If you [Privado]

Recuerdo del primer mensaje :

Me gustaría decir que he sido más prudente en mi consumo del alcohol, pero esa sería una mentira bien grande. Cubro mi boca con mi puño cerrado para ahogar ese eructo. Aun estoy sorprendido de todo lo que he escuchado. Bueno, no es que sea taaaaanto, pero si que es algo muy grande.
Yo admiro mucho a nuestro señor, le tengo un gran respeto y también lo tengo por todos los que están cerca de él, porque sé que no cualquiera podría ostentar tal privilegio. Pero creo que me identifico con lo que el señor Aoyama, no estoy diciendo que mis sentimientos por la señorita sean tan grandes y fuertes. Porque yo estoy muy consciente de que es una mujer fuera de mi alcance. Pero tampoco es que me haga feliz llevarla a sus citas con su novio, al menos parece un buen chico y la trata bien.
El taxi se estaciona y miro hacia la casa del señor. Deben estar ya dormidos, así que trataré de no hacer ruido.
Bajo del taxi y me pongo junto al señor Aoyama para que se pueda apoyar en mis hombros y yo de pasó me apoyo en él, así es más fácil caminar.
Pasamos la primera puerta con algunas dificultades, obviamente no entramos por la puerta principal, eso solo lo hacemos cuando llegamos con alguien de la familia. Así que ahora entramos por la puerta de servicio que da a la cocina.
Al entrar me tambaleo un poco, por suerte por mi estatura me libro de golpear mi cabeza con una sartén pero el señor Touji no corre la misma suerte. Mi mano detiene torpemente la sartén para que deje de vibrar y no haga más ruido.
-¿Está bien?- le pregunto mientras avanzamos, pero de pronto alguien enciende la luz y me detengo esperando a que mi vista se acostumbre.

Spoiler:

Entré a la habitación pero él de nuevo me dio la espalda, incluso me dejó ahí de pie un par de minutos. No soy sensible con estas cosas, infinidad de veces he tenido que quedarme al margen mientras él hace algo más, soy consciente que no soy ni debo ser prioridad para él, solo que en esta ocasión no hay una razón como el trabajo o su vida personal, siento como si fuera solo por tratarse de mí.
Llevé mi mano a mi pecho y miré el suelo, pero cuando salió la bajé e intenté permanecer calmado.
—Sí, entiendo —me está echando. No sé porqué hoy he comenzado a pensar de esa forma tan patética. Me mantuve muchos años al margen de mis sentimientos, pero ahora cada día es más difícil controlar el impulso por decirlos de nuevo— quería disculparme por haber actuado imprudente, no debí llegar en ese estado, lo lamento —me incliné ligeramente hacia él. Quisiera preguntarle por qué se molestó al vernos juntos. Probablemente malinterpretó la situación entre Sato y yo. Pensar eso es muy pedante de mi parte, pero no puedo formular otra razón.
Levanté la vista, él no me mira, no quiero que sea así a partir de ahora. Sé que fui quien marcó distancia entre ambos, pero no creí que fuera tan difícil..
—Shinya —lo llamé. Sentí mis latidos ir más rápido, nunca me he dirigido a él tan informalmente sin previamente haber hablado para establecer ese ambiente de confianza— es doloroso cuando me ignoras de ese modo —miré el suelo y mordí mi labio. Dije algo tan atrevido y fuera de lugar, soy un estúpido. Corro con el riesgo de que él me aparte de su lado completamente— lo siento, me estoy comportando patéticamente —de nuevo me disculpé, porque no tuve otra opción luego de haber dicho algo tan lamentable e incómodo para él. Él está ahora con una persona, alguien que lo complementa y le hace feliz, una mujer de la que puede sentirse orgulloso. Nunca me sentí tan miserable, mis sentimientos siempre fueron algo que me daba fortaleza y entendimiento, pero lo arruiné. Lo nuestro se consumió antes de ser.

