A kiss to build a dream on |Evan|

He comenzado a retomar mis actividades, he regresado a la universidad, me ha costado un poco retomar el ritmo pero supongo que mi cerebro recuerda inconscientemente cosas que he aprendido. Mis amistades parecen tener miedo de decir cosas que puedan hacerme sentir mal o herido, pero no saben que tratarme de esa  tan cuidadosa hace que me sienta peor. Debo comenzar a ir a terapia, la verdad es que la he evitado.
Por otro lado siento que no puedo conectar con mi hermano, hay algo que simplemente no parece permitir que me acerque a él, aveces parece herido cuando digo o hago algunas cosas.
No logro encajar de ninguna forma y es tan raro para mi pasar por una situación tal.

Sigo sin saber nada de Khaled, ya me resigné a la idea de que terminamos, pero la incógnita sobre el porque me hace sentir mal. Tengo miedo de que sea por mi culpa.
La hora de la cena ha llegado y bajo a la mesa donde mi madre y su esposo me esperan. Es incomodo pasar el tiempo con ellos, aunque debo aceptar que no imaginaba que mi madre estaría así de enamorada, pero es lindo verla sonreír de esa manera cuando lo mira.
Miro la mesa, la comida se ve deliciosa y comienzo a comer pero me detengo al notar la mirada constante de mi madre.
-¿Y bien?- me pregunta y yo no se que decirle, ¿que espera escuchar de mi? -es tu comida favorita ¿lo recuerdas?-[/color] suelto la cuchara y masajeo mi sien.
-¿puedes parar?- pregunto molesto.
-yo solo quiero ayudarte a recordar, no tienes porque hablarme así.
-no tengo hambre, saldré a caminar- solo el sonido de mi silla siendo empujada por mis piernas al levantarme se escucha. Estoy cansado de los intentos de mi madre por hacerme recordar.
Subo a mi habitación, tomo ese nuevo celular, es un modelo diferente al de los otros dos que me entregaron en el hospital  con mis demás pertenencias. Sigo sin poder desbloquearlos, he revisado mi habitación tratando de encontrar alguna pista, pero pareciera que no he sido yo el que eligió las contraseñas porque nada de lo que para mi podría ser utilizado funciona.

Cuando salgo a la calle arrastro un poco los pies al caminar, no se quienes son las personas en que ahora confió como para poder buscar consuelo, así que recurro a la única persona que conozco y confío desde que he despertado. Busco su número en mi celular.
-¿Evan?- digo su nombre cuando escucho que contestan -sabes deberías invitarme a cenar- le digo con una risa divertida -¿estás en tu casa? ¿puedo ir? estoy por subir a un taxi, ¿me das la dirección?- tal vez estoy siendo impertinente, el podría tener sus planes y yo estoy casi obligándolo a que me vea, pero realmente no se a quien mas buscar.

Hace una semana y media pude regresar al trabajo. Como todavía no me entregan el auto, tuve que usar el transporte público, y repetidas veces terminé tomando un taxi porque la pierna comienza a doler si camino demasiado. También debo llevar un bastón, es un poco molesto pero al menos no son las muletas.
Llegué a mi casa y preparé un café, me puse una ropa más cómoda y dejé mi trabajo sobre el escritorio, y me senté en el sofá a descansar, supongo que podré hacerlo mañana, gracias a mis desvelos pasados he podido ponerme más o menos al día con los pendientes, hoy solo quiero preocuparme por el drama de la televisión o algún programa tonto que me encuentre.
Comencé a cambiar los canales mientras le daba un trago a mi bebida, es tan aburrido. Solté un suspiro y le dejé en algún programa de concursos estúpidos, y me recosté para descansar un poco la pierna.


