creo que me he vuelto un poco dependiente de su amistad, pero es que él es la única persona que sabe lo que pasa con la madre de Kajsa.
-Amm no es realmente nada, ¿no puedo buscarte por que te extraño?- bajo la mirada un poco desanimada, me siento un poco mal, creo que Ian debe pensar que soy un apersona muy egoísta al buscarlo cada que lo necesito -bueno… dentro de poco será la fiesta de compromiso de mi hermana, yo tengo que ir, aunque la verdad no quiero. Casi siempre evito ir a esa clase de eventos, pero creo que sería muy cruel dejarla sola ese día- Juego con una de mis coletas. Sé que estoy pensando demasiado en mi, y que Kajsa debería ser lo único que me importe porque se va a comprometer con alguien que no ama, pero es algo que ella a aceptado, ¿que puedo hacer yo? no lograré que cambie de parecer.

Ya le he contado la razón porque he venido y apenas estamos llegando al lugar que el ha escogido para comer. Me siento a su lado y lo miro tomar la caja en sus manos para abrirla. Miro curiosa su reacción y sonrío feliz de que le haya gustado lo que preparé. Abro la boca para probar una de las salchicas.
-Cierto, soy buena- digo con orgullo cuanto termino de masticar y tragar.
Mientras el come un poco más, yo saco mi celular, pues aunque me quité los audífonos cuando el apareció, no he quitado la música, así que detengo la lista de reproducción.
-¿Tú en mi lugar irías? no me gusta jugar a la familia ideal. Cuando era pequeña me esforcé mucho para ser adecuada como hija, pero nunca nada era suficiente, por eso ya no me esfuerzo, pero cuando me piden algo como esto, me siento obligada a obedecer. Es un día importante, pero un matrimonio arreglado, es tan absurdo, no puedo estar de acuerdo con ello. Por suerte al ser una bastarda no tienen esa clase de planes para mi, porque hacer eso significaría que soy una inversión, mientras no me vean de esa manera significa que podré ser libre cuando termine mis estudios- creo que no importa que tan mal pueda ser tratada, al final tengo esa libertad que Kajsa no puede tener.

Comencé a reír y me quite los lentes para guardarlos en mi bolso.
-Debo ser un encanto -le guiñé el ojo, pero al escucharla de nuevo me volví más serio.
Karin piensa mucho en esa familia suya que ni siquiera la trata como tal. Solamente su hermana al parecer, pero la madrastra es una asquerosa persona, y su padre es el típico estereotipo de macho que se dedica a proveer y ser paternal cuando se le da la gana- entonces no vayas -no soy bueno con los consejos, y las cosas que tienen que ver con la familia no son mi tema favorito, mucho menos esa clase de familias. Todavía me sorprende lo bien que nos llevamos.

Continué comiendo mientras ella me contaba sobre la dichosa fiesta y el cómo le disgusta también esa familia. No me lo dice tal cuál, pero obviamente no está conforme con la forma de ser de ellos. Es increíble que pese a todo sea tan sencilla. Supongo que también gracias a la actitud nefasta de aquella mujer y la indiferencia de su padre.
-Es una pregunta difícil -para mí lo más sencillo sería un “yo no iría”, pero ni siquiera tuve una familia, por eso no siento ese apego, obligación y agradecimiento que la mayoría sí- y tampoco te llames a ti misma de esa forma, ya te lo dije -le di un golpesito en la cabeza- puedes ir solo un rato si tan mal te hace sentir -me encogí de hombros y recargué mi brazo en lo ancho del respaldo- además, si tu hermana aceptó ese trato, es ahora su problema. Sé que la quieres y te preocupa, pero ya te dije que debes pensar en ti misma. Tu familia con o sin ti no cambiará su mentalidad, entonces mejor deja de preocuparte tanto -no tuve que mover mucho mi mano para alcanzar una de sus coletas y comenzar a jugar con ella. No pude evitar recordar la situación con Adrik, es un fastidio que en la actualidad usen ese método retrógrada- te diría que voy contigo pero es imposible -le sonreí, y luego me di cuenta de la absurda que fue mi idea y dejé de jugar con su cabello.
Karin es para mí como una hermana pequeña, más o menos. No puedo evitar preocuparme y hasta identificarme con ella, aunque obvio su carácter es más noble que el mío.
-Pero es bueno que no seas tú la que se debe casar -tomé otro bocado del bentou. Ni siquiera le he dado las gracias- ¿qué harías si eso pasara? Ya te imagino fugándote con tu novio para evitarlo -me reí y tapé el bentou- tengo sed, vamos a buscar algo de tomar. ¿Y no tienes calor con ese pelo? Te veías más mona con tu pelo corto -me gusta molestarla, es increíblemente paciente conmigo o mis bromas, aunque nunca he llegado a ofenderla.

