Our Happy Christmas [Sora]

Recuerdo del primer mensaje :

Me planeé esta cena desde hace casi dos mes, incluso me las arregle para rentar esa casa de la filmación, no quiero estar en un restaurante y mi casa está algo desordenada. Pero Sora me dijo que se la pasaría trabajando, fui un tonto por preguntar una semana antes. Sin embargo no me rendiré, no importa si llega a las 3 de la mañana, haré que cenemos juntos aquí.
Ordené la cena para una hora determinada, llegó unos minutos antes de que yo partiera hacia su trabajo y pude acomodar todo correctamente, aunque no serví nada, no quiero que se enfríe. Pero tengo la suerte que la energía eléctrica esté instalada ya, y puse un bonito mantel que compre en la mesa de centro, unas velas y el vino y nuestras copas, el resto lo pondré cuando ella llegue.
Miré mi teléfono y salí corriendo a pedir un taxi, tuve que caminar hasta que tuve cobertura, por fortuna ella planea quedarse ahí toda la noche.
Una vez estuve en el taxi le marqué para saber cómo estaba y si seguía en el trabajo, sentí que la estaba interrumpiendo pero no me importó mucho, estoy demasiado emocionado por esto.

-Disculpe, ¿la señorita Sora? -me coloqué unos lentes y esperé que la señorita de recepción le llamara. Estoy demasiado contento, hasta pensé en la amenaza que le haré si se niega demasiado a ir- hola -levanté la mano para saludarla cuando la vi venir, se ve hermosa esta noche- vine por ti -le susurré cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí y sonreí- sé que estás ocupada, pero es navidad, así que... ¿podrías solo hoy? ¿Por favor, por favor, por favor? -junté mis manos e hice un puchero- realmente quiero pasar este día contigo -me empiezo a sentir inseguro, me pondré a llorar si es necesario, de ninguna forma dejaré que se quede aquí.

Al final logré convencerla y esperé que se alistara, mi corazón late muy rápido de pensar en la cara que pondrá, no le diré a dónde vamos.
-Te ves muy linda -tomé su mano, hoy traigo ropa masculina, no debería haber problema. Ella dijo que no viniera a buscarla para no levantar sospechas, pero así nadie me reconocerá- tomemos un taxi -hice la parada y le tapé los oídos a Sora para decir la dirección al chofer- quiero que antes de llegar, cierres tus ojos -metí mi mano en la bolsa de mi chamarra y saqué una tela- bueno, te los cerraré yo -le sonreí travieso y luego tomé su rostro, me acerqué a sus labios y dejé un beso muy corto. Sé que no le gustan las muestras de cariño en público, pero tenía muchas ganas de hacerlo.

Salem:

Casa:

Comida:

Lo miro un poco inconforme por su respuesta, pero ya ni me quejo, solo quiero que deje de decir esas cosas para que yo ya no me ponga tan nerviosa.
-bueno ya, ni sigas- le pido y cierro mis ojos esperando que al evitar mirarlo yo pueda controlarme y dejar de actuar como una tonta. No pensaba que yo podría llegar a ser esta clase de persona por culpa de mi novio.
Las cosas que dicen sobre mi nombre son tan vergonzosas, y de nuevo siento esas sensaciones que me hacen actuar boba.
-Eres un exagerado- trato de restar importancia a sus palabras pero estoy toda apenada de nuevo y bajo la mirada -deja de decir cosas para avergonzarme- aunque me da pena y todo, siento ese cosquilleo en mi estomago de la emoción por sus palabras. Me hace sentir muy especial -Tu nombre es bonito, me gusta- evito decirlo cuando no estamos a solas, porque no quiero meterlo en problemas, pero desde que lo supe, me ha gustado decirle por su nombre.

Subimos por las escaleras, él no suelta mi mano, es curioso que tenga estos gestos y que no no me niegue a ellos. Nunca me gustó estar todo el tiempo de la mano de mis parejas, o abrazándonos y actuando cursis, pero con Salem me veo envuelta con tanta facilidad, ¿es por estar enamorada? no, es muy pronto para asegurar algo tan fuerte como eso.
Siento un escalofrío cuando besa mi cuello. ¿Debería agradecer cuando dice que huelo bien? al final ni digo nada, porque solo respiro profundo al sentir ese otro beso.
Nos acercamos a la cama y él se sienta y me hace quedar frente a él. No interrumpo el recorrido de su mano y sonrío por sus palabras sobre mi piel.
Me quedo quita esperando que a termine de bajar el cierre del vestido, siento como poco a poco deja de estar ceñido a mi cuerpo. Soy una mujer que disfruta mucho de vestir bien, así que incluso mi ropa interior siempre la elijo con cuidado, por eso no me preocupo de traer la ropa correcta o no, porque aunque no siempre es la mas cómoda, siempre luce linda aun si nadie más la verá. Mi vestido queda en el suelo y me inclino un poco hacia él.
-La tuya también- digo con una sonrisa coqueta mientras mis manos llegan a su rostro, luego bajan un poco hasta llegar a su cuello y al bajar a los hombros, busco que mis dedos entren en la tela de su saco para así hacer que luego solo caiga por sus brazos y se lo pueda quitar.
Diría que esto me pone nerviosa, pero la verdad es ahora mismo me siento tan inmersa en lo mucho que deseo esto, que me ha dejado de importar si esto puede salir mal. Es imposible que sea así. La química entre nosotros es tan fuerte que es imposible que esto no vaya a funcionar.
-Espera, traes condones ¿cierto?- me separo de él esperando su respuesta, porque así como es a veces de despistado es capaz de haberlos olvidado y aunque yo deseo que esto pase, no imaginaba que sería hoy, y no soy de las que trae condones consigo porque nunca tengo encuentros casuales, mucho menos si no estoy en una relación.