-¿Quién es? -estiré mi mano para alcanzar mi teléfono que estaba sonando. Últimamente quienes me llaman son solo mis padres y los del trabajo. Asb a veces me manda algunos mensajes Al principio era incómodo pero me voy acostumbrando a regresar a lo que fuimos, y después de contarme un poco sobre su regreso con ese niño, nuestros temas se enfocan en otras cosas, supongo que todavía es raro hablar sobre la vida amorosa del otro- ¿Mei? -me levanté de golpe y respondí la llamada- ¿Hola? -mi corazón empezó a agitarse, inconscientemente sonreí. Pocas veces nos llamamos pero me alegra el mantener contacto con él- pfff… claro, te la enviaré en un mensaje. Ven con cuidado -nuestra llamada fue corta pero la alegría que siento es demasiada. Me levanté para poder desocupar la mesa y lavar los pocos trastes sucios, ¿qué cocinaré para él? Aunque tal vez solo quiera estar lejos de su casa. No importa, trataré de mejorar su estado de ánimo. Somos algo así como amigos. Claro que yo sigo intentando que se fije en mí nuevamente, pero no hablamos mucho sobre su pasado, solo lo que él quiera decirme y yo a veces le cuento algunas cosas mías irrelevantes. Nada que lo incluya, claro.

Al menos Evan parece no tener otras cosas que hacer. Así que subo a un taxi en cuanto puedo. Se supone que tengo una motocicleta, pero, no recuerdo haber desarrollado ese gusto, me parece algo extremo y peligroso, aunque a Khaled le encantaban esas cosas y decía que quería tener una. Siempre decía que era muy romántico. Que quería llevarme en su motocicleta, sentir que lo abrazara fuerte, que no necesitáramos hablar, solo uno cerca del otro.
Ese recuerdo me hace sentir demasiado triste y carraspeo para tratar de quitar ese nudo en mi garganta. Le digo al chofer la dirección.

Luego solo me pierdo en mi celular viendo las redes sociales. También he tenido que abrir nuevas porque no recuerdo las contraseñas de nada. Me siento muy frustrado de no poder usar nada de lo que se supone que es mío. Ni mis celulares, ni mi computadora, ni siquiera abrir mis redes sociales y menos puedo ver lo que hay en ellas porque hay muy cosas cosas en público. Es como si el pasado se me negara.

Después de pagar al taxista, bajo del auto, la verdad es que el lugar ni me parece familiar, pero incluso en mi propia casa sentí eso, aunque hay cosas, detalles que pareciera se quedaron grabadas en mi cuerpo, cosas como no pisar algo porque rechina, o la fuerza precisa para abrir el cajón de mi escritorio, porque de otra manera se atora.
Cuando llego a su puerta toco el timbre un poco nervioso.
-Hello sunshine- con una gran sonrisa al verlo abrir la puerta.

Terminé de limpiar el poco desorden que había y me senté en el comedor a esperar. Ni siquiera sé qué ofrecerle, aunque gracias a mi madre tengo despensa, carne y verduras en casa. Últimamente viene al menos un día por semana, incluso contrató una señora para que limpiara mi apartamento, aunque claro, soy yo quien le paga, pero agradezco que tenga esos detalles conmigo, hace mucho que no se involucraba tanto. Y sería la madre perfecta si no me presionara con la idea del matrimonio, pero conociéndola seguro se rinde en algún momento.
El timbre suena y me levanto emocionado a abrir, tomé un poco de aire y le sonreí de manera natural.
-Hola -me hice a un lado y cerré la puerta tras de él- ¿cómo estás? Me sorprendió tu llamada -caminé hasta la sala y apagué el televisor, y luego de sentarme palmeo el sofá un par de veces para indicar que se sentara junto. Nosotros nos llevamos como al inicio, con la diferencia que ahora dejo que se me acerque tanto como quiera y no dudo en corresponder sus gestos- te advierto que no he cocinado -ni siquiera he comido nada, pensaba solo comerme una fruta pero ahora tendré que cocinar- ¿hay algo que se te antoje? Tengo algo de carne de res, pescado, verduras… no sé, tú dime algo. Aunque tampoco soy un chef, pero sé cocinar lo básico -esperé que me respondiera y luego llevé mi mano a su cabeza para hacer un cariñito. Cualquiera pensaría que me estoy aprovechando de él, y en parte es verdad. Estoy tomando ventaja de su falta de memoria para llenar mi necesidad por tenerlo.


-Bien, como empieza a hacerse tarde empezaré -me levanté y al pasar cerca de él tomé su mano- pero tendrás que ayudarme- y lo arrastré hasta la cocina para que juntos lo hicieramos. Se siente bien compartir tiempo con Mei, platicar por mensaje, llamar de vez en cuando, videollamadas, una que otra vez encontrarnos. Sentir ese aire romántico sin llegar más allá de una amistad. Todo simple y sin prisa, al menos por ahora.

