killing me softly [Evan]

Recuerdo del primer mensaje :

Estoy emocionado, hoy simplemente puede ser un día perfecto. Peino mi cabello, elijo mi ropa, y coloco mis lentes de contacto. Miro el estuche, y pienso en llevarlo conmigo, después de todo hoy he dicho que no iba a llegar. Solo de pensarlo siento un cosquilleo en mi estomago.
Como ya es parte de mi rutina abre el cajón junto a mi cama y miro ese par de celulares que aun lo puedo desbloquear, cada día siento mas curiosidad y al mismo tiempo sigo siento esa necesidad por no encontrar una respuesta. Odio lo dividido que me siento con casi todo, pero hoy no es día para pensar en esas cosas.

Luego de ponerme un poco de loción, salgo de mi habitación, mamá tiene un evento de modas y creo que su esposo a ido con ella. Mi hermano, bueno, aunque acordamos mantenernos en contacto y eso, la verdad es que creo que él realmente no quiere compartir tiempo conmigo. Y he decidido no insistir, porque también con él me siento raro, me gusta mucho su compañía y no soy tonto, se que ese gusto no es algo sensato, por eso creo que es mejor que siga guardando distancia.

Me detengo de golpe en el estacionamiento de la casa, estoy por tomar las llaves de esa motocicleta que dicen es mía. He hecho esto de manera involuntaria. A veces me pasa, como saber donde hay ciertas cosas y detalles por el estilo, es como si mi cuerpo lo recordara a pesar de que yo no.
Solo cierro mi puño y regreso para salir por la entrada principal a tomar un taxi.
Llego al restaurante donde me ha dicho que nos veríamos, no se si ha hecho reservación o es de esos lugares que son mas casuales. Miro la hora y termino marcando su número.
-Ya llegué- comento un poco inseguro de entrar al lugar.

A veces siento que Evan me trata demasiado como un niño, hay veces que siento que tengo mas una niñera que a un novio. Se que no tiene malas intenciones, de hecho es mi culpa porque de seguro el siente que tiene que actuar así conmigo. No quiero decir que me molesta, y seguro que pensar en que me trate de otra manera, es algo absurdo, ni siquiera puedo mirarlo sin que toda mi cara se ponga roja, y ni tengo el valor para dejar que el me vea a mi. Supongo que realmente, solo soy un niño.
Me empiezo a retorcer un poco porque el comienza a hacerme cosquillas y luego dice esas palabras, ¿Evan también tiene miedo?
Bajo poco a poco la sabana solo para dejar mi rostro al descubierto cuando pide que le deje verme. Cerré los ojos para recibir esos besos en mis párpados. Reí un poco cuando dio ese beso en mi nariz. Siento como sus palabras hacen que me ponga feliz, me gusta cuando él hace sentir amado.

Sus besos son perfectos, el ritmo, el movimiento, incluso su saliva. No puedo hacer nada contra sus labios. Evan tiene un gran poder sobre mi, pero creo que no lo sabe porque está preocupado cuidado de mi que parece prefiere ignorar todo lo demás.
Cuando el baja un poco mas la sabana, yo tengo el impulso de volver a subirla, pero cuando dice que me ama yo solo me olvido de eso, rodeo su cuello cuando se acerca y me entrego a sus labios. Dejo escapar un poco bruscamente el aire por mi boca cuando siento su mano.
-Yo también te amo- digo con mi voz un poco débil, casi en un suspiro. Solo cierro los ojos y dejo de poner resistencia a cualquier cosa. Sus labios y sus manos me enloquecen y solo quiero disfrutar de ello por completo, ya no quiero tener miedo.
No sé si es mi primera vez, tal vez no, pero yo siento como si lo fuera y al menos es con una persona que amo, así que lo demás ya no quiero que me importe.
No tengo la menor idea de que hacer, quiero tocarlo pero no se como hacerlo, esos impulsos que antes me pasaban con frecuencia ya no llegan tan seguido a mi, así que solo espero Evan me tenga paciencia y pueda guiarme en esto.