No dejé de mirarla mientras llegaba hasta el final del cierre, y lentamente hice que su vestido dejara sus hombros descubiertos, y luego el resto de su cuerpo. La miré asombrado, luce demasiado preciosa, perfecta, no se me ocurre otra palabras más para describirla. Toqué su sostén con la punta de mis dedos, ese terminado de encaje, es bellísimo, ella lo luce de maravilla.
-Eres hermosa -le sonreí levemente y tomé aire, cuando tocó mi rostro cerré los ojos y sonreí disfrutando su caricia y terminé después de quitarme el saco hasta impulsarlo al suelo. Besé su mano, me encanta mirarla, y esta imagen frente a mí difícilmente podré olvidarla- claro -los condones, lo olvidé ahora, pero cuando pensé en organizar esto, fue de las primeras cosas en la lista. Me agaché al saco y de la bolsita interior saqué el paquete con tres piezas, le sonreí travieso y los coloqué en el mueble que está junto a la cama.
La abracé y dejé unos besos en su barbilla, y me separé para mirarla mientras recorría en un toque sutil con mis dedos su cuello, bajando por el centro de su pecho y luego hasta su ombligo. Por detrás de su espalda localicé el broche de sus sostén, podría desabrocharlo en un par de segundos, pero en verdad me encanta cómo lo luce.
La tomé de la cintura y la hice caer de espaldas hacia la cama. Me coloqué encima de ella y aproveché para quitarme los zapatos antes de comenzar a acariciar suavemente sus piernas. Levanté una de ellas a una altura prudente, y quité su zapato para dejarlo caer al suelo. Di pequeños besos en su pierna y la puse sobre el colchón, e hice lo mismo con la otra para que sus zapatos dejaran de ser un obstáculo.
-De verdad eres sensual -miré detenidamente la parte inferior de su cuerpo, no puedo evitar pensar lo bonita que es su ropa, el que ella tenga tan buen gusto hace de este momento aún más perfecto- me gusta -toqué con mi dedo índice su ropa interior, y lo deslicé suavemente hacia abajo sin hacer mucha presión.
Fui de nuevo a sus labios y dejé que el instinto guiara nuestros besos, saboreando cada parte de su boca y presionando un poco mi cuerpo sobre ella. Toqué su abdomen con una de mis manos y subí lentamente hasta uno de sus pechos, y dejé pequeñas mordidas en su cuello, respirando el aroma de su perfume en conjunto con su piel, y soltando un ligero jadeo por la excitación que me provoca el poder por fin tener su piel expuesta.

Creo que es la primera vez que una de mis parejas parece apreciar tanto mi ropa interior, no solo le interesa tenerme desnuda en la cama, sino que realmente aprecia esta clase de detalles. Sonrió feliz de su halago, sé que le gusto, y no es la primera vez que estamos con tan poca ropa, pero las anteriores situaciones eran diferentes.
Río cuando confirma de manera tan segura lo de los condones.
Me muevo un poco para que pueda tomar su saco de nuevo y saca aquel paquete.
- Olvidaste mi regalo, pero no los condones - la intención de mis palabras es solo molestarlo un poco, porque dijo que no quería presionarme para que hoy pasara esto, pero trae los condones, y en cambio preparó todo esto para pedir que formalicemos y olvida el regalo.
Suelto un pequeño gritito por la sorpresa al caer en la cama.
Sus caricias se sienten bien, estoy bastante expectante de las sensaciones porque al ser él, imagino que será mucho más especial e intenso que con cualquier otra persona. Dejo que nueva mi pierna y me quite mi zapato. Mi respiración se vuelve pesada al sentir sus besos por mi cuerpo y solo cierro los ojos y disfruto de ello. Subo mi otra pierna cuando me lo indica y repite lo anterior.
- lo dices tanto que ne haces creer que no imaginabas posible que fuera una mujer sensual- comento con una sonrisa de medio lado.
El toque que realiza es muy delicado pero aun asi me estremezco. Disfruto de cada momento y de cada una de sus acciones, me siento tan deseada y eso me gusta. Pero yo también quiero tocarlo, quiero conocer cada detalle de su cuerpo.
Mis manos se abren camino en su camisa y la subo para poder quitársela por fin. Recuerdo la primera vez que vi su cuerpo y ahora por fin lo puedo tocar.
Salem es delgado, no tiene brazos marcados, es muy atractivo, su belleza resalta tanto vestido de hombre como de mujer. Pero si debo elegir que faceta de él es mi favorita, seguro que es esta, el momento en que se dedica a amarme.
Me separo de sus labios por un momento.
-Dimelo de nuevo, dime que me amas- tan solo pedirlo ya siento esa emoción en ni vientre.

