Lust for life [privado]

Contacté a Emi para salir este fin de semana, pero su respuesta fue la misma que he recibido desde hace algunas semanas atrás. La paciencia se me está acabando, y la sensación de ser desplazado ha hecho que deje el orgullo a un lado y me decida ir a buscarla. Pensaba dejar de molestarle un tiempo y después volver a buscarla, pero últimamente solo recibo negativas, es como si todo el mundo se decidiera a hacerme enojar. Inclusive Dasha se ha mostrado distraída últimamente.
Aplacé una junta por la tarde para el día de mañana y conduje hasta la casa de Emi, a esta hora debe estar ya allí, quería emboscarla en el colegio pero no pude salir más temprano de la oficina.
Compré un aperitivo para los dos, tengo planeado sacarla de esa casa donde su padre la tiene enclaustrada, porque dudo que por voluntad ella decida dejar de verme de un día a otro. Además y como le prometí, en el último viaje que hice le compré unas cuantas prendas, es increíble que recién vaya a recibirlas por culpa de las negativas de su padre.

Bajé las bolsas del auto y sonriente caminé hasta el frente de la pequeña casa, el coche de ese hombre no está, seguramente ni siquiera llegará a dormir, a veces él la deja sola por dos o más días, es un idiota.
-¡Hola linda! -apenas un par de timbrazos después, ella salió a abrir. Sentí algo cálido en el pecho al verla, creo que después de tanto la extrañé más de lo que pensé. Me lancé a ella y le di un apretado abrazo, y después de alejarme levanté las bolsas que tenía en las manos- como parece que tú ya no quieres verme, vine al menos a dejarte tus obsequios -le regalé una expresión triste y bajé los brazos, dejando las bolsas sobre el suelo y nuevamente abrazándola, pero esta vez de manera más sutil- te extrañé -me separé de ella y acaricié su cabello, y luego tomé la bolsa del aperitivo y se la di- traje esto para ti, sé que te gusta... ¿puedo pasar? -la miré de manera inocente y luego entré a la casa. Huele a comida, ¿está cocinando? Supongo que sí, después de todo pasa la mayor parte del tiempo sola, pero honestamente es algo inesperado.

Mitya:

Casa Takumi-Emi:

He practicado un poco de cocina en la escuela y en la casa de Mia, cuando voy a verla. Creo que por fin estoy lista para sorprender a papá con una cena deliciosa, y tal vez con eso, pueda ganarme un beso… me he esforzado, pero sigo sin lograrlo.
He puesto algo de agua al fuego, la señora que se encarga de la comida en casa de Mia, siempre dice que hay que poner sal, algunas hiervas aromáticas y un poquito de aceite y la pasta, así que agrego todo eso. Como a veces no me doy cuenta, pongo el fuego muy bajito, para que no se me vaya a olvidar.
He comprado también un poco de carne y luego de marinarla la meto al horno. La señora dijo que había que marinarla por al menos algunas horas, pero supongo que habrá tanta diferencia si no la dejo tanto, porque quiero que todo esté listo para cuando papá llegue.
Enciendo el foco de la estufa y cristal como va la carne, no parece que le pase nada, así que giro un poco más la perilla, para que tenga mas calor y así se haga más rápido, la carne estaba un poco congelada, así que eso debería ayudar.
Comienzo a pelar unas papas, la sensación que dejan en mis manos es muy desagradable, así que me apresuro y las meto en otra olla con agua para hacer un poco de puré. Suspiro satisfecha, creo que podré terminar antes de que papá llegue.

El timbre suena, al abrir veo a Mitya que ya está abrazándome y correspondo a su gesto.
-Hola- le digo con voz tierna. Pongo una cara triste cuando dice que no quiero verlo -Yo a ti- le digo cuando me vuelve a abrazar.
Tomo lo que me ofrece y le sonrío, no creo que a papá le guste mucho que él esté aquí, pero, supongo que por un ratito, no importará, todavía falta un rato para que papá llegue -Pasa- me hago a un lado para dejarlo pasar.
-¿Como has estado?- le pregunto dejando la bolsa sobre la mesa. Camino a la cocina para tomar unos platitos para que podamos comer juntos y los dejo también en la mesa -¿Quieres algo de tomar?- le pregunto mirando el refrigerador, cuando me dice lo que quiere, regreso, sirvo los platitos y me siento a su lado en el sofá -Entonces me has extrañado mucho- digo con voz cantarina, no me sorprende.

