chihuahua vs doberman |Suota

Era un simple día de trabajo, cerrando algunos negocios, cobrando algunos favores o cobrando deudas. La herida que tengo ya sanado bastante bien, incluso Takumi retiro los puntos, así que creo que podré reunirme con mi lindo Jiro, espero que me haya extrañado todo este tiempo, yo lo he extrañado a él, quiero un poco de su compañía, es agradable estar con él, porque me siento un poco como una persona normal, mas relajado, olvidando un poco mi trabajo y las desventajas de este.
Voy en el auto leyendo en mi tableta electrónica algunos de los informes de las pequeñas empresas que tengo para lavar dinero, no me gusta hacer movimientos demasiado sospechosos, después de todo la policía siempre esta pendiente de mis negocios, son tan molestos.
-Mi hermosa Mia, mi adorada Mia, cada día sufro más con la idea de nuestra separa- digo mientras doy un pequeño masaje con mis dedos en el puente de mi nariz, incluso decido mover un poco el parque para quitarlo de mi rostro. La tableta sigue en mis manos, pero yo solo me siento cansado de ver todos esos números, mi ánimo esta apagado por saber que perderé a mi tesoro, a mi mayor adoración, no quiero que me deje, aveces pienso que en lugar de regresarla a su familia solo debería hacer que los mataran, que parezca un accidente y así ella no tenga mas remedio que quedarse conmigo -quiero besar su cabello- digo mirando el techo de mi auto. Pero se que aun cuando mis anhelos por ella son muy grandes, no puedo hacerlo, porque mas allá de atarla a mi lado, deseo verla sonreír, quiero que sea feliz y yo no tengo la posibilidad de hacer que ella sonría.

Me falta ir a visitar a un viejo conocido, los negocios parecen ir raros, así que quiero visitarlo pasa que sea que no lo he olvidado y que sigo al pendiente de todo lo que hace para mi, o que debería hacer pero parece que lo ha olvidado. Detesto cuando alguien piensa que puede salir de lo que yo he estipulado, piensan que pueden crecer y volverse poderosos a expensas de mi. Vuelvo a acomodar mi parche en mi rostro. Esto es algo que podría dejar en manos de Takumi, pero aunque es mi mano derecha, prefiero que su identidad no se vea comprometida solo por caprichos míos, me sirve más como un médico respetable que como mi mano derecha públicamente.
Siento como el carro frena de golpe, la tableta se suelta de mis manos y apenas y me da tiempo a poner resistencia apoyándome de la puerta para no golpear mi rostro con el cristal que separa mi parte del auto con la de Touji mi chofer.
-¿que diablos ha sido eso?- pregunto molesto bajando el cristal para ver a mi chofer que dice en respuesta "un niño".

Mi padre permaneció casi una semana en casa, semana durante la cual se dedico a golpearme y humillarme como si no hubiera mañana, no es mi culpa tener la cara de esa mujer, tanto fue su amor por ella y ahora su odio que no puede evitar verla reflejada en mí. Al final tuve que robar un poco de dinero de la caja dónde la abuela lo guarda tan celosamente, detesto a los doctores pero no tuve más opción que acudir a uno, entre esa supuesta anemia que aseguran que tengo y los golpes del viejo me dejaron auténticamente molido y con una costilla rota. Tantas veces he deseado devolverle cada uno de los golpes, cada una de las humillaciones, dejarlo en el suelo tirado en un charco de sangre, quebrar los huesos de sus manos y arrancarle la lengua, pero no puedo, siempre me paralizo y acepto que él haga lo que quiera conmigo como un perro fiel, después de todo eso es lo que soy, un estúpido perro criado a la mala vida, entrenado para pelear pero que no es capaz de morder la mano de su amo.

Días malos uno tras otro, no puedo de dejar de pensar en Ivan y sus problemas, aunque últimamente no parece tan afectado después de todo lo que me contó, aún así lo conozco muy bien como para saber que es muy hábil para esconder su sentir, además me preocupa que desde ese día no he podido dejar de pensar en él y la vez que lo rechace, estoy al borde del arrepentimiento. Por otro lado está Ilkin, mi amado Ilkin, hace mucho que no sé de él, desapareció de mi vida por completo, ni siquiera fue capaz de decirme adiós, si al menos me hubiera dicho que era el fin y que nunca nos volveríamos a ver, yo podría estar tranquilo pero no, Ilkin es tan necesario en mi vida cómo el aire, siento que me asfixio más cada día que no está junto a mí.

La abuela descubrió el dinero que robe y tuve que salir corriendo de la casa, quisiera matar a la vieja y decir que fue un accidente. A casa zancada mis pensamientos se ven nublados por todos esos recuerdos, de mis dos personas más preciadas, entonces al cruzar una calle, sólo siento un golpe, ni siquiera tengo tiempo a razonar que fue. Cuando reacciono estoy en el suelo, mis manos arden por las raspaduras y una de mis rodillas sangra, y no me quiero imaginar el estado de mi rostro. Me levanto furioso y veo el auto que me golpeo, aunque no fue muy fuerte fue suficiente para hacerme daño.
-Imbécil- grito completamente fúrico, dando una patada a la puerta trasera del auto, que no hace más que lastimarme,  tanto el pie, como mi lastimada costilla. Termino por doblarme del dolor, momento que aprovecho para agarrar unas piedras, no se irá sin que le rompa uno de los vidrios al menos.

Escucho como ese chico que ha mencionado mi chofer suelta una maldición, pero el sonido de su maldición se ve opacada por ese golpe al auto, lo cual al menos me confirma que el niño no debe de estar tan mal si puede maldecir de esa manera e incluso desquitarse con el auto. Realmente no es que me importe ese golpe, el daño que pueda causar un niño molesto es nada comparado a lo que suelo vivir. Pero un nuevo golpe rompe el silencio y termino bajando el cristal para mirar al agresivo niño. Acaba de aventar una piedra, pero como el auto es blindado realmente no ha causado gran daño, mi ceja se levanta un poco sorprendido al ver el estado del chico, no soy idiota, todo lo mal que se le ve no es culpa del golpe que le hemos dado. Vuelvo a subir la ventanilla una vez que confirmo que el chico esta solo, si su madre estuviera cerca, esto sería mas complicado.

