Dust to dust[Privado]

Recuerdo del primer mensaje :

Mei ha estado algo distante últimamente. Desde que comenzó el club en su universidad, su tiempo libre es muy poco y se la pasa la mayor parte en la escuela. Al principio me dio muchísimo gusto saber que había buscado un pasatiempo, sobre todo eso en lo que él es muy bueno. Pero las cosas fueron cambiando. De repente sentí que me evitaba, y después simplemente se encontraba ocupado. Aún nos hemos visto, creo que me mal acostumbré a tenerlo muy seguido en casa y ahora su ausencia se siente demasiado. Ha salido varias veces con su grupo de compañeros a competencias incluso fuera de la ciudad. Me siento feliz por él, pero también un poco solo. Y para colmo, el trabajo me absorbe tanto que ni siquiera he podido asistir a uno de sus torneos.
Por eso hoy he pedido permiso para salir antes. Dije que tenía una emergencia familiar, y como luego del accidente fui muy accesible con los favores, no fue difícil que me concedieran esta tarde. Él me avisó sobre su competencia, y sé que no me hizo una invitación formal porque está dentro de mi horario de trabajo, pero se llevará una sorpresa.
Ni siquiera tuve tiempo para ir a casa a cambiarme, y salí rápidamente hacia la universidad privada donde estarán compitiendo. Tenía un folleto de ello, pero Mei se lo llevó, apenas si me dejó mirar los horarios.
Estoy feliz, si gana entonces lo llevaré a cenar, me siento un poco ansioso y de repente malas ideas atraviesan mi cabeza.
-Bueno, incluso si él no gana, ya he reservado el lugar -sonreí mirando mi teléfono. Voy un poco tarde, pero espero llegar al menos en los primeros minutos.

Al llegar al campus pedí ayuda para encontrar el punto de reunión. Hay más personas de las que imaginé, y ya han comenzado a jugar. No entiendo muy bien cómo funciona, pero al mirarlo a lo lejos sonreí. Está sentado con otros cinco chicos.
Pero luego de un rato ha llegado alguien más a su lado, supongo que es su asesor. Y me sentí extrañamente nervioso. No sabía que Jiro era su profesor.
Miré el resto de la competencia. No puedo evitar sentir nervios, mi corazón late muy rápido.
El tiempo terminó y bajé hasta donde ellos estaban. No parece haber ningún tipo de restricción, pero igual me acerqué con cuidado a su grupo, aunque no es esa la razón.

Evan:

¿Qué es lo que quiero? eso no importa, no, yo no. No puedo pensar en esas cosas. Hace tiempo lo que quería era estar en el lugar de Khaled, haber sido yo. He intentado salir adelante, porque creo que es lo que él esperaría para mi, pero no puedo, no puedo dejarlo. Aunque lo intente siempre termino lleno de culpa. Mis momentos felices, mis sentimientos por otras personas parecen una ofensa contra su recuerdo.
-¡Porque!- grito pero no se que responder, parece obvia la respuesta, ¿por qué seguía con la mentira? porque así podía estar con él, era ser un poco feliz, pero no demasiado, era un punto donde sabía que en cualquier momento podría terminarlo, alejarme y huir, todo parecía estar dispuesto para terminar mal -Yo- de nuevo no sé que más decir, no puedo decirle que deseaba estar con él y lo peor, es que no tengo ni siquiera fuerza para negarlo. Debería negarlo, decir algo lo que sea que lo haga sentir mal, pero no puedo.