Mi confianza regresa poco a poco al ver su cuerpo más relajado que antes. No voy a pensar en si después se va a retractar, o si cree que esto está mal y todas las confusiones que lleva consigo el hacer esto. Esperé tanto tiempo, creo que ambos tenemos pensamientos similares. Lo quiero, y tomaré hasta donde él me permita. Y esta incertidumbre hace que mi cuerpo reaccione más que por cualquier otra persona. No solamente mi parte baja, mi pecho, mi estómago y también dentro de mi cabeza todo es un caos. Tengo un mar de sensaciones a causa de la duda y el miedo. Siento placer al tocar su cuerpo y al besar sus labios. Lo amo demasiado. ni siquiera sé si puedo poner en palabras todo lo que siento por él, las cosas que imagino a su lado y el miedo que me causa perderlo. Pero este presente no debo desperdiciarlo en pensamientos negativos. No importa la edad, el estatus social o quien sea que se oponga a esto.
-Te amo, te adoro, te quiero -me reí mientras rozaba mi nariz con la suya- no sé de qué otra forma puedo expresarlo -mis labios fueron hasta su cuello y di un par de besos. El olor del jabón y su cuerpo fresco me hacen lamer parte de su cuello hasta su barbilla. Mis manos acariciaron su estómago, bajando y subiendo hasta su pecho. Puedo sentir los latidos de su corazón, Está aquí, conmigo. Su pulso yendo tan rápido por nadie más que por mí.
¿A qué sabe la felicidad, Mei? Siempre pensé que la tranquilidad era el regalo más precioso. ¿Quién no querría vivir de manera calmada junto a la persona que ama? Pero hoy no hay nada de calma, ni siquiera ahora que me siento seguro de tus sentimientos. La felicidad sabe al alcohol que estuvo en tu boca, al shampoo que usaste y que no deja tu cabello tan suave como de costumbre. A tu piel seca por el frío, erizada por la sensación de mi lengua rozando tus pezones. La felicidad que viene acompañada del miedo que tengo de perderte, y de la fortuna por estarte besando ahora mismo.

Mis manos no dejaron de acariciarlo, desde la punta de sus cabellos, la comisura de sus labios y sus hombros delgados. Mis labios succionan su piel dejando pequeñas marcas rojas en sus hombros, su pecho, su abdomen y terminando en su cadera. No hago más que mirar su cuerpo y moverme a mi antojo por la desacomodada cama dejando pequeños roces con mis dedos en todo su torso.
-Tienes unas piernas hermosas -me reí avergonzado. La sábana la he empujado con mis pies sin darme cuenta, y dejé al descubierto todo su cuerpo. Recorrí con mis dedos desde su muslo hasta su rodilla, que levanté para dejar otro beso- me encanta cada parte de ti -no pienso en nada más que él y su belleza. Su sonrisa, sus caprichos y todo lo que es. Ahora, hace dos años, al comienzo y nuestro último encuentro. Cada parte de él es importante para mí. Deseo que recuerde, tengo tanto miedo pero deseo saber si de alguna forma él también continuó con esos sentimientos.

-Yo a ti- una risita de felicidad acompaña a mis palabras, porque escuchar decir lo que siente por mi me hace feliz -siempre me lo demuestras, incluso sin palabras- yo no tengo la menor duda de lo que él siente por mi, de hecho es muy obvio. Siempre está anteponiendo mi bienestar, sobre cualquier cosa, siento como me pone primero, y eso me hace sentir un poco culpable. De ser tan inestable, de ser tan inseguro, incluso de ir tan lento en nuestra relación.
Jadeo cuando siento sus besos en mi cuello, y me muevo un poco cuando siento como lame. Y sus manos tocándome, simplemente estoy inmerso en todas esas sensaciones que Evan provoca en mi.

Muerdo mi labio y mis manos estrujan la sabana bajo nosotros, porque de alguna manera tengo que controlar mis reacciones. Siento demasiado todo lo que hace que si no me aferro a la sabana entonces me la pasaría retorciéndome por cada cosa que él hace.
Jadeo con un poco mas de fuerza cuando sus dedos pasan por mi muslo, y seguro me pondría nervioso por lo que dijo de mis piernas, pero ahora solo pienso en sus manos y en que esto se siente demasiado bien como para pensar en algo mas.
-¿todo de mi?- le pregunto abriendo mis ojos por fin, todo el rato los he mantenido cerrados -tú me encantas a mi, todo tú- trago un poco de saliva pues lo que he dicho es un poco cursi.
Siento como si tuviera fuego dentro de mi pecho. Yo realmente lo amo como nunca he amado a nadie, aun sin recuerdos, yo sé que es imposible amar a alguien mas de lo que lo amo a él.
Mi mano suelta la sabana y acaricio su rostro y con delicadeza busco que se acerque de nuevo a mis labios. Ya no me importa estar completamente desnudo, o que mi cuerpo tenga las reacciones normales de cualquier hombre que esta con la persona que ama.
-nunca me había sentido tan feliz, creo que mi pecho va a explotar- interrumpo nuestro beso por unos momentos para decir esas palabras y vuelvo a besarlo cerrando los ojos con fuerza.