-subelo- le ordeno a Touji y el parece preocupado, se que mi personalidad un tanto explosiva aveces es algo que asusta a las personas, pero lo que ha pasado no me parece para nada importante. Solo que las personas han comenzado a detenerse para mirar lo que sucede. Empujo la puerta para que Touji meta al maltrecho niño. Es obvio que el niño intenta resistirse, pero en ese estado y de mano de una persona tan bien entrenada como lo es Touji, no tarda demasiado en estar en el asiento junto a mi.
-¿cual será tu precio?- pregunto estirándome para tomar mi tableta, que dejo a un lado de mi, noto como mi chofer mira constantemente por el retrovisor, y solo le hago una señal con la mano para que siga en dirección a nuestra cita, al parecer el pobre pensaba que íbamos a llevar al chico al hospital, dejarlo así como así podría ser un problema. Me he librado de prisión por delitos de mucho mas peso, como para que ahora la policía consiga usar a este niño de pretexto para meter sus narices donde no deben.
Este pequeño me recuerda un poco a mi mismo, tan lleno de agresividad y rabia, pero tan débil a esa edad. Impulsivo y completamente idiota.

Con todo lo maltrecho que está mi cuerpo no tengo la menor idea de cómo logro mantenerme en pie, tal vez sea ese rencor y resentimiento que siento por todo y todos en este momento lo que me da la fuerza para seguir sin siquiera quejarme o hacer caso al tremendo dolor que ahora invade mi costado izquierdo, maldito hombre, un día va a ser él quien me mate.

Estoy seguro que avente esa piedra con todas mis fuerzas, incluso me lastime más por el movimiento, no comprendo porque fue que no se rompió el vidrio y mi pie, como duele, parece como si hubiera golpeado una pared
-¡Baja del auto!- grito molesto. Por los vidrios polarizados es que no alcanzo a ver al chofer. Supongo que se trata de un hombre, aunque también podría ser una maldita mujer y con el humor que me cargo en estos momentos, no me importa que se trate de una haré que se arrepienta de haberme golpeado.

No escuchó nada en respuesta y de pronto la puerta se abre al inicio pensé que esa persona iba a salir pero al contrario, es a mí a quien jalan a su interior. Me resisto con todo lo que queda de mis fuerza, lanzó golpes al azar sin ser nada certero, el dolor en mi costado es tan intenso que no me deja pensar con claridad. Intento sujetarme a la puerta y suelto una mordida al sujeto aunque sólo alcanzo a morder la tela de su traje –maldito hijo de puta, suéltame- una mezcla de ira y miedo se han apoderado de mi cuerpo, mi instinto dice que huya, que corro peligro- Sin embargo no tengo oportunidad alguna y cuando me doy cuenta terminó sentado junto a un sujeto aterrador y co la puerta cerrada.

Intento abrir la puerta sin éxito, esos bastardos le han puesto el seguro -¿Mi precio?- dejo la puerta y volteo a ver al sujeto, soltando un gruñido –No estoy en venta- le digo con tono de burla –No me interesa tu asqueroso dinero. Lo único que quiero es arrancarte el otro ojo bastardo- estoy furioso y lo único que va a calmar mi ira es golpear a alguien –Bajemos del auto, señor rico y arreglemos esto como hombres- le propongo, aunque por su físico y mi condición seguro estaré perdido.

Si, definitivamente me recuerda a mi, solo escuchando sus protestas cuando Touji lo mete a la fuerza. Y obviamente bastante estúpido, porque se cree que tiene oportunidad de ponerse al tu por tu conmigo.
Suelto una risa cuando dice que me arrancará el otro ojo, realmente es un pequeño muy divertido, comienzo a entender un poco el porque fui adoptado aquella vez, yo era divertido, era un pequeño bufón para el hombre que se convirtió en mi padre.
-de acuerdo arreglémoslo como hombres- digo aun con una sonrisa pues ya estamos llegando a nuestro destino -baja y sígueme, arreglaremos esto donde nadie nos pueda interrumpir- bajo del auto y me quito mi saco para dejarlo dentro del auto.
El lugar es una vieja bodega que suelo usar cuando necesito que nadie escuche nada. Ya es tarde y la luz solo entra por los cristales rotos del lugar, porque los vidrios que quedan tienen una capa espesa de suciedad. Hay algunas lamparas que algunos de mis empleados han traído y el eco de mis zapatos a cada paso resuena en el lugar. Le he hecho una señal a Touji para que no deje que el pequeño se vaya, y camino hasta aquella puerta de lo que es una de las pocas oficinas que había en la bodega, al entrar hay un hombre recostado en el viejo escritorio, esta amarrado de manos y piernas mueble. Un par de mis hombres están esperándonos, y sus miradas van directo al chico, seguro piensan que yo lo he dejado como esta.
-toma asiento- digo amablemente al pequeño, pero mis hombres no dudan en obligarlo a sentarse en esa que esta a nada de convertirse en basura.
-hola amigo- hablo ahora centrando mi atención en el hombre que esta amarrado, el solo comienza a decir que es un error, que no ha pasado nada de lo que me han contado, yo suelto una risa como si estuviera contándome un chiste y doy unas palmaditas en su mejilla -si, traicionarme sería muy estúpido, todos lo saben, pero aun así ya ha pasado antes, por eso amigo, me cuesta creer que seas sincero, pero no te preocupes, luego de un rato de conversación, conseguiré que me digas la verdad- le declaro con un tono afable mientras comienzo a remangar las mangas de mi camisa blanca. Me quito la pistola que siempre traigo conmigo y la dejo a un lado de su cabeza con un poco de fuerza, que el golpe del arma contra la madera lo hace saltar. Luego solo tomo una pequeña toalla y la coloco sobre su rostro mientras comienzo a vaciar el contenido de una botella que he tomado del suelo, la vacio muy lentamente y miro ahora al joven agresivo que me quiere dejar ciego y le sonrío -lo siento, no es que quiera hacerte esperar, pero ya tenía este compromiso.

No me gusta para nada esta situación pero no puedo mostrar debilidad, tengo que verme impasible si es que quiero salir de esta, con mi padre funciona, cuando de mi boca no escucha salir ni un grito, ni de mis ojos ninguna lágrima, se cansa y me deja, aunque siempre termino por decir una tontería que empeora las cosas. No tengo idea de quien sea este sujeto, es obvio por su apariencia que se trata de alguien peligroso y con quien debería tener cuidado, ahora me doy cuenta que hubiera sido mejor dejarlo marchar, después de todo las heridas que me causo el golpe del auto no se comparan con las que tenía de antes.

