Sweet Talk -Leigh Darcy-

Recuerdo del primer mensaje :

La vida como actriz a veces se torna bastante pesada, ser la intérprete de moda en los doramas y tener que filmar una película de manera casi simultánea es demasiado desgastante, sin embargo es el estilo de vida que yo escogí, fui yo misma la que decidió dejar mi pueblo natal y mi familia por continuar haciendo en lo único que soy buena, después de todo siempre he sido un personaje, soy mejor actuando que siendo yo misma, de hecho hace mucho que olvide quien soy yo, puedo ser cualquiera dependiendo la ocasión siempre y cuando esté escrito dentro de un guión.

Después de terminar la filmación del capítulo del dorama de moda, de cual soy protagonista, algunos compañeros me arrastraron a un bar a beber con ellos. No soy aficionada a la bebida, más bien soy lo que se considera una bebedora social, después de todo se necesita hacer lo que los demás para poder encajar y más en un mundo tan competitivo como en el que vivimos, de cualquier forma esa es la manera en que he logrado llegar hasta dónde estoy, renunciando a la persona que fui para convertirme en lo que soy ahora.

Ya todos han pedido sus bebidas, para mí pedí un coctel del cuál no recuerdo su nombre, pero llamó mi atención por los múltiples colores que lo forman. Todos parecen platicar muy entusiasmados, sin embargo yo cuando no tengo un guión enfrente no sé cómo debería comportarme exactamente. Así que después de un rato y haber terminado mi primera bebida me levanto de la mesa que compartimos con el pretexto de ir al baño, a dónde no quería ir realmente sólo necesitaba un espacio para relajarme.

Justo cuando estaba por llegar a los baños, un fan me reconoce y comienza a hostigarme, es por eso que detesto venir a estos lugares –Por favor déjame en paz, ya te di el autógrafo que querías- le insisto con tono sombrío, esto se vuelve cansado. Intento alejarme y el sujeto me sostiene de los brazos, haciéndome proposiciones que no me interesan, me agarra tan fuerte que aunque forcejeo no puedo zafarme.

-toda chica linda suele tener esa clase de problema, supongo que aumenta al ser famosa- no es la primera vez que veo que un hombre se cree con derecho de reclamar la atención de una mujer -al menos hoy estuve ahí para ayudarte-  creo que yo algunas veces he sido ese hombre desagradable. Estoy seguro que lo fui con Yoko y tal vez hasta lo he sido con Jiro.

Paso mis dedos por mi alborotado cabello, me siento un poco frustrado con este encuentro. Así que mientras estamos en el elevador dejo de lado un poco ese lado mío que ha sido tan razonable y amable.
Me giro hacia ella, la tomo de la cintura sin dudar ni siquiera un segundo y la halo hasta mi con ese toque algo brusco que tanto me caracteriza.
-¿y esta noche que es lo que mas te ha gustado de Tokyo?- le pregunto, pero realmente no espero una respuesta. De hecho no le doy tiempo para hablar porque me he hecho dueño de sus labios. Mis labios marcan un ritmo un tanto acelerado y ansioso.
Mi mano envuelve con facilidad su fina cintura para pegar su cuerpo al mio, y sin mucho esfuerzo hasta la levanto del suelo para no tener que estar inclinado por la diferencia de nuestras estaturas.
-hoy eres tu lo que mas me gusta de esta ciudad- le digo cuando me separo de ella para tomar un poco de aire y al escuchar como las puertas comienzan a abrirse. Aveces suelto esas frases que suenan mas románticas cuando las digo que cuando las pienso, pero como es costumbre mía solo hablo de manera sincera y no pienso demasiado en las consecuencias. Si, es rara, y podría resultar algo muy caótico de todo esto, pero ahora todo eso carece de importancia. Tengo en mis brazos a una hermosa mujer ¿por que debería importarme algo mas?

Sonrió con tristeza ante lo que él dice, después de todo ya había tenido malas experiencia aun en ese pequeño pueblo dónde vivía, incluso antes de ser famosa ya tenía ese tipo de problemas –No quisiera ser una chica bonita, aunque me gusta serlo y también ser famosa- le digo aunque suene contradictorio, aunque no me importa, después de todo el ya piensa que soy rara así que no me afecta que lo piense –Nuevamente gracias, me hiciste sentir feliz cuando me salvaste- le digo emocionada.


