Frágil (Luciel)

Hace tres días que murió mi hermana y su esposo. En cuanto nos enteramos, viajamos hasta Rusia para dar el apoyo pertinente.
Mi hermana era dos años mayor que yo, su esposo dos más que ella. Nunca fue la consentida de la familia. Fue la única en actuar a su antojo en contra de todas las expectativas de nuestros padres. Se casó con un hombre de clase media, trabajador y amoroso, nada acorde a lo que mis padres deseaban para nosotras. Por esa razón es que la relación con ellos nunca fue buena, y siempre se mantuvo apartada de las cosas que tuvieran que ver con los negocios de mi padre. Pero era fuerte e independiente, y yo la amaba y admiraba más que a cualquier persona.
Al llegar a Rusia lo primero que hice fue abrazar fuertemente a Elijah. Nadie sufrirá más por su pérdida que él. Ellos siempre fueron un ejemplo a seguir como padres, como matrimonio y personas. Aún así, mi madre despreció a mi cuñado por haber arruinado la vida de su hija, y le culpó ahora por la muerte de ambos. No importa cuánto tiempo pase o lo buenos que ellos fueron, mis padres nunca cambiarán su ambiciosa manera de pensar.

No he tenido tiempo de dormir bien. Me la pase pegado a Elijah para hacer que los comentarios tan fuertes de mi padre no llegarán a sus oídos. Sin embargo el agotamiento me venció esta tarde y por eso los chicos y Miyta me obligaron a volver al hotel. Ellos han podido dormir más tiempo, por eso les he dejado a cargo de mi pequeño para evitar cualquier malestar que pueda causarle mi familia. Además todos adoran a Dima y a Mitya, y seguro que frente a ellos no se atreverían a decir un solo comentario que pueda herirlo.

Me quedé en el bar del hotel antes de pasar a mi recámara. Sé que debería dormir pero no puedo, y entre más lo pienso las lágrimas salen de nuevo. Ellos tan amables y tan llenos de vida, ¿por qué? Ni siquiera me he preocupado por mi demacrada cara, aunque los lentes oscuros disimulan un poco, ahora no estoy en condiciones de pensar en eso.
-No era necesario, amor -Mitya me llamó, justo ahora ha mandado a uno de los chicos para que esté conmigo. Él odia estas cosas, por eso se mantuvo ocupado con el papeleo del funeral, de la escuela y la custodia de Elijah, pues no pienso dejar que viva bajo el mismo techo que esa gente.

Seguro muchas personas pensaría que mi presencia en esto es innecesaria, no soy una persona de la familia, pero la verdad yo tenia cariño por el matrimonio, así que por eso no podía dejar solo a Ilya, pero no he podido hacer mucho. He tratado de no estorbar y solo presentar mis respetos y tal vez brindar un poco de apoyo a quien lo necesita, pero no demasiado, no quiero que me consideren una persona que se mete donde nadie lo llama.
En algún momento Dima y Andy se acercan y me comentan la preocupación que tiene por su madre, es completamente comprensible, yo no se que haría en su lugar, si uno de mis hermanos falleciera, yo no sé, no creo que podría manejarlo tan bien como ella y eso que yo no me llevo ni bien con ellos. Ellos me dicen que quieren quedarse con el pequeño, para cuidarlo de las palabras que puedan herirlo. Resulta que es una petición del mismo padre de mis amigos, entiendo que me pida el favor porque yo solo soy un conocido y no se vería mal si me voy.

