If you [Privado]

Me gustaría decir que he sido más prudente en mi consumo del alcohol, pero esa sería una mentira bien grande. Cubro mi boca con mi puño cerrado para ahogar ese eructo. Aun estoy sorprendido de todo lo que he escuchado. Bueno, no es que sea taaaaanto, pero si que es algo muy grande.
Yo admiro mucho a nuestro señor, le tengo un gran respeto y también lo tengo por todos los que están cerca de él, porque sé que no cualquiera podría ostentar tal privilegio. Pero creo que me identifico con lo que el señor Aoyama, no estoy diciendo que mis sentimientos por la señorita sean tan grandes y fuertes. Porque yo estoy muy consciente de que es una mujer fuera de mi alcance. Pero tampoco es que me haga feliz llevarla a sus citas con su novio, al menos parece un buen chico y la trata bien.
El taxi se estaciona y miro hacia la casa del señor. Deben estar ya dormidos, así que trataré de no hacer ruido.
Bajo del taxi y me pongo junto al señor Aoyama para que se pueda apoyar en mis hombros y yo de pasó me apoyo en él, así es más fácil caminar.
Pasamos la primera puerta con algunas dificultades, obviamente no entramos por la puerta principal, eso solo lo hacemos cuando llegamos con alguien de la familia. Así que ahora entramos por la puerta de servicio que da a la cocina.
Al entrar me tambaleo un poco, por suerte por mi estatura me libro de golpear mi cabeza con una sartén pero el señor Touji no corre la misma suerte. Mi mano detiene torpemente la sartén para que deje de vibrar y no haga más ruido.
-¿Está bien?- le pregunto mientras avanzamos, pero de pronto alguien enciende la luz y me detengo esperando a que mi vista se acostumbre.

Spoiler:

Hoy es el día libre de Touji, y es raro que el pase demasiado tiempo afuera incluso en sus días libres, porque para ser exacto, su día libre fue ayer. Hace ya un rato que pasó la media noche y él aun no llega. Me siento angustiado, tal vez le pasó algo, ¿Debería checar su rastreador? tal vez lo atraparon, alguien lo tiene para usarlo en mi contra. Tal vez ya descubrieron que es mi mano derecha, o que es alguien importante. No, nadie sería tan idiota para hacer eso.

Me asomo constantemente para ver si aparece, y en una de esas veo las luces de un auto, es un taxi al parecer. ¡Es Touji! pero no viene solo. Me quedo mirando hasta que reconozco a la persona, ¿Por qué viene con él?
Bajo las escaleras con prisa pero acelero en cuanto escucho aquel golpe. Enciendo la luz para verlos, los veo abrazados, Touji toca su cabeza, y no lo pienso, solo doy un par de zancadas para llegar hasta ellos, tomo a Satoshi de la ropa y lo jalo para arrancarlo de los brazos de Touji.
-¿¡Que diablos le hiciste!?- levanto mi voz empujando al chico haciendolo caer al suelo.
¡Touji estaba con él! ¡Prefirió estar todo el día con él!
-¡NO DEBISTE!- lo perdí, esos pensamientos me hicieron perder por completo el control y me encuentro dando puñetazos al chico que se cubre de ellos lo mejor que puede, y eso hace que me enoje aun más.

Shinya:

No recuerdo cuándo fue la última vez que consumí tanto alcohol. Pero hoy fue como si hubiera perdido el control de mi cuerpo, y simplemente buscara una excusa para olvidar. Lamentablemente pasó todo lo contrario. Con cada copa que consumía, mis pensamientos se hicieron más claros y honestos.
Decidí salir con Satoshi a tomar, hace mucho que no  nos veíamos fuera del ambiente laboral, y es de las pocas personas en las que confío.
Hablamos sobre varias cosas sin importancia al inicio, pero poco a poco mi boca fue soltando algunas verdades, sorprendentes para él, y también para mí.
La relación de Shinya con la señorita Nijima va de maravilla. No quiero ser esa clase de persona celosa, quiero desearle felicidad a ambos, creo que se complementan muy bien. Ella es una mujer decidida y fuerte, justamente lo que necesita a su lado. Al lado de Mia y Shinya, ellos parecen una familia perfecta.