Emi:

Creo que no ha perdido el interés en mí, aunque esperaba más entusiasmo de su parte, pero al menos me ha dejado pasar.
-Ocupado, estresado... necesitaba verte -la seguí con la mirada y después tome asiento en el sofá- - Agua está bien. ¿Tú cómo estás? ¿No te aburres de estar aquí sola todo el tiempo? -me levanté a servir el aperitivo en los platos y los puse en la mesa de la sala, y luego estiré mi brazo cuando ella se sentó a mi lado- te extrañé muchísimo -tomé su cara con una de mis manos, sentí un gran alivio al ver su sonrisa- tu cabello creció -tomé las puntas y luego me acerqué a sus labios- en verdad te extrañaba, Emi -atraje su rostro hacia mí y junté nuestros labios en un beso lento y prolongado, mi mano recorrió su mulso y con mis dedos rocé su piel por debajo se su short, aunque no puedo llegar muy lejos y eso me frustra, debo convencerla de irnos de aquí- por cierto, huele muy rico, ¿te gusta cocinar? -me separé de ella y tomé su mano para que se levantara y se acomodara en mis piernas. Creo que solo un par de veces entré a su casa, es la primera vez que hacemos algo así aquí- ¿no prefieres ir a pasear un ratito? -mis dedos caminaron por su pierna y subieron hasta su pecho, aparté su cabello y di un beso en su cuello- ¿tú no me extrañaste mucho? -si no fuera  por su padre seguramente nos veríamos más a menudo, ese hombre tiene demasiado poder sobre ella.
De nuevo tomé su rostro y comencé a besarla, si no quiere ir conmigo entonces no me haré responsable de lo que suceda. Aunque pensándolo bien, la idea de hacer estas cosas con Emi en su casa es excitante, y ese hombre seguramente no llegará hoy.
Pero el sonido de la puerta nos interrumpió y ella se levantó tan rápido que apenas pude reaccionar. Crucé mis brazos y miré a su padre, y me levanté en cuanto me vio e hice una ligera reverencia.
-Buenas tardes, lamento irrumpir en su casa -limpié mi labio con mi pulgar y sonreí.

Compré algo para que Emi y yo comiéramos de postre, odio las cosas dulces pero encontré algo que se adapta al gusto de ambos y creo que variar el menú de vez en cuando no es mala idea. Como siempre, esperaré a llegar a casa para ordenar algo de comer mientras me ducho, pensaba avisarle que llegaré antes pero mi teléfono quedó sin batería, además últimamente ya no necesito mantenerla tan vigilada para que me espere en casa, creo que lo de la recompensa en realidad funcionó. Esbocé una sonrisa y avancé en semáforo que cambiaba a verde, imagino la cara que pondrá al ver que estaré más temprano en casa, pocas veces tengo la oportunidad de salir antes.
Pero al llegar a casa noté un auto familiar enfrente, y dejé el mío delante de tan ostentoso coche. Bajé y miré la casa, y caminé sigilosamente hasta la entrada. Al introducir la llave traté de no hacer mucho ruido, pero creo que no tuve éxito en pasar desapercibido. Inmediatamente entré, Emi venía mi encuentro y la miré seria al notar su impertinente invitado.
-Llegué -cerré la puerta despacio, cuando Mitya me saludó le sonreí con la misma amabilidad- qué oportuno, buenas tardes -pero después de su ridículo gesto mi atención fue nuevamente a Emi. Le entregué lo que compré para ambos y llevé mi dedo a su boca, su labio está húmedo- [color:0c20=0000ff]ya veo -sonreí y pasé hasta la cocina para dejar mis cosas sobre una de las sillas. Miré con desgano lo que seguramente ese hombre trajo, y percibí el olor proviniendo de la cocina- ¿estás cocinando? Qué extraño -arremangué mi camisa y fui hasta el fregadero para lavar mis manos- entonces mejor te dejo con tu invitado, yo pediré algo de comer -me sequé las manos, tomé el teléfono de casa y caminé hasta las escaleras- provecho, siéntase como en casa -subí hasta mi recámara y al entrar, cerré la puerta con mucha fuerza- qué... -me reí y bajé mis mangas, respiré hondo y dejé el teléfono sobre la cama, y me senté para comenzar a marcar a un servicio de comida. Pero antes de apretar el botón de llamada, me quedé mirando el aparato. Mi comportamiento fue anormal, no me gusta esto.