Lo señalé mientras chasqueaba con mi lengua y hacia un guiño.
-Todo un príncipe encantador- digo juguetona.
Suelto una risita, porque para ian parece ser tan sencilla la respuesta, pero la verdad es que yo necesito más que solo un, no vayas.

Hago un gesto de falsa molestia por el golpesito que me da en la cabeza.
-Supongo que un rato es lo mejor- aun así muestro una expresión cansada de solo pensar en eso además esas fiestas son tan tediosas, la mayoría de las personas de mi edad solo van a presumir quien es mas que el otro- suspiro recordando toda esa pedantería que me cansa y por eso no me llevo con casi nadie de ese circulo social.
Lo miro y una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando hace aquella oferta.
-Oh jo jo, nada es imposible- digo con malicia -Tú irás conmigo a esa fiesta- declaro con seguridad.
Me río por esa idea de un matrimonio arreglado para mi.
-Ese caso es imposible- digo muy segura -ammm, ¿que haría? jajaja obvio no me fugaría. Sería un sueño cursi creer que podemos huir- si yo estuviera en un matrimonio arreglado, creo que como es mi costumbre, terminaría aceptando lo que la familia desea para mi -Pero eso es imposible, yo no tengo valor para un matrimonio, mi hermana heredará todo y por eso necesita un esposo que se haga cargo, yo no tengo derecho a nada de eso, así que a nadie le conviene un matrimonio conmigo- le explico un poco feliz de no tener derecho a ningún porcentaje de acciones -Ok vamos- de nuevo hago un gesto por lo que me dice -Por eso me lo pongo en coletas. Mi hermana necesitaba que lo tuviera largo para una pasarela. ¿De verdad crees que no se ve bien?- me río un poco nerviosa, acepté el cambio porque deseaba verme mas femenina y linda para Aaren, pero con lo que ha dicho Ian creo que tal vez tiene razón y el cabello largo es algo que solo queda en chicas delicadas como mi hermana.

No sé cómo soporta todo eso. De hecho no sé cómo funciona la cabeza de su madrastra. ¿No sería mejor pedirle que no vaya? Se harían un favor mutuo, pero creo que hay un límite para el poder de esa señora o no sé qué pase allí.
-¿Por eso siempre te fijas en hombres mayores? -me reí al recordar que andaba tras Leigh. Es también una forma de no poner el ambiente tan tenso, porque aunque para mí parezca un fastidio y le vea la solución más sencilla, si está aquí es porque seguramente le afecta.

Esperaba que ignorara mi propuesta, y me hice un poco el loco pero su cara delata que de hecho no pasó nada desapercibida.
-Mierda -susurré, y luego ella emocionada aseguró que la acompañaría. Ni siquiera me pregunta, pero qué diablos va a consultar si he sido yo el idiota de la idea- no, no, qué va a pensar la alta sociedad si llegan a verme contigo -dije con sarcasmo. Además no tengo en buen concepto esa clase de gente, la detesto. No hay nada bueno en ir excepto asegurar que nadie le haga daño. Aunque tampoco creo que podría hacer mucho si la mujer esa se pone loca- solo un par de horas -dije con seriedad- personalmente detesto esas cosas, así que solo será un par de horas, ¿de acuerdo? -ella no dejará de insistir si me retracto, y como siempre, terminaré cediendo hasta con sus condiciones. Mejor pongo las mías desde el inicio.