Paso a su casa, me siento curioso por como es el lugar donde vive, pero tampoco quiero ser tan indiscreto así que solo doy una mirada superficial mientras el cierra la puerta, pero no puedo ver demasiado.
-bueno ya sabes, me gusta dar sorpresas- sonrío de medio lado, y como siempre un poco bromista, no quiero contarle lo que ha pasado, de hecho solo quiero pensar en otra cosa, y el es la única persona que me ayuda en eso.

Le seguí hasta su sala, el lugar es un poco pequeño, pero agradable, pensaba que estaría desordenado o algo así pero no.
-¿cocinas?- pregunto algo sorprendido, creo que se nota demasiado que solo soy un niño mimado que no sabe hacer nada por si solo, mas que pedir a otros que hagan las cosas -bueno no lo había pensado, lo que sea está bien- comienzo a sentir un poco de pena por la manera en que me he presentado, solo le estoy dando trabajo -podemos pedir algo, yo invito- no quiero que se ponga a trabajar por mi culpa.
Baje un poco la cabeza para recibir ese gesto suyo, me hace sentir un poco como un niño, pero no me desagrada del todo.

-¿estas loco? yo no se hacer nada de eso- comento con un gesto de desagrado, porque realmente la idea de cocinar no me agrada. La gente siempre se ensucia toca cosas crudas y bueno... me gusta el resultado final pero el proceso me da un poco de asco -en serio podemos pedir algo- le digo pero aun así me dejo llevar a la cocina -en serio Evan, no creo que pueda ser de mucha ayuda- trato de disuadirlo de nuevo.

-Pues lo normal -no es que sepa mucho, pero vivo solo desde la universidad y no tenía tanto dinero para malgastar, en algún momento tuve que aprender para poder ajustar mis gastos. Además es importante ya que soy un hombre solo, y no soy fanático de malgastar el dinero, mis padres siempre me enseñaron a administrar y valorar el fruto de su trabajo, y ahora del mío- no, no, está bien, hagámoslo nosotros -creo que la idea no le gusta mucho, y yo solo me río de que parece tan reacio a esto.


Terminé de sacar unas verduras del refrigerador y me recargue en la barra donde las puse.
-No seas flojo -le recrimino sonriendo- te enseñaré a hacerlo, ven -llevo las verduras al lavabo y las pongo en un molde. Brócoli, zanahorias y pimiento- tú te encargas de las verduras y yo de la carne, ¿te parece? También haré un poco de arroz, ¿o prefieres sopa? -le dejé ahí parado mientras sacaba los utensilios- llena el traste con agua, abajo hay desinfectante -sé que le molesta esto, su cara lo hace notar. Y la verdad no me extraña, él a veces es demasiado “niño rico”, y aunque lo acepto como es, también quiero que hagamos algunas cosas juntos. Si él se molesta más entonces desistiré, pero otro poco quiero presionarlo.


Me paré tras de él y asomé mi cabeza sobre su hombro mientras lo tomaba de los brazos.
-¿Cómo vas con eso? -intencionalmente me he pegado a él, y siento unas enormes ganas de besarlo, abrazarlo, lo que sea. Así que me dejé llevar un poco y lo abracé, y aspiré el aroma de su cabello- hueles bien, ¿qué shampoo usas? -permanecí unos segundos y luego me alejé. Debo dejar que esos impulsos me dominen, pero es demasiado complicado ignorarlo o tomarle como cualquier persona. Al menos él es algo raro y de repente deja que le de un abrazo. Es suficiente por ahora, me concentraré en la comida.

Se que soy un niño consentido, y aveces olvido que no todo el mundo ha tenido las mismas condiciones de vida que yo. Pero no es algo que yo elegí.
-¿Nosotros?- digo con inseguridad peinando mi cabello con mis dedos -creo que sería mas un estorbo que ayuda- y no miento, nunca me he sentido cómodo en esta clase de actividades.

Lo miré sacar cosas del refrigerador y hago un pequeño puchero cuando dice que no sea flojo.
-de acuerdo pero luego no te quejes- re digo cansino y resignado -¿arroz?- la verdad prefiero que cocine lo que a él mas le guste, por eso contesto con duda.
Aprieto los labios mientras me dice que hacer, lleno el recipiente con agua como dice y luego me pongo a buscar el desinfectante. Rebiso las etiquetas de las cosas hasta que lo encuentro -¡lo tengo!- digo como si fuera una gran victoria y me pongo de pie -¿y ahora?- pregunto comenzando a leer la etiqueta.

