This is the last time [Leigh]

Recuerdo del primer mensaje :

No pude calmarme en el camino. Decidí tomar el metro para tranquilizarme para cuando llegara a casa, pero no sé si ha sido una buena idea. Estoy muy preocupado por Meier, Evan no se veía normal y, puedo intuir lo que estaba pensando. Tal vez si Meier y yo no hubiésemos tenido esa plática fallida en el pasado, no hubiera sentido esa tensión, pero creo que todos sabíamos lo que pasaba. Quisiera llamarlo y averiguar cómo está, pero algún día tenía que confrontarlo.
Miré mi teléfono mientras permanecí sentado en el metro. No he llamado a Leigh. Creo que antes de preocuparme por los problemas de otros, debería lidiar con los míos. Pero hablar con Meier me distraía de todo esto. Pero el problema solo es más grande. Shinya se ha vuelto como una soga a mi cuello que no tengo el valor de quitarme. Si tan solo no fuera tan cobarde, pero, eso me haría una muy mala persona. No es que eso importe frente a terceros, sin embargo, a pesar de todo, Shinya se volvió alguien importante para mí.

Respiré profundo y comencé a marcar a Leigh mientras bajaba del metro. Necesito verlo, lo extraño.
-¿Hola? -esbocé una sonrisa al escuchar su voz- voy saliendo de la universidad -mi corazón dio esos saltitos al oír su voz, ha pasado un tiempo. Pero él interrumpió luego del saludo, se rió, y pude escuchar la risa de una mujer. Debe ser esa amiga suya con la que ha salido últimamente, ahora tiene nuevas amistades- ah no, solo hablaba para saludar -me quedé callado y detuve mi paso. Me siento fatal, miles de cosas ya empiezan a pasar por mi cabeza- perdón, no sabía que estabas ocupado. Hablamos luego -colgué la llamada y guardé mi teléfono. Tengo un nudo en mi garganta.
Caminé a prisa por las calles que acostumbro para llegar a casa. ¿Por qué me porto así? No tengo derecho de exigirle nada, ¿cierto? Él ha tolerado que mi relación con Shinya siga, era obvio que en algún momento se cansaría y regresaría a los braos de las mujeres. Me detuve en medio de la calle y limpié mi rostro. Soy patético. Debería terminarlo y dejarle ser feliz. Todo esto ya se demostró que no funciona.
Llegué a casa y acomodé mis zapatos en la entrada. Dejé mis cosas sobre el sofá y entré a mi recámara a cambiarme de ropa. De nuevo comenzaron a salir lágrimas. Ni siquiera sé si volvió a llamar porque mi teléfono está en silencio dentro de mi maletín, pero sino es así, me sentiré peor.
-Nunca es muy pronto para dormir -me reí y limpié mi cara. Fui al baño y lavé mis dientes, tomaré un baño mañana temprano, estoy cansado.

Jiro:

Lo miré, quería negarme porque la cerveza no es de mi gusto, mucho menos en un lugar abierto como este, pero parece que no está puesto a discusión y además hoy no puedo ponerme grosera.
-De acuerdo -me quedé de pie hasta que él llegó con las cervezas, y luego me volví a sentar en el columpio. Acepté la cerveza y di un trago, no me gusta el sabor, pero ya que él decidió desahogarse lo acompañaré. Lo miré desconcertada. Él sabe que Mitya ha sido el único hombre en mi vida, ¿acaso está insinuandome algo?- no -pero fugazmente vino Luciel a mi cabeza, y desvié la mirada al frente mientras daba otro trago. No tuve tiempo de preguntarme porqué de ese pensamiento, porque él comienza a hablar y decido mirarlo de nuevo para prestar atención- ¿por qué le dijiste eso? -pregunté avergonzada. Él siempre dice que soy guapa, que soy amable, tantas cosas bonitas que me encantaría escuchar de Mitya, pero honestamente, no me molesta que él me las diga. Él también es muy atractivo y agradable, aunque algo tosco para mi gusto, pero es imposible que exista el hombre perfecto-no eres patético -dije mirándolo- no se puede evitar -di un sorbo grande seguido por una mueca- pero puede que te enamores de alguien más. Lograste superar a Yoko, lo harás también con él -le sonreí y levanté mi lata para brindar- tal vez algún día yo también tenga el valor de dejar a Mitya -me reí tímida.
Tomé despacio mi cerveza. Se me pasa por la cabeza más y más la idea de nosotros dos. Takumi lo dijo, y a Mitya no le importo.
-Leigh -dejé la lata en el suelo- ¿por qué no lo intentamos? -apenas me miró, yo desvié la mirada- tú me haces sentir bien, y ambos estamos en una difícil situación. Además… has dicho que te gusto, ¿no crees…? -me quedé callada y luego reí- no, no, qué tonterías estoy diciendo. Tú recién acabas de terminar tu relación, y yo… -comencé a columpiarme muy despacio, pero sentí un ligero mareo y me detuve. No me creo lo que estoy diciendo, pero también estoy harta de todo. Y él a su pareja, no le importa ni un poco, no es más que un egoísta que solo piensa en sus beneficios.