-Sabía que no te negarías- trato de sonar lo más altanero que puedo. Cuando la puerta se abre, trato de bajar lo más erguido posible como si mi cuerpo se esponjara como cuando un animal pretende verse más grande intentando intimidar a su rival. No imagine que me fuera a traer a un lugar como este, sin duda mi testarudez me saldrá bastante cara esta vez, definitivamente no hay lugar a dónde correr, me metí en está y ahora debo salir de alguna manera - ¿Por qué me trajiste aquí? Tienes miedo de que alguien te vea - lo provocó un poco más. Definitivamente debería aprender a quedarme callado, no estoy condiciones de pelear y mucho menos debo parecer intimidante ante un sujeto como él, en sus facciones está claro que ese hombre ha visto la muerte de cerca y que sus manos están realmente bañadas en sangre no como las mías.

Sin dejarme intimidar sigo al sujeto, después de todo el otro tipo que lo acompaña no parece tener intenciones de dejarme ir, aún así miro en todas direcciones buscando una posible ruta de escape, no está por demás tener una. Al entrar al cuarto no puedo ocultar mi sorpresa y mi terror ante la escena que se escondía detrás de la puerta, ¿en qué mierdas me he metido? No puedo evitar pensar, aún así ya es tarde para arrepentirme. Mi cuerpo se ha quedado paralizado y comienzo a sentir un escalofrío recorrer mi piel y mis piernas temblar suavemente.
-No quiero- respondo a su orden, pero no soy rival ante los tipos que me obligan a sentarme. En estos momentos sólo siento terror, quiero llorar, gritar por auxilio pero no puedo, eso ha sido bloqueado de mi mente hace mucho.

Me cruzo de brazos intentando parecer imperturbable ante lo que se va desarrollando frente a mis ojos. Cuando la pistola golpea la mesa aprieto mis dientes sin dejar salir otro sonido, estoy a punto de pasar del terror al pánico, definitivamente ese hombre es peligroso y esto no es una broma –¿Va a matarlo?- susurró casi inaudible. Nunca he visto a nadie morir ante mis ojos, he visto sangre y mucha pero jamás a alguien morir.
Trago saliva cuando se dirige a mí, si escojo mal mis palabras estoy muerto, sin embargo no voy a suplicar porque me deje ir, eso va en contra de mis principios.
-Vaya, así que se trata de un señor peligroso. Disculpe a este perro por atravesarse en su camino- digo con total sarcasmo –Termine con su trabajo que yo puedo esperar- giró mi cabeza con una sonrisa en el rostro, no quiero ver que es lo que sigue. Cierro los ojos, tal vez la primera bala sea mi vida la que ciegue.

Realmente es divertido este chico, casi me dan ganas de tenerlo como una diversión para mi, pero lastimosamente no puedo darme el lujo de tener tantas diversiones en mi vida. Se que mis pequeñas manías tienen que ver bastante con mi infancia y con la influencia que Takumi tuvo sobre mi, mi único amigo de pequeño, y mi mejor amigo de toda la vida. Si yo soy cruel y despiadado es porque lo aprendí de alguien que sabe mucho sobre el tema, y aun así, creo que mi crueldad no tiene comparación con la de mi amigo.
-claro que no lo haría- realmente me da igual, bien podría sacar mi arma y disparar ahora a uno de sus ojos y dejar tuerto por unos segundos mientras va muriendo, pero bueno, hoy tengo ganas de jugar un poco, a menos que alguien toque demasiado mi fibras sensibles, no sería la primera vez que se me escapa una bala solo por un arrebato.

El chico realmente tiene la boca muy grande, alguien como él necesita aprender modales, yo los tuve que aprender a la fuerza, y creo que este chico no aprenderá de otra manera.
-¿miedo yo?- pregunto divertido, porque no importa cuanto alguien intente ocultar su miedo, el miedo es de las pocas emociones que no se pueden ocultar, se plasma en los ojos, en la voz, la postura. Llevo tanto tiempo mirando el miedo en otras personas que ya no hay muchas reacciones que puedan sorprenderme -estoy paralizado de miedo- digo solo dándole la razón en algo que obviamente sabemos que no es verdad.

Aveces me resulta encantadora la manera en que las personas se resisten aun cuando es obvio que no hay oportunidad para resistencias.
Rio de nuevo por la manera en que me dice "señor peligroso" realmente es divertido ver sus intentos de seguir mostrándose fuerte.
-eres tan amable- comento cuando el contenido de la botella se a acabado, el hombre bajo la toalla se retuerce porque el aire comienza a hacerle falta, así que retiro la toalla -¿ahora me dirás la verdad?- le pregunto al hombre que solo insiste en negar las cosas que yo ya tengo muy claras, así que vuelvo a cubrir su rostro y vacío mas botellas, el agua me salpica a la altura de mi estomago, pero solo sigo con el pequeño juego de tortura, uno muy simple pero efectivo, pero el solo sigue tan necio a negar lo obvio, que retiro de nuevo la toalla y me acerco a su oido -¿sabes que le haré esto a toda tu familia?-  le digo en un susurro para que solo el lo escuche y vuelvo a iniciar el juego de ahogarlo, pero ahora los tiempos para dejarlo respirar se vuelven mas largos y sigo contando a su oído las cosas que haré a su familia, le digo sus nombres, incluso le cuento las cosas hoy hicieron el día de hoy, porque ya los tengo vigilados, pero el se desmaya por la falta de aire, así que decido tomar un descanso hasta que recobre el sentido.
-sabes niño- le hablo al pequeño caminando a donde está mientras miro un poco la hora en mi muñeca y me recargo en el escritorio -la valentía esta sobrevalorada, el que me retes y me amenaces no tiene ningún efecto en mi, ¿sabes por que? porque estas jodido, sus palabras son solo bromas, porque que no puedes hacerme nada, ¿pelear como hombres? ¿por que iba a gastar mi tiempo en eso? puedo ordenar a cualquiera de ellos tres que te dispare ahora y lo harán, puedo hacer que te torturen y lo hará, puedo hacerlo yo, porque yo soy el que tiene el poder en esta situación- le digo con una sonrisa cálida y escucho como mi otro amigo toce al despertar. Me vuelvo a girar y doy unas palmaditas en su mejilla -¿me dirás la verdad?- le pregunto aun mirando al pequeño de ojos rojos, y el hombre solo comienza a contar su plan para según él robarme el poder -ves lo fácil que es ser sincero- digo como si no me importara lo que escucho, porque es algo de lo que ya sabía, y me giro para comenzar a desatarlo -arranca tu meñique con tus dientes- ordeno pero mi voz sigue sonando amable -muéstrame cuan arrepentido estás- declaro, dedicando la mirada de mi ojo a sus movimientos, mi arma esta a su lado, tiene la oportunidad de matarme o de redimirse y el lleva su mano a su boca y entre gritos ahogados se arranca con los dientes su dedo, sonrío por eso tomando mi arma -bien, has salvado la vida de tu familia- comento apuntando el arma a su cabeza y disparando a su frente. La sangre me salpica mi camisa blanca,  y mi rostro.
-ahora sigues tu pequeño valiente.