He aceptado y ellos mismos me han ofrecido a uno de sus choferes para que me lleve al hotel. Al llegar voy a directo a la habitación del matrimonio, toco por un rato pero nadie abre, pienso que tal vez está dormida, pero algo me dice que no puede ser así.
Recorro el hotel, pasó por el restaurante y terminó notando en el bar, es imposible no reconocerla. Así que me acerco con calma, y noto como está llorando, me siento mal de solo verla en este estado.
Me siento en la silla mas cercana a ella y solo la miro con una sonrisa.
-¿necesitas algo?- le pregunto, no puedo ocultar mi preocupación, ella me importa tal vez demasiado, pero esta vez no puedo silo fingir que es solo un cariño normal, ella es muy especial para mi y ahora no puedo ocultar lo mucho que deseo estar a su lado y apoyarla.
-Dasha - digo su nombre con voz suave para que note que estoy aquí, y no asustarla -¿cuanto llevas aquí?- no es que vaya impedirle tomar, al menos ya no está sola, yo voy a cuidar de ella.

No soy muy dada al alcohol, y creo que la última vez que tomé tanto fue al enterarme de las infidelidades de Mitya. Siempre trato de pensar en mi familia y lo mucho que me necesitan. Pero ahora esa firmeza no sirve de nada. Ella era mucho para mí. Mi confidente, mi hermana, aquella que me aconsejaba sin miedos. Nunca imaginé que pasaría algo como esto, yo la sentía tan segura en mi vida.
Tomé varias copas, mis lágrimas siguen saliendo e incluso el joven del bar me ha preguntado si me pasa algo, pero al no haber respuesta solo me dejó una caja de pañuelos cerca. Me quité los lentes y pedí otra copa. Quiero olvidar el dolor, y a la vez quiero recordarla tanto como pueda. En mis momentos de debilidad ella me hacía fuerte. Sin ella, ¿qué haré?
Giré mi rostro al escuchar mi nombre, me arden los ojos y solo bajé la cabeza.
-Creo qué... ¿media hora? -¿cuánto? No sé, me duele un poco la cabeza y empiezo a sentirme mareada- ¿qué haces aquí? -me limpié la cara con ambas manos y terminé el contenido del vaso. Tal vez debería hacer caso a los chicos y dormir, aunque pensándolo bien, tengo ganas de desahogarme con alguien. He estado estos días apoyando a Elijah, no podía darme el lujo de flaquear tanto, pero ahora que no lo tengo cerca siento como todo el peso cae de golpe.

-¿Tú no te sientes cansado? También nos has ayudado mucho, gracias -le sonreí y me levanté encaminada a la salida. Mis pasos son lentos y pesados, y me siento mareada por el alcohol que consumí. No quisiera que él me viera en este estado, seguramente tiene otra imagen de mí pero… tampoco tengo mucha fuerza para fingir.
Tomamos el elevador y me pegué a él. Recargué mi cabeza en su hombro e inevitablemente comencé a llorar.
-Lo siento -no puedo esconder mis sollozos, y cuando paro el elevador me separé- ¿me acompañas un rato? La verdad… ahora no quisiera estar sola -tal vez soy egoísta, debo intentar recuperar fuerzas para mañana pero no creo que fácilmente pueda conciliar el sueño.

-Vine a ver como estás- supongo que ella esperaría mejor ver a su marido o a uno de sus hijo y no a mi. Tal vez soy la persona que menos quiere cerca, pues solo soy una persona ajena a todo esto, no importa cuando me preocupo por esta familia, sigo sin ser parte de ellos.
-Yo estoy bien- correspondí a su sonrisa, y la seguí para salir del bar.
Camino cerca de ella procurando así que no vaya a chocar con nadie o a caer, pero al menos llegamos al elevador sin problemas.

Seguro que en otro momento yo estaría a punto de morir de la felicidad de que ella esté tan cerca, pero ahora solo importa ella, así que solo me siento preocupado. Una de mis manos se apoya en su espalda para brindarle consuelo y la otra acaricia su cabeza, no hay mucho más que pueda hacer, solamente no dejarla sola.
-No has hecho nada malo, no te disculpes- le aclaro porque quiero que sienta que se puede apoyar de mi, que no es una carga -todo el tiempo que tú quieras- la sigo por el pasillo, entramos a su habitación y no sé que hacer, quisiera solo abrazarla pero seguro sería algo imprudente -¿quieres darte un baño? Yo me quedaré aquí- lo digo para que sepa que no la voy a dejar sola, pero no parece estar en muy buen estado por el alcohol, y seguro el agua le ayudaría. Si se tratara de Dima estoy sería mucho mas sencillo, estoy acostumbrado a el cuando se emborracha, pero seguro que todo lo que hago para ayudar al hijo seria mal visto si intento ayudar a la madre.