Hasta ella sabe que esa es una idea absurda, pero entonces, ¿está bien seguir lo que alguien más te dice? Es tu vida a fin de cuentas.
-Una inversión… -sigo sin entender cómo pueden llegar a eso. Pero al igual que la familia, el dinero no es mi prioridad o preservar mi linaje- qué bueno que no eres tú la que se debe casar, sino, ¿a quién le diré que pague mis helados? -le sonreí dando a entender que ella pagaría, pero de hecho cada uno paga lo suyo cuando nos vemos.
No tenemos citas, solo platicamos y compramos cosas simples como agua, un helado, o algo por el estilo. Y con Sora me acostumbré que la caballerosidad no es necesaria, así que si con mi novia somos totalmente independientes, mucho más con una extraña.
-¿Siempre haces todo lo que tu hermana quiere? -le agarré de nuevo sus coletas- te ves más niña con las coletitas -me reí más fuerte y le tomé por los hombros para que caminara más rápido, hace calor.
Cuando llegamos al kiosco, pedí una botella de agua y tomé unas pastillas de menta.
-Toma lo que quieras -le dije a ella- es por el bentou, estuvo rico -pagué nuestras cosas y caminé en otra dirección. Estoy un poco cansado, pero quedarme sentado al aire libre es un desperdicio, además estoy casi todo el día en esa posición- pero oye, yo no tengo ropa de etiqueta ni nada de eso -ahora que lo pienso, no será como ponerme un traje y ya- ¿me acompañaras a comprar ropa? -no pretendo que ella la pague- solo no me lleves a un sitio tan caro -le di un trago al agua y le tomé de la mano para irnos a sentar cerca de la fuente, ahí se siente más fresco.

Me rio por su comentario, supongo que es verdad que me gustan los hombres mayores, creo que nunca he salido con nadie de mi edad, Aaren también es mayor que yo, pero él tiene un aire maduro, aunque a veces es un poco infantil, pero ya no me importa, me gustan hasta esos detalles de él.
-si, por eso y porque son muy sensuales- levanto mis pulgares como indicando que eso es algo bueno.

Hago un gesto de asco cuando dice lo de la alta sociedad.
-ni siquiera nos van a notar, es el día de mi hermana. Y no te puedes echar para atrás- lo señalo acusadoramente y hago un gesto de reproche porque el mismo dijo que iría conmigo y ahora dice que no -Solo un par de horas- repito aceptando su condición, incluso extiendo mi mano como para cerrar un trato.

[color:c9c6=9900ff]-¿a mi prometido? seguro tendría dinero para pagar tus helados- me río porque no deja de parecer algo demasiado irreal -siempre hago todo lo que mi familia quiere, pero solo con Kajsa lo hago con gusto. Ella me defendía siempre de su mamá, es mi mejor amiga- sonrío feliz de pensar en ella, creo que si no fuera por Kajsa yo habría buscado una salida fácil de todo -mmm, pues no me interesa verme mayor- me encojo de hombros tratando de sonar a que no me importa lo que dice, aunque creo que un poco si lo ha hecho.

Miro las cosas que hay, y tomo goma de mascar sabor hierva buena.
-mmm, yo me encargo de eso, será como en esas películas americanas. Llegaras a tu casa y habrá una caja blanca con un hermoso traje para que lleves ese día- me comienzo a reír por imaginar una película así, donde en lugar de la dulce e inocente joven, sea el hombre el que recibe los regalos -bueno si quieres vamos a comprar. ¿Cuando puedes?- la idea de comprar no me gusta tanto, Kajsa siempre me arrastraba a ese tipo de actividades, pero por suerte desde que tiene a esa amistad… nueva en su vida, ya no me obliga a acompañarla.

