City of stars [privado]

Recuerdo del primer mensaje :

Hoy fue mi último día de trabajo en la cafetería, no fue un largo tiempo pero al ser el primero, le tomé mucho más cariño del que imaginé a la rutina. La gente de aquí es buena y amable, fueron pacientes conmigo y gracias a ellos  pude conocer muchos aspectos de mí mismo y sobre cómo ganar las cosas, tal vez madure un poco en este corto tiempo. Pero necesitaba un mayor ingreso, y cuando Andy me ofreció algo en la empresa de su padre, tuve que hacer a un lado mi orgullo y aceptar. Supongo que es ahí donde he crecido.
Cerramos el local y fui a quitarme el uniforme de trabajo. Peiné mi cabello y me perfumé un poco, pues además de celebrar el cumpleaños del jefe, supuestamente querían que me quedara para una sencilla despedida. Los demás no le toman demasiado importancia a su aspecto, seguramente se burlaran de mí pero también es algo a lo que me acostumbré, y extrañamente no me molesta.

—Las pondré aquí —comenzaron a colocar aperitivos en la barra y ayudé a sacar algunas bebidas. Estos días hice la mayor cantidad de turnos que pude, porque desde que terminé con Asb me ha costado dormir. Todavía no sé si mi decisión fue la mejor, y él no me contactó luego de eso, aceptó mi decisión simplemente. Lo extraño mucho, hay veces que me gustaría visitarlo y decirle que me arrepiento de mi decisión, pero entonces Hannu aparece en mi mente y comienzo a confundirme de nuevo.
Algunos amigos del jefe llegaron, entre ellos ese amigo de Hannu. Sinceramente dudo que ellos no tengan nada, por cómo lo trató, supongo que él debe querer algo con Hannu.
—Iré a buscar a Ilya —me alejé a la parte trasera de la cafetería. Han puesto música y comenzado a hablar entre ellos y no encajo mucho. Esa persona me incomoda, hasta que no resuelva las cosas con Hannu, prefiero mantenerme lejos- ¿qué tanto haces aquí? Ven a ayudarnos -abracé a Ilya por los hombros y sonreí, al menos él me ayudará a no prestar tanta atención al amiguito de Hannu, es raro convivir juntos.

Min:

Cafetería :

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Suspiré y negué con la cabeza. Ahora debe sentir que su mundo se derrumba, además está alcoholizado y es un poco más sensible de lo normal. En general Ilya es así, pero es porque su personalidad es muy noble.
-Cuando hayas superado esto te llevaré a conocer chicos realmente guapos -tal vez no es la forma de iniciar algo, y pensándolo bien, no me gustaría que cualquier tipo pusiera sus manos sobre él, pero quiero que olvide lo de hoy, y demostrarle que puede interesarse en otro y ser correspondido.

Negué eso sobre saber peinarlo, nunca tuve una novia formal a la cuál hacerle ese tipo de gestos, o alguna hermana cercana.
—No, lo siento -me siento un poco inútil, y me puse de pie para comenzar a quitar su chamarra. Mañana no irá al colegio seguramente, le dejaré dormir todo el día, creo que yo también me quedaré en casa a descansar de todo— oh -fugazmente recordé algo y sonreí— no sé eso, pero… Cuando era pequeño mi primo y yo solíamos dormir juntos, y a veces cuando él se sentía triste, me abrazaba y comenzaba a cantarle mientras acariciaba su cabeza -bajé las sábanas, la sonrisa en mi rostro no se va, recordar las cosas que hacía por Suki me pone feliz, debería traerlo un día de estos, lo extraño- ven, recuestate —ahora de alguna forma me recuerda a Suki, cuando lo cuidaba y pasábamos las noches charlando sobre cosas que nos gustaban. Él fue la única persona de mi familia a la que me acerqué honestamente y a quien aún quiero.
Antes de acostarme me quité el pantalón, y para no perder más tiempo, lo dejé en el suelo y me acomodé junto a Ilya, cuando se duerma recogeré todo.
—Veamos… ¿Cómo iba? —empecé a acariciar su cabello mientras traía la letra de esa canción a mi cabeza. Al principio me dio un poco de vergüenza cantar esa canción después de tantos años, pero mientras lo hacía me fui acostumbrando. Sé que él no va a burlarse de mí, ni siquiera tiene la energía de calificar mi canto y yo me concentré tanto en trabquilizarlo que tampoco puse mucho cuidado.
Estuve un rato acariciando su cabello y tarareando luego la canción. El efecto fue tan reconfortante incluso para mí que sin pensarlo, quedé dormido también.

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