No sería cortés pedirle que se fuera, él es una parte importante en nuestras vidas también, y realmente aprecio que haya viajado con nosotros. Además ella también le tomó cariño, y los niños necesitan de su apoyo en momentos como este. Incluso yo lo necesito.
Sus palabras provocaron que nuevamente mis ojos se llenaran de lágrimas, pero traté de no hacer mucho ruido. Su toque es muy cálido, no quería actuar egoísta y pedirle a uno de ellos que me hiciera compañía, por eso ahora me sentí débil y afortunada por tener una persona tan buena en mi vida.

-Sí -no tengo muchas ganas, pero seguro huelo mal por el alcohol y los días que permanecí en casa de ellos sin aseo completo- ¿has comido algo? -quise mantener un tema en mi boca para no seguir llorando. Debo ser fuerte, ellos me necesitan. Pero esto es realmente complicado- deberías pedir algo para cenar, yo también… tengo que comer algo -me he mantenido a base de pan y té, por eso esta tarde casi me desmayo, y no puedo darme el lujo de ser un estorbo.
Me agaché y abrí una de mis maletas para sacar algo de ropa. Ni siquiera nos pusimos a desempacar, y no tenemos ánimo tampoco. Saqué mi bata de dormir y ropa interior. Afortunadamente una de las encargadas de la casa me hizo el favor de preparar mi maleta, estaba tan shockeada que yo hubiera volado aquí sin nada en las manos. Me quité los zapatos y caminé con la ropa en mano hacia el baño. Al entrar cerré sin seguro, bote la ropa sobre la barra junto al lavabo y me quité el vestido color negro- el agua, debo llenarla -abrí la llave de la tina y al volver al lavabo para quitarme el resto, terminé botando las botellas de shampoo y crema que estaban en la orilla de la tina. Solté un suspiro y me senté en el piso, los cristales están esparcidos, debería llamar al servicio al cuarto.

Al menos ella con todo y alcohol no es una persona terca como lo es Dima, tal vez tiene que ver con la madurez y Dasha es una persona madura siempre.
-No, aun no- ni siquiera había pensado en eso pero estoy acostumbrado a tener un pésimo régimen alimentario, así que estoy por decir que no tengo hambre, pero ella menciona que también debe comer algo.
-Claro, ordenaré algo, ¿qué te gustaría--[/color] pregunto levantándome para tomar el menú de la habitación y hojearlo.
Mientras ella se prepara para tomar esa ducha, yo llamó al servicio del hotel para que nos traigan algo de comer.

Camino por la habitación cuando ella entra al baño, aflojo mi cobraba, y desabotono mi cuello. Alboroto mi cabello con mis dedos, porque me siento un poco incomodo de estar aquí solo mientras ella toma un baño, en este momento todo me parece inapropiado.
El sonido del baño me sobresalta y no lo pienso no un poco, me dirijo al baño pues algo se ha roto.
-¡Dasha!- la miré en el suelo, y los cristales rotos. Claro que he notado la disminución en el número de prendas de ropa que viste, pero más que admirar su cuerpo solo me acerco para ver si no se ha lastimado. Estiro un brazo para tomar una de las toallas del baño, la envuelvo con ella y la ayudo a ponerse de pie -vamos, limpiaré esto para que no te lastimes - La ayudo a sentarse en la orilla de la tina y yo me pongo a limpiar todo usando mucho, pero mucho papel para limpiar -Listo, ya puedes bañarte, ¡oh no espera!- salgo casi corriendo del baño y voy a mi habitación que no está tan lejos, tomo el shampoo y regreso corriendo -Usa el mío- le digo ofreciéndole la botella y una mancha roja en la etiqueta. Me he cortado y ni siquiera me había dado cuento, pero aun así solo le sonrío -Estaré afuera- le digo tomando un poco de papel para poner en la palma de mi mano y me dirijo a la puerta.

