Frágil (Luciel)

Recuerdo del primer mensaje :

Hace tres días que murió mi hermana y su esposo. En cuanto nos enteramos, viajamos hasta Rusia para dar el apoyo pertinente.
Mi hermana era dos años mayor que yo, su esposo dos más que ella. Nunca fue la consentida de la familia. Fue la única en actuar a su antojo en contra de todas las expectativas de nuestros padres. Se casó con un hombre de clase media, trabajador y amoroso, nada acorde a lo que mis padres deseaban para nosotras. Por esa razón es que la relación con ellos nunca fue buena, y siempre se mantuvo apartada de las cosas que tuvieran que ver con los negocios de mi padre. Pero era fuerte e independiente, y yo la amaba y admiraba más que a cualquier persona.
Al llegar a Rusia lo primero que hice fue abrazar fuertemente a Elijah. Nadie sufrirá más por su pérdida que él. Ellos siempre fueron un ejemplo a seguir como padres, como matrimonio y personas. Aún así, mi madre despreció a mi cuñado por haber arruinado la vida de su hija, y le culpó ahora por la muerte de ambos. No importa cuánto tiempo pase o lo buenos que ellos fueron, mis padres nunca cambiarán su ambiciosa manera de pensar.

No he tenido tiempo de dormir bien. Me la pase pegado a Elijah para hacer que los comentarios tan fuertes de mi padre no llegarán a sus oídos. Sin embargo el agotamiento me venció esta tarde y por eso los chicos y Miyta me obligaron a volver al hotel. Ellos han podido dormir más tiempo, por eso les he dejado a cargo de mi pequeño para evitar cualquier malestar que pueda causarle mi familia. Además todos adoran a Dima y a Mitya, y seguro que frente a ellos no se atreverían a decir un solo comentario que pueda herirlo.

Me quedé en el bar del hotel antes de pasar a mi recámara. Sé que debería dormir pero no puedo, y entre más lo pienso las lágrimas salen de nuevo. Ellos tan amables y tan llenos de vida, ¿por qué? Ni siquiera me he preocupado por mi demacrada cara, aunque los lentes oscuros disimulan un poco, ahora no estoy en condiciones de pensar en eso.
-No era necesario, amor -Mitya me llamó, justo ahora ha mandado a uno de los chicos para que esté conmigo. Él odia estas cosas, por eso se mantuvo ocupado con el papeleo del funeral, de la escuela y la custodia de Elijah, pues no pienso dejar que viva bajo el mismo techo que esa gente.

-Sí, ella… -mi voz suena entusiasmada. Debería sentir alivio, porque mi teoría era muy acertada. Si lo pienso detenidamente era lo más lógico, porque él me dijo aquella vez que le gustaba, y ahora, por como habla de ella, lo confirma que va más allá de un gusto físico, y Lu no es la clase de chico que tenga muchas mujeres alrededor. Pero tengo una especie de incomodidad. Supongo que me lo creí ya que dijo que era hermosa y eso… No sé en qué momento dejé de ser yo y comenzó a pensar en esa otra chica. Es normal, es normal, lo sé, pero…- jaja, ¿ya te ha pasado? -intenté hacer una broma. Ellos son cercanos, pero no sé qué tanto me gustaría que se involucraran con Lu más allá de la amistad, aunque él ya dijo que le gusta esa chica, entonces lo demás no importa. Yo, o ellos, es solo un sueño que le hizo actuar con torpeza.

Me senté en la cama y levanté el teléfono
-Solo por hoy -esperé a que contestaran y pedí fruta, jugo natural y lo que quería Lu.
Luego de colgar se hizo un silencio incómodo. Como pensé, no puedo actuar como si nada.
-¿Quieres ducharte? Ya que traerán el desayuno, supongo que te quedarás otro rato aquí… -le miré esperando que aceptara. Me incomoda verlo, pero no de una manera desagradable o molesta, y eso es lo que me preocupa- aunque seguro tienes tus cosas qué hacer -pero también quiero que se quede. Estoy mejor que ayer, de hecho puedo volver antes ya que tampoco tengo mucho que hacer en el hotel, pero quería estar un rato más con él. Aunque sea durmiendo, o charlando. La sensación de paz que me da no se compara con la compañía de ninguna otra persona, tal vez por eso.