Bajamos con cuidado del taxi. Mi teléfono se quedó apagado hace ya un rato, pero es mi día libre, y Shinya… ¿todavía debería dirigirme a él así? Incluso en mis pensamientos, no creo que sea correcto.
—Auch —emití un leve sonido cuando mi cabeza golpeó con algo en la cocina. Parece que Sato viene más alerta que yo ahora, me apena darle tantas molestias— estoy bien, gracias —sonreí y le di una caricia en la cabeza. A pesar de que estoy siendo todo un problema, Sato sigue siendo respetuoso conmigo.
La luz se encendió de repente y cerré mis ojos con fuerza, tapando también con la palma de mi mano parte de mi cara.
—Sh… —todo sucedió muy rápido. Luego de un jaloneo, me tambalee y note que Shinya estaba golpeando a Sato. Me quedé un par de segundos mirando, y como pude, tomé a Shinya por detrás, pero mis movimientos son más lentos y torpes de lo normal— ¡Sueltalo! No ha hecho nada malo —no entiendo qué le sucede. ¿Habrá malinterpretado la situación? Pero no hay forma, Satoshi es alguien muy serio y lo único que ha traído a nosotros son cosas buenas, no tiene sentido- ¡suéltalo, lo matarás¡ —grité sin pensar, y luego me congele al recordar aquel día en que mató al chico. En ese momento no sentí mucho, pero el pensar que podría pasar lo mismo con Sato, me hizo tener miedo.

Touji:

Hoy me quedé despierta hasta tarde. Generalmente no hago eso, pero como hace varios días que no veo a Ilkin, accedí a una video llamada un poco tarde. Él se encuentra muy ocupado con sus proyectos de la universidad, y yo también he comenzado mis parciales, es la única forma que tenemos de vernos por ahora. Además mañana no tengo clase, una vez desvelarme no hará daño.
Terminamos la llamada y me puse la pijama para dormir. Estaba arreglando el pequeño desastre que hizo Mishi, cuando escuché unos pasos por el pasillo. También el sonido de un coche, ya que el vecindario es muy tranquilo, a esta hora se percibe fácilmente cualquier sonido.
¿Un taxi? —¿pero quién? Tal vez era el señor Touji, hoy no lo vi en todo el día y es muy raro que él no esté al lado de papá. Cerré la cortina luego de mirar a la calle. Me asomé por el pasillo, la puerta de papá está abierta y él no está dentro. Los gritos en la parte de abajo me asustaron, pero sin pensarlo corrí hacia las escaleras. Tal vez pasó algo y por eso papá salió corriendo, era él, ¿no?
—¿Señor Touji? —ellos están gritando, ni siquiera me escuchan— ¡papá! —cuando me di cuenta a quién golpeaba, me acerqué rápido sin pensarlo. ¿Por qué está golpeando a Sato? ¿Qué fue lo que pasó? No sabía qué hacer, así que jale la cubeta con limpiador y agua que la señora dejó cerca de la cocina y  lo lancé hacia ellos— ¡¿qué estás haciendo? ¡ —le grité a papá y me puse en medio de ellos dos apenas se alejó de Sato, y entonces lo abracé y cerré los ojos. Estoy temblando, pero parecía como si quisiera matarlo, y no pude detenerme al pensar en esa posibilidad.

Mia:

Es el señor Ueda quien a encendido la luz, y luego todo pasa muy rápido. Estoy en el suelo, me duele un poco el hombro porque me he golpeado con la pared. Él está sobre mi y comienza a golpearme. Me protejo así que el mayor daño lo reciben mis brazos, pero uno que otro golpe alcanza a pasar entre mis brazos y me golpea en la cara, por suerte lo mismo de tener mis brazos protegiéndome, hace que su fuerza de impacto en mi rostro sea menor, pero creo que él lo nota y por eso decide golpear las partes de mi cuerpo que no están protegidas, y mis costillas lo resienten. No imaginaba que tuviera tanta fuerza.
Escucho como el señor Aoyama grita e intenta ayudarme, pero en su estado creo que no podrá hacer mucho.