Me reí al verme atrapado con mis intenciones. El regalo fue mucho más importante que esto, le dedique tiempo incluso a la envoltura y por ello lo dejé. Esto, bueno, creo que también lo deseaba mucho.
-Es tu culpa por ser tan hermosa -dije riendo y nervioso. No voy a negar que lo pensé y lo deseé. Creo que es obvio, porque aquel día en mi casa lo intenté. Es como si no pudiera controlar el enorme deseo que siento por ella. Pero no todo es eso, también mi cariño va incrementando.
Me encanta ver sus reacciones, temí que ella no le gustara porque parece que tiene mucha experiencia. La verdad no lo imaginaba, tiene un aura tan calmada que creí sería diferente en la intimidad, con toda esa vergüenza que aparentó las veces que nos vimos envueltos en situaciones muy íntimas. Me quedé sorprendido al darme cuenta de lo contrario, pero eso quiere decir que me tiene confianza, me gusta eso, no quiero solo ser yo, ella también está comenzando a sentirlo.
-¿De qué estás hablando? -alcé una ceja y sonreí- simplemente no me canso de decirlo, y hasta es un poco irreal que te hayas fijado en mí -físicamente puede que no suene creíble, pero Sora no solo quiere sexo de mí, no me hace reprimir mis instintos, o mi verdadera forma de ser. Ella ha aceptado todo, eso es lo increíble, que siento tan hermosa, eficiente, independiente y trabajadora, casi la chica perfecta, sea yo el afortunado. Eso hace que no me arrepienta ni un solo día por haberme metido en su relación.

Comencé a quitarme la camisa y la dejé a un lado en la cama. No se hizo esperar la sonrisa en mis labios cuando pidió que lo dijera.
-Te amo, Sora -le di un beso en los labios y luego la miré, ¿debería pedirlo?- yo también quiero escucharlo -le dije sonriendo y muy nervioso. Tomé su cara con una de mis manos y comencé a besarla despacio, pero aún así es un beso muy excitante. Me levanté para quitar mi pantalón, ahora es más notoria la reacción de mi cuerpo al mirarla. Pasé mis dedos por lo largo de su pierna y luego comencé a tocar su abdomen hasta subir a su pecho. Esta vez  metí mis manos por debajo de su espalda para desabrochar su prenda, se ve preciosa, pero quiero tocar toda su piel directamente. Tomé aire cuando vi su prenda floja, no soy tan básico en esto, pero por ella me he puesto muy duro de solo mirar su cuerpo semidesnudo. Soy bueno aguantando, creo que me lo repito porque mi corazón acelerado no me deja pensar- me gustan -mordí mi labio y toqué uno de sus pechos con mi mano. Mi corazón va muy rápido, pero ya no me siento nervioso, ahora solo estoy ansioso por tocarla.
Acaricié sus pechos por un rato, y llevé mi lengua hacia ambos. Inconscientemente mi pierna está presionando en medio de las suyas, y luego de volver a lamer su pecho, dejé unas mordidas suaves en su hombro.
-Eres tan exquisita -mordí su lóbulo y metí mi lengua en su oreja. No conozco sus puntos débiles, pero con esto voy averiguándolo. Su pecho, su cuello, su oreja o sus piernas. Cada parte que toco o beso intento observar las reacciones de su rostro. Y no puedo contener los jadeos, porque el tocarla me provoca demasiado placer, más de lo que muchas veces imaginé.