En una situación como esta se supone que debería estar muy asustado, incluso en pánico, sin embargo lejos de eso no tengo la menor idea de cómo describir las sensaciones que siento en este momento. Después de todo, mi vida ha sido siempre enmarcada por la violencia, la persona que me enseño sobre el amor y las caricias, ha desaparecido dejándome sin ninguna esperanza. Este hombre es peligroso, podría matarme en cualquier instante estoy consciente, y aunque lo sé no puedo hacer más que provocarlo; después de todo mi vida siempre ha dependido de alguien más que ha decidido dejarme vivir, esa madre que me abandono pudo haberme matado incluso antes de nacer, la abuela que se tuvo que hacer cargo de mí podría haberse deshecho de la molestia que represento, incluso mi padre, desde la primera hasta la última vez que me ha golpeado sin que yo me defienda, quizás es lastima o tal vez tenga un propósito en la vida, lo único que sé es que seguiré viviendo.
-Debí suponerlo, no pareces ser un cobarde- intentar intimidarlo con mis palabras sobra, es ridículo, si analizo la situación en que me encuentro.

Lo miro desafiante esperando su respuesta, cuantas veces me he ganado un buen bofetón de parte de mi padre por esta acción, no me sorprendería recibir lo mismo ahora –eres divertido- comienzo a reír ante lo sarcástico de su respuesta. No sé si es porque realmente me pareció gracioso o son los nervios que comienzan a apoderarse de mí, simplemente no puedo dejar de reír, incluso me sostengo el abdomen para que no duela ante las carcajadas.

Observo atento la escena, quisiera sentir lastima por el tipo pero supongo que se merece su castigo, además el sujeto de un solo ojo sólo hace su trabajo, todos hacemos lo necesario para vivir, incluso el tipo de la toalla en la cabeza, aunque no siempre resulte como esperamos. Me impresiona un poco que amenace a la familia del tipo de esa manera, pero también me parece astuto, a la mayoría de las personas les importa lo que les hagan a sus seres cercanos, y aunque para mi me harían un favor con ciertas personas, con otras lograrían hacer mucho daño.
Levanto una ceja y suelto un suspiro cuando el tipo deja de moverse, no puedo distinguir si está muerto o sólo se desmayó. Cuando el señor del parche se me acerca lo miro de reojo, como un niño que sabe que será reprendido por sus travesuras.

Lo escucho o eso pretendo, sus palabras salen y entran por mis oídos como flechas, mi abuela me ha destrozado tantas veces con sus palabras que he aprendido a sólo dejarlas pasar – ¿Así que eres de los que no les gusta ensuciarse las manos?- debería callarme y no lo hago, simplemente no puedo dejar de cavar mi tumba – y demuestras tu poder dejándome ver como torturas a ese pobre infeliz- me recargo sobre mi mano, con una sonrisa en el rostro – el poder está en la capacidad de hacer con ese poder, claro que ahora debes tener tus prioridades, pareces muy empeñado en saber lo que tiene que decir ese sujeto- soy un idiota, pero aun así puedo comprender algunas cosas también.

En el momento en que el tipo se arranca el dedo meñique con los dientes abro los ojos lo más grandes que puedo, entre sorpresa y admiración, producto de la incertidumbre de no saber si es lealtad o miedo lo que lo mueve, mis sospechas deben ser ciertas, estos tipos son de la yakuza.
Suelto otro suspiro, esta vez más profundo cuando el mayor señala mi turno –No arrancaré mi dedo- le comunico, cómo sui fuera lo el otro espera de mí – ¿vas a torturarme o matarme?- dirijo mi mirada a la pistola que está en la mesa, imposible tomarla, antes de que dé un solo paso estaré muerto, tal vez antes de levantarme – ¿supongo que no me dejarás ir con un regaño y una disculpa?- me cruzo de brazos esperando la respuesta del otro, no soy tan estúpido cómo para lanzarme con esos gorilas a mi lado y casi sosteniendo mis hombros, está vez no me queda opción más que ladrar.

El chico esta pasando de ser divertido a ser realmente molesto, cuando alguien es estúpido a mas no poder solo comienza a cavar su tumba el solo. No sabe cerrar la boca, e incluso se atreve a cuestionar si soy un "valiente" o no. Como si a mi realmente me interesara mantener una imagen de hombre digno ante un mocoso al cual puedo desaparecer en cuanto lo desee -no tanto como tu- digo aunque ya no me parece realmente divertido.

Le miro aun con mi sonrisa por sus palabras, tengo ganas de hacerlo callar, lo que parecía divertido ahora es tan molesto como el zumbido de una mosca.
-¿tu eres de los que no sabe escuchar?- pregunto curioso, porque realmente considero que he sido muy claro en mis palabras, puedo acabar con él ahora o puedo ordenar que lo hagan, ¿acaso tengo pinta de un tipo que no le gusta ensuciarse las manos? -no te demuestro mi poder, no digas tonterías, solo quiero divertirme un poco, necesitaré una distracción, porque no me gusta perder a las personas de mi familia- lo ultimo lo digo en un tono melancólico, porque así es nuestro clan, somos una familia, me deben lealtad y respeto y yo como tal los ayudo cuando necesitan -solo quiero la verdad de algo que ya sé, que encontrar su sinceridad- comento aun con ese tono decaído.

