despertando -Aaren O'Brien-

Recuerdo del primer mensaje :

Todo es silencio y calma, en ese punto donde no se sabe si son agradables o perturbadores, un vacío que da paz y angustia al mismo tiempo. Pero poco a poco esa nada comienza a llenarse de algo, esa oscuridad ya no es solo vacío.
Siento dolor, en todo mi cuerpo, tanto así que no se que es lo que mas me duele. Quiero abrir mis ojos, pero pareciera que los han pegado con pegamento. Me siento como mareado, todo se mueve en esta oscuridad.
Apenas me hago consciente de un sonido un 'bit, bit' que se va acelerando y es muy molesto.
Intento abrir mis ojos con mas fuerza, llevar mis manos a mi cara para ayudarme, pero nada reacciona. Siento mucha desesperación y un quejido se escucha, ¿he sido yo? si si, creo que es mi voz.
Trato de nuevo de moverme, de gritar, y abrir mis ojos, lo que sea, y creo que otro quejido se escucha, pero escucho mas el ese pitido acelerado.

¡Lo logré! mi voz grita en mi cabeza, pero solo he logrado abrir un poco y solo uno de mis ojos, todo se ve borroso y todo se ve blanco. Creo que escucho voces pero no entiendo nada.
Poco a poco me voy haciendo mas consciente, como si me costara salir de mi sueño. Veo a un desconocido que me habla. No se porque pero mi otro ojo no lo puedo abrir. Las cosas ya no son tan borrosas, y comprendo que hay un médico por esa bata y la cosa esa que siempre tienen en el cuello.
-¿que...- trato de hablar pero mi voz suena tan débil -¿donde?- pregunto porque siento que no tengo fuerza para preguntar algo más. Trato de girar mi cabeza pero me doy cuenta que tengo uno de esos collarines que limitan el movimiento, ¿que diablos ha pasado?
-Khaled, ¿donde está?- pregunto asustado y siento unas punzadas en mis costillas. Intento levantarme pero mi brazo esta impedido por algo y el otro se mueve con mucha debilidad que apenas lo levanto un poco cae de nuevo a mi costado. Ese pitido ese maldito sonido se hace mas rápido, es por mi, es mi ritmo cardiaco que demuestra toda la frustración que me embarga.
-¡MAMÁ! ¡MAMÁÁÁÁÁ! ¡MAMÁÁÁ! ¡MAMÁÁÁÁÁÁ! - empiezo a gritar con desesperación y angustia, con una fuerza casi desgarradora y de repente la calma y la debilidad empieza a llegar, alcanzo a ver a ese médico que ha inyectado algo en el suelo que entra lentamente en mi sistema.

-De acuerdo, no debes disculparte -mis movimientos se van haciendo más pesados, mi cabeza está cada minuto más confusa y por eso no puedo siquiera seguirle la plática, o idear algo para que él se sienta mejor. No soy muy hábil a la hora de socializar con alguien nuevo, eso no ha cambiado mucho en mi. Pero darme cuenta que aunque se trate de Mei yo fracaso es un poco frustrante. Y a diferencia de otras ocasiones en que mi orgullo se hiere y me siento un perdedor por no comprender las cosas simples o no poder manejarlas, ahora el dolor es diferente. Mi estómago me duele mucho, mi garganta se va cerrando. Entiendo que todo es un reflejo de la tristeza, pero mi malestar se hace tan real que siento esto enfrentando alguna clase de enfermedad. Necesito irme, pero aun quiero quedarme otro poco con él.

-Te pondré la gasa en tu ojo antes de irme -no explique a detalle como hace un rato, ni siquiera me entendió. Era complicado en un principio darme a explicar y a veces él se reía de mi manera de hacerlo, pero con el tiempo creo que se acostumbró, pues incluso esas frases a medias las comprendía- lo mejor es que duermas -tragué saliva y me acerqué para llevar mi mano a su cabello y peinarlo un poco. Es un desastre, pero sigo pensando que es atractivo. No me gusta verlo llorar, me duele porque soy un inútil a la hora de consolarlo. Se supone que soy su pareja y debería saber cómo hacerle sentir bien, pero frente a mi tengo a alguien casi desconocido. ¿Tengo que alejarme de él?, es lo mejor para ambos, permanecer como hermanos sin necesidad de ser tan cercanos. Después de todo era cuestión de tiempo que él y yo tomaramos caminos separados. Mis planes respecto a eso eran otros, pero al final no se pudo llevar a cabo y creo que fue por la forma infantil en que pensé podría hacerlo. Miro el reloj en mi muñeca, ¿cuándo se hizo tan tarde?- debo irme, además creo que necesitas un tiempo con tu madre -fui hasta el lavabo para enjuagar mis manos y regresé a su cama a destapar la gasa- te la pondré para que no te sientas incómodo con ella -coloqué despacio la gasa doblada, tal vez la enfermera venga a cambiar el vendaje, pero servirá mientras espera y así mi madre no hace algun gesto extraño.

Después de colocarla tomé mi chaqueta y mi maletín, y me acerqué a su cama para dejar un beso en su frente.
-Vendré mañana, descansa -me di la vuelta rápido y al salir de la habitación no miré más atrás, le dejé un saludo a mi madre y caminé a prisa hasta el elevador. Eso fue estúpido e innecesario.

Me siento tan cansado de todo esto, no se como reaccionar, ni lo que siento. Me gustaría haber olvidado todo y no solo estar a medias, al menos así no me sentiría tan atormentado por esos huecos que yo mismo siento ahora en mi alma.
-ok- el vuelve a explicar lo que me dijo, es extraño porque para algo tan simple, no entendí el hilo de sus palabras, creo que su manera de expresarse es un poco rara -si, seria bueno dormir- no tengo sueño pero me siento muy cansado emocionalmente, no tengo ni una pizca de sueño, pero deseo solo cerrar mis ojos y regresar a ese vacío en el que me encontraba.

El me cambia la gasa, y yo solo sigo recostado, sin saber como reaccionar a ese beso que el me da. Somos unidos, somos un par de hermanos que se llevan bien y esa es la única respuesta que encuentro a esto.
-cuidate- digo apenas con un poco de aliento. Me siento tan raro. Solo quiero cerrar mis ojos y no volverlos a abrir hasta que las cosas regresen a su lugar. Tal vez esto solo es una muy mala pesadilla y despertaré con los ojos verdes de Khaled mirándome, y estaremos bajo la sombra del árbol en la escuela, porque hemos decidido no entrar a la clase de viejo señor Sato.
De algún modo el cansancio mental termina ganando y termino dormido.