Cada vez [Karin]

Recuerdo del primer mensaje :

Tomé un trago a mi café frío y dejé la taza junto a la computadora. Esta edición está siendo demasiado trabajosa, tanto que los últimos días ni siquiera he tomado mis horas de comida con tal de adelantar el trabajo. Pero ha sido un poco en vano, porque también dependo de un par de entrevistas, de las cuáles solo tengo una a la mano y el editor no sé qué diablos piensa para pasarme el resto.
Suspiré cansado y eché mi cabeza hacia atrás. Saqué mi teléfono y vi que Sora no había respondido mi mensaje. También tiene muchísimo trabajo y cuando termina es que se da el tiempo de contestar. Pero había respuesta por parte de Karin y sus mensajes raros. Generalmente le contesto en cuanto leo, que es casi al instante que ella lo manda. Pero le comenté que he tenido mucho trabajo estos días y por eso estos días no hemos hablado mucho.
Guardé mi teléfono, agarré la taza y mi bolso, y caminé hasta la pequeña cocina que tenemos en el piso. Tiré en contenido sobre el lavabo y enjuagué la taza, y luego me lavé las manos para ir a almorzar. Si ese idiota no termina el trabajo, no tengo yo por qué saltarme todas mis horas de comida.
Mientras bajaba por el elevador me tallé la sien, me duele la cabeza, creo que es porque últimamente no he comido bien. Y ahora no se me antoja mucho el pan con jamón que siempre compro, pero el restaurante más cercano… no se si me dé tiempo.

Al salir saqué de nuevo el celular para responder a Karin. Sé que ella comprende que estoy ocupado y no pasa nada incluso si no contesto, pero no puedo no hacerlo, me acostumbré un poco a hablar con ella casi a diario.
-Enana. ¿Qué haces acá? -me sorprendí al verla fuera esperando. A veces me embosca y me hace acompañarla por un rato, y sin querer termino cayendo en su juego y nos quedamos platicando por un largo rato.

Ropa:

Solo me encojo de hombros, es como de esas cosas que tal vez resultan obvias, pero aun así no tienes el valor. de aceptarlo en voz alta. Me río cuando el lo hace por eso de estar nerviosa. Es una de mis caras que pocas personas conocen, de hecho a el día de hoy, ya no me muestro así con nadie, pero Ian siempre es una excepción a toda regla en mi vida.
-Lo pides aunque no sabes si quiera si toco bien o no, puede que sea la persona con el peor sentido musical que existe, y escucharme es mas una tortura a los oídos. Pero ya que te quieres arriesgar- levanté las manos como desligándome de su mala elección.

-¿Eh? - que él diga cosas como que soy bonita, no es algo normal, así que no me esperaba escuchar palabras así de él, creo que por la falta de costumbre me siento un poco rara cuando lo dice, respiro para calmar esa sensación - Nunca dejaría de hablarte, aunque no seas mentiroso, en el fondo tu preferirías que lo hiciera- lo señalo de manera acusadora. Se que nuestra amistad ha sido una cosa fortuita, y más que nada se debe a que yo me he metido en su vida sin permiso.

Asiento cuando dice lo de la hoja. Soy una chica que se fija con mucha facilidad en los hombres apuestos, por eso nunca he tenido relaciones largas o prefería las cosas casuales, pero desde que estoy con Aaren, he perdido un poco el interés en otras personas, y desde entonces hoy es la primera vez que otro hombre me altera.
Ian comienza a contestar mis preguntas, al menos no se ha dado cuenta de mi pequeños momentos de tontería donde me ha puesto nerviosa. Él, es mi amigo, y eso ahora lo atesoro mucho más que solo algo físico, Ian es demasiado importante como para darme el lujo de perderlo.
-Que aburrida suena tu vida, ¿debería hacerte salir más?- pregunto como si aquello fuera un reto -Bueno, pues tienes suerte de que yo no te haya abandonado- me quedo callada cuando el toma mi mano y miro como deja el paquete de mentas en mi mano y bajo la mirada cuando vuelve a decir algo que no es para molestar -¿Pequeñas como de niña y suaves como de bebé?- le miro acusadora como buscando alguna de sus típicas formas de molestarme, ahora necesito que solo lo haga, que diga que eso ha sido un mal aplicado intento de molestarme, por eso busco que solo lo aclare. Mientras espero su respuesta, comienzo a sacar una de las mentas y la meto a mi boca en un pequeño lanzamiento, ni sé porque lo he hecho, yo odio el sabor de la menta.
El contacto nunca me ha incomodado, pero no sé por qué ahora, aunque no es del todo incomodo, es raro, y el esta midiendo nuestras manos. Los amigos no deben sentirse raros por algún contacto, eso define que somos amigos, que no nos incomoda tocarnos porque no significa nada. Tal vez estoy afectada por lo de mi hermana, no puedo dejar de pensar cuando llegará el momento en que Aaren me dirá que debemos alejarnos porque se debe casar, si, seguro que eso me tiene un poco más preocupada de lo normal y eso, ¿me hace mas consiente del atractivo de Ian? que basura, ni siquiera se como inventarme una excusa creíble para esto.
¡Listo! para dejar de sentirme un poco tonta, mejor actuaré como siempre, sino le doy importancia, entonces dejaré de sentirme afectada.
Giro ligeramente mi mano y entrelazo mis dedos con su mano haciendo un poco de fuerza para que no se pueda soltar con facilidad y acerco mi rostro al suyo con esa mirada acusadora que tonto uso por causa de sus bromas. con mi otra mano, he dejado la hoja  y el paquete de mentas en la banca y paso los dedos por debajo de su fleco para tocar su frente.
-¿estás enfermo? - lo miro fijamente a los ojos con bastante preocupación.