Respiro profundo para controlar mis nervios cuando ella dice que me ayudará, al menos esta vez tengo un pantalón puesto, uno rosa… bueno no importa, no tengo que darle una imagen perfecta, creo que nunca he podido dar esa imagen.
Ella me comienza a ayudar, esto es raro, realmente muy raro, pero como lo pide sigo sin ponerme la prenda.
-¿De verdad?- pregunto un poco preocupado por lo que me dice, espero que la señorita Nijima no la lastime mucho. Dejo la sudadera en la cama y tomo la crema que ella me da.
Suelto un pequeño jadeo cuando ella comienza a aplicar la crema, pero ha sido porque me he puesto tan nervioso que me tensé tanto que me lastimé por eso.
-Lo siento, es que está fría- me apresuro a excusarme.
Con mis dedos tomo un poco de la crema y la comienzo a poner sobre mis golpes, también aplico un poco sobre los brazos, lo he hecho rápido y sin cuidado, pero ella lo hace diferente y solo me quedo de pie esperando.
De nuevo me está cuidando, prometí que yo siempre la cuidaría, pero ahora de nuevo, ella cuida de mi, he aguantado un poco las respiración como intentando que mi pulso se controle.
De nuevo busco ponerme la sudadera y con su ayuda lo hago con menos dolor. A diferencia del pantalón, esta prenda me queda un poco más ajustada.
-¿Es su ropa?- no puede ser la ropa del señor, es un poco vergonzoso usar la ropa de ella y creo que mi cara debe estar algo roja -se, señorita- acabo de tartamudear por los nervios -¿Podría usar la lavadora para mi ropa? - no quiero tomar demasiada ventaja de esto, pero es que no tengo con que irme.

Mantengo mi respiración controlada mientras el habla, ha venido a disculparse, y eso me hace sentir un poco peor.
-Descuida, no tienes que pedir disculpas- no es que intente ser amable, solo no quiero sentirme peor, solo estoy siendo egoísta para calmar mi culpa.
Levanto la mirada cuando dice mi nombre, he pensando en pedirle que deje de hablarme con esa familiaridad, hace que se vuelva un poco complicado el recordar que debemos mantener cierta distancia.
Suspiro pesadamente y me siento en la cama.
-No te ignoro- comento con la mirada en el suelo y con voz apesadumbrada -Yo soy el que se comportó de manera patética, si no fuera por Mia, pude haber matado a ese chico- me encorvo un poco y cubro mi rostro con una de mis manos.
-Ya me has visto antes así, sabes que no es nada sencillo detenerme, y esta vez era alguien de la familia, alguien que no hizo nada malo. Soy realmente una persona horrible- trago un poco de saliva por sentir aquel nudo ante la vergüenza.
Suspiro de nuevo, antes no me ha importado tanto, porque esta furia la suelen despertar personas que lo merecen, pero incluso no sentí ni un poco de pena por haber matado a ese chiquillo, pero ahora era diferente y no pude detenerme, mi furia y mis celos me afectaron tanto solo por verlos llegar juntos. Jiro me engañó y no le puse ni una mano encima pero ahora solo fue un poco de mi desesperación e imaginación y he terminado casi cometiendo un gran error, en mi hogar, en el mismo techo donde vive Mia.
-No puedo mirarte porque me siento lleno de vergüenza- espero que lo entienda y solo me deje solo para seguir con mi pena en privado.