Matarlo ha sido demasiado rápido, el disparo me ha dejado un poco aturdido pues no tenía el silenciador, y el calibre de mi arma es grande, se que en mi lugar Takumi le habría torturado de maneras peores, y lo habría seguido haciendo aun luego de que el confesara la verdad, pero de alguna manera yo no soy tan cruel como mi amigo.
El hombre ahora esta muerto en el suelo con un hoyo en la cabeza, paso mi mano enguantada por mi rostro y limpio la sangre que salpicó mi rostro.
-claro que no, eso solo es un derecho reservado para las personas de la familia, para que demuestren su lealtad hacia mi y su arrepentimiento en caso de fallarme, el no fue sincero, mintió aunque yo ya sabía la verdad, si lo hubiera aceptado desde el comienzo, si hubiera tenido la iniciativa de entregarme su meñique, seguiría con vida- le explico al chico para que no piense que esta en una posición tan ventajosa como la del hombre muerto. Me inclino al cadáver y acaricio su cabello -cuidaré de tu familia- le digo haciendo la promesa y me vuelvo a poner de pie -¿te disculparías?- pregunto haciendo una señal a mis hombres para que comiencen a encargarse de limpiar lo que acabo de hacer y miro a Touji para que me traiga otra camisa, desde que Mia me vio ensangrentado aquella vez, ahora suelo traer ropa extra, no quiero que se asuste de nuevo por mi culpa -la verdad no me interesa matarte, pero tu arrogancia hace que me lo piense un poco- le explico recargándome en el escritorio para mirarlo - tu actitud me hace pensar que o eres demasiado estúpido, o que no te importa morir- una persona estúpida realmente no quiere morir, y bueno, en caso de que no le importe morir, creo que podría dárselo a Takumi, seguro que el podría encargarse de hacer que el chico ruegue por morir, y con algo mas de condicionamiento podría hacerlo rogar por vivir, sería divertido ver algo así -¿entonces eres estúpido?- pregunto solo para que el me de la respuesta, y pues ya veré que hago con él. Es verdad que me recuerda un poco a mi, pero creo que ni siquiera yo era tan idiota.

Es evidente que el otro se ha molestado, tengo talento para hacer que la gente se enfade conmigo, siempre hablo de más, tengo problemas para mantener la boca cerrada, no será la primera vez que me vaya mal sólo por provocar a quien no debía. Con todo sigo viéndolo de manera desafiante, no voy a rendirme y ponerme sumiso sólo para que no me haga daño –gracias por el cumplido- sonrío y le guiño el ojo, seguro se enfadara más de lo que está ahora.

Sólo debo bloquear mi mente, dejar que las cosas pasen, siempre se aburre y me deja cuando ya se cansa, ese hombre no es mi padre aunque me mire con el mismo desprecio, no va a hacerme más daño del que ya me hicieron antes.
-Sí escucho y entendí todo lo que dijiste. Por eso hablo- yo también comienzo a molestarme, detesto que me hablen como si fuera un idiota, ya tengo bien metido en la cabeza que lo soy pero duele que me lo remarquen una y otra vez –Así que sólo soy una distracción- niego con la cabeza y un tono bastante irónico – ¿Quieres decir que sólo tuve la mala suerte de toparme en tu camino, habría dado igual quien fuera esa distracción?- alzo una ceja al escuchar familia, esa palabra para mí es tabú –La familia no se pierde, si se pierde es que nunca fue familia- yo no considero a mi familia una familia, estamos unidos por sangre y obligación, pero al final no somos más que desconocidos, yo sólo soy un intruso que mantienen por interés.
-Sí ya lo sabes ¿por qué insistes? Sólo acepta las cosas como son- aferrarse a una esperanza es estúpido, sólo busca un pretexto para decir no fue mi culpa, todos son igual.

No me vi venir ese desenlace, es la primera vez que veo algo así en la vida real, aunque en las películas es normal ver algo como esto no logra proyectar la impresión real. Mi cuerpo tiembla de manera instintiva, y algunas arcadas me hacen encorvar un poco, es la primera vez que veo a alguien morir y ese sujeto lo ha matado con tanta frialdad. Después de un rato me calmo, creo que el shock ha sido tan fuerte que las emociones han desaparecido, me siento como si estuviera por completo en blanco.
Cuando el otro me habla, apenas puedo mirarlo a la cara, simplemente no puedo dejar de mirar el cadáver y la sangre brotar, no puedo creer que eso haya sido real –Familia- esa palabra de nuevo, porque lo tienes que mencionar una y otra vez –Claro yo no soy parte de la familia- de nuevo me siento atormentado por mis recuerdos –No te demostró su lealtad arrancando su meñique, así que lo mataste. ¿Y sí sólo lo hubiera hecho por salvar su vida? A fin de cuentas, la gente cuando quiere vivir es capaz de cualquier cosa- para mí un dedo no significa nada, sacrificar una pequeña parte por una ganancia mucho mayor es una buena apuesta.

Lo que más me sorprende es que a pesar de lo que acaba de pasar, esa bestia pareciera volver a convertirse en el humano más gentil, ¿no es estúpido prometer cuidar a la familia, cuando está seguro querrá venganza?
-No me voy a disculpar, sí lo hago sólo sería un cobarde rogando por su vida. Además porque tendría que disculparme, ¿Por cruzar la calle sin precaución? Después de todo si no fuera por eso, yo no estaría aquí- de lo demás que he dicho apenas y recuerdo una parte, siempre hablo sin pensar, no puedo detenerme a reflexionar sobre mis palabras.
-Mi vida está en tus manos, ya lo demostraste- señalo el cadáver –no necesitas pensarlo mucho, ¿Quieres o no quieres?- tal vez morir no sea tan malo. Me quedó pensando ante su suposición, no me importa morir, no tengo nada, Ilkin se fue e Ivan tiene sus propios problemas, él tiene que ver por su propia vida, ya no puedo ser más una carga.

-Ya basta. Estoy cansado que todos me digan que soy estúpido- me levanto de la silla y grito bastante enfadado –soy estúpido, soy estúpido, me lo han dicho desde que tengo uso de razón- no sé si en verdad lo soy o simplemente me lo han dicho tantas veces que en verdad creo que lo soy – si me vas a matar mátame y si no déjame ir- de nuevo lo miró desafiante e intentando acercarme lo más intimidante que puedo, aunque ante él no soy más que una pulga insignificante -en verdad tengo ganas de golpearte- alzó mi puño que enseguida es detenido por uno de los sujetos que lo acompañan.

Tomaría como un gesto muy aquel guiño si no fuera porque es solo un niño, así que me resulta mas gracioso en ese aspecto.
Niego con la cabeza porque definitivamente una persona que escucha y entiende no se comportaría como él, mas bien creo que el es solo alguien que no sabe cerrar la boca sin importa la situación en que se encuentre. Solo me encojo de hombros, porque realmente ni siquiera es divertido discutir con él.
-no, claro que no, tenias que ser tú, tú mismo eres el que te ha traído a este lugar, tú lanzando esa piedra, mas aun, tú amenazándome con dejarme ciego, nadie mas que tú se metería en esta situación- sonrío de medio lado como si estuviera complacido con el resultado que esta teniendo este encuentro.
-nosotros somos familia, porque así lo hemos elegido, respetarnos es mas importante que compartir un código genético. Pero la ambición aveces puede mas que su respeto y cariño por mi- comento mirando de reojo al desmayado en el escritorio.
-siempre hay que dar una oportunidad para el arrepentimiento, aun cuando las personas fallan- este niño no podría entender el cariño que yo profeso por mi clan, el mismo que espero me sea regresado de igual medida o con creces.