Siento como el se coloca detrás de mi y levanto un poco el frasco para que lo vea.
-las letras son algo pequeñas y no traje mis lentes- le comento. No me molesté por la cercanía y dejé que me abrazara, pues lo considero un gesto cariñoso, el parece ser esa clase de persona, lo ha sido conmigo desde que lo conocí -¡oye! reclamo riendo un poco pues he sentido un poco de cosquillas -no lo sé, alguno que le gusta a mi madre- le contesto jalando un mecho de mi cabello para tratar de olerlo pero no me parece nada especial.
-¿y ahora que hago?- le pregunto empujando una de las verduras para que se sumerja bien en el agua pero no tarda en volver a flotar un poco y con gesto incomodo, seco mi dedo en mi ropa, no me gusta la sensación de humedad en mi piel. No me molesta mojarme, pero cuando hay una razón para estar con agua, no me gusta sentir esa humedad.

Me reí un poco fuerte al ver que se sentía feliz por sacar esa cosa para desinfectar las verduras. Este lado tierno de él no lo noté antes, tal vez porque no era así.
-Sí, ese -puse la olla en la estufa y agarré mantequilla y aceite- pon unas gotas -no fui muy específico porque estaba tratando de encontrar las especias, pero al girar de nuevo veo que él ha podido con ello, aún así yo necesitaba acercarme para corroborar que las lavara bien.
Al menos no está incómodo conmigo, y tampoco tenemos que hablar sobre los problemas, solo somos el par de tontos que bromean, se abrazan, ven algún programa en internet y se ríen juntos. Esto no es tan malo, pero como siempre yo quiero un poco más.
-Ah, ¿puedes picar la verdura? -obviamente es broma, aunque ya no es un niño, seguro se termina cortando- es broma, puedes poner la mesa si quieres -tomé la carne y la lavé para poder hacerla, y luego coloqué las verduras ya limpias sobre una tabla para cortar- puedes prender la tele o la radio, o mejor, pon algo de música. Allá está mi computadora -me dispuse a picar la comida y luego la carne, y eché a andar la arrocera para terminar un poco más rápido.


Una vez listo todo dejé la comida tapada con fuego bajo, recogí los trastos sucios que utilicé y terminando de lavarlos le apagué al fuego.
-Esperemos un poco -me fui a sentar junto a él y solté un suspiro cansado, desde que vivo solo no cocino tantas cosas- pondré una canción, ¿está bien? -hay pequeñas cosas que no sé de él. Como su canción favorita, o qué tipo de cine prefiere, su animal favorito, la comida que más le gusta. Pequeños detalles que antes no tomaba en cuenta los he ido averiguando en este tiempo que convivimos juntos, pero todavía debo ir con cuidado, no quiero que se presione a recordar o se frustre por no hacerlo. Tomé la computadora y puse una canción que siempre me recuerda a él, aunque obviamente no lo sabe- empezaré a servir, ve a lavarte las manos -la canción comenzó y con ella yo a cantar mientras servía nuestra comida. Puse una caja de jugo frío y dos vasos, y me senté junto a él en el comedor mientras seguía cantando- lo siento -me interrumpi- mejor dejaré que él siga cantando -tomé un poco de carne y la llevé a mi boca, y serví algo de jugo para ambos- espero que te guste -no cocino tan mal, aunque no sé si mi sazón es de su gusto, Asb nunca se quejó y él cocinaba muy bien.

Unas gotas, eso me dice él pero no se cuanto es unas gotas, es una expresión muy inexacta. No es que yo ame la precisión, pero creo que unas gotas realmente no me dice mucho, por eso termino leyendo la etiqueta. Aunque con algo de dificultad, porque veo la letras borrosas, no tengo mala vista, solo que para cosas como leer me va mejor con lentes.