—Sí, pero era necesario —sonreí. La señorita Nijima fue muy dura y honesta conmigo. Pero eso más que molestarme, me agradó, porque las personas que ayudan a papá suelen tratarme con mucho cuidado, y eso hace que me sienta como una carga. Sin embargo ella no fue así, me habló directo y me dijo sobre cómo tenía que aprender a valerme por mí misma. Ahora entiendo por qué papá se fijó en ella, es una mujer realmente maravillosa y admirable.
Cuando mis dedos tocaron su piel hizo un sonido extraño que provocó una reacción en mi pecho, al menos él no está mirando.
—¿Fría? Qué extraño, es una crema caliente, por eso te di cantidades pequeñas —supongo que fue porque recién tomó un baño, espero que no le perjudique, debería cubrirse pronto.
Me tomé mi tiempo para ponerla, desde que salí de ese lugar que no tocaba el cuerpo de un hombre.
-Listo, te ayudaré a colocarte la sudadera —me puse frente a él y con cuidado le ayude a vestirse. Intenté fijar la vista en la prenda para no ponerme más nerviosa—¿Eh? Ah, sí —lo miré, creo que mis mejillas están rojas— la ropa de papá es muy grande, por eso pensé… Lo siento mucho, tomé una decisión por mi cuenta, tal vez esa ropa sea incómoda para ti —pero claro, comparado con la ropa de papá o la suya, la mía es demasiado femenina y ajustada— lavar… Si, claro, me encargaré de eso. ¿Tu ropa quedó en el baño? —señalé el baño— es mejor que te sientes. Papá dijo que te quedes, puedes utilizar el cuarto de huéspedes —le sonreí y fui por su ropa. Antes de tomarla sentí de nuevo eso en  mi pecho, pero moví mi cabeza para no pensar cosas extrañas- vamos, te indicaré donde es la recamara.
Salimos despacio hacia la habitación que era de Souta. Le extendí mi mano para que se apoyara. Cuando llegamos a la habitación, dejé su ropa a un lado y comencé a preparar la cama, y de nuevo fui a él para ayudarlo.

Afortunadamente comienza a hablar un poco más, y voy entendiendo porqué se comportó cortante conmigo hace un momento.
Agaché la mirada y me quedé en silencio. No pude ignorar esta vez sus acciones, porque a diferencia de aquellas personas, Sato es alguien importante para ambos, y no había una razón para que él actuara de ese modo. No podría mirar cómo lo dañaba y quedarme al margen, aunque no pude solucionarlo, de no ser por Mia no quiero ni imaginar lo que hubiera sucedido.
—Entiendo. Lo siento, te presioné para que me contaras —pero sigo sin sentirme tranquilo, al final él se ha sentido mal por eso— no…—me acerqué hasta la cama y me agaché. Tiene su rostro semi cubierto, además que sigue sin mirarme— no eres unas persona horrible. Además, prometí hacer algo para detener tus impulsos, pero debido a mi estado no pensé con claridad en una solución rápida. Tengo parte de responsabilidad por eso —estoy agachado frente a la cama, y aunque no aparté la mirada de él, no obtuve lo mismo de vuelta.
Pensé en tomar su rostro, pero actualmente es como si una línea se hubiera trazado entre nosotros.
—Yo… tampoco es como si estuviera actuando correctamente —me puse de pie y llevé mi mano a mi cabeza— la única razón por la que terminé alcoholizado, fue porque no fui capaz de controlar mis sentimientos. Me sentía frustrado, triste e incluso envidioso, y busqué el método más ilógico para sentirme mejor. Pero todo fue consecuencia de mis decisiones y aún así… le causé problemas a Sato, a la señorita y a ti. Así que no debes sentirte avergonzado, porque fui quien provocó esto. Lo siento mucho —me incline, y luego lo miré— no me gusta verte triste—llevé mi mano a mi boca— lo siento, estoy hablando de más hoy. Es solo que... Tal vez llegué a mi límite —solté una pequeña risa y dejé la vista fija en el suelo.

Ella no necesita aprender a defenderse. En el clan la han comenzado a conocer y estoy seguro que no soy él único que ya no la ve como una persona ajena y que por eso, estarían dispuestos a cuidarla de lo que sea, pero aun así parece que sigue decidida a aprender.
-¿Y también ya sabe usar armas? sino yo podría- ¿que estoy diciendo? -Lo siento, supongo que la señorita Niijima también lo hace, ella es muy buena- ella es una de las mujeres mas sobresalientes del clan, muchas optan por quedarse en casa y ayudar en eso, pero ella no, y creo que está inspirando a muchas chicas jóvenes a seguir sus pasos.