El solo no deja de cuestionar lo que aquí ha pasado, supongo que ver a alguien morir no es algo que pasa todos los días, aun así no pensé que pondría la cara que tiene ahora.
-¿crees que sería facil para él regresar a una vida como la tenía antes de perder ese dedo?- pregunto al joven y no puedo evitar mirar el dedo cercenado que yace en el escritorio, es un poco repulsivo, pero se podría decir que soy un poco tradicionalista -ese dedo significaría arrepentimiento para mi, pero para los demás del el clan, para cualquiera que haga negocios con él, sabrían que ya no es una persona en quien se pueda confiar, solo alguien verdaderamente arrepentido acepta la vida que le tocará luego de su muestra de lealtad, si tiene suerte le tomaría años sería lo que le tomaría recuperar el respeto de los demás- comento mirando a Touji que regresa con mi cambio de ropa.

Muevo mi cabeza en negación cuando pregunta porque disculparse.
-por cruzar sin precaución te iba a dar dinero y dejarte en el hospital, por no demostrar ni un mínimo de respeto, esa es la razón, no por temer a perder tu vida, sino por ser una persona tan descortés e imprudente- es como un niño pequeño que no entiende conceptos básicos, supongo que en eso también me recuerda un poco a mi.
-oh yo sé lo que quiero hacer contigo, pero me gusta tomarme mi tiempo- me encojo de hombros sin darle una respuesta aun sobre cual será su final.

Sonrío por su arrebatada reacción, tan colérico y desesperado, tan ansioso por conocer el resultado. Muevo mi mano para que lo vuelvan a sentar.
Comienzo a desabotonar mi camisa para cambiarme. Mi cuerpo me avergüenza cuando se trata de Mia, pero solo porque no quiero que me vea mas como un monstruo, aunque realmente lo soy.
La piel quemada de mi torso queda descubierta, tan asquerosa y deforme, los pocos tatuajes que tenía ahora no son mas que solo unas manchas negras en mi piel, y complementando. Takumi se preocupa mucho porque las heridas que recibo no dejen marca en mi cuerpo, pero yo no entiendo su afán por eso, no es que pueda quedar aun peor. La ultima herida que me hice ya esta bastante sanada, aunque superficialmente sigue luciendo un poco fea, si Jiro la ve seguro se preocupará.
-yo una vez estuve en una situación similar a la tuya- comienzo a quitarme los guantes que dejan al descubierto las mismas quemaduras que tengo en el torso -yo era un mocoso que se metió con quien no debía, aunque lo mío fue por robar, como resultado fui amedrentado, golpeado, humillado por la persona a quien le robé, y seguí mirándole de manera retadora. Yo no tenía nada por lo que vivir, así que la muerte no daba miedo en esos momentos, ¿tienes una razón para querer vivir? ¿una aunque sea pequeña?- le pregunto, mientras hablaba he terminado de cambiar las prendas., tal vez los guantes no era tan necesario porque son unos guantes negros de piel, pero por los residuos de sangre, no quiero terminar manchando la ropa limpia.

Aunque no bajo la mirada la desvío un poco de vez en cuando buscando probables rutas de huida, que aunque es una actitud cobarde y en el fondo me engaño pensando que podré escapar, aunque tal vez sea un escape de mi vida. Voy a arrepentirme estoy seguro pero no daré marcha atrás, no está en mí el retroceder cuando he dado un paso al frente aunque signifique perder lo más importante.
-¿Así que es mi culpa?... Siempre es mi culpa- sonrío de lado –mi mayor error fue haber nacido, todo lo demás es ganancia- desvío mi mirada al costado del hombre, mirando sobre su hombro a la nada –Arroje la piedra porque…- intento explicar mis razones, sin embargo no tengo ninguna, sólo quería desquitarme de esa persona que casi me atropella, sólo respondiendo a la ira que siempre domina mi juicio – ¿Tomaste enserio mi amenaza? Sí fuera capaz de hacerlo lo habría hecho desde ese momento. No comprendo como un tipo como tú puede tomar tan enserio las palabras de alguien como yo- trató de minimizar mis acciones comparadas con lo que él podría llegar a hacer.
-O por que no han tenido otra alternativa- le digo con una sonrisa burlona -¿Cariño?, ¿Respeto?- lo miró con detenimiento, no puedo creer que en un lugar como este y con una persona como la que tengo enfrente pueda existir algo como eso, yo más bien usaría miedo y lealtad para describirlo –Si los lazos de sangre no significan nada cuando alguien quiere satisfacer sus propios deseos e intereses no veo porque alguien que no comporte más que un frágil ideal iba a ser fiel y leal- no confío en las personas, y no diré que yo soy diferente, al final soy igual que todos.
-No hay tal cosa como el arrepentimiento, arrepentirse no vuelve las cosas atrás, simplemente hay que asumir la responsabilidad de nuestros actos y cargar con las consecuencias- le digo con un tono serio y apático –además no crees que una persona sería capaz de decir cualquier cosa en una situación de vida o muerte. Nada te garantiza que no lo volvería a intentar-

-Desconozco tus reglas o como viven ustedes, el meñique es un dedo casi inútil, me preocuparía más perder el pulgar o el índice- finjo no saber y entender el significado, sólo quiero hacerlo rabiar un poco más, me gusta como su mirada parece encenderse cuando lo hace.
-Eso debió pensarlo antes de hacer lo que hizo- dirijo mi vista al cadáver y el charco de sangre a su alrededor, realmente es repugnante, un escalofrío recorre mi cuerpo por un momento –Las personas son crueles estés donde estés, no importa el motivo siempre encontraran el pretexto para juzgar o desconfiar…. Aunque quizás tengas razón, yo tampoco confiaría en alguien que tiene una bandera de traidor a la vista – tal vez en ese mundo la muerte sea una mejor alternativa a una vida de deshonra.

Me muerdo los labios como intentando contener la risa, los adultos son tan dramáticos a veces –Disculpa mi falta de educación, y gracias por tus buenas intenciones, pero no necesitaba ir a un hospital- no me gusta ir a esos lugares, siempre hacen preguntas, odio que indaguen sobre mí vida como si en verdad pudieran resolver algo, no van a cambiar mi pasado ni mi presente y mucho menos me darán un mejor futuro, me escucharan y me dejarán ir con un montón de palabras vacías que no harán más que hacerme sentir más miserable.
De nuevo mi mirada se centra en él, soy demasiado impaciente –Haz lo que vas a hacer. Odio esperar- me cruzo de brazos, si me va a matar que me mate de una vez.