Solo sonreí por su intento por persuadirme. ¿Realmente alguien se arrepentiría con escuchar eso? Claro que no. Además es peor quedarse con la duda. Pero si le digo eso solo parecerá que le quiero llevar la contra otra vez.

Fruncí el ceño molesto. Es verdad que la primera vez fue una total molestia, o la segunda y la tercera. Pero poco a poco me acostumbré a tenerla cerca. Si no quisiera verla simplemente me negaría y ya. Creo que empezó todo por empatía, pero ahora hasta puedo decir que la considero mi amiga. Ella me tiene mucha confianza, y más que nadie sé que eso es complicado de lograr. Tal vez porque me siento identificado un poco con ella es que me gusta pasar tiempo juntos. Aunque no sé exactamente en qué, nuestras vidas son distintas.
-Claro que no, ahora que sé que sabes cocinar, menos. Te haré traerme el bentou -no sé porqué no le he dicho que tiene razón, o que está equivocada. Nos acostumbramos a tratarnos así. De repente muy serios y a la siguiente plática ya todo es un chiste.

-Bueno, discúlpame por ser un adulto promedio -me quejé- por favor, o terminaré suicidándome en el monte Fuji -bromeé- además ya dijiste que no lo harías, así que te ataré por mucho tiempo. Al menos tú no me haces a un lado por tu novio -creo que hasta yo elegiría a mi pareja, pero Sora no es como cualquier chica que ponga su relación por encima de todo. Estoy bien con ello, pero a veces me gustaría pasar más tiempo juntos, porque siento como si hubiera un hueco entre nosotros.
Me confundí cuando me miró de esa forma, y por alguna razón me reí porque esta vez no pensaba en eso, solo era un comentario al azar.
-No, como de una chica -he conocido incluso hombres que tienen la piel suave, pero la mayoría de las chicas cuida mucho eso y por eso es más tersa al tacto- es más pequeña porque no eres muy alta. Además las mujeres con manos grandes no son muy frecuentes. No en este lado del mundo -continué jugando con nuestras manos y me sentí feliz de ver que había aceptado el dulce. Pero ese repentino movimiento que incluso me impide soltarla, me tomó desprevenido y hasta me asustó un poco. Mi espalda se hizo hacia atrás hasta tocar el respaldo, porque ella comenzó a acercarse mucho.
-¿Qué? -no encuentro qué tenga que ver ahora eso- ¿tengo fiebre o algo? -estoy viendo hacia arriba, porque no sino terminaré mirándola a ella- ¿será que trabajo demasiado? -pero no tardé en mirarla a los ojos. Si yo fuera diez años más joven, no dudaría en tomarla del mentón y besarla, pero ahora solo sonreí. La diferencia entre ahora y el pasado, es que al menos controlo mis acciones. Pero si he pensado eso, entonces quiere decir que en el fondo sigo siendo el mismo.
-¿No eres tú la que está enferma? Por la fiesta y todo ese embrollo con tu familia -quité su mano y pegué mi frente a la suya- parece que estás bien -puedo decir que solo quiero molestarla, pero mi cara luce seria, ¿cómo justifico eso?