Me siento un poco idiota por lo que dice, estaba desesperado por excusarme que solo dije lo primero que vino a mi mente y no fue una buena idea.
-ah, jeje, si, que tonto soy- no se me ocurre nada más, así que intento solo no seguir hablando de eso.
-No, no, para nada. No es incomoda, solo me siento un poco apenado de estar usando su ropa- me veo un poco raro, pero creo que nunca he logrado mantener una apariencia perfecta frente a ella, ¿como hacerlo? comparado a los hombres que la rodean yo soy demasiado insignificante.

Ella me ofrece su mano y yo ni siquiera considero el rechazar su ayuda.
-Gracias- la sigo hasta la habitación, llegamos a la habitación, está cerca de la de ella. De hecho no lo había pensado, pero voy a dormir a solo metros de donde ella duerme -señorita, yo puedo encargarme de la cama, creo que hoy ya ha hecho mucho por mi, no quiero seguir molestándola- le digo para que no se preocupe en darme más atenciones, es tarde y ella debería estar dormida y en cambio está haciendo todas estas cosas.

Él se acerca y trato de evitar enfrentarlo, es por eso que mi mirada se enfoca en otra cosa y veo ese regalo que le hice, lo trae en el cuello. Cada día desde que me rescataron veía si lo traía, mucho más lo hice cuando le confesé que era un regalo para él. Pero nunca lo usó y por eso me rendí, ¿Por qué ahora lo trae?
Se levanta y comienza a hablar, creo que aun está un poco ebrio.
Me siento mal de escuchar lo que me dice, no pensaba que las cosas fueran así de complicadas para él.
-Touji, tú siempre hablas de más- comento son una sonrisa pequeña. Me levanto y me acerco para abrazarlo -Lamento que se haya vuelto tan difícil para ti- tal vez debí ser egoísta y no permitirle alejarse de mi, pero a él nunca podría obligarlo a algo como eso.
Me separé de él y lo hice seguirme a la cama para que nos sentemos. Tomo sus manos entre las mías y suspiro un poco, debo ser fuerte, Sae no es solo alguien a quien uso mientras Touji decide regresar a mi. Nunca haría algo tan cruel, ella también me importa.
-Creo que debemos hacer un cambio- enfrento su mirada por fin -Sabes que siempre he buscado que las personas ajenas al clan se enteren de la importancia que tienes, de que eres mi mano derecha. Para todos tu solo eres un chofer. Creo que deberías tomar tu lugar como mi mano derecha, sin ocultarlo- se que lo entiende, con esto, ya no pasaremos todo el tiempo juntos, él solo debería dedicarse al clan y yo encontraré alguien más que sea mi chofer y guardaespaldas.
-Touji, yo atesoro tus sentimientos como algo valioso y hermoso, por eso es que yo he respetado tu decisión, y ahora me duele ver que sufres, quiero que estés en paz- tomo un poco de su cabello húmedo entre mis dedos.

No me di cuenta y terminé sonriendo. Sato es policía, a veces lo olvido porque es tan obediente con papá que pareciera solo trabaja para él, además es demasiado amable y bueno.
—Gracias por la oferta, habría sido interesante aprender contigo —agaché la mirada, no sé porqué me emociono, últimamente me siento rara al estar con Sato— oh sí, ella es una persona grandiosa. Cuando la conocí me dio un poco de miedo —reí apenada— pero conforme convivíamos mi admiración por ella fue creciendo. Es una mujer fuerte, independiente, decidida y además hermosa. Es imposible no mirarla y querer ser igual. Antes de conocerla, no quería involucrarme con nadie de ustedes —me detuve unos segundos, y levanté la vista— pero si hacía eso, nunca iba a superar el pasado. Ahora pienso diferente y creo que ella, la señora Tanaka y papá me han influenciado mucho. Por eso estoy feliz que ahora ellos dos estén juntos -me sorprendió mucho cuando lo supe, papá estaba con el otro chico y deduje que le gustaban los hombres, pero entonces lo dejó y comenzó a salir con la señorita Nijima.