Lo sabía, no podría ni acercarme a ese tipo pero al menos lo intente. Cuando comienza a quitarse la camisa no puedo evitar fijarme en todas esas cicatrices en su cuerpo, lo que me causa un inesperado sentimiento de empatía, aunque seguro las razones de las marcas en nuestra piel son diferentes, cada una de ellas representa una lección que jamás podremos olvidar, y que cada vez que cometamos un error seremos castigados. Por otro lado es triste ver que un hombre tan guapo tenga la piel tan maltratada, una lástima, pero da lo mismo jamás estaré con él de cualquier forma. Cuando noto que las quemaduras incluso se extienden sobre sus manos, abro la boca en señal de sorpresa, apunto de preguntar que las causo pero al final sólo dejo que el silencio exprese lo que siento.
-¿Tú?- no puedo imaginarlo, después de todo siempre he escuchado que nunca llegaré lejos con mi actitud y forma de ser. Cierro los ojos cuando me dice todo lo que tuvo que pasar por sólo intentar robar a alguien, yo pasó por eso cada vez que veo a mi padre y sólo por haber hecho que la mujer a la que tanto amaba se fuera de su lado, ese ha sido el delito que he tenido que pagar desde que tengo memoria –No tengo- respondo directo a su pregunta –mi única razón me dejo y yo tuve la culpa y a la otra que podría serlo no quiero atarla- por más que lo pienso no tengo motivos por los cuales aferrarme a la vida, no tengo sueños ni aspiraciones, sólo vivo por vivir –Sabes, tengo una costilla rota y todas las heridas y golpes que vez me los propino mi padre hace unos días, sólo porque me parezco a mi madre- le cuento sin entrar en mayor detalle, y sin definir la razón de mis palabras.

-todos somos culpables de nuestras acciones- comento con simplicidad, pero lo que dice él me molesta, porque la culpa de su nacimiento no es suya, sino de su madre, igual que mi nacimiento fue culpa de la mía, en ese entonces yo no tenía control de nada, ¿pero importa? yo ni siquiera conocí a mis padres.
-toda amenaza debe ser tomada en serio - en realidad el me recuerda mucho a mi mismo, creo que por eso solo no lo he matado aun.
-un ideal, una idea tiene mucho mas peso y valor que la sangre- escupo con recelo, yo no se lo que es hacer algo por alguien de tu misma sangre, yo fui abandonado, desechado como basura, ¿por que me importaría alguien tan asqueroso como mi familia? sus actos hablan mas que su sangre.
-lo hay, siempre habrá arrepentimiento y justo cargar con el peso de nuestros errores es la manera de pagar por ello. El arrepentimiento no nos libera de lo que hicimos, nos tiene que enseñar a ser mas inteligentes- mis palabras tal vez no alcancen a este niño, pero al menos quiero intentarlo. Supongo que solo soy un emocional después de todo.

-que alivio, entonces su perdida no te afectará tanto- comento con una sonrisa de medio lado, bien podría solo acercarme y reventar sus dedos con una bala, y la idea se siente un poco tentadora -si, debió pensarlo antes- solo le doy la razón.
Solo asiento porque así es, nadie confía en un traidor, pero si yo le he concedido una segunda oportunidad, nadie me lo cuestiona. Pero en el clan, no existe una sola persona que haya perdido mas de un dedo, por el simple detalle de que a la segunda falta mueren.

El solo es tan necio, que cae en lo absurdo y desagradable, pero si es alguien a quien no le importa morir, entonces no tiene sentido solo matarle, eso es aburrido. Seguro Takumi lograría quebrar su espíritu con esos juegos psicológicos que siempre usa. Por algo tiene a una niña perdidamente enamorada de él que acepta que la golpee si eso lo hace feliz.
-si tanto odias esperar, creo que con mas razón me tomaré mi tiempo- yo no soy ni la mitad de perverso y cruel que lo es mi amigo. Siempre lo vía matar animales, o quemar cosas, pero yo nunca deseaba participar, hasta que un día cansado y lleno de odio comencé a hacerlo. Nunca lo disfruté, pero luego de hacerlo encontraba un poco de paz. Así que yo adopté muchas de las costumbres de mi amigo.

-¿yo?- pregunto pero parece que no hay mas palabras, solo ese "¿tú?" -entonces tienes dos, las circunstancias del como o porque no importan, tienes dos razones- son mas de las que yo tenía en aquel entonces, ni siquiera Takumi era una razón para mi, sabía que mi muerte no le afectaría a mi amigo. De ahí en fuera, no tenía nada -así que tu padre es el que te hace esto- comento con enojo y paso mi mano por mi nuca en la cual siento toda la tensión por esas palabras -entonces creo que a quien debería matar no es a ti- comento molesto, tomando mi arma para guardarla -me caes bien niño, me recuerdas un poco a mi mismo- comento sacando una tarjeta con mi número -y ya que no me dejaste ciego en el auto, te debo una, así que llámame cuando lo necesites- le sonrío, la verdad desearía ir a hacer a su madre lo mismo que le ha hecho a él, pero creo que esa venganza le corresponder al pequeño y no se la voy a arrebatar. Y solo me dispongo a caminar para salir del lugar.

No quiero escuchar más sermones, suficiente con escuchar los sermones de los maestros todos los días como para tener que soportar a un tipo que ni siquiera sé cómo se llama.
-Tienes razón, aunque no todos cargan con sus culpas, a veces las culpas deben ser tomadas por alguien más- yo no tengo la culpa de las decisiones que tomaron mis padres y sin embargo soy yo ahora el que paga las consecuencias de sus actos.
-Supongo que siendo lo que eres, debes ser precavido- no sé qué tan  alto sea el rango del sujeto pero supongo que debe ser uno alto por la forma en que los otros lo obedecen y por la cara de terror que tenía el otro tipo antes de morir.
-Quieres decir que todos persiguen el mismo ideal… eso suena interesante- no preguntó directamente sobre si en verdad son de la mafia, sin embargo cada vez lo tengo más claro que así es, me sorprende que puedan mantener un grupo tan unido y organizado, tal vez tenga razón y en verdad existan lazos más poderosos que los de la sangre.

-Yo no niego que haya arrepentimiento, es simplemente que no le veo sentido a mortificarnos por ello- lo aseguro, aunque aun me arrepiento de provocar mi separación de Ilkin, de no haberlo escuchado, de no haberle confiado mis preocupaciones –aprender de nuestros errores… no quiero vivir de arrepentimientos- niego varías veces, no soporto el dolor de recordar a mi ex novio. Esta charla se me está volviendo tediosa, me recuerda cosas que no quiero recordar –cómo sea el ya no tendrá oportunidad de ser más listo- digo con sarcasmo, tal vez es mi forma de soportar el trauma que acabo de pasar.