Los golpes se detienen por fin, escupo  asqueado algo de aquella agua que tiene sabor a jabón y comienzo a sentarme lentamente. La señorita está abrazando a su padre.
-Señor- hablo aun un poco confundido por todo esto -Lo siento- bajo la cabeza en señal ed respeto y arrepentimiento, no sé que es lo que he hecho, pero al parecer fue algo malo. Tal vez se enteró de mis sentimientos, no, eso no puede ser, no lo he dicho a nadie, aunque tal vez hoy le conté un poco a Touji, pero nunca dije que fuera ella, solo que lo entendía, que yo sentía algo similar por alguien fuera de mi alcance.
-Señorita, buenas noches- en realidad no sé como actuar en este momento, por eso trato de comportarme como de costumbre -Limpiaré esto y me iré- paso mis manos por mi cara y veo algo de sangre en ella, parece que no me pude defender tan bien como esperaba.

No puedo dejar de golpearlo, si tan solo se detuviera, dejara de moverse y poner sus brazos para defenderse, escucho una voz, pero no puedo detenerme, ni siquiera le puedo prestar atención a nada más que llevar mis puños a cualquier lugar donde pueda hacerle daño.
El golpe del agua es lo que me hace detenerme, miro a Mia y mi expresión cambia al instante, me quito de encima del muchacho. Y es él quien se disculpa, ¿Por que lo golpeaba? ¿por ser amigo de Touji? ¿por que sean algo más? dije que lo dejaría ser libre y no pude contener mis celos a la primera. Ahora estoy con Sae y debo dejar a Touji vivir su vida como quiere y con quien quiere.
El aroma del agua es un poco asfixiante, y estoy temblando, pero no por el frío, sino por el estado en el que estaba. Mia ahora me abraza y yo apoyo mi frente en su hombro y siento como me voy calmando gracias a su ayuda.
Miro al chico que se disculpa, tiene la cara un poco lastimada, sus brazos seguro estarán llenos de moretones y su torso también. Le doy unas palmadas a Mia para terminar con el abrazo y hago una profunda reverencia, mis manos están en el suelo mojado y mi frente también lo toca mostrando mi profunda vergüenza por lo que acabo de hacer.
-Lo siento- ser quien soy no me exime de pedir disculpas cuando me equivoco -Yo limpiaré-  mi cabello gotea cuando me levanto, me acerco a Satoshi para ayudarlo a levantarse y bajo la mirada cuando miro a Touji.
Tomo las cosas de limpieza y con un trapo comienzo a secar el agua y a exprimirla de nuevo en la cubeta.
-Creo que les debo una explicación- antes de hablar el único sonido era el del agua cayendo en el bote de plástico -Soy adoptado, el clan me salvó y para mi son mi familia. Por eso al ver a Touji y a ti llegando juntos, ebrios. No puedo excusarme o dar alguna explicación, porque no la tengo. Cuando algo despierta ese enojo en mi, no puedo contenerlo- sigo limpiando mientras hablo, aunque mi voz comienza a temblar -Crecí en un orfanato, y fui la obsesión del padre del lugar- siento escalofrío de solo mencionarlo, no puedo evitar el asco en mis palabras al decirlo -al principio todo me daba miedo, odiaba a todo y a todos, pero con los años ese miedo se volvió furia, y nunca se ha ido- se me quiebra la voz.