No se me antoja nada en especial, si por mi fuera no comería, pero no es momento de ponerme caprichosa.
-Uhm, ¿café? No, mejor un té de frutas y unas croquetas de carne, o lo que haya -no miré el menú, solo dicté algo que comúnmente como cuando viajo aquí. El hotel es el de siempre, Mitya tiene conexiones aquí y además de cómo es bastante tranquilo.

La voz de Lu me despertó del trance. Mis ojos lo siguen por donde se mueve y después mi cuerpo obedeció y me quedé sentada en la orilla de la tina.
-No, te puedes cortar… -soy una inútil, no puedo creer que hice tremendo desastre. Solo tenía que meterme a bañar y ya- ¿a dónde vas? -por alguna razón no quería que se alejara. Cuando entró corriendo al baño me sentí más segura. Si estuviera sola, tal vez me hubiera quedado un buen rato contemplando mi desastre- gracias -miré la botella, él fue corriendo a su cuarto por esto, no puedo creerlo- espera, Lu -me levanté con cuidado y tomé su mano- te cortaste -moví mi cabeza buscando el lugar donde suelen guardar el botiquín- allá -al menos esto me ha hecho estar un poco más consciente. Abrí la gaveta y saqué una caja pequeña de metal. Quité el papel de su dedo y lo metí al chorro de agua del lavabo- lo siento -me disculpé viendo su mano bajo el chorro de agua, y la cerré para tomar un pedazo de gaza y secar su herida. Aplique un poco de crema- ¿te duele? -cuando terminé tomé su mano con ambas manos- en serio lamento darte tantas molestias -aún sosteniendo su mano con las mías, agaché la cabeza y me quedé un rato mirando al suelo. Fue cuando me di cuenta que el frente de mi cuerpo estaba descubierto y lo solté sin prisa, agarrando ambos lados de la toalla para evitar exponer mi cuerpo más tiempo- qué estúpida -dije por lo bajo y avergonzada. La vez pasada él vio mi cuerpo en bikini, y no es como si le importara, pero podría considerar esto como acoso- ya puedes salir, gracias -cuando estuve por fin sola, me quité el resto de la ropa y entré a la tina a enfriar mi cabeza- no, no es momento de peocuparse por eso -tapé mi cara con ambas manos y me sumergí en el agua. Luego salí a darme una ducha rápido mientras se vaciaba la tina.

Pensaba que ella no había notado la cortada, pero aun así dejo que me curé, quiero cuidar de ella pero creo que no puedo decir que no en este momento a nada que parezca hacerla sentir un poquito mejor.
-si, que torpe ¡no? - comento para que vea que no es algo de que preocuparse, es solo una cortada que no duele casi nada, pero aun así ella me cura. ¡Y si soy de lo peor, no he podido evitar notar su cuerpo, su ropa interior es muy linda. Cierro mis ojos por lo mal que me siento de pensar en esas cosas y me reprendo una y otra vez.
-No, no me duele- aseguro concentrando mi atención de lleno en mi dedo recién curado. ¡No voy a mirarla! Pero sus mismas palabras hacen que eso deje de tener importancia, y solo me olvido de eso y le sonrío -No digas eso, tú siempre cuidas de mi, por esta vez deja que yo cuide de ti- le sonrío con amabilidad.
Ella parece notar que la toalla ya no cubre todo su cuerpo y me pide que salga, así que lo hago de inmediato cerrando la puerta casi de golpe. Revuelvo mi cabello con frustración, y me pongo de cuclillas, luego me levanto y comienzo a dar algunos saltos, a medio trotar por la habitación, luego me pongo a hacer algunas lagartijas y al final termino acostado en el suelo, levantando mi mano para mirar el dedo que ella ha curado y sonrío.
Escucho que tocan a la puerta.