Sato tiene una forma delicada y dulce de hablar, no solo conmigo, sino con el resto de las personas también es muy noble.
—Ah, lo siento, debí dejarte la ropa de papá —pero me sorprende que se la haya puesto, porque las prendas de papá siguen en la cama, supongo que porque siempre obedece.
—No es gran cosa. Además yo siempre te estoy dando molestias. Y quiero hacerlo —le extendí mis manos para llevarlo a la cama. Le pedí que se recostara, he acomodado algunas almohadas— ¿no huele mal la cama? Esta habitación permanece cerrada todo el tiempo, me disculpo si es así —solté lentamente sus manos, al grado que mis dedos rozaron despacio los suyos, y fue entonces que sentí una especie de descarga por mi cuerpo— bien, iré a dejar esto, ya vuelvo —tomé su ropa y salí corriendo de la habitación. Bajé a la lavandería y metí sus prendas en la lavadora. Sentí mi cara caliente cuando lo hacía, y de un golpe cerré la puerta para comenzar el ciclo de lavado.
Salí de allí hasta la cocina y preparé un té que podría hacerle sentir mejor. Lo tomé con cuidado y subí despacio hasta la recamara, y entré sin preguntar, simplemente sonriendo mientras dejaba la taza sobre el buró.
—Esto relajara tu cuerpo, pero por la mañana debería revisarte un médico —me senté en la orilla de la cama y llevé mi mano a su frente y sentí su temperatura, no ha subido más de lo normal, eso me alivia— sabía que no habías hecho nada malo—retiré mi mano y le sonreí. Debería dejarlo descansar.

Mordí mi labio, me siento avergonzado. Siempre creí que era prudente con mis palabras y mi comportamiento, pero parece que desde antes de ser consciente, mi capacidad para soportar y disimular va en picada.
—No, está bien, es consecuencia de mis arrebatadas decisiones —cerré mis ojos y disfrute del pequeño momento que duró nuestro abrazo. Puse mis manos sobre su cintura apenas unos segundos, y luego me separé de él para seguirlo hasta la cama. Me trata tan amablemente que ha comenzado a asustarme, o tal vez solo estoy demasiado susceptible.
Me mantuve mirando sus ojos con una expresión seria, y tragué saliva cuando comenzó a hablar.
Mis manos que apretaban las suyas comenzaron a aflojar el agarre, y mi boca se abrió ligeramente por la impresión. Me está alejando de él.
—Comprendo —comencé a sentir una pesadez en mi pecho. Finalmente conseguí la distancia que necesitaba para apagar mis sentimientos. Y no solo eso, estoy siendo rechazado completamente, y ahora siento como si me tuviera compasión.
Mi vista se fue haciendo borrosa y levanté mi mano hasta su rostro, tomé su mejilla y me acerqué para besar por encima del parche en su ojo. Bajé mi mano y volví esos centímetros lejos de él.
—Desde que trabajo para ti, nunca sentí tantas ganas de llevarte la contra como ahora lo siento —agaché la mirada y con mi mano limpié mis ojos— siento los problemas que te estoy causando. Haré mi mayor esfuerzo para no defraudarte —levanté la vista y sonreí. Esto tampoco debe ser fácil para él, siempre tomó en cuenta lo que yo pedí. Si tan solo no hubiera tenido miedo, las cosas serían distintas. Pero es tarde para arrepentimientos, he perdido mi lugar en su vida y sé cómo terminará esto, poco a poco la distancia crecerá entre nosotros hasta convertirnos en lo que originalmente debimos ser— te amo —cerré los ojos y sonreí— será la última vez que lo diga.