Takumi:

Cierro los ojos cuando noto que me va a besar. Es extraño lo que me ha comenzado a pasar. Antes era muy indiferente, sabía que era mi trabajo, pero realmente nunca puse interés en el sexo, pero he comenzado a sentir estos deseos. Disfrutar de un simple contacto como lo es un beso o de unas manos acariciando mi piel.
-Estoy aprendiendo- contesto a eso de la cocina. Me acomodé en sus piernas. Mi cuerpo se estremece por culpa de su mano y más aun cuando deja ese beso en mi cuello.
-Un poquito- digo con una risita, porque sé que quiere que le diga que si, que lo he extrañado mucho, pero me gusta hacerlo sufrir con algo tan sencillo. Es como darle lo que quiere, pero solo un poco.
Siento como me falta un poco el aire cuando de nuevo nos besamos, pero me separo de él a escuchar la puerta. Corro para recibir a papá con una sonrisa.
-Bienvenido, llegaste temprano- digo con emoción. Tomo lo que trae, pero hoy no parece estar de buen humor. Lo sigo a la cocina, el menciona lo de la cocina y estoy por decirle que quería sorprenderlo, pero dice que pedirá algo para él.
-Ah- bajo la mirada, dejo en la barra lo que me ha entregado. Él solo sube a su habitación. Me acerco a Mitya y busco sus brazos. Quiero llorar, papá es el único que me hace sentir estas cosas.
-Supongo que no le gusta que cocine- comento en voz baja.
Hago que nos sentemos de nuevo en el sofá, y busco acurrucarme en Mitya, así que me siento de nuevo en sus piernas.
-Hazme sentir mejor- le pido, aunque en realidad es una orden. Cierro los ojos esperando a que vuelva a besarme, pero ahora solo puedo pensar en la cara que tenía papá. Aun cuando trato de entregarme de lleno a ese beso, no puedo dejar de pensar en él.
El aroma de la cocina me hace separar de él, comienza a oler a quemado.
Me levanto de nuevo y corro a la cocina, abro el horno, la carne se ha quemado, trato de sacarla, pero no me he puesto bien los guantes y se me cae al piso, luego veo que he olvidado las papas y la pasta… es todo un desastre, le apago al fuego bastante frustrada y como las ollas y dejo caer todo en la tarja.
-Debo limpiar- digo eso, y me doy cuenta de que estoy llorando, no se cuando comencé a hacerlo, pero parece que no se quiere detener. No sollozo, ni me quejo, solo salen lágrima.

Se ve tierna, me gustaría ver cómo se mueve dentro de la cocina y cuánto ha mejorado.
-¿De verdad? Vaya, me encantaría probar tu comida. ¿Me invitarás alguna vez? -tal vez en este momento no, pero más adelante podría llevarla a casa y estar con más confianza. No soy de acercarme a la cocina pero si ella lo quiere, puedo ayudarla.

Ella parece feliz de verme luego de tanto tiempo, pero comparada a la forma en que recibió a su padre es nada, y no puedo evitar sentir celos. Él no luce como un padre cariñoso, es un tipo que emite un aura desagradable.
-Muchas gracias -le sonreí agradecido al padre de Emi sé que mi presencia no es agradable para él pero al menos nos ha dejado solos. Sin embargo Emi luce triste, y la abracé cuando se acercó a mí- no te preocupes, linda -le respondí con voz amable y me coloqué junto a ella. Comencé a besarla de nuevo, ella pidió casi que la consolara y eso hice. No tengo problema con hacer de nuestros besos algo más profundo, diría que es hasta excitante porque su padre se encuentra en casa, pero es justamente la razón por la que ella se encuentra así. Ese hombre tiene demasiado poder sobre ella y no sé cómo liberarla de eso.
Ella se separó de mí y la seguí con la mirada hasta la cocina, huele a quemado, y me levanté para ir tras ella.
-Oh, cielos -solté un suspiro, supongo que tengo la excusa perfecta para invitarla a comer. Pero ella no se escucha bien, y cuando me incliné a mirarla noté que estaba llorando. Tomé distancia por unos segundos, es la primera vez que la veo llorando- Emi... tranquila, te ayudaré a limpiar -le hice una caricia en la cabeza, limpié sus lágrimas con mi mano y luego busqué una bolsa para basura. Escuché la voz de su padre, pero lo ignoré para proceder a limpiar la carne del suelo. El olor es muy fuerte y desagradable, hizo un gran desastre, pero no es lo preocupante de la situación, sino que ella luce muy afectada.
Observé la interacción entre ellos mientras recogía lo sucio del suelo, pensé que le gritaría, bajó de muy mal humor pero en cuanto la vio suavizó su voz. Aunque ahora que se dirige a mí se nota irritado.
-Descuide, fue en parte mi culpa que esto sucediera, así que ayudaré a Emi -le sonreí con malicia y continué limpiando, pero al cambiar su cara también la mía lo hizo. Es el primer gesto honesto que me ha dado desde que le conozco, no sé por qué siempre finge ser una persona agradable.