-Adelante- aviso y la persona entra con la comida, me dedica aun mirada extraña pues yo sigo recostado en el suelo y le sonrío ampliamente desde este -La alfombra es muy cómoda- comento rebuscando en mi ropa por la propina, estiro mi brazo y espero a que se vaya -Dasha, ya está la comida- le aviso, pero supongo que se tomará un rato más en el baño, y yo prefiero esperarla.

¿Cuidarlo? No, él es la clase de niño que se cuida solo. Le doy algunos consejos y regaños, pero estoy segura que aún sin eso estaría bien.
-Gracias -aunque es él quien siempre cuida de Dima y Andy, y me escucha a veces cuando quiero quejarme de algunas cosas. A veces no pienso en lo mucho que le involucro con nosotros, pero no me incomoda o hace sentir incómoda, él ya es parte de nuestra familia. Sí, no debería sentirme mal, además es un chico muy noble, y sin dudarlo yo haría lo mismo por él.

Mi cabeza se enfrió con el agua y me tomé más tiempo para secarme. Cada día al bañarme, me lleva tiempo aplicar un montón de cosas en la piel, pero ahora solo me puse un poco de crema para las ojeras y me quedé viendo mi reflejo. Es inevitable no recordarla, y tomé aire varias veces para no llorar de nuevo. Ahora comienzo a sentirme agotada, debo ser una mujer fuerte, es lo que ella me enseñó.
Sequé mi cabello y me vestí para salir, pues Lu ha dicho que la comida llegó y no quiero hacerlo esperar, además el estar aquí sola y encerrada no es bueno para mi cabeza.
-Se ve rico -cerré la puerta y me senté en la orilla de la cama- no tenías que esperarme -llevé un pedazo de comida a mi boca. El sabor es bueno, pensé que no podría probar bocado o que todo me sabría mal, incluso dormir. Pero la realidad es que continúo siendo la misma.
Me moví más cerca de él y recargué mi cabeza en su hombro.
-¿Me dejas estar así? -no quiero llorar más, solo quiero una persona cerca. No estuve sola estos días. Él, mis hijos, Mitya y el pequeño. Todos nos mantuvimos juntos. Pero quiero su compañía. Con mis hijos tendría que ser fuerte, y Mitya es muy susceptible con estos temas. Por un rato quiero ser consolada y no quien brinda apoyo- dame un poco de eso -señalé su plato y enderece mi cabeza para que me diera un pedazo en la boca- está más rico el mío -reí bajito. No sé si es cruel de mi parte el dejar de pensar un poco en esto, pero si sigo, presiento que terminare más hundida cada vez- ¿quieres un poco? -pero no esperé respuesta y tomé un cachito de comida y lo acerqué a su boca.

Me levanto del suelo cuando la escucho que está por salir y me acomodo al otro lado de la cama con la comida para acercara a ella.
-Claro que si, siempre es mejor comer en tu compañía que solo- mis labios forman una sonrisa al verla comer. Es un alivio que ella sea una persona tan fuerte, otros en su lugar no se esforzarían ni en comer, pero ella no es ese tipo de persona. Es imposible no notar la maravillosa persona que es ella.
La dejé acomodarse en mi hombro, y sonrío por su pregunta.
-Todo el tiempo que quieras- mi voz es suave, hoy solo quiero que pueda sentir todo mi apoyo. Tomo un trozo de mi comida y lo acerco a su boca, al menos ya tengo el alivio de que está comiendo y con suerte hoy por fin va a dormir. Apenas estoy por decirle que si le gusta podemos cambiar los platillos ella ya me está dando de comer.
Al final no le he dicho que cambiemos de platillos, solo le he dado varios bocados del mismo para que coma.
Cuando dice estar satisfecha entonces dejo las cosas a un lado, casi al instante me propongo regresar a su lado, pero no se si debería.