Lo veo peinar su cabello y abro levemente mis labios como intentando decir algo pero sin lograrlo, el no pareciese estar bien y me preocupa, pero de pronto me rodea por la cintura, asiéndome sentir un poco más relajada, aunque cuando hace ese movimiento brusco termina con mi poca estabilidad restante. Lo rodeo con mis brazos por el cuello y lo admiro fijamente, es tan atractivo que me sorprendería no recibiera muchos ofrecimientos todas las noches.
-Me gus…- no terminé de responder porque enseguida mis labios fueron asaltados, por ahora tenían otro dueño que no era yo. Lo beso con la misma desesperación, siguiendo el ritmo no tal vez tan experta pero si lo mejor que puedo, este era un beso real y no uno fingido, uno que por mucho superaba a cualquiera.


-Para mí tú también has sido lo mejor- susurro con la voz jadeante, aun recordando lo exquisito del beso, y como me había hecho perder en la excitación. Mi corazón late rápido y mi mente es un caos por completo un caos que no puede dejar de pensar en ser suya, que importa lo que pase después, si lo hacía se arrepentiría y si no lo hacía también se iba a arrepentir, al final de la noche tendría que decidir que arrepentimiento era el mejor –no nos quedemos en la puerta- le digo y entonces me separo y le doy la mano para guiarlo al interior del departamento, ¿pero que será mejor la sala o llevarlo de una vez a mi habitación-

Como toda mujer su manera de pensar queda fuera de mi entendimiento, pero da igual, no he conseguido entenderlas en años, no lo haré por solo unas horas con ella.
-de hecho pensaba que era una pelea de pareja, al menos no fui tan despistado y noté que no era así- y la verdad que con lo despistado que soy aveces, es realmente sorprendente que notara que ella estaba en problemas.

Aunque es un poco diferente a la clase de mujeres con las que suelo estar, al menos no me rechaza, supongo que mi atractivo extranjero sigue resultando del agrado de las mujeres, incluso de las que son un poco mas jóvenes que yo.

Por fin entramos al lugar, pero obviamente yo no voy a perder tiempo en ver su casa, y tampoco estoy demasiado interesado en esa vista que ha mencionado antes, tal vez para después.
En cuento entramos no pierdo mas el tiempo y de nuevo vuelvo a besarla atrapándola entre mis brazos. Creo que por esta manera en la que soy es que Jiro no pudo tomarme en serio.
Apenas despego mis labios de ella dejando una mordida suave en sus labios.
-¿quieres ir a tu cama?- pregunto para que ella decida si me lleva a su habitación y simplemente no perdemos más el tiempo.

Cuándo ese sujeto comenzó a molestarme en el bar, quería gritar y que alguien me auxiliara, pero tuve miedo de ser descubierta por más gente y que eso se convirtiera en un alboroto, por eso es que estoy tan agradecida con él, apareció en el momento oportuno como un príncipe en un cuento de hadas.
-En verdad gracias, me alegra que lo hayas notado. No estaba segura sobre lo que debía hacer en ese momento- estaba tan confundida y ahora tan tranquila, han sido demasiadas emociones por un solo día.

Por momentos siento que no debería dejar que lo de esta noche suceda, tal vez conozca otro sentimiento al amanecer y ese es el de la perdida, ahora mismo ya tengo miedo de pensar que con la luz del día se irá de mi lado, sin embargo no estoy dispuesta a desaprovechar esta oportunidad.

Mis malos pensamientos fueron disipados cuando él volvió a besarme, que más importaba, él me desea y yo lo deseo, sólo debo dejarme llevar por la corriente como siempre lo he hecho, las consecuencias del después ya importaran en su momento. Solté un suave jadeo en respuesta a la mordida.
-cama…- fue mi única respuesta en compañía de mi respiración agitada. Lo sujete de la mano, guiándolo hasta mi habitación, no quería hacerlo en la sala, al menos quería guardar un bonito recuerdo en ese lugar tan frío y solitario.

Sonrío un poco cuando dice “cama” se ha escuchado un poco tierno, se que debería ser sexy o algo así, pero para mi ha tenido un toco tierno. La sigo hasta la habitación. Podría ir sobre ella, que cayéramos en la cama y solo avanzar para conseguir lo que quiero de ella. Pero no lo hago así. No soy tan idiota, no entiendo a las mujeres en casi nada, pero incluso yo puedo notar que ella no quiere un encuentro salvaje y enloquecedor. Todo el coqueteo, la platica, la manera en que me dijo que le gusto, lo mucho que parece agradecerme por ayudarla con ese tipo. Tiene pinta de una historia romántica, supongo que puedo seguir ofreciendo, hace mucho que no tengo nada de etilo romántico con nadie. Supongo que desde que me divorcie lo he evitado.

No me molesto en que encendamos la luz, solo hago que nos quedemos de pie frente a la cama, la jalo hacia mi, pero no como hace rato, sino con suavidad, mis manos envuelven su cintura. Se siente un poco extraño hacerlo de esta manera. Me acerco lentamente a sus labios, nuestros alientos chocan antes de que la bese de nuevo. Mis labios son amables y dulces a la hora de moverse. Y solo puedo decir que se sigue sintiendo extraño, porque estoy pensando en ella, en esa maldita mujer, en la manera que la amé, porque yo la adoraba.