-Bueno, bueno, te traeré cosas deliciosas siempre que venga a verte- hago un guiño más por costumbre que por otra cosa.
Lo miro un poco severa por su bromita del suicidio, incluso le doy un golpecito en el hombro.
-Bien adulto promedio, me esforzaré para que no tengas un final trágico- arrugo un poco la nariz cuando menciona eso del novio y niego un poco -No es mi novio, solo salimos- de manera exclusiva desde hace un tiempo, pero no hace falta contar eso a Ian. Yo solo no quiero llegar a tener en mi cabeza la idea de que Aaren y yo somos algo más formal. Lo quiero, tal vez es de los chicos que más me han gustado, tiene una personalidad rara, pero es agradable verlo experimentar cosas nuevas, y me gusta compartir esos momentos con él, pero aunque él me lo pidió, no puede ser. Me siento tonta de que la primera persona que me gusta más de lo normal como para no salir con nadie más; es alguien que no puedo tener -Además tú me soportas incluso borracha, ¿como iba a hacerte a un lado? - creo que tal vez algún día debería agradecer a Leigh, ya que sin él, no podría haber conocido a Ian.

Debió solo seguir con la broma, decir como siempre que soy una niña. Hace un rato pedía que dejara de bromear y ahora es casi una necesidad que lo haga. Incluso juego con nuestras manos, y yo solo miro como lo hace, ¿por que me pecho se acelera? se supone que solo es Aaren la persona que me gusta. No sé como sentirme sobre esto, ¿debería alegrarme? esto significa que tal vez lo mío por Aaren no es tan fuerte como pensaba, que tal vez cuando terminemos no dolerá tanto, pero, la idea de que la persona que me haga sentir esto sea Ian no me gusta, debería ser cualquier persona menos él, porque es la única persona a quien no podría decirle abiertamente que me gusta.
Él retrocede, pero yo avanzo en la misma medida.
-No, parece que no tienes- debo actuar como si esto no importara, tenerlo cerca debe ser algo que no me afecte.
Si, creo que si puedo, no es tan complicado, estamos muy cerca y me siento con suficiente calma. Sería grandioso que él no me hubiera mirado. Me quedé prendada de su mirada, no había notado el lindo color de sus ojos y un pequeño ardor se comienza a sentir en mis mejillas. ¡Aléjate! me digo tratando de salir del trance en que su mirada me ha dejado, comienzo a alejarme, pero apenas me he movido un poco, él, ya ha quitado mi mano de su frente, y hace que nuestras frentes se junten. Está tan cerca que ya no puedo verlo con claridad. Cuando habla siento el aroma a menta chocando contra mi cara. Odio la mente, pero en este momento ni el sabor de ella en mi boca, ni el aroma que sale de la boca de Ian al hablar me parecen ni un poco molestos.
-¡claro que estoy bien!- protesto cerrando mis ojos con fuerza y bajo la cabeza buscando romper el contacto con sus ojos. Siento como mi frente golpea el puente de su nariz, levanto la cabeza rápido para mirar el daño que le he hecho -Oh por dios… Ian lo siento- no sé que hacer ahora, estoy preocupada por si lo he lastimado mucho, me siento demasiado torpe. ¡Yo nunca he sido así! -Ian, perdón- me vuelvo a acercar a él, mi preocupación me hace olvidar un poco todo lo demás que me estaba volviendo loca, incluso ignoro ese calor que siento en mis mejillas desde que nuestros ojos se encontraron.

Me tallé el brazo mientras reía, obviamente no  ha dolido nada, pero eso de hacer drama es lo que tengo con ella.
-Gracias -fui honesto al agradecerle, es lindo que alguien se preocupe por mí. No soy de los que desea muchos amigos pero Karin es especial, ya la admití como tal en mi vida y por eso me gusta que se preocupe por mí. Me causa una especie de conflicto por la cuestión de la culpa, pero sigue alegrándome días estresantes como hoy, eso hacen los amigos después de todo- te soporto todo, ¿no soy un hombre maravilloso? -me reí. Eso fue demasiado, hasta me avergüenzo por haberlo dicho porque podría malinterpretarse.

No sé cuánto tiempo nos miramos. Fue una experiencia extraña, como saber algo pero intentar ignorarlo. No sé qué tipo de atracción sea, no necesariamente debe ser romántica. Entre las personas hay más que solo tres tipos de relaciones, igual y nosotros no encajamos en amigos, familia ni amantes, puede ser eso, sí, tal vez.
Estaba por decir algo más pero sentí un golpe punzante en mi nariz. Me quejé y de inmediato me alejé y llevé mis manos a mi cara.
-Dios -es un dolor agudo, pero momentáneo. Y mantuve los ojos cerrados por un rato esperando que se pasara, aunque no recordaba que doliera tanto- ajá -dije moviendo la mano en señal que no pasaba nada, y por fin levanté la cara y abrí los ojos, aún tallando mi nariz. No tengo rastro de sangre, así que supongo que no fue más que algo superficial- sí que eres una cabeza dura -dije entre riendo y soltando un quejido por el dolor- estoy bien, fue un accidente -poco a poco me calmé, pero todavía dejé una de mis manos tallando la zona donde me pegó.
Ese fue un golpe duro a la realidad, porque sino, creo que yo la habría besado. Empezaba a sentirme más que curioso. Realmente sentí un deseo momentáneo.
-Ya está bien -dije soltando mi nariz, aunque la verdad todavía duele, pero menos. Tomé su cara con ambas manos para que me mirara, luce arrepentida, y eso me hizo sonreír. Pero también me di cuenta que no era para nada instantáneo el deseo- eres un arma letal andando -bromeé para que se relajara. Solté su cara y me alejé un poco, debería dejar de salir más con ella que con Sora.