-¿Quieres que te abrace un rato? - pregunto sin regresar aun a la cama -lo digo porque a mi eso me ayuda mucho cuando tengo problemas- le explico y sonrío un poco apenado. La verdad es que yo suelo actuar como si nada nunca me afectara, siempre sonriendo y bromeando, solamente Dima y Andy saben ese detalle sobre mi, y saben que solo pasa cuando ya no aguanta más todo lo que he cargado -ooo si prefieres me voy para que puedas dormir un poco- río nervioso porque tal vez ella preferiría algo como eso y yo como tonto ofreciendo mis brazos como algo de utilidad.

La manera en que interactuamos hace que mi cabeza a ratos olvidé que estoy mal. No pretendo olvidarme de ella, de esto o de la responsabilidad que llevaré a partir de ahora, pero reír de repente y comer su platillo ha hecho que mis hombros duelan menos. Siempre me sentí cómoda hablando con él, pero no sabía hasta qué grado o la gran influencia que su carisma tiene en mí. Cada vez más pienso que solo él podría hacerme sentir tranquila, y también trae algo de culpa.
-Gracias por la comida -dejé los cubiertos sobre el plato y limpie mi boca. Le seguí con la mirada en todo momento, tal vez él quiera irse, y si lo pienso es mejor tomarme alguna pastilla para dormir.
Agaché la mirada y mordí mi labio. Con sus palabras es suficiente para hacerme querer llorar.
-Si me abrazas seguramente terminaré llorando -hablé un poco bajo. Pero también deseo que se quede conmigo- no -levanté rápido la vista- no quiero que te vayas -no supe porqué o cómo es que tuve el valor de mirarlo a la cara. Aún cuando tengo ganas de llorar, el pensar en estar sola hace que mi pecho duela. Lleve la mano a mi cara para cubrirme, a pesar del estado en el que estoy todavía me da vergüenza lo tonta que estoy actuando- puedo… -me levanté y mis lágrimas comenzaron a escurrir- ¿puedo ir…? -avance los pasos entre nosotros y lo abrace con fuerza, e inmediatamente comencé a llorar de nuevo. Es un llanto incontrolable y con fuerza. No había llorado con tanta intensidad en estos días, y dejó de preocuparme todo, simplemente me aferré a él y brotó de mí toda esa tristeza y frustración. Recuerdos, arrepentimiento, felicidad y un montón de cosas siento en este momento. Pronuncié el nombre de ella entre llanto, y la cabeza comenzó a dolerme pero es como si ahora no pudiera detenerme.

Al final ella parece rechazar mi oferta, pero no puedo hacer nada para evitarlo, quisiera decirle que no importa, que llorar es algo que le puede ayudar, que todos necesitamos hacerlo de vez en cuando. Pero supongo que ella solo lo tomará como las palabras de alguien infantil como yo. Creo que nadie podría tomarme enserio para este tipo de cosas.
La verdad es que ahora ella me ha dejado confundido, no se que más puedo ofrecerle.
-Me quedo- digo para que sepa que no me iré, pero no me muevo, la verdad ahora no se bien como actuar, quiero abrazarla, pero ha dicho que no, así que solo me quedo en mi lugar.
Veo las lagrimas cuando descubre su rostro y camina hasta mi. Ella me ha dejado completamente en blanco, verla tan frágil me hace sentir mal porque yo quisiera poder aliviar lo que siente, pero no puedo, esto es algo que nadie puede aliviar.
La abrazo, y trato de reconfortar tanto como puedo, no le digo nada, creo que ella no necesita que ahora alguien le diga “calma” o ese tipo de cosas, mejor que llore. Ella tiene derecho a estar triste, a romper en llanto como ahora lo ha hecho.
No me separo de ella ni un solo momento. Una de mis manos acaricia su húmedo cabello, nunca pensé que su cabello olería igual que el mío, es un poco raro percibir ese aroma de ella y no ese otro al que estoy acostumbrado.