Al final no pedí nada de comer, el apetito se me ha ido, creo que mejor saldré un rato aprovechando que tengo la tarde libre. Me siento estúpido, debería parar con estos gestos entre nosotros y retomar mi rutina de antes.
Me levanté al percibir un olor a quemado que se hizo más fuerte cuando abrí la puerta de mi recámara, fruncí el ceño y bajé rápido hasta la cocina.
-Emi, ¿qué diablos estás haciendo? -miré el desastre que ocasionó y eso empeoró mi estado de ánimo, caminé hasta ella y cuando estaba por reclamarle, noté que estaba llorando. Es la primera vez que la veo llorar, ¿y solo por esto? Aunque eso hizo que mi enojo se apaciguara- ¿qué sucedió? -caminé a la sala y abrí las ventanas para ventilar la casa, y regresé donde ella para ayudarle a limpiar. Pero antes de eso tomé su mano para hacer que me mirara- ¿por qué estás llorando? -miré a esa persona, está limpiando el suelo. ¿Se puso así porque se arruinó la comida que le estaba preparando? No encuentro otra explicación lógica, y me irrita bastante que por una estupidez así ella se muestre tan débil- deja de llorar, estás exagerando -la solté y me dirigí al hombre- creo que lo mejor es que se vaya, yo me ocuparé de eso -le hablé amablemente esperando que se largara, pero él se negó. Mi paciencia ya era poca, así que dejé de lado esa fachada amable de siempre y me cruce de brazos- - ¿es así? Mayor razón para que te retires -y nuevamente una negativa de su parte- lárgate, no te quiero cerca de Emi de nuevo. No sé si lo recuerdes pero nosotros ya no te debemos nada, deja de tentar tu suerte -le di la espalda para comenzar a limpiar también. Pero Emi todavía trae esa cara, no me gusta, ¿por qué algo tan estúpido es tan importante para ella?- ya basta, ¿qué sucede contigo? ¿No dijiste que este tipo era solo un juguete para ti? No me salgas con que de repente amas cocinar y por eso lloras -recogí la bolsa con toda la comida quemada y salí afuera para dejarlas.

-Si, un día puedo cocinar para ti- dudo hacerlo, la verdad es que no me gusta nada hacerlo, pero quiero sorprender a papá por eso me he esforzado, porque no se me ha ocurrido nada más. Mis calificaciones ya son excelentes, no le traigo quejas de la escuela, y ya no he salido con Mitya, ni con alguno otro chico, pero aun así parece que debo hacer algo más.

¿Por qué estoy llorando? esta clase de sentimientos no los entiendo, son raros y no los puedo controlar y eso no me pasaba.
Mitya limpia mis lágrimas, y asiento cuando dice que me ayudará.
Papá baja, en lugar de conseguir un premio, solo lo estoy arruinando más. Levanto la mirada para tratar de darle una explicación, pero al verlo siento que otras lágrimas salen.
-Se quemó- digo como respuesta -Por nada- bajo mi cabeza para ocultar mis ojos y no le doy una repuesta clara, porque ni siquiera yo sé porque lloro. Por la comida, parece algo exagerado, por eso no lo comprendo -Si- limpio mi cara y quiero dejar de llorar, no me gusta, mi nariz se llena de mocos y mis ojos se sienten calientes.
Comienzo a echar las cosas del fregadero a una bolsa de basura y ellos hablan mientras tanto, pero yo los ignoro, porque aun salen algunas lágrimas. ¿Por que no logro controlarlo? Siento un impulso extraño, de casi querer gritarle que no sé porque lloro.
-Bueno tal vez te mentí, y no es un juguete- mi respiración es acelerada, siento una pesadez en mi pecho, creo que estoy enojada. Por como me solo ignoró mi esfuerzo, como todo parece girar en torno a Mitya.
Ya casi son dos años que estoy fuera de ese mundo, y comienzo a creer que hubiera sido mejor no salir, todo era muy sencillo, no tenía que sentir nada, solo simularlo y nada más, pero ahora comienzo a tener emociones más complejas. No me gusta, es raro, es molesto, es algo que no comprendo, no me gusta sentirme de esta manera, no me gusta llorar.
-No me siento bien- busco agarrarme de la barra, pero no la alcanzo y muevo mis brazos buscando algo más, me he agarro de alguien. Pero me siento mareada, me cuesta respirar y me duele el pecho, siento frío en las manos y los pies.