Papá logró calmarse y con ello también sentí poco a poco más alivio. Me mantuve abrazandolo un momento y luego me separé para darle espacio.
—Buenas noches —miré a Sato, me asusté al notar su mal aspecto pero aún así él se disculpa, ¿qué fue lo que hizo para que papá reaccionara así? Él confía mucho en Sato, no pudo hacer eso por nada. Pero después papá se disculpa con él, y me levanté luego de que dijera que se ocupará de limpiar. No comprendo nada, porque sé que no se disculparía si el error hubiese sido de Sato. Luego miré a Touji, recién es que percibo el olor a alcohol. Esta noche está mal en muchas maneras, ellos se están comportando muy extraño.
Déjame ocuparme de eso —mientras papá ibas por las cosas para limpiar, yo saqué el botiquín que teníamos a la mano, y regresé corriendo a donde se encontraba Sato. Le pedí que se sentara en el comedor y saqué algodón y alcohol, pero cuando papá comenzó a hablar de nuevo, me detuve para prestarle atención. Él cuenta cosas de las que no estaba al tanto, pero es porque papá rara vez habla de sí mismo. Él conoce todo sobre mí, pero yo no conozco nada.
Mis brazos perdieron fuerza y dejé las cosas sobre la mesa, y mientras lo miraba, mis lágrimas comenzaron a brotar. Sentí una tristeza y miedo muy grandes, porque recordé las veces que me pregunté la razón de su actuar conmigo. Todo este tiempo no hice más que juzgar o darle vueltas a su decisión de sacarme de aquel lugar.
—Por eso me sacaste de ahí -mi voz salió débil, y de nuevo me acerqué a él para abrazarlo con fuerza— no es tu culpa —comencé a llorar y me aferre a él— lo siento mucho, papá. Lo siento —ahora todo tiene sentido, todas sus acciones, sus medidas de precaución, el mantenerse alerta, el tenerme vigilada. Todo fue porque no simplemente sabía lo que yo había pasado, sino que lo comprendía muy bien porque él sufrió lo mismo. Me duele mucho el pecho, no puedo dejar de llorar y pensar en ese niño sufriendo. Él es increíble, una persona muy fuerte, decidida y noble. Aunque guarda mucho dolor, ha salido adelante. No puedo rendirme, él no lo ha hecho, yo tampoco puedo. Ahora sé que él me comprende más que nadie.
Me separé de él y limpié mi cara. Lo miré, tomé sus manos y las apreté con  fuerza entre las mías.
—No eres solo furia, de eso estoy segura —lo solté y le sonreí. Me hice a un lado cuando vi que Touji venía hacia él, y los observé un momento. Ellos nunca pelean, por eso fue muy impresionante la escena de hace un rato. No sé qué pasó por la cabeza de papá, pero es increíble que por Touji haya perdido la cabeza por un momento.
Nuevamente regresé a donde Sato. Parece que Touji se ocupará de papá, creo que él mejor que nadie sabe cómo hacerlo.
No puedes irte con esas heridas —el algodón de hace un rato cayó al suelo, así que tomé otro y lo moje para quitar los restos de sangre.

No comprendo cómo todo se descontroló de esta forma. Shinya ni siquiera escucha, y sé que difícilmente saldrá de ese trance en el que ha entrado. Nunca cuestiono sus acciones y decisiones, pero esta vez es distinto, me siento responsable y sé que Sato no ha hecho nada malo, también que Shinya no actuaría así sin una razón.
Giré mi cabeza al escuchar a Mia, y cuando se acercó, me levanté a intentar detenerla para que no le hiciera daño, sé que él no se lo perdonaría. Pero para mi sorpresa ella actúa con mucho más inteligencia que yo. Miré a Shinya disculparse y a Sato en un mal estado. Mi corazón sigue yendo rápido, y aunque deseo decirle que yo me ocuparé del resto, me detengo, porque no debo involucrarme cuando él toma responsabilidad de sus acciones.
No sé qué decir, fue mi error por haberme comportado tan descuidadamente y dejar que mis emociones mi dominaran. No he cambiado nada, incluso si nosotros tomamos distancia del otro, sigo fallando.
—Si me permite, está escurriendo —tomé un trapo limpio de uno de los cajones y regresé donde él para limpiar un poco de agua en su cabeza. Tengo que pedir una disculpa apropiada, pero antes que pueda hablar, él lo ha hecho nuevamente. Agaché la mirada, retire mi mano y apreté los labios. Lo de su adopción lo sé desde hace mucho tiempo, pero nunca fue algo relevante, él era su hijo independientemente las condiciones y nadie se preocupaba por cuestionar eso. Pero lo que sigue de su historia es algo que ni siquiera imaginaba. Levanté la vista y lo miré sorprendido, y sentí dentro un gran nudo al instante. Nunca pregunté el porqué de sus acciones, o el origen de su enojo. Siempre me planteé que así debía ser, que no tenía derecho de indagar y mi obligación era seguirle sin cuestionar nada. Ahora me siento un inútil, y dentro de mí un inexplicable enojo y tristeza se hacen presentes.
No logré decir nada, y fue cuando la señorita Mia se acercó nuevamente a él que salí un poco de esa gran impresión. Los miré a ambos y mi pecho dolió, y pasé mi antebrazo para limpiar un par de lágrimas. Cuando ella se separó de él luego de un rato, lo miré y me incliné hacia él. De nuevo sentí que el nudo en mi garganta se desharía en llanto.
—Gracias por la confianza —no tengo más para expresar lo mucho que esto significa, el hecho que él haya abierto su corazón a nosotros habla mucho de su bondad y comprensión, y que su necesidad por disculparse era así de grande y honesta. Pasó encima de su dolor y su orgullo, y no creo que exista una persona más comprometida y responsable de lo que él es— y… Lo lamento mucho —lamento no haberlo podido comprender, o haberle orillado a ese punto hace un momento. Lamento lo que pasó en su vida, el no poder hacer nada para remediarlo.
Levanté la mirada, me quité la chamarra y me acerqué para colocarla sobre sus hombros. Me levanté lentamente y le ofrecí mi mano, el suelo aún sigue mojado— me ocuparé de eso después, por ahora necesita descansar —me gustaría hablar con él, pero es tarde para regresar a nuestra promesa. Me convencí que era lo mejor y ahora él sigue adelante.