Sus labios son perfectos, nunca podría olvidarlos, siempre fueron los labios ideales para besar, siempre lo fueron. Necesito mirarlo, porque una fantasía solo puede ser tan real si se trata de él. Lo miro, sobre mi, tan perfecto como siempre ha sido. Siempre tan apuesto y con esa mirada que siempre desee tener para mi.
-Te amo tanto Evan- lo tomo por la nuca para buscar de nuevo que nuestras bocas se unan.

No lo entiendo, solo siento como mis ojos se humedecen, no sé porqué estoy llorando, pero me siento realmente feliz.

Está perfecto que él perciba mis sentimientos. No me importa si gasto mucho las palabras o si mis muestras de afecto llegan a ser exageradas desde el punto de vista de cualquiera. Siempre he sido alguien afectivo, mucho más si se trata de él, con quien solía contenerme en el pasado por simple miedo.
-Me alegra escuchar eso -besé su cuello con lentitud. Pienso en el pasado, específicamente aquel día en que estuve a punto de tomarlo, es una escena que he revivido muchisimas veces. Sí, ya me había enamorado. No sé si con esta intensidad, pero estaba embelesado con ese torbellino que se obligó la entrada en mi vida. Y yo también me sentí cada vez más atraído hacia él y su manera tan impredecible de actuar. Odiaba esa espontaneidad, y a la vez me fascinaba estar con alguien de quien no sabía qué esperar.

El darme cuenta que su confianza vuelve me hace entregarme sin dudar a sus labios. Mirándonos sin vergüenza, mucho más perfecto de lo que mi ansiosa imaginación había planeado.
-Todo, todo -sonreí y comencé a besarlo una, dos, tantas veces. No importa si son nuestros labios o mis dedos pasando por el contorno de su abdomen, cualquier contacto entre nosotros pone a mi corazón a un ritmo acelerado. Ese ritmo un poco apresurado de nuestras lenguas hacen que mi cuerpo se sienta cada minuto más caliente. Solté un jadeo al separarnos, y tomé un poco de aire para continuar inmerso en sus labios. Solo esto me basta, y a la vez ansío todo de un golpe. Pero tiempo es lo que ahora tengo, ese que tanto anhelaba desde que dejé de verlo.
-Te amo tanto -siento algo pesado en el pecho. Es tan difícil controlar la emoción por esa frase que desde hace un tiempo he escuchado con regularidad- te amo, Mei -al besarlo sentí humedad. Son sus lágrimas. ¿Por qué llora? Lo miré un poco preocupado por apenas un par de segundos- aquí estoy -besé su frente, y luego di dos besos cortos en sus labios- y tú por fin estás aquí, conmigo -sonreí mucho más que anteriormente. Me incorporé para quedar sentado en la cama y levantar sus rodillas, apoyando sus pies sobre la cama con las piernas ligeramente abiertas- te amo -bese su rodilla y mis manos recorrieron sus piernas un par de veces antes de apoyarlas nuevamente por completo en el colchón- quiero probar todo -le sonreí coqueto, y me acomode para poder besar su cadera y cerca de su ingle. Mi lengua recorrió de allí y subió a su ombligo, y mi mano levantó de nuevo una de sus piernas para acariciar desde el tobillo hasta su muslo, Siempre me pregunté cuál sería su principal punto erógeno. ¿Aquí? Pensé mientras besé su muslo. O tal vez aquí. Recorrí su pierna con mis uñas, sin hacer presión, de la rodilla hasta su ingle. Sentí mi respiración más acelerada, y llevé una de mis manos hasta su erección para comenzar a masajear. Me siento caliente, demasiado excitado, y no dude, luego de dar un masaje corto, en agacharme para introducirlo en mi boca. Huele a jabón, y mis dedos presionaron la parte lateral de su pierna, enterrando mis yemas mientras entraba su erección en mi boca una y otra vez. Mi mente solo piensa en tocarlo. No importa si es su pene, o sus piernas o su abdomen. He recorrido con mis dedos esa zona sin pensar demasiado.