Me giro para mirarlo cuando dice eso de picarlas, claro que puedo ¿pero como? seguro que tardaré demasiado haciendo eso.
-si quieres- digo inseguro mirando como si esperara que el cuchillo llegara con magia a mis manos -eres un malvado, yo pensaba que hablabas en serio- le reclamo, pero me comienzo a mover para poner la mesa. No le pregunto donde están las cosas, solo busco donde están los trastes y los pongo en la mesa. Un plato para cada uno, y vasos. La verdad es que no pongo mucho empeño en hacer esa tarea.
-ok, ¿tiene contraseña?- pregunto caminando a la computadora. Busco en internet y solo doy reproducir lo primero que encuentro que sale en sus sugerencias y me dejo caer en el sillón como si estuviera cansado.
-oye es tu casa, pon lo que quieras- le digo para que no se sienta presionado a tener que poner algo que me guste a mi.
Me levanto cuando dice que me lave las manos, y escucho como empieza a cantar, no es un prodigio, pero me resulta agradable. Lavo mis manos tratando de no perder atención de su voz. Se nota que maneja el inglés, yo lo hablo poco y mi pronunciación es pésima.
Regreso y me siento a la mesa, no pongo atención a la canción, la verdad es que mi oído no es muy bueno para entender el idioma, pero es una linda canción, no se porque pero solo sonrío por escucharlo.
-¿te gusta cantar?- pregunto cuando se detiene, apenas nos conocemos, pero no sabía que le gustara cantar -la canción suena bien, ¿que dice?- pregunto curioso.
Asiento feliz y comienzo a comer, es curioso, no se como es que algo que ha preparado tan rápido sabe tan bien, tal vez solo sea porque tengo mucha hambre o porque después de varios días me siento feliz y relajado o simplemente que el cocina de maravilla.
-me encanta, por lo general no me gustan los pimientos, pero hoy me gustan- comento llevando otro poco de comida a mi boca -sabes Evan, desde que desperté, solo me he sentido a gusto contigo, tal vez no deberías ser tan bueno porque entonces no me sacarás de tu casa nunca- primero hablo un poco emotivo, pero no quiero ponerme de esa manera así que trato de cambiar las cosas bromeando al final de mi comentario.

No puedo creer que me sienta tan feliz por tonterías así, aunque pensé que iba a enojarse porque le tomé el pelo, pero en realidad se ha avergonzado e incluso bromea conmigo. Cada vez que lo veo solo me siento más y más enamorado de él, y aprendí a ser discreto, antes era muy insistente por querer saber todo de él, no supe manejarlo ni tampoco mis sentimientos por él, ni siquiera los entendía.
-Entonces la próxima vez dejaré que lo hagas tú -me giré al lavabo sonriendo, esta sensación de estar con alguien haciendo una actividad muy casual es agradable. Con Asb solíamos cocinar los fines de semanas y ver una película, era rutinario pero agradable. Sin embargo ahora es completamente intenso para mí, estar con él haciendo algo que suena demasiado cliché, interactuando de una manera tan íntima y casual, quisiera tener muchos días como este.


-No, solo entra normalmente -mi computadora no usa contraseña, tampoco la utilizo tanto más que para trabajar y guardar archivos importantes, pero ni siquiera está personalizada. Me sentí ligeramente apenado y orgulloso, no tengo una voz tan mala- lo normal, supongo -tragué rápido para poder responderle, y tuve que tomar líquido para quitar esa sensación de presión en mi garganta- mmm… -recargué mi codo en la mesa y me le quedé viendo- habla sobre un amor pasado al que se está aferrando. La clase de amor que espera recuperar, que te vuelve loco sin su presencia y que tampoco deseas olvidar. “Por la noche, cuando las estrellas iluminan mi habitación, me siento a solas y le hablo a la luna intentando llegar hasta ti.” Eso dice -mi voz comenzó a quebrarse un poco y llevé más jugo a mi boca, no pude mirarlo a los ojos por unos minutos. A veces es tan frustrante, pero quiero seguir intentándolo, no verlo es peor que el hecho que no me recuerde, y no importa cuánto tiempo me lleve, conservo la esperanza que él podrá amarme algún día.
Sonreí para él un poco más calmado, creo que si no le gustara me lo diría, él es de ese modo.
-Me alegra -sentí alivio por saber que no lo hice mal para su gusto.
Sentí alivio a pesar de saber lo mal que lo está pasando. Soy algo en su vida otra vez, es la única cosa que me importa por ahora- está bien, puedes venir cuando quieras -me levanté inmediatamente y fui al cajón de la alacena. Soy un poco prevenido, por eso tengo tres copias de la llave de mi casa y dos del auto- toma -la deslicé por la mesa para que la tomara después- puedes venir incluso si no estoy aquí, además siempre estoy solo y aburrido -no quiero que lo tome como algo obligatorio, pero si puedo ser su consuelo aun por tiempo limitado, lo aceptaré. Ahora soy yo quien aceptará ser lo que él quiera- no te presiones, Meier. Si te sientes mal, triste, incluso si quieres desquitarte por algo, puedes venir a mí -no puedo decir que lo hago por amor, ¿no sería raro? Y simplemente sonreí y me agaché a darle un beso en la frente, para luego irme a sentar a mi silla y seguir comiendo.