No se cuanto tiempo ha llorado, puede que sea mucho o poco, no lo sé, tampoco estoy seguro si me he cansado o estoy bien. Pero al menos ella parece a verse calmado un poco. Beso su cabeza y aspiro un poco el inusual aroma de su cabello.
-Vamos a la cama- digo comenzando a caminar pero sin soltarla. No quiero soltarla ni un solo instante. Nos sentamos al borde del colchón y sigo acariciando su cabello mientras comienzo a cantar una canción de cuna aprendí hace años en casa de un amigo, su mamá se la cantaba para dormir, y yo la aprendí e imaginaba que me la cantaban en las noches.

Lloré muchísimo, probablemente más que en cualquier otra ocasión. Y mi llanto se hizo cada vez más bajo hasta solo escucharse el sonido de los pequeños sollozos y mi nariz haciendo un molesto ruido. Quería disculparme, porque una vez recobre la compostura, sentí un poco de vergüenza por haberme aprovechado de él. Sin querer siempre termino presionando mis deseos caprichosos contra Lu, y temo que un día me rechace y me reproche todas las cosas que le hago hacer por no saber los límites entre nosotros.
Pero el beso en mi cabeza me tranquiliza. Y cierro los ojos por unos segundos hasta que me lleva con él a la cama. No dije nada y me senté junto a él. Recargue mi cabeza en su pecho y cerré los ojos mientras él comenzaba a entonar una canción. Me acostumbré a su tono de voz juguetón, y cuando tiene esta clase de gestos no tengo idea de cómo reaccionar. Pero se siente bien, y me ha calmado por completo.

Me separé de él y lo abracé por el cuello. No sé qué haría sin él en mi vida. A estas alturas ya no hay un panorama en mi futuro sin su presencia. Y no se siente como si fuera alguno de mis hijos, tampoco l que sentiría si fuer a Mitya, o alguna de mis viejas amigas. Es algo distinto, agradable, y que me da un poco de miedo.
-Gracias, Lu -alcé la vista y me estiré para dejar un beso en su frente. Mis manos dejaron de envolverlo y una de ellas tomó la suya- seguramente mi cara es un desastre -una sonrisa avergonzada se dibujó en mi cara, y después sostuve la mirada con él hasta sentir esa incomodidad de nuevo en el pecho. Agaché la vista, no sé qué estoy sintiendo ahora. Tal vez es porque estoy muy conmocionada por todo, o me cuesta caer en la realidad a ratos. No lo sé, y tampoco entiendo si con alguien más me sentiría de la misma forma, o habría conseguido un poco de calma.

Me levanté y le pedí que también lo hiciera, y bajé las sábanas.
-Vamos a recostarnos -me subí a la cama lentamente y me metí entre de las cobijas. Está cálido- duerme conmigo hoy -estoy segura que Mitya no vendrá hoy. En realidad, el hotel es más bien un guardarropa para nosotros dos- solo un ratito -me tapé hasta la cabeza y esperé a que él se acostara a mi lado. Sé que pido demasiado, el ritmo de mis latidos también lo sabe. Y aún así no he dicho una palabra para cambiar mi petición.

Al menos parece que no hacer nada ayuda a que ella solo se desahogue, creo que eso era lo que más necesitaba pero no podía hacerlo con nadie más. Y al menos yo la he podido ayudar con eso, no he hecho realmente nada, pero siento que he ayudado en algo.
Cuando rodea mi cuello me toma por sorpresa, que haga ese tipo de cosas me pone nervioso, después de todo para mi ella siempre es demasiado importante y nada puedo pasar desapercibido, puedo jugar a ignorar cosas, pero cuando lo hace de manera tan espontánea me toma con la guardia baja. Jalo mucho aire y correspondo el gesto. Baje un poco la cabeza para recibir su beso y la solté cuando se alejó de mi. Desearía no hacerlo, pero no tengo derecho a intentar lo contrario.
-Pero que dices, nadie luce mejor unos ojos hinchados como tú- digo en tono bromista -Te ves hermosa, siempre - le aseguro, pero ella ha agachado la mirada creo que tal vez no debí decir algo así, ¿fui demasiado obvio? no, creo que como siempre, he hablado de manera normal, sin dejar que mis sentimientos sean obvios.