Me sorprendo al ver como el señor hace aquella disculpa, deseo decirle que no es necesario, pero siento que eso sería como faltarle yo al respeto. Así que no lo interrumpo, y acepto que él limpie, aunque me siento incomodo solo pensarlo.
Como la señorita me lo indica tomo asiento, tengo varios lugares que me duelen, así que creo que no hay nada para resaltar como más importante. Ella va a curarme, me siento un poco apenado de tantas atenciones, pero algo ocurre antes.
El señor Ueda vuelve a tomar la palabra y como siempre le presto atención, sus palabras son pocas, pero de gran peso. Siento un nudo en mi garganta. Yo no soy nadie como para que él cuente esas cosas frente a mi. Me siento mal por él, pero no hay manera de cambiar el pasado.
La señorita va de nuevo a él, y comparten un momento, siento que yo estoy sobrando, y como no quiero romper su momento, yo solo guardo silencio con la mirada fija en el suelo.
-¿Qué? esto no es nada- le digo cuando se vuele a acercar, pero aun así no me muevo para que pueda limpiar la sangre, porque hacerlo sería un poco grosero -Señor, yo agradezco la confianza, no volveré a fallar como esta noche- le dijo al señor Ueda.
La borrachera se me ha bajado casi por completo por los golpes, el agua y ahora por las cosas que he escuchado.
-Creo que ya debería irme- comento para que sepan que no seguiré importunándolos.

Es muy difícil decir todo cosas sobre mi pasado antes del clan, pero hoy he actuado de una manera tan imprudente con alguien a quien le tengo aprecio, un miembro del clan, alguien de la familia, alguien que no hizo nada malo. Fueron mis celos los que me hicieron ver cosas y ni siquiera me detuve a preguntar, ni siquiera respeté la promesa que le hice a Touji, he fallado y por eso debo dar algo a cambio.
Touji comienza a secar mi cabeza y yo solo tomo su muñeca para detenerlo.
-No hace falta- le pido sin atreverme a cruzar mirara con él, me siento tan apenado que no puedo enfrentarlo.

Dejo de limpiar y abrazo a mi pequeña cuando se vuelve a acercar, no quería que ella se enterara de esto. Bueno, no quería que nadie lo supiera, pero sobre todo ella. Quería que nada en esta nueva vida le recordara ese tiempo que pasó en ese lugar, no quería que me mirara y recordara eso.
-No hay nada que sentir- le digo acariciando su espalda para reconfortarla, no quiero que se sienta mal por mi, solo quería explicar el porque de mis intensas emociones.
-Es porque soy mejor cuando estas cerca- sin duda, jamás dejaré de creer que ella me ayuda a ser mejor, me hace desear mejorar, se que es un sueño tonto, porque luego de tener un arrebato como el de hace un momento, me queda claro que no tengo arreglo, pero al menos hoy no hay nadie muerto y es por ella.
-No, no, yo lo haré- le digo a Touji mientras sigo secando el agua.