Sonrío mientras me platica, ella ha cambiado, recuerdo lo reservada que era al comienzo, por eso me causo mucha impresión la primera vez que la vi sonreír para mi, y ahora es de mis cosas favoritas cuando estamos juntos.
-Si, eso lo notamos- suelto una pequeña risa, porque para todos, la hija del señor Ueda era casi una historia de fantasmas, pocos podían decir que la habían visto. Y cuando se dijo que ella iba a regresar, entonces muchos; yo entre ellos, no nos sentíamos cómodos con eso, pero ahora creo que soy de los primeros en defenderla.
-Si, parecen estar bien juntos- comento con una débil sonrisa, porque pienso en lo mucho que eso lastima a Touji.

-No, no, está bien esta. La ropa del señor me quedaría grande, soy consciente de que soy pequeño a su lado- río un poquito nervioso por decir, algo que creo que todo el mundo nota.

-Para nada son molestias- sonrío al decir eso, pero trato de quitar esa expresión lo más rápido posible.
Me acomodé en la cama y niego con la cabeza cuando pregunta lo de la cama.
-No pasa nada- miro como suelta mis manos y luego sale de la habitación para encargarse de mi ropa. Cierro mis puños como tratando de atesorar esa sensación de sus manos entre las mías. Me hice bolita y me dejé caer de lado en la cama tratando de contener así la emoción que siento en este momento, pero entonces me tengo que estirar y comienzo a quejarme, pues me he lastimado.
-auch auch auch- me quejo mientras me vuelvo a acomodar en la cama.

Ella no tarda tanto en regresar, pensé que ya no vendría, pero está aquí de nuevo. Me ha traído un té, no debería ser tan buena, pero creo que ella tiene ese don natural de hacer que las personas le tengan aprecio.
-Gracias- respiro con calma para mantenerme tranquilo, no puedo perder la compostura como hace un momento, menos frente a ella -¿De verdad? gracias por su confianza, yo la verdad pensé que había hecho algo malo, tal vez con usted me comporté de forma incorrecta, o algo así- tomo el té pero no lo tomo, aun se siente caliente así que le soplo un poco.

Hacer esto duele, claro que lo quiero a mi lado, claro que quiero besarlo en este momento y decirle que deje a un lado esa decisión y que me acepte, pero no se trata solo de nosotros. Hay que tomar en cuenta los sentimientos de la persona que ahora está conmigo, y aunque puedo amar a Touji con gran intensidad, tengo un profundo respeto y cariño por Sae y no puedo tirar a una persona como si nada.
Sentí un escalofrío cuando me da ese beso, y hago acopio de una gran fuerza de voluntad para contenerme y no hacer una locura motivado por por mis sentimientos. Pero es muy difícil, más al verlo con los ojos húmedos y siento como mi corazón se oprime cuando dice que me ama.
-Yo a ti- le digo acariciando su rostro, siento también como de mis ojos escurren algunas lágrimas -esto es muy difícil- admito con un nudo en mi garganta. Pero no somos unos niños, hemos tomado desiciones y tenemos que hacernos responsables de ellas. Yo tal vez debí esperarlo más, pero Sae es una persona muy amable y cariñosa con Mia, eso fue lo que me hizo notarla más allá de una persona preciada en el clan. Ha ayudado tanto a Mia, y solo una persona maravillosa puede hacer ese tipo de cosas. Pero mi corazón sin duda quiere ir con Touji, por eso esto duele tanto.
-Ve a descansar, y mañana empezaremos con los cambios- beso su frente, creo que de lo que más lamento, es que nunca pude darle un ultimo beso, y ya no puedo hacerlo.

Lo miré reír y mi cara se sintió caliente. Él sonríe a veces, generalmente da una imagen más sería pero es una persona muy agradable. Y últimamente cada vez que lo hace siento algo en mi pecho, porque su sonrisa me parece muy bonita.
—Está bien, de todos modos tomé la decisión por mi cuenta y eso no está bien. Lo siento por eso —aunque me hace feliz que acepte mi ropa, debe ser por comodidad pero no quita el hecho de que es alguien muy sencillo— además papá es demasiado alto —dije haciendo una mueca, porque aunque Sato no es muy alto, papá pasa la estatura promedio.