-¡¿Qúe?! no, no, para nada. Solo digo que con ellos sería diferente- ciertamente Dima se pone muy cariñoso cuando toma demasiado, y le encanta andar sin ropa, pero no pasa de algunos besos en mi mejilla, pero por lo general termino empujándolo y él siempre se queda dormido. Andy por otro parte no es tan impertinente, nos llevamos bien y a veces jugamos a coquetear, pero siempre se tratan solo de bromas, no soy tan paranoico como para creer que solo porque le gustan los hombres yo tengo que gustarle.

Lo había dicho para que ella me reprendiera y me dijera que tengo que comer bien y todas esas cosas que siempre dice, pero no, ha accedido a que yo pueda comer lo que quiera. Termino pidiendo unas papás a la francesa.
-si, ok- mas que decir que me quiero bañar o que quiero o no quedarme, solo estoy tomando sus palabras como una orden -Yo no tengo nada que hacer, he dispuesto todo mi tiempo para ustedes en este viaje- mientras digo eso, me levanto para ir al baño. Tras cerrar la puerta me doy cuenta que no he pensado demasiado en esto, y tal vez debía ir al baño de mi habitación, pero si salgo ahora me voy a ver un poco idiota y obvio se notará lo mucho que me sigue afectando que la besé, creo que al final solo descubrirá lo que siento por ella.
Preparo el baño y me deshago de mi ropa, mientras me baño tomo unos segundos para mirar el dedo que me corté hace rato y ella curó y termino relamiendo mis labios al recordar el beso.
-Soy un imbécil- termino de bañarme y solo parece inadecuado usar las toallas de ellos y tampoco tengo ropa -Y un idiota- cierro mis ojos en un gesto de enojo conmigo mismo. Seco mi cuerpo con mi playera, y me pongo de nuevo mi pantalón. Miro mis boxer que tienen dibujos de carritos de carreras y me he puesto mi playera que está húmeda. Salgo del baño, mi cabello aun escurre -parece que hoy todo me está saliendo mal- le comento a ella cuando me ve, y para aumentar un grado mas patética situación, tengo los ojos llorosos.

Me reí nerviosa por su respuesta. No estoy pensando con claridad, mis preguntas o las cosas que digo no tienen ningún sentido y mucho menos objetividad, y creo que por hacer obvio que me afectó lo que hizo, le he puesto incómodo.

-Gracias, Lu -nuevamente veo qué tan importante somos para él. Somos como su familia, yo misma lo he presentado como mi tercer hijo, debería tomar más seriamente mis propias palabras- entonces desayunemos juntos -vi cómo se levanto al baño y me quedé esperando. Creo que mi plática lo ha hecho sentir mal, o tal vez raro del tipo desagradable. Solté un largo suspiro y me recosté boca arriba- soy una idiota -mis palabras apenas pueden escucharse. No quiero decir nada más que le haga sentir mal o culpable, él no solo es importante para mí, lo es para los chicos, y no quiero arruinar esto que tenemos y ellos tienen. Pero es inevitable hacer como si nada. -me tapé la boca y cerré los ojos. Le correspondí, y lo peor, yo ya ni siquiera estaba dormida. Esto es más de lo que puedo manejar. Soy una mujer casada, y él podría ser mi hijo…- bueno, técnicamente no, porque son menos de diez años… qué estoy diciendo -me levanté de la cama y fui por el cepillo a mi maleta. Está tardando mucho, ¿se metió a bañar?
Cepillé mi cabello y al escuchar la puerta fui a abrir, es la comida. Agradecí al hombre y dejé que metiera las cosas, y cuando cerró nuevamente, caminé hacia el baño para avisarle a Lu. Pero a mitad de camino me detuve al ver que ya había salido.
-¿Qué pasó? -llegué a él y toqué su cabeza, está escurriendo- ¿por qué no te secaste bien? -entonces noté sus ojos llorosos. Me sentí muy preocupada, nunca lo vi de esta manera- Lu, ¿qué pasa? -tomé su rostro con ambas manos y lo levanté- ven, primero sequemos tu cabello -lo cogí de la mano y caminé con él de nuevo hacia el baño.