Me río por su respuesta, es divertida su reacción, me gusta la manera en que nos llevamos, por eso quería que esperáramos, seguro no parece tener sentido, pero no es que quiera conocer cada secreto de su vida, quería que nos conociéramos en el día a día, como es cuando tiene hambre, o cuando se está comportando un poco caprichoso, esas cosas que se muestran todo el tiempo.
Él a veces me hace sentir un poco sobrevalorada, no creo ser realmente alguien excepcional, me esfuerzo por lograrlo, pero realmente no siento que sea para tanto.
-Pero pasó- le digo esperando que no insista con ese tema. Porque hasta yo veo como algo extraño que me fijara en él, su personalidad es tan diferente a lo que siempre he buscado, pero creo que no puedo tener una respuesta que tenga sentido, solo pasó, porque tenía que pasar. Mamá decía que cuando conocías a la persona, no importaba lo demás. Siempre lo vi como una excusa para no dejar a papá, ahora, me pregunto si en realidad estaba tan enamorada, supongo que es posible.
Está vez no reacciono de manera exagerada al ver su cuerpo, porque se trata de mi novio, no de un desconocido que veo por primera vez, sino de la persona que quiero.
Cosquillas de nuevo en mi estomago, eso siento cuando dice que me ama. Y toda mi seguridad se va y regresa esa sensación de vergüenza. Cierro los ojos y giro mi cabeza hacia un lado, no quiero ver su expresión.
-yo te amo- digo rápido, y parece que mi corazón quiere explotar, mi cara quema.
Lo miro cuando toma mi rostro y mis labios se mueven al sentir los suyos. Observo como se quita el pantalón y sonrío al ver el efecto que causo en él. No tomo mucha iniciativa, la verdad es que me gusta sentir sus caricias, y estoy siendo un poco egoísta, pero solo un poco más. Arqueo mi espalda para que pueda meter su mano y siento como la prenda deja de sentirse ajustada a mi piel.
-eres increíble- digo con pena por lo que dice, pero poco me dura esa sensación, porque comienza a tocarme de nuevo. Esto es vergonzoso, pero ahora no me importa mucho.
Jadeo un poco por las mordidas en mi hombro, y ahora no me avergüenzo por sus palabras, solo disfruto de la manera en que él hace las cosas. No es nada nuevo para mi, pero es mucho más excitante que con otras personas.
Respiro profundo para tratar de calmar mis reacciones y comienzo a acariciar su espalda, es realmente muy suave su piel.
-Salem, ¿que es lo que te gusta a ti?- pregunto porque si somos parejas es mejor decirnos lo que nos gusta y como, así aseguramos una buena primera experiencia.

Que ella diga que me ama me afecta mucho más que verla desnuda, o que se atreva a tocarme. No pensé que lo diría realmente. Hace un rato me lo dio a entender, para mí eso fue suficiente y decidí no presionarla mucho al menos por ahora, pero lo hizo, lo dijo. Sonreí demasiado feliz, sobretodo porque luce avergonzada. Ella puede fácilmente proponerme sexo, pero le apena cuando me dice sobre sus sentimientos, es tan tierna.
-Te amo -le di unos besos cortos. No puedo explicar lo que siento en mi pecho. Puedo percibir con claridad como esa frase aceleró mis latidos, y la sensación en mi cuerpo fue como una descarga. Nunca me había sentido así, es algo completamente nuevo y hermoso.

Su cuerpo me indica que lo está disfrutando, y no detengo las caricias. Para mí es importante grabar cada parte de su cuerpo y el cómo reacciona. Quiero rememorar sus gestos y el cómo se arquea por el placer. Y me siento ansioso. Suena tan trillado pero quiero volverla loca de placer, aunque es muy arrogante de mi parte, no es como si fuera un amante excelente, pero me esfuerzo, y por ella lo haré el triple.
-Bueno -sentí un escalofrío cuando pasó sus manos por mi espalda desnuda- soy muy básico -me reí apenado. Soy un hombre después de todo, lo que más me gustaría que hiciera es algo obvio- disfruto mucho tocarte -y es verdad, yo me siento fascinado con el cuerpo de las mujeres, y el de ella es precioso, bien proporcionado- quisiera que usaras tu boca -siento mis mejillas rojas, pero trate de mantener un semblante serio mientras lo decía- y que me dejes también hacerlo -respiré profundo sin apartar la mirada. Ella dijo que no somos niños, pero aún así me hace sentir pequeño, yo estoy muy avergonzado por pedirle tanto, sería suficiente si solo ella disfruta porque el verla reaccionar me da placer.
Me levanté para sentarme con la espalda pegada a la cabecera de la cama.
-Siéntate aquí -no quiero ordenarle, pero realmente deseo que lo haga. El roce es muy excitante, ella debe sentirlo también porque por cada movimiento que hace, mi cuerpo reacciona más. La miré detenidamente, esos cabellos cayendo por sus hombros hacia delante y cómo sobresale el resto por los costados de su cuerpo, dios, es preciosa.

