Idle Town -Meier-

Recuerdo del primer mensaje :

Hace tres días ese tipo vino al hospital, creí que ya no lo vería pero me equivoqué. Y esta vez no vino solo, había una mujer rubia con él y también un tipo que al parecer es quien está mal de la cabeza, pues pude verlo al día siguiente con uno de los psiquiatras. Nunca había visto a ese tipo, se ve diferente de la gente con la que se relaciona. Aún así el simple hecho de saber que alguien de su gente está en este lugar me hace rabiar, ¿por qué aquí? Hay más hospitales para locos, ¿no? Pero no, tuvo que traerlo a este lugar, al lugar donde sabe que estoy. No, probablemente él ni se acuerda quién soy, seguro ha matado tanta gente en su vida que ya ve a las personas como bichos insignificantes.

Me sentí intranquilo y como solo puedo confiar en Meier aquí, decidí contarle que quiero salir. Primero como que no me creía, pero ya después hasta dijo que también me acompañaría, que tenía cosas que resolver afuera y no sé qué. No he logrado conocer tanto de él, pero no lo juzgaré, mis razones son mucho peores que las que sea que él tenga.
Pero como no tenemos dinero y el guardia de ese día es bastante estricto, tuvimos que esperar dos días más para poder irnos. No pude ni dormir bien por pensar si la cosa iba ir bien, pero qué más da, ¿qué puede ser peor que estar en este hospital para locos?
-Tienes que coquetearle mientras yo le saco la cartera -estamos parados en el pasillo mirando al enfermero. Ese tipo es un pervertido, se ve que le trae tremendas ganas a Meier y bueno, mientras no le haga nada no veo mucho problema. Pero como seguro ya se imaginó cosas bien raras, es él de quien tomaremos dinero para poder movernos estando fuera- yo tomaré la llave, después tendrás que acompañarme a las taquillas y cuidar que nadie entre mientras le saco el dinero -comencé a balancearme para disimular la plática, pues estamos en descanso y pronto tendremos que ir a esa plática grupal odiosa- ¿crees que podrás manejarlo? Es que el tipo es medio desagradable y no quiero que vaya a intentar hacerte algo raro -puse una expresión preocupada, porque sí que me urge salir de aquí, pero tampoco arriesgaría a la única persona que tengo ahora nada más por salir.

Acordamos la hora en común con el horario del enfermero y nos fuimos a la charla aburrida. El pensar en ese hombre me hace sentir nervioso, debo controlarme o sino echaré a perder todo, y para Meier también es importante salir.
Le hice la seña al terminar la charla y me quedé en uno de los pasillos a esperar al tipo, hay pocos enfermeros por acá porque es la hora de medicar a la mayoría de los locos, y los psicólogos se encuentran en terapia a esta hora.

Ren:

Es temprano, aunque de nada me sirve porque de igual forma no me irá bien si regreso, pero no hay otro sitio al que pueda llegar. No le daré más preocupaciones a mi padre, en el hospital al menos tengo a Meier que seguro compartirá un castigo conmigo. Tal vez al volver lo tomen como una travesura... eso espero.
Él menciona el desayuno y no me atrevo a negarme, tengo hambre y necesito un poco más de fuerza de lo normal. El día ya fue demasiado raro, un desayuno… dios, estoy muy mal pensando en tomar más y más de este tipo, no tengo un gramo de dignidad.
-Qué atento, ¿y después me llevarás al hospital? -claro que lo he soltado con sarcasmo, ya solo falta que termine de humillarme y le pida dinero para volver.

Ahora veo que no solo me ayudó a mí porque sí, parece que le gusta hacerlo. Dicen que las personas cambian su mentalidad con los años, yo mismo he visto cómo algunos lo hacen, pero no puedo solo decir… “oh, este tipo parece bueno, creo que me olvidaré de lo que hizo…”. Soy una persona que seguro si no hubiese visto cómo acabó con mi familia, hasta me caería bien, así de hipócrita, pero no olvidaré que me quitó la persona más querida.
-Me pregunto si haces esta clase de cosas para remediar tus malas acciones -he hablado bajito y aún así creo que me escuchó, pues solo somos nosotros acá- ¿así de simple? -me reí, o sea que a excepción de su vida, puedo pedirle lo que sea- qué considerado -he sonado enojado, porque es muy diferente a lo que pensé sería.