Tener ese tipo de atenciones no suena mal, me gusta la idea de compartir tiempo en actividades tan monótonas como esa, como si fuéramos una verdadera pareja. No es mala idea centrarnos en algo más que el sexo, ¿verdad? Creo si es Emi está bien, ella es especial para mí y es la chica perfecta. Esa clase de cosas que fui incapaz de experimentar con ella las haré con Emi.

Sus palabras son demasiado duras, y no están ayudando en nada a Emi. Él actúa como si no la quisiera, y a la vez es tan posesivo que su comportamiento se torna raro. Tal vez solo la ve como algo de su posesión, estas personas son naturalmente así, fríos y sin escrúpulos.
-Diría que lo contrario. Si ocasioné este problema a Emi, me quedaré hasta que se calme -ya no hay más de la falsa amabilidad, pero no es como si yo estuviera aquí para verlo, yo solo deseo estar con Emi y por su culpa no solo se arruinaron nuestros planes anteriores, sino ahora también. La hace sentir más triste con sus palabras, porque creo que ella solo cocinaba para tener un poco de su afecto- ¿es eso una amenaza? -me levanté y dejé a un lado la bolsa de basura- haz lo se te antoje, no la dejaré sola por tus palabras infantiles -no sé si cree que me puede infundir miedo, sé la clase de persona que es pero solo parece un perro que ladra y no muerde.
De nuevo se dirige a ella y cuando reclama eso, fruncí el ceño. ¿Es eso cierto? Me contengo para no preguntar a Emi porque no se siente bien, pero no me ha gustado nada la manera en que se expresó. Además, ¿qué clase de padre es? No me trago esa falsa paternidad.
-Tienes una manera muy grosera de tratar a tu hija, así solo harás que te odie -me acerqué a ella y palmeé su espalda mientras él se fue afuera. Suspiré cansado, no pretendo pelear por Emi, no soy de ese tipo de hombre pero Emi dijo que le mintió, y con ese carácter que se carga puede ser posible- ¿qué ocurre? -la sostuve antes de que cayera, parece que va a desmayarse- tranquila, te llevaré a tu recámara -no tengo idea de dónde sea, por el momento debería llevarla al sofá. Su padre es médico, debería revisarla pero no tengo muchas ganas de recurrir a él.
La llevé hasta el sofá al final y puse mi mano sobre su frente, en ese momento su padre entró y corrió hasta nosotros. Le miré de mala gana, pero Emi es prioridad y no soy ningún niño que se pondrá a discutir.
-Se desvaneció de repente -él la examinó y me paré a un lado para darle espacio. De un momento a otro él cambió su manera de tratarla, este hombre... ¿estaba celoso? Lo que le dijo hace un rato y la manera en que la toca ahora me hace pensar que no es porque la odie que la trata así, y hubiese preferido que fuera el caso, sería más sencillo. Aunque con esta gente tan retorcida, no dudo que lo que hace sea solo actuación.
Pero lo más impactante fue la manera en que detuvo la ansiedad de Emi, y por la sorpresa no pude hacer nada mas que mirar.

Este tipo en serio se siente intocable, y no me reí de su absurda seguridad, simplemente lo miré serio. Cree que puede hacer lo que quiera y que tiene el control de todo.
-Eres todo un caballero -rodé los ojos cuando comenzó a sermonearme, no tengo humor de tolerar esto. ¿Acaso no es él un diplomático con modales impecables?
Ahora intenta darme un consejo sobre cómo tratar a Emi, no es la persona más adecuada para hablar sobre la manera correcta de ser padre, no puedo tomar en serio a un tipo que se acuesta con su hijo.
-¿Lo dices por experiencia?-me reí y me alejé. No le amenazaré una vez más, puedo esperar para luego deshacerme de él y su enferma obsesión de una vez por todas. ¿No tiene por ahí un par de amantes más que molestar? Como su hijo o alguna chiquilla que haya recogido en otro lado.