Seguro luego de decir algo tan vergonzoso el debe estar con una sonrisa muy grande en su cara. Yo me siento un poco tonta, pero no puedo evitar estos nervios al decir algo como eso, por eso no puedo ni mirarlo. Yo no quería decirlo tan rápido, quería esperar al momento adecuado, a estar completamente segura de mis sentimientos por él, que no solo estoy motivada por este loco enamoramiento que tengo o que mis palabras han salido motivas en parte por lo placentero de la situación y que lo dije para no romper el ambiente. No soy alguien que dice esas palabras con facilidad, y aunque puede parecer que me ha costado, nunca había sido tan fácil para mi decirlo. No diré que nunca lo he dicho, tal vez un par de veces en relaciones anteriores, pero si lo comparo con esto, es muy diferente, en ese momento llegué a la conclusión de que era el momento para decirlo, pero creo que realmente nunca sentí que estuviera enamorada, solo me sentí con la responsabilidad de decirlo, y luego de eso no tardé mucho en terminar mis relaciones.
-Ya lo dije, no lo voy a repetir- me quejo un poco porque casi sentí que de mis labios escapaba un “y yo a ti”.

Rio un poco cuando dice que es muy básico, supongo que luego de como se han desarrollado las cosas, es muy obvio el tipo de cosas que espera, pero no sé, pensaba que podría pedir algo específico. Al menos parece que no tiene gustos raros, supongo que de entre los dos yo quedo más con esa característica.
-Si, creo que eso ya lo noté, y no me molesta en absoluto- aseguro cuando dice lo de tocarme -ok- contesto riendo divertida por su expresión al decir lo que quiere -¿así que eres un amante de los que les gusta complacer a su pareja o solo quieres causar buena impresión?- digo jugando un poco, pero realmente espero que sea lo primero. No necesito un dios del sexo, solo alguien que procure mi placer como yo lo haré con el de él.
Al menos ahora ya me siento un poco más tranquila con esto. Realmente aun no hemos hecho mucho, pero he disfrutado del momento lo suficiente como para desear más, no creo que haya manera de que simplemente no disfrutemos de lo que va a ocurrir.
Se mueve y se acomoda sentado, lo observo un poco confundida, ¿no acaba de pedir otra cosa? Aun así hago lo que pide.
-¿Pero no querías que usara mi boca?- pregunto para quitarme la duda.

Hice una mueca por lo que dijo. Bien, bien, no soy taan básico, y obviamente quiero causarle una buena impresión, no, no, la mejor de todas. Quiero que sienta que luego de mí no podría estar con nadie más. Eso es bastante, porque ella no es la clase de chica virginal que no sabe muchas cosas o que se avergüenza de otras. Es más, hasta creo que seré yo quien aprenda de ella y eso me hace sentir un poco avergonzado. El punto es que ambos disfrutemos de esto, eso lo sé, pero supongo que también tengo mi orgullo de hombre.
-Pues ambas cosas -le dije la verdad y mis mejillas se encendieron- me gusta tu piel, es muy suave, y tus expresiones, quiero descubrir cada una de ellas. Es verdad que te imagino haciendo muchas cosas para mí, pero también me gustaría tenerte tendida para mí y gimiendo de placer. Quiero que lo sientas, no simplemente cumplir mis fantasías -y eso no se conseguirá solo, no es que quiera que sea como un tronco, solo me gustaría explorar cada parte de ella, y yo le dejaré hacer lo mismo.

Se sentó sobre mí y puse ambas manos sobre su cintura. Miré su espalda y sonreí, no puedo creer que esté pasando esto.
-Lo sé -seguramente siente cómo estoy ahora, incluso si hemos platicado un poco, es inevitable que ante su perfecta imagen yo no reaccione- es que quiero muchas cosas -tomé su cabello con una de mis manos y lo hice a un lado- incluso tu espalda es preciosa -dejé un beso en el centro y aspiré su aroma. Toda ella huele muy bien- aquí -pasé mi dedo desde arriba hasta su cadera, en un recorrido muy lento sin extenderme a los laterales. Con la otra mano acaricié su abdomen y fui subiendo hasta su pecho- y aquí -empecé a acariciar mientras dejaba pequeños besos en su espalda, para finalmente terminar lamiendo.
Durante algún rato permanecí acariciando su pecho y espalda, pero después mi mano bajó para comenzar a acariciarla. Ya no siento vergüenza, por eso no he preguntado antes de introducir mi mano dentro de su ropa interior, aunque lo hice muy despacio para no lastimarla.
-Está mojado -introduje muy lento uno de mis dedos, me gusta besar su espalda, y dejar pequeñas mordidas en ella que no dejarán ninguna marca- Sora, me encantas -mi voz es apenas un susurro, e inevitablemente mi cuerpo se mueve al mismo ritmo que mis manos.
Pequeños jadeos salen de mi boca, me gusta tocar su cuerpo, creo que no importa si hoy no hacemos tantas otras cosas que yo deseo, tenemos todo el tiempo del mundo, nosotros apenas comenzamos.