Al entrar a la recámara escuché un quejido, después de todo sí le duele, no entiendo porqué intenta hacerse el duro.
—No te muevas mucho —lo miré preocupada mientras dejaba el té cerca de él— por nada, espero al menos te haga sentir un poco mejor —le sonreí. No entiendo cómo pudo pensar eso, ¿tal vez por aquella vez? Pero no le dije a nadie y si fuera eso, no podría haberlo visto de nuevo— cómo crees, si siempre eres tan bueno conmigo, de todas las personas que rodean a papá probablemente eres el más prudente —reí nerviosa. Sato siempre me trata con cuidado y respeto, incluso me habla formalmente aunque es mayor que yo— me alegro que las cosas no terminaran tan mal, tenía miedo que algo malo te pasara —agaché la mirada y comencé a jugar con mi cabello.
Me quedé en silencio mirando cómo tomaba el té, creo que más de lo que debería. Aclaré mi garganta y de nuevo comencé a tocar mi cabello.
—Creo que debería irme, no quiero ser una molestia para ti… Como siempre —tal vez deba ser más prudente, no sé si puedo ser molesta, porque de un tiempo para acá me he pegado demasiado, y puede que él solo lo acepte porque no le queda de otra. Además no sé si le estoy quitando su tiempo libre para sus amigos o incluso para su novia. Novia… No No sé si sato tiene una. Él sabe mucho de mí, pero yo casi nada.

Cerré los ojos y traté de contener las lágrimas, pero mi pecho se siente tan oprimido que fue difícil, y al final un par se escurrieron por mis mejillas, seguido de un ligero sollozo que ahogué a destiempo mordiendo mi labio. Esta situación es frustrante y dolorosa, pero no le pediré que me elija, eso sería injusto para la señorita Nijima y para Shinya. Sé que ellos pueden ser felices, que Shinya tendrá con ella una hermosa familia, y que ella lo hará inmensamente feliz. Lo entiendo y duele, porque perdí la oportunidad, porque a diferencia de antes, no puedo desearles lo que se merecen.
Acepté el beso en mi frente y abrí los ojos. Sonreí ligeramente y acepté su palabra. No cabe duda que lo amaré siempre, pero a partir de ahora mi papel en su vida será otro. De ese modo, me esforzaré por cumplir sus expectativas, al menos eso puedo hacer, ese será el vínculo que nos mantenga juntos y eventualmente podré aceptarlo.
—Gracias por todo —pase mi mano por mis ojos y me levanté de la cama—descansa, buenas noches —hice una reverencia, me di la vuelta y caminé hasta la puerta. Al salir cerré con cuidado, pensaba ir a mirar cómo se encuentra Sato, pero siento cómo todo comienza a fluir y mejor aceleré el paso hasta mi recamara. Cerré la puerta y perdí la fuerza en mis piernas, y terminé sentado en  el suelo con la espalda pegada a la puerta. Mis lágrimas salieron, pero respiré profundo algunas veces para controlar mi llanto. No sirve llorar a estas alturas, solo me quedará seguir adelante y atesorar mis sentimientos y lo poco que me permitió expresar de ellos.

-De verdad que no tiene que disculparse por algo así, ya le dije que está bien- no me gusta que se disculpe por algo como esto, es tan insignificante, si, es un poco vergonzoso, y me veo bastante ridículo, pero eso no importa, porque lo ha hecho con buenas intenciones y eso es lo único que yo puedo tomar en cuenta -Si, lo es- suelto una pequeña risita que contengo de inmediato.