Suspiré y le dije que sí con la mano. Eso me pasa por abrir la boca. No, más bien por seguir frecuentando esta chica. Ya tuve problemas con este tipo de gente, y aunque la relación es distinta, no quisiera involucrarme otra vez en ese ambiente. Pero aquí estoy, dedicando mi hora de comida a ella y sus problemas, en lugar de ir e intentar llamar a Sora.

Me reí por su idea loca y tonta. Obviamente dejaríamos de hablar si eso pasara, porque como ella menciona, es obediente a pesar de todo, y yo no quiero perder mi estilo de vida otra vez.
-Eres muy obediente, pero también muy rebelde. Eres un poquito rara -cuando la conocí pensé que era la típica niña rica y caprichosa que piensa que el mundo debe servirle, tenía miedo porque era semejante a Adrik. Fue bueno darme cuenta que solo la estaba juzgando por su condición económica, o de lo contrario ella no tendría con quién hablar sus problemas, ni yo con quien distraerme.
-Eso suena menos pesado que ir de compras. ¿Entonces serás algo así como mi príncipe y me invitarás a bailar? -seguimos caminando hasta que localicé una banquita. Creo que no le incomoda que le tome la mano, de hecho es muy confianzuda, y a mí eso me causa conflicto en ocasiones. No odio que me abrace o tome la mano, pero tengo pareja, y no quisiera que Sora fuera así con otro hombre- podemos ir… ¿cuándo es esa fiesta? ¿Y tu madrastra no preguntará nada? -me metí un dulce de menta a la boca. No sé ni la excusa que le diré a Sora, bien puedo decirle la verdad, ¿pero no sería raro? Yo con una chica casi diez años mayor en una fiesta de alta sociedad porque su familia es mala con ella… Además las cosas que Karin comparte conmigo jamás las diría a nadie, ni siquiera a Sora. No tengo ningún derecho- pero bueno, está solucionado, más o menos -le pasé el brazo por los hombros- ¿cómo te sientes? ¿No ha pasado algo más? -creo que lo que más me preocupa es si esa mujer la ha vuelto a agredir físicamente, o dicho esas cosas horribles.

-soy la mezcla perfecta entre el bien y el mal- culmino mis palabras con una risita divertida por eso, se que puede parecer imposible de creer que yo sea una chica que obedece a su familia. Todo lo que me piden lo hago, pero ese toque rebelde se debe a que me ponen muy poca atención, tengo demasiada libertad, así que por eso pareciera que soy una chica rebelde.
-claro que si mi bella princesa- guiño un ojo y de nuevo comienzo a reír.

Cuando llegamos ala banca, me siento y suelto su mano para buscar abrir el paquetito de goma de mascar para una pieza y meterla en mi boca.
-Creo que es la próxima semana- digo sin nada de certeza en mi respuesta -no, ella es muy linda cuando estamos en público, la madre y esposa ideal- trato de transmitirle que digo la verdad con una sonrisa, pero el ya conoció el lado no tan bueno de ella, así que dudo que lo pueda engañar.
Me giro un poco para mirarlo, él me hace sentir que alguien se preocupa por mi. No me gusta compartir nada sobre mi familia, Aaren solo sabe que tengo unos padres demasiado permisivos y que tengo una hermana a quien quiero mucho, pero nunca hablo más detalles, tampoco me quejo de las cosas que pueden pasar en casa. Ian es la única persona con quien he tenido esta clase de confianza -Pero fuera de eso no me ha pasado nada más, mi vida es un poco aburrida- me encojo de hombros para que vea que todo está bien.
- Amm, pues bien. Oh si, me lastimé un poco los dedos tocando el violín el otro día- le extiendo mi mano para que pueda ver mis dedos, al menos en mi dedo anular se ve como una pequeña capa de mi yema se abrio un poco por culpa de las cuerdas. Los demás solo están sensibles, pero no se les ve mayor daño -ya no tengo callos- miro mis dedos con una sonrisa, pues me siento bien de haber podido tocar un poco, tanto que ignoré un poco el dolor en mis dedos al estar tocando.