-No, ¡no! ¡deja de decirlo!- no puedo, no debo, no está bien. Lo que haya dicho no lo puedo cambiar, estaba tan envuelto en mis sentimientos por él… fue hermoso poder amarlo durante ese tiempo. ¡Pero ya no es ese momento! ya no puedo tener esa libertad -No importa lo que dije. Yo siempre miento ¿por qué eso iba a ser real?- lo estoy intentando, me tengo que esforzar, si él lo sabe, si descubre que no mentía, ¿como lo voy a alejar?
Él se a acercado, lo noto de reojo, pero mi vista está nublada por las lagrimas y no despego mis ojos del suelo.
-Solo tienes que dejarme- de nuevo hay suplica en mis palabras -Ya te alejaste una vez, ¿por que ahora no puedes? no tiene sentido- creo que era más valiente en el pasado. Yo estaba dispuesto a lo que fuera por él, hasta que me rechazó de esa manera. ¿Por que ahora no puedo tener ese valor? Porque ya lo perdí una vez, me dejó, prefirió a alguien más.
-No, nunca más lo haré, no lo olvidaré- me duele que me diga eso, ser olvidado por la persona que amas, eso debe ser tan triste, no puedo hacerle eso -No tienes ni idea ¿cierto? no entiendes nada. Si, eres egoísta- Evan no tiene ni idea de cuan importante es, de todo el peso que causa el amarlo, por eso esto es tan difícil, si fuera un sustituto como dice todo sería sencillo, estar a su lado no sería un problema -¡Es mi culpa! la bala era para mi, yo debía ser el que tenía que morir, no él. Tu no lo entiendes, ¡no sabes nada! yo debí morir, debí ser yo- siento como mis manos se cierran con más fuerza y algunos de mis cabellos son arrancados.

No sé cuanto llevo en silencio, un ciclo de pensamientos pasa por mi cabeza, como un bucle infinito que no se detiene. Levanto la mirada y veo a Evan, sonrío por un momento.
-Tú no eres una buena persona. No te agradaba porque tus celos por Asb se hacían sentir desagrada por mi. Aun así me besaste, aun así estabas dispuesto a engañar a tu gran amor conmigo. Por eso pensé que me amabas, y yo sentí de nuevo cosas que no había sentido desde la muerte de Khaled, me hacías sentir vivo, pero me dejaste, preferiste a Asb, ¿que había en él que era mejor que yo? supongo que todo en él es mejor que en mi- comienzo a reir de solo pensarlo, me siento tan poca cosa a lado de ese hombre -Y luego regresas a mi vida, y te aprovechas de mi estado, me mientes una y otra vez, pero cuando descubro toda la verdad entonces ya quieres ser honesto, como si yo fuera el malo por seguir con tu mentira- de nuevo vuelvo a apretar mis puños y siento toda la tensión en mi cabello -Juegas a ser una buena persona, pero no lo eres, ¿por que no dejas de actuar así? en el fondo eres muy parecido a mi- dejo caer mis brazos soltando mi cabello y veo las hebras castañas entre mis dedos -algo está roto aquí- doy unos toquecitos en mi cabeza, claro que no hablo de manera literal, pero él sabe a lo que me refiero -no puedo darte lo que quieres, así que dejemos que esto termine junto con las mentiras- muevo mis manos para que los cabellos en ellas caigan al suelo.

No responde nada, y quiero pensar con objetividad, pero honestamente ahora es imposible. Estoy alterado también aunque no lo refleje tanto como él, y la incertidumbre sobre la razón detrás de todo me tiene mal. Por lógica, cualquier persona querría vengarse. A nadie le gusta ser utilizado, menos por una persona que en el pasado lo rechazó. Sé que es difícil de creer, que a simple vista parece un juego por ver cómo de nuevo podía ganarme su cariño, pero diablos, ni siquiera lo había pensado de ese modo hasta ahora.
Abrí mi mi boca, pero no pude decir nada. En el pecho tengo una carga muy pesada. No es cierto, no era mentira. Las cosas cambiaron recientemente, y todo lo de antes, ¿cómo podría serlo? incluso si fuera un sustituto de alguien, ¿no podría haberme amado tiempo después? No lo sé, ya todo es muy confuso, ahora no puedo llegar a una buena conclusión. Por un lado le creo, no es más que su desprecio. Pero por otro lado no. Todo lo que está sufriendo, ahora y en el pasado, puedo ver que él siente algo por mí. Pero como siempre, las palabras hirientes tienen muchísimo más peso.
-No puedo -soy caprichoso también, podría salir de la recámara y esperar que se calme, pero la incertidumbre me estará matando.
Y mis manos comienzan a sudar, porque de su boca solo sale negativa, una tras otra, y comienzo a sentir que no tendré otra salida más que esa.
-No es tu culpa, Meier -frustrado llevé mi mano a mi frente. No lo fue, es claro que el culpable fue alguien más, un tercero- ¿por qué dices sobre querer morir? ¿Realmente crees que eso cambiará algo? Toda la culpa, el forzarte a ser un infeliz, ¿eso va a solucionar algo? -muerdo mi labio para evitar que algo hiriente salga de mi boca. Lo que menos necesita es más reproches. Pero me enoja, y no puedo evitar pensar en lo miserable que es, y que se empeñe tanto en quedarse en ese lugar… es demasiado frustrante.