Me quedé sin responder, ¿me mintió? Entiendo. ¿Y qué es esto? ¿Una absurda pelea con su padre porque no le dejo ver a su amante de 40 años? Por favor, pensé que habíamos dejado atrás eso. Pero parece que al final no se resistió y continuó viéndole a escondidas.
-Qué niña tan deshonesta, me decepcionas -le di la espalda, me cansé de este juego con ella y de tener que tirar de las cuerdas para evitar que se comporte como lo que solía ser. No quiero continuar con esto, tal vez debería cederla a este viejo enfermo y evitarme de disgustos. ¿Y qué si él cree que gana? Pelear por alguien más con un tipo como él, ¿por qué iba a prestarme a eso? Además ella está conforme con él, a tal grado que termina en este estado tan deplorable por un pequeño detalle.

Entré a la casa y noté que Emi estaba sentada en el sofá, planeaba pasarlos de largo pero en cuanto la vi y noté su extraño comportamiento dejé de pensar y corrí a ella.
-Apártate -la examiné y mi pulso que repentinamente se aceleró, se fue calmando al notar que lo que probablemente ocasionó esto fue un ataque de ansiedad, su pulso está muy acelerado, tiene dificultad para respirar  y está comenzando a sudar. Es la primera vez que Emi presenta este tipo de comportamiento, pese a lo que ha pasado en su vida, jamás vi que reaccionara de este modo a ninguna situación- tranquilízate Emi -pasé mi mano por su cara y acaricié su mejilla, y la otra la puse sobre su pecho- respira profundo, con calma -la miré a los ojos, hice algunas respiraciones lentas para que ella las imitara. Estoy sosteniendo su cara con una de mis manos, y limpié las lágrimas que tenía en su mejilla- una vez más intenta respirar hondo -mi mano se deslizó para tomar la suya y apretarla para traerle seguridad. Cuando noté que su respiración estaba regularizándose, me acerqué a sus labios y con ayuda de mi mano, terminé con la distancia y la besé. Tiene que controlar sus emociones, No, en realidad solo aproveché el momento, tal vez para que él observara, aunque en el fondo sé que no es tampoco por ese motivo.
Me separé de ella, la abracé y acaricié su cabello, Después de unos segundos me separé y la tomé por un costado para después cargarla en brazos.
-Ya se encuentra mejor, ahora sí puedes retirarte -la cara de satisfacción que tengo ahora combina bien con su expresión de enojo- cierra bien la puerta cuando te vayas. Gracias por tu visita -subí las escaleras con Emi en brazos y me dirigí a mi recámara. Llegando ahí, la recosté en mi cama y me senté a un lado- ¿te sientes mejor? -mi corazón palpita normalmente, pero cuando la vi... recuerdo esa taquicardia repentina y una sensación subiendo de mi estómago a mi pecho.

La voz que escucho es la de Mitya, me ayuda a llegar al sofá. Yo la verdad, no me doy cuenta de casi nada, solo sé que me siento, pero no consigo encontrar calma. Mi pecho duele por el esfuerzo al respirar, pero no consigo sentir que el aire entre.
Levanto al mirada para reconocer a papá, no quiero hacerlo enojar más, quiero calmarme, ¿pero por qué no lo consigo? no entiendo lo que me pasa y eso me hace sentir aun peor. Pero cuando habla no lo hace enojado, su cara tampoco tiene esa expresión. Comienzo a respirar imitando lo que él hace, pero creo que lo que más me ayuda es ver que ya no parece estar enojado conmigo.
Sigo respirando de esa manera, aun no me siento bien, pero si un poco más tranquila.
En cuanto sus labios me tocan, cierro mis ojos, mi pulso sigue acelerado, pero ahora es diferente, no es desagradable como hace un momento. Cuando nos separamos y me abraza, yo le correspondo de inmediato. No me importa lo que le dice a Mitya, para mi todo ha quedado eclipsado y solo puedo abrazar con fuerza a papá.
Me lleva en sus brazos hasta su recamara y me recuesta en su cama.
-Si- contesto un poco bajito -perdón- me levanto para abrazarlo -quería sorprenderte con una rica cena, lo arruiné todo- le digo recordando su enojo. Me dejo caer en la cama y acaricio mis labios con mi dedo indice -algo me está pasando. Me sentía mal porque no cenaríamos juntos. Es solo comida, ¿por que iba a sentir esa sensación desagradable por eso? tampoco entiendo porque lloraba. Me haces sentir muy mal y luego muy bien- trato de explicarle, pero ni siquiera sé como hacerlo -tal vez estoy enloqueciendo- eso puede ser, solo espero que sea algo que se pueda controlar.