Satoshi es un chico noble, ahora me siento más estúpido por lo que he hecho.
-Tu no fallaste, así que tranquilo- sonrío de manera amable -además mira como te he dejado y estás todo empapado. Deberías darte un baño para que no te vayas a resfriar. Tou, tú también. Es una orden, dense un baño yo les prestaré ropa- termino de secar el piso y me levanto -¿Mia, puedes ayudarme a preparar los baños, hoy tenemos invitados- le pido a mi pequeña.
Camino a mi habitación para ir por la ropa para ellos, pero aprovecho para pasar a mi baño, me quito mis guantes y veo sangre en mis nudillos, supongo que es una ventaja no tener casi nada de sensibilidad. Solo espero no haberle roto nada a ese chico. Comienzo a lavar mis manos para limpiarlas.

Papá parece tranquilizarse, y me hace sentir especial cuando dice que es mejor cuando estoy cerca. Yo me he vuelto una persona fuerte gracias a papá, y si estoy viva y pude volver a creer en las personas, es por él. Ha hecho mucho más por mí de lo que yo podría hacer por él.
—Te quiero, papá —sentí mis mejillas coloradas y me fui con Sato. No acostumbro a expresar mi cariño a otros, aunque con Ilkin lo hago a veces, con papá es mucho más vergonzoso— ¿Cómo que nada? Tienes la cara hecha un desastre —hablé bajito y continué curando a Sato. A pesar de todo él se mantiene sereno, incluso pidió disculpas cuando no fue su culpa. Sato es una persona muy honesta, creo que por eso me siento cómoda cerca de él, y me siento feliz cuando es quien se encarga de mí.
Guardé las cosas cuando terminé de curarlo. Creo que ya es tarde para que se vaya, además está herido, creo que también ha tomado.
—De acuerdo —papá tuvo una gran idea, y no sé por qué pero me hizo feliz.
Dejé a los tres abajo mientras subía a la recámara de invitados para preparar el baño de Sato, papá dijo que preparara los baños pero no me atrevo a entrar sin permiso al cuarto del señor Touji.
—¿No hay agua? —abrí todas las llaves del baño y note que solamente esa era la inservible. Cuando salí, me topé con Sato y el señor Touji— el baño de invitados no sirve, le prestaré el mío. Si quiere cuando termine preparare el suyo, mientras podría descansar un poco —pero el señor Touji me dijo que no me preocupara, que él se encargaría— está bien. Sato, por aquí —señalé mi cuarto y le dije que podía sentarse en la cama, afortunadamente está limpio y ordenado. Entré al baño y comencé a llenar la tina, y dejé una toalla limpia a la mano— ya puedes entrar. Te traeré la ropa de papá —volví a salir de la habitación y caminé al cuarto de papá, y toqué la puerta antes de entrar—vine por el cambio de ropa de Sato —esperé que me lo entregara— se quedará a dormir, ¿cierto? —le sonreí y salí de allí. Cuando entré de nuevo en mi recámara, miré la ropa que papá me había entregado. El pantalón es muy grande, y la playera también. Dejé la ropa sobre la cama y fui hasta mi closet. Cuando recién llegué, la única ropa que usaba era holgada, debo tener algún suéter que le quede mejor que esto. Tomé una sudadera color azul cielo y un pantalón deportivo rosa, tal vez no le guste pero a mí me quedaba grande, seguro le queda mejor que la ancha ropa que me dieron para él— dejaré la ropa en la cama. Puedes salir a cambiarte cuando termines, estaré en la alcoba —tomé a Mishi, me puse la frazada en los hombros y salí al pequeño balcón de mi recámara.

