Ueda Shinya

Historia
Sus primeros recuerdos son de orfanato, fue abandonado con solo unos días de nacido, así que creció en aquel lugar rodeado de muchos otros niños abandonados como él. Era frágil y delicado, siempre asustado de los demás y deseoso por ser adoptado por una familia. En ese lugar conoció al niño que se convertiría en su mejor amigo y que consideraría como si hermano. Ese niño no parecía temer a nada, y Shinya aspiraba a ser como él. Pero ver como aquel chico disfrutaba jugando con pequeños animales, maltratandoles hasta la muerte, lo hacía asustar, el no se atrevía a poner un dedo encima de esos pequeños e indefensos animales, así que solo se limitaba a observar asustado. Fue entonces que su inocencia se vio mancillada, aquel hombre en el orfanato parecía agradable y bondadoso, pero solo fue un engaño, pues en cuanto tuvo la oportunidad abuso del pequeño Shinya. Eso fue lo que hizo que la bondad del pequeño se quebrara, y en un arrebato de ira desquitó su enojo contra una criatura inocente, un pequeño animalito de esos con los que jugaba su amigo.
Shinya dejó de ser el fragil niño al cual todos molestaban y golpeaban. Crecío la idea en él de que se defendería de todos a cualquier precio. ¿Pero como se defiende un niño que no sabe nada de la vida de un adulto que es más fuerte? No podía, o más bien no sabía como.
Con el paso de los años, Shinya comenzó una actividad delictiva robando a las personas por la ciudad. Pero en uno de esos robos, cometió el error de meterse con la persona equivocada. Ese hombre era un Yakuza que lo atrapó de inmediato y lo amenazó, pero Shinya no tuvo miedo, miró de manera retadora al hombre, no le asustaba la muerte, pues sabía que ya en vida vivía un infierno. El hombre se burló del chicó, pero para su sorpresa terminó siendo adoptado por ese hombre. Todo fue tan rápido que apenas tuvo tiempo de despedirse de la única persona que le importaba, su amigo.
En aquel clan Shinya no parecía encajar, era demasiado impulsivo y temerario, y parecía que a ellos no les gustaba su forma de ser. Así que los primeros meses fueron muchos regaños y castigos. Al final entendió que ahora ellos eran su familia y comenzó a adaptarse a esa familia que lo había escogido. Su padre era uno de los generales de Oyabun, pero para su mala fortuna no pasó más de un par de año para que el hombre muriera en una emboscada. El Oyabun tomo bajo su cuidado a Shinya, y le obligó a estudiar. Shinya sabía que no podía negarse a los deseos del lider del clan, así que con determinación dedicó sus días a los estudios, y comenzó a llevar lo que fueron sus años más normales de vida, pues poco se mezclaba con lo relacionado al clan.
La vida lo volvió a encontrar con su amigo cuando ya tenía 18 años, Shinya había comenzado a estudiar la universidad, así que para celebrarlo, su Oyabun le regaló una noche con un par de mujeres, pero esa noche encontró a su amigo y le animó a unirse al clan.
Terminó su carrera de administración y se convirtió a los 23 años en el administrador del clan. Fue a los 27 años que a causa de un traidor, el tuvo que salvar la vida de su Oyabun, ganándose de esa manera las quemaduras que quedaron en su piel. Para sorpresa del clan, el lider de estos, nombró a Shinya como sucesor cuando algo le pasara; cosa quen o fue del agrado de muchos de los miembros. Unos años más pasaron y a los 32, el Oyabun cayó presa de una enfermedad, así que a los 31 años Shinya pasó a ser el lider del clan. Ante el desagrado de muchos, luego del funeral del fallecido, uno de los miembros más antiguos reclamó ser el único merecedor de convertirse en Oyabun diciendo que Shinya no era ni siquiera uno de ellos. Su piel estaba intacta de tatuajes, y nunca se había ensuciado las manos, el solo era un contador y nada más. Fue ese día que Shiya quedó tuerto a causa de los que consideró traidores, y por primera vez en su vida, le quitó la vida a una persona. No se tentó el corazón para matar a toco aquel que estaba en contra de que el fuera el nuevo Oyabun y se fue ganando el respeto y cariño de los demás. Su mejor amigo nunca dejó de estar a su lado, nombrandolo así su mano derecha.