-Porque él pregunto, e insistió en una respuesta- fui un idiota, si siempre se pone celos por las mujeres con quienes trabajo -sabes, pensaba que tenía un poco de inmunidad. Quiero decir, yo soporto que esté con esa otra persona, tengo que aguantarme mis celos aun sabiendo que ha estado con él, era obvio cuando lo habían hecho. Pero parece que solo yo soy el que tiene que aguantar. Sabes, él me hace sentir como una mierda, como si yo fuera la peor persona por mis errores, por haber fallado hace unos años atrás y ahora. Yo tenía que estar completamente comprometido a lo nuestro, pero él no. Siempre me cambiaba por ese tipo de las desgracias eternas, por el chiquillo de la universidad. No me llamaba, no me pedía que nos viéramos. Era yo rogando siempre por un poco de su tiempo- estoy enojado, porque no pude recibir ni un poco de comprensión por mi esfuerzo. Pero era como ser empujado al fracaso por él.
-Si, lo haré- aunque lo digo, creo que mi voz no denota nada de seguridad al afirmar que lo superaré. No soy ingenuo, creo que lo haré, no soy un chiquillo que piense que morirá por no estar con la persona que ama, pero ahora no se cuanto me tomará dejar esos sentimientos. Si lo dejé de ver por dos años y aun así no pude olvidarlo.
- Bueno, eso es un gran avance, que al menos puedas imaginar que pasará- comento sonriendo, porque su marido no me agrada nada y ella merece alguien mejor.

Ya he acabado con la primera lata y la dejo en la bolsa para tomar otra pero no la tomo al escuchar lo que ella dice. La miro un poco sorprendido.
-Y tu estas casada- no es que me importe su matrimonio. Solo estoy sorprendido de lo que sugiere. Esto es la clase de cosas que esperaba de Jiro. ¿esto era lo que Jiro quería no? pues lo haré, estaré con la persona que me gusta, y nos enamoraremos. Sería genial poder enamorarnos, porque somos parecidos. Si ella me amara, estoy seguro de que entonces no me dejaría, que se quedaría a mi lado, porque ella se entrega por completo a la persona que ama. Estiro mi mano para tomar la cadena de su columpio y jalo con cuidado para acercarla a mi -hagámoslo- me estiro hacia ella para acabar la distancia y besarla. Seguro no se vería bien que Jiro me acaba de dejar hace unas hora y ya estoy besando a alguien más y convirtiéndome en su amante. Pero al carajo con eso, yo no estoy interesado en perder mi tiempo en un eterno luto por mi desgracia al perder a Jiro, tampoco lo hice por Yoko -pero si nos enamoramos tendrás que dejar a tu esposo- le advierto separándome solo un poco de sus labios. Acaricio su rostro con mi mano, su piel es muy suave.

Sentí decepción, quería que dijera que es porque yo le gusto, pero parece que lo único que quería era darle celos. Pero lo entiendo, yo he hecho lo mismo con Mitya, le conté que conocí a Leigh e incluso que salíamos juntos. L más que dijo fue “ten cuidado dónde te paseas”. A él le importa más el que nos vean y se haga un malentendido, que el hecho de que yo lo engañe.
-Creo que él solo te utilizaba -comenté con miedo- entiendo perfectamente qué es eso. A Mitya ni siquiera le duele que lo engañe, no le provoca celos, es todavía peor -dije mirando al suelo. Supongo que si su novio sentía celos, Leigh le gustaba todavía, pero no, eso no pudo ser amor, yo lo entiendo mejor que nadie.

Apreté los labios. No dije que me divorciaría, solo intentarlo. Siempre fui una mujer demasiado seria y formal, y por eso puede que me vaya tan mal en la vida. Así que, no es demasiado tarde para que intente probar otras cosas, tal vez salga algo malo de todo esto, pero estoy harta, necesito un poco de consuelo y compañía. Y qué mejor que alguien que comprenda cómo me siento.
-¿Eh? -lo miré sorprendida por su respuesta positiva, y me entregué a sus labios. Me gusta besarlo y pensar que a él le provoca la misma agradable sensación. Nos separamos y lo miré- eso -miré al suelo. No, no dejaré a Mitya. No soy una jovensita que se deja llevar simplemente porque sí. Tengo hijos, una familia, mi propio negocio, demasiadas cosas por las que me he esforzado, pero que Mitya también es parte importante de eso. No sé qué haría si nos separamos, y qué sería de Dima o de Andy. No son unos niños, pero, ¿ellos me perdonarán? Andy probablemente, él siempre perdona todo. Pero Dima, ¿qué hará? ¿Lo entenderá?- está bien -acepté segura, pero es porque si le digo que no, él se irá y me quedaré sin nadie. Ya estoy en un punto donde necesito de alguien, me siento demasiado sola- ¿realmente crees que nos enamoraremos? -lo miré dudosa. No lo conozco. Es guapo, me encanta la química entre nosotros, pero hay muchas otras cosas que no me agradan. Pero si lo pienso, hay tantas cosas que odio de Mitya, pero él… a él sencillamente no puedo despreciarlo.
Le di otro largo beso, hice mucho que no besaba otra persona además de mi marido.
-Ah -me separé de él. ¿Por qué sigo pensando en ese día? Dije que no soy una jovensita, pero me sigo preguntando cuándo aparecerá por la puerta y me regalaría una sonrisa- hace frío -me lancé a su cuello y lo abracé. Pensé en decir algo, pero sonaría extraño porque no sigue el hilo de la conversación. Está bien, me olvidaré de Mitya, me volveré egoísta y seré feliz con esta persona porque él puede quererme, y yo solo necesito eso.