Muevo mi cabeza para que así pueda besar mi cuello, y trato de controlar mi cuerpo por lo mucho que se siente cuando sus labios han dado un beso en mi cuello, un poco más arriba, muy cerca de mi oreja.
Suelto una risita cuando repite ese “todo” un par de veces. Los besos no se detienen, y yo solo alcanzo a pensar para corresponder a sus besos. Sonrío porque hasta escuchar como jadea me hace sentir excitado.

Sonreí cuando dice que estamos aquí, ni siquiera entiendo porque he comenzado a llorar, pero no me siento mal, o algo parecido, me siento bien, de las pocas veces que no hay toda esa confusión.
-estamos aquí- limpio mis lagrimas con mi antebrazo. Mientras limpio mis ojos siento como se mueve la cama, y miro como se ha sentado. Muevo con torpeza mis piernas para acomodarlas como el parece que quiere que estén. Ahora sonrío un poco nervioso cuando besa mi rodilla, pero sus manos recorriendo mis piernas me hacen olvidar un poco de esos nervios. Siento como toda mi cara arde por sus palabras y su sonrisa me hace sentir un poco tímido. Él es tan sensual que cuando veo esa sonrisa coqueta me pongo demasiado nervioso.
Interrumpo un jadeo mordiendo mis labios, pero no sabia que podría ser tan sensible, pero ese beso ha hecho que todo mi cuerpo se estremezca. De nuevo agarro las sabanas con mis manos empuñadas, pero es que su lengua hace que sea complicado no ser presa de toda esa excitación.
Cada punto que besa, se siente demasiado bien, pero hay veces que parece atinar en lugares demasiado sensibles que incluso callar mis jadeos es casi imposible para mi. Mientras su mano mas sube yo me retuerzo un poco y echo mi cabeza hacia atrás haciendo que mi espalda se separe un poco del colchón. Cuando me envuelve con sus manos, ya no puedo más y olvido como callar los sonidos que de mi boca salen. Estoy tan perdido en todo el placer que él provoca en mi que me tomó por sorpresa, cuando sentí esa humedad. Abrí los ojos y lo miré. Seguro que solo imaginar algo así me haría sentir avergonzado, pero ahora creo que con todo lo bien que esto se siente, ya no puedo ponerme nervioso, solo deseo más. Ahora mas que nunca, me parece una tontería lo mucho que me resistí a esto. Giro mi cabeza para intentar ahogar un poco mis gemidos con la almohada, porque creo que me estoy volviendo un poco ruidoso.