No está diciendo nada cursi como es su costumbre, pero aun así de alguna manera me siento como si así fuera. Soy una mujer que suele tomar mucha iniciativa, me gusta tener el control, creo que eso lo he dejado muy claro, incluso en el sexo, me gusta esa sensación de control. Y nunca he estado con alguien que diga que quiere tenerme tendida y gimiendo de placer. De hecho eso es algo vergonzoso, pero el parece hablar muy en serio. Sin duda Salem se sale por mucho del estándar de hombre al que estoy acostumbrada, y no me refiero a que haya tenido malos amantes, al menos no todos.
-es que siento como si fuera muy egoísta, siendo solo yo quien recibe - admito pero si él dice que está bien, supongo que por un rato puedo solo olvidarme de hacer esto tan reciproco como me gustaría.

Me acomodo, puedo sentirlo, y me siento un poco más deseosa de que esto avance.
-Está bien, puede ser después- muerdo mi labio porque incluso la manera en que mueve mi cabello me hace estremecer. Respiro un poco agitada cuando deja ese beso en mi espalda, no suelo ser demasiado sensible de esa zona, pero ahora parece que es diferente con él. Jadeo cuando siento ese recorrido que hace con su dedo. Me cuestionaría desde cuando soy tan sensible, pero la verdad poco me importa, se siente bien.
-Salem- digo su nombre, solo en señal de que me gusta lo que hace, aunque no creo que haga falta, porque los sonidos y los movimientos de mi cuerpo lo dejan claro. Mientras el me toca, yo apenas y puedo pensar, es intenso lo que él me provoca.
su mano deja mi pecho y comienza a bajar, contengo por un momento la respiración hasta que su mano pasa la barrera de mi ropa interior.
-casi suenas obsceno- digo jadeante -Y tu a mi- cierro mis ojos, estoy perdida en el placer que Salem me da. Mis manos buscan algo para agarrar -Salem, ya- siento esos espasmos por llegar a la cumbre del placer, arqueo mi espalda, y una de mis manos sigue el mismo camino que la de Salem y tomo su mano como para intentar que se detenga y quiete su mano, pero siento como esa humedad sale de mi cuerpo antes de poder hacerlo.
Respiro agitada, la verdad es que creo que nunca había conseguido terminar tan rápido, pero creo que el erotismo que siempre he sentido con él hizo que cada instante fuera intenso.
Giro mi rostro para poder mirarlo un poco y dejo un beso en su mejilla y busco jalarlo un poco más para buscar sus labios.
-¿Ahora seguimos contigo?- pregunto aun con mi respiración agitada.

Ella se preocupa demasiado por recompensarme, y aunque quiero que lo sea, no es precisamente por quedar iguales, sino porque también me gustaría sentirme muy deseado.
-Recuerda lo que te dije allá abajo -le sonreí. Si ella decide tomar la iniciativa alguna vez, entonces está bien. No siempre debe ser igual, no es como si tuviéramos que planearlo como uno de sus eventos.
Cuando pronuncia mi nombre lo único que provoca es mayor seguridad en mí para hacer las cosas. Intento que cada caricia sea paciente y cuidadosa, pero creo que en parte estoy dejándome llevar por la ansiedad de placer. Ella no me está tocando, y aún así mi cuerpo no deja de reaccionar, es increíble cómo con esto podría ser suficiente.
Solté una risita y dejé un beso a un lado de su nuca. No es novedad que soy un poco pervertido, más que eso, y ahora estoy dejando salir más ese lado mío.
-Lo sé -esto es prueba de sus sentimientos, yendo siempre contra lo que ella quiere porque yo deseo algo más. A veces creo que me consiente demasiado, pero si ella lo disfruta no hay que pensar en detalles. Además, estoy dispuesto a hacer lo que ella quiera después.
Mi mano se pone un poco más rígida para evitar que ella la aparte, el movimiento de su cuerpo deja claro lo que siente, pero escucharla es ese extra que hace que yo me encienda todavía más.
-Eres adorable -con cuidado saqué mi mano y la puse sobre su cadera mientras recibía ese beso. Solté una pequeña risa que me delató, no me falta mucho, lo cuál me hace sentir mal porque yo deseaba estar dentro de ella, pero también quisiera terminar en su boca- ¿qué piensas hacer? -la miré de una forma traviesa y mordí su oreja muy despacio- ahora soy yo quien está a tu disposición -al final esto fue recíproco como ella lo quería, y eso está perfectamente bien para mí.