-¿la próxima vez? mejor te invito a cenar- comento para poderme deslindar de esa posibilidad -¿o solo me quieres torturar?- le cuestiono entrecerrando mis ojos mirándolo de forma acusadora.

Todo sería mucho mas fácil si yo hubiera hecho algo como él, no poner contraseña a cada cosa que poseo, porque ahora siento que no son mis cosas porque no puedo usarlas.
El me explica la canción y le pongo atención, por lo que dice parece una letra muy bonita, ¿por que quiso poner especialmente esa canción? ¿acaso le pasa algo similar? debe ser horrible, yo lo entiendo un poco, aunque a mi lo que mas me frustra es no saber que ha pasado. Claro que extraño a Khaled, y al comienzo todo me era complicado, pero ahora mas que anhelar estar a su lado, preferiría entender porque nos separamos. El no se interesó por mi luego del accidente, así que supongo que terminamos mal.
-Eso es bonito y triste a la vez, perder un amor duele... pero se debe ser muy fuerte para un seguir amándole- yo puedo decir que sigo amando a Khaled, pero de alguna manera siento que algo ha cambiado, supongo que inconscientemente se que ya no estamos juntos, porque aunque tengo dudas sobre como ha pasado esto, no he intentado buscar la respuesta.
El se levanta de la mesa, ni siquiera hemos terminado de comer, pero lo sigo con la mirada porque me parece raro que solo se levante.
-¿hablas en serio?- mi sorpresa creo que es obvia y mis ojos miran con cuidado la llave en la mesa la cual tomo con algo de recelo -¿puedo desquitarme contigo?- bromeo con mis palabras y solo me río.
Sigo con mi comida, no sabía que tenía tanta hambre pero mi plato termina vacío a una velocidad poco común en mi, soy una persona que acostumbra a comer muy lento.
-Eres muy bueno conmigo Evan- le digo jugando con la llave entre mis dedos -tal vez no deberías darmela- la vuelvo a poner en la mesa y la empujo hacia él -verás, es que hay algo que no sabes de mi...- me siento nervioso, pero creo que debe saberlo, no quiero que después se entere y se sienta incomodo o que decida terminar nuestra amistad, prefiero que lo haga ahora -es que yo- hago una pausa porque no es algo que yo pueda confesar con facilidad-yo soy gay- suelto de golpe porque sino no podré decirlo. Me gustaría decir que no por ser gay me gustan todos los hombres, pero es que el si me gusta.

No importa si es fuera o aquí, ni lo que hagamos. Pero confieso que estoy un poco curioso sobre cómo saldría una comida hecha por él. Hoy quería que ambos lo hiciéramos pero él simplemente se ha negado tanto que yo terminé por ceder.
-Quiero probar tu comida -comenté entusiasmado- tal vez también quiero torturarte un poco -me reí bajito y seguí con lo mío, se me hará un hábito molestarlo. No me molestaría acostumbrare a él, todo sería más simple si entre nosotros todo hubiera comenzado así, tal vez incluso hubiera podido ayudarle. Realmente entendí todo muy tarde.

Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no hablar de más. No quiero presionarlo, me convenzo sobre dejar un poco de lado mis sentimientos para comenzar de nuevo, pero es tan complicado. Lo cierto es que ahora me estoy enamorando cada vez más, de distintas formas, por pequeñas cosas.
-Claro que soy serio, ¿por qué iba a mencionarlo si no es así? -soné seguro y le sonreí, para mí es demasiado bueno ser la persona con quien se siente cómodo, así que le daré todavía más opciones para venir a mí. Pero sentí una inseguridad repentina, ¿algo? Bueno, hay muchas cosas que si sé sobre él pero eso me ha dado un poco de miedo, sobre todo porque rechazó mi llave- ¿a qué te refieres? -probablemente mi respiración se hizo difícil, sentí un ligero momento de tensión pero al escuchar su confesión solo puedo soltar el aire acompañado de una sonrisa- rayos, Meier, me asustaste -me sentí aliviado. Yo ya sé eso y se supone que debería mostrarme sorprendido, pero la verdad esas cosas no me importan demasiado no solo ahora, sino siempre- bueno, no tiene nada de malo, así que, por favor -estiré de nuevo la llave hacia él- me gusta estar contigo. Tu compañía me relaja mucho y creo que pasamos un buen rato, ¿no es suficiente? -pero ¿por qué lo mencionó? Tal vez a estas alturas todavía no era muy abierto sobre su sexualidad, aunque es un poco obvio.


Me levanté y retire los platos sucios. Como eran pocos decidí lavarlos para al rato no tener nada por hacer.
-Me iré a lavar los dientes, ¿quieres ver una película? Puedes buscarla en la computadora mientras. Oh, tengo cepillos nuevos, por si quieres lavarte también -cuando vivía con Asb comprábamos paquetes, era más cómodo. Al final esas cosas se quedaron conmigo.

-¿como vas a probar algo que no se hacer?- yo no se cocinar nada, ni siquiera he preparado alguna vez de esas comidas instantáneas -eso no es chistoso sunshine, no me tortures- le pido haciendo un puchero infantil.

-No lo sé, tal vez porque eres una persona muy buena- no encuentro otra explicación a que él sea de esta manera. Yo tengo mucha suerte al haberlo conocido cuando mas lo necesitaba.
Su reacción no parece negativa, aunque la verdad me sorprende que lo tome tan bien. Tampoco es que yo haya conocido a muchas personas a quienes les contara sobre mi situación, solo Khaled y mamá, porque lo descubrió.
Veo como acerca de nuevo la llave a mi, y no puedo evitarlo, me siento conmovido, y mi rostro siente calidez en sus mejillas. Tomo la llave con cuidado y mi corazón está agitado y ni comprendo el por que.
-tenía miedo de que me fueras a rechazar- le digo apretando la llave dentro de mi mano.
-una película esta bien. Si, gracias- le sigo y espero a que me entregue el cepillo.  Comienzo a lavar mis dientes, me siento nervioso. El ya sabe sobre mi, realmente no parece molesto o alejarse de mi. Cuando termino de lavar mis dientes dejo mi cepillo junto al de él y sonrió como un idiota.

Desde que nos conocemos el se ha mostrado cariñoso conmigo, no le molesta abrazarme, pero yo jamás he iniciado ese contacto. Nunca lo rechazo, pero tampoco lo busco, aun cuando lo deseo.
Caminamos de regreso para ir a ver la película, pero yo no pedo seguir así. La verdad es que el me gusta mucho, y cada vez que hablamos, cada momento que pasamos me gusta un poco más. ¿Debería arriesgarme?
Me detengo de repente y con mi mano le tomo por la camisa por la parte de la espalda para que se detenga.
-Evan- ¿pero que estoy haciendo? es una tontería, que el no me rechace por ser gay no significa que sea mas que una persona tolerante.
Comienzo a soltarlo lentamente porque comienzo a recapacitar en sobre las tonterías que pasan en mi cabeza. Pero no lo hago a tiempo, me he acercado a él, no se como terminé abrazándolo y dándole un beso en el cuello.
Mi cara quema y le suelto de inmediato.
-lo siento, lo siento- comienzo a repetir con la voz temblorosa por los nervios y el miedo -lo siento- no se porque pero comienzo a sentir ganas de llorar, tengo miedo a su rechazo.

Ese apodo suyo es tan extraño, la primera vez que me llamó así puse una expresión rara, pero no me molestaba, eso quería decir que agarraba confianza conmigo. Y solo me reí, pero aún así le obligaré a que lo intente, no puede salir tan mal.