Me quedé seriamente mirándolos, Emi parece estar en otro mundo, ni siquiera me ha devuelto la mirada. Ese beso entre ellos la ha tranquilizado, pero me hace preguntarme, exactamente, ¿qué clase de relación tienen? Ella no es de ocultar las cosas, pero no mencionó esto nunca. Siempre creí que su adoración por su padre sería la de cualquier chica, pero creo que solo buscaba excusas, es obvio que ella no buscaba una figura paterna en él y él no la cela como un padre a una hija. Pero ¿esto? No puedo ni explicar cómo me siento.
Miré al hombre cuando pasó a mi lado y después a ella, pero está tan aferrada a él que sus ojos están fuera de mi alcance.
-Volveré otro día -caminé a la puerta y subí rápido al auto. Respiré profundo reitreradas veces, pero la imagen de ambos hace eco en mi cabeza, y estrujé el volante entre mis manos. Mi respiración se volvió agitada, Emi es todo lo que me quedaba y ahora parece que se me está yendo de las manos. Pero ella dijo que le gusto, lo demostró, puede que tenga la posibilidad de arrebatársela.
Me quedé unos minutos dentro del auto y después lo encendí para marcharme, definitivamente no se la voy a entregar, encontraré la manera de hacer que Emi lo deje.

Su rostro luce mejor, le sonreí cuando me confirmó que se sentía mejor, pero no esperaba que me abrazara y se disculpara, me tranquiliza que lo haga.
-¿Una cena? -parece que malinterpreté la situación, ¿desde cuándo comencé a cegarme antes de analizar sus acciones? Fácilmente pude descifrarlo por su manera de actuar, pero verlos juntos en una actividad ajena a nosotros me hizo enojar- ¿por qué no fuiste honesta desde el inicio? -me siento como un idiota. No me disculparé, es su culpa por no decirme la verdad, pero pude evitar un montón de acciones ridículas si tan solo tomara las cosas con calma cuando se trata de ella.
La miré en silencio, de nuevo actúa extraño, nunca me había contado sobre las cosas que siente y se nota confundida. Podría darle la respuesta que busca, ¿pero luego qué? No sé si puedo hacerme responsable de lo que siente, ni siquiera comprendo cómo es que ella ha desarrollado esos sentimientos por mí. Tal vez por cómo nos comportamos últimamente es que comenzó con esa idea tonta del amor.
-Probablemente -acaricié su cara, todo ese desastre que hizo me hace reír, ¿de dónde sacó esa idea de cocinar? Ella odia todo lo que tiene que ver con el hogar, y no espero que cumpla el rol de mujer abnegada o ama de casa. Pero estoy sonriendo, detesto estos gestos fuera de mi control- ¿por qué lo dejaste entrar? -aparté mi mano de ella y la miré serio- sabías que me molestaría y aún así estabas con él, sabes que no me tragaré ninguna mentira tonta sobre su visita, ese hombre solo busca algo de ti -no importa cuán amable y caballeroso parezca, lo único que quiere es tener a Emi como su objeto de adoración. Al inicio me parecía repulsivo, y era una especie de pelea por mi pertenencia, pero con el tiempo eso fue cambiando y me incomoda darme cuenta cada día solo después de que he actuado.
Me levanté de la cama, ahora que aclaró lo que pasó el hambre ha regresado.
-¿Revisaste lo que traje? Apuesto que lo olvidaste -solté un suspiro y caminé a la puerta- cocinaré algo rápido, tengo muchísima hambre -bajé a la cocina y eché aromatizante en la casa, el olor es menor pero no ha desaparecido. Saqué del refrigerador algunas cosas para preparar, odio la cocina pero sé hacerlo, y bueno, luego de lo que ocurrió no tengo ánimos de pedir nada, creo que me ayudará a despejar mi mente cocinar un poco.

-¿Honesta?- no recuerdo haberle mentido, el solo entró y decidió que quería cenar solo, no iba a obligarlo -Dijiste que ibas a pedir algo para cenar, pensé que no querías- de nuevo siento eso desagradable en mi pecho al recordar ese momento.