Busco hacerla sentarse en la cama sin dejar de besarla y yo me siento a su lado, creo que disfruto de esto, por eso creo que lo evitaba, porque me gusta hacerlo de esta manera, disfrutar de las caricias, prolongar un poco mas el encuentro y no solo buscar la culminación rápida. Yoko podía ser tan dulce, tenía una sonrisa hermosa, y cuando decía que me amaba podía sentir su sinceridad. Evitaba hacer esto con otra mujer porque no me sentía listo, tal vez aun no lo estoy, pero me está gustando recordar como era esto. Al menos se que esta chica no es el demonio que tenía como esposa. Besarla de esta manera me hace disfrutar un poco más de sus labios, de su suavidad. El beso es lento, pero de alguna manera resulta bastante erotico para mi.

Ya sabía donde iríamos o más bien que haríamos, por ello no quería simplemente terminar haciéndolo en el piso de la sala de mi casa, además debía aprovechar lo lindo que se estaba portando. Lo guió a su habitación caminando por los pasillos a oscuras, las luces de afuera se colaban por las ventanas, alumbrando medianamente su camino al menos lo suficiente para no caer. Paso tan poco tiempo en esa habitación que al entrar es un sentimiento de frialdad lo que se apodera de mí, quizás este encuentro por muy efímero que sea de un poco de calidez a este lugar.


Una vez que llegamos a la habitación miro mi cama y luego a Leigh como buscando su atención, así que cuando al fin me abraza, yo no hago más que dejarme envolver por sus brazos. Mi corazón palpita acelerado y la sangre parece jugar una carrera en mis venas por la excitación que me provoca, deseo tanto ser tomada por este hombre aunque no sepa lo que pasará después. Su beso es tan gentil, lleno de un sentimiento desconocido que me hace disipar todos mis miedos y al contrario me hace pensar en que hay una esperanza aunque pequeña de al despertar encontrarlo a mi lado.

Me siento en la cama junto con él mientras nos besamos, esperando que su ritmo se acelere y vaya más rápido en sus acciones, pero es todo lo contrario, él continua portándose amable y gentil. Me abrazo a su cuello y con una mano a su cuello y con la otra me aferro a su pecho, apenas repartiendo suaves caricias, dudando en ser más atrevida tomar la iniciativa o sólo dejarlo dirigir el ritmo. Por un momento me separo de sus labios para dejar escapar de mi boca su nombre –Darcy- digo con un tono dulce pero ligeramente jadeante.

Se siente un poco raro hacer las cosas de esta manera, hace que mi cabeza se inunde de recuerdos de esa mujer. Aunque soy un descarado y coqueto, en el fondo soy tal vez demasiado romántico, y es algo que he querido enterrar desde que ella me dejó, ser como soy hizo que ella hiciera conmigo lo que se le antojó, incluso mi posible futura felicidad con otra persona se arruinó por ella.
Aika se separa un poco de mi y suelta mi apellido, sonrío un poco, y con mi pulgar acaricio sus labios, de nuevo su acento hace que suene un poco diferente a como estoy acostumbrado, pero no importa.

La recuesto poco a poco en la cama y yo me recuesto a su lado moviendo mi torso para quedar solo un poco arriba de ella, apoyándome en antebrazo para no dejar caer mi peso sobre ella.
Vuelvo a besarla, y la mano que tengo libre baja por su cuello de manera muy sutil, apenas tocándola. Al sentir la textura de la ropa aun así sigo bajando con cuidado de no dejar que mi toque se convierta en algo vulgar, paso con calma por el centro de su pecho y luego sigo hasta su vientre. Mi mano se posa sobre su cintura con mas determinación y al mismo tiempo vuelvo a morder gentilmente su labio.
Me separo de sus labios y bajo un poco mas hasta su cuello, primero dejo que mi nariz roce con su piel mientras aspiro su aroma. Mi boca termina por acercarse a su piel, besándole y saboreando cada lugar donde mis labios pasan. Entre un camino de besos regreso a sus labios, buscando que mi lengua busque acceso a su boca y mi mano que antes estaba en su cintura busca comenzar a deshacerse de su ropa.

Poco a poco me deshago de su ropa al menos hasta dejarla solo en ropa interior, no hay mucha luz como para admirar su figura, pero mi mano acaricia su cuerpo, reconociendo la piel de su torso desnudo, de sus piernas, el inicio de sus pechos, aunque su sostén me impide ir mas lejos, pero aun así mis dedos siguen esa linea marcada por su ropa interior, alimentando así mis ansias por que esas ultimas prendas se pierdan.
Me separo un poco de ella y comienzo a quitarme la camisa, al tratarse de mi lo hago con prisa y solo regreso a sus labios. Mi respiración se ha vuelvo mas profunda y mi piel ha aumentado su temperatura.