Adorable, parece un palabra que no debería ir en ésta situación, pero ahora no tengo mucho entusiasmo para discutir sobre eso. Me siento cansada y no he hecho realmente nada. Busco recuperarme un poco, respiro tratando que mi corazón se calme.
Me muevo para acomodarme a su lado.
-No estoy segura - admitir que tengo dudas en algo tan vano, no parece algo propio de mi. Pero es la verdad, quiero darle lo que ha pedido, pero también deseo sentirlo dentro de mi. Solo estoy pensando tonterías, una cosa no tiene que privarme de la otra.
Tomosu rostro para hacer que me mire, le acerco para iniciar el beso. Ahora soy yo quien explora su cuerpo, acaricio su pecho, luego su abdomen. El movimiento de mi mano, esta guiado por los sonidos que el hace, cuando parece reaccionar más en una zona, me tomo unos segundos mas en ese lugar. No lo dejo de besar mas que para buscar oxígeno algunas veces, pero de inmediato regreso a sus labios. Me vuelvo a acomodar, ahora encima de él, y comienzo a bajar poco a poco, dando besos en los lugares que anteriormente estaba acariciando. Llego a su erección, respiro profundo y busco liberarlo de la prenda que queda. Lo tomo entre mis manos y acerco mi boca. La verdad, es que no tengo demasiada experiencia en ese aspecto, no he sido fanática de esta práctica, pero curiosamente, con él, creo que realmente deseo hacerlo y no solo por complacerlo, sino porque me siento excitada. Acomodo mi cabello hacia un lado y cierro mis ojos, más que nada, porque él me está observando.
Lo meto en mi boca y succiono un poco. Mi saliva lo comienza a humedecer y me siento mas segura de lo que hago mientras mas lo escucho. Mis movimientos se hacen un poco lentos y me estiro para tomar el paquete de preservativos.
-Lo siento- digo por haber interrumpido lo que hacía. Abro el paquete y lo comienzo a poner el condón en su miembro y de nuevo me acomodo encima de él, pero sin meterlo aun. Le ofrezco mi mano para hacer que se siente. Lo beso un poco y recargo mi frente en la suya y comienzo a moverme. Lo hago lento, sintiendo como va entrando.
Mi respiración es pesada de nuevo. Lo miro a los ojos e incio el movimiento de mis caderas.
Es algo cursi, pero es como si nuestros cuerpos estuvieran hechos el uno para el otro. No estamos haciendo nada extraordinario, pero se siente de esa manera. Lo beso y me muevo buscando alcanzar de nuevo el orgasmo.

Cada caricia hace que sienta escalofrío por el cuerpo, y no me contengo al soltar algunos jadeos y arquear mi cuerpo. Ella se toma su tiempo para acariciarme, pero lo que me hace sentir más débil y sensible es cuando llega a esa zona. No esperaba que en realidad lo hiciera. Tomé aire para intentar calmarme, pero cuando siento su mano tocarme es un poco difícil. Aún así, he intentado respirar con normalidad para prolongar esto lo mayor posible. Nunca me resultó difícil como ahora, y a la vez solo quiero dejarme llevar y terminar.
-Espe… Sora -sentí que el calor subía y bajaba por mi cuerpo, no puedo creer que de verdad esté sucediendo esto, ella realmente va a lamerlo.
Mordí fuerte mi labio y observé cómo lo introducía a su boca. Aún cuando me siento muy bien, no aparto la mirada de ella ni un momento, porque justo ahora su imagen es demasiado excitante. Mi cuerpo también comienza a moverse ligeramente y mi mano va a su cabeza.
-No… -no supe porqué se detuvo hasta segundos después que vi cómo tomaba el preservativo, y tragué saliva nervioso. No es mi primera vez, pero ella no es igual a ninguna compañera que haya tenido antes, este momento lo he esperado por tanto tiempo e imaginado de distintos modos que ahora se siente irreal. Respiré profundo cuando se montó sobre mí y la miré con una ligera sonrisa en mi rostro. Llevé mi mano a sus caderas y cuando está entrando, siento tanto placer que me ha costado dejar que ella elija el ritmo, porque estaba a punto de cambiar nuestra posición y actuar un poco egoísta- Sora -repetí su nombre mientras mis manos ayudaban a su cuerpo a subir y bajar, y cerré los ojos sintiendo cómo estaba a punto de venirme- Sora -mi voz sonó más ronca y aceleré los movimientos al sentir cómo iba llegando al climax, enterré mis dedos en sus caderas y emití unos jadeos cuando por fin llegué al climax- lo… lo siento -mi respiración está demasiado agitada, presiento que lo hice antes que ella, aunque sus movimientos y sonidos me confirman lo contrario, y también la humedad de la que recién me voy haciendo consciente.
La abracé por unos segundos y fui saliendo de ella muy despacio. Le sonreí demasiado triunfante y feliz, ni siquiera sé que podría decir en este momento y no creo que sea correcto dar las gracias, pero diablos, ¡gracias a la vida por darme esta mujer tan hermosa!
-Hace frío -retiré el preservativo y lo amarré para evitar que se derramara, y luego lo dejé sobre el suelo en un lugar donde no fuese a pisarlo- ven aquí -hice a un lado las sábanas y ambos nos metimos, creo que luego de todo el éxtasis el frío comienza a calar en nuestro cuerpo. La abracé para acurrucarla a mi lado y comencé a acariciar su cabello- nos bañaremos después, ¿o deseas hacerlo ahora? -preferiría quedarme descansando ahora- eso me ha encantado -le di un beso en la frente y solté unas risitas de emoción- te amo, Sora -pasó y sigo sin creermelo, y lo mejor es que estoy seguro que ambos lo disfrutamos un montón.