Sus pequeños jadeos incentivan mi cuerpo y hacen que mis manos se muevan con mayor agilidad. Ahora sin miedo, y notando que no hay rastro de rechazo, comencé a tocar toda la parte baja de su cuerpo. No solamente su erección, absolutamente todo. Mi lengua pasa de arriba hacia abajo, mis dientes rozan con mucho cuidado y mi mano hace un movimiento continuo. Me gusta escuchar su voz, me hace sentir hasta un poco vanidoso. Me he separado un poco para poder observar su cara, no quiero perderme sus expresiones.
-No te contengas -llevé mi pulgar hasta mis labios para limpiar el rastro de saliva y más que quedó- quiero escucharte, Mei -me levanté de la cama para jalar mi suéter y sacar un par de cosas que guardé antes de salir de casa. No sé si me sentía desesperado o decidido, pero me alegra haber tomado esa poca esperanza conmigo y cargar con lo básico para este momento.
Me acerqué nuevamente y ahora a besar su oreja y su cuello, y luego un corto beso en los labios. Sonreí, y quité algunos cabellos de su cara haciendo una caricia en su mejilla- me encantas -lo besé de nuevo y me coloqué cerca de sus piernas nuevamente. Traje conmigo una botella pequeña de lubricante, conveniente para los bolsillos amplios de mi suéter, así como un par de preservativos.
Destapé la pequeña botella y la puse junto a él mientras levantaba sus rodillas lentamente.
-Sentirás un poco frío -abrí con cuidado el condón con ayuda de mis dientes y lo coloqué sobre uno de mis dedos, y luego rocié un poco de lubricante sobre este, y también algo más en su entrada. Mi corazón está latiendo muy  rápido. No es la primera vez que hago esto. En realidad, estoy mucho más nervioso que aquella vez. Mei siempre me pareció un chico fuerte y a la vez muy frágil. Ahora, más que a cualquiera no deseo lastimarlo, incluso en esto. Quiero dejarle el mejor recuerdo, que lo quiera luego de hoy y acostumbrarse a su ritmo. Quiero que lo sienta tanto como yo.
Mi dedo que tiene colocado el preservativo comenzó a acariciar muy lento, mientras mi mano de nuevo se encargó de masajear su erección.
-Dime si te sientes incómodo o te lastima -mis ojos observan detenidamente esa parte de su cuerpo. Dios… quiero tocarme justo ahora, que me toque él también. Intenté controlar mis impulsos y seguí acariciando con suavidad. Mis latidos van tan rápido que percibo como un sonido su palpitar. Miré su cara, es tan perfecto. Mordí mi labio mientras lo miraba, no sé cómo es  que fui tan paciente. Lo respeto y por eso me alegro, pero de verdad, de saber que podría experimentar este placer con solo verlo, no me habría contenido tanto tiempo. Las cosas ocurren en el momento adecuado, lo sé, aún así me siento ansioso, y poco a poco comencé a introducir mi dedo.

Negué muy débilmente con mi cabeza, creo que si no fuera porque se que eso quería hacer, ni yo me habría dado cuenta de ello.
La idea de solo dejar de preocuparme por esos sonidos que hago me avergüenza, ¿Y si alguien nos escucha? Sabrían de inmediato lo que estamos haciendo, y eso es demasiado embarazoso. Mas porque somos dos hombres, la gente seguro nos juzgará, no sé como podría con algo de esa índole.

Cada beso en mi oreja hace que yo me derrita por completo, es justo ese punto donde no importa mi estado de animo, simplemente siempre se siente bien.
-Tú a mi - la verdad es que esta pausa que podría parecer tan insignificante; me ha hecho sentir nervioso. Aun así dejo que el siga controlado cada parte de mi, y vuelvo a colocar mi piernas como el quiere.
Moví mi cabeza para aceptar su advertencia y cerré los ojos con fuerza. Cada segundo  alimentaba mi ansiedad, y me estremecí cuando sentí ella sensación humedad. No fue para nada desagradable, pero, no se me siento un poco incomodo, creo que inseguro. Pero el parece saber mucho sobre como hacer que me relaje. Parece que tiene mucha experiencia, tal vez demasiada, eso me hace sentir un poco inseguro, por un lado yo soy completamente ignorante de todo esto, y por otro; creo que estoy muy celoso porque sé que él sabe todo esto gracias a ese tipo que estuvo el otro día en su casa, ¿con cuantas personas más ha estado? Pero no tengo derecho a decir nada, ni siquiera se con cuantas personas he estado yo.
No pude contener ahora un quejido y una de mis manos soltó las sabanas para así cubrir mi boca con ella. Es raro, muy extraña la sensación. No es desagradable, pero no estoy seguro de si me gusta, es un poco incomodo, pero su mano masturbándome, hace que no pueda pensar con claridad en eso, porque estoy dividido entre esa sensación que no se si me gusta y aquella otra de placer.
Poco a poco deja de ser molesto, es extraño pero creo que comienza a ser agradable. Con ambos antebrazos cubro mi rostro, me siento apenado de que el vea mi cara justo ahora, creo que me avergüenza que el vea la manera en que disfruto de lo que hace conmigo.