Me río por ese desborde de seguridad en sus palabras. Levanto mis pulgares para que pueda verlos.
-eres el mejor- puede parecer un tonto juego, pero realmente lo considero un buen hombre en muchos sentidos.

Lo veo cubrirse con sus manos, y trata de decirme que está bien, pero no lo parece. ¿Pero que me ha pasado? ni siquiera con Aaren he actuado de esta manera, siempre he sido una persona muy segura que no se deja intimidar.
Pero parece no estar tan mal si tiene todavía energía para bromear al respecto.
-Si, fue un accidenten pero aun así lo siento- me siento más apenada porque esto no debería pasarme, con nadie, jamás. Me he esforzado mucho para no ser esta clase de persona.
Siento como toma mi cara entre sus manos y dice esas palabras, de nuevo está bromeando.
-Ja, Ja, que gracioso- giro un poco mis ojos hacia la derecha para evitar que nuestras miradas se crucen, pero por suerte el me suelta -Oye, ni te saqué sangre, así que deja de exagerar- refunfuño cruzándome de brazos, me levanto de la banca, necesito moverme. No voy a actuar como una chica tonta. Me giro y me paro frente a él -te voy a curar- mi voz suena mas amenazante que amable y preocupada. Así como el ha tomado mi cara entre sus manos yo hago lo mismo con la de él y me acerco para dar un beso en el puente de su nariz y me separo de él con una gran sonrisa-así me curaba mi mamá- ¿que de nuevo me he puesto nerviosa? si, pero eso no importa, lo que importa es que nadie descubra eso -Además mira, yo también me he hecho daño- señalo mi frente y vuelvo a inclinarme dejando mi frente a la altura de su boca -ahora debes curarme tu a mi- pero no espero a que el me de un beso, yo me nuevo hasta que siento sus labios tocar mi frente y me vuelvo a levantar.
-mira la hora que es, deberías regresar a tu trabajo- le digo ahora colocando mi celular frente a sus ojos, demasiado cerca y muy poco tiempo, que dudo que realmente pueda ver la hora. Tomo su mano para hacerlo ponerse de pie y luego lo suelto. Me acomodo la bolsa en la que está la caja donde he traído su comida, estoy por echar dentro la hoja que el quitó de mi cabello, pero solo la dejo sobre la banca.
-Vamos te llevaré de regreso para que no te vayan a robar- lo empujo un poco con mi hombro para que comience a caminar.

Me reí de nuevo. Duele mi nariz, el golpe fue bastante duro, pero entiendo que fue un accidente, este tipo de situaciones son comunes.
-Tal vez al rato comienza a sangrar… -lo dije en un tono preocupado, pero no soy alguien frágil y de un ardor de una hora no creo que pase.
Me quedé quieto y confundido, no necesito ningún tratamiento, y además de hielo no creo que algo más sirva, y, ¿de dónde lo sacaría para empezar? Pero eso se borro de mi mente en cuanto se acercó a besar mi nariz. Sentí mi pulso acelerarse porque por un segundo creí que iba a besarme en los labios. Me aterroriza esa idea, y mucho más que pueda dar pie a un sentimiento sin retorno.
-¿Y eso? -sonreí, pero estoy afectado, y me sigo repitiendo que esto no está bien. ¿Ella es consciente de que esto roza el coqueteo?- oh, vaya técnica -me confundí más cuando pegó su frente a mi cara, y me reí por lo chistosa que se veía. Pensaba besarla como me dijo, pero no hizo falta porque ella pegó su frente a mis labios y se alejó de inmediato.
Me le quedé mirando. Está nerviosa, es la primera vez que me corre con urgencia.
-Sí, supongo -me levanté gracias a ella y comencé a caminar- estás muy servicial el día de hoy. Ignorando el golpe, claro -le sonreí coqueto. Y en cuanto salimos del parque me paré y le detuve del brazo- acá está bien, anda a casa ya -le revolví el cabello como siempre- gracias por el bentou -de nuevo le sonreí, sé cómo me siento, y no es algo de lo que deseaba percatarme- no olvides mandarme la información -me despedí moviendo la mano y crucé rápido la acera.
No miré hacia atrás ni una sola vez, y aceleré el paso hasta llegar al edificio.