Él me confirma que probablemente estoy enloqueciendo, suspiro un poco resignada. No me gusta como me hace sentir eso. No quiero volver a sentirlo, debo aprender a controlarlo. No me importa enloquecer, después de todo, es imposible que sea del todo normal como las demás personas.
-yo… -¿qué puedo responder? no tengo una respuesta que no lo vaya a hacer enojar, cometí un error -Pensé que se iría antes de que llegaras. Es que yo, a veces también quiero ese tipo de cosas- vuelvo a tocar mis labios -y sé que no puedo tenerlo de ti- los limites con él son confusos hasta cierto punto, pero sé que el sexo es algo que él no quiere conmigo, siempre diciendo lo de ser mi padre. Cuando recién llegué a vivir con él, descaradamente me le ofrecí desde el primer momento, pensaba que para eso me habían comprado, pero no fue así. Era muy confuso al comienzo, pero luego entendí que ya no estaba obligada a hacer ese tipo de cosas con nadie. Por decidí no dejar que nadie que yo no quisiera, podría tocarme. Todo estaba bien, hasta que hace poco he comenzado a tener esa clase de deseos. Según he visto en la escuela, tiene que ver con las hormonas.

Niego con la cabeza, ni recordaba que trajo algo.
El sale de la habitación, ha dicho que va a cocinar, era lo que yo tenía que hacer, pero ahora lo hará él. Suspiro un poco resignada porque solo le doy más trabajo.
Me levanto de la cama y bajo las escaleras. Me siento en uno de los bancos de la barra y me recuesto sobre ella.

-¿Por que odias tanto a Mitya?- papá parece no quererlo ni un poco, nunca lo he visto comportase así con nadie, solo con él.

Suspiré, ¿cómo es que a estas alturas caigo en este tipo de malentendidos?
-¿Por qué iba a querer una comida que pensé habías preparado para otro? En ningún momento dijiste lo contrario, y tampoco lo negaste cuando yo lo insinué -ni siquiera sé para qué lo aclaro, es como decir que me puse celoso por esa tontería. ¿Qué importa para quién cocine? Además ella nunca lo ha hecho, seguramente no tendría un buen sabor.

La miré seriamente, admitió que estaba por darle lo que quería en nuestra casa. Al final no importó si ella se abstuvo de verlo, a la primera oportunidad que tuvo de encontrarse con él, aprovechó.
-¿Estás así de desesperada? Además en nuestra casa -dije nuestra y no mía, y mi cara de decepción es inevitable y natural. Él sí le gusta, y eso es lo que me tiene molesto. Ella prometió no verlo y además iba a ocultarlo- o sea que lo verías a escondidas, y apuesto que no es la primera vez -solté una risa y desvié la vista de ella, pensar que ella estuvo con alguien más en esta casa me provoca asco.

Preparé arroz y corté algunas verduras para un guisado sencillo y rápido. Ella ha bajado y hace esa pregunta. No es que odie a ese hombre, su existencia me da lo mismo como la de cualquier otra persona. Lo que odio es la obsesión que tiene con ella y que sea correspondido, esa idea me irrita.
-No lo odio, ¿tanto así te preocupa? -tiré algunas cáscaras de verdura en la basura y me giré para verla [/color]-te gusta, ¿no es así? Me dijiste hace un rato que no era tu juguete, a pesar de lo que mencionaste aquella vez, al final él si te interesa para más [/color]-le di nuevamente la espalda, siento una molestia en el pecho y sonreí como burlándome de mí mismo, odio saber a qué se deben este tipo de reacciones en mi cuerpo- te dejaré que hagas lo que quieras si es lo que deseas, solo no vuelvas a traerlo a nuestra casa -tapé el arroz que está casi hecho- ahora ven aquí y ayúdame, no quiero hablar más de eso -le di a lavar la carne y le puse junto a ella lo que debía agregarle para cocinarla después, mientras yo cocinaba las verduras que corté- no, estás agregando demasiado condimento -me coloqué tras ella y con mis manos a los costados, tomé una servilleta desechable y quité el exceso de pimienta- ahora pongámoslo rápido, es tarde -preparé la sartén y cuando el aceite estuvo caliente, le dejé agregar la carne. Tomé una espátula de madera para mover la carne, y estiré mi mano a ella para que Emi se acercara- antes de usar el horno deberías aprender a usar las parrillas de la estufa, al menos aquí podrás apagarle rápido y evitar lo de hace un rato. Además, si aún no sabes cocinar no dejes la cocina sola -dejé que tapara la carne, bajé al fuego y me lavé las manos luego de ella. Limpiamos juntos mientras las cosas se terminaban de cocinar, y le pasé algunos platos para que los acomodara en la mesa.
Cuando todo estuvo listo, le llamé para que se encargara de servir mientras yo sacaba algo para tomar.
-Acompañemos con vino -no es un día especial, pero me ha apetecido.