-No, claro que no...- defiendo a Jiro, pero no lo hago molesto, solo no puedo dejar que ella diga eso -es una persona con una manera de pensamiento muy peculiar. Digamos que el amor con él es difícil- suspiro resignado por la manera en que lo trato de justificar ahora. Estoy enojado pero no quiero que ella diga nada de eso de él. Tal vez debería dejar de quejarme tanto de él -somos unos fracasados en el amor- me río por la situación de ambos. Yo no la puedo juzgar por seguir con ese hombre. No me agrada y eso, pero supongo que yo en el lugar de ella también me aferraría a la persona que amo.

Me encojo de hombros, no puedo asegurar que nos enamoraremos. La veces que me ha pasado, solo se dió. Pero no me parece imposible, hay algo entre nosotros, o al menos yo siento algo, me gusta, no solo físicamente, me gusta lo que he conocido de ella y no me es indiferente.
-Tal vez si, tal vez no. Pero por ahora esta bien con solo gustarnos ¿no? cuidemos el uno del otro, y solo olvidemos todo lo demás- lo que pasará es un misterio, pero ya he pasado suficientes decepciones y sufrimientos como para acobardarme ahora por lo que pueda pasar o no.
Nos besamos de nuevo, y creo que esto puede llegar a ser algo increíble, ninguno de los dos conoce el alcance de lo que esto puede tener, no puede ser peor de lo que pasamos ahora.
Correspondo a su abrazo, debería darle mi chamarra, pero por ahora solo estamos abrazados.
-Si, hace frío- aspiro el aroma de su cabello, es muy agradable la fragancia de su shampoo -¿Puedes no llegar hoy a tu casa?- pregunto terminando nuestro abrazo y comienzo a quitarme mi chamarra para ponerla sobre sus hombros -No me refiero a eso- me río porque no quiero que piense que solo quiero acostarme con ella, esta noche no creo poder hacer algo así -Solo quiero ver alguna serie y platicar. No quiero estar solo- soy una persona que maneja muy mal estas situaciones, y no quiero terminar en un bar borracho y metido en alguna pelea, me conozco y se que es lo que buscaré hacer.

Me arrepentí por hablar mal de su expareja, pero comprendo que es duro escuchar la verdad de alguien más. A pesar de las cosas, no es agradable que alguien hable mal de las personas que amamos.
-Lo siento -me disculpé, y asentí riendo por el hecho de ser fracasados en el amor.

Me gustó más la idea que dio ahora, porque no me sentí tan presionada. Aunque no debería quejarme, fui yo quien lo propuso.
-Cuida de mí, entonces -dije sonriente. Es agradable tener su compañía, desde que salimos mis días han mejorado un poco, y no lo sé, puede que de verdad suceda y me sorprenda a mí misma por eso. Pero por ahora intentaré no ir muy rápido, no quiero un cambio tan radical en mi vida, y ya me di cuenta que no importa cuánto lo note Mitya, no le interesa.
El abrazo fue mucho más reconfortante que el beso, y al separarnos dije que sí con mi cabeza. Lo pensé después de responder, pero no hay nadie en esa casa que espere por mí. Mis hijos no están, y probablemente él tampoco.
-Está bien -me reí tímida, no se me hubiera ocurrido en este momento, pero tal vez sí después- entonces veamos alguna, ¿ya viste esa que te recomendé? Yo podría verla muchas veces más -es bueno también hablar de estos temas diversos y no solo nuestro mal de amores.
Nos levantamos del columpio y él tomó la bolsa de cerveza, y caminamos hasta llegar a su apartamento. Me sentí nerviosa, es la primera vez que entro a la casa de otro hombre, y como imaginé, esa clase de ideas vinieron a mi cabeza. Pero hicimos justamente lo que él pidió. Ver la televisión, charlar y reírnos, y no volvimos a tocar el tema de su ex pareja.