Ayer era yo quien apenas podía moverse por el estado deplorable en el que me encontraba, y él me ayudó a llegar a mi recámara, incluso cuando el baño. Bajé una toalla limpia y la puse sobre su cabeza para comenzar a secar su cabello. Hice que se sentara en la orilla de la tina y yo me senté junto. Siento una extraña tristeza y preocupación. No sé qué le ocurre de repente, y quisiera ayudarlo.
-Tienes que quitarte esa camisa mojada, puedes usar una de las batas limpias -me levanté a sacar una de la gaveta y la dejé junto a él,y me volví a sentar a su lado.

Ella se acerca, seguro luzco patético, yo que siempre estoy riendo y haciendo bromas, ahora estoy a punto de llorar.
-Es que lo siento mucho- mi voz sale entrecortada.
Me lleva de regreso al baño y hasta comienza a secar mi cabello, es tan buena incluso después de lo que yo he hecho. Asiento a lo que dice, quito a desgana la toalla en mi cabeza para con el mismo entusiasmo quitarme la camisa.
-Perdóname por favor- le pido cuando se vuelve a sentar -Yo no quiero que me odies, o que te alejes de mi. Fui un idiota, no tengo excusa, no importa si no estaba del todo consciente, yo no debí hacerlo- no puedo mirarla, creo que nunca más podré hacerlo, porque de forma inevitable miraré sus labios, ahora sé lo que es besarla, ¿como voy a poder evitar no desear besarla de nuevo? -Ya no puedo ni mirarte a los ojos- hasta ahora siempre pude controlar todo lo que sentía, aun mirándola en traje de baño, porque siempre hubo una barrera invisible que me ayudaba a que mis sentimientos se esforzaran por quedar solo en algo platónico -es que eres tan bonita- al final mis ojos dejan escapar algunas lágrimas -No me odies por ser un idiota- levanto la mirada para hacer esa ultima petición. Estoy seguro que lo he arruinado, tal vez ella pueda tratar este incidente como algo insignificante, pero yo no, yo no podría seguir fingiendo como lo he hecho todos estos años.
Pero no puedo mirarla por mas de un par de segundos, mis ojos han terminado buscando sus labios y creo que he sido demasiado obvio, por eso desvío la mirada de nuevo.

Él también está pensando en lo que paso. ¿Por qué? ¿Fue tan desagradable? No hice caso y me concentré en hacer que se secara. Esto se tornó extraño, y no sé ni cómo es que me siento con todo. Me preocupa verlo así, decaído. Se que es un ser humano y en algún momento tendría que conocer este lado suyo, pero que sea justo ahora, luego de esa conmoción. No quiero pensar cosas tontas que me hacen quedar como… pues como si girara entorno amí.
-¿Qué? No, no… -¿por qué dice eso? No lo voy a odiar por ese simple accidente. Él ya aclaró que era por pensar en la otra chica, además es un hombre, y jóvenes suelen tener esa especie de fantasías semi despiertos- no te odio, Lu, eso es imposible -siento un nudo en la garganta por verlo tan devastado. Por eso llevé mi mano a su cara. Es más alto que yo, quería tocar su cabello pero no tengo fuerzas.

Sé cómo es que se siente esto, pesado, como si hubiera algo más entre nosotros. Pero es mentira, porque justo ahora me dijo que pensaba en esa otra chica, no tendría sentido.
Sentí que se me iba el aire y baje mi mano. Miré al frente, y mis latidos se incrementaron mucho. Puedo escuchar el sonido, y llevé mi mano a mi pecho en un intento por ocultarlo.
Cruzamos la mirada unos segundos, él llora y yo estoy avergonzada. No quiero interpretarlo de “esa” forma, no puedo, pero…
-Lu -limpié sus lágrimas. Debería irme y darle espacio- ¿me mentiste cuando dijiste que soñaste con alguien más? -me acerqué para que me mirara a la cara. Siento mi pecho agitado, pero tomé su cara con ambas manos para que no se atreviera a mentirme- ¿por qué lloras? -por alguna razón un par de lágrimas se escurrieron de mis ojos. Verlo tan expuesto y frágil me hace sentir muy triste. Yo quiero que siga sonriendo, que me haga bromas tontas y que esté fresco como siempre. Pero ahora es diferente, y me da miedo. Quiero confortarlo pero no sé cómo, y no entiendo del todo el porqué llegó a este estado. Aunque una parte de mí lo intuye, y en ese caso debería alejarme. Debería, pero en su lugar he terminado abrazándolo.