Es increíble como a pesar de no ser mi pareja, aunque sólo sea un encuentro de una noche, se porte de esa manera, por más que mi cabeza da vueltas intentando recordar, han sido pocas las veces que alguien me ha tratado como algo preciado, al final el sexo no era más que eso y yo sólo era un objeto para satisfacer el deseo de mi pareja en turno o de quien me obligaran supuestamente por mi propio bien, aprovechándose de mi desconocimiento y porque no ignorancia.


El tiempo parece detenerse y que pasa una eternidad en lo que mi espalda toca la cama, yo quisiera corresponderle de tantas maneras pero ahora mismo no sé qué hacer ni como tocarlo. De nuevo él está sobre mí, acariciando mi cuerpo, sacando suspiros de mi boca al paso de sus manos. Lo rodeo con mis brazos por el cuello, y de ahí me separo, uno acariciando su espalda y el otro hacia su cabello, despeinándolo un poco, enredándose entre las oscuras hebras, mientras mi boca se deshace en el dulce elixir que resulta ser ese beso. Abro mi boca dando acceso a su lengua y la acarició con la mía dándole la bienvenida, las caricias sobre mi cuerpo han hecho que la temperatura aumente a un ritmos exorbitante.

Las prendas de mi ropa, van desapareciendo una a una, al inicio una sensación de escalofríos se apodera de mi piel que se eriza y mi cuerpo se estremece, pero poco a poco me siento más convencida ante la idea de mostrarle mi cuerpo desnudo. Suelto un gemido ante sus atrevidas caricias, mis ojos están cerrados y mi cabeza se clava hacía atrás.
Ahora que tiene su torso desnudo no puedo resistirme a tocarlo y llevo mis manos a sus pectorales, cuando vuelve a las caricias, mis manos se recorren hacía su espalda.

Me gusta presumir que soy un buen amante, eso fue algo que aprendí de Yoko, si de algo no puedo quejarme entre nosotros era el sexo, y si ahora soy un buen amante es porque ella me enseñó a ser así. No porque ella me enseñará a complacer a las mujeres, sino que me enseñó que debía conocer a mi pareja, saber que le gustaba, que caricias disfrutaba más, ese tipo de cosas que aprendí a hacer con ella, las he aplicado desde entonces con las mujeres que salgo, aun si solo estoy con ellas por unas horas. Aunque es la primera vez que me doy tanto tiempo para hacer esto.

Me gusta saberme atractivo para las mujeres, por eso sigo cuidando mi cuerpo, no es porque me interese tener buena salud o esas cosas, es pura vanidad. Y sentir como me toca me hace sonreír satisfecho porque incluso le resulto atractivo a una chica que vive rodeada de gente atractiva.
Considero una lastima la falta de luz, ella es muy atractiva, y me gustaría poder disfrutar de su imagen, como todo hombre soy muy visual, pero tal vez la próxima vez… ¿espera que? Supongo que hacerlo de esta manera me hace pensar como si fuera algo mas que solo un encuentro de una sola noche. Y aunque yo lo pensara así, ella es una chica famosa, no se que tanto, pero lo es, y no creo que le interese volver a ver a un tipo como yo.

Mis labios recorren la piel de su cuello y bajan un poco por su cuello y siguen bajando poco a poco hasta llegar a su vientre, luego solo me levanto y comienzo a desabrochar mi cinturón mientras me saco los zapatos y mi pantalón termina en el suelo junto con todas las prendas de ropa tanto de ella como mías.
-deberías recostarte bien- le digo para que suba bien a la cama y no siga tocando el suelo con los pies. Mientras se acomoda la observo con la poca luz que entra a la habitación, me gusta como luce incluso con esa poca iluminación.
Subo de nuevo a la cama y me coloco de nuevo sobre ella, mis manos a cada lado de su cabeza, pero no me acerco a ella, el largo de mis brazos es la distancia que separa nuestros cuerpos.
-Aika- digo su nombre con voz áspera, me apoyo en solo uno de mis brazos para acercar el otro a su rostro y acariciar su labio inferior con mi dedo pulgar y comienzo a bajar lentamente pero no hasta sus labios sino a su oído, atrapo su lóbulo entre mis labios y succiono con suavidad -dime que si quieres esto- pregunto con voz baja y áspera a su oído. Ambos hemos tomado y obviamente ella no tiene la misma resistencia que yo, no quiero que esto sea solo porque ha tomado mas de lo que debía y no está pensando con claridad.