Sus reproches comienzan, uno tras otro hacen que el dolor en mi pecho aumente, y no tengo ni una sola palabra para negar lo que dice o para defenderme. No tengo mucho interés en eso ahora, pero duele. Que la persona que amas piense lo peor de ti… pensé que estaba preparado para eso, pero no. Sus palabras siempre han sido muy duras, todo el tiempo expuesto, es cansado. Es tan cansado, pero lo amo, y eso me lleva a un estado mucho más frustrante, porque no puedo dejarlo. No quiero verlo así, empujándome con fuerza para que salga de su vida. ¿Es realmente lo que quiere? ¿Actúa para que lo abandone? No tengo idea.
-¿Es realmente lo que quieres? -me levanté y miré al suelo- si eso deseas, si soy tan molesto y tóxico en tu vida, bien -caminé hasta el tocador y puse mis manos sobre la superficie de madera, viendo mi reflejo en el gran espejo. Un shampoo de manos, una crema y algunos otros productos de uso personal, puestos en elegantes botellas de cristal. Todo terminó en el suelo en un segundo, acompañado de un grito donde liberé un poco de mi frustración. Mi respiración está agitada, y caminé a la puerta para salir al pasillo.
Cerré con fuerza tras de mí y me agaché. Se suponía que tendría la fuerza para confrontarlo y soportar todo lo que dijera, pero soy exactamente como él dice. Esto es demasiado. Tal vez tiene razón y es imposible que él mejore, y tal vez fui muy ingenuo al pensar que el amor lo superaría todo.

Si estoy muerto, entonces no estaría triste, no sufriría como lo hago ahora.
-No sé puede arreglar- no importa cuanto sufra, se que el no regresará, pero no es que yo desee sufrir, es como si no pudiera evitar buscar ese resultado, no lo deseo, una parte de mi desea ser feliz, pero no puedo evitarlo, algo más me impulsa a buscar arruinar las cosas.
Si, lo arruino, poco a poco lo hago, es como un reflejo que de mi boca tengan que salir solo cosas malas y lo demás solo se queda atrapado en mi cabeza.
No, no es lo que quiero, no es para nada lo que quiero, quiero ser feliz, quiero estar contigo. Pero no lo digo, solo lo observo sin dar respuesta. Me sobresalto por el ruido de las cosas que caen al suelo y observo impotente como sale de la habitación.
-Lo arruiné- me digo abrazándome y dejándome caer en la cama -No me dejes- digo sollozando y ahora en mi cabeza no dejo de imaginar lo que pude haber dicho, que lo amo, que lo perdono, que incluso me hace feliz saber que puede hacer algo como lo que hizo con tal de estar conmigo, pero no puedo, odio no poder ser sincero.
No debería sufrir por esto, es mejor estar lejos de Evan, pero al menos tengo el consuelo de que sigue con vida, ¿por que duele tanto entonces? no quiero perderlo, no quiero estar lejos de él, pero no sé como podría estar con él de manera sincera, no puedo. No dejaría de herirlo una y otra vez, y no dejaría de sentirme culpable.
-¡Lo quiero conmigo!- hago mis palabras con mis manos que cubren mi rostro. Me levanto de la cama y miro el desastre en el suelo, se escucha el crujir de algunos cristales bajo la suela de mis zapatos, y camino a la puerta. Tal vez él esté lejos, puedo llegar a su casa… sino está puedo esperar en la puerta. Pero al abrir lo veo de en el pasillo. Me lanzo contra él y comienzo a golpear su pecho.
-No me dejes- digo cuando mis puños dejan de tener fuerza para pegarle, mis brazos caen sin fuerza y apoyo mi frente en su pecho -no puedes dejarme de nuevo- es mala idea, pero perderlo, verlo darme la espalda duele tanto -no puedes irte así, no me dejes- mi voz cada vez tiene menos fuerza.