-Yo no mentí, yo nunca te miento- ella ha limpiado mis lágrimas, después de esto ella no debería ser tan buena conmigo, no lo merezco -yo nunca dije que fuera otra persona y ya está, estoy cavando mi tumba cada vez más profunda para ya no poder salir de ella. Creo que es lo mejor, que ella me aleje, porque luego de esto yo no se como debo actuar, no puedo ocultar algo tan obvio. Era algo más sencillo cuando no pasaba de ser algo virtualmente imposible, y aunque sigue siendo imposible, he dado ese paso que ya no puede retroceder.
-Porque lo he arruinado- no puedo contener la angustia que me causa mi torpeza.
Y pese a cada nuevo error que cometo, no obtengo más que la noble actitud de ella. Sus brazos me hacen sentir más débil y lloro un poco mas fuerte.
-perdóname- le vuelvo a pedir rodeando su cuerpo con mis brazos -Siempre he sabido mi lugar, yo sé que no puedo ser correspondido, siempre lo he sabido. Me importas demasiado como para perderte por algo imposible. Yo no quiero causarte problemas, ni preocupaciones. Pero soy demasiado idiota- mis manos suben hasta tomar so rostro entre ellas y me separo un poco para mirar su rostro. La he hecho llorar, soy realmente una persona horrible.
Definitivamente pensaba que era un sueño, yo jamás me atrevería a cruzar esa linea, no importa nada, yo no tengo el valor para hacer eso estando consciente, aun si lo deseo con mucha fuerza. Mis ojos caen de nuevo en sus labios -creo que mejor me voy, ahora mas que ayudarte estoy siendo una carga. Tienes cosas mucho más importantes que esto.

Pero al preguntarle por la chica él dijo que sí, por eso yo pensé que se trataba de ella. Y también dijo que era linda, y aquel día dijo que le gustaba.

Todo esto me ha dejado sin habla, es como agua fría sobre mi cuerpo, me impide reaccionar de cualquier modo porque estoy muy confundida. Pero mis brazos no lo sueltan, y tampoco lo alejo cuando me ha abrazado. Sigo derramando lágrimas, mucho más cuando él comienza a llorar con intensidad. Ese nudo en mi pecho se hace más grande y pesado, y me aferro un poco más fuerte a él. No sé qué decirle, ni siquiera sé descifrar qué es lo que yo siento por él. Definitivamente nada será como antes, y esa idea trae consigo un sentimiento de melancolía. No podré verlo, no podremos charlar, bromear, comer juntos. Y caigo en cuenta que eran demasiadas cosas las que hacíamos juntos, y nuestro tiempo siempre se iba en risas, pequeños regaños y pláticas interesantes que no hacían caso al tiempo.

No desvié la vista, y mi cara se puso caliente cuando la tomó entre sus manos. Pensé que me besaría, no quiero ser consciente de eso pero predominó esa idea cuando lo tuve tan cerca.
-¿Qué? -bajé la vista y lo sostuve de las muñecas- pero -no lo sé, no estoy segura pero si lo suelto, todo va a cambiar. Es más, siento que todo va a terminar. ¿Qué exactamente? No lo sé- déjame procesar esto -no lo solté pero hice mi agarre más liviano. Mi cabeza está llena de dudas, y las cosas que él siente ahora están muy claras. Y yo he actuado despreocupadamente todo el tiempo, con tanta confianza en todo aspecto. Incluso dormí con el. He sido tan infantil y despreocupada que no pensé en esa posibilidad.