Hice una mueca de desagrado y suspiré. ¿No es demasiado próxima la fecha?
-Pudiste decirme antes -suspiré. Aunque ella no sabía que me ofrecería a acompañarla- debes avisarme lo más pronto posible la fecha y hora exacta, soy un hombre ocupado, sabes. ¿Es por la noche? -esas cosas son tarde, ¿no? De ser así no es mucho problema, excepto por el detalle que el ambiente no me gusta, pero si ella estará ahí seguro el tiempo se pasa rápido- en una escala del uno al diez, ¿qué tan formal es? -empieza a darme un poco de miedo esto. Aunque sé que nadie me prestará atención, pero ese tipo de gente no me gusta, y también está el detalle que no luzco como un ciudadano promedio. Aunque seguro hay mucho extranjero importante ahí.

Le sonreí y llevé mi mano a su cachete para pellizcarlo despacio.
-Me alegra oírlo -no sé si ella es así de abierta con todo el mundo, a sus palabras parece que no y hemos tomado confianza con el otro. Al menos en nuestro trato, porque yo no he hablado con ella sobre mi vida, solo sabe a grandes rasgos que tengo un trabajo, una linda novia y que vivo solo- ¿tocas violín? Ohh… -me incliné un poco para ver su mano- no veo nada -aunque parece que más que quejarse, se siente orgullosa. Me gusta verla feliz, en días como hoy se siente tranquilo todo. No me gusta cuando viene con una cara triste o esa expresión de que ha aguantado tanto, porque además de escucharla, no puedo hacer nada- ¿te gusta mucho lo artístico, cierto? -le gusta pintar, y lo hace muy bien. No soy crítico de arte pero definitivamente es buena. Y ahora esto. Es bueno saber que ella no tendrá que someterse a un matrimonio arreglado, o estudiar lo que sus padres quieran para poder heredar algo- eso me recuerda… ya casi entras a la universidad, ¿a qué ingresarás? -tal vez cuando eso sea no la vea tan seguido, es normal para los de nuevo ingreso. Estaré un poco solo, Leigh está más ocupado últimamente, y la gente del trabajo pues la veo a diario. Aunque siempre podemos mandarnos mensajes.

Lo miro con una expresión escéptica, y aprieto un poco mis labios.
-Tarde noche, al rato que llegue a casa te mando el día y hora exacta, y la dirección… todo, para que hagas un espacio en tu ocupadísima agenda- juego un poco con mi cabello mientras él pregunta mas sobre la fiesta -ammmm, siete, ¿tal vez ocho?- seguro mi hermana usará un hermoso y grandioso vestido, pero tu podrías ir así como vienes hoy y no habría problema, eres guapo así que no se fijaran tanto en tu ropa mientras te veas bien-[/color] solo digo la verdad, puede que si, todo se trate de quien tiene más o quien es más, pero cuando alguien es guapo, esas cosas se olvidan con facilidad.

-¡Oye!- le reclamo tallando mi cara, no me ha dolido ni un poco, pero no me gusta que tenga esos gestos conmigo, me trata como una niña, ni siquiera Leigh me trataba tanto así.
-ah… si- me comporto extrañamente tímida al darme cuenta que le hable sobre eso sin darme cuenta -aprendí porque cada clase a la que mandaban a mi hermana, yo también tenía que ir, aunque me gustan, no las practico tanto, solo la pintura- una sonrisa rota aparece en mi rostro, yo descubrí lo mucho que me gustaban las artes, y me esforcé por ser buena en todo ello, porque era algo que la madre de Kajsa consideraba adecuado para una señorita de clase alta, pero nunca pude complacerla en ningún aspecto, cualquier cosa en la que era mejor que Kajsa, se volvía del desagrado de esa mujer, por eso es mejor no demostrar muchas cosas que me gustan o en las que soy buena -no lo he pensado, me cuesta mucho pensar en el futuro- admito riendo -tal vez en lugar de estudiar me ponga a trabajar- me encojo de hombros recordando esas ofertas que he recibido para modelar de manera mas profesional y no solo para mi hermana.