-¿Por qué lo haría? -entiendo que las personas tengan demasiado en cuenta lo tradicional, yo soy un poco de ese modo y muchas cosas me costó aceptarlas. Pero trato de no pensar mucho sobre las etiquetas o el género de las personas. Creo que me preocupaba más que él fuera un menor de edad que su género. Pero ahora no tengo dudas, y quiero que él se sienta cómodo siendo de la forma que guste- estás bien de la forma que eres -he aprendido a lidiar con él, hasta se puede decir que extraño sus berrinches o sarcasmo. No decido si me gusta más el Meier caprichoso o el inocente, es como haberme enamorado de todas sus partes.
Terminamos de asearnos y caminé a la sala pensando qué película podría gustarle. ¿Algo cómico, romántico? La verdad es que yo prefiero reírme un rato, y amo su rostro sonriendo.
Mis pensamientos se interrumpen y me giro en cuanto me llama.
-¿Qué pasa...? -se acercó a mí y no retrocedí, y sentí cómo mi pecho se comenzaba a agitar. No sé si lo pienso demasiado o todo es producto de mi deseo porque algo entre nosotros cambie, pero su mirada se nota tan diferente. Sentir sus manos sobre mi cuello me agitó aún más, pero el beso que dejó sobre mi piel me quema no solo en esa zona, mi pecho arde demasiado y mi estómago se siente extraño- Me… -no supe qué decirle, abrí mis ojos buscando su mirada para una respuesta.
Sentí una punzada cuando me soltó de repente, una que aún no sé cómo interpretar.
-Ah… no -estoy emocionado, siento demasiada felicidad pero él parece en conflicto- no, escucha -me acerqué a él y tomé amas de sus manos- oye -esperé que mi voz le calmara o al menos captar su atención- tranquilo, no estoy molesto -quiero decirle que lo amo, pero eso sería demasiado extraño e intenso para lo poco que nos conocemos- me gustas -mi pecho se sintió muy caliente al igual que mi cara, y aprovechando que le tomaba de las manos le hice acortar la distancia para besarlo. Estaba desesperado por profundizar en un beso, pero solo dejé que nuestros labios se tocaran débilmente- me gustas -repetí con voz bajita y avergonzado, y una débil sonrisa se dibujó en mi cara.

-No lo sé, tal vez no te sentirías cómodo- ahora me siento un poco tonto por haberlo dicho así, el no parece una persona perjuiciosa, creo que lo he sido mas yo mismo que él - Lo siento- la culpa por pensar que el pudiera ser una persona así me hace sentir mal, aunque apenas nos conocemos, es normal que la gente tenga ciertas desconfianzas.

He sido impulsivo en lo que acabo de hacer, no quiero que se sienta incómodo conmigo pero creo que no he hecho mas que arruinarlo. Deseo salir corriendo o que lo que lo que acabo de hacer solo haya pasado en mi cabeza pero no es así. ¿Por que hice esa estupidez? yo no soy así, ¿por que iba a besar de la nada?
Miro sus manos acercarse a las mías y tomarlas, levanto mis ojos para mirarlo.
Debo de estar en un sueño, no creo que esto pueda estar pasando. Mi vida se siente tan incompleta desde que abrí los ojos en ese hospital. Pero con Evan todo ese vació no se siente tan abrumador. Me gusta mucho como me hace sentir.
Tal vez me interesaría pensar mas en la forma que dice que le gusto, pero no puedo ni pensar cuando siento como me besa. Es un simple roce, y aun así mi corazón palpita con desenfreno.
El repite esas palabras y mis lágrimas comienza a salir no tengo idea de porque me siento tan feliz. Debería sentirme mal, por Khaled, pero ya que hemos terminado, yo debo seguir con mi vida. Así que no hay nada de malo en que me gusta otra persona.
Me siento realmente como en un sueño, no salen palabras de mi boca, solo miro a un borroso Evan. Parpadeo con fuerza intentando que las lágrimas caigan y me permitan mirarlo con claridad. Mis manos sueltan las suyas y acarician su rostro enmarcándolo con cuidado.
-Me gustas- admito, desde el primer momento que lo vi en el hospital me sentí cautivado por su belleza y luego su persona terminó por hacer que comenzará a sentir esta atracción. No se como es que me pudo gustar tanto y tan rápido, ni siquiera con Khaled me pasó así.
Miro sus ojos por un momento y luego comienzo a cerrar los míos mientras vuelvo a buscar sus labios con la misma delicadeza que él uso anteriormente.