Shinya rechazó mi mano, pero no dije o hice nada, porque aunque esté mareado, sus órdenes siguen siendo absolutas para mí. También lo hizo con mi ayuda, y sentí como si indirectamente me comenzara a hacer a un lado.
—De acuerdo—me mantuve al margen mientras él y Sato tenían una pequeña charla, y cuando nos mandó al baño solo asentí, hice una ligera reverencia y ayudé a Sato a subir a la planta de arriba. Siento un nudo en la garganta, ni siquiera sé cómo interpretar la situación, o si debería dejar de darle vueltas— ¿tienes algún dolor agudo? Puedo llamar un médico si es necesario —Sato es una parte importante del clan, y hoy ha demostrado ser alguien de mucha confianza y admiración, por eso me gustaría que, en caso de haberse lastimado más allá de lo externo, fuese revisado minuciosamente.
Nos topamos a Mia en el pasillo y se ofreció a prestarle el baño a Sato. Me parece que ella se ha encariñado demasiado con él, pero incluso si es Sato, dudo que Shinya se sienta muy cómodo con eso.
—No se preocupe, yo puedo prepararlo. También es mejor si Sato usa mi baño, no tardare mucho —pero ella se negó porque ya tenía preparado el baño, e hizo que Sato fuese con ella. Los miré hasta que entraron en la habitación, y a los pocos segundos escuché los pasos de Shinya, así que me giré para entrar en mi habitación.
Fui directamente al baño y me quité la ropa, y abrí la llave de agua fría . Mi piel comenzó a reaccionar de inmediato, pero eso ayudará a que mi mente se despierte. Lo que pasó hoy me tiene confundido, y aprovechando el ruido del agua, saqué un poco de ese estrés acumulado en mi cuerpo. Desde que ellos están juntos ha sido difícil. No lo entiendo, pude verlo con su anterior pareja, ¿por qué ahora es diferente? Sé la respuesta, pero me aterra mucho darme cuenta que cada día está más lejos, y que no puedo regresar a lo que era antes.
Salí de la ducha y envolví la toalla alrededor de mi cintura. Me senté en la cama y saqué de mi cartera aquel colgante. A veces antes de dormir lo coloco en mi cuello, y por la mañana lo regreso a su sitio.
—Tengo que disculparme —lo puse en mi cuello y me levanté para secar mi cuerpo, me coloqué una playera y un pantalón para dormir. Salí de la habitación y caminé hacia la de Shinya, y antes de tocar un par de veces, respiré profundo— sé que es algo tarde, pero ¿me darías unos minutos? —no entré a su habitación, me quedé en el límite de la puerta esperando a que aceptara o me rechazara

No sé si ella acaba de regañarme, pero asiento con la cabeza y dejo que continue curándome son decir protesta alguna.
-Gracias señor digo ante la oferta de darme un baño y todo eso, estoy por rechazar, pero dice que es una orden, así que solo asiento con la cabeza, haría una reverencia un poco más marcada, pero mi torso duele.
Subo a la siguiente planta con la ayuda de Touji, y nos encontramos con la señorita. Miré un poco inseguro a Touji cuando la señorita me dice que la siga, pero no puedo desobedecer. Pero no parece buena idea.

-Pero mojaré su cama, mejor permaneceré de pie- le digo quedándome a un lado de la puerta. Ella va al baño y yo me quedo de pie, Mishi se acerca y se talla en mis piernas -Que grande estás- le digo con voz dulce al animal, y me pongo en cuclillas para acariciarlo un poco. La señorita sale y dice que puedo entrar a su baño. Así que me levanto aguantando el dolor por el movimiento -Gracias- entro al baño y al cerrar la puerta miro la perilla y pongo el seguro. Siento un poco de calor al recordar lo que pasó aquella vez -Solo báñate rápido- me digo para alejar esos pensamientos de mi cabeza. Me quito la ropa tan rápido como mi estado me lo permite. Veo mis brazos, tienen varios moretones, incluso mi torso tiene esas manchas moradas.
Me meto en el agua caliente y mi cuerpo se comienza a relajar un poco. Puedo escuchar al otro lado como ella regresa. Aguanto la respiración y me sumergí en el agua, quiero alejar cualquier pensamiento que no sea adecuado, porque pese al estado de mi cuerpo, he pensando en que tal vez podría decirle algún día lo que siento, pero es tan inapropiado. Debo seguir como hasta ahora.
Salgo del agua por necesidad de aire y luego solo miro hacia el techo mientras me recupero. Ella tiene ese novio, rico, alto, rubio, tienen gustos en común.
-Gracias señorita- digo en voz alta para que me pueda escuchar a través de la puerta.
Termino de bañarme, esta es la primera vez que tomo un baño de tina, es agradable. Salgo del agua y comienzo a secarme. Abro la puerta y asomo la cabeza.
-Voy a salir- aviso para evitar accidentes.
Miro la ropa en la cama, esto sin duda no es del señor. Él pantalón me queda bien, es cómodo, aunque creo que me veo ridículo, comienzo a ponerme la sudadera, pero el movimiento me hace quejarme y detengo la tarea por un momento, mientras respiro para tratar de controlar el dolor y prepararme para vestirme.