Me puse de pie y la vi preparar la cama para irse a dormir, supongo que es mi señal para irme, pero ella de nuevo me cambia las cosas.
-¿qué?- pregunto porque creo que debo haber escuchado mal, pero luego ella dice muy claro “duerme conmigo hoy”. ¡Por favor Dios, esta es la manera mas cruel de ponerme a prueba! la mujer de mis sueños diciendo algo así. Ya sé que ella no tiene otras intenciones, solo necesita la compañía de un amigo sin intenciones sexuales, solo el tipo chistoso que está siempre con sus hijos.
-ja, claro- esta vez no he podido ocultar del todo mis nervios, por suerte ella esta cubierta hasta la cabeza. Me siento en la cama y me quito los zapatos para subir los pies y acomodarme a su lado. No sé si debí apagar la luz, solo estoy acomodándome bajo las cobijas y me quito mis lentes para dejarlos bajo la almohada. Cierro mis ojos y me cubro hasta la cabeza como ella lo ha hecho, pero solo me quedo ahí, se que está a unos centímetros de mi, pero ahora no puedo acercarme a tocarla, porque me ha descontrolado un poco la situación, y siento que he perdido el enfoque y me siento más como el adolescente que hace años se enamoró de ella.

Lo que dijo hace un momento da vueltas por mi cabeza. Tal vez fue un cumplido obligado, porque obviamente no diría que me veo espantosa, ojerosa y desgastada. Además él siempre me habla así de bonito, y entiendo que sea porque se trata de la madre de sus amigos. Aunque nosotros llevamos aparte una buena relación, nadie dice abiertamente cuando alguien luce mal.

Sentí el movimiento de su cuerpo subiendo a la cama y mi corazón comenzó a acelerarse. No creí que aceptaría, aunque tampoco pensé en una negativa. simplemente dije lo que sentí y ahora me pregunto si llegué muy lejos.
Permanecí un par de minutos cubierta hasta el rostro, y luego me destapé lentamente,y con mi mano bajé la cobija que tapaba su cara.
-Mmm -lo miré preocupada- si te molesta no tienes que hacerlo -alejé mi mano y me giré completamente hacia él, bajando la cobija a la altura de mi pecho- siempre te ando metiendo en líos, o empujando mis caprichos sobre ti -comencé a hacer círculos con el dedo sobre el colchón y evité mirarlo a los ojos. Sin lentes se ve diferente, siempre le he dicho que se ve muy bien- ¿puedo abrazarte? -pero cubrí de nuevo hasta mi nariz, mirándole fijamente pero de una manera un tanto cómica- Lu, ¿no te enojaras conmigo por esto? -soy infantil y algo inmadura cuando estoy con él. Al principio creí que simplemente se me pegaba su manera de ser, pero es más como si me comportara más caprichosa y me mimara con él.
Esto no está bien, pero tampoco he dejado de hacerlo. Siempre pienso lo mismo sobre mis límites, y también continúo pidiendo cosas irracionales. Y él nunca me dice que no.

Me fui pegando más a ál hasta agarrar con mi mano su camisa por debajo de las cobijas.
-Estás cálido -cerré los ojos y poco a poco mi mano dejó de estrujar su ropa y la pasé por alrededor de su cuerpo. No he abierto los ojos, además mi cara comenzó a arder. Tal vez el cansancio ha hecho que me dé fiebre y comience a delirar y actuar extraño.