Trate de llevar un ritmo lento, regular mi respiración y controlar mis impulsos. Es demasiado complicado. Esperé este día por tanto, y su imagen es mucho más hermosa y excitante de lo que mi loca cabeza pudo imaginar. Me gusta escucharlo gemir, o verlo retorcerse del placer. Me gusta su rostro y sus expresiones eróticas, él tiene ese toque inocente y perverso en cada cara que hace, y yo amo eso. Mi dedo ha estado dentro de él por un rato, y con cuidado y lentamente he comenzado a introducir el otro. He dejado de masturbarlo para poder acariciar sus piernas, y sin dejar de lubricarlo, he dejado un beso al lado de su rodilla mientras mis dedos presionan por su muslo de arriba hacia abajo. Mi lengua pasó por su piel, y a causa de su imagen tan expuesta he tenido la necesidad de tocarme también. Me siento ligeramente culpable por lo que estoy haciendo, debo verme como un completo pervertido al estar tocando esta parte de su cuerpo y al mismo tiempo dándome placer.
Me tomó un rato hacer que se acostumbrara, incluso sus piernas ahora se abren a voluntad.
Saqué mis dedos y dejé el condón a un lado en el suelo, y tomé el otro para poder colocarmelo. Me acerqué a él para besarlo y así no hacer que la situación se tornara tan tensa.
-Te amo -mi lengua entró con desenfreno en su boca. Me gusta besarlo, desde hace unos años sus besos se volvieron eso que me hacía enloquecer sin control. Incluso estando con Asb, justificaba de mil formas nuestro contacto y no podía parar de hacerlo. Para poder distraerlo de sus problemas o simplemente porque él se acercaba a mí cual niño travieso, pero al final siempre le correspondía. Buscaba mil excusas, pero nunca intenté parar de besarlo, era un acto excitante que iba en contra de todo lo que yo creía.
Djé varios besos en su cuello y cerca de su oreja. Bajé hasta su clavícula y presioné con mis dientes y succioné. Es de mal gusto dejar marcas, pero ahora quiero de alguna forma demostrar que me pertenece. No a ese chico de su pasado, ni a su hermanastro, solamente a mí.
Mis labios continuaron besando hasta llegar a sus pezones y lamer un poco, y así continué hasta llegar a su ombligo.
-Quiero que te relajes, ¿de acuerdo? -me coloqué el preservativo y de nuevo los nervios comenzaron a aumentar. Siento como si mi cuerpo temblara, pero no hay un reflejo realmente, es mi cabeza que tiene un montón de emociones en este instante la que me hace pensar de más.
Levanté sus piernas y lentamente comencé a introducirme dentro de él- por favor, dime si te lastimo -no sé cómo me sentiría si él repentinamente quisiera parar todo. Yo estoy casi en ese punto sin retorno, pero más que otra cosa, su bienestar es importante para mí.

Parece que cualquier cosa que Evan desee hacer conmigo, terminará siendo algo que me gusta. Aunque al comienzo estaba incomodo, ahora ya me importa poco. Él hace que incluso todas las cosas que me acomplejen queden en el olvido. Escucho los sonidos que el mismo hace, solo escucharlo mi cuerpo reacciona a ello, pero sigo sin atreverme a mirarlo.
Siento como se detiene, y se mueve, quito mis brazos para mirarlo sobre mi y sentir ese beso.
-Yo a ti- mi voz suena muy débil, y creo que hasta un poco sugerente. No tardo ni un segundo en dejar libre acceso a su lengua. Cuando comienza a bajar solo me acomodo para dejar que todo sea mas sencillo para él, y suspiro cuando cuento que se acerca a mi oreja. Ese punto jamás pensé que pudiera ser así de sensible.
Muevo mi cabeza con un poco de desesperación para decir ese “si” que no puede salir con palabras.
Cierro con fuerza mis ojos cuando siento como está pasando de verdad.
Duele, pero no digo nada, solo trato de soportar y esperar a que ocurra de nuevo eso de que todas las sensaciones cambien y sea algo que se pueda disfrutar, aun así una de mis manos ha terminado tocando su rodilla y he puesto algo de presión como para tratar de soportar lo que siento.
Evan es amable conmigo en todo aspecto, incluso ahora lo puedo sentir. Siento como mi cuerpo se acostumbra poco a poco a él. El dolor deja de ser algo que ocupe mi mente, solo sé que todo mi cuerpo se ha rendido por completo a él, y soy completamente suyo, por fin nos pertenecemos por completo.