-No te atreverías a…- me quedó callado, si lo amenazo se dará cuenta de lo que realmente me importan –no tengo nada ni a nadie, no tengo nada que perder- si se mete conmigo está bien pero si les hace daño aunque me cueste la vida, acabaré con este sujeto –Lastima por él- suelto un suspiro, ahora me doy cuenta que yo podría encontrarme en la misma situación algún día, y aunque yo no traicionaría a nadie, el defecto de hablar de más va a acabarme algún día.

Odio la incertidumbre de no saber qué pasará, entre más tiempo pasa el miedo comienza a dominar y no quiero que me vea temblar, estoy seguro que prefiero morir que seguir viviendo y no quiero arrepentirme de la decisión que he tomado –Hazlo, me molesta y estoy seguro que a ti también- intento provocarlo de nuevo.

-Nada- me niego a decirlo y agacho la mirada por primera vez en todo este rato –No sé si pudiera considerarlas razones… quizás estén mejor sin mí- un nudo se forma en mi garganta, seguro los dos podrían ser más felices siguiendo con sus vidas sin que les cause tantos problemas, robando su atención y distrayéndolos de sus propios problemas. Un escalofrío recorre mi espalda cuando el otro pregunta –sí- asiento con voz débil, creo que he hablado de más – ¿de qué hablas?- entendí perfectamente a lo que se refiere, pero no quiero que lo mate, si alguien lo hará ese debo de ser yo.
Su declaración me toma por sorpresa y sin darme cuenta que mi corazón se ha acelerado y mi rostro se ha puesto rojo, comienzo a titubear nervioso – ¿es… enserio?- para mí es muy significativo, eso quiere decir que puedo llegar a ser más que un estúpido indeseable en la vida. Recibo la tarjeta y leo su nombre, al fin lo conozco –gracias- no sé porque agradezco, si por no haberme matado o por ofrecerme su apoyo.

Estoy por dejarlo ir pero entonces y sin saber porque, alcanzó el brazo del hombre y lo sujeto por un momento antes de que los otros tipos me devuelvan a mi lugar y me indiquen que no puedo tocar a su jefe –llévame contigo- le pido sin antes razonar en mis palabras –quiero…- entonces me quedo callado, siento el rostro tan caliente y me siento tan nervioso, tal vez me voy a desmayar de nuevo –no quiero volver a casa- susurro, aunque me desprecie al menos lo habré intentado.

-mm ahora que lo pienso hay personas que pueden no cargar con culpa y arrepentimiento, conozco a alguien así- sonrío al recordar a mi amigo. No puedo asegurarlo, pero el realmente no siente remordimiento por nada. Habría matado al hombre que yo maté, pero el no habría ofrecido nada para su familia, ni una pizca de bondad y remordimiento por la perdida de esa vida. Yo en cambio me siento traicionado por lo que hizo, le tenía aprecio, y matarlo no me ha hecho feliz, pero siendo quien soy no puedo darme el lujo de ir perdonando a las personas, mucho menos en faltas tan serias como esta lo fue.
Sonrío de medio lado como dándole la razón a que tomo todas las amenas como algo serio. Aunque si, hay bastante verdad en eso, incluso hasta unos "buenos" deseos pueden ser una amenaza.
-elijo con cuidado a mi familia, aunque aveces puedo fallar, pero aun así sigo creyendo en ellos- sonrio a mis chicos y ellos me corresponden, los quiero, y se que ellos a mi, por eso no me gusta que nuestro clan sea tan grande como otros, no quiero aceptar a cualquiera, no quiero ensuciar mi familia con la admisión de personas que no crean en lo que somos y lo que hacemos. No soy tonto, desde que era un simple adoptado, noté la devoción que profesaban los integrantes del clan, hacia nuestro oyabun, esa misma devoción y entrega es la que busco en los míos, los tres hombres que están ahora aquí, darían la vida por mi, irían a prisión si se los pido.

-aprender de los errores no quiere decir vivir con arrepentimiento, ¿imaginas la clase de vida pesada que tendría?- me río un poco por eso, porque la vida que llevo hace que muchas veces sea un poco insensible cuando se trata de personas ajenas al clan, pero alguien de la familia, siempre será una perdida, pero no me arrepiento de haberlo matado -aprender de los errores no es vivir mortificado, ¿si no cometemos errores como aprenderemos? pero hay errores de los que ya sabes el resultado, como una traición, sabes lo que puede pasar y aun así lo haces, eso te vuelve estúpido y muy seguramente un cadáver- me río por lo que dice del muerto y solo asiento.

-yo me atrevería a muchas cosas- le aclaro, aunque no creo que sea necesario, el ya debería saberlo -nada que perder, eso esta bien, hace las cosas mas simples, un poco aburridas pero mas simples- ¿realmente no tiene nada? yo no tenía nada, ni familia, ni amigos, mi único amigo es alguien que para entonces no sentía gran afecto por mi, aun no se si lo siente o solo es la costumbre.

Hago un sonido con mi boca mientras niego con la cabeza.
-soy una persona muy paciente cuando me interesa serlo- le anuncio con una sonrisa, pero la verdad esque aunque el me ha hecho molestar un poco, no es realmente importante, si me hiciera enojar de verdad, poco me importaría haberlo matado en el mismo auto. Solo sigo pensando que hay algo en él que me hace sentir nostálgico.

-lo son, claro que lo son, ya sea que sea parte de tu vida o no, aun si sabes que no puedes tenerlas, son una razon- mi adorada Mía, ella es mi mundo, pero tengo que dejarla ir para que sea feliz.
El hecho de que su padre lo golpee me hace sentir enojado, odio eso, porque si, ahora me siento mas identificado, aunque en mi caso existía el abuso sexual al punto que los golpes eran algo insignificante.
-si- le digo y sonrío cuando escucho ese gracias de su parte, es una persona dulce en el fondo.

Siento como me detiene y luego lo que me dice me hace sonreír de nuevo.
-vamos entonces- digo retomando mis pasos -¿como te llamas?- pregunto para por fin conocerlo un poco. Touji nos sigue, y llegamos al auto y subo esperando a que él suba por el otro lado -he aceptado que vengas conmigo, pero dime, ¿solo quieres que te cuide unos días mientras te recuperas o quieres ser parte de mi familia?- pregunto de manera directa mientras tomo mi tableta para mirar de nuevo aquella hoja llena de número.