Siento como mi corazón se conmueve cuando ella dice que me quiere. A veces siento un poco de culpa por la manera en que confundí lo que sentía por ella, pero ahora parece tan obvio, estaba dispuesto a no tocarla jamás con tal de tenerla conmigo.
-Yo a ti- digo con una sonrisa, me ha hecho muy feliz escucharla.

Al terminar de limpiar mis manos me pongo a buscar algo de ropa para el chico.
-él es un poco pequeño- me digo tratando de buscar algo que le pueda quedar, pero creo que es imposible. Pero cualquier cosa es mejor que nada.
Mia viene por la ropa para Satoshi, me alegra ver el cambio que ha tenido en este tiempo. Aunque eso del novio me no hace muy feliz, pero ella parece estar bien y el chico parece respetarla como lo merece. Mas le vale nunca hacerla llorar.
-Claro, está en la cama- le digo porque yo también busco ropa para mi, me bañaré para quitar este olor a limpiador de piso -Si, tenemos la habitación de huéspedes- le digo sobre que Satoshi se quede.
Me metí a dar un baño rápido, siento un ligero ardor en mis manos por causa del jabón, pero es casi un cosquilleo apenas perceptible. Al salir me pongo mi ropa para dormir y busco un poco de alcohol para poner en mis manos. Encontré esa pequeña botella que tengo y la destapo mientras camino de regreso al baño.
-Adelante- le digo a Touji cuando toca a la puerta.

Sigo mi camino al baño y dejo caer el alcohol sobre mi mano y luego sobre la otra.  De nuevo alcanzo a sentir un ligero ardor. Tiro la botella a la basura y salgo secando mis manos con una toalla y busco unos guantes limpios para ponermelos.
-Es tarde, deberías estar descansando- le digo mientras me pongo mis guantes, aun no me atrevo a mirarlo, me siento tan mal por lo que he hecho.

Solté un suspiro y alcé una ceja cuando lo miré, se preocupa por pequeñeces aún en ese estado, no puedo creerlo.
—Eso no es importante ahora, pero como gustes —le sonreí y lo dejé solo en la recámara.
Al menos no puso más peros y se metió a bañar, mientras yo me quedé jugando con Mishi un rato. Sonreí cuando oí su respuesta, Sato no pierde sus modales, ni siquiera perdió la calma en medio del caos que se armó allí abajo. No sé qué pasó con el señor Touji y papá, no parecían haber peleado. Tampoco lo había visto con esa expresión en su cara, fue un poco impactante.
—Sato es increíble, ¿no crees, Mishi? —comencé a jugar con sus patitas cuando escuché a Sato avisar. Miré al pequeño entre mis brazos, y por alguna razón mi corazón comenzó a acelerarse mucho. Miré hacia la habitación de reojo para ver si ya se había cambiado, y cerré los ojos cuando me di cuenta que iba muy lento. Dejé el gato en el suelo, y por una razón que desconozco, volví a mirar. Al menos esta vez no fue en vano, porque noté que tenía dificultades para cambiarse. Respiré profundo un par de veces y di dos golpesitos antes de entrar.
—Déjame ayudarte — me acerqué a él y con cuidado comencé a subir las mangas por sus brazos, evite mirar a su torso pero está muy cerca, es imposible. Sin embargo, dejé mi vergüenza a un lado cuando vi las marcas, está peor de lo que pensé— espera, no puedes quedé e así —me detuve y fui al closet y saqué una crema para los golpes— la señorita Nijima puede ser muy ruda a veces —le dije mostrando una sonrisa. Note un golpe en su espalda cuando volvía a donde él, y tomé un poco de crema para luego entregarsela— te aplicare en el golpe de atrás. Tú puedes untarte en las áreas de adelante —le hice darme la espalda y antes de tocarlo, cerré los ojos. Comencé a sentirme nerviosa, pero a diferencia de mis reacciones normales, no siento nauseas ni desagrado, simplemente nervios.