En algún momento, yo mismo comienzo a moverme un poco para buscar acelerar un poco sus movimientos, no tengo idea de como debería hacerlo, solo lo estoy haciendo. Busco levantarme para terminar sentado, pero sin interrumpir los movimientos, solo que ahora soy yo el que se encarga por completo del ritmo. Me abrazo a él y busco sus labios con necesidad. Me he vuelto un poco dominante y no sé como, incluso lo acaricio. Hace un rato yo ni siquiera sabía como podría tocarlo y ahora solo hago todas estas cosas sin saber como, solo me dejo llevar, como todas esas veces donde mi cuerpo parece saber mas que yo. Definitivamente no soy virgen, estoy seguro, pero para mi está es mi primera vez, pero si mi cuerpo sabe hacer cosas que yo no, entonces no importa, mientras a él le guste, creo que está bien.
Busco besar ese punto cerca de la oreja que a mi tanto me enloquece, tal vez en el no tenga el mismo efecto, pero no importa, solo quiero estar cerca de su oreja.
-Eres mío- afirmo con mi áspera voz sintiendo una gran satisfacción por saber sentir y escucho lo que provoco en él. De nuevo estoy actuando extraño, pero ahora me importa poco las inconsistencias de mi personalidad, de hecho creo que disfruto mucho de esto, esta sensación de sentir que tengo poder sobre él, no ser solo el chico ingenuo y asustado de siempre.
Paso mi lengua por su oreja buscando humedecerla de manera descarada y dejo que mi aliento caliente golpe contra su oreja humedad con mi saliva.

Yo también respiré profundo y lentamente entré en él sin moverme demasiado. Él no dice nada, pero siento cómo me aprieta e intuyo que no es tan cómodo al principio. Es una sensación que desconozco, pero en base a mi experiencia luego de un rato el cuerpo suele acostumbrarse. No quiero pensar si él es virgen, porque incluso ya estando haciéndole el amor, ardo en celos al pensar que alguien más ha poseído su cuerpo.
Comienzo a moverme lentamente, es complicado, en este instante mi cabeza se siente pesada y he soltado algunos jadeos. Poco a poco conforme su cuerpo ha cedido mi ritmo comienza a acelerarse. Está de verdad apretado, siento que mi resistencia se hará menor a este paso, pero no me preocupo más que en disfrutar la sensación del momento.
Por un instante mi concentración se dispersó al notar cómo él se levanta, y mis brazos lo abrazan en automático. Ese movimiento me tomó por sorpresa, más aún la manera en que me besa y me toca, y tardé un rato en cerrar los ojos para dejarme llevar por ese extraño cambio de humor. Incluso ahora él me tiene preparada una sorpresa con su personalidad y su método de hacer las cosas, y he dejado que me domine. No me interesa, no tengo un ego tan grande y disfruto demasiado ver su cuerpo con sus sensuales movimientos y esa actitud descarada siempre ha sido mi gusto culposo.
Solté un gemido, y un escalofrío en conjunto con otras sensaciones placenteras recorrió por mi espalda y mi estómago. Sonreí y lo besé con deseo, y mis manos apretaron sus caderas hacia mi cuerpo. Suelo tener más control, siempre pienso en el bienestar de la otra parte pero ahora mi cabeza está muy confundida, y me dejo guiar por mis instintos haciendo de los movimientos algo menos cuidadoso, lamiendo cerca de su pacho, tomando y soltando el aire que necesito y dejando que mis manos rasguñen un poco su piel.
-Tú también, y no te pienso dejar ir -sonreí con malicia. Eso fue algo extraño en mí, no soy una persona tan posesiva. Pero Mei es diferente siempre, con él mi forma de actuar cambia por completo. Intento no salirme del parámetro de lo que yo mismo me he impuesto, pero es complicado, mucho más ahora que lo único en mi cabeza es el placer que me provoca cada estocada.
He echado mi cabeza ligeramente a un lado dejando que lama mi oreja, y una de mis manos comienza a masturbarlo de nuevo. Mi piel desnuda rozando con la suya, su esencia y el ritmo de sus movimientos hacen que sienta cómo el placer va aumentando rápidamente. De nuevo lo solté para tomar sus brazos y hacer que se separara de mi cuello, y en un rápido movimiento lo he tumbado de nuevo contra la cama, apretando sus muñecas a los costados de su cabeza con mis manos y llevando mi boca hasta su cuello. Mordí despacio un par de veces y luego dejé salir un jadeo, y siento cómo me vengo y mi respiración comienza a hacerse pesada.
-Mei -susurré su nombre y me quedé unos segundos sobre él mientras recuperaba el aliento.