La miro cuando entra y busco alguna risa o algún gesto que delate que me ha visto actuando de manera tan vergonzosa, pero no veo más que preocupación.
-Lo siento- me disculpo y acomodo como si no fuera a moverme nunca más -Es muy amable- espero que el calor del té haga que mi corazón se calme. Sé que ella solo es una persona amable y que así como hace esto por mi, lo haría por cualquier persona, porque ella es una persona noble y bondadosa, pero no puedo evitar emocionarme por sus atenciones.
-Me alegro que piense eso, y seguiré dando mi mejor esfuerzo para que se sienta satisfecha conmigo- si lo llego a hacer mal, se que puedo ser cambiado de inmediato.
-No que va, yo puedo aguantar mucho más que eso- tal vez mi desventaja en ese caso, fue que no pude hacer más que tratar de defenderme, no podía atacar. Pero nunca pondría una mano encima del señor.
Dejo el té aun lado mientras ella dice esas palabras.
-Nunca es una molestia- trago un poco de saliva por lo nervioso que me siento, creo que aun estoy un poquito borracho -¿Puedo hablarle con libertad?- espero su aprobación -Cuando fui por usted. Esto no era más que un trabajo que tenía que hacer, pero, cuando he comenzado a conocerla, ha dejado de ser un trabajo, cuidar de usted es algo que deseo hacer. Por eso le prometo que seguiré dando todo mi esfuerzo para servirla- mi corazón late muy fuerte y mi mirada está un poco baja porque no me atrevo a mirar sus ojos en estos momentos, estoy tan avergonzado por lo que he dicho.

Hice que se disculpara, eso no fue muy amable de mi parte, es una persona herida después de todo. Pero no me gusta que se haga el fuerte todo el tiempo, no me molestare si se queja o me dice que le duele algo en específico.
—No debes disculparte, solo te cuidado —le sonreí amable para que supiera que no lo estaba regañando, aunque pienso que un poco sí lo hice.
Su fidelidad a papá de es así de grande como para que, después de soportar una agresión injustificada, actúe de manera tan respetuosa conmigo.
—Gracias, creo que papá tiene suerte de tener gente como tú a su lado —ojalá él lo dijera porque le gusta mi compañía y no porque es su trabajo, pero al menos es sincero conmigo, no siento que su amabilidad sea forzada, tengo que conformarme con eso y reconocer el esfuerzo de Sato
Mordí mi labio y evité mirarlo, dice que ni soy ninguna molestia, pero sé que por mi culpa hay días que termina trabajando más de la cuenta.
—Adelante —comencé a jugar con mis manos, no sé porqué pero imagino que dirá algo como que ya está cansado de esto, o que prefiere su otro trabajo en lugar de estar tras de mí cada que lo pido. No lo había notado pero me he comportado un poco caprichosa. Pero lo que dice es diferente, y eso me hace levantar la mirada. No sé qué responder, tal vez me tiene el aprecio que se le tiene a los hijos de tu jefe, pero… ¿por qué me emocionaron tanto sus palabras?— a mí también me gusta estar contigo —me quedé en silencio mirándolo, segundos después abrí mis ojos con sorpresa al darme cuenta de mis palabras— o sea, no quiero insinuar nada raro, pero quería que supieras que siento algo similar… ¡similar me refiero a que yo también aprecio tu compañía! —levanté la voz sin querer e inmediatamente después escondí mi cara entre mis manos, no puedo creer lo que digo, ¡no puedo creer que piense que se trata de algo raro, ni siquiera debería pensar en esa posibilidad¡ Pero está ahí esa idea, y ahora que dijo que quiere hacer esto porque lo desea, esa sensación en mi pecho incrementa— debes pensar que estoy actuando raro, yo también creo que lo soy —no es correcto seguir hablando con mi cara entre mis manos, por eso poco a poco las bajé, para al menos mostrar mi cara mientras hablamos— perdón, no sé qué me sucede últimamente —solté un suspiro y lo miré sonriendo de manera extraña, espero que no se moleste por mi actitud imprudente.