Mis ojos están un poco llorosos, y debo agradecer que los cuartos son a prueba de sonido, sino tendría a seguridad ya mismo en la puerta. Obviamente deberé pagar los daños, pero eso qué importa ahora. No tuve la capacidad de soportar, ni siquiera en la cena pude comportarme. Y de nuevo todas sus palabras van y vienen dentro de mi cabeza. Todo son cosas malas, y eso me impide volver a la habitación.
Me levanto del suelo y camino de un lado a otro. Podría bajar y pedir otra habitación, pero sé que si me alejo demasiado, todo terminará. Como si los demás obstáculos no fueran suficiente, si hago eso, entonces me convertiré en uno más de los impedimentos. Pero me está costando más de la cuenta el regresar a la calma. Todo lo que dijo duele, pero aún más el no saber qué hacer. No quiero terminar esto, no quiero dejar de verlo, no puedo darle la libertad para que sea feliz con alguien más. Soy una mala persona como él dice, porque si él deseara rehacer su vida con alguien que puede sanarlo, yo no podría desearle felicidad. Tengo miedo que siga sufriendo, pero también de que decida regresar a su vida, a esos momentos cuando me odiaba, donde no me necesita.

Me recargué en la pared del cuarto de enfrente y respiré hondo. Miré la puerta y cerré los ojos. Tengo mucho miedo.
Pero la puerta se abrió y despegué mi espalda, dando un paso hacia delante a su encuentro. Lo miré asombrado, y a los dos segundos ya lo estaba abrazando.
-Lo siento -cerré mis ojos y una de mis manos se posó detrás de su cabeza- lo siento, no lo haré -soy un idiota, ¿no? Dije que no lo abandonaría de nuevo, pero a la primera señal ya estaba rindiéndome. Le di la espalda de nuevo aún cuando prometí que no lo haría.
Escuché el sonido del elevador y me despegué de él para tomar su mano y entrar de nuevo a la habitación. Cerré y puse el seguro, y de nuevo lo atraje hacia mí.
-Te amo, demasiado -sentí todo lo pesado brotar de repente- lo siento mucho -mi voz se va quebrando a cada frase, y tomé su rostro entre mis manos para mirarlo- no te dejaré. No importa qué hagas o digas, no lo haré -fui a sus labios con un poco de desesperación. Enrede mis dedos en su cabello y mi otra mano estrujó su camisa por su espalda baja. Siento lágrimas sobre mis mejillas, y me voy quedando sin aliento a causa del beso. Pero la sensación cálida de su lengua, su respiración agitada y la sensación de su cuerpo pegado al mío, me impiden separarme de él por mucho tiempo, apenas pasa un par de segundos y ya estoy besándolo de nuevo.
Tal vez esto está mal. Él, yo, la manera en que nos amamos. Pero no importa, necesito estar con él, quiero hacerle feliz, quiero que sonría, que supere todo. Soy arrogante por pensar que puedo lograrlo, pero no me rendiré tan fácil, no debo.
De nuevo me separé de él, tomé sus muñecas y levanté sus brazos por encima  de su cabeza. Le hice retroceder hasta caer de espaldas a la cama. Mi rodilla se metió entre sus piernas y la otra a su costado, y presioné sus brazos sobre la cama a los costados de su cabeza.
-Una vez -lo miré fijamente- no pienses en nada ni nadie, solo necesito que seas honesto conmigo una vez -me acerqué a sus labios y de nuevo puse un poco de distancia entre nosotros, sin despegar mis ojos de él, pero haciendo mi agarre más flojo.

Siento un poco de calma cuando me abraza, siento como si pudiera respirar de nuevo. Dice que no lo hará, pero no se si creerle, yo soy una carga demasiado grande, lo sé, se mejor que nadie mis fallos y defectos, no desconozco lo peor de mi, de hecho me cuesta ver las cosas buenas. Por eso no debería hacer esto, solo nos causaré dolor. Terminar tal vez duele, pero al final, seguro que sería lo mejor.