No se como explicarlo pero la manera en que me responde me ha hecho sentir emocionado, creo que es la manera en que lo ha dicho, no es una forma de expresarse que él use de manera habitual, pero me ha encantado. He sonreído con satisfacción por sus palabras.
El vuelve a usar su mano para darme placer, cada movimiento que hace arranca de mi boca sonidos de placer que ya no me importa ocultar de hecho ya no me importa nada. Solamente estar con él y sentir que es mío, completamente mío.

Me toma por sorpresa como me mueve para quedar acostados de nuevo, pero solo lo dejo que sea como él quiere, me gusta la manera en que parece un poco desesperado, olvidando los excesivos cuidados que suele tener siempre conmigo, creo que me gusta que sea un poco egoísta en este momento, saber que lo hago perder el control como para solo dejarse llevar sin tantas preocupaciones.
Sonrío con satisfacción cuando dice mi nombre, saber que ha terminado me hace sentir de alguna manera un poco poderoso. Tomo su mano y la llevo a mi pene, y hago que siga con lo que hace rato estaba haciendo. Aunque uso su mano, impago mi ritmo, incluso la fuerza. No me toma demasiado y siento esos espasmos y quito su mano.
-Evan- digo su nombre en respuesta, pero sigo con los ojos cerrados y completamente relajado -deberías limpiarme - digo como una sugerencia pero en realidad es una orden, y señalo mi abdomen que es donde mi semen ha quedado.

No sé porque suelo preocuparme por mis raros comportamientos, la verdad es que ahora me siento demasiado bien que creo que me gusta esta actitud que a veces no puedo controlar. Tal vez solo debo dejar de pensar tanto en todo eso, y solo dejarme llevar, ahora se ha sentido tan bien, que solo hace que parezca buena idea. Ni siquiera me importa cubrir mi cuerpo, ya no siento esa pena que hace un rato me atormentaba.
-por fin lo hicimos- comento aliviado dejando un poco de lado esa actitud descarada y solo me siento feliz de que por fin hemos dado ese paso -me siento cansado- admito buscando acurrucarme a su lado. Incluso ahora que no hacemos nada, la sensación de nuestra piel tocándose se siente muy bien, me gusta sentir su piel pegada a la mía.

Entre jadeos él también ha terminado por venirse, incluso ha tomado dominio de mi mano para ayudarse, pero estoy tan aturdido que simplemente seguí el ritmo de sus movimientos hasta que llegó al climax.
Cuando recuperé el aliento me salí con cuidado de su interior y quité el preservativo para llevarlo al cesto de basura del sanitario.
-¿Eh? Oh, claro -estoy un poco ido aún. Dejé la basura en su sitio y tomé toallas de papel para poder limpiar su vientre, y regresé a su lado sentándome y comenzando a limpiar su estómago. Sonreí bastante y me acerqué a besarlo. Estoy muy feliz, me dejé llevar a tal grado que me porté un poco tosco con él, recién me percato de eso- por fin -de nuevo tiré el papel al cesto pero ahora el que se encontraba cerca de la cama, me acosté y acomodé las sábanas para taparnos. Pasé mi brazo sobre su cuerpo y cerré un momento los ojos, yo también me siento cansado, no solo mi cuerpo, mi cabeza está llena de cosas por lo que acaba de pasar- ¿no te he lastimado? -abrí los ojos y comencé  a acariciar su cabeza- lamento haber sido tosco al final -no pude evitarlo, perdí el control como antes no me había ocurrido, aunque estoy seguro que él lo disfruto también, pero fue algo imprudente- pero estabas demasiado sexy -lo atraje hacia mí en un apretado abrazo y me reí- te amo mucho -le llené la cara de besos y luego me volví a quedar quieto solamente con mis dedos moviéndose por su cabello- toda esa espera valió la pena -comenté feliz- ahora te invitaré más seguido a pasar la noche -siento que por fin hemos conectado realmente. Al principio era yo cumpliendo mi capricho, pero después él comenzó a actuar como esa persona que solía ser, descarado y seguro de sí mismo.

El sueño comenzó a vencerme, las caricias en su cabello fueron haciéndose lentas y cerré los ojos. Pareciera un sueño por lo perfecto que fue, una situación con toda su esencia.