La comida llegó y yo ya estaba dispuesto a irme, él no me dice nada, ni que la tome o algo parecido, y la comida está más a mi alcance de lo que él está. Me quedé mirando a la cocina con cara confundida, y luego vi mis manos. Ayer estaba muriendo del miedo, temblaba por el enojo, la tristeza y todo lo que tenía en la cabeza, pero ahora estoy normal, mi cuerpo se cansó de reaccionar o qué sé yo.
-Eres raro -susurré y tomé un pan, una servilleta y caminé a la puerta. No le he dicho nada, todo se veía apetecible pero no me sentaré a comer con él muy quitado de la pena, ya me siento lo suficientemente culpable.
Salí al patio y miré el lugar que anoche no me di el tiempo de observar, cualquiera con un poco de sentido común sabría que sería imposible entrar, menos yo, claro, además ni siquiera veía muy bien anoche.

-Te llevaría, pero en realidad no creo que quieras- le contesto de manera sincera, porque sé que solo pregunta esas cosas con enojo, no sé que clase de respuesta quiere, ¿intenta que me enoje y muestre el monstruo que el piensa que soy? tal vez con él no puedo ser ese monstruo porque no deseo que me vea de esa manera, pese a que tal vez es él la persona que más me ve de esa manera.

Niego a ese comentario sobre mis malas acciones.
-No busco redención. Pero que tu me veas como un monstruo, no significa que soy de esa manera todo el tiempo y con todos. Soy alguien de la mafia, pero eso no es todo lo que soy- sigo intentando explicarle cosas que él no desea entender, pero creo que no pierdo la esperanza.

Él solo decide que es momento de irse, camino a la puerta y me quedo justo bajo el marco mientras activo el mecanismo de la puerta de la cochera para que se abra y él pueda salir. No lo puedo detener y tampoco lo obligaré a tener que ir conmigo en el auto, solo espero que no se exija demasiado o se va a lastimar la pierna.
Le diría que se vaya con cuidado pero seguro me gritará que es algo que no me importa o algo así, por eso solo me quedo mirando mientras se va para poder cerrar la puerta de nuevo.
Regreso a la sala y me siento, dejo escapar un suspiro pues la experiencia ha sido difícil para mi, mantener la calma no ha sido tan sencillo como podría parecer, pero al menos parece al menos esta vez no me ha matado, pero no descarto que en un futuro lo vuelva a intentar, tal vez cuando madure un poco.

No me molesto en contestar porque es obvio que no quiero, ambos lo sabemos, y entre más rápido me aleje de él, mejor para mí. Es difícil reconocerlo pero hizo más por mí de lo que me hubiese gustado, por eso no aceptaré nada más que venga de él. Sí, bien podría comenzar a pedirle dinero usando de excusa el daño que me hizo, eso también funciona como otro tipo de venganza, pero el dinero no es algo que me interesa mucho, en realidad no hay nada que quiera. Además este tipo está metido en el bajo mundo, si intentar matarlo sería difícil, estafarlo podría perjudicar a mi padre.

Para mí todo suena a excusas, pero es… raro. Él no trató de mentir sobre lo que le hizo a mi hermano o a lo que se dedica, pero también me da explicaciones que están de más. ¿En serio cree que me importa ser objetivo al juzgarlo? Por supuesto que no, no quiero tener consideración con alguien que asesinó a la persona más importante para mí. Sin embargo… sí, claro que no debe estar matando todo el tiempo, hasta un idiota como yo lo entiende, pero no por eso le daré la razón.
Todo esto es estúpido, si no puedo deshacerme de él es mejor alejarme, y lo haré, pero todo lo que me dijo anoche y ahora seguro que dará muchas vueltas en mi cabeza.
-Eso suena a excusas, y honestamente no me interesa lo bueno que hagas -él no es bueno, y para mí es esa pesadilla que a veces regresa. No quiero hablar más con él, ni conocer esa parte que dice. Soy débil, y con eso estoy traicionando la memoria de mi hermano, ni siquiera creo que alguna vez pueda vengarlo. Pero al menos no caeré en su encanto, porque la gente loca tiene encanto, sabe cómo ponerte de su lado.
Creo que me he puesto paranoico.

Espero que el portón se abra y salgo, mis pasos son lentos pero no miro atrás. Y no sé, mi corazón está mucho más acelerado ahora que hace un rato que estaba con él. Le tengo miedo y eso me hace sentir patético.
Caminé hasta la estación de tren y abordé de regreso, de nuevo debo caminar un buen rato y con la pierna sensible sí que me lleva tiempo. El tipo de la caseta ni me reconoce y hasta duda que sea de ese sitio, y si mis energías no estuvieran por agotarse, habría entrado sin que él lo notara. Pero preferí esperar, y cuando logré ingresar recibí un montón de sermones, regaños y obviamente sentencia de castigo. Lo único bueno es que Meier también volvió, pero creo que no me dejarán estar muy cerca de él.