Me siento cansada pero feliz. Todo ha sido mucho mejor de lo que imaginé que sería. He sido una persona muy abierta en cuanto al sexo desde hace un par de años, pero creo que jamás lo había vivido de esta manera. Nunca me había entregado con tanta libertad a alguien, siempre ando pensando en algo, no me entrego por completo, pero con él, solo he podido disfrutar y dejarme llevar con una libertad que no conocía. Mi cuerpo ama todo lo que Salem ha hecho, cada caricia fue intensa.
-¿Por qué?- pregunto cuando se disculpa, creo que no puedo procesar bien la información.

Cuando me quito de encima me dejo caer en la cama, me siento feliz, y cada vez que lo miro sonrío. Realmente ha sido mucho mejor, y creo que no dejaré de repetírmelo en un buen rato.
Nos acomodamos y nos cubrimos con las cobijas, me dejé envolver entre sus brazos. Me gusta estar así con él.
-No creo poder levantarme aun- no puedo evitar un bostezo -A mi también, eres increíble- ¿sueno como una mujer impresionada? no es que esperaba que fuera malo, solo que la experiencia ha estado muy por encima de lo normal. ¿Tiene que ver lo que siento por él? la verdad dudo que alguno de los dos haya hecho algo extraordinario, pero fue increíble.
-yo- hago una pausa y me pongo un poco nerviosa -ya lo sabes- digo jalando las sabanas para cubrir mi cabeza. Debe parecer infantil que no pueda decir eso con libertad, más aun después de lo que acabamos de hacer.
-¿Te gusta el tenis? podríamos ir al club a jugar un día, a mi me gusta- comento un poco somnolienta -te verías genial con una de esas faldas- comento con una risa un poco traviesa. Él me encanta y no deja de resultarme atrayente aun cuando tiene ropa de mujer.

Pasaremos la noche en la casa, creo que estar con él me relaja, porque dejo de preocuparme tanto por el trabajo. Debimos hablar sobre como sería el noviazgo, pero los detalles los podemos pensar después. Creo que no tengo prisa por nada en este momento. Solo disfruto de poder estar con él, de sentirme tan especial para una persona y que esa persona sea tan especial para mi. El mundo y los problemas pueden esperar a mañana.

La miré por unos segundos y una gran sonrisa se dibujó en mi cara. Wow, ella dijo increíble, y me hace sentir apenadísimo pero también lo creo. Sé que algunas mujeres fingen orgasmos y eso, pero hay un límite para lo creíble, lo de ella fue definitivamente real. Siento como si quisiera gritarlo al mundo, “miren, dijo que soy increíble, por fin hice el amor con la persona que amo”. Y me río sintiendome un poco tonto, seguro lo pensará pero no importa, no quiero disimular mi felicidad.
-Tú estuviste mucho más que eso -no lo digo por regresar el halago, ella lo sabe, yo no soy así, sino habría dicho “gracias” y ya, pero en serio ha sido el mejor sexo de mi vida. Y es que no fue solo eso, nosotros por fin tuvimos esa conexión llena de éxtasis y amor- ¿tú me amas? -me reí y la abracé, incluso si no veo su cara, imagino su linda expresión- yo también te amo -mi voz ya no está tan emocionada, simplemente tranquila. Quiero muchos, muchos días así.
Ella propone algo y me emociono, es raro que Sora me pida una cita, así que asiento emocionado.
-Nunca he usado una -digo curioso. Lo que acaba de decir ha significado mucho para mí, ella lo acepta, y no me siento avergonzado ni lo niego. Hoy me vestí de este modo porque llegué a su trabajo, y allí varias personas me conocen, pero después quisiera hacer más cosas juntos sin necesidad de contener mi persona- ah, pero no soy bueno en los deportes, ¿serás mi sexy instructora? -me reí y me acurruqué más con ella.
Poco a poco el sueño me fue venciendo, y me quedé allí cerca, ni siquiera siento el frío y por ello es más sencillo y reconfortante conciliar el sueño.