Evan hace que regresemos a la habitación, y no me da tiempo a pensar en nada. Me hace estar muy pegado a él y dice que me ama. Por un momento casi sale de mis labios decirle que no puedo creerle, de nuevo siento ese impulso por decir esas cosas que podría herirlo, pero antes de poder hablar, él me ha besado.
No puedo resistirme a sus labios, así que correspondo con la misma intensidad, lo necesito. Se puede sentir ese sabor salado en nuestro beso, es por las lágrimas. Nuestro beso termina de repente, pero así mismo ha iniciado otro.
Él no me da tiempo a pensar en nada, ya estamos en la cama y me tiene acorralado. Mi pecho sube y baja por mi respiración agitada. Se acerca e intento buscar sus labios, estoy hipnotizado por él, pero se ha alejado y yo no puedo evitar mirarlo con necesidad.

Me pide que sea honesto, y me quedo en silencio ¿que hago? siento como mis brazos están atrapados y no puedo moverlos, estoy completamente acorralado, y lo único que puedo mirar son sus labios.
-Te amo- intento levantar un poco mi cabeza deseando llegar a sus labios. Parece una tontería que solo por desear sentirlo cerca, por querer besarlo, yo pueda ser sincero por un momento -por favor- digo esperando que me bese ahora que he sido sincero, quiero mi recompensa por haberlo hecho.

No puedo explicar cómo me siento. La primera vez que dijo que me amaba, fui demasiado feliz. Me sentía culpable, pero a la vez creía en la autenticidad de esa frase. Porque sus ojos y el lenguaje de su cuerpo lo expresaban claro, era sincero, lo sentía así. Sin embargo ahora, el Meier que tengo enfrente no es alguien sin recuerdos. Dentro de sí tiene todo el rencor de estos años, el dolor que le tuvo que causar el enterarse de lo que hice, y aún así, ha dicho que me ama. Y eso me hace olvidar lo que haya dicho antes, porque no imaginé que volvería a escucharlo, no luego de él haber recordado quién es y qué fui yo.

Me acerqué a besarlo de nuevo, sintiendo cómo mi cuerpo temblaba, y esas llamadas mariposas en el estómago acompañadas de una sensación muy fuerte en el pecho. Siento un ferviente deseo dentro de mí que no tarda en verse reflejado en la parte inferior de mi cuerpo. Es complicado, no es simplemente tener sexo con él, todo va más allá. Y ahora ya no me preocupo por comprenderlo, ya no necesito explicar cómo es que sucedió.
-Te necesito -mi respiración se ha vuelto agitada, y llevé mi mano al borde de su pantalón. pasé mi mano por encima de su camisa y luego la introduje para tocar su piel. Subí hasta su pecho a la altura de su corazón. Sus latidos van tan rápido como los míos, cerré los ojos y sonreí- te amo -los abrí de nuevo y lo miré. Quería sentir cómo reaccionaba su corazón por ello- ni siquiera te esfuerces ya por alejarme, porque nada va a funcionar -sonreí y me acerqué a besar su pómulo, luego su mejilla y finalmente sus labios. Mis manos han soltado el agarre desde hace un rato, y con una de ellas comencé a acariciar su pecho. Deslicé mis dedos por sus costillas, a un lado de su cintura y debajo de su ombligo.