Lo solté y de nuevo lo miré a los ojos.
-No sé qué decirte -es obvio que no puedo corresponderle, y por eso no quiero pensar en lo que me ha hecho sentir con todo esto. Hay demasiadas cosas en contra, y no soy una jovensita que tenga como prioridad su vida amorosa o que esté buscando la felicidad basada en eso. Y la realidad cae encima, de muy mal modo- lo siento -aparté la mirada. Duele demasiado, porque las cosas van a cambiar e inevitablemente nos distanciaremos. Debería decirle que lo quiero, que es más indispensable en mi vida de lo que pensaba y que no quiero que se aleje. Pero eso sería cruel de mi parte. Solo estaría levantando sus esperanzas, y ya no estoy para esas cosas- perdóname, tal vez hice algo malo o raro -lo abrace y después tomé su cara de nuevo entre mis manos- tienes prohibido dejar de frecuentarnos -agaché la mirada y bajé mis manos- no puedes alejarte así nada más. Y, ¿por qué hablas sobre perderme? Nunca has sido un problema, ni lo serás. Solo quiero que recuerdes eso, y que tengas presente que estaré para ti si lo necesitas -le di una palmada en la cabeza y revolví su cabello. Debo tomar distancia, aunque obviamente no puedo apartarlo de golpe, creo que marcar una línea entre nosotros es lo adecuado- me iré para que te puedas secar bien. Te prestaré una playera seca -salí del baño y sentí muchas ganas de llorar, pero me limité a coger la prenda y regresar al baño a entregarsela.

-No tienes que decir nada- no espero nada de ella en ese aspecto, nunca lo he esperado y eso no ha cambiado no por lo que acaba de pasar. Si ella tuviera algo para decir seguro sería algo que terminaría causando mas pena para mi. Se trataría de que ella me dijera la verdad que ya sé. Es imposible, es una mujer casa, ya tiene a alguien a quien ama, soy amigo de sus hijos. Cualquier punto para mirar esto es imposible, no hay manera de que pueda existir un ápice de esperanza para mi.

La manera en que ella reacciona a todo esto, es todo lo que se podría esperar de alguien como ella. No me ataca o reclama, es comprensiva y su bondad es casi dolorosa. El odio o el rechazo dolería, pero sería mas sencillo.
-No lo haré- si solo me alejo, todos lo notarían, y no solo ella sabría el secreto que llevo años guardando, sino todos, y no quiero arruinar mas las cosas con las personas que me importan -gracias -bajo un poco la cabeza cuando revuelve mi cabello.
No la veo salir del baño, solo me quedo mirando el suelo, y regresa con esa playera que menciona. Debe ser de su esposo, solo usarla me causa desagrado, así que solo la dejo a un lado. Tomo mi camisa con una de mis manos y salgo de baño -Iré a cambiarme a mi habitación. Y regresaré a Tokyo en el primer vuelvo que encuentre. Cuando regresen seré el primero en ir a verlos y seré el mismo de siempre, pero necesito irme- limpio mis ojos y camino para salir de la habitación. No la miro en ningún momento, no puedo hacerlo, pero espero que cuando nos volvamos a ver, yo pueda fingir ser la persona que ella recuerda.

A pesar de que dice eso, su voz suena apagada. No encuentro nada que decir, por eso le di la opción a darse una ducha y así yo tener un poco de espacio para pensar. No sé ni qué pedirle, o si rechazarlo de la peor forma. Es obvio que nuestros sentimientos no son iguales, pero tampoco me es indiferente ni mucho menos me valdrá poco si se aleja de mí.
Me senté y limpié mi cara. De por sí está un poco hinchada por todo lo que ha pasado, y ahora de nuevo tengo ese tono carmesí bajo los ojos.
Él salió poco después que lo dejé a solas, y de la impresión no pude decir nada. Además que salió casi corriendo de aquí.

Me tumbé en la cama y me acosté de lado. No quiero levantarme. Últimamente nada sale bien, y cosas malas una tras otra suceden. Ni siquiera tengo una persona con quién consultar esto. Mi primera confidente ya no está, y el segundo era él.
Me envolví con la cobija y cerré mis ojos. De nuevo estoy llorando, como si todo lo de ayer no hubiera sido suficiente. Fue inevitable pensar en sus labios, en su sonrisa y la amabilidad que siempre me brindó. Y me dolió el pecho porque yo no puedo hacer algo como eso. Porque un rotundo “no” resuena en mi cabeza. Soy un adulto, y él el amigo de mis hijos. Y aunque fue un amigo muy especial, las cosas no pueden regresar a lo de antes. Estoy acostumbrada a fingir, pero eso no quiere decir que me guste, porque duele mucho.