-De acuerdo -supongo que solo llevaré lo mejor que tenga. Es que todo esto suena demasiado formal para mí. Tal vez ella está acostumbrada de algún modo, pero yo evito todo ese tipo de situaciones.

Me reí de ella y le piqué la mejilla de nuevo.
-No te enojes, enana -me gusta molestarla, siento que se ve linda cómo reacciona, diferente de su imagen general- ¿por qué no? Si te gusta tanto como para tener callos en las manos, deberías tocar más seguido -de nuevo pone una carita triste. No conozco a su hermana pero casi todo gira entorno a eso, incluso la actitud molesta de la madrastra tiene que ver y me incomoda- de todos modos, me gustaría escucharte algún día, ¿puedo? -regularmente no soy la clase de persona que motiva a los demás. Con ella creo que me sale demasiado ese impulso por cuidarla y animarla, porque con el resto me mantengo al margen respecto a sus decisiones- ¿nada? -me parece raro que siendo tan apasionada con la pintura como su cuarto lo reflejó, ella diga que no tiene nada en claro- ¿en qué planeas trabajar? -pregunté curioso- creo que eres buena pintando, y dices que tocas el violín, por eso pensé que estudiarías algo relacionado -al final es su decisión, y si es feliz con ello está bien. Pero como ha dicho, es una niña obediente a pesar de todo, no me gustaría que eligiera algo solo por no causar problemas o complacer a esa gente.
Agarré la botella de agua para dar otro trago, mi dulce de menta se ha derretido hace rato. De nuevo me involucro demasiado, solo debería dejar que ella haga lo que crea conveniente sin intentar convencerla de que su persona es primero. Soy fiel a mi manera de pensar, pero los demás tienen su propia perspectiva.
-En fin, lo que elijas espero que te vaya bien. Y,  ¿no se supone que estás muy ocupada con tus exámenes? -la miré y noté que una pequeña hoja se había enredado en su cabello a la altura de sus ojos. Me acerqué para retirarla, creo que desde la vez que la conocí no la tenía tan cerca- y aún así andas acá vagando -sostuve la hoja entre mis dedos y se la mostré con una sonrisa.

Infle mis cachetes porque el vuelve a jugar y los cubro con mis manos de forma sobre protectora. Cuando termina por decirme enana lo fulmino con la mirada. No me molesta el apodo, solo a veces se junta ese apodo y la manera en que me trata. Me hace sentir realmente como una niña, aunque creo que la manera en que suelo reaccionar con él, es muy infantil. No soy la Karin sensual y coqueta que suelo ser con Aaren, o la segura y desinhibida que muestro al mundo.
-Pues no juegues con mis mejillas, sabes que no me gusta- reclamo haciendo un puchero.

-No, para nada, me duelen porque no tengo callos. Solo lo hago cuando tengo oportunidad en la escuela- podría tocar el piano en casa, pero eso parece tan inadecuado, porque mi existencia en ella se resume a puro silencio -oh, hace mucho que no toco frente a nadie, podría ponerme nerviosa- me rio un poco insegura por esa idea, pero supongo que si es Ian, está bien -lo haré algún día, lo prometo- digo sin mucha convicción, pero realmente espero poder hacerlo alguna vez.

-He recibido ofertas para modelar, parece que soy buena en eso- juego con mis manos, no puedo levantar la mirada, no se porqué pero no quiero imaginar la cara que pone cuando digo eso, parece que me da un poco de miedo decepcionarlo -No soy buena pintando, solo se hacer paisajes, y la música, no se que instrumento me gusta más, creo que no podría elegir - no esperaba hablar sobre un tema como este. El futuro me asusta un poco.
Voy a contestar aquello sobre los éxamenes pero el se acerca de repente, y yo solo me quedo quieta mirándolo. El me enseña una hoja que parece había en mi cabello y yo muerdo mi labio, me siento una tonta, pero muy tonta, ¿realmente pensé que me iba a besar? ¿por que iba a esperar algo así de él? obviamente es una tontería.
-Ah, una hoja- digo estirando mi mano para quitarla de sus dedos y tomarla. No es como que Ian me guste, o sea, es guapo, pero no es que eso me influya. Supongo que solo parecía que se acercaba demasiado como cuando alguien intenta besarme, si, eso fue, no es que yo esté interesada en que eso pase.
-¿y como van las cosas en tu trabajo? ¿y con tu novia? ¿como está Leigh?- suelto las preguntas de golpe intentando solo hablar de algo para alejar esas quimeras de mi cabeza. Incluso me he olvidado de responder a lo de los éxamenes.

Dejé de molestarla solo para que no se enojara conmigo. Creo que a veces me paso en mi trato con ella, me detengo a pensar que no es bueno tomarme muchas confianzas, y después solo me da por tratarla como una pequeña. Pero es la forma en que evito sentirme culpable por pasar mucho tiempo con ella o hablar tanto, últimamente la veo más de lo que veo a Sora.

-Más a favor de mi conclusión, ¿no crees? -sonreí feliz cuando dijo que me dejaría escucharla. No es que me urja comprobar su talento, pero tengo curiosidad- ¿tú, ponerte nerviosa? -pregunté riendo. Es difícil pensar en ella siendo tímida- ahora más ganas tengo de escucharte -como pensé, molestarla es la forma en que puedo ser con ella. Ya sea disimulada o directamente, pero así entre bromas todo es menos tedioso- modelar… oh -entonces tendría más oportunidad de ver a Leigh, aunque seguro ella lo sabe. ¿Habrá influído en su decisión?- eres muy bonita, ¿me seguirás hablando si te vuelves famosa? -me reí por la posibilidad. Leigh por ejemplo, no ha cambiado nada. Conmigo se comporta igual que siempre, solo ha añadido anécdotas a las pláticas.
Y de nuevo salió con que no es buena. Es raro pensar que ella se exprese así de sí misma, porque se le ve tan segura por fuera. Solo suspiré. Me frustra que no reconozca sus virtudes, y no hablo de su físico nada más, sino de lo que puede hacer o incluso esas cosas que le gustan.
-Sí, la tenías atorada -señalé el lugar donde estaba- mi trabajo bien, estoy muy ocupado estos días pero te acostumbras -hice una cara de decepción. No odio mi trabajo, al menos no la mayoría del tiempo, en temporadas como esta quiero dejar todo y regresar a América, pero obviamente no lo haré- mi relación también, aunque no he visto a Sora estos días, pero nos escribimos seguido -tampoco hablo mucho de ella con Karin, es incómodo- pues bien, creo. Ambos estamos ocupados, no hemos salido  últimamente porque los días libres él se los dedica a su pareja, y yo pues me quedo en casa -me río porque suena algo deprimente, pero disfruto de mi tranquilidad, además con tanto trabajo, dormir todo un día no suena mal- ah, y verte a ti, creo que te he visto más seguido que a Leih, ¿puedes creerlo? Me siento abandonado -me quejé y luego saqué otra menta del empaque para llevarla a mi boca- ¿quieres? -tomé su mano para poner el paquete sobre esta y agarrara si quería- tienes manos pequeñas y suavesitas -dije midiendo nuestras manos.