Recibo ese beso que esperaba, soy demasiado débil, pero me siento feliz. ¿De verdad tengo derecho a tener algo como esto? no, no debería. Pero no puedo resistirme, es una necesidad la que tengo por Evan. Sus manos me hacen estremecer al mínimo contacto, y sus labios son mi perdición, tal vez son la manera mas sencilla de lograr que yo sea sincero. Jadeo al sentir su mano bajando hacia mi pantalón.
Intento decirle que yo también lo necesito, pero solo dejo que el aire escape por mi boca.
Su mano toca mi piel desnuda, y me dice que me ama.
-Yo- intento decir de nuevo que lo amo, pero me cuesta de nuevo. Cierro mis ojos con fuerza, en mi cabeza no dejo de repetir, “yo a ti”, pero no logro decirlo -yo- de nuevo lo intento, pero las palabras se quedan atrapadas en mi garganta -a ti- digo muy bajito, y creo que me siento avergonzado, me siento como ese idiota chiquillo inocente que era cuando perdí la memoria.
-Idiota- cierro los ojos y evito su mirada, lo que ha dicho me hace sentir muy feliz y al mismo tiempo me siento lleno de vergüenza -creo que debes ser masoquista- cubro mis ojos con mi ante brazo. No logro explicarme esta felicidad que siento y soy muy consciente de la culpa que sentiré después, pero no pienso mucho en eso. Estoy excitado y avergonzado, debo de parecer una de esas tontas chicas mustias que tanto me molestan -No, no, basta. Detente- le pido tomando las muñecas de sus manos. La verdad es que estoy nervioso, no sería nuestra primera vez, pero si desde que recuperé mi memoria y de manera extraña me siento muy nervioso, inseguro… algo tímido… Evito mirarlo porque siento como mi rostro arde por lo que está pasando. Es un disparate que ahora reacciones de esta manera tan tonta… no soy virgen o algo así, pero me siento nervioso.

Lo miro esperando una respuesta, porque pareciera que dará una. Y le ha tomado su tiempo, pero no importa, de todos modos sonrío porque lo ha dicho. Su cara avergonzada me hace sonreír todavía más, ese gesto no puede ser fingido para nada. No me explicó cómo, supongo que ya es costumbre nuestra el pasar del caos a la calma y viceversa. No sé qué esperar cuando está molesto, o cuando se pone romántico. Cada situación la hace espontánea, y esa incertidumbre que tanto odiaba, ahora me tiene atado.
Reí un poco más fuerte. Puede que tenga razón, pero no soy el único que sufre estando en esta relación.. Y sin embargo, no es tampoco el único sentimiento dentro de ella.
-Solo cuando se trata de ti -besé la punta de su nariz y continué acariciando su torso, pero me detuve porque sus manos me han obligado. Primero lo miré confundido, pero luego, al notar la vergüenza en su cara, hago el intento por zafarme de su agarre muy lentamente- ¿de verdad quieres que pare? -si fuera cualquier otra ocasión, tendría miedo de desatar uno de esos cuadros de ansiedad y pararía sin preguntar. Pero ahora la razón es diferente, no parece contrariado, o temeroso.
Fui hasta el lóbulo de su oreja y mordí suavemente, y luego besé su cuello.
-Por favor, te he extrañado tanto -besé sus labios y comencé a levantar su camisa. Siento cómo mi corazón se acelera cada vez más. Es como si fuera la primera vez, como si nada hubiese ocurrido antes. Tal vez porque ahora sabemos todo y después de tanto, hemos admitido nuestros sentimientos. Primero yo, y ahora él. Lo que venga después tal vez sea difícil, pero podremos superarlo.

No pongo mucha resistencia para evitar que se zafe del agarre de mis manos. Que tonta debe ser la imagen que proyecto en este momento. ¿Por qué iba a sentirme tímido por esto? Ya lo hemos hecho, debería sentirme tranquilo.
-Yo- parece que en mi vocabulario solo queda ese pronombre personal. Mis manos se cierran estrujando mi camisa y muerdo mi labio para no hacer tanto ruido cuando siento esa mordida.
No pongo nada de resistencia, no puedo, pero sigo con esta sensación, como si fuera un chico inocente y virginal. Sería más fácil si solo estuviera fingiendo este comportamiento, pero el que sea verdad me hace mas complicado salir de este estado.

No se que contestar, pero correspondo a sus labios y quito mis manos cuando levanta mi camisa.
-No sé- trato de hablar pero es complicado porque parece que estoy mas interesado en soltar jadeos que en terminar la oración -Evan- siento una descarga por todo mi cuerpo y mis manos se mueven ahora a sus costados y me aferro a su camisa -estoy actuando como un tonto- me quejo de golpe arqueando un poco mi espalda por las sensaciones que el me provoca -No quiero que me veas así- es vergonzoso, demasiado penoso mi comportamiento y vuelvo a cubrir mi rostro con mi antebrazo.
Estoy completamente en blanco, quiero hacer algo, lo que sea, pero no puedo más que estar perdido en todas las sensaciones que el está causando en mi.

Retiré su brazo de su rostro para que me mirara. No me parece un tonto, me encanta que se sienta avergonzado. Yo estoy nervioso, pero tal vez porque parezco más desesperado es que él no lo nota.
-No luces como un tonto -besé su pecho desnudo- me parece que luces muy sensual -no sé de dónde saco el valor para soltar tanta palabrería, pero luego de esa vergonzosa frase, comencé a dar pequeños besos por su pecho. Mis dedos delinearon el borde de su pantalón, y comencé a acariciar por encima de la ropa. Poco a poco fui adquiriendo la confianza nuevamente, y mis manos se dedicaron a jugar con su pecho y su entrepierna. Mi boca ahoga los gemidos y suspiros que salen de la suya, y solo me separo para bajar a su cuello, morder suavemente y subir de nuevo a sus labios.
Las prendas van desapareciendo poco a poco, el calor se intensifica y mis manos han comenzado a pasearse por toda su piel desnuda. Sus piernas, su torso, detrás de su cuello y finalmente recorrer su espalda para delinear el contorno de sus caderas. Ahora su cuerpo está boca abajo, y deslizo mi mano hasta su abdomen para levantar un poco su cuerpo y rozarnos. Mi ropa interior se ha mojado a causa del contacto entre nuestros cuerpos, y mi respiración se hace pesada.
-Eres tan hermoso -suspiros y jadeos por el constante movimiento comenzaron a resonar en la habitación. Mi cuerpo recordó al suyo rápidamente, el éxtasis nos hizo perder la poca vergüenza que quedaba, y tan pronto como llegamos al clímax, suspiré cansado.
Me separé de él con cuidado y me tumbé a un lado en la cama. Mi respiración sigue agitada, y giré mi cabeza hacia él. Le sonreí, creo que luzco demasiado feliz, como hace mucho no me veía.
-¿Estás bien? -pasé su cabello por detrás de su oreja. Creo que fui un poco tosco, no es mi estilo, pero sentí que perdía el control de mi propio cuerpo y actué por instinto- ¿quieres que tomemos un baño? -seguramente no llegará a casa, pero no sería la primera vez.
Me senté en la cama y me estiré para recoger la sábana del suelo. Envolví su cuerpo y me acurruqué a su lado, y sonreí como un tonto.
-¿Prefieres dormir? -él debe estar cansado por el día de hoy, ahora es que lo vengo a recordar.

Él dice cosas que me hacen sentir aun más avergonzada, hasta creo que disfruta de hacerme sentir avergonzado con todo esto. ¿Será que ya se dió cuenta de todo el control que tiene sobre mi?
-Cállate- intento quejarme, pero creo que no hay nada de fuerza en mis palabras.
Intento controlar los sonidos que salen de mi boca, pero es demasiado excitante la manera en que me toca, aun si es por encima de la ropa, pero cuando me besa, dejo de prestar atención a eso.
Ya no pongo nada de resistencia, y dejo de pensar en mis reacciones, solo puedo pensar en lo que me hace sentir. Mi ropa deja de ser un obstáculo y mi piel ardorosa se vuelve sensible a cada caricia.
De nuevo dice algo que me haría sentir avergonzado, pero esta vez ya no me importa, solo deseo que continue y no se detenga. Mis puños se cierran con fuerza estrujando las sabanas, y no puedo evitar ese gemido que denota un toque de dolor, pero poco a poco la sensación va cambiando.
-Si- contesto acomodándome.

Él se encarga de cubrir mi cuerpo con una sabana y se volvió a acostar.
-Quiero dormir, pero mañana temprano vas a tener que bañarme- busco acomodarme usando su brazo como si fuera mi almohada, hace mucho que no dormimos juntos. También he extrañado eso, pocas veces puedo dormir bien si no estoy con él.
Estoy agotado, por todo el estrés del día y no tardo casi nada en quedar dormido. Esta noche no hay pesadillas, de hecho creo que tengo solo sueños agradables